
Diari de les idees 32
30 octubre 2020
Ideas de actualidad
Este nuevo número del Diari de les idees aparece en unos días especialmente convulsos marcados por la virulencia de la segunda ola del coronavirus y por la inminencia de la elección presidencial estadounidense. El estado del mundo y de nuestras sociedades en los próximos años y quizás de las próximas décadas, estarán muy condicionadas por la gestión de la pandemia y también por el resultado de las elecciones en EEUU. Una pandemia que ha provocado nuevos confinamientos generales en muchos lugares de Europa como en Francia y en Irlanda o confinamientos perimetrales, en el caso de Catalunya. Asimismo, el efecto de las elecciones estadounidenses impactará directamente en la evolución de las democracias liberales en todo el mundo y tendrá una especial incidencia en la manera de afrontar los grandes retos globales y geopolíticos.
Afrontamos, pues, los nuevos embates de una emergencia sanitaria que Raffaele Ventura define desde las páginas del observatorio Le Grand Continent como una enfermedad de la civilización que ha atacado los puntos más débiles de nuestra sociedad con una precisión casi quirúrgica. El coronavirus ha encontrado la mejor manera de propagarse y provocar una recesión mundial, quiebras en cadena, paro masivo y consecuencias políticas imprevisibles. Ventura también cuestiona como una sociedad preparada para el riesgo y dependiente de un ecosistema tecnológico avanzado ha afrontado la imprevisibilidad que el coronavirus plantea a nuestra civilización formada por una densa red de conexiones aéreas que transportan patógenos en poco tiempo de un extremo al otro del planeta. A medida que el número de muertos fue aumentando a lo largo de la primavera, muchos países tomaron medidas radicales para controlar la propagación de la COVID-19. Los gobiernos decretaron emergencias nacionales, restricciones a las libertades y desplazamientos y la prohibición de la interacción social. Anwar Mhajne y Crystal Whetstone consideran en Foreign Policy que estas respuestas, por muy necesarias que fueran desde la perspectiva de la salud, han permitido a los políticos socavar la democracia y los derechos humanos. Efectivamente, en muchos lugares la lucha contra la pandemia se ha utilizado para justificar políticas de vigilancia y evitar medidas de check-and-balance. Así, estados no democráticos como China han utilizado la pandemia para justificar la intensificación de la represión de los derechos humanos y de las libertades civiles, mientras que los países democráticos han adoptado medidas de emergencia que en algunos casos han sido cuestionadas o incluso revocadas por los tribunales. Respecto del papel de los estados en la gestión del nuevo coronavirus, Thomas J. Bollyki destaca en Foreign Affairs la importancia en las sociedades libres y democráticas de la confianza que se establezca entre el gobierno y la ciudadanía con el fin de asegurar una máxima eficacia de las medidas decretadas. En efecto, la mala gestión gubernamental o la pérdida de confianza de los ciudadanos conlleva el peligro de que las sociedades democráticas desconfíen de sus gobiernos cuando aparezca la siguiente pandemia, que inevitablemente nos golpeará tarde o temprano.
Las elecciones presidenciales estadounidenses son el próximo martes y el consejo editorial del New York Times dedica un extenso dosier de opinión donde toma partido de manera clara por uno de los candidatos. Los analistas encargados coinciden en considerar estos comicios como la mayor amenaza a la democracia americana desde la Segunda Guerra Mundial. Acusan directamente al presidente norteamericano de haber abusado del poder de su cargo y de haber negado la legitimidad de sus oponentes políticos, rompiendo las normas que han unido el país durante generaciones. También critican que haya menospreciado el interés público a favor de la rentabilidad de sus negocios e intereses políticos, mostrando a la vez un desprecio nunca visto hacia las vidas y libertades de los estadounidenses. El consejo editorial también denuncia su racismo y su xenofobia y critica la destrucción del consenso nacido después de la II Guerra Mundial, un sistema de alianzas que costó muchas vidas establecer y mantener. El artículo concluye afirmando que Trump es un hombre sin integridad que ha violado repetidamente su juramento de preservar, proteger y defender la Constitución de los Estados Unidos. En definitiva, un hombre indigno del cargo que ocupa. La situación es por otra parte tan preocupante que algunos analistas, como Elie Mystal en The Nation ya reclaman la creación de una comisión de la verdad y la reconciliación a fin de reconstruir la sociedad norteamericana tras las elecciones. Esta propuesta ejemplifica hasta qué punto ha llegado la degradación democrática en Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump. Un concepto, el de la Comisión de la verdad, que asociamos a los intentos de restauración democrática tras los abusos de regímenes autoritarios.
Una regresión democrática que se está produciendo en muchos lugares del mundo y que en especial en América Latina Steven Levitsky y María Victoria Murillo denuncian en Le Grand Continent. Las convulsiones políticas y sociales en los países latinoamericanos muestran los límites de las instituciones democráticas para canalizar y gestionar el conflicto político. En último término, la creciente polarización en toda la región y la aparición de protestas sociales no hacen más que aumentar la urgencia de construir en cada país amplios consensos para evitar la tentación de golpes de estado. El éxito en Bolivia del partido del ex presidente Evo Morales frena de momento las expectativas reaccionarias.
Por su parte, Josep Ramoneda analiza en El País la actualidad en clave política española y afirma que el PP no tiene proyecto desde que Aznar se fue. Rajoy aumentó gradualmente la tensión, se eludieron responsabilidades, subrogándose la cuestión catalana a los jueces, y finalmente abandonó el Parlamento por la puerta trasera con la moción de censura. Esto ha comportado la articulación de una estrategia de la confrontación que casi siempre es expresión de la impotencia y de la ley del mínimo esfuerzo. Interpela que en plena crisis sanitaria, económica y social algunos actores políticos huyan cualquier responsabilidad en la solución de los problemas simplemente con el objetivo de desgastar al adversario. Una situación general que José María Lassalle también critica en las páginas del mismo diario afirmando que en estas primeras dos décadas de siglo XXI el balance de España como país está siendo decepcionante. Ahora que la historia nos ha puesto a todos ante el reto colectivo de gestionar una auténtica calamidad pública España está fallando tanto a nivel político, como institucional y social. También alerta de que, si no se rectifica a tiempo, esta situación puede derivar en un auténtico colapso nacional. Además, denuncia como España ha sido incapaz de sanear su historia y de realizar de un esfuerzo sincero de reconciliación democrática. También en clave española, Nicolás Sesma profundiza en la revista CTXT en las estrategias propagandísticas de la derecha populista, estableciendo un paralelismo entre el antiguo fascismo con la actual política de Vox, ahora que ha creado su particular think tank, Fundación Disenso, desde la que quieren luchar contra lo que llaman la “tiranía progre”. Sin embargo, a pesar de la poca sustancia ideológica de los movimientos populistas, Sesma alerta de que el mayor error que podría cometer la izquierda sería menospreciarlos desde una cierta superioridad moral: lo hizo en los años treinta y los resultados son de todos conocidos.
Un conjunto de situaciones y de factores que, tanto desde el punto de vista internacional y europeo como español y catalán, continúan poniendo en peligro la democracia. Desde las páginas de Social Europe Birgit Sippel nos recuerda que ahora que la Comisión Europea y el Parlamento Europeo han presentado sus propuestas sobre la democracia, el estado de derecho y los derechos fundamentales. el debate no sólo debería tener lugar como un intercambio entre instituciones y expertos. Una preocupación democrática compartida por Ilán Bizberg en Le Grand Continent donde afirma que la actual crisis sanitaria que sufre la humanidad no debe impedirnos pensar qué queremos y cómo saldremos del problema. A pesar de los sacrificios muy significativos que esta pandemia nos exigirá a todos, no hay duda de que la humanidad sobrevivirá. Pero, ¿de qué manera? Antes de la pandemia se citaban la insatisfacción de los ciudadanos con su democracia, el aumento de los movimientos populistas, el miedo a los otros para mostrar las similitudes entre nuestro mundo actual y el que Stefan Zweig describía en su autobiografía, El mundo de ayer. Unos peligros para la democracia que The Economist enmarca dentro de un contexto dibujado por la importancia de las redes sociales en la creación de estados de opinión, de narrativas y su influencia sobre la libertad de expresión. En efecto, las redes sociales son tan centrales en la propagación de noticias y de opiniones que se han convertido en las nuevas ágoras, llenas de bots y deep fakes. Publicaciones que parecen realistas pero que difunden mentiras sobre personajes públicos hacen que el trabajo de desinformación sea cada vez más barata y fácil. No obstante, y siempre que no haya incitación a la violencia, el artículo considera que no se debería bloquear el discurso político en las redes, porque los defectos de los políticos se exponen mejor mediante argumentos que generan debate que no en el silencio de la censura. Una libertad de expresión que se ha visto golpeada a raíz del asesinato de un profesor en Francia por haber mostrado caricaturas de Mahoma dentro del marco, precisamente, de una clase sobre la libertad de expresión. Kenan Malik defiende esta libertad desde las páginas de The Guardian como un bien de valor incalculable. También denuncia la falta de voluntad de los políticos liberales para defender los principios básicos, su disposición a traicionar los progresistas que viven en las comunidades minoritarias, lo que no hace más que alentar a los reaccionarios, tanto dentro de las comunidades musulmanas como fuera de ellas. En último término, en una sociedad plural, buena parte de lo que decimos puede resultar ofensivo para los demás. Pero si queremos una sociedad plural tenemos que defender la libertad de ofender.
Desde el punto de vista de la economía, Veronica Nilsson destaca la importancia del diálogo social en las páginas de Social Europe. En este sentido, el informe de Global Deal 2020, “Diálogo social, habilidades y COVID-19”, que acaba de publicarse, documenta ampliamente como el diálogo social ha demostrado ser una herramienta clave para hacer frente a los daños causados por la pandemia en los mercados laborales y muestra cómo podemos prepararnos mejor para los cambios en el mundo laboral post-pandémico. El diálogo social ha tenido un papel central en los acuerdos que se han tomado evitar que el bloqueo repentino de partes importantes de nuestras economías se tradujera en una crisis aún más grave. En varios países, se firmaron acuerdos mediante los cuales las empresas se abstuvieron de despedir a los trabajadores, los sindicatos aceptaron la reducción de la jornada laboral y salarios mensuales más bajos mientras que los gobiernos intervinieron económicamente para compensar parte de la diferencia del salario inicial. Así pues, el diálogo social sobre esquemas de trabajo de corta duración actuó como un interruptor de la crisis, evitando la destrucción masiva de puestos de trabajo y otros efectos negativos sobre la demanda agregada, lo que sin duda habría profundizado la crisis.
La revista Politico presenta el primer capítulo de su guía para entender el Green Deal Europeo, que define como uno de los mayores esfuerzos legislativos en la historia de la Unión Europea. El Acuerdo es un proyecto radical para hacer que la Unión, la segunda mayor economía del mundo, deje de emitir gases de efecto invernadero y consiga la neutralidad climática en 2050. Representa el éxito de científicos, y defensores del movimiento ecologista que han luchado durante décadas para situar el calentamiento global como una prioridad política. La guía enumera todos los ámbitos de acción, entre los que destacan la agricultura, la energía renovable y la economía circular, en la que la maquinaria burocrática de Bruselas está trabajando. Los autores también señalan que es imprescindible la labor de organizaciones independientes para controlar el proceso que no puede dejarse íntegramente a manos de las élites políticas. Siguiendo con el cambio climático y la sostenibilidad, el artículo de Sergi Picazo a El Crític alerta de que la crisis de la COVID-19 es un buen ensayo general para el colapso que vendrá. Se nota ya el ruido de fondo de una ola mucho más potente y profunda y, no se puede descartar un final de la sociedad moderna, capitalista e industrial actual causado por una multiplicación de colapsos: un colapso climático que conlleva más sequías, más calor y problemas agrarios; un colapso económico y financiero, con la insolvencia de los estados y la desaparición de los ahorros de la inmensa mayoría de la población; un colapso comercial, con un dinero devaluado o escaso; un colapso político, con gobiernos deslegitimados y revueltas constantes, y, finalmente, un colapso sociocultural, con el aumento de la percepción de que no se puede esperar nada del resto de personas ni de las instituciones.
Para acabar, Dipayan Ghosh y Loully Saney señalan en Foreign Policy que la pandemia de coronavirus no ha hecho más que aumentar la importancia de la regulación en Internet. La COVID-19 ha acelerado la transición hacia una economía virtual: el trabajo y la escuela se han ido realizando cada vez más en línea; los servicios de telesalud se han ampliado; las compras en línea se han disparado; han proliferado las aplicaciones para la entrega de productos y comida, actividad física y reuniones sociales. Cada una de estas tendencias ya estaba en marcha antes de la pandemia, pero los confinamientos provocados por la enfermedad las han acelerado. ¿Hasta qué punto esto cambiará nuestra forma de vida? ¿Cómo será la nueva normalidad? Las respuestas pueden ser diversas, pero a corto plazo es evidente que las personas intercambian cada vez más información en línea y comparten más información personal con varias empresas, proveedores de seguros médicos, empresarios, escuelas y otras redes. Y todo esto ocurre en las plataformas en línea no reguladas. A medida pues que la comunicación digital es cada vez más un servicio fundamental del que depende la sociedad, los consumidores y los ciudadanos deberían preguntarse quién tiene acceso a nuestra información y cómo se utiliza. Lo complementa el artículo de Jared Cohen y Richard Fontaine en Foreign Affairs donde exploran las vías de cooperación digital para construir un mundo de tecnodemocracias. En principio, Internet tenía que tender puentes y erradicar los sistemas políticos autoritarios, pero en el transcurso de la última década el desarrollo tecnológico acelerado también ha ido acompañado de usos iliberales en China, en Corea del Norte, en Venezuela, en Rusia … Al mismo tiempo, las democracias liberales democrático han desaprovechado lnternet como herramienta para limitar de manera coordinada el crecimiento de las tendencias autocráticas. En este sentido destaca la creación del T-12, un grupo de tecnodemocracias formado por Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, el Reino Unido, y un nivel por debajo, Australia, Canadá, Corea del Sur, Finlandia, Suecia, el India e Israel, Una alianza que pretende liderar la competición geopolítica contra los poderes autocráticos, con China a la cabeza.
Política internacional y globalización
The Rise of the COVID Dictatorships
A mesura que el nombre de morts de la pandèmia va anar augmentant al llarg de la primavera, molts països van prendre mesures radicals per controlar la propagació de la COVID-19. Els governs van instituir emergències nacionals i prohibicions de desplaçaments, i van prohibir grans reunions. Aquestes respostes, per molt necessàries que fossin des de la perspectiva de la salut, han permès als polítics soscavar la democràcia i els drets humans. La pandèmia s’ha utilitzat per justificar polítiques de vigilància i evitar mesures de check-and-balance, alguns de les quals han estat instaurades amb l’aprovació d’una ciutadania reunida al voltant de la bandera. Tot i això, aquest tipus de polítiques també han provocat resistència als Estats Units, Israel, Polònia, Hongria i Xina, i la qüestió és quant de temps l’efecte de concentració al voltant de la bandera mitigarà la ira. La pandèmia va crear oportunitats per als líders polítics per reforçar el seu poder mitjançant mesures d’emergència destinades a controlar la propagació del virus. Així, estats no democràtics com la Xina han utilitzat la pandèmia per justificar la intensificació de la repressió dels drets humans i les llibertats civils. I fins i tot països democràtics com Israel i els Estats Units han utilitzat aquestes mesures d’emergència per dur a terme accions no democràtiques.
The U.N. Has a Diversity Problem
Per a a molta gent arreu del món, les Nacions Unides estan associades des de fa temps amb les lluites per la igualtat de drets i la justícia racial, degut a la seva tasca duta a terme durant l’era de la descolonització, així com al seu suport al moviment nord-americà pels drets civils i la lluita contra l’apartheid a Sud-Àfrica. Però actualment l’ONU es troba confrontada a unes crítiques creixents per la seva manca de foment de la igualtat en les seves pròpies files, especialment pel que a la contractació de personal procedent de països en vies de desenvolupament per als llocs més ben remunerats i prestigiosos. Amb els seus 193 estats membres, l’ONU és una de les institucions més diverses del món, però és un fet indiscutible que els occidentals estan sobrerepresentats en els càrrecs de comandament de la principal organització de governança mundial. Els càlculs de la pròpia ONU revelen que molts països europeus, com ara el Regne Unit, França, Itàlia i Espanya, estan sobrerepresentats. Per a les persones procedents de països en vies de desenvolupament, hi ha nombrosos llocs de treball disponibles en zones de conflicte com la República Democràtica del Congo o Mali. Però els llocs de treball més ben remunerats i amb més prestigi a les seus de Ginebra i Nova York estan ocupats de manera desproporcionada per occidentals.
Fmi e Onu rottamano le teorie liberiste
Clericetti observa en aquest article com les principals teories econòmiques liberals, que han dominat l’imaginari econòmic des de finals dels anys 70, estan trontollant a causa de la situació actual de l’economia. Les institucions internacionals que s’encarregaven de difondre aquestes teories s’han vist obligades a canviar les seves receptes. L’FMI —temple de l’ortodòxia fins el 2008—ha publicat el “Fiscal Monitor”, un document on defensa, de manera insòlita, propostes com l’increment de la despesa pública i l’impuls de la transició ecològica. L’informe UNCTAD —l’organisme de l’ONU que s’ocupa del comerç— ha proposat una estratègia per la superació de l’emergència actual totalment contrària a la que es va adoptar durant la crisi del 2008. En aquest informe es critiquen les polítiques d’austeritat i s’insisteix en les desigualtats que aquestes han causat, es critica la desregulació financera i es fan altres propostes que, fins fa poc, haurien estat menyspreades i haurien quedat aixafades sota les teories econòmiques dominants. Tot i així, Clericetti recorda que “les idees equivocades són difícils de desterrar quan serveixen per justificar els privilegis de les classes dominants” i adverteix que podria ser que aquesta nova tendència acabi sent desestimada quan passi l’emergència i es tornin a adoptar les receptes econòmiques tradicionals.
Fighting a Pandemic Requires Trust
Davant d’un virus nou i contagiós, per al qual no hi ha un tractament eficaç i contra el qual les persones no tenen immunitat preexistent, l’única manera perquè els governs protegeixin eficaçment els seus ciutadans és convèncer-los perquè prenguin les mesures necessàries per protegir-se. Especialment en el cas de societats lliures i democràtiques, l’èxit d’aquestes mesures depèn de la confiança que s’estableixi entre el govern i la ciutadania. Alguns líders no han copsat la importància de tenir un govern en el qual els ciutadans puguin confiar i aquest fracàs ha contribuït a les grans diferències existents pel que fa a la gestió de la pandèmia. A la vegada, això també comporta el perill que els ciutadans encara confien menys en els seus governs quan aparegui la següent pandèmia, inevitablement ens colpejarà tard o d’hora.
End Our National Crisis. The Case Against Donald Trump
Les eleccions presidencials americanes ja són imminents i el consell editorial del New York Times hi dedica un extens dossier d’opinió on pren partit de manera clara per un dels candidats. Els analistes encarregats del dossier coincideixen en considerar aquests comicis com la major amenaça a la democràcia americana des de la Segona Guerra Mundial. L’acusen directament d’haver abusat del poder del seu càrrec i d’haver negat la legitimitat dels seus oponents polítics, fent miques les normes que han unit el país durant generacions. També critiquen que hagi menystingut l’interès públic a favor de la rendibilitat dels seus negocis i interessos polítics, tot mostrant a la vegada un menyspreu mai no vist per a les vides i llibertats dels nord-americans. El consell editorial també denuncia el seu racisme i la seva xenofòbia i critica la destrucció del consens nascut després de la II Guerra Mundial, un sistema d’aliances que va costar moltes vides establir i mantenir. L’article conclou afirmant que Trump és un home sense integritat que ha violat repetidament el seu jurament de preservar, protegir i defensar la Constitució dels Estats Units. En definitiva, un home indigne del càrrec que ocupa.
The World Leaders Who Want Trump to Win
Les enemistats de Donald Trump al món de la política, economia, de les celebritats i altres àmbits són múltiples. Tanmateix, Yasmeen Serhan aprofundeix a The Atlantic en els líders mundials que volen una segon mandat de Trump. El país ha abandonat tractats internacionals i institucions globals, mentre que el magnat ha trobat punts en comú amb polítics populistes i il·liberals que volen, com ell, incrementar el seu propi poder. El principal és Jair Bolsonaro, president del Brasil, conegut com “el Trump tropical”, que segueix la mateixa estratègia comunicativa que l’homòleg nord-americà, crítics ambdós de les minories del país. Ambdues nacions han consolidat aliances: tot i que les comercials encara no s’han materialitzat, formen un front comú contra l’Europa occidental. Tot i els pendents beneficis tangibles per al Brasil, aquesta relació aporta popularitat per a Bolsonaro, qui ha expressat el seu suport a la reelecció de Trump. L’altre líder reforçat d’una hipotètica victòria electoral del Partit Republicà és Viktor Orbán, primer ministre d’Hongria. La seva tendència autoritària, evident en el deteriorament que ha provocat en l’imperi de la llei, les institucions democràtiques i la llibertat de premsa. Trump l’ha elogiat constantment, i aquest és un suport clau per a Orbán, tenint en compte les discrepàncies que desperta a la Unió Europea i les anteriors administracions dels Estats Units. Orbán “es veu com un precursor de Trump”. El primer ministre de l’Índia, Narendra Modi, té similars prioritats nacionals a les de Trump: seguretat, defensa i preocupació pel creixent poder de la Xina. A l’Índia valoren molt el suport polític provinent dels Estats Units, i Modi ha vist en Trump una personalitat de rellevància mundial que no condemna, com si va fer l’administració Obama, la forta violència entre musulmans i hindús, alhora que Trump ignora la seva agenda nacionalista hindú. Per últim, el president de les Filipines és un altre líder que desitja la seva reelecció. La victòria de Biden “podria suposar un canvi en la manera com Duterte tracta les violacions de drets humans i la llibertat de premsa a les Filipines”.
Trump’s Foreign-Policy Adventures Haven’t All Flopped
Robbie Gramer recorda a Foreign Policy els nervis que hi havia estesos arreu del món sobre la política exterior de Donald Trump el 2016, quan va ser escollit president. El món temia que els EUA abandonessin l’OTAN, comencessin una guerra amb Corea del Nord o enderroqués el sistema comercial internacional. Tanmateix, gairebé un lustre després, cal considerar els èxits en la seva política exterior en tres dimensions: grans victòries, victòries partidistes i victòries tecnocràtiques. En primer lloc, el món acadèmic valora que l’administració Trump hagi girat els seus aparells de seguretat nacional de l’Orient Mitjà a la Xina, “la major amenaça als EUA les properes dècades, en una era de competició renovada de grans potències”. Els Estats Units estan preparats per competir amb el ràpid desenvolupament tecnològic de la Xina, segons Gramer. A més, l’actual administració ha normalitzat les relacions amb els Emirats Àrabs Units i Bahrain, erigint “l’alba del nou Orient Mitjà”, segons la Casa Blanca. Gramer es fa ressò també de l’assassinat del líder de l’Estat Islàmic. La segona vessant de l’èxit exterior és partidista: va complir la seva promesa de retirar-se de l’acord nuclear amb Iran. Alguns experts conservadors en política exterior en van discrepar, però valoren la coherència de la seva administració en retirar-se de tractats d’armes de l’era de la Guerra Freda, uns acords que al seu parer paralitzaven l’habilitat dels EUA de contrarestar poders com la Xina o Rússia. No obstant això, la presidència de Trump també ha suposat la retirada d’organitzacions com l’Organització Mundial de la Salut, el Consell de Drets Humans de la ONU i la UNESCO. Finalment, Gramer recorre les victòries en clau tecnocràtica. Trump ha fet avenços significatius en burocràcia, i convé destacar especialment les noves sancions per lluitar contra el terrorisme i l’àgil resposta a la repatriació d’americans per la pandèmia del coronavirus. Tot i aquests èxits, Gramer recorda els fracassos de la seva política exterior, també: el punt mort en les negociacions de desnuclearització amb Corea del Nord, l’endarrerit pla de pau a Israel i Palestina, la inacció envers el canvi climàtic i les promeses incomplertes de retirar les tropes militar de l’Orient Mitjà i Afganistan. Però entre els errors, destaca la gestió de la pandèmia: Gramer es fa ressò d’unes declaracions que afirmen que “la crisi de la COVID-19 és la primera crisi internacional després de la Segona Guerra Mundial en què no hi ha hagut cap mena de lideratge nord-americà”.
The Overblown Alarmism About a Trump Coup
Walter Shapiro es fa ressò a The New Republic de “l’exagerat alarmisme sobre el cop d’Estat de Trump” als mitjans de comunicació i la societat estatunidenca. La possibilitat que Trump no accepti la victòria electoral de Joe Biden és latent, ja que el món acadèmic de la llei electoral adverteix que “les condicions per a una crisi constitucional estan llestes. El Congrés, les corts o fins i tot el poder militar podria determinar el vencedor”. Alhora, un altre perill latent és que el vot per correu sigui majoritàriament demòcrata, mentre que el vot en persona sigui predominantment republicà i Trump es declari president atorgant legitimitat al vot físic. La carta que pretén jugar l’actual president és anunciar la victòria electoral tan bon punt es coneguin els resultats del vot als col·legis electorals, sense esperar al recompte dels vots per correu i dels particulars “vots en absència”, que s’han de coordinar amb altres estats. Trump pretén sigui com sigui evitar que es considerin aquestes dues vessants del vot en estats com Florida o Arizona, on un suport a Biden impulsat pels vots per correu i vots en absència impossibilitarien una segona presidència de Trump. Shapiro, no obstant aquest risc, confia que cap estat serà colorejat prematurament de vermell, el color del Partit Republicà. Opta per aparcar l’alarmisme i confiar en la força jurídica de la Dotzena Esmena i la llei federal de recompte de vots de 1887. Shapiro sentencia, contundent: “Aquesta fantasmagoria de pors sobre unes eleccions robades és més que una finestra cap a la fràgil ment dels demòcrates oprimits. S’utilitza com una inoportuna distracció”, tot plantejant el debat al voltant del repte que suposa per a la democràcia”.
We’re Going to Need a Truth and Reconciliation Commission to Recover From Trump
“Necessitarem una comissió de veritat i reconciliació per recuperar-nos de Trump”. És la frase amb què titula Elie Mystel el seu article a The Nation. Una idea que exemplifica a la perfecció la degradació democràtica dels Estats Units sota la presidència de Donald Trump. Tanmateix, la gènesi d’aquesta erosió no és republicana, sinó demòcrata: Mystel critica Obama per rebutjar durant la seva presidència processar els funcionaris de l’administració Bush que van participar en detencions il·legals i tortures. Va ser una violació de drets humans que ha establert un mal precedent, ja que “molts dels aparells legals que van fer possible la tortura encara exerceixen poder avui dia”. L’autor fa referència a la peça que va publicar Jill Lepore a The Washington Post, en què sosté que Trump no hauria de ser investigat per crims davant un hipotètic govern de Biden, sinó que la història hauria de ser el seu jutge. El professor confia en el periodisme d’investigació i en el poder judicial, però Mystel li recorda que com totes les institucions democràtiques, aquestes han sigut trepitjades i menyspreades i, per tant, seran incapaces de garantir un rendiment de comptes de la política de Trump. Vist aquest panorama institucional, l’autor opta per crear una comissió de veritat i conciliació, d’utilitzar el poder polític per exigir el rendiment de comptes a l’administració Trump, ja que les institucions responsables han fracassat en el seu intent. “Després dels desastres, hem d’enviar experts a examinar-los no per venjança, sinó per fer que la gent se senti segura un altre cop”, argumenta Mystel, que defensa que la degradació democràtica és un mal endèmic, nacional, i cal erradicar-lo fixant un precedent. No es tracta de competència política, sinó de respectar l’imperi de la llei, al seu parer, i d’exigir el rendiment de comptes per la desatenció en relació a la COVID-19 als estats governats pel Partit Demòcrata, per la violació de dones immigrants als camps de concentració per part d’agents del govern americà, etc. Mystel adverteix que aquell fou un error que Biden, aleshores vicepresident d’Obama, no pot repetir si surt elegit president.
La supremacía blanca ha sido una idea estable y duradera en la historia de Estados Unidos
En aquesta entrevista Andrew Marantz, periodista de la revista The New Yorker, parla del sobre el nacionalisme blanc als EUA i la seva relació amb les xarxes socials, i afirma que la supremacia blanca ha estat una idea estable i duradora en la història dels Estats Units. En tant que expert sobre les xarxes socials argumenta que és difícil explicar la història dels que estan guanyant a les xarxes socials sense pensar en qui en són els guardians. Així que cal explicar la història de com la gent que va fundar les xarxes socials entre 2004 i 2005, la gent que va fundar Facebook, Reddit i Twitter, tenien una ideologia que deia: “El mercat de les idees és com el mercat econòmic, i per això es regularà sol, només s’ha de crear més llibertat”. Però això és una fantasia en l’economia, i a les xarxes socials també. Els sistemes no es regulen a si mateixos, res és purament neutral. Marantz conclou que el problema de fons és que aquestes xarxes socials estan fonamentalment construïdes per maximitzar l’atenció de les persones, i el temps que aquestes passen a les xarxes socials, i això no ha canviat. La forma en què els algoritmes maximitzen l’atenció de les persones és fent-les sentir indignades, o amb por, o amb emocions positives també, però és sobretot a través de la manipulació emocional.
Can We Trust the Polls?
Sue Alpern recorda al seu article a The New Yorker que a la campanya electoral de 2016 les enquestes assenyalaven com a futura presidenta a Hillary Clinton i, a més, de manera folgada sobre el republicà Donald Trump. Alpern argumenta que les enquestes són simples “fotos preses en un moment particular. No són predictives, perquè cadascuna té biaixos de subjectivitat segons l’enquestador”. Cada enquesta segueix un propi model segons quines són les cohorts demogràfiques que més probablement votaran. Així, és comú deixar fora de l’enquesta a la població rural, d’altres vegades al jovent, de vegades només contesten les persones que votaran el partit que s’espera guanyador, etc. La victòria de Trump va demostrar la fal·libilitat de les enquestes. Els votants que van optar per la formació republicana a l’últim minut, els esforços de Trump perquè la població negra dels estats en disputa s’abstingués, la gent amb menor nivell educatiu que generalment mai vota… tots aquests fenòmens escapen al radar d’una enquesta. L’autora afirma que les enquestes nacionals són ‘enganyoses’, alhora que argüeix que “una manera millor de valorar la probabilitat d’un candidat és observar les enquestes als estats on hi ha batalla de votants –als ‘toss-up states’, on la carrera es determinarà en darrera instància”. Alpern, doncs, es fa ressò de la proposta d’Andrew Mercer, investigador sènior del Pew Research Center, que consisteix en duplicar el marge d’error, del 3 al 6%, per així capturar l’ampli ventall d’errors que van cometre les enquestes de 2016. També valora la innovadora estratègia d’AdVictory, una empresa d’anàlisi de dades que utilitza les xarxes socials per obtenir una major comprensió en temps real de les tendències polítiques. Hi ha diverses empreses i plataformes que combinen les anàlisis online i qualitatives, una tendència que està deixant endarrerida les enquestes tradicionals. Tot i aquestes propostes i doblar el marge d’error, les dades de les enquestes podrien estar equivocades: el context de la pandèmia, les incertes votacions per correu i els ‘toss-up states’ auguren un resultat imprevisible.
Le retour de la tentation totalitaire en Amérique Latine
L’article planteja que els cops d’estat contra els governs populistes, més enllà dels dèficits democràtics que s’hi puguin detectar, tendeixen a agreujar l’efecte de polarització i, per consegüent, dificulten sempre la construcció de millors sistemes democràtics. Com ho han demostrat els esdeveniments dels darrers mesos a Bolívia i que finalment han comportat la victòria del partit de l’expresident Evo Morales, les convulsions polítiques i socials als països llatinoamericans mostren els límits de la capacitat de les institucions democràtiques per canalitzar el conflicte polític i el risc de temptació militar. En darrer terme, la creixent polarització a tota la regió i l’aparició de protestes socials no fan més que augmentar la urgència de construir en cada país amplis consensos per tal d’evitar la temptació de cops militars.
The Bolivian left’s election win is a positive sign, but it inherits a dire situation
Des de les pàgines de The Guardian l’autor analitza en clau positiva la victòria aclaparadora de Luis Arce del MAS a les eleccions de Bolívia tot i que considera que el país encara necessita recursos importants per contenir ela pandèmia de COVID-19. Afirma que la principal raó de la victòria del MAS rau en la popularitat de les seves polítiques. Van ser aquestes polítiques i el seu contrast amb el règim actual –més que no pas una fidelitat irracional cap a Evo Morales, com sovint implica la dreta– les que han fet que Arce guanyi les eleccions. Un dels factors més notables és que la quasi nacionalització de la indústria del gas natural durant el primer any de Morales va augmentar dràsticament els ingressos estatals. Les inversions públiques i les polítiques de xarxa de seguretat resultants van reduir la pobresa del 60% al 35%. Tot i que el MAS “socialista” mai no va intentar substituir el capitalisme pel socialisme, les seves polítiques fiscals progressistes van millorar la vida de milions de persones. Ara un dels principals reptes del nou president serà d’abordar les contradiccions de les polítiques anteriors. Per exemple, malgrat les seves credencials progressistes, el MAS no ha treballat per deslligar l’economia de la seva històrica dependència dels minerals, els combustibles fòssils i els monocultius agrícoles, amb tots els impactes ambientals negatius que això comporta. El partit també ha de cultivar nous lideratges i aportacions des de la base, que van ser una de les principals debilitats de la presidència d’Evo Morales.
Catalunya, España, Europa
Josep Lluís Trapero, l'home que va concentrar les contradiccions del Procés
En aquesta tribuna publicada al diari Ara s’argumenta que Josep Lluís Trapero és l’home que ha concentrat en ell mateix totes les contradiccions del Procés sobiranista. Trapero es va trobar entre dos focs i va topar amb el fet que l’Estat profund no practica la clemència quan es tracta de la unitat d’Espanya. De fet, Trapero va actuar amb el que podríem definir com a “lleialtat federal” en un Estat que no ho és. Tampoc li perdonaven que hagués convertit els Mossos en una policia de primer nivell internacional arran de la gestió dels atemptats del 17-A. Però aquest mateix Trapero va ser el que es va posar a disposició de la Fiscalia el dia 26 d’octubre i el que va ordenar que es preparés un pla per detenir Puigdemont i el seu Govern. L’independentisme no n’ha acabat de fer un diagnòstic comú sobre la seva persona, tot i que la majoria ha acabat per acceptar que no podia haver fet una altra cosa. I el major s’ha convertit en el millor símbol de l’arbitrarietat judicial espanyola. Ara només falta veure si les autoritats catalanes sabran estar a l’altura i valorar l’home que, segons la sentència, només va intentar fer bé la seva feina en una situació molt complicada.
L’estratègia de la confrontació
Josep Ramoneda analitza l’actualitat en clau política espanyola i afirma que el PP no té projecte des que Aznar va plegar. Rajoy va anar pujant la tensió gradualment i se’n va anar eludint responsabilitats, subrogant la qüestió catalana als jutges, i abandonant el Parlament per la porta del darrere amb la moció de censura. I en democràcia, l’estratègia de la confrontació és gairebé sempre una expressió de la impotència. La confrontació també és la llei del mínim esforç. Simplement es tracta de convertir en escàndol qualsevol decisió de l’adversari. Però, contribueix realment al benestar de la societat? En plena crisi sanitària, econòmica i social és justificat defugir qualsevol responsabilitat en la solució dels problemes per desgastar l’adversari?
Rectificació sense ofendre
L’autor considera que el moment d’aggiornamento silenciós de part del nacionalisme català és una dada rellevant. És des de tots els punt de vista necessari que aquest moment vagi acompanyat d’una política espanyola que entengui que la humiliació i el rèdit polític de ficar-se amb la política catalana són del tot miops i de cap manera ajuden a reconduir una crisi que, tot i anomenar-se catalana, ha arribat a tenir la capacitat d’injectar altes dosis d’inestabilitat en la política espanyola. En la cerca d’una política que aturés aquesta dinàmica delirant va anar la posició del nacionalisme català i basc en la moció de censura de maig del 2018. Però no n’hi va haver prou perquè aviat els partidaris del “com pitjor va, millor” van intervenir. Conclou que la radicalitat a Catalunya avui consisteix a superar l’antipolítica i l’activisme il·lús que han fet descarrilar el prestigi de les nostres institucions d’autogovern. És possible recuperar el temps perdut. A Catalunya es votarà diferent que a les eleccions del desembre del 2017 convocades a l’empara de l’article 155 de la Constitució.
Estado aluminoso y nación dividida
En aquest article crític sobre la situació espanyola, Lassalle argumenta que Espanya està donant la mesura de si mateixa ja ben entrat el segle XXI i el balanç està sent decebedor. Assenyala que la història ens ha posat per desgràcia davant del repte col·lectiu de gestionar una autèntica calamitat pública i, més enllà d’honroses excepcions com els sanitaris, docents i Forces Armades i de seguretat, estem fallant com a país, tant a nivell polític, com institucional i social. Considera que el desenllaç és frustrant. Tant que tornem a la casella de sortida de la centenària anormalitat històrica si comparem amb el que s’ha fet i es fa a la majoria dels països del nostre entorn europeu. Una cosa sobre el que van discutir generacions d’intel·lectuals en el passat i que, si no rectifiquem a temps, pot posar les bases d’un autèntic col·lapse nacional. Perquè mai s’ha procedit realment a afrontar un procés de sanejament de la història d’Espanya a partir d’un esforç sincer de reconciliació democràtica, el que explica els nombrosos desencontres que ara es produeixen.
L’Estat i nosaltres
Esculies considera que tot i que pugui semblar evident la correlació inversa entre poder estatal i llibertat, en un moment com l’actual no ho és tant. La llibertat per a les persones que viuen en societat, que a Europa són la majoria, no és un atribut individual sinó relacionat amb i dependent dels altres, des de la parella i els amics fins als desconeguts. La llibertat per fer tot el que imaginem i enyorem quan mirem enrere aquests dies és, en primer lloc, el resultat de la capacitat de l’Estat de generar certesa i autoritat a través de les lleis i normes que el sustenten i organitzen. Tot i que fins ara hagi sigut molt dur i a l’espera del que pot arribar, amb importants afectacions per a l’economia, el suport i la fortalesa dels nostres estats europeus, de les seves estructures subestatals i de la col·laboració entre ells –no el contrari– són la millor garantia per recuperar la quotidianitat ara limitada. Tan sols quan permetem amb els nostres vots que el pilotin ineptes, xerraires o patrioters tenim possibilitats de veure amenaçades les seves regles i arquitectura. I, llavors sí, convertir en probables les elucubracions dels malastrucs de la ciència-ficció i perdre la llibertat que tenim gràcies a l’Estat.
Fascismo aristocrático
Nicolás Sesma aprofundeix a la Revista CTXT en les estratègies propagandístiques de la dreta populista, “que s’inspira en els moviments feixistes durant la crisi dels anys 30”. Un primer i evident tret distintiu és la seva oposició a les elits globalistes, mentre ells representen la gent normal i corrent. També acostumen a criticar la “dreta covarda” per perdre la guerra cultural i no defensar els valors tradicionals. I aquest tipus de missatges genèrics són els que van portar a la victòria a Donald Trump, que va saber interpel·lar i mobilitzar la classe mitjana blanca que, alhora, està sobrerrepresentada per la legislació electoral. Vox fa ús d’aquestes consignes, que surten del laboratori de Steve Bannon, exassessor de Trump, i s’emmiralla també en partits populistes exitosos com el Front Nacional Francés. Tanmateix, l’èxit també depèn de “l’adaptació d’aquests flashos doctrinals al país”. Sesma fa referència al feixisme espanyol també: sosté que per al líder de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, era difícil presentar-se com a revolucionari antisistema, ja que disposava d’un títol nobiliari i el seu pare havia estat dictador. José Antonio i Sir Oswald Mosley, l’homòleg britànic, tenien el mateix problema: ambdós havien gaudit d’educació universitària. Per això, Sesma titlla la seva ideologia com a ‘feixisme aristocràtic’, incapaços d’obtenir un suficient suport popular. Hitler i Mussolini, en canvi, tenien un halo d’autenticitat: van començar les seves carreres des de baix. L’autor estableix un paral·lelisme del pretèrit feixisme aristocràtic amb l’actual política de Vox, que té una ideologia en certs aspectes diferenciada del feixisme clàssic. No obstant això, s’hi vol apropar, i per a això ha creat el seu particular think tank Fundación Disenso, en què es presenten com “herois que neden a contracorrent de la tirania progre”. No obstant la seva poca credibilitat, Sesma alerta que “el major error que podria cometre el conjunt de l’esquerra seria menysprear aquestes plataformes. Ho van fer als anys trenta i els resultats van ser catastròfics”.
Europe’s leaders rated on their coronavirus response
Ara que pràcticament tot el continent ha d’afrontar la segona onada de COVID-19 amb un augment exponencial i molt preocupant de les taxes de contagi, la revista Politico ha decidit que era hora de fer un balanç de quins han estat els resultats de la classe política fins ara. Quines polítiques han funcionat i quines no? L’autor avisa que aquest rànquing, tot i que ha tingut en compte les estadístiques sobre la malaltia, no ha estat sotmès als rigors de la peer review, ni es basa en cap criteri del Centre Europeu de Prevenció i Control de Malalties o de la Universitat Johns Hopkins. És una mirada política, principalment subjectiva, sobre el bo, el dolent i el lleig…
Covid-19 : résister à la deuxième vague européenne
En la seva editorial, el diari Le Monde destaca que, amb l’arribada de la tardor, l’amenaça d’una segona onada de la COVID-19 s’ha materialitzat. Europa és el seu nou epicentre i aquesta vegada cap país no sembla estalvi. Europa central, que va escapar en gran mesura del flagell a la primavera, està sent molt afectada, i fins i tot Alemanya veu com augmenta la circulació del virus. Després de prioritzar deliberadament la salut per sobre de l’economia durant la primera onada, els governs intenten ara trobar un equilibri més subtil entre mesures sanitàries prou efectives per frenar la contaminació i la necessitat de preservar al màxim l’activitat econòmica. Per evitar els confinaments generals, han afinat les mesures de restricció segons els territoris, les indústries i els calendaris. Un altre factor més important ara que durant la primera onada és el de l’acceptació de les mesures per part d’una població cansada després de tants mesos de profunds danys econòmics i socials. Finalment, també destaca que la coordinació sanitària entre els estats membres de la UE segueix sent insuficient. Fins i tot si la salut continua sent una competència nacional, queda molt per fer per harmonitzar els criteris de detecció, quarantena i condicions de circulació dins de la UE. Per resistir aquesta segona onada junts, podem fer-ho millor i hem de fer-ho millor.
Europe wants ‘strategic autonomy’ — it just has to decide what that means
L’autonomia estratègica és l’últim gran eslògan de la UE, el seu lema per impulsar el bloc cap a un increment de l’autosuficiència i impulsar la seva pròpia indústria arran de la pandèmia del coronavirus. Però abans poder-la implementar, els líders de la UE han de posar-se d’acord sobre què significa exactament. “La independència estratègica d’Europa és el nostre nou projecte comú per a aquest segle”, va dir al mes de setembre el president del Consell Europeu, Charles Michel. En resposta a les preocupacions generades pel fet que aquest impuls podria debilitar l’ortodòxia del lliure comerç, Michel va afegir que l’autonomia no significa proteccionisme. Però no tothom està convençut. L’eslògan ha provocat un gran enrenou entre els caps d’Estat i de govern de la UE, que després d’uns acalorats debats a principis d’octubre van admetre que “l’autonomia estratègica” és un objectiu clau del bloc, alhora que mantenir una economia oberta. El que significa autonomia estratègica a la pràctica continua sent boirós en el millor dels casos, i la seva ambigüitat permet als governs nacionals de projectar les seves esperances i pors en el concepte. Per a la Comissió Europea, l’autonomia estratègica engloba una sèrie d’iniciatives, inclosos els instruments de defensa comercial més exigents, com ara una taxa a la frontera per a la importació d’emissions intensives i un mecanisme per controlar els destinataris de subvencions estatals estrangeres. Un altre component és un impuls per augmentar la independència de la indústria de la UE des de principis actius per a medicaments fins a matèries primeres per a bateries.
Evaluating democracy, the rule of law and fundamental rights in the EU
Des de Social Europe, l’autora afirma que actualment a Europa hi ha moltes discussions sobre la democràcia, l’estat de dret i els drets fonamentals. La Comissió Europea i el Parlament Europeu han presentat les seves propostes, sobre què s’ha d’examinar, en quin marc i per qui. Però per entendre del que es tracta, afirma que primer s’ha de considerar més de prop el concepte d’‘estat de dret’. El terme anglès sembla clarament expressat: les lleis estableixen allò que és permès i el que no. Aquesta és una definició que li convé especialment al primer ministre hongarès, Viktor Orbán, i al líder del partit polonès de la Llei i la Justícia, Jarosław Kaczyzński. Afirmen, doncs, que existeixen lleis hongareses o poloneses adequades per a tot allò que el Parlament Europeu i la Comissió, el Consell d’Europa i de fet molts jutges, advocats i ciutadans dels seus propis països critiquen. En realitat, aquesta definició queda curta. En el sentit estret, podria aplicar-se a moltes autocràcies i dictadures, que poques vegades no tenen lleis explícites de discriminació, exclusió i persecució. Per tant, el debat sobre les normes universals no només hauria de tenir lloc com a intercanvi entre institucions i experts, sinó que hauria d’arribar al màxim nombre de persones possible i demostrar el que significa la democràcia, l’estat de dret i els drets fonamentals —i la seva restricció— per a les persones i la cohesió social. La Conferència prevista sobre el futur d’Europa en podria ser un element important. La democràcia, l’estat de dret i els drets fonamentals són fonaments indispensables, com ho són també altres qüestions urgents sobre el futur.
Democracia, diversidad y cultura
Le Covid-19 a transformé les régimes polítiques
En aquesta època de pandèmia mundial i mentre molts sistemes intenten sobreviure, la vella qüestió de quina és la millor forma de govern torna a estar damunt la taula. L’autor afirma que l’actual crisi sanitària que pateix la humanitat no ens ha d’impedir pensar què volem i com en sortirem. Tot i els sacrificis molt significatius que aquesta pandèmia ens exigirà a tots, no hi ha dubte que la humanitat sobreviurà. Però, de quina manera? Abans de la pandèmia, la insatisfacció dels ciutadans amb la seva democràcia, l’augment dels moviments populistes, la por als altres es van citar com a prova de les similituds entre el nostres món actual i el que Stefan Zweig descrivia a la seva autobiografia, El món d’ahir. Però el coronavirus va aparèixer de sobte i, ara han sorgit dues noves distòpies, dos móns que no s’assemblen als d’ahir però que tenen tot a veure amb els futurs mons descrits per Orwell i Huxley. És dins d’aquest marc conceptual, doncs, que l’article parla de les formes de govern que van sorgir en el passat, de com han sortit enfortides o afeblides arran de l’estat d’emergència sanitàries actual i de quines són les alternatives. A tall de conclusió l’autor argumenta que els governs democràtics, basats en la veritat, l’autoritat i l’empatia, així com en una cultura democràtica i cívica, han fet un excel·lent treball de preservació de la vida, la democràcia i la llibertat, i surten de la crisi probablement aureolats d’un major prestigi. Que es confirmi o no aquesta impressió dependrà dels següents passos i de com afrontin la crisi econòmica que s’està produint al món.
El poderoso encanto de la impotència
En aquesta tribuna, Innerarity afirma que si fos veritat que els polítics només busquen el poder, tindrien més facilitat en aconseguir acords; no estaríem encallats en aquesta polarització improductiva. La seva hipòtesi és que la causa que els costi tant arribar a acords és que estan més còmodes administrant la impotència que el poder. Si realment busquessin el poder, és a dir, la transformació de la societat, la renovació de les institucions, l’ampliació de la legitimitat, no tindrien tantes dificultats en posar-se d’acord. Si hi ha tants actors polítics incapaços d’arribar als acords necessaris per transformar la societat és perquè han descobert que resulta molt més confortable gestionar la intransigència que la cessió. Perquè administrar la impotència exigeix menys de gestionar el poder, és a dir, aquest poder limitat i pactat, que és l’únic realment disponible en una societat democràtica. És més fàcil comunicar als propis seguidors la impotència que el poder, és a dir, que els adversaris no ens deixen fer res que fer-los saber que hem aconseguit poc i , per tant, que hem renunciat a molt. En darrer terme, potser aquesta hipòtesi serveixi per explicar la possible connexió entre polarització i estancament de la vida política.
How to deal with free speech on social media
The Economist analitza la importància de les xarxes socials en la creació d’estats d’opinió, de narratives i la seva influència sobre la llibertat d’expressió. En efecte, les xarxes socials han esdevingut tan centrals en la propagació de notícies i d’opinions que s’han convertit en les noves àgores, les noves places del poble. Si hom formar part de la conversa, no té més remei que ser a les xarxes socials per saber de què es parla. Aquesta influència creixent sobre els usuaris també té una altra implicació per a la veritat i la decència. Per vendre més anuncis, els algoritmes de les empreses tecnològiques envien notícies i publicacions que creuen que cridaran l’atenció. Polítics cínics, estafadors i extremistes aprofiten aquest biaix cap a la viralització per difondre mentides i odi. Bots i deep fakes, publicacions que semblen realistes però que difonen mentides sobre personatges públics fan que la feina de desinformació sigui cada vegada més barata i fàcil. Quan les societats es divideixen i la frontera entre el discurs privat i el discurs polític es difumina, les decisions d’intervenció causen controvèrsia. Mentre no hi hagi incitació a la violència, les empreses tecnològiques no haurien de bloquejar el discurs polític, perquè els defectes dels polítics s’exposen millor mitjançant arguments sorollosos que no pas en el silenci de la censura.
The freedom to offend is a priceless commodity
Arran de l’assassinat d’un professor de secundària a Franca per haver mostrat caricatures de Mahoma dins del marc d’una classe sobre la llibertat d’expressió, Kenan Malik insisteix en la necessitat de reafirmar el compromís amb la llibertat d’expressió i la llibertat d’ofendre. El que s’anomena “ofensa a una comunitat” sol amagar una lluita que es produeix al si de les comunitats. En efecte, hi ha centenars de milers de persones, dins de les comunitats musulmanes occidentals i dels països de majoria musulmana d’arreu, que desafien idees i institucions reaccionàries de base religiosa: escriptors, dibuixants, activistes polítics, que diàriament arrisquen la vida enfrontant-se a les lleis de blasfèmia, que lluiten per la igualtat de drets i per les llibertats democràtiques. La manca de voluntat dels polítics liberals per defensar els principis bàsics, la seva disposició a trair els progressistes de les comunitats minoritàries, no fa més que fomentar els reaccionaris, tant dins de les comunitats musulmanes com fora d’elles. En darrer terme, en una societat plural, bona part del que diem pot resultar ofensiu per als altres. Si volem una societat plural, doncs, hem de defensar la llibertat d’ofendre.
Varios escenarios pospandémicos y casi ninguno es bueno
Ens enfrontem a la major crisi des del final de la Segona Guerra Mundial. Ens amenaça una gran depressió, similar o més profunda que la del 1929, que esclatarà en tota la seva cruesa a la primavera o tardor de 2021. Entrem, doncs, en una època perillosa en què s’han multiplicat els líders i els discursos xenòfobs. Dins d’aquest context, Lobo planteja diferents escenaris possibles de cara al futur post-COVID-19. Considera que en el millor dels casos hi haurà una nova Guerra Freda, aquest cop entre els EUA i la Xina, que donarà pas a un món més inestable i insegur, sense els instruments de contenció creats el 1945, destruïts per l’unilateralisme de Trump. D’altra banda, la postpandemia també pot potenciar un món multipolar transitori en què es multiplicaran les guerres regionals, com la que ara lliuren per delegació Rússia i Turquia a Nagorno Karabakh.Al seu parer n’hi haurà més: a les guerres pel control del petroli i dels minerals estratègics s’afegiran les guerres pel control de l’aigua. D’altra banda, el món postpandèmic dependrà del grau de devastació econòmica ja que la profunditat de la crisi donarà ressò als discursos simplistes i a les solucions autoritàries. Entre tantes possibilitats negatives, Lobo també assenyala un factor positiu que podria ser el Green New Deal com a catalitzador l’economia i reductor de l’amenaça de catàstrofe climàtica.
Le Covid-19 : maladie de la civilisation
En aquest llarg assaig l’autor es planteja com una societat preparada per al risc i dependent d’un ecosistema tecnològic ha afrontat la imprevisibilitat de la paradoxa que el coronavirus planteja a la nostra civilització. El món del segle XX està format per una densa xarxa de connexions aèries que transporten patògens en poc temps d’un extrem a l’altre del planeta. En aquest sentit, els experts han subestimat la capacitat del sistema tecnològic per poder funcionar com a factor de transmissió i com a amplificador de risc. Avui en dia, un simple microorganisme mai no hauria estat capaç de causar tan impacte sense explotar la infraestructura que el sistema de salut posava a la seva disposició. Ventura considera que la COVID-19, autèntica “malaltia de la civilització”, ha atacat els punts més febles de la nostra societat amb una precisió gairebé quirúrgica, trobant la millor manera de propagar-se i provocar la recessió mundial, provocant fallides en cadena, atur massiu i conseqüències polítiques imprevisibles. En definitiva, el sistema tecnològic produeix persones i experts que depenen de la tecnologia. En produir sempre nous riscos, el sistema continua reproduint la necessitat d’una classe dominant competent que ens protegeixi d’aquests riscos.
Have we reached peak patriotism?
Stephen Brown es pregunta a Politico si és el patriotisme el que ha de guiar la presa de decisions polítiques. Si a la pràctica el patriotisme fos l’amor pel país, és evident que totes les elits polítiques haurien de seguir-lo. Tanmateix, Brown adverteix que simples eslògans patriotes i conductes bel·ligerants no frenen la propagació del coronavirus. És una pràctica que l’autor atribueix al primer ministre del Regne Unit, Boris Johnson, que preguntat per les raons de la millor resposta al virus d’Alemanya i Itàlia, va respondre: “El nostre és un país que estima la llibertat”. És precisament per aquest creixent patriotisme en el discurs de Johnson que se’l vincula amb Donald Trump. Brown es fa ressò del punt de vista de Gerard Jan De Groot, historiador d’Amèrica i el Regne Unit, que afirma que “populistes com Trump i Johnson són incompetents a l’hora d’afrontar crisis”. De Groot, com a conseqüència de la tendència del populisme, considera que “podríem tendir a una reavaluació del patriotisme, o almenys un menor nivell a la política”. És una opinió estesa arreu del Vell Continent, especialment a l’Europa occidental, on politòlegs i periodistes fan una crida a una renovació dels valors patriòtics. Alhora, el patriotisme ha esdevingut un nou eix de la batalla entre la dreta i l’esquerra, tal com exemplifiquen els ‘Tories’ i el Partit Laborista al Regne Unit. Convé destacar el xoc entre el patriotisme i el nacionalisme. No només tenen definicions difuses, sinó que varien entre països i la pròpia batalla ideològica entre partits de dreta i esquerra. Al parer de Brown, és cert que el fals patriotisme es pot utilitzar per tapar els errors polítics, però també ho és que l’absència de patriotisme pot portar a la desesperança de la població i la inèrcia política. Ho exemplifica en un article d’un estudiant de Harvard de 19 anys en justificació de les recents protestes: és conscient que el patriotisme nord-americà “no pot solucionar els problemes ni abolir la injustícia. Però sense el patriotisme, perdrem Amèrica”.
La responsabilidad de los intelectuales. Comisarios, ‘apparátchiki’ y disidentes
Noam Chomsky es remunta a la fi de la Segona Guerra Mundial per observar a qui hem de considerar intel·lectuals. Mentre aquest grup privilegiat del món occidental menyspreava els refugiats alemanys, els soldats de l’exèrcit vencedor reconeixien la humanitat de les víctimes. Així, Chomsky raona que els intel·lectuals tenen dues alternatives: “seguir la senda de la integritat o adoptar passivament les convencions instituïdes per les estructures d’autoritat”. Així arribem a una dicotomia: d’una banda, comissaris i apparátchiki, d’altra banda, dissidents. Hi ha una extensa llista de cèlebres dissidents, però Chomsky a referència als sis intel·lectuals llatinoamericans, sacerdots jesuïtes, assassinats brutalment per forces salvadorenyes per instrucció militar de l’exèrcit nord-americà. Aquest exemple no és una excepció, sinó la norma, ja que des de 1960 fins la caiguda soviètica el 1990, les xifres de presos i dissidents polítics a l’Amèrica del Sud van superar de manera folgada les registrades a la Unió Soviètica. El món intel·lectual, amb el suport dels mitjans de comunicació que segueixen el “model de propaganda”, acostuma a silenciar o fer una gran difusió de cada crim segons l’interès polític de l’autoritat en qüestió. El silenci mediàtic sobre crims en estats satèl·lits és una pràctica comú al govern dels Estats Units. Lògicament hi ha un espectre polític d’intel·lectuals estatunidencs que s’oposen a aquests crims contra dissidents i també es van mostrar contraris a la guerra de Vietnam. Fins i tot, el clima d’opinió majoritari considerava “immoral” la intervenció militar. Tanmateix, fent un símil amb els soldats, els enquestats no són intel·lectuals, i la maquinària propagandística de l’Estat mana. El conjunt d’intel·lectuals que neden a contracorrent de la presa de decisions de l’Estat són silenciats, ignorats o perseguits, perquè els experts són “intel·lectuals tecnocràtics y políticament pragmàtics”, segons el discurs liberal de centreesquerra. Finalment, Chomsky es fa ressò de les paraules de Dwight Macdonald, polític i periodista estatunidenc: “Què meravellosa és la capacitat de poder veure el que hi ha just al davant i tenir la honradesa d’explicar-ho tal com és”.
QAnon goes European
Mark Scott explora a Politico la darrera exportació dels Estats Units que ha creuat l’Atlàntic: QAnon, una teoria de la conspiració que mescla una retòrica “antigovern, anti-quarantena i antisemitisme amb la infundada creença d’una extensa xarxa de pedofília a l’elit global”. Alhora, QAnon que denuncia que les elits estatunidenques, anomenades ‘deep state’, pretenen enderrocar el govern de Donald Trump. Està esdevenint un moviment cada cop més present a les xarxes socials i que ja inspira protestes al Vell Continent, com és el cas de les Armilles Grogues a França i els partidaris del Brexit al Regne Unit. La raó de la seva propagació és el coronavirus: Scott es fa ressò d’una afirmació que sustenta que les persones són més proclius a creure en conspiracions quan estan perdent el control de la seva vida, com en l’actualitat, alhora que passen més temps online. La retòrica de QAnon s’usa arreu del món per protestar, tant des de la dreta com l’esquerra política, contra cada govern nacional en qüestió. Especialment, la teoria ha calat amb força en la població que protesta contra el confinament i altres mesures restrictives. La teoria d’origen nord-americà ha adaptat la seva narrativa als esdeveniments globals que han anat succeint, i la pandèmia actual l’ha rellançat a la fama. Un dels països europeus en què ha tingut un gran repunt de seguidors és Alemanya, on l’extrema dreta veu Trump com el salvador de la població teutona, l’alliberador del règim de Merkel, “l’arxienemiga de QAnon”. A França, d’altra banda, també ha calat en les protestes contra la quarantena, més concretament, en el moviment anti-vacuna. Al Regne Unit i els Països Baixos, la retòrica de QAnon també ha inundat les protestes contra el confinament.
Así favorece la pandemia a la extrema derecha
L’epidemiòleg Josep Corbella alerta del que en diuen fatiga pandèmica, el cansament creixent que s’estén entre els ciutadans de les democràcies europees degut a una epidèmia davant de la qual tots els esforços semblen insuficients. Falta, en el més optimista dels escenaris, més de mig any perquè les primeres vacunes arribin en quantitats suficients per immunitzar un ampli sector de la població i començar a recuperar una cosa semblant a la normalitat. Això és una carrera de fons, no un esprint, ja ho sabíem. Però no hem arribat ni a la meitat i ja estem esgotats. Aquesta fatiga no és innòcua. Porta al descontentament, al desànim, a qüestionar mesures que són necessàries però que es perceben com excessives. A un rebuig que no s’associa a cap ideologia ni a cap col·lectiu concret. La fatiga pandèmica crea un descontentament que els partits radicals intenten aprofitar. La solució, si n’hi ha, passa per explicar bé als ciutadans per què es prenen les decisions que es prenen. En ser transparent amb les dades. En recordar que la gran lliçó del mes de març és que hauríem hagut de actuar abans que la situació fos catastròfica. I en fer veure als ciutadans que el que fan té un sentit.
La unión entre gais, un giro libre y valiente del Papa que abre el tema de la progenitoriedad
Arran de les declaracions del Papa Francesc sobre les unions civils entre persones del mateix sexe, l’autor assenyala que el Papa també s’ha arriscat a anar més enllà i a manifestar que les parelles homosexuals han de poder no només defensar legalment el seu vincle, fet generalment acceptat, sinó també tenir dret a una família. Potser el Papa no sàpiga que aquesta frase s’utilitza de manera habitual per demanar el reconeixement del dret a la progenitorietat, és a dir, a aconseguir tenir fills per diferents mitjans. És molt difícil pensar que la seva obertura abasti també aquest punt, tot i que la frase utilitzada sembla ambigua. En efecte, si l’obertura fos completa, es plantejarien problemes enormes perquè aniria en contra d’una moral bioètica que s’ha pronunciat sempre contrària a la fecundació assistida, la inseminació heteròloga,i els ventres de lloguer. Amb aquesta afirmació el papa Francesc s’acosta molt al nucli dels principis no negociables que fins ara havia evitat afrontar obertament, limitant-se a minimitzar la urgència de la seva defensa. De fet, quan es va manifestar sobre aquests assumptes, l’avortament o l’eutanàsia, havia mantingut posicions molt tradicionals. És evident que la nova afirmació suposa un gir en el tractament d’una qüestió èticament delicada, que ha estat sempre objecte de batalles polítiques.
Economía, bienestar e igualdad
The ‘circular economy’—neither safe nor sustainable
El nostre sistema econòmic global no és sostenible: el creixement econòmic continu i el consum sense fi signifiquen que es generin residus en quantitats cada vegada més grans. Els residus enterrats, abocats al mar o convertits en cendres contaminen el medi ambient i generen la necessitat d’extreure més matèries primeres. Per tant, l’autora considera que s’ha de donar la benvinguda als plans de la Unió Europea per avançar cap a una economia circular i, en particular, al seu pla d’acció d’economia circular. En efecte, l’economia circular implica un canvi radical en la manera com s’organitzen la producció i el consum, lluny d’un model lineal de creixement (extreure, fabricar, eliminar) cap a una alternativa sostenible (reciclar, reutilitzar, refer, compartir). D’aquesta manera, els residus es converteixen en un recurs. Això no obstant, com a tal, l’economia circular no deixa de ser una estratègia de creixement verd, i a parer de l’autora el creixement sostenible en verd és una contradicció. Els residus són un tret inherent i inevitable de les economies capitalistes. Però produir i consumir d’acord amb els recursos disponibles del nostre planeta, cal reduir la producció i el consum i, per tant, els residus.
Le retour des asymétries mondiales
Després d’un eclipsi de diverses dècades, les asimetries estructurals han tornat a fer-se patents. En aquesta situació, els economistes han d’aprendre el llenguatge de la geopolítica. Segons Jean-Pisani Ferry, és encara més necessari desenvolupar una Unió geopolítica en un sistema de governança mundial que ha quedat obsolet. Lluny de fomentar l’aparició d’un món més simètric, l’obertura financera i el pas cap a tipus de canvi flexibles han reforçat la asimetria del sistema. La qüestió ara és quines conclusions haurien de treure d’aquesta observació els economistes, els especialistes en relacions internacionals i, sobretot, els decididors públics. Cal assenyalar primer que l’asimetria és un concepte complex i una mica esquiu. Es manifesta naturalment en el comerç basat en l’avantatge comparatiu, com en el comerç intertemporal. En certa manera, la majoria de les transaccions internacionals (excepte el comerç purament intraindustrial o les compres d’actius motivades per la recerca de rendiments i diversificació de carteres) comporten un cert grau d’asimetria. Presa aïlladament, el diagnòstic d’asimetria no es pot considerar com un símptoma de disfunció. Però el sistema de governança actual ja no és sostenible. Malgrat tota la força que li pot conferir la mida del seu mercat i els instruments de política econòmica que té, una Europa fragmentada que no garanteix el vincle entre els seus diferents camps d’actuació, manca d’una perspectiva estratègica i no defensa les posicions respecte a altres potències seria de poca utilitat en el món emergent.
La résilience de l'économie chinoise
En aquesta editorial, el diari Le Monde assenyala que en el seu desig de convertir-se en la primera potència econòmica mundial, la Xina acaba de marcar alguns punts. S’espera que sigui l’única economia important que continuï expandint-se durant l’any 2020, segons les projeccions del Fons Monetari Internacional. Mentre els Estats Units i Europa s’enfronten a una segona onada de COVID-19, Pequín, gràcies a un millor control de l’epidèmia, ha tornat a créixer més ràpidament. El producte interior brut de la Xina va créixer un 4,9% al tercer trimestre, segons les estadístiques publicades el dilluns 19 d’octubre. Per al conjunt de l’any, l’FMI preveu un creixement lleugerament inferior al 2%, contra un descens del 4,3% als Estats Units i del 8,3% a la zona euro. Dins d’aquest context i sigui quin sigui el pròxim president dels EUA, la tensió amb Pequín no es relaxarà per si sola. Pel que fa als europeus, semblen disposats finalment a deixar de banda la ingenuïtat que han demostrat en els darrers anys parlant amb més fermesa. La Xina ha enfilat més ràpidament el camí de la represa econòmica, però el seu èxit relatiu podria reactivar una guerra comercial que aquesta vegada podria tenir una dimensió global.
How to break the COVID doom loop
Els autors proposen una innovadora estratègia per sortir de l’espiral de fatalitat sanitària i econòmica en què està immers el món. L’anomenen “interruptor de quarantena”, que consisteix que “un interruptor coordinat seguit de períodes intermitents de ‘reset’ evitarien una quarantena més llarga, ajudarien l’economia i salvarien vides”. El model actual està destinat a fracassar, està a la corda fluixa, perquè consisteix a adoptar un bucle interminable de confinaments i restriccions moderades. Les polítiques actuals, al parer dels autors, van errades perquè les estratègies de localitzar casos i traçar les relacions, així com els sacrificis locals o regionals per detenir la propagació del virus, inútils amb una reinfecció provinent de l’exterior, són ineficients. No hi ha llum al final del túnel sense la vacuna. És per això que la seva solució passa per “un sacrifici temporalment concentrat, que venç el sacrifici temporalment separat”. Aquesta estratègia correspon, doncs, a les elits polítiques, que s’haurien de posar d’acord i adoptar aquestes mesures. Aquesta proposta, a priori, comportaria un millor control de la propagació i permetria una major activitat econòmica que l’actual dinàmica. L’objectiu primer hauria de ser reduir al mínim, casi a un punt nul, les taxes de contagi i el risc de rebrot, per després aplicar la quarantena coordinada. El sacrifici inicial és enorme, però la majoria d’infectats es recuperarien i progressivament les restriccions serien menys rígides. La proposta es presenta “més efectiva que una quarantena moderada i interminable”. La clau, però, és que l’actuació estigui geogràficament unificada.
Social dialogue: an opportunity in the midst of crisis
Tot i les dificultats que molts de nosaltres hem experimentat al llarg d’aquest any, l’autora argumenta que la crisi també ha aportat oportunitats, incloent-hi una nova aproximació a la nostra manera de treballar. L’informe de Global Deal 2020, “Diàleg social, habilitats i Covid-19”, que acaba de publicar-se, documenta àmpliament com el diàleg social ha demostrat ser una eina clau per fer front als danys causats per la pandèmia als mercats laborals i mostra com podem preparar-nos millor per als canvis en el món laboral post-pandèmic. El diàleg social ha tingut un paper central en els acords que s’han pres evitar que el bloqueig sobtat de parts importants de les nostres economies es traduís en una crisi encara més greu. En diversos països, es van signar acords mitjançant els quals les empreses es va abstenir d’acomiadar els treballadors, els sindicats van acceptar la reducció de la jornada laboral i salaris mensuals més baixos mentre que els governs van intervenir econòmicament per compensar part de la diferència del salari inicial. Així doncs, el diàleg social sobre esquemes de treball de curta durada va actuar com un interruptor de la crisi, evitant la destrucció massiva de llocs de treball i evitant així altres efectes negatius sobre la demanda agregada, cosa que sens dubte hauria aprofundit la crisi.
Sostenibilidad y cambio climático
China takes the climate stage
En aquest article publicat a Social Europe, Adam Tooze valora la importància de la fixació d’objectius per par de la Xina de cara a la neutralitat de carboni. En efecte, el 22 de setembre, el secretari general del partit comunista xinès, Xi Jinping, va anunciar per sorpresa que la Xina assoliria la neutralitat de carboni abans de 2060. Xi ja havia fet anteriorment grans anuncis sobre la política climàtica com quan al novembre de 2014 va declarar que la Xina —malgrat la seva condició de país en desenvolupament i, tot i que el problema climàtic era la responsabilitat històrica d’Occidente—, assumiria compromisos per frenar les seves emissions a partir del 2030, la qual cosa va obrir la porta a l’Acord de París. L’anunci de Xi significa que, per primera vegada en la història de les converses de l’ONU sobre el clima, el principal emissor està compromès amb una acció radical. Hem arribat a un punt d’inflexió històric. És possible que Xi no sigui el líder climàtic que ningú no esperava, però finalment, podem dir que ara el debat sobre la descarbonització a nivell mundial comença de debò.
Europe’s green ambitions run into an old foe: Farmers
Arthur Neslen i Eddy Wax analitzen a Politico el xoc frontal entre les ambicions mediambientals de la Unió Europea i potències mundials de l’agricultura com Itàlia i Polònia, que s’oposen al replantejament de la indústria agrícola que es proposa des de Brussel·les. Aquest és l’obstacle principal que troben els governants de la UE per aplicar el Green Deal Europeu, que pretén que Europa sigui neutral per al medi ambient l’any 2050. Els autors apunten al modus operandi de la política agrícola comú com a focus principal d’errors de l’Acord. Estan apareixent buits legals i, a més, el finançament segueix sense arribar a la indústria agrícola, que opta encara majoritàriament per projectes arcaics i no ecològics. Un altre agreujant de la situació és la consolidada pràctica d’agricultura intensiva, que destrueix la població de pol·linitzadors i ocells. La política agrícola comuna de la Unió no ha sigut efectiva en protegir la biodiversitat, i des d’organitzacions com Greenpeace lamenten la falta de consens que hi ha a Brussel·les. També són cada cop més nombroses les veus acadèmiques que critiquen el finançament d’àrees de limitacions naturals, que en cap cas són favorables al medi ambient, i acusen a la Unió Europea de ‘greenwashing’, és a dir, de tenir una falsa preocupació pel medi ambient.
What is the Green Deal?
La revista Politico presenta el primer capítol de la guia per entendre el Green Deal Europeu, que defineix com “un dels majors esforços legislatius en la història de la Unió Europea”. L’Acord és un projecte radical per fer que la Unió, la segona economia més gran del món, deixi d’emetre gasos d’efecte hivernacle i sigui neutral per al clima el 2050. Representa l’èxit de científics, ‘lobbyistes’ i defensors del moviment que han lluitat durant dècades per situar l’escalfament global com una prioritat política. Les catàstrofes naturals han contribuït que Brussel·les hagi obert els ulls, com també ho ha fet que potències mundials com la Xina hagin optat per realitzar un moviment cap a la tecnologia verda, un món en què la Unió no vol quedar-se endarrerida. El Green Deal encara no té força de llei, però “desencadenarà una tempesta legislativa”. La guia enumera tots els àmbits, d’entre els quals destaquen l’agricultura, l’energia renovable i l’economia circular, en què la maquinària burocràtica de Brussel·les està treballant. Aquesta ‘tempesta’ està creant ansietat en economies dependents del carbó com les de Polònia, la República Txeca i Bulgària. Precisament aquesta serà una de les tasques més àrdues de l’acord: fer front al repte de la transformació d’aquestes economies. L’altra gran tasca és mantenir una altra productivitat en combinació amb la desaparició del carbó i el petroli, tot i que la Unió assegura que en cap cas els PIB nacionals es veuran afectats. Es confia la solució climàtica a la política, però això podria ser contraproduent. Corinne Le Quéré, una de les veus més influents en la lluita contra el canvi climàtic i assessora dels governs francès i britànic, alerta de l’excessiva rotació política: els últims tres anys França ha tingut quatre ministres de medi ambient, el Regne Unit està en la mateixa línia. Per això és imprescindible la tasca d’organitzacions independents en el canvi climàtic, alhora que la Unió Europea, en tant que elit política, hauria de seguir una estratègia uniforme en tot el continent.
La COVID-19: assaig general del col·lapse que vindrà
L’autor afirma que la crisi de la COVID-19 és un bon assaig general per al col·lapse que vindrà. Se sent ja la remor de fons d’una onada molt més potent i profunda. Ens preocupa, lògicament, la pandèmia actual. Però no tenim en compte totes les noves malalties i virus que arribaran per culpa de l’escalfament global i de la pèrdua de biodiversitat. Ens preocupa, lògicament, el futur del turisme a Catalunya, i no hi ha cap pla previst per si, com diuen tots els pronòstics, l’aeroport de Barcelona o el de Palma queden inundats per la pujada del nivell del mar. Ens preocupa, lògicament, si Catalunya acaba sent o no independent, quan en realitat viure a la major part de Catalunya serà molt dur per culpa de la contaminació i de les altes temperatures que tindrem. La llei per frenar el canvi climàtic de la Generalitat no s’està aplicant, i gairebé ningú no protesta, malgrat que el Servei Català de Meteorologia assegura que la temperatura mitjana del país l’any 2050 pot augmentar en 2 o 3 graus, un desastre sense precedents per a una vida digna. Existeix, doncs, la possibilitat del final de la societat moderna, capitalista i industrial actual causat per una multiplicació de col·lapses: un col·lapse climàtic que comporta més sequeres, més calor i problemes agraris; un col·lapse econòmic i financer, amb la insolvència dels estats i la desaparició dels estalvis de la immensa majoria; un col·lapse comercial, amb un diner devaluat o escàs; un col·lapse polític, amb governs deslegitimats i revoltes constants, i, finalment, un col·lapse sociocultural, amb l’augment de la percepció que no es pot esperar res de la resta de persones ni de les institucions. Conclou, però, que el col·lapse no pot col·lapsar el nostre pensament crític i la imaginació política d’un futur millor.
Viejas ciudades, nueva movilidad: el coche particular debe ser destronado
Abans del coronavirus, el transport a les grans ciutats avançava cap a un nou model, en el qual les dades tenien la mateixa importància que els vehicles. La pandèmia de COVID-19 ha sacsejat el tauler de joc, però no ha canviat les grans tendències. Des de l’aparició del virus i les restriccions que ha comportat, la demanda de mobilitat ha canviat. Si fa 50 anys es tallaven arbres i es destruïen bulevards per deixar espai al cotxe, , ara volem voreres més àmplies i calçades per a vianants. I també necessitem més metres quadrats per a les bicicletes i els patinets elèctrics. Però no tot són bones notícies per a la qualitat de l’aire: la desconfiança respecte de les aglomeracions és una amenaça per al transport públic, que és imprescindible per combatre la pol·lució. En efecte, si el teletreball és una bona notícia pel que fa als transports mediambientalment més insostenibles, és una mala notícia per als que han de ser sostenibles financerament. A menys viatgers, menys bitllets venuts pel transport públic i més problemes per a les arques públiques, que no passen precisament per un temps de bonança.
Innovación, ciencia y tecnología
Why Action Against Google Is Not Enough
La pandèmia de coronavirus no ha fet més que augmentar la importància de la regulació a Internet. La COVID-19 ha accelerat la transició cap a una economia virtual: el treball i l’escola han anat realitzant-se cada cop més en línia; els serveis de telesalut s’han ampliat; les compres en línia s’han disparat; han proliferat les aplicacions per a l’entrega de queviures i menjar, condicionament físic i reunions socials. Cadascuna d’aquestes tendències ja estava en marxa abans de la pandèmia però els confinaments provocats per la malaltia les han accelerat moltíssim. Canviarà la nostra forma de vida per sempre? Com serà la nova normalitat? Les respostes poden ser diverses, però a curt termini és evident que les persones intercanvien cada cop més informació en línia i comparteixen més informació personal amb diverses empreses, proveïdors d’assegurances mèdiques, empresaris, escoles i altres xarxes. I tot això passa a les plataformes en línia no regulades. A mesura que la comunicació digital esdevé cada vegada més un servei fonamental del qual depèn la societat, els consumidors i els ciutadans haurien de preguntar-se qui té accés a la nostra informació i com s’utilitza. Cada vegada més, la comunicació a través d’Internet s’assembla a una empresa de serveis; recorrem cada dia a les mateixes plataformes per accedir a les xarxes socials, videoconferències i fer recerques a Internet. Com a resultat, les principals empreses que subministren aquests serveis han eliminat la competència i s’han consolidat econòmicament. Mentrestant, les plataformes digitals dominants acumulen les dades, les utilitzen per al seu propi benefici i orienten els mitjans cap a un sistema dissenyat per maximitzar els seus beneficis. Dit d’una altra manera, estan construint un poder unilateral sobre el que veiem i consumim en l’ecosistema dels mitjans digitals. Els consumidors de qualsevol mitjà o informació en línia haurien de preguntar-se si la informació que estan llegint és exacta i segura. Les persones també tenen dret a saber que les seves dades no s’utilitzen per explotar-les, econòmicament, intel·lectualment o políticament.
Comment la Russie tente d'isoler son internet du reste du monde
El passat mes d setembre, el ministeri rus del Desenvolupament Digital, Comunicacions i Mitjans de Comunicació va publicar un projecte de llei que podria criminalitzar l’ús de protocols d’Internet que, segons les autoritats russes, permetrien d’encriptar el nom d’un lloc web. Aquests darrers anys, règims autoritaris com els de Moscou i Pequín han reforçat el control estatal directe sobre els estàndards d’Internet a nivell nacional. Dins de les fronteres de la Xina, per exemple, l’Estat ha modificat els elements clau del sistema d’encaminament de dades d’Internet per reforçar-ne l’adherència, en contrast amb la seva manera de funcionar fora de la Xina i la perifèria de l’Internet xinès. Pel que fa al projecte de llei rus, aquest és només una de les mesures adoptades pel govern per dificultar els protocols d’Internet compartits a l’interior de les seves fronteres. El Kremlin intenta des de fa anys controlar el sistema de noms de domini (DNS), que és una mena de directori que s’utilitza per convertir un nom de domini en una adreça IP. Als ulls del Kremlin, tenir el control del DNS li permetria controlar millor el flux d’informació al país i gestionar la compatibilitat dels dispositius amb aquesta Internet russa que té previst posar en marxa.
Uniting the Techno-Democracies
Jared Cohen i Richard Fontaine exploren a Foreign Affairs les vies de cooperació digital per construir un món de tecnodemocràcies. A priori, l’internet havia de tendir ponts i eradicar qualsevol dictadura, però la darrera dècada el veloç desenvolupament tecnològic també ha anat acompanyat de fins il·liberals a la Xina, a Corea del Nord, a Veneçuela… I el món occidental democràtic ha desaprofitat l’eina d’internet per cooptar de manera coordinada els trets autocràtics, en perillós creixement. La cooperació multilateral d’Occident de llarga tradició s’ha d’usar per frenar aquesta tendència. Qui tingui el major poder d’intel·ligència artificial, dominarà el món políticament i econòmica, alhora que escriurà les regles que regiran la nova era digital. Diverses nacions amb trets autocràtics, com ho són Rússia i la Xina, estan reunint forces per dominar la geopolítica mundial en aquest sentit. Els autors, vist el panorama, insten les democràcies liberals a unir-se en aliances i contrarestar aquest poder autocràtic emergent. Els Estats Units han despertat envers aquesta carrera tecnològica, però en cap cas tenen amb la Unió Europea una resposta unificada. El T-12 és el grup de tecnodemocràcies format pels Estats Units, França, Alemanya, el Japó, el Regne Unit, i un nivell per sota, Austràlia, Canadà i Corea del Sud, Finlàndia, Suècia, l’Índia i Israel, en ordre descendent en poder tecnològic. Aquesta és l’aliança que segons els autors hauria de liderar la competició geopolítica contra els poders autocràtics, amb Xina al capdavant, gairebé liderant un oligopoli. Alhora, seria molt útil per coordinar la resposta a la pandèmia de la Covid-19 i la lluita contra el terrorisme. Cohen i Fontaine són taxatius: “Si les democràcies no actuen, la tecnologia contribuirà a canviar la balança del poder polític, econòmic i militar en favor de les autocràcies”.
Global AI fight heats up over health data
L’autor aporta exemples de la desconfiança que s’estén arreu del Vell Continent respecte la pròpia informació sanitària de cada país envers els gegants tecnològics dels Estats Units. Ho exemplifica amb el cas francès, que prefereix deixar aquestes dades en mans d’una plataforma nacional o europea en detriment de Microsoft. La raó és que els tribunals europeus van recomanar el govern francès deixar de confiar dades a empreses nord-americanes subjectes a lleis de ‘tafaneria’. Aquest fenomen s’emmarca en un context de politització de la informació i en una carrera d’intel·ligència artificial. Hi ha una discussió creixent respecte la protecció de dades i comença a emergir la prioritat de protegir la privacitat dels ciutadans europeus. Tanmateix, aquesta dinàmica ha de ser compatible, recorda Manancourt, amb els fluxos de ‘free data’ que es defensen des de Brussel·les.
‘Machines set loose to slaughter’: the dangerous rise of military AI
Davant de l’increment constant d’armes autònomes en la guerra moderna, malgrat les nombroses preocupacions ètiques que això suscita, l’autor es planteja si es pot fer alguna cosa per frenar l’avenç d’aquest armament i robots assassins. L’autor apunta a una creixent comprensió entre experts en defensa nord-americana que el desenvolupament, la governança i l’ajuda humanitària són tan importants per a la seguretat com la utilització de la força, si no més. Un món amb més recursos reals té menys raons per implicar-se en guerres de suma zero. També estarà més ben equipat per combatre enemics naturals, com ara els nous coronavirus. Per exemple, si els Estats Units haguessin invertit una fracció de la seva despesa militar en capacitats de salut pública, gairebé segur hauria evitat les desenes de milers de morts provocades per la COVID-19. Per tal que prevalgui aquesta mentalitat, els seus defensors han de guanyar una batalla d’idees als si dels seus propis països sobre el paper adequat del govern i les paradoxes de la seguretat. Han de desviar els objectius polítics de la dominació a l’estranger cap a la satisfacció de les necessitats de la seva ciutadania. En darrer terme, davant de la primacia de la seguretat sobre el suport, del capital sobre la cura i de la guerra sobre el benestar, aturar aquesta escalada hauria de ser l’objectiu principal de la política contemporània d’IA i de robòtica.