
Diari de les idees 36
21 enero 2021
Ideas de actualidad
Iniciamos el año con una nueva edición del Diari de les idees en un contexto marcado por la tercera ola del coronavirus que ha provocado ya la muerte de más de 2 millones de personas en el mundo y por la esperanza que suscita el relevo que se acaba de producir en la Casa Blanca. En clave catalana destaca la incertidumbre que rodea la convocatoria electoral prevista en principio para el 14 de febrero a raíz de la decisión del TSJC de suspender cautelarmente el decreto que las aplazaba al mes de mayo. A nivel europeo la puesta en marcha efectiva del Brexit y las dudas sobre el liderazgo en la UE una vez Angela Merkel deje el poder en otoño marcan la actualidad.
Joe Biden es desde el miércoles el nuevo presidente de los Estados Unidos y empieza su mandato con la misma filosofía que guio su campaña: el diálogo y la reconciliación. Un objetivo muy complejo con una sociedad americana muy debilitada por las desigualdades y la pandemia, y políticamente fragmentada. El consejo editorial del New York Times destaca que la apuesta de Biden por la unidad no es una demanda para que los americanos estén de acuerdo en todo, sino para que vivan en tolerancia mutua, comprometidos con el proceso democrático y aprendan de nuevo a encarar pacíficamente sus diferencias. En esta línea, el inicio de la nueva administración se ha caracterizado ya desde las primeras horas por una clara ruptura respecto a las políticas de su predecesor. El retorno al Acuerdo de París sobre Clima y a la OMS, así como un aligeramiento de la presión sobre los migrantes, han sido unas de las primeras medidas tomadas por el nuevo presidente norteamericano que en total ha aprobado un paquete con 17 órdenes ejecutivas, muchas de las cuales revierten decisiones previas del expresidente Donald Trump. Entre otras también destacan el fin del “veto musulmán’, la ampliación de la moratoria de alquileres e hipotecas, la protección laboral del colectivo LGTBQ o la creación de la figura del coordinador contra la COVID-19 con el fin de supervisar el suministro, la distribución y la administración de vacunas, así como la producción de equipos y las pruebas de rastreo y detección.
En cuanto al gravísimo ataque a la democracia norteamericana que se produjo a principios de enero por parte de seguidores del ya expresidente Donald Trump, Timothy Snyder en el New York Times analiza el contexto histórico y político del asalto al Capitolio y subraya el papel que jugó la retórica de la “posverdad prefascista” de Trump. Una estrategia de comunicación de masas que aprovecha un momento de decadencia del periodismo para difundir un cúmulo de mentiras y paranoia. Una estrategia mediática marcadamente anti-intelectualista, anti-institucional y antidemocrática. Por su parte, The Economist considera que el legado de Donald Trump puede condicionar la presidencia de Biden, en función de sí los republicanos escépticos y desencantados con el expresidente deciden o no sumarse a sus proyectos de reunificación del país.
El relevo en la Casa Blanca comportará seguramente cambios importantes en la política exterior norteamericana y Walter Russell señala en Foreign Affairs que estamos presenciando el final de la era wilsoniana en tanto que países como China, Turquía y la India han seguido modelos de civilizaciones hegemónicas, sin conflictos entre estados homólogos sino concentrándose más bien en reforzar los principios nacionales contra las intervenciones de potencias extranjeras. En la misma revista, Rana Mitter evoca al gran rival de los EE.UU. para la hegemonía mundial y argumenta que China quiere transformar el orden internacional con el fin de favorecer sus propios intereses y reforzar su propia imagen. El poder chino actual es una fuerza dinámica proteica basada en las relaciones entre autoritarismo, consumismo, ambiciones globales y tecnología. El futuro de China dependerá de cómo consiga recombinar con éxito los diferentes aspectos de su modelo. De momento, el autoritarismo chino limita su capacidad de seducción como sistema político. Mientras tanto la editorial del diario francés Le Monde señala que China parece ser el gran vencedor de la pandemia. En primer lugar, económicamente. A medida que la Unión Europea y los Estados Unidos están sumidos en una crisis sanitaria que se está alargando más allá de las expectativas iniciales, Pekín ha vuelto a tener un fuerte crecimiento. Y China también puede sentirse victoriosa a nivel político porque los Estados Unidos se ven de momento envueltos en el patético final de reinado de Donald Trump, que ofrece a los regímenes autoritarios una oportunidad inesperada para denunciar los defectos del modelo democrático.
En este contexto, crece la preocupación a nivel global sobre la pujanza de los movimientos populistas y de extrema-derecha, una cuestión no menor como pone de manifiesto el intento de asalto al Capitolio de Washington a principios de enero. Heather Ashby advierte en Foreign Policy que este movimiento crece y se organiza de forma global mediante las redes sociales y ve como sus ideas son secundadas por la retórica populista de algunos partidos políticos de la derecha tradicional conservadora. La difusión a través de las redes sociales de todo tipo de teorías conspiracionistas conjuntamente con el discurso de la extrema derecha crea un ambiente de rechazo y acoso hacia las minorías étnicas, religiosas, sociales o sexuales. Ashby aboga por una movilización de recursos nacionales e internacionales para luchar a gran escala contra la desinformación, los discursos de odio, las teorías de la conspiración y la vulnerabilidad de las franjas más jóvenes de la población.
Las democracias europeas tampoco son inmunes a este fenómeno tal como apuntan Leonardo Carella en Le Grand Continent y Gideon Rachman en el Financial Times. En efecto, en Europa se observan signos de desconfianza generalizada hacia los procesos electorales, como los que han arraigado en una gran parte de la derecha radical norteamericana. En Europa como en América, presiones culturales y demográficas comparables provocan fracturas sociales susceptibles de ser politizadas; cambios económicos similares alimentan la desconfianza hacia las instituciones y la demanda de políticas populistas; también los cambios tecnológicos en nuestra forma de consumir política abren nuevas vías de radicalización. Los europeos no podemos confiarnos. En este sentido, os invitamos a participar en las dos sesiones de debate virtual que el CETC organiza conjuntamente con la Oficina de Derechos Civiles y Políticos. El día 27 de enero a las 18:00 una mesa redonda debatirá el papel de los medios de comunicación en la aparición y ascenso de la extrema derecha, mientras que al día siguiente, a la misma hora, la sesión se dedicará analizar los casos de los Turquía, Estados Unidos y Hungría.
Con respecto a la política europea, se inicia un año crucial de cara a su futuro, y Bonaventura de Sousa Santos apunta en Open Democracy algunos de los principales retos que tendrá que afrontar la UE: de la gestión de la vacunación contra la COVID-19 y del Brexit a unas nuevas relaciones atlánticas post-Trump y una Europa post-Merkel, los desafíos son enormes. En medio de un escenario fluido y lleno de riesgos sistémicos, la manera en que Europa salga de la pandemia puede ser muy relevante de cara al reequilibrio de la agenda global. A la vez, el agravamiento de las desigualdades sociales, la erosión de los derechos laborales y la consecuente precarización de las formas de vida constituyen una de las variables más directamente relacionadas con la tasa de mortalidad relacionada con el coronavirus. Por otra parte, cabe destacar que la degradación de los servicios públicos después de los recortes incapacitó los Estados para dar una mejor respuesta a la emergencia sanitaria.
Unos retos a los que no será ajena la desaparición en otoño de Angela Merkel del liderazgo europeo como argumenta Mutjaba Rahman desde las páginas de Politico. Una transición que no exenta de riesgos, no tanto en relación con quien la sustituirá en Alemania sino como por el vacío que dejará en Europa, vacío que ningún líder de la UE puede llenar de manera creíble. El presidente francés, Emmanuel Macron, lo intentará sin duda, pero sin Merkel, y sin la posibilidad de contar con un socio fuerte en Berlín, es difícil que lo consiga. Por lo tanto, nos tenemos que plantear si eso podría afectar a la buena implementación del fondo de recuperación o la reforma de las normas fiscales de la UE, dos temas claves para la viabilidad a largo plazo del euro. También existe el peligro de que sin Merkel, ni la eficaz cooperación franco-alemana, líderes como Recep Tayyip Erdoğan puedan intentar explotar el vacío, aumentando el riesgo de incremento de tensiones en el Mediterráneo oriental y en los Balkanes.
Otro de los temas que seguirán marcando la agenda europea es la puesta en marcha efectiva del Brexit desde el primero de enero, como bien apuntan dos artículos publicados en The Guardian. Por una parte, Timothy Garton Ash afirma que existe una poderosa lógica política que empuja las dos partes a hacer del fracaso relativo de la otra la medida de su propio éxito. Ya lo hemos visto, por ejemplo, en el tema de las vacunas contra la COVID-19, con un Boris Johnson presumiendo de que Gran Bretaña ha hecho más que los demás países de Europa juntos. En último término, el proceso del Brexit se puede resumir en un tuit del ministro francés para los asuntos europeos, que la noche de la salida del Reino Unido señaló que Gran Bretaña se castiga ella misma con el Brexit, pero que también era necesario mostrar el precio que se tiene que pagar para marcharse. Y ahora la Gran Bretaña post-Brexit sabe que el precio a pagar es un futuro de negociación y confrontación permanentes. Mientras tanto, Martin Kettle afirma que en casi todos los aspectos materiales, el Reino Unido está actualmente peor que antes del 1 de enero y eso es particularmente cierto para las cadenas de distribución. Por otra parte, las implicaciones económicas y laborales son enormes, sobre todo en medio de la pandemia. El impacto sobre la pesca será especialmente sensible desde el punto de vista político. Y tampoco se puede olvidar de que el futuro a medio plazo para Irlanda del Norte es muy delicado. Finalmente, también tiene relevancia en este periodo de pandemia la geopolítica de las vacunas y en Open Democracy Luiza Bialasiewicz explica los impactos nocivos que pueden tener las brechas de acceso a información con respecto a la vacuna contra la COVID-19. En primer lugar, la falta de comunicación científica accesible puede causar la proliferación de teorías de la conspiración que hagan aumentar el escepticismo sobre la vacuna. Después, este escepticismo se difunde rápidamente entre los grupos de población que temen tener menos control sobre su futuro, tanto en el ámbito político-económico como socio-sanitario.
En el ámbito de la política catalana, centran la atención las discrepancias y la incertidumbre en torno a las próximas elecciones al Parlament. La decisión del TSJC de suspender cautelarmente el decreto de suspensión de las elecciones lleva a Xavier Arbós a argumentar en El Periódico que el decreto publicado por el Gobierno es decepcionante en tanto que las restricciones de derechos fundamentales tienen que justificarse como medidass adecuadas, proporcionadas e imprescindibles, y no lo ha hecho. A la vez, Francesc-Marc Álvaro advierte en La Vanguardia que una gran mayoría de ciudadanos es absolutamente indiferente con respecto a la fecha de las elecciones, lo cual indica que los catalanes han desconectado de la política y que sólo piensan en el Govern cuando utilizan los servicios básicos o cuando tienen que resolver problemas que les afectan directamente. Sin embargo, la injerencia constante de los tribunales en la política catalana, a través de resoluciones arbitrarias que son percibidas cada vez más por una amplia parte de la ciudadanía como injustas y discrecionales, está llegando a unos niveles insostenibles y habrá que ir pensando en articular las respuestas adecuadas para hacerles frente.
Estos tiempos de pandemia y de subversión de la normalidad a la que estábamos acostumbrados ha supuesto también la eclosión de numerosos análisis sobre el significado de las libertades, de la democracia y de la fragilidad de los seres humanos. Reflexiones como las de Josep Ramoneda en El País sobre la libertad en tiempo de mudanza, la percepción de la vida cotidiana y la construcción de los referentes. Con la pandemia se ha hecho visible una mutación ya antigua, pero que se ha hecho más evidente sobre el papel de las grandes compañías globales que han reforzado su hegemonía a pesar de los esfuerzos de los Estados para demostrar que todavía existen, encerrándonos a todos en casa por decreto ley. En último término, la mutación en curso plantea la más recurrente de las preguntas: ¿cómo salvar la libertad? En la Maleta de Port Bou, Daniel Innerarity incide en la incertidumbre de los tiempos actuales, una incertidumbre que forma parte de la vida humana, tanto en su dimensión personal como social. Estamos atravesando una época histórica de gran volatilidad, en medio de unas transformaciones geopolíticas cuyo resultado todavía es difícil de adivinar. Interacciones complejas, desarrollos exponenciales, fenómenos emergentes, turbulencias, y cambios discontinuos caracterizan nuestra época. Tenemos el reto de aprender a gestionar estas incertidumbres que nunca pueden eliminarse completamente y transformarlas en riesgos calculados y en posibilidades de aprendizaje. Desde las mismas páginas, Francis Fukuyama reflexiona sobre el liberalismo y sus descontentos y afirma que la democracia desconectada del liberalismo no protege la diversidad, porque las mayorías utilizan su poder para reprimir las minorías. Por consiguiente, cualquier intento no liberal de construir un orden social en torno a unos lazos fuertes, en función de la raza, la etnia o la religión, excluye forzosamente importantes sectores de la comunidad, y con el tiempo conduce al conflicto. Paralelamente, Fukuyama critica la evolución del liberalismo hacia el neoliberalismo a partir de la década de 1980, lo que permitió el crecimiento de unas enormes desigualdades que han estado alimentando los populismos de derechas y de izquierdas. El problema del liberalismo es que funciona lentamente a base de consensos y compromisos, y nunca consigue sus objetivos comunitarios ni de justicia social de una manera tan completa como sus partidarios desearían. Pero resulta difícil no ver como el hecho de prescindir de los valores liberales no ha hecho más que aumentar los conflictos y en última instancia generar un retorno a la violencia como medio para resolver las diferencias.
En este sentido es particularmente preocupante el estudio publicado en The Economist que revela la creixent implicació dels estats en les estratègies de desinformació. que revela la creciente implicación de los estados en las estrategias de desinformación. En efecto, un informe del Oxford Internet Institute publicado hace pocos días revela que en 2020 se realizaron campañas de desinformación organizadas en 81 países, comparado con las 28 de hace tres años. Esta propaganda, que se ha convertido en un elemento esencial de las campañas de muchos gobiernos y partidos políticos, se utiliza para desacreditar a los opositores, influir en la opinión pública, acosar la disidencia e intervenir en los asuntos internos de otros países. Hasta hace poco, sólo unos pocos gobiernos utilizaban los bots de los medios de comunicación social y otros instrumentos similares para llevar a cabo campañas de propaganda informática, la más conocida de las cuales fue la interferencia de Rusia en el referéndum del Brexit y en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016. Hoy en día, los métodos y los actores han cambiado. En 2016 los bots estaban de moda. Ahora se prefiere utilizar cuentas falsas porque son más difíciles de detectar tanto por parte de los moderadores de las plataformas como para el público. La desinformación también se ha profesionalizado. Si anteriormente las campañas de desinformación eran llevadas a cabo por funcionarios de los gobiernos, actualmente se contratan grandes empresas de relaciones públicas para hacer el trabajo sucio. Los investigadores de Oxford han identificado 48 países en que las empresas privadas trabajaron con los gobiernos y los partidos políticos en campañas de desinformación durante 2020 y calculan que desde 2009 se han gastado casi 60.000 millones de dólares en contratos con empresas privadas para generar desinformación
El ámbito económico sigue recibiendo los impactos de la crisis sanitaria provocada por la COVID-19. El diario The Economist evalúa las consecuencias de la segunda y tercera ola y afirma que todo indica que la última serie de confinamientos y de medidas restrictivas no tendrá un impacto tan importante como los de la primavera pasada. Los analistas de Goldman Sachs, por ejemplo, afirman que en el caso de Gran Bretaña la sensibilidad de la actividad económica a las restricciones de la COVID-19 ha disminuido significativamente desde el primer confinamiento. En un informe publicado el 8 de enero, el banco HSBC señala que la producción industrial alemana ha mejorado su recuperación en el mes noviembre durante el segundo confinamiento. Todavía habrá que esperar para ver si las cifras oficiales del PIB confirman la creciente resistencia de las economías desarrolladas a los confinamientos. Un informe reciente de la OCDE, que elabora una estimación semanal del PIB para las grandes economías, revela que si en abril funcionaban en torno al 80% de su capacidad, ahora están superando el 90%. Tres factores principales explican la mejora: la disminución del miedo por parte de los ciudadanos; unas políticas gubernamentales más adecuadas y afinadas; y finalmente la resiliencia y la capacidad de adaptación de las empresas. Dentro de este contexto económico duramente golpeado por la pandemia, la investigadora e historiadora Raquel Varela asegura que se está imponiendo una noción de la vida que se reduce a trabajar y comer. Y frente de eso, considera que es urgente pensar una alternativa colectiva y que este sistema de competición y lucha por la ganancia permanente que es el capitalismo no sirve a los propósitos de la humanidad. En definitiva, hace falta un reset de la sociedad y es necesario definir lo que es esencial para producir y lo que no lo es. Finalmente, también interpela el hecho de que las medidas represivas están abriendo un precedente gravísimo en toda Europa. La facilidad con la que se están introduciendo medidas de excepción –estado de emergencia, estado de excepción, confinamiento obligatorio– que ahora se prolongan en el tiempo, sirve para esconder el fracaso total del neoliberalismo para luchar contra un virus que al fin y al cabo es de los más simples que existen. A su vez, Branko Milanović argumenta en Social Europe que la COVID-19 es el primer acontecimiento realmente globalizado de la historia de la humanidad. Por una parte, porque la COVID-19 ha creado una rutina global uniforme: casi todo el mundo experimenta confinamientos recurrentes, la pérdida de contacto físico, y nuevas medidas legales para concienciar a la población, medidas que se deben cumplir para evitar las sanciones. Por otra parte, la nueva rutina impuesta por la COVID-19 exige que cambiemos nuestro principal método de comunicación, de las experiencias presenciales y locales hasta la comunicación en línea.
Con respecto a los temas medioambientales, desde las páginas de Open Democracy Laurie Macfarlane alerta de que este año 2021 quizás sea la última oportunidad para salvar el clima. En efecto, así como el cambio climático, la pandemia actual es un síntoma de la aceleración del colapso ambiental, que a su vez es producto de un modelo económico que depende del crecimiento y la acumulación. Visto de esta manera, la idea que la COVID-19 puede ayudar de alguna manera a resolver la crisis medioambiental es absurda: son dos caras de la misma moneda. Si se cumplen las promesas de reconstruir mejor a partir de las lecciones que nos deja la COVID-19; si el gobierno de Joe Biden cumple sus promesas sobre el cambio climático; si el plan quinquenal de China cumple sus compromisos de descarbonización; y si la COP26 es un éxito, entonces podríamos tener la oportunidad de evitar la catástrofe climática. En cambio, si nada de eso sucede, nuestras perspectivas serán drásticamente diferentes. Si “reconstruir mejor” resulta ser un eslogan vacío; si el plan climático de presidente Biden no consigue superar la parálisis del sistema político de los Estados Unidos; si el plan quinquenal de China incluye una vasta expansión de las centrales eléctricas de carbón; y si la COP26 acaba con un fracaso diplomático, entonces nos veremos atrapados en una trayectoria muy peligrosa. Paralelamente, Louise Guillot advierte en Politico del impacto medioambiental de la distribución de la vacuna contra la COVID-19 en Europa. La vacuna BioNTech/Pfizer tiene que ser almacenada dentro de un congelador con gases de hidrofluorocarbono (HFC). Las emisiones de HFC tienen un efecto de calentamiento global hasta 23.000 veces superior al del CO₂. También tiene un gran impacto el mercado de los equipos de protección individual de un solo uso (EPI), como máscaras y guantes de plástico, que está creando importantes residuos no reciclados. En último término, Guillot subraya las dificultades para abordar tanto una metodología sostenible a largo plazo como un enfoque ambiental a corto plazo en el despliegue de la vacuna.
Finalmente, en el ámbito de las nuevas tecnologías destaca la suspensión de la cuenta de Twitter de Donald Trump durante los últimos días de su mandato. Joshua Keating plantea de manera irónica en la revista Slate que si Twitter tiene la intención de empezar a prohibir que líderes políticos justifiquen reiteradamente las atrocidades que cometen sus gobiernos, la empresa verá reducido considerablemente su actividad. En efecto, el día antes de que Trump fuera desterrado permanentemente de la plataforma por violar la política contraria a la “incitación a la violencia”, la embajada china en los Estados Unidos twiteó que las mujeres uigures de la región de Xinjiang del país habían sido finalmente “liberadas” por las políticas del gobierno chino, y ya no eran “máquinas de fabricar bebés”: un giro inquietante en una campaña draconiana de control de la natalidad que ha implicado el uso forzado de DIU, esterilizaciones y abortos. Es tentador decir que Twitter sólo tendría que tener una política de prohibición hacia los “dictadores” pero es bastante difícil para los gobiernos y las ONG definir qué constituye un gobierno democrático o autocrático y probablemente no sea un trabajo que queramos delegar a este tipo de empresas. Desde las páginas de La Vanguardia el escritor, pensador, consejero político y empresario francés Jacques Attali advierte si la UE no se dota de los medios de un Estado, puede acabar dominada política y económicamente por fuerzas mayores, las de los EE.UU. y China y sus grandes empresas. Desde su punto de vista, los potenciales ganadores de la crisis actual desatada por el coronavirus serán los países que hayan aprendido a desarrollar desde una perspectiva democrática la economía de la vida, aunque sea a marchas forzadas. Y si estos países no lo hacen, entonces se producirá una lucha entre Estados totalitarios y grandes empresas digitales. Para acabar, el problema que plantean los residuos orbitales es el objeto de un artículo publicado en The Economist, donde se plantea que la acumulación creciente de estos residuos comporta el riesgo de que entren en colisión con algún satélite activo, una situación que está empeorando rápidamente. Se calcula que puede haber hasta un millón de piezas residuales de un cm o más en órbita, y se están rastreando más de 20.000 objetos de dimensiones superior, Parte del problema es el número creciente de lanzamientos de cohetes y satélites. El 17 de enero, por ejemplo, Virgin Orbit lanzó diez satélites en órbita mediante un cohete liberado desde un Boeing 747-400 modificado. Otro problema es que, cada año, se desprenden una docena de trozos importantes de residuos que orbitan en torno a la Tierra. Detener la reacción en cadena que generan los residuos orbitales significa lanzar parte del tonelaje superfluo en el espacio hacia la atmósfera terrestre, donde el calor de fricción de la reentrada lo reduciría a cenizas. De esta manera, sería suficiente eliminar sólo los residuos mayores.
Política internacional y globalización
The American Abyss
Timothy Snyder analitza el context històric i polític de l’assalt al Capitoli dels Estats Units els dies 5 i 6 de gener 2021. Pel que fa als antecedents de l’assalt, Snyder apunta al paper que va jugar la retòrica “postveritat prefeixista” de Trump, una estratègia de comunicació de masses que aprofita un moment de decadència del periodisme per difondre un cúmul de mentides i paranoia, però sense arribar del tot al conspiracionisme hitlerià. Aquesta estratègia mediàtica marcadament anti-intel·lectualista i anti-institucional marca una bretxa dins del partit republicà estatunidenc. Segons Snyder, la majoria dels representants d’aquest partit es beneficien del statu quo i busquen mantenir-lo, mentrestant una minoria crítica encapçalada per Trump es posiciona explícitament en contra de les institucions (pseudo) democràtiques estatunidenques. Fins ara, explica Snyder, la retòrica antigovern de tipus trumpista permetia amagar les estratègies republicanes per mantenir el govern, no com a eina social, sinó com a protector dels seus interessos. No obstant això, aquesta tensió entre pro i anti-govern en el partit republicà es va materialitzar i tornar insoluble en el moment de l’assalt al Capitoli. A conseqüència, vam veure republicans progovern com Mitch McConnell repudiant les accions de Trump, després de quatre anys sense dir res. Per l’altra banda, republicans anti-govern com a Josh Hawley i Ted Cruz estan instrumentalitzant el seu suport a la iniciativa de Trump dins el marc de la seva pròpia carrera política. En aquesta òptica, Snyder pregunta: “Com funcionarà el mite de la victimització de Trump en la vida estatunidenca dins de quinze anys? Qui se’n beneficiarà?”
Trump’s legacy—the shame and the opportunity
La violència de l’assalt al Capitoli pretenia ser una demostració de poder. De fet, va emmascarar dues derrotes. Mentre els partidaris de Trump trencaven el feble cordó policial i entraven al Capitoli, el Congrés certificava els resultats de la derrota incontrovertible del president al novembre. Mentre els partidaris de Trump destrossaven el mobiliari, els demòcrates celebraven un parell de victòries improbables encara feia pocs dies a Geòrgia, que els han donat el control del Senat. The Economist considera que la violència dels partidaris de Trump tindrà conseqüències en un partit republicà que ara passarà a l’oposició, però també en la presidència de Joe Biden, que tot just ara comença. L’article assenyala que la reinvenció del GOP serà més dura aquesta vegada. Fins i tot en la derrota, l’aprovació de Trump entre els republicans encara ronda el 90%, molt millor que el 65% de George W. Bush durant l’últim mes de la seva presidència. Trump ha aprofitat aquesta popularitat per crear el mite que va guanyar les eleccions presidencials. Pel que fa a les conseqüències de cara a la presidència de Biden, molt dependrà de si els republicans escèptics i desencantats comparteixen els seus projectes de reunificació del país. En definitiva, per recuperar la iniciativa i el que és més important, per enfortir la democràcia nord-americana, els republicans necessiten trencar amb el llegat de Donald Trump, ja que a més de perdre les eleccions, s’ha mostrat disposat a incitar una insurrecció que hauria pogut causar una autèntica matança al Capitoli.
6 de enero, síntoma de un problema sistémico
A parer de l’autor, l’assalt al Congrés no és el simple fruit d’un president aberrant, sinó també de la creixent desigualtat, la propagació del discurs de l’odi a Internet i una dinàmica de fracàs institucional generalitzats als Estats Units. Leman considera que la prova de foc d’un sistema polític no ha de ser si pot impedir que una persona terrible ocupi un alt càrrec, sinó si és capaç de resistir malgrat això. Potser és el que ha passat en aquest cas. No hem d’oblidar que, al novembre, va votar pacíficament un nombre rècord de nord-americans. Això no obstant, assevera que és probable que el que hem vist sigui símptoma d’un problema sistèmic, o de diversos problemes que s’entrecreuen. El més obvi és que una part de la població nord-americana se sent al marge, no mostra cap lleialtat cap a les lleis i institucions i és propensa a abordar les discrepàncies polítiques com una ferotge enemistat. Seria ingenu i ahistòric pensar que aquest factor no existia abans però avui sembla que s’ha intensificat i tornat més agressiu. Finalment, Leman destaca que les grans tasques pendents més importants que té el país -aconseguir una economia més equitativa, unes institucions més justes i forts dins i fora de l’Administració, més confiança social i un major consens sobre la realitat- trigaran molt a fer-se efectives.
Impeachment Is a Call for ‘Moral Clarity’
Amb vistes al debat que s’està generant entorn al segon impeachment de Donald Trump i de la liquidació del seu llegat, Kristof afirma la necessitat d’invocar la “claredat moral”, en tant que és important emprendre una guerra d’idees i deslegitimar determinats comportaments i discursos. Per consegüent, al seu entendre això és l’element crucial per tal que la possible destitució sigui un moment didàctic: la recerca de la claredat moral sempre permet estalviar-se posicions i actituds relativistes ja que implica acceptar que el món és ple de matisos i de vegades inconsistent sense renunciar a una brúixola moral per navegar-hi. En darrer terme, Kristof també apunta la necessitat d’esborrar un un ecosistema de falses il·lusions col·lectives difós al llarg dels últims anys per Fox News i molts republicans.
Impeaching Trump Is a Pyrrhic Victory
Trencant amb l’opinió majoritària entre els analistes polítics nord-americans, Shapiro considera que tot I que Trump s’ha convertit en l’únic president que ha estat sotmès dues vegades a un procés d’impeachment, el relat que en fan els demòcrates i els experts que surten a la televisió dóna la sensació de que si la Cambra no hagués actuat per acusar Trump, el president hauria deixat el càrrec sota una autèntica de pètals de rosa. I això, al seu parer, no és veritat, De fet, els aldarulls del Capitoli del 6 de gener ja havien garantit que cap historiador digne d’aquest nom mai no intentaria rehabilitar la reputació de Trump al llarg dels propers cent anys. Afirma que l’elecció del cap dels republicans McConnell de retardar un judici al Senat fins després del 20 de gener significa que Trump encara pot signar indults per ell mateix i tots els co-conspiradors de l’assalt al Capitoli. I fins i tot sense Twitter, Trump encara té moltes altres maneres per castigar els seus enemics i enverinar l’inici de la presidència de Biden. El segon judici d’impeachment contra Trump també complicarà les primeres setmanes de l’administració Biden, ja que el nou president haurà de compartir el focus amb un expresident durant els dies crucials de la nova administració. D’alguna manera, aquesta situació satisfà sense voler el desig de Trump de ser sempre el centre d’atenció.
American Civil War
Gary Younge esbossa els contorns de l’antagonització mútua entre demòcrates i republicans nord-americans, electrificada per la presidència de Trump i portada al capdavant de l’escenari mediàtic mundial amb l’assalt al Capitoli dels Estats Units els dies 5 i 6 de gener 2021. Per una banda, una victòria històrica pels demòcrates, deguda en part a la intensificació de la mobilització organitzada des de comunitats afroamericanes per lluitar contra la invisibilització del vot de les persones racialitzades. Per l’altra banda, la insurrecció violenta de la dreta popular nord-americana – recolzada pel mateix president en el seu intent de legitimar la seva al·legació de victòria electoral – paradoxalment ve acompanyada d’un clar missatge antidemocràtic. L’enfrontament indirecte entre aquests dos bàndols es desenvolupa sota la vigilància d’unes forces de l’ordre que es presenten com a políticament neutres, però que apliquen precaucions i sancions molt diferents en funció del tipus de manifestant que se’ls hi presenta. Younge conclou amb una advertència respecte al repte polític que haurà d’assumir l’administració de Biden: la retòrica trumpista que s’ha popularitzat en la població republicana no encapçala cap ideologia concreta sinó una amplificació desorganitzada de paranoies conservadores, amb la qual serà difícil o impossible debatre pacíficament.
The End of the Wilsonian Era
Walter Russell Mead critica els ideals de governança transnacional defensats pel vint-i-vuitè president americà Woodrow Wilson. Wilson tenia una concepció Whig de la història com a progressió inevitable cap a una llibertat i una il·lustració creixents, culminant amb formes modernes de democràcia liberal. Suposava que els països convergirien naturalment cap als ideals neoliberals democràtics occidentals a mesura que es desenvolupessin i com a resultat, va lluitar per la creació d’un “nou ordre mundial” basat en valors unificats de dret, economia i protecció dels drets humans. Però tal com assenyala Russell, “el wilsonisme és una solució particularment europea a un conjunt de problemes particularment europeus” derivat d’una llarga història de conflictes estatals entre iguals que van precipitar l’avenç tecnològic i la diplomàcia. Al contrari, països com la Xina, Turquia i l’Índia han seguit models de civilitzacions hegemòniques, sense conflictes entre estats homòlegs sinó concentrant-se més aviat en reforçar els principis nacionals contra les intervencions de potències estrangeres. Encara que els ideals wilsonians es mantinguessin només com a principi rector occidental, la confiança pública en les institucions democràtiques – especialment quan s’entrecreuen amb la tecnocràcia – és decididament baixa des de la caiguda financera del 2008. A més, “Internet i les xarxes socials han minat el respecte a totes les formes d’expertesa”, apunta Russell. El cop de gràcia va ser, sens dubte, la “inepta resposta dels governs” durant la pandèmia de COVID-19. En conclusió, l’ideal wilsonià de construir un “ordre mundial basat en la democràcia, els drets humans i l’estat de dret” sembla fora de l’abast. Això no implica necessàriament la fi de la governança transnacional, simplement que els òrgans de la mateixa hauran de “donar cabuda a un ventall de visions i valors molt més ampli del que tenien en el passat”.
Far-Right Extremism Is a Global Problem
Heather Ashby reflexiona sobre l’auge de l’extrema dreta durant la dècada dels 2010. El moviment creix i s’organitza de forma global mitjançant les xarxes socials i veu les seves idees secundades públicament per la retòrica populista d’alguns partits polítics de dreta. Aquests partits han instrumentalitzat el rebuig a l’acceleració de la immigració en Europa per guanyar suport, com és el cas de Viktor Orbán a Hongria, Narendra Modi a l’Índia i Jair Bolsonaro al Brasil. La difusió per xarxes socials del conspiracionisme d’extrema dreta combinada amb aquest suport públic populista permet un ambient de rebuig descarat a les minories ètniques o religioses que pot donar peu a atacs terroristes perpetrats per suprematistes blancs com va ser el cas a Noruega el 2011, als Estats Units el 2015, o a Nova Zelanda el 2019. Ashby adverteix que l’assalt al Capitoli dels Estats Units els dies 5 i 6 de gener 2021 confirma aquest nou auge de l’extrema-dreta, i que hauria de propulsar-lo al centre de les preocupacions polítiques globals d’aquesta nova dècada. Aplaudeix les iniciatives populars a Hongria, a l’Índia i al Brasil per rebutjar la propaganda xenòfoba dels seus governs, i recomana la mobilització de recursos nacionals i internacionals per lluitar a gran escala contra el terrorisme, la desinformació, i la vulnerabilitat de les poblacions joves.
The World China Wants
La Xina vol transformar l’ordre global per tal d’afavorir els seus propis interessos i reforçar la seva pròpia imatge? Aquesta pot ser la pregunta més important de la geopolítica actual, tot i que les respostes que provoca solen revelar més sobre els biaixos actuals que no pas sobre com seria una futura superpotència xinesa. Els que auguren una Xina malèvola i expansionista apunten a proves d’agressió en les posicions polítiques actuals de Pequín. Els que tenen una visió menys apocalíptica destaquen aspectes més complaents de la política xinesa o assenyalen que la Xina s’enfrontarà a molts reptes que evitaran que pugui reformar el món segons el seu model, encara que ho vulgui. Molts observadors occidentals albiren una nova Guerra Freda, amb la Xina en el paper de la Unió Soviètica del segle XXI. Per a l’autor, però, aquestes projeccions són massa rígides i radicals per descriure de manera útil la complexitat de l’ascens de la Xina, ja sigui per captar la incertesa inherent en els objectius futurs de la Xina o per reconèixer els elements essencials que han configurat les seves aspiracions. El poder xinès actual és una força dinàmica proteica basada en les relacions entre autoritarisme, consumisme, ambicions globals i tecnologia. Conclou que el futur global de la Xina depèn de com pugui recombinar amb èxit tots aquests aspectes del seu model, però de moment, l’autoritarisme xinès amenaça amb limitar la capacitat de Pequín de crear una nova forma plausible d’ordre global.
Les démocraties face au défi de la puissance chinoise
En la seva editorial el diari Le Monde afirma que a principis del 2021, la Xina sembla ser el gran vencedor de la pandèmia que va néixer al seu territori. En primer lloc, econòmicament. A mesura que la Unió Europea i els Estats Units estan sumits en una crisi sanitària que s’està allargant més enllà de les expectatives inicials, Pequín ha tornat a un fort creixement. Segons els experts, el país hauria d’assolir abans del que estava previst el gran tombant del segle: l’any 2028 el seu PIB hauria de superar el dels Estats Units. Per consegüent, aquest boom econòmic, hauria de permetre ràpidament passar de l’estat de país en desenvolupament a l’estat de país desenvolupat. I també la Xina pot sentir-se victoriosa a nivell polític perquè els Estats Units estan de moment embolicats en el patètic final del regnat de Donald Trump, que ofereix als règims autoritaris una oportunitat inesperada per denunciar els defectes del model democràtic. Ara bé, a diferència dels temps de la Guerra Freda, hem passat de l’era de l’hostilitat callada a la rivalitat en interdependència. Caldrà, doncs, aprendre a conviure amb la Xina, sense deixar-hi la nostra ànima. En definitiva, és necessari que cada estat, organització multilateral o empresa faci un balanç de la complexitat de la seva relació amb Pequín.
We are Israel's largest human rights group – and we are calling this apartheid
L’autor de l’article, Hagai El-Ad, director executiu de B’Tselem, el principal grup de defensa dels drets humans a Israel, afirma que actualment no hi ha cap lloc al territori que Israel controla on un palestí i un jueu siguin iguals. Les úniques persones de primera classe són ciutadans jueus com ell mateix i gaudeixen d’aquest estat tant dins de les fronteres de 1967 com fora d’elles, a Cisjordània. Separats pels diferents estatus personals que se’ls assignen i per les nombroses variacions d’inferioritat a què els sotmet Israel, els palestins que viuen sota el domini d’Israel estan units entre ells pel fet de ser desiguals. També alerta de que a diferència de l’apartheid sud-africà, l’aplicació d’aquesta versió 2.0. evita determinades imatges lletges. A Israel no hi trobareu rètols “només blancs” als bancs públics. “Protegir el caràcter jueu” d’una comunitat – o del propi estat – és un dels eufemismes velats que s’utilitzen per intentar amagar la veritat. Tot i això, l’essència és la mateixa. Que les definicions d’Israel no depenguin del color de la pell no suposa cap diferència material: és la realitat supremacista que està al cor de la qüestió i que ha de ser derrotada. Fins a l’aprovació de la llei de l’estat nació, la lliçó clau que Israel semblava haver après de com va acabar l’apartheid de Sud-àfrica va ser evitar declaracions i lleis massa explícites. Aquestes s’arriscar-se a produir judicis morals i, finalment, conseqüències reals. En lloc d’això, l’acumulació pacient, silenciosa i gradual de pràctiques discriminatòries tendeix a evitar repercussions per part de la comunitat internacional, especialment si hom està disposat a donar un bon servei a les seves normes i expectatives. Conclou assenyalant que el passat és fet de traumes i injustícies. El futur ha de ser radicalment diferent: un rebuig a la supremacia, basat en un compromís amb la justícia i la nostra humanitat compartida. Anomenar les coses pel seu propi –apartheid– suposa un moment de claredat moral per ajudar a la realització d’un futur just.
The lost decade: voices of the Arab spring on what happened next
Deu any després de l’inici de l’onada de les anomenades Primaveres Àrabs, el Financial Times dóna veu als protagonistes d’aquelles revoltes que, amb el pas del temps, no han vist satisfetes les seves reivindicacions ni els seus anhels per a una societat més justa i un futur millor.
Seven predictions for the world in 2021
L’editora de la revista The New Statesman revela les seves prediccions per a l’any 2021 en clau interna Americana i en política internacional. Pel que fa als EUA afirma que no aconseguiran la immunitat del ramat mitjançant la vacunació fins a finals de la tardor com a molt d’hora. D’altra banda, apunta que Washington DC no es convertirà en nou estat de la Unió perquè tot i que ara els demòcrates tenen la Casa i majoria a les dues cambres del Congrés, la conversió a estat federal encara es considera per una majoria de la població com a socialisme. En política internacional, assenyala que les tensions entre l’Índia i la Xina augmentaran en la mesura que l’administració Biden intentarà jugar la carta de l’Índia per contrarestar els plans d’expansió xinesos a Àsia, i que el “darrer dictador d’Europa” seguirà en el poder una mica més perquè no es veu de quina manera es podria forçar Lukashenko a dimitir. Pel que fa a Europa, preveu un conflicte entre la UE i Amazon, ja que al mes de novembre la Comissió Europea va comunicar a Amazon que la companyia havia incomplert les lleis antimonopoli de la UE i que obria una segona investigació. També afirma que Aràbia Saudita canviarà la seva relació formal amb Israel un Mohammad bin Salman succeeixi al rei Salman, seguint l’exemple dels Emirats Àrabs Units. Finalment, assevera que els Jocs Olímpics tindran lloc però en una versió reduïda del que havia de ser l’any 2020 ja que no tots els països inscrits hi podran participar com a conseqüència de la crisi sanitària i econòmica de la COVID-19.
Catalunya, España, Europa
Elecciones aplazadas: inseguridad jurídica
En la seva anàlisi de la suspensió de les eleccions al Parlament de Catalunya que havien de tenir lloc el 14 de febrer, Xavier Arbós argumenta que el decret publicat pel Govern és decebedor: les restriccions de drets fonamentals han de justificar-se com mesures adequades, proporcionades i imprescindibles, i no ho ha fet. Recorda que tant aquest decret com els que van ajornar les eleccions de Galícia i el País Basc no tenen una base jurídica clara. Els principis de legalitat i de jerarquia normativa, recollits a l’article 9 de la Constitució, impedeixen que un decret pugui contravenir el que disposa una llei. En els decrets d’ajornament s’incompleixen les regles que estableixen els calendaris electorals, i això és una vulnerabilitat possible si aquest decret és objecte de recurs. Arbós considera que això crea inseguretat jurídica i que el govern català pot estar temptat de manejar sense control el calendari electoral: ell en cada moment interpreta ‘les seves’ dades epidemiològiques, i, en funció de ‘les seves’ dades, presenta com a única possible la data que prefereix. Qualsevol que s’oposi és susceptible de ser considerat un enemic de la salut pública, i la ciutadania ho interpreta tot en clau partidista. Per això assenyala que és de lamentar que aquest decret no hagi comptat amb consens.
Europa en 2021
Portugal assumeix la presidència de la Unió Europea en un moment de definicions crucials que afecten les rutines polítiques i socials conegudes en els temps anteriors anomenats normals. De la gestió de la vacunació contra la Covid-19 i del Brexit a la preparació d’un món occidental post-Trump i d’una Europa post-Merkel, els desafiaments són enormes. Enmig d’un escenari fluid i ple de riscos sistèmics, la manera en què Europa surti de la pandèmia pot ser rellevant en matèria de reequilibri d’una agenda global absurda. L’autor alerta que d’una banda, l’agreujament de les desigualtats socials, l’erosió dels drets laborals i la conseqüent precarització de les formes de vida constitueixen una de les variables més directament relacionades amb la taxa de mortalitat de la infecció. D’altra banda, la degradació dels serveis públics després de les retallades va incapacitar als Estats per brindar la millor resposta a l’emergència sanitària. Com entrarem gradualment en un període de pandèmia intermitent, prendre seriosament els drets humans significa invertir immediatament les lògiques de la inversió pública. Una política sòlida de promoció dels drets humans i la democràcia ens obliga a afrontar sense càlcul la degradació d’aquests valors a Hongria i Polònia duta a terme en nom d’una anomenada “democràcia antiliberal“, una contradicció de termes. La democràcia liberal pot i ha de ser criticada per defecte, mai per excés. Finalment, prendre seriosament els drets humans i la democràcia vol dir seguir amb convicció una política de pau, que té repercussions tant internes com externes. Contra el que s’esperaria en un període d’emergència sanitària global, la nova guerra freda entre els Estats Units i la Xina s’ha tornat més violenta en els últims mesos. Davant el seu declivi com a primera potència mundial, els Estats Units ha estat utilitzant mecanismes cada vegada més agressius per contenir el que ells anomenen expansionisme imperial xinès.
We’re not ready for Europe after Merkel
La cancellera alemany es retirarà aquesta tardor després de més de 15 anys en el càrrec i, com a mínim, d’una dècada, com a líder indiscutible d’Europa. Segons l’autor aquesta és una transició que no està exempta de risc. El perill no està relacionat amb qui la substituirà a Alemanya sinó del buit que deixarà a Europa. Considera que, a curt i mitjà termini, la sortida de Merkel deixarà un gran buit que cap líder de la UE no pot omplir de manera creïble. El president francès, Emmanuel Macron, ho intentarà sens dubte, però sense Merkel, ni la possibilitat improbable d’un soci fort a Berlín, no ho aconseguirà. Macron és una figura molt més divisiva, amb idees més ambicioses, però també controvertides, sobre la reforma de la UE. A més, l’energia i els esforços de Macron aquest any seran absorbits en gran part per la crisi econòmica i sanitària provocada per la pandèmia de COVID-19. I quan el nou líder alemany Armin Laschet comenci a consolidar-se, s’acostaran les eleccions presidencials a França a la primavera del 2022. Això comporta que París i Berlín es mantindran fora de focus durant algun temps i que Europa no serà liderada de manera eficaç durant els propers 12 a 15 mesos. L0autor es planteja per consegüent si això podria afectar la bona implementació del fons de recuperació o, encara més important, la reforma de les normes fiscals de la UE, sens dubte clau per a la viabilitat a llarg termini de l’euro. També assenyala que l’acord de la UE amb la Xina podria quedar indefinit al Parlament Europeu. Conclou que sense Merkel, ni l’eficaç cooperació franco-alemanya que va oferir Macron, líders com Recep Tayyip Erdoğan també podrien intentar explotar el buit, augmentant el risc d’escaramusses a la Mediterrània oriental.
The UK and EU are headed for bad-tempered rivalry, unless we can avert it
Després del Brexit, Gran Bretanya i la UE s’enfronten al parany enunciat per Gore Vidal quan va dir que “No n’hi ha prou per tenir èxit. Els altres també han de fracassar “. Segon Gaston Ash, ara existeix una poderosa lògica política que empeny les dues parts a fer del fracàs relatiu de l’altra la mesura del seu propi èxit. Ja ho hem vist en el tema de les vacunes contra la COVID-19, amb Boris Johnson presumint que Gran Bretanya ha fet més que tota la resta de països d’Europa junts. Gavin Williamson, secretari d’educació de Gran Bretanya, va portar aquesta afirmació fins a l’extrem de dir que això és perquè “som un país molt millor que tots els altres”. L’autor assevera, doncs que el que podríem anomenar “vidalisme” s’incorpora al projecte dels Brexiteers. Al cap i a la fi, se suposa que l’objectiu de l’exercici és que la Gran Bretanya estigui “millor fora”. Aquesta lògica és menys central per part de la UE, sobretot perquè té molts més recursos a la seva disposició. Conclou que aquesta lògica subjacent a tot el procés del Brexit es pot resumir en una piulada del ministre francès per als afers europeus, que la nit de la sortida del Regne Unit va assenyalar amb raó que Gran Bretanya es castiga ella mateixa amb el Brexit, però que també era necessari mostrar el preu que s’ha de pagar per marxar. Així doncs, malgrat tota la “sobirania” que ha guanyat, la Gran Bretanya post-Brexit estarà atrapada en un futur de negociació i confrontació permanents.
If Brexit is 'done', then where's the dividend?
Només han passat un parell de setmanes des que Gran Bretanya va tallar els seus llaços amb la Unió Europea. Per tant, pot semblar una mica prematur preguntar-se com va tot. Però la realitat del Brexit a principis del 2021 és crua. L’autor afirma que és possible que ara sigui una nació sobirana, cosa que sembla ser important per a molts, però, en gairebé tots els aspectes materials, el Regne Unit està actualment pitjor que abans de l’1 de gener. I això que el Brexit encara no s’ha fet. Gran Bretanya continua sent una illa al davant de la costa de la UE, que és el seu principal mercat. Kettle afirma que la realitat actual és que sembla que cada problema material es fa més agut. Això és cert per a les cadenes de distribució en particular. Segons Ian Wright, president de la Federació d’Aliments i Begudes, totes les cadenes de subministrament entre la UE i el Regne Unit hauran de ser reformades en els propers mesos. Les implicacions econòmiques i laborals són enormes, sobretot enmig de la pandèmia. L’impacte sobre la pesca serà especialment sensible des del punt de vista polític. I tampoc no es pot oblidar que el futur a mitjà termini per a Irlanda del Nord és res més que delicat. L’autor conclou que res d’això no vol dir que un retorn britànic a la UE sigui una cosa que es pugui esperar a curt termini. Però, a mesura que passi el temps, l’empremta exercida pels vots del 2016 i del 2019 es debilitarà. Les múltiples relacions de Gran Bretanya amb Europa, per la seva banda, no desapareixeran. S’hauran de prendre decisions. Les coses hauran d’evolucionar. D’una forma o d’una altra, el que ara anomenem Brexit mai no serà un tema del tot resolt.
En Europe aussi, cela pourrait arriver
Segons l’autor, les democràcies europees no són immunes al que van viure els Estats Units el 6 de gener amb l’intent d’assalt al Capitoli per part dels partidaris de Donald Trump. Afirma que a Europa ja es poden començar a observar signes de desconfiança generalitzada en els processos electorals, com els que ara ha arrelat en una gran part de la dreta radical nord-americana. A Europa com a Amèrica, pressions culturals i demogràfiques comparables obren fractures socials susceptibles de ser polititzades; canvis econòmics similars alimenten la desconfiança envers les institucions i la demanda de polítiques populistes; els mateixos canvis tecnològics en la nostra forma de consumir política obren noves vies de radicalització. Per tant, no podem confiar-nos. No ho podem fer creient que la nostra història ens ha vacunat contra el tipus d’atac violent a la democràcia que hem vist a l’Amèrica de Trump. No hi ha vacuna contra el feixisme. En definitiva, segons Leonardo Carella, els esdeveniments de Washington són més una imatge d’un possible futur que no pas una reminiscència del passat europeu.
Europe is not immune from America’s political madness
Des de les pàgines del Financial Times l’autor considera que seria un error que els europeus creguessin que l’absència d’una figura com la de Donald Trump els protegeix de perillosos disturbis polítics, particularment atesa l’angoixa econòmica i la dislocació social causada per la COVID-19. Les multituds que aquest estiu es van concentrar davant del Reichstag a Berlin eren més petites que les que van atacar el Capitoli però representaven una àmplia secció transversal de grups, amb l’extrema dreta que es barrejava amb militants anti-vacunes i seguidors de la teoria de la conspiració de QAnon. Les enquestes d’opinió realitzades després dels fets revelen que el 9% de la població alemanya donava suport als manifestants que van intentar atacar el Reichstag. Es tracta d’una base més estreta de la que gaudeix l’extrema dreta als Estats Units, on les enquestes immediatament posteriors a l’assalt del Congrés van revelar que gairebé la meitat dels votants republicans l’aprovaven, la qual cosa representaria un 20-25% dels nord-americans. Però aquest és el percentatge de suport als extremistes polítics a l’antiga Alemanya de l’Est. El govern d’Angela Merkel està preocupat perquè l’extrema dreta ha infiltrat els militars, els serveis d’intel·ligència i la policia i algunes unitats militars d’elit s’han hagut de dissoldre a causa dels seus vincles amb l’extremisme polític. França també té motius de preocupació. El moviment de les armilles grogues, que va començar el 2018, va fer sortir centenars de milers de persones al carrer en manifestacions que sovint es van convertir en aldarulls violents i vandalisme. Tot i això, les enquestes d’opinió van suggerir que la majoria de la població francesa simpatitzava amb aquest moviment difús, unit únicament per la seva ràbia cap a l’elit governant del país. En darrer terme, el caràcter ridícul que sovint tenen els simpatitzants de l’extrema dreta i de les teories de la conspiració fa que sigui temptador tractar-los com a simples marginals, que mai no tindran una influència real. Però, com han demostrat els esdeveniments a Washington, poden guanyar l’adhesió de milions de persones i convertir-se en un perill per a la democràcia. La regla segons la qual tot el que comença a Amèrica acaba arribant a Europa no es limita a la cultura popular i a la tecnologia. També es pot aplicar a la política.
Unlike Trump, Europe's far-right leaders haven't been damaged by the pandemic
En aquest article els autors denuncien l’opinió de molts experts que afirmen que els “populistes” (concepte sovint utilitzat com a eufemisme de “l’extrema dreta”) han ignorat o menystingut l’amenaça de la COVID-19, que han estat les víctimes electorals de la pandèmia i que el coronavirus ha exposat la incompetència política dels populistes que estan al poder. Argumenten que la major part d’aquestes especulacions es basen en un o dos casos individuals, sobretot del president dels Estats Units, Donald Trump. Però al seu parar aquest cas és l’excepció més que no pas la regla. En un estudi comparatiu recent sobre els partits d’extrema dreta a la Unió Europea, els autors han determinat que no es confirma cap d’aquests tres supòsits. De fet, hi ha hagut una gran varietat de respostes d’extrema dreta a la pandèmia. En resum, consideren que gran part del debat públic sobre l’extrema dreta, el populisme i la COVID-19 està equivocat. En general, l’extrema dreta no ha ignorat Covid-19, no ha estat la seva víctima electoral i no ha estat assenyalada per la pandèmia com a incompetent. Tot i que l’extrema dreta generalment ha emmarcat la COVID-19 en consonància amb la seva ideologia (nacionalisme, autoritarisme i populisme), les seves respostes polítiques han variat, principalment segons si es troben al govern o a l’oposició. Més que res, els resultats de l’estudi mostren que hem de deixar de veure l’extrema dreta europea a través del prisma de Trump. El president dels EUA és, en molts sentits, l’excepció més que la norma en termes de política d’extrema dreta. I mentre Trump abandona la Casa Blanca, els partits d’extrema dreta continuen sent els principals actors a Europa.
Far-right parties in Europe tend to rise—and fall
En un article molt dur contra els partits populistes i d’extrema-dreta, The Economist es congratula que existeixi un sostre de vidre a la UE ue ha impedit que partits euroescèptics guanyin massa poder. Argumenta que aquests partits tendeixen a créixer ràpidament abans de col·lapsar, sovint a causa de la seva pròpia ineptitud. El patró es repeteix a tot Europa: una pujada ràpida, una topada contra el sostre de vidre i una retirada ràpida. A Alemanya, l’AFD va sorgir el 2013. A les eleccions del 2017, es va convertir en el principal partit d’oposició al parlament. Des d’aleshores, s’ha vist afectat per l’extremisme i les lluites internes de l’ultradreta. A Europa, els que estan més disposats a liderar aquests moviments en les seves etapes inicials són sovint els menys adequats per dur a terme la tasca a llarg termini. Alguns partits han aconseguit trencar provisionalment el sostre de vidre però sempre han acabat topant amb la realitat de la governança. La Lliga Nord va aconseguir el poder l’any 2018. Un any després, Matteo Salvini, el seu líder, va fer caure la seva pròpia coalició per intentar provocar unes eleccions anticipades i el resultat és que el seu partit va acabar sortint del govern. A Àustria, el Partit de la Llibertat estava al poder fins que no apareguessin imatges del seu líder oferia contractes estatals a algú que es feia passar per la neboda d’un oligarca rus. En definitiva, per atraure votants fidels es requereix un lideratge competent, que és el que per sort no han tingut els partits d’extrema dreta. El sostre de vidre s’ha mantingut sòlid. Però, tal com demostra Viktor Orbán, cal ser molt vigilants perquè és molt difícil aturar els qui aconsegueixen trencar-lo.
Why Europe’s China deal will poison transatlantic relations
Nicholas Vinocur esbossa els conflictes diplomàtics naixents entre la Unió Europea i la nova administració estatunidenca liderada pel demòcrata Joe Biden enmig d’un “augment de l’optimisme des de Brussel·les i algunes capitals de la UE cap als EUA.” Tot i mitigar l’explícita hostilitat que mostrava el seu predecessor Donald Trump cap a la Xina, Biden manté una estratègia de prudència davant “les pràctiques de mercat injustes de la Xina i les seves vulneracions de drets humans”. Per l’altra banda, la Unió Europea ha proposat un acord d’inversió amb la Xina per fluïdificar les relacions comercials entre les dues regions, particularment en el sector de la tecnologia de la informació. Aquesta divergència estratègica en les relacions comercials i diplomàtiques amb la Xina dificulta la formació d’aliances entre la UE i el nou govern estatunidenc sobre qüestions com la reintegració dels EUA als acords de París o la regulació de l’espai digital, mitjançant per exemple l’aprovació d’un Transatlantic Trade and Technology Council proposat per la principal negociadora comercial de la UE, Sabine Weyand. La mateixa UE mostra divisions internes: mentre alguns membres del Parlament Europeu rebutgen l’acord d’inversió amb la Xina a causa dels seus actes de violència antidemocràtica a Hong Kong i contra els uigurs a la regió de Xinjiang, els partits de centredreta i conservadors es mostren més favorables a garantir l’accés al mercat xinès.
Vaccine geopolitics, ‘big’ and ‘small’, and Europe’s challenge
Luisa Bialasiewicz explica els impactes nocius que poden tenir les bretxes d’accés a informació respecte a la vacuna per a la COVID-19. En primer lloc, explica que la falta de comunicació científica accessible pot causar la proliferació de teories de conspiració que augmentaran l’escepticisme popular davant de la vacuna. Després, remarca que aquest escepticisme es difon ràpidament de forma social i parasocial entre els grups de població “que senten menys control sobre el seu futur, tant en l’àmbit politicoeconòmic com sociosanitari.” Posa com a exemple els Balcans occidentals on el 75% de la població creu en alguna teoria de conspiració sobre la COVID-19, segons un estudi fet pel Grup assessor sobre polítiques dels Balcans a Europa (BiEPAG). Bialasiewicz destaca que “mentre que l’educació, l’edat o el gènere no van afectar aquestes creences, van estar directament relacionades amb orientacions geopolítiques més àmplies”, destacant com les pors relacionades amb la COVID-19 són directament influenciades pel grau de confiança popular en els processos i institucions democràtics.
Democracia, diversidad y cultura
La llibertat en temps de mudança
Josep Ramoneda reflexiona sobre la percepció de la vida quotidiana i la construcció dels referents de cada període que són el resultat, mutant i sovint capritxós, de la trobada entre la subjectivitat, personal i intransferible, que ens anem construint dia a dia, i el pes dels discursos que s’apoderen d’una situació en un moment determinat (i ho anomenem hegemonia ideològica). Amb la pandèmia s’ha fet visible una mutació que ja venia de lluny, però que ara resulta patent a la vista que les grans companyies globals han reforçat la seva hegemonia malgrat els esforços dels Estats per demostrar que encara existeixen tancant-nos a tots a casa per decret llei. En darrer terme, la mutació en curs planteja la més recurrent de les qüestions: com salvar la llibertat? I, tanmateix, comencem malament si les noves generacions –les que governaran el futur- arrenquen amb el hàndicap de ser les més castigades per les crisis econòmiques, socials i educatives acumulades.
Is Left populism possible?
L’autor argumenta que en un moment en què les formes de pensar i practicar la política experimenten una profunda transformació, i que el populisme, com a concepte i estratègia política, ha adquirit protagonisme en aquestes reconfiguracions, es necessita un debat rigorós i constructiu sobre com es pot desenvolupar una comprensió del populisme que mantingui una anàlisi crítica en termes intel·lectuals i polítics. A la vegada, considera que en un escenari polític impregnat per discursos populistes i repertoris d’estratègia, la història d’èxit de les mobilitzacions populistes no ha de ser exclusivament propietat de lideratges autoritaris o conservadors, sinó que pot i ha de ser imitat per l’esquerra sempre que el populisme es defineixi en termes democràtics i progressistes, en la línia marcada en el llibre de Chantal Mouffe, For a Left Populism (Verso Books, 2018). Basant-se en els treballs anteriors de Laclau sobre populisme i en el seu propi treball sobre la democràcia radical, Mouffe argumenta a favor d’un populisme qualitativament diferent que pugui per contrarestar i desafiar les versions reaccionàries xenòfobes del populisme, així com els modes polítics tecnocràtics neoliberals i antidemocràtics. de governança. En definitiva, l’autor assenyala que hem de reflexionar sobre les maneres de sortir de la lògica de la crisi de l’esquerra, per (re) construir noves solidaritats en el moment en què el neoliberalisme ha erosionat la sociabilitat i l’empatia i ha donat lloc al que Francesco Ronchi ha anomenat noves soledats. Hem de lluitar contra la precarietat i assegurar-nos que, en el procés, conservem i millorem el millor de les nostres institucions representatives.
Le grand déclassement
En aquest article publicat a Le Grand Continent, l’autor es planteja què passa quan la societat burgesa ja no pot garantir prou oportunitats i comença una “carrera armamentista” en termes de capital cultural que no fa més que accelerar el procés de desclassament que pateixen moltes societats occidentals. En el context de la crisi de la COVID-19, Raffaele Alberto Ventura repassa les il·lusions perdudes que estructuren una generació i afirma que excepte una minoria que aconseguirà conquerir les escasses posicions atractives en un mercat laboral cada vegada més polaritzat, la vida laboral només podrà oferir una sèrie infinita de decepcions. En efecte, al seu parer, el sistema laboral petit-burgès ja ha passar del seu apogeu, i ara ens adonem que la carrera per la capitalització cultural ha tingut l’efecte pervers de devaluar, banalitzant-los, els avantatges adquirits. En darrer terme, per això estem tan insatisfets i per això seguim somiant: ens han programat així. És perquè ens han ensenyat que tot és possible que estem condemnats a viure en el fracàs.
La era de la incertidumbre
La incertesa forma part de la vida humana, tant en la seva dimensió personal com social. Només tenim la certesa que som mortals, però no sabem com ni quan es verificarà aquesta condició; la vida ens depara sorpreses que la fan interessant i perillosa al mateix temps; no deixem de fer previsions tot i que hem experimentat mil vegades fins a quin punt són corregides o desmentides per la realitat. Innerarity argumenta que qualsevol institució ha d’afrontar la incertesa que procedeix dels canvis del seu entorn. Estem travessant una època històrica de gran volatilitat, enmig d’unes transformacions geopolítiques el resultat de les quals és encara difícil d’endevinar, la creixent fragilitat social ens sotmet a unes tensions en comparació amb les quals la mecànica de la repressió i la revolució era d’una lògica elemental. Interaccions complexes, desenvolupaments exponencials, fenòmens emergents, turbulències, inabastabilitat i canvis discontinus caracteritzen la nostra època fins a uns nivells incomparables amb altres moments de la història per molt agitats que semblessin als seus protagonistes. Per consegüent, tenim el repte d’aprendre a gestionar aquestes incerteses que mai poden ser completament eliminades i transformar-les en riscos calculables i en possibilitats d’aprenentatge. Les societats contemporànies han de desenvolupar no només la competència per a solucionar problemes sinó també la capacitat de reaccionar adequadament davant l’imprevisible. No resultarà una tasca fàcil, però en qualsevol cas podríem consolar-nos considerant que som una «societat del desconeixement», no tant perquè sapiguem poc com perquè no sabem prou en relació amb la dimensió de les empreses que hem decidit emprendre.
El liberalismo y sus descontentos
Francis Fukuyama fa una defensa aferrissada del liberalisme i afirma que tot i que avui dia sigui atacat des de diferents àmbits, és més necessari que mai. És més necessari perquè es tracta fonamentalment d’un mitjà per governar sobre la diversitat, i el món és més divers que mai. La democràcia desconnectada del liberalisme no protegeix la diversitat, perquè les majories utilitzen el seu poder per reprimir les minories. El liberalisme va néixer a mitjan segle XVII com a mitjà per resoldre els conflictes religiosos, i va tornar a renéixer a partir de 1945 per resoldre els conflictes entre nacionalismes. Qualsevol intent no liberal de construir un ordre social al voltant d’uns llaços forts, en funció de la raça, l’ètnia o la religió, exclou forçosament importants membres de la comunitat, i amb el temps condueix al conflicte. Dit això, el tipus de polítiques econòmiques i socials que haurien de perseguir les societats liberals avui dia és una pregunta totalment oberta. L’evolució del liberalisme al neoliberalisme a partir de la dècada de 1980 va reduir molt el marge per implementar polítiques del qual disposaven els líders polítics de centre, i va permetre el creixement d’unes enormes desigualtats que han estat alimentant els populismes de dretes i d’esquerres. En alguns països com l’Índia, Hongria i Estats Units, els conservadors nacionalistes han pres efectivament el poder i han intentat utilitzar el poder de l’Estat per desmantellar les institucions liberals i imposar les seves pròpies idees sobre la societat en el seu conjunt. El perill és clar i imminent. El problema del liberalisme és que funciona lentament a base de consensos i compromisos, i mai no aconsegueix els seus objectius comunitaris ni de justícia social d’una manera tan completa com els seus partidaris voldrien. Però resulta difícil veure de quina forma prescindir dels valors liberals no ha conduit a llarg termini a una altra cosa que no sigui un augment dels conflictes i en última instància a un retorn a la violència com a mitjà de resoldre les diferències.
Alt Right: radiografía de la extrema derecha del futuro
En un article del 2019, Marcos Reguerra narra el sorgiment als Estats Units d’un moviment d’extrema dreta contemporani conegut com a Alt Right (contracció de “dreta alternativa” en anglès). El que diferencia l’Alt Right dels seus predecessors no són tant les idees de fons – supremacia blanca i masclisme – com la forma de difondre-les. Tot comença en fòrums com 4Chan, on es comencen a reunir joves homes blancs frustrats per un ambient de correcció política que se centra en visibilitzar a col·lectius oprimits sense atendre les preocupacions de grups més privilegiats. Aquestes frustracions s’acaben traduint en una justificació conservadora gairebé conspiracionista, que acusa els mateixos col·lectius oprimits (l’anomenada “generació de cristall”) de ser en realitat qui governa el món amb una implacable retòrica moralista. Donat el context digital en el qual es gesta l’Alt Right, la seva primera eina de difusió va ser el meme. Aquí tenim la principal estratègia de la nova dreta: mitjançant l’ús de formats digitals atractius i un to informal, realitzen una “colonització dels marcs discursius i la retòrica de l’esquerra postmoderna al servei del seu contrari radical.” L’Alt Right està cada cop més present en el panorama polític, arribant al seu punt àlgid quan Donald Trump anomenà Steve Bannon (llavors president executiu de la plataforma d’extrema dreta Breitbart) conseller i estrateg de la Casa Blanca l’any 2017. És un moviment internacional: la seva facció estatunidenca va ser pionera, però es desenvolupa juntament amb els seus homòlegs europeus, com el partit espanyol Vox o el francès Rassemblement National. Segons Reguera, l’esquerra ha de respondre imposant-se com “una alternativa econòmica i de governança alternativa a la dreta neoliberal”, un espai que encara no ha sabut ocupar l’Alt Right.
Manual de instrucciones para combatir a la extrema derecha
Des de les pàgines de la revista Contexto, Steven Forti avança una sèrie de mesures que al seu entendre són indispensables per combatre l’extrema dreta i els populismes. En primer lloc, per combatre l’extrema dreta és necessari estudiar-la. Sense conèixer un fenomen és impossible entendre’l i, per tant, combatre’l. El primer pas imprescindible és estudiar la nova ultradreta, entendre d’on ha sorgit, com s’organitza, com actua i quins discursos utilitza. Segon, cal entendre que es tracta d’un fenomen global, existeix una gran ‘família’ ultradretana a nivell internacional. Així que si no pensem a escala global, estaríem cometent un cras error. Totes les formacions de l’extrema dreta 2.0 tenen, de fet, uns mínims comuns denominadors: un marcat nacionalisme, l’identitarisme, la recuperació de la sobirania nacional, un alt grau d’euroescepticisme i/o aversió al multilateralisme, un conservadorisme generalitzat, la islamofòbia, la condemna de la immigració titllada de “invasió”, la presa de distància formal respecte de les experiències passades de feixisme, i un exacerbat tacticisme. Tercer, mai vencerem al monstre si no entenem les raons del seu avenç: econòmiques, culturals, sociopolítiques i ideològiques. Quart, cal elaborar una resposta polièdrica. Cinquè. És indispensable actuar a diferents nivells Tampoc n’hi ha prou amb actuar en un àmbit, sigui aquest l’institucional, el polític, el social, l’econòmic o el cultural. Cal, doncs, una estratègia multinivell que abordi diferents àmbits. Sisè, la resposta de les institucions i dels partits democràtics ha de fer per manera d’evitar la infiltració de la ultradreta en els aparells de l’Estat. Setè, els mitjans de comunicació tenen una part gens menyspreable de responsabilitat en l’avanç de l’extrema dreta, en convertir-se -conscientment o inconscientment- en altaveus dels seus discursos. Vuitè, si les respostes de les institucions representen una acció des de dalt, és també imprescindible una altra reacció que vingui des de baix. Finalment, l’esquerra ha de tenir la valentia de forjar aliances àmplies amb partits i sectors de la societat políticament llunyans per protegir l’Estat de dret i evitar la instauració de dictadures il·liberals.
A growing number of governments are spreading disinformation online
En aquest article, The Economist denuncia que les campanyes de desinformació organitzades des d’organismes governamentals van en augment, segons revela un nou informe de l’Oxford Internet Institute, un departament de la Universitat d’Oxford que estudia la relació entre Internet i la societat. Els investigadors, que des de 2017 han estat monitoritzant les iniciatives dels governs i dels partits polítics per manipular l’opinió pública en línia, afirmen que el 2020 es van realitzar campanyes de desinformació organitzades en 81 països, en comparació amb les 28 de fa tres anys. Aquesta propaganda, que s’ha convertit en un element essencial de les campanyes de molts governs i partits polítics en els últims anys, s’utilitza per desacreditar els opositors, influir en l’opinió pública, ofegar la dissidència i intervenir en els afers exteriors. Fins fa no gaire, només un grapat de governs utilitzaven els bots dels mitjans de comunicació social i altres instruments per dur a terme les anomenades campanyes de propaganda informàtica, la més coneguda de les quals va ser la interferència de Rússia en el referèndum de Brexit i les eleccions de Estats Units de 2016. Avui en dia, gairebé totes les eleccions compten amb una campanya de desinformació que fomenta la disseminació de fake news entre bastidors. Els mètodes també han canviat, així com els actors. El 2016 els bots estaven de moda. Avui dia es prefereix utilitzar comptes falsos perquè són més difícils de detectar tant per part dels moderadors de la plataforma com per al públic. La desinformació també s’ha professionalitzat. Mentre que abans les campanyes de desinformació podien ser dutes a terme per funcionaris dels governs, avui en dia les principals empreses de relacions públiques són contractades per fer la feina bruta. Els investigadors d’Oxford han identificat 48 països en què les empreses privades van treballar amb els governs i els partits polítics en campanyes de desinformació durant l’any 2020 i calculen que des de 2009 s’han gastat gairebé 60.000 milions de dòlars en contractes amb empreses privades.
For LGBTQ+ People Around the World, Here’s What Biden Can Do to Build Back Better
Arribats al termini de l’administració de Trump, les persones LGTBI se’n surten amb un balanç negatiu, tant als Estats Units com arreu del món. En aquest article, Anthony Musa interpel·la directament al nou president estatunidenc Joe Biden amb un llistat d’accions que pot desenvolupar per lluitar contra LGTB-fòbia, tant a escala local com global. Posa com a exemple a les violències LGTB-fòbiques perpetrades a Txetxènia, contra les quals l’administració de Trump va emetre una sanció econòmica el 2020. Segons Musa, aquesta sanció és insuficient si no es realitza en el marc d’una col·laboració internacional, una col·laboració que ve dificultada per la sortida dels Estats Units del Consell de Drets Humans de les Nacions Unides el 2018. Aquest òrgan lluita contra la LGTB-fòbia a escala internacional, per exemple amb la prohibició mundial de les teràpies de conversió el 2019 a causa dels abusos perpetrats a Txetxènia. A escala local, Musa demana que s’omplin els buits administratius deixats enrere per al govern de Trump, destacant que l’administració de Biden “hauria d’ocupar immediatament el lloc d’enviat especial del Departament d’Estat pels drets humans de les persones LGBTI”. També demana que els Estats Units esdevinguessin un país de refugi segur per persones forçades a desplaçar-se a causa de la seva orientació de gènere o sexual. Finalment, destaca la salut i l’educació sexual com a àrees fonamentals en la lluita per protegir els drets del col·lectiu LGTBI.
Economia, bienestar e igualdad
El teletreball és una desgràcia per a la classe treballadora, està destruint la salut mental
Raquel Varela, historiadora i investigadora de l’Institut d’Història Contemporània de la Universidade Nova de Lisboa, reflexiona sobre la crisi de la COVID-19, les mesures d’excepció que estan aplicant els governs europeus i sobre les conseqüències del teletreball en la salut mental de milers de persones. Assegura que s’està imposant una noció que la vida es redueix a treballar i menjar. I enfront d’això,considera que és urgent pensar una alternativa col·lectiva, des d’una perspectiva socialista i que és el moment de dir que aquest sistema de competència i lluita pel guany permanent que és el capitalisme, no serveix als propòsits de la humanitat. En definitiva, cal un reset de la societat. És necessari definir el que és essencial per a produir i el que no ho és. En les grans ciutats europees hi ha milers de pisos buits que estan servint per a l’especulació de les grans multinacionals, que no volen invertir a les fàbriques i col·loquen els diners comprant immobles. Mentre les classes treballadores i les classes mitjanes, empobrides i proletaritzades, no tenen on viure. Finalment, també alerta de que les mesures repressives estan obrint un precedent gravíssim a tota Europa. La facilitat amb la qual s’estan introduint mesures d’excepció, típiques d’una dictadura –estat d’emergència, estat d’excepció, confinament obligatori– que ara es prolonguen en el temps, serveix per a amagar el fracàs total del neoliberalisme per a bregar amb un dels virus més simples que hi ha.
What is the economic impact of the latest round of lockdowns?
L’última tongada de confinaments i de mesures restrictives per combatre la pandèmia de COVID-19 afectaran de nou l’economia, però tot indica que no tindrà un impacte tan important com a la primavera passada. Els analistes de Goldman Sachs, per exemple, afirmen que en el cas de Gran Bretanya “a sensibilitat de l’activitat econòmica a les restriccions de la COVID-19 ha disminuït significativament des del primer confinament. En un informe publicat el 8 de gener, el banc HSBC assenyala que la producció industrial alemanya ha millorat la seva recuperació al mes novembre en ple segon confinament. L’informe sobre ocupació elaborat als Estats Units al mes de desembre mostra que si l’ocupació va caure per primera vegada des de l’abril, altres indicadors econòmics d’alta freqüència, com els de despesa dels consumidors, han millorat molt respecte de la primavera. Encara caldrà esperar abans que les xifres oficials dels diferents PIB confirmin la creixent resistència de les economies desenvolupades als confinaments, però en un informe recent de l’OCDE, que elabora una estimació setmanal del PIB per a les grans economies, revela que si l’abril funcionaven al voltant del 80% de la seva capacitat, ara estan superant el 90%. Tres factors principals expliquen la millora: menys por per part dels ciutadans; polítiques governamentals millor calibrades; i adaptació per part de les empreses. Aquesta resistència de l’economia davant l’última onada de confinaments té diverses implicacions. Quan el virus es va començar a estendre, els governs tenien la intenció de congelar l’economia. Però amb el pas del temps ha quedat clar que l’activitat s’ha adaptat al xoc de la pandèmia. Això vol dir que els governs haurien no hauran d’aplicar tantes mesures de suport fiscal, que és el seu gran objectiu per a 2021.
The first global event in the history of humankind
Branko Milanović argumenta que la COVID-19 és el primer esdeveniment realment globalitzat de la història de la humanitat. D’una banda, perquè la COVID-19 ha creat una rutina global uniforme: gairebé tothom experimenta bloquejos recurrents, evitació del tacte físic, i noves mesures legals per conscienciar a la població i complir davant les sancions. D’altra banda, la nova “rutina” imposada per la COVID-19 exigeix que canviem el nostre principal mètode de comunicació, de les experiències presencials i locals a la comunicació en línia. L’únic mètode d’expressió que és coherent amb les noves normes socials de la COVID-19 és Internet, i Internet és l’únic mètode de comunicació que pot arribar immediatament a un públic realment global. Finalment, l’autor argumenta que el canvi de la feina d’oficina centralitzada cap al teletreball obre un nou capítol en la història de la competència laboral. La migració ja no serà necessària per a moltes empreses que vulguin contractar. La possibilitat d’escollir el millor candidat de tot el món es podria convertir en una realitat del mercat.
How to deal with China
Segons els analistes de The Economist, les democràcies del món necessiten urgentment un enfocament coherent per tractar amb la Xina. Aquest país és el poder ascendent del segle XXI, però també una autocràcia que desconfia del lliure mercat i conculca els drets humans. No obstant això, els esdeveniments recents mostren la ineficàcia de la política occidental. El 30 de desembre, la Unió Europea va aprovar un pacte d’inversió amb la Xina que li assegurava uns guanys importants mentre al mateix temps la borsa de Nova York prohibia les accions de diverses empreses xineses, només per canviar d’idea dues vegades en pocs dies. A mesura que Occident va ensopegant amb accions contradictòries, la Xina s’ocupa de reprimir la dissidència a casa i d’expandir la seva influència a l’estranger. El 6 de gener, més de 50 activistes en defensa de la democràcia van ser arrestats a Hong Kong. Al novembre, la Xina va signar un pacte comercial amb 14 països asiàtics, inclosos aliats nord-americans com el Japó i Singapur, i segueix amenaçant Austràlia amb un embargament comercial parcial. La posada en marxa de la nova administració nord-americana amb Joe Biden ha generat una onada de bona voluntat mundial i hauria de ser possible crear un agrupament de democràcies, per exemple un G7 ampliat, que actuï per pressionar la Xina. The Economist conclou que encara s’està a temps de reafirmar els valors de les societats obertes i dels mercats lliures, però que aquesta finestra d’oportunitat no durarà per sempre.
The Undoing of China’s Economic Miracle
Michael Schuman critica el proteccionisme impulsat a la Xina pel seu president Xi Jinping. Oficialment, aquest reforçament de l’economia domèstica té com a objectiu protegir el país de possibles hostilitats internacionals, com van ser les restriccions de vendes a Huawei i altres empreses xineses per part de l’administració de Trump. Però en pràctica, pot tenir conseqüències nefastes tant a escala local com global. Pel que fa a l’economia domèstica, Xi podria danyar la productivitat del país prioritzant l’atorgament de recursos a “empreses governamentals notablement inflades i ineficients en lloc d’empreses privades molt més àgils i creatives”, avisa Schuman. També augmentaria el control del partit central sobre empreses locals, com va ser la suspensió de la primera venda d’accions d’Ant Group (que havia de ser la més gran del món) per part del mateix Xi el novembre 2020, tan sols dos dies abans de l’oferta inicial, suposadament en represàlia a una ofensa causada pel fundador de l’empresa Jack Ma. Pel que fa a les relacions comercials internacionals de la Xina, Xi va deixar clar a la quinzena reunió del G20 el novembre 2020 que prioritzar l’economia domèstica xinesa no implica rebutjar el comerç internacional amb la Xina. Però Schuman conclou amb un aire d’incertesa, advertint que “si Xi aconsegueix reemplaçar més del que la Xina compra al món, també soscavarà la justificació econòmica del compromís continuat amb un règim autoritari brutal.”
Sostenibilidad y cambio climático
El clima polarizado como síntoma del calentamiento global
El terrible trastorn climàtic que l’ésser humà està provocant és probablement el repte més important de la nostra civilització -íntimament relacionat amb la transició energètica, i Espanya està molt mal situada per enfrontar-ho. Som frontera amb el desert. I el Mediterrani, entre altres raons per ser un mar tancat, s’està escalfant un 20% més que la mitjana planetària. L’autor considera que el Govern hauria de fer molt més al respecte, i liderar les transicions ecològica i energètica, en comptes de demorar propostes tan imprescindibles com l’assemblea climàtica que reivindiquen els moviments socials, i a la qual es va comprometre la ministra del ram, Teresa Ribera. Les assemblees ciutadanes del clima poden exercir un efecte dinamitzador i disruptiu molt important, provocar que el debat transcendeixi i s’enriqueixi, i potser així el Govern podria enfrontar-se més legitimat a aquest oligopoli energètic carronyer que puja el preu de la llum i el gas en plena onada de fred, i a les grans empreses que ara s’enduran bona part dels fons de recuperació, fets a mida del sector privat.
Genuine technology neutrality in transport benefits 2050 climate targets
En el marc del Green Deal Europeu, els 27 caps d’Estat de la UE van acordar finalment un augment dels objectius climàtics per 2030 per aconseguir una reducció del 55% de les emissions de gasos d’efecte hivernacle. Aquesta decisió, encaminada a garantir que la UE estigui en vies d’aconseguir el seu objectiu de neutralitat climàtica per al 2050, impulsarà la revisió de molts reglaments necessaris per aconseguir el nou objectiu de 2030. Aquesta major ambició només serà assolible si es disposa de tecnologies de suport i es despleguen a gran escala. La tecnologia ha exercit i seguirà exercint un paper fonamental en el camí de la UE cap a la neutralitat climàtica per 2050. Sigui quin sigui el sector de l’economia, la tecnologia és clau, però la tecnologia per si sola no pot donar resultats. Suposa inversions massives per donar suport a la investigació i el desenvolupament, així com per construir els primers projectes industrials d’aquest tipus i ampliar la seva escala. Això al seu torn requereix polítiques que atreguin els inversors, i la participació de les empreses i els consumidors per crear mercats líders. El sector del transport europeu també ha iniciat aquest camí. El transport és l’espina dorsal de l’economia europea i hem d’assegurar-nos que el nostre sistema de transport, encara que es vagi descarbonitzant progressivament, segueixi sent competitiu, segur des del punt de vista energètic i assequible. L’objectiu d’aconseguir la neutralitat climàtica en el transport per carretera, aeri i marítim està clarament definit i acceptat, però la trajectòria fins 2050 segueix sent molt difícil i requereix prendre les decisions i eleccions correctes. A més dels beneficis científics i tècnics, la neutralitat tecnològica també garanteix una competència justa entre tecnologies i té un paper social i econòmic crític a la UE. En el cas dels combustibles líquids baixos en carboni en el transport per carretera, reduirà, per exemple, la pressió sobre el desplegament d’infraestructures per a vehicles totalment elèctrics. Reduirà la pressió sobre la demanda de matèries primeres crítiques. També accelerarà la reducció de l’impacte carbònic del transport reduint la necessitat de renovació de la flota i permetent als vehicles existents i nous accedir a combustibles líquids baixos en carboni. Els clients, els ciutadans i els mercats tenen la decisió a les seves mans i, en funció del que triïn, l’ambició climàtica d’Europa tindrà èxit.
2020 was Europe’s hottest, weirdest year
L’autor ens recordant que les desgràcies mai no venen soles i que l’any de la pandèmia de COVID-19 també ha estat l’any en que Europa ha batut tots els rècords de temperatures elevades. Però no ens hem de centrar només en els registres ja que això ens faria perdre l’enfocament més important. Estem en una era d’anys de rècord sostinguts. Ja no són notícies d’última hora, sinó una crisi humana. El canvi climàtic altera la meteorologia, la terra i els sistemes que mantenen la vida de maneres complicades i imprevisibles. A continuació l’article detalla alguns dels fenòmens que han caracteritzat l’any més calent d’Europa. Globalment, el 2020 és juntament amb el 2016 com l’any més calorós registrat a la història. El món ara té una temperatura 1,25 graus més elevada que la mitjana preindustrial i 0,6 graus per sobre de la mitjana 1981-2010 que els científics utilitzen com a referència. A Europa, les coses encara són més extremes. El continent s’ha situat a 1,6 graus per sobre del període de referència, i ha ultrapassat de 0,4 graus el rècord continental establert el 2019. I això és un fet especialment notable perquè s’ha produït durant un període d’activitat de La Niña, una fase del cicle de l’oceà Pacífic que generalment refreda la superfície de la Terra.
China Breaks Decades of Climate Gridlock
Ted Nordhaus fa una anàlisi crítica d’una promesa que va fer la Xina el passat setembre: reduir les seves emissions contaminants fins a arribar al zero en el 2060. Per una banda, té efectes positius, començant simplement amb l’efecte de sorpresa i alleujament que ha generat veure aquest compromís per part del gegant mundial de la manufactura. També ha desencadenat promeses similars al Japó i a Corea, desallotjant així l’assumpció que arrossegàvem des del Protocol de Kyoto el 1997 que l’avanç ecològic havia de ser necessàriament liderat per les potències occidentals amb els Estats Units al capdavant. Aquest principi de responsabilitats diferenciades partia del fet comprovat que aquests països eren (i són) responsables de gran part de les emissions contaminants globals, però en pràctica el seu efecte principal va ser l’endarreriment prolongat de l’aplicació de polítiques ambientals en altres països, que no havien de fer res fins que els Estats Units es posin les piles. Però no se les van posar. Aquest és, potser, l’impacte més radical d’aquesta promesa xinesa: desfer “la noció que els Estats Units servirien com a punt de partida per a l’acció climàtica mundial”. Tot i això, Nordhaus assenyala que el manteniment d’aquesta noció de responsabilitat occidental climàtica, i la promesa que la va acabar tirant per terra, tenen també una funció estratègica per amagar les qüestions polítiques xineses que han despertat preocupacions globals, com els seus conflictes administratius i territorials a Hong Kong i a la mar de la Xina Meridional.
Por qué el 2021 es la última oportunidad para evitar el colapso del clima
L’any 2020 potser ha estat la primera vegada en què els governs de tot el món van prendre mesures radicals per posar els interessos de la salut pública i el benestar per sobre dels del benefici privat. Per a un món que està tan dominat per la lògica de l capitalisme, aquest no és un triomf menor. Com moltes altres malalties infeccioses, la COVID-19 té els seus orígens en els efectes de l’activitat humana sobreels ecosistemes naturals. A mesura que més i més països han tractat de maximitzar el creixement econòmic, activitats com la tala d’arbres, la mineria, la construcció de carreteres, l’agricultura intensiva i la urbanització han provocat una destrucció generalitzada de l’hàbitat, el que ha portat a les persones a un contacte cada vegada més estret amb les espècies animals. Així com el canvi climàtic, la pandèmia actual és un símptoma de l’acceleració del col·lapse ambiental, que al seu torn és producte d’un model econòmic que depèn del creixement i l’acumulació. Vist d’aquesta manera, la idea que la COVID-19 pot ajudar d’alguna manera a la crisi mediambiental és absurda: són dues cares de la mateixa moneda. Si es compleixen les promeses de “reconstruir millor” a partir de la COVID-19; si el govern de Biden compleix les seves promeses sobre el canvi climàtic; si el pla quinquennal de la Xina compleix els seus compromisos de descarbonització; i si la COP26 és un èxit, llavors podríem tenir l’oportunitat d’evitar la catàstrofe climàtica. En canvi, si res d’això no succeeix, les nostres perspectives seran dràsticament diferents. Si “reconstruir millor” resulta ser un eslògan buit; si el pla climàtic de president Biden no aconsegueix superar la paràlisi del sistema polític dels Estats Units; si el pla quinquennal de la Xina inclou una vasta expansió de les centrals elèctriques de carbó; i si la COP26 és un fracàs diplomàtic, llavors ens trobarem atrapats en una trajectòria molt perillosa.
The environmental impact of mass coronavirus vaccinations
Louise Guillot analitza les conseqüències mediambientals de la distribució de la vacuna COVID a Europa. La vacuna BioNTech/Pfizer contra la COVID-19 ha de ser emmagatzemada dins d’un congelador amb gasos d’hidrofluorocarburs (HFC). Les emissions d’HFC tenen un efecte d’escalfament global fins a 23.000 vegades superior al del CO₂. Apunta també el mercat dels equips de protecció individual d’un sol ús (EPI), com ara màscares i guants de plàstic, que està creant importants residus no reciclats. Tot i això, la Comissió Europea defensa que els gasos HFC representen una amenaça pràcticament inexistent sempre que els congeladors estiguin hermèticament segellats. A més, la Comissió assenyala que l’augment dels residus relacionats amb els EPI és estadísticament inferior o igual als residus que es produirien a tota la societat si no hi hagués restriccions de bloqueig i mobilitat. Finalment, Guillot subratlla les dificultats per abordar tant una metodologia sostenible a llarg termini com un enfocament ambiental a curt termini en el desplegament de la vacuna.
Innovación, ciencia y tecnología
Who should get the jab?
La urgència de la vacunació contra la COVID-19 creix cada dia. Dues noves variants del virus, detectades a Gran Bretanya i Sud-àfrica, s’estenen pel món. Tot i que no semblen ser més mortals, són molt més contagioses i amenacen amb saturar els hospitals. La salvació rau doncs en una vacunació ràpida. Tanmateix, les vacunes romandran escasses al llarg del 2021, fins i tot a mesura que augmentin les morts, juntament amb la sensació que la protecció queda fora de l’abast de milers de milions de persones. Aconseguir dur a terme pautes de vaccinació correctes podria salvar centenars de milers de vides, mentre que en cas contrari això implicaria la pèrdua de la fe dels ciutadans en els seus governs, en els beneficis de la salut pública i en la capacitat del món per treballar junts. La vacunació també és una prova de salut pública i de si el món pot treballar junt per fer front a les amenaces comunes, com ara el crim organitzat i el canvi climàtic. Els països en desenvolupament han acollit assajos clínics. Alguns d’ells, com Sud-àfrica, que experimenta un brot ferotge, també fabriquen vacunes per a empreses multinacionals. Ara cal que també en puguin compartir els beneficis. Una modelització suggereix que una distribució global òptima de la vacuna segons les necessitats podria salvar més del doble de vides que si es concentren els subministraments només als països rics.
La lucha puede acabar siendo entre estados totalitarios y grandes empreses digitales
L’escriptor, pensador, conseller i emprenedor francès Jacques Attali adverteix que la crisi actual pot durar anys i que encara que ara tot està en mans de les vacunes, si la UE no es dota dels mitjans d’un Estat, pot acabar dominada políticament i econòmicament, per forces majors, les dels EUA i la Xina i les seves grans empreses. Afirma que els Estats ja han tornat a ocupar una part essencial en el dia a dia dels seus ciutadans i empreses pel confinament, les noves regulacions, etc. I precisament en relació amb això, assevera que amb cada pandèmia els estats es tornen més autoritaris encara que apunta que la tendència no va cap al model xinès. Al seu parer, Xina no és un bon model, perquè una dictadura amaga la veritat, viola els drets humans i ni tan sols és efectiva, com es va veure en la seva catastròfic maneig de la pandèmia en els seus moments inicials. L’economia de guerra és una economia molt intervencionista, amb un projecte, però que pot seguir sent democràtica com va demostrar Gran Bretanya durant la Segona Guerra Mundial. Podríem haver esperat que els europeus, els nord-americans i els britànics l’haguessin posat en marxa per la pandèmia actual, fins i tot mitjançant la mobilització de recursos militars, però no ho van fer. Al seu entendre, els potencials guanyadors seran els països que hagin après a desenvolupar des d’una perspectiva democràtica l’economia de la vida, encara que sigui a marxes forçades. I si aquests països no ho fan, llavors es produirà una lluita entre Estats totalitaris i grans empreses digitals. Els líders de el Partit Comunista xinès ja han entès el risc que plantegen els seus propis gegants digitals i aviat els regularan i, possiblement, fins i tot els desmantellaran. La mateixa qüestió sorgeix als EUA. Aquestes empreses es defensaran amb els seus advocats i podran fer que la batalla duri anys, però la resposta europea actual segueix sent insignificant. Conclou que el principal canvi que es necessita és un canvi cultural: cal passar de la societat de l’egoisme a una societat de l’altruisme; comprendre que tots tenim interès a ser altruistes, que l’empatia és econòmicament eficient. Els que ho entenguin seran els guanyadors.
Big Pharma’s finest hour?
Nick Dearden critica el model de negoci de la indústria farmacèutica global, que mitjançant la priorització del benefici econòmic i la privatització de la propietat intel·lectual posa en perill a la salut de la població global, i sobretot a la salut dels ciutadans de països pobres. Dearden apunta que per una banda, la resposta farmacèutica a la COVID-19 crea una oportunitat per a què aquestes empreses netegin la seva imatge pública. Per l’altra banda, la gestió de les vacunes disponibles actualment ha ressaltat un model de distribució inequitatiu, preexistent a la crisi del coronavirus. En el moment de publicació de l’article, els països rics minoritaris en població havien comprat la majoria de les vacunes disponibles contra la COVID-19. Per l’altra banda, l’accessibilitat a aquestes vacunes seguirà sent molt limitada en països més pobres, augmentant no només la seva tassa de mortalitat actual, sinó també la probabilitat futura de què sorgeixin variacions del mateix virus resistents al tractament. Dearden assenyala també el sistema de patents globals, acusant-lo de desviar cap al sector privat la riquesa generada per recursos públics, crear una falsa escassetat de medicació, i limitar la possibilitat de fabricar-la de forma local en molts països. Finalment, Dearden llista diversos casos en què algunes empreses farmacèutiques han aprofitat el seu immens poder econòmic per implementar estratègies econòmiques èticament dubtoses. Com a solució, proposa la suspensió de les normes de patents globals i l’adopció d’un acord de codi obert en la recerca medica cap a tractament per coronavirus.
After Trump, Should Twitter Also Ban All the Dictators?
Joshua Keating planteja irònicament que si Twitter té la intenció de començar a prohibir que líders i funcionaris justifiquin reiteradament les atrocitats que cometen els seus governs, l’empresa veurà reduïda considerablement la seva feina. El dia abans que el president Donald Trump fos bandejat permanentment de la plataforma per violar la política contrària a la “’incitació a la violència”, l’ambaixada xinesa als Estats Units va tuitejar que les dones uigurs de la regió de Xinjiang del país havien estat “alliberades” per les polítiques del govern xinès, i ja no eren “màquines per fer bebès”: un gir inquietant en una campanya draconiana de control de la natalitat que ha implicat l’ús forçat de DIU, esterilitzacions i avortaments Twitter va esborrar-lo durant el cap de setmana, sense especificar quina norma havia infringit. Argumenta que és temptador dir que Twitter només hauria de tenir una política de prohibició envers els “dictadors” però és prou difícil per als governs i les ONG definir què constitueix un govern democràtic o autocràtic i probablement no sigui una feina que vulguem delegar a aquest tipus d’empreses. I tenint en compte que Twitter i altres empreses de xarxes socials ja són considerades en moltes parts del món com agents d’influència nord-americana, la companyia tindria dificultats per presentar-se com a àrbitre neutral. Keating conclou que aquest mes es compleixen els deu anys de les revoltes de la primavera àrab, probablement la darrera vegada que empreses de xarxes socials com Twitter van ser realment percebudes com una força emancipadora i un agent de democratització. Probablement no es pugui tornar a aquells temps, però, com a mínim, no s’hauria de permetre que els governants autoritaris tinguin Twitter per ells sols.
Removing space junk
L’article planteja el problema creixent que representa l’acumulació de residus a l’espai i el risc concomitant que tinguin una col·lisió amb algun satèl·lit actiu, una situació que està empitjorant ràpidament. Es calcula que pot haver-hi fins a 1 milió de peces residuals d’1cm o més en òrbita, i s’estan rastrejant més de 20.000 objectes de tamany més gran, Segons Daniel Oltrogge, un expert que assessora la Space Data Association, els darrers tres anys s’ha duplicat el nombre de vegades que residus orbital han afectat els satèl·lits en funcionament. A curt termini, els satèl·lits poden esquivar el problema sempre que la seva nau estigui equipada amb propulsors adequats. No obstant això, a llarg termini caldrà una acció més radical. Part del problema és el nombre creixent de llançaments de coets i satèl·lits. El 17 de gener, per exemple, Virgin Orbit, un nouvingut al mercat que forma part del Virgin Group de Richard Branson, va llançar deu satèl·lits en òrbita mitjançant un coet alliberat des d’un Boeing 747-400 modificat. Un altre problema és que, cada any, es desprenen una dotzena de trossos importants de runa que orbiten al voltant de la Terra. Al voltant de la meitat d’aquestes explosions són causades per l’encesa de combustible sobrant de coets i l’esclat de bateries velles i tancs a pressió. La resta són el resultat de col·lisions. El resultat és una reacció en cadena d’impactes en òrbita. Si no es prenen mesures aviat, augmentaran les primes d’assegurança per als satèl·lits, la despesa en sistemes de seguiment i d’evitació de col·lisions augmentarà i es corre el perill d’inutilitzar alguns zones de gravitació orbital. Aturar aquesta reacció en cadena que generen els residus orbitals significa llançar part del tonatge superflu a l’espai cap a l’atmosfera terrestre, on la calor de fricció de la reentrada l’encendrà. D’aquesta manera, n’hi hauria prou amb eliminar només els residus de tamany més gran.
Internet: ni contigo ni sin ti
L’autora adverteix que no hem de caure en els cants de sirena dels que van ser còmplices de la postveritat i, ara que Trump és un zombi, pretenen donar falses lliçons d’exemplaritat. El que anomenem postveritat el 2016 ens va alertar sobre les raons per les quals els mitjans de comunicació van perdre la seva credibilitat com a fonts fiables i no contaminades. La cadena de transmissió de dalt a baix va fallar per la seva prepotència en oferir diagnòstics equivocats sobre el món. Avui se sap que la cadena és circular i ha de funcionar també de baix a dalt, fent-se ressò de la realitat que viu la ciutadania. Els mediadors no són profetes de la veritat ensenyant a les masses, i el seu paper no és només il·lustrar el ciutadà: també han de traslladar a les elits les ansietats de la ciutadania. Només així la jerarquia es transforma en cercle i es genera un coneixement empàtic que possibilita un consens sobre els fets i la consciència de pertànyer a un món comú. Aquest consens és el nostre escut enfront de les mentides i els mites dels autòcrates, i les institucions han de preservar l’acord.