
Diari de les idees 42 – Especial 100 días Joe Biden
13 mayo 2021
Ideas de actualidad
Los primeros cien días de la Administración Biden concentran el análisis de esta nueva edición del Diari de les idees. Dedicamos una mirada en profundidad haciendo un primer balance del cambio de paradigma que ha supuesto Biden respecto de Trump. De entrada, el nuevo presidente ha desplegado una agenda con un tono marcadamente rupturista con el mandato anterior y que se ha acentuado con una política reformista de cariz socialdemócrata que ha sorprendido casi todo el mundo. Un ejemplo reciente es la propuesta de levantar las protecciones de patentes para las vacunas contra la COVID-19 con el fin de acelerar la producción y distribución a todo el mundo. Haría bien la UE con las políticas que han predominando hasta ahora de tomar nota de la ambición de la nueva presidencia de los EE.UU de afrontar con tanta determinación los enormes problemas que se acumulan y en especial con respecto a las nuevas políticas fiscales.
Las primeras valoraciones de la presidencia de Biden destacan el nuevo rumbo político del antiguo senador, después de una larga trayectoria centrista de casi cuatro décadas de actividad y que se orienta ahora hacia posiciones más progresistas, cuando no claramente de tipo socialdemócrata. Así, John H. Harris comenta en la revista Politico que el primer discurso de política general de Biden ha sido uno de los más ambiciosos a nivel ideológico de entre los presidentes demócratas. Las políticas que ha ido anunciando desde el mes de enero suponen un giro copernicano con respecto a las dinámicas conservadoras anteriores. En efecto, después de haber tomado numerosas medidas que han roto con las políticas y estrategias de Donald Trump, Biden considera que ha llegado el momento de realizar una autocrítica profunda con respecto al funcionamiento y acciones del gobierno de los EE.UU y de adoptar medidas ambiciosas que potencien el talento y la creatividad de la sociedad americana y que permitan hacer frente a los múltiples retos actuales.
Para Michael Hirsh en Foreign Policy desde Franklin D. Roosevelt no había habido un presidente norteamericano con una acción política con tanto impacto como Biden en sus primeros cien días. En medio de una pandemia gestionada de manera catastrófica por la anterior administración y numerosos contratiempos sociales y económicos, la nueva Casa Blanca ha querido dar una respuesta contundente a los retos urgentes del país. Aparte de firmar cerca de 50 órdenes ejecutivas, la mayoría de ellas revirtiendo el legado de Trump, su gestión ha sido marcada por una exitosa campaña de vacunación masiva de la población y por la aprobación de tres paquetes de medidas (Plan de rescate, Plan de empleo y Plan de familias, de los que hablaremos en detalle más adelante) que suman casi 6 trillones de dólares para dinamizar la economía norteamericana y paliar los efectos de la pandemia.
También The Conversation y The New Statesman dedican una serie de artículos a los primeros cien días y analizan la comparecencia de Biden ante la Cámara de representantes y el Senado, presididas de manera conjunta por dos mujeres, la vicepresidenta Kamala Harris y la presidenta del Congreso, Nancy Pelosi. Destacan la aprobación del Plan de Rescate Americano, la reincorporación de los Estados Unidos al Acuerdo de París sobre el cambio climático y la revocación de algunas de las medidas de control de fronteras de Trump. A pesar de las numerosas y elogiosas comparaciones con las políticas emprendidas en los años treinta, subrayan que, en el caso de Franklin D. Roosevelt, este pudo contar con amplias mayorías en el Congreso para convertir en ley sus proyectos, mientras que Biden se encuentra ahora con un contexto donde la política está más polarizada que nunca y sólo puede contar con el apoyo del Partido Demócrata. En efecto, las cortas mayorías demócratas en la Cámara de Representantes y en el Senado, y el filibusterismo que se utiliza para bloquear casi cualquier legislación importante, pueden ser un obstáculo importante sobre todo en función de cuáles sean los resultados de las elecciones de medio mandato en 2022.
En el ámbito de las políticas económicas, los efectos de la crisis financiera de 2008 y el aumento constante de las desigualdades exigían urgentemente un cambio radical. Las antiguas recetas económicas y las políticas fiscales regresivas que habían utilizado a sus predecesores se han demostrado ineficaces y obsoletas para cohesionar el país. El trickle down economics has never worked que pronunció y tuiteó es el paradigma y la apuesta ahora es hacer crecer la economía desde debajo, fortaleciendo las clases trabajadoras y medias. El candidato Joe Biden había prometido a los trabajadores norteamericanos reconstruir una América más justa consciente de la importancia de la recuperación de las clases medias y trabajadoras duramente golpeadas por las crisis y cuatro décadas de políticas neoliberales.
Con respecto a las nuevas políticas fiscales propuestas por Biden, Yago Álvarez argumenta en El salto diario que el nuevo presidente rompe la inercia de las últimas décadas de dumping fiscal y la constante bajada en la aportación de las empresas a las haciendas públicas y sorprende que este cambio haya venido de los Estados Unidos. Sobre todo, después de ver como Trump redujo el impuesto de sociedades norteamericano del 35% hasta el 21%. En este sentido, Biden ha revelado que un estudio realizado por el Institute on Taxation and Economic Policy muestra que 55 multinacionales norteamericanas, entre las cuales se encuentran Nike o FedEx no pagaron ni un solo dólar en impuestos federales sobre beneficios en el año 2020. En caso de que hubieran pagado el 21% de sus beneficios, las 55 empresas habrían contribuido con un total de 8.500 millones de dólares. Pero, en cambio, con las políticas de Trump lo que recibieron fueron 3.500 millones de dólares en rebajas fiscales. Pero ahora en cambio, Janet L. Yellen, secretaria del Tesoro norteamericano de la nueva era Biden, acaba de anunciar que los EE.UU. subirán el impuesto sobre sociedades del 21% al 28% y que trabajarán con los países del G20 para acordar un tipo mínimo del impuesto de sociedades a nivel mundial que pueda frenar esta carrera raise to the bottom a la baja. En último término, se trata de garantizar que los gobiernos tengan sistemas fiscales estables que recauden suficientes ingresos para invertir en bienes públicos esenciales y responder a las crisis, y que todos los ciudadanos compartan de manera equitativa la carga de la financiación del erario público.
Por su parte, Erika York señala en Tax Foundation que en sus primeros 100 días como presidente, Joe Biden ha propuesto más de una docena de cambios significativos en el código tributario de Estados Unidos que permitirán recaudar más de 3 billones de dólares en ingresos y aumentarán los incentivos para invertir, ahorrar y trabajar en los Estados Unidos. Después de promulgar el Plan de Rescate, Biden ha formulado dos otras propuestas que comportan un gasto de varios billones de dólares -el Plan de Empleo de 2,65 billones de dólares y el Plan de Familias de 1, 8 billones de dólares- que se financiarán en parte con aumentos de impuestos a las empresas, a los hogares con mayores ingresos y a las empresas. El Plan de Empleo propuesto por Biden financiaría las inversiones en infraestructuras y el aumento del gasto en otros sectores prioritarios mediante el incremento de la carga fiscal sobre los beneficios nacionales y extranjeros de las empresas, lo cual supondría aumentar el impuesto sobre la renta global intangible de baja tributación hasta el 21%, aplicar un impuesto mínimo del 15% sobre la renta contable de las empresas, que se aplicaría a los beneficios financieros de las empresas con ingresos superiores a 100 millones de dólares, proporcionar un crédito fiscal para determinadas actividades de deslocalización, eliminar ciertas deducciones y créditos para la industria de los combustibles fósiles y ampliar y reestructurar determinados créditos fiscales para la producción de energía verde.
En este sentido, Nathaniel Rakich destaca en FiveThirtyEight el amplio<A[apoyo|soporte]> apoyo de la ciudadanía al plan de 1.9 trillones de dólares destinados a estimular la economía después del coronavirus. También advierte que los otros dos paquetes de medidas (2 trillones de dólares destinados a impulsar las infraestructuras y 1.8 trillones de dólares destinados, entre otros, a la atención a la infancia o preescolar) generan diversidad de opiniones. El plan de infraestructuras pretende situar la economía norteamericana a un nivel superior al de antes de la crisis y debería permitir crear puestos de trabajo, generar más ingresos en la línea keynessiana más clásica a la vez que también debería fortalecer la economía para contener la embestida china. Destaca que el plan se tiene que financiar precisamente con el aumento del impuesto de sociedades para que las contribuciones de todos al bien común sean más justas. Con el fin de generar un apoyo más amplio, Biden pretende financiar estos tres paquetes a través de medidas populares que comentábamos más arriba, con el aumento del impuesto de sociedades, del 21% al 28% y el incremento de impuestos a las grandes fortunas. Al mismo tiempo, este método de financiación debería permitir reducir significativamente la evasión fiscal y reorientar la economía norteamericana en un contexto donde la dinámica de la globalización está cambiando. En efecto, tal como apunta Lluís Bassets en El País, estamos en un contexto con novedades absolutas en el naciente mapa geopolítico para las que de nada no sirven las viejas recetas. La construcción de un nuevo sistema de relaciones con las potencias autoritarias, China y Rusia especialmente, en el que las democracias no queden rehenes de los intereses económicos globales, requerirá un poco más de tiempo, mucha inteligencia y también tanteos, es decir, fracasos y éxitos.
Estamos viviendo por lo tanto un cambio de rumbo radical para los Estados Unidos, pero también para la economía mundial. La estrategia del nuevo presidente pasa por reconstruir la economía pero en un contexto global muy diferente al de antes de la pandemia como apunta David Ignatius en un artículo publicado en el Washington Post, donde analiza el ambicioso paquete de casi 2 trillones de dólares para cambiar el contrato social norteamericano. Para conseguir materializar este giro que, si tiene éxito, significaría un cambio sin precedentes en la política norteamericana, Biden ha centrado todos los esfuerzos en el punto central de su agenda: la economía verde. Alcanzando los objetivos mediante la creación de puestos de trabajo que plantea la transformación de se lo industria de la sostenibilidad. Para conseguirlo necesita que se cumplan dos variables: por una parte, una inyección de capital en el sector que mantenga el liderazgo mundial de los Estados Unidos y por otra una fuerte inversión en capital humano.
Uno de los puntos importantes en torno al cual gira el nuevo rumbo emprendido por Joe Biden es el de la lucha contra el cambio climático. Como el propio presidente había prometido, desde el primer día su administración ha mostrado su voluntad de actuar de manera inmediata y ambiciosa, articulando su política medioambiental alrededor de nueve elementos clave: 1) la adopción de medidas ejecutivas no sólo para revertir todo el daño causado por Trump, sino ir más allá y más rápido en la lucha contra el cambio climático; 2) la colaboración con el Congreso para promulgar este mismo año una legislación que, al final del mandato, haya puesto las bases por un camino irreversible para conseguir cero emisiones como máximo en el 2050; 3) la movilización de todos los estados del mundo para llevar a cabo acciones urgentes; 4) una inversión histórica en energía neta e innovación de más de 400.000 millones de dólares en diez años; 5) acelerar el despliegue de tecnología limpia a toda la economía norteamericana; 6) hacer de la justicia ambiental una prioridad a todas las agencias federales; 7) responsabilizar y hacer pagar las empresas e industrias contaminantes; 8) crear 10 millones de puestos de trabajo de clase media y bien remunerados en el ámbito de la lucha contra la emergencia climática; y 9) cumplir la obligación contraída hacia las comunidades y los trabajadores que han arriesgado su vida para producir combustibles fósiles. A partir de esta declaración de intenciones, Heather Hansman procede a un análisis de las primeras acciones de Biden en este ámbito y destaca que de entrada los Estados Unidos han vuelto a integrar el Acuerdo de París sobre el clima, se ha cancelado la construcción del gasoducto Keystone XL y se ha afianzado el compromiso del nuevo gobierno con la justicia ambiental. Posteriormente, el nuevo presidente ha ido revocando una serie de órdenes de la era de Trump que su equipo ha considerado incompatibles con la ciencia y la salud pública, incluidas aquellas que abrieron la vía para acelerar la perforación en terrenos federales. Biden también ha creado un grupo de trabajo sobre el clima dentro del Departamento del Interior que, entre otras cosas, incorporará el coste social del carbono al trabajo del departamento. Una de las iniciativas que está arrancando y que tendrá un impacto enorme sobre la vida cotidiana de los ciudadanos, es el compromiso del presidente de reducir en el 2030 las emisiones de gas en los hogares de los Estados Unidos a un 50% por debajo de los niveles del 2005. En último término, estas acciones se incorporan, en parte, al plan de infraestructuras de 2,65 billones de dólares, que incluye financiación para vehículos eléctricos, una red eléctrica renovada, investigación climática, etc.
Piper McDaniel destaca la orden ejecutiva que prioriza la protección del medio ambiente, el aire y el agua, la disminución del uso de productos químicos y pesticidas, la rendición de cuentas de los contaminantes, la reducción de los gases de efecto invernadero y la lucha contra el cambio climático; la orden ejecutiva que subraya la importancia de dar a los departamentos y agencias ejecutivas flexibilidad para utilizar una acción reguladora sólida para abordar las prioridades nacionales, dado que esta orden hace retroceder las políticas de la era Trump que limitan las normativas; la elaboración de un memorándum ejecutivo que recomienda al gobierno federal que siga los criterios de la ciencia, requiere revisar y reformar las políticas existentes para garantizar que se basen en evidencias y desincentive la interferencia política inadecuada en la investigación y las conclusiones científicas; la creación de un consejo consultivo presidencial sobre ciencia, tecnología e innovación encargado de informar las políticas públicas relacionadas con la economía, el empoderamiento de los trabajadores, la educación, la energía, el medio ambiente, la salud pública, la seguridad nacional y nacional, la equidad racial y otros temas; la orden ejecutiva que posiciona la crisis climática al centro de la política exterior e interior y de la seguridad nacional, con el objetivo de llevar a los Estados Unidos a emisiones cero de carbono; la orden ejecutiva que obliga a revisar los impactos del cambio climático sobre la migración, la seguridad nacional y la política internacional; la creación de un grupo de trabajo sobre innovación climática para reforzar el progreso de los Estados Unidos en materia de energía verde y otras iniciativas sobre el clima. También destinó 100 millones de dólares a investigación y desarrollo innovadores para mejorar la resistencia climática; y la firma del American Rescue Plan Act, un proyecto de ley de alivio de la pandemia que incluye fondos para la actualización del sistema de agua, apoyo financiero para reguladores locales e infraestructuras públicas.
Finalmente, desde la revista Politico Zack Colman realiza una serie de apuntes generales sobre el objetivo energético y climático de la Administración Biden desde una perspectiva económica y geopolítica. Esta nueva etapa política tiene el objetivo de presentar medidas legislativas que conviertan el gobierno en una verdadera máquina de reducción de emisiones, generando al mismo tiempo nuevos compromisos con otras economías importantes como Canadá, Japón o Corea del Sur. En tanto que no le faltan competidores, ahora la cuestión es saber quién liderará el cambio y quien conseguirá la hegemonía. Por su parte, The Economist argumenta que no obstante, sigue habiendo un cierto escepticismo con respecto a la aplicación de los planes previstos debido a la división política existente en el país que dificulta la aprobación por parte del Senado americano de cualquier legislación. Además, lo historia no habla a favor de los Estados Unidos ya que su credibilidad ya se ha visto dañada en varias ocasiones. A pesar de ello, con la adopción de estas medidas, los Estados Unidos declaran abiertamente sus intenciones de liderar la revolución de las energías renovables, una competición que hasta el momento lidera China a través de la reducción progresiva del uso del carbón prevista en los próximos años. En definitiva, se trata de un nuevo reto para certificar que los Estados Unidos no están dispuestos a perder la hegemonía mundial.
Siguiendo en clave política interior, Susan B. Glasser señala en The New Yorker que después de meses de distopia y de oscuridad parece que las iniciativas de Biden durante sus primeros cien días de mandato han generado nuevas esperanzas en el país. Trabajo, crisis climática, lucha contra el racismo, control de las armas, acceso igualitario a la educación y a la salud, igualdad de género, etc., son algunos de los aspectos que Biden coloca como ejes centrales de acción y que se pueden convertir en una herramienta de transformación social y económica profunda. Para conseguirlo, sin embargo, será fundamental la actitud de los republicanos -escépticos ante las dinámicas generadas por Biden. En este sentido, John Lawrence advierte en el New York Times de los peligros de querer jugar la carta del bipartidismo a cualquier precio. El ex jefe de gabinete de la presidenta de la Cámara de representantes, Nancy Pelosi, considera que aunque es bueno tratar de encontrar un terreno común, insistir en el bipartidismo, vista la gran división política existente en materia de recuperación económica, reforma fiscal, cambio climático y asistencia sanitaria, no puede hacer más que llevar a un bloqueo o a la aplicación de políticas rebajadas e ineficaces. Finalmente, en un balance con más claroscuros, desde las páginas de The New Statesman Emily Tamkin argumenta que el presidente norteamericano ha superado algunas expectativas, pero que también se ha quedado corto en cuestiones que van desde la deuda de los estudiantes hasta la crisis climática. A pesar de que, Biden puede acabar siendo mejor presidente de lo que se esperaba, sobre todo en el ámbito interno, muchos progresistas argumentan que todavía tiene mucho por demostrar.
Para acabar, en materia de política exterior y ante el cambio de paradigma que suponen las políticas puestas en marcha por Joe Biden, la revista Foreign Policy dedica un extenso dosier a establecer un primer balance de la nueva administración. El lema de la política exterior del presidente Joe Biden es “América ha vuelto” y no pierde el tiempo. Biden y su nuevo equipo son conscientes de que las exigencias de la política global piden poder restablecer la confianza con los antiguos aliados –como por ejemplo la Unión Europea- dañada durante los años Trump y atraer nuevos socios que buscan el amparo de un nuevo liderazgo norteamericano, principalmente los países de la región Asia-Pacífico.
En este contexto, el reto principal es una China cada vez más segura de sí misma, económicamente agresiva y sofisticada tecnológicamente que desafía la vieja hegemonía política y económica norteamericana. Desde el Financial Times se advierte que lo que ha estado intentando hacer el equipo de Biden es establecer una nueva normalidad en la relación entre ambos países. Una relación que pasa por que los líderes de Pekín entiendan que habrá nuevas fricciones y que la presión china sobre los EE.UU. o sus aliados y socios no hará que los Estados Unidos frenen su nuevo impulso multilateralista. La dinámica política de ambos países también sugiere que puede pasar un tiempo antes de que Washington y Pekín lleguen a una distensión. Un calendario que pasa por las mid-term elections de noviembre de 2022, y también por aquellas fechas, Xi Junping tendrá que gestionar el Congreso del Partido Comunista de cara a garantizar una reelección por cinco años más. Hasta que no se produzcan estos dos acontecimientos políticos, es posible que no haya mucho margen de compromiso entre ambos países.
Finalmente, otros escenarios que determinarán el rumbo de la nueva política exterior norteamericana son Oriente Medio y América Latina. Así, desde las páginas del New York Times, Lee Wolowsky afirma que después de la decisión de retirar completamente todas las tropas desplegadas a Afganistán el presidente Joe Biden tiene la oportunidad de enmendar uno de los mayores fracasos de Barak Obama. Esta oportunidad no es otra que la desaparición del centro penitenciario de Guantánamo, un centro que tiene un coste muy elevado ya no sólo a nivel económico, sino que también con respecto a la reputación internacional de los EE.UU. En este sentido, la administración Biden ha dado el primer paso para el desmantelamiento del centro negociando la liberación de 6 prisioneros, mientras que se prevé que los que no puedan ser trasladados fuera de la custodia norteamericana por diferentes motivos, sean trasladados al sistema penitenciario federal.
Como señala Daniel R. Depetris en Newsweek, Oriente Medio es una región que ha sido un auténtico quebradero de cabeza para los tres últimos presidentes norteamericanos con un coste de más de 6 billones de dólares y decenas de miles de víctimas, principalmente civiles en conflictos como los de Siria o Yemen. Los 100 primeros días de mandato parecen indicar que Biden está tomando medidas para ir cambiando gradualmente de prioridad geoestratégica y centrar su atención en la zona de la Asia-Pacífico. Así, pocas semanas después de su toma de posesión Biden anunció que los EE.UU. dejarían de proporcionar apoyo militar a Arabia Saudí en la guerra de Yemen, ya que seguir equipando Riad con municiones aire-tierra, apoyo logístico y cobertura diplomática era una propuesta perdedora para los Estados Unidos. Con todo, la decisión más significativa de Biden es la salida de las tropas de los Estados Unidos de Afganistán, que era considerada de hace tiempo como una prioridad por la mayoría de expertos en política exterior norteamericana después de más de 20 años de presencia sobre el terreno. En cambio, con respecto a Oriente Medio, los movimientos de la administración Biden hasta el momento todavía son inseguros. Las tropas norteamericanas continúan atrapadas en Siria y en Irak, en principio en una misión para combatir los restos de ISIS, pero en realidad para proteger los escasos yacimientos petrolíferos de Siria para evitar que el gobierno sirio pueda acceder a ellos. En la revista Politico, Nahal Toosi subraya otro de los grandes temas pendientes de resolver: el conflicto con Irán. Mientras los negociadores de la administración Biden están buscando maneras de volver a unirse al acuerdo nuclear con Teherán, el tema de las sanciones impuestas por Donald Trump está siendo un obstáculo importante. Si, por una parte, los funcionarios iraníes argumentan que hay que levantar todas las sanciones de la era Trump, los negociadores norteamericanos argumentan que algunas no se pueden retirar porque están relacionadas con aspectos que no tienen que ver con el programa nuclear de Irán, como por ejemplo los derechos humanos o el estado de derecho. Finalmente, con respecto a América Latina, Moisés Naím advierte en la revista Slate de los peligros que comportaría para los Estados Unidos y para el sistema multilateral perpetuar la negligencia con la cual Washington ha tratado a sus vecinos del sur desde hace décadas, ya que ahora ignorar las crisis latinoamericanas puede tener consecuencias graves. En efecto, Washington ha abandonado América Latina durante la pandemia hasta el punto que incluso sus tradicionales aliados se han visto obligados a negociar las vacunas rusa y china. Ante esta situación, hasta ahora el gobierno de Biden se ha limitado a advertir a sus aliados regionales que adoptar la tecnología Huawei como aparte del desarrollo de la red 5G es inaceptable. Mientras tanto, China distribuye millones de vacunas en la región…
Balance general
The Biden 100-Day Progress Report
La revista Foreign Policy dedica un dossier especial als 100 primers dies de l’administració Biden i ha demanat a 25 experts d’analitzar l’agenda de política exterior de Biden, des de la restauració d’aliances fins a la competició amb la Xina en la lluita contra el canvi climàtic. El lema de la política exterior del president Joe Biden és “Amèrica ha tornat”. I no perd temps: potser en l’inici més actiu d’una nova administració des de la de Ronald Reagan, Biden i el seu nou equip de seguretat nacional han avançat ràpidament per revocar les prohibicions d’immigració de l’administració Trump i prometre diners en efectiu per vacunar els més pobres del món. És més, han fet tot això enmig del que encara és una pandèmia devastadora i després de la primera transició presidencial violenta de la història dels Estats Units. D’altra banda, el sentiment d’alleujament és especialment fort entre els aliats d’Àsia i Europa, els ciutadans dels quals van veure la insurrecció del 6 de gener a la capital de la democràcia més important del món amb una barreja d’horror i fascinació. Les exigències de la política global demanen poder confiar en els vells aliats i atreure nous socis que busquen de nou el lideratge de Washington. Una Xina cada vegada més segura, agressiva i sofisticada tecnològicament desafia l’ordre mundial dominat per Occident en un nombre creixent de fronts. A tot el món democràtic, els populistes continuen mobilitzant-se i els Estats Units els van donar un model per desafiar els resultats electorals que no els agraden. Val a dir que també hi ha escepticisme, ja que alguns governs estaven molt contents amb les polítiques de l’equip Trump, com ara els d’Israel i el món àrab, que van aconseguir acords històrics de pau, signats pels Estats Units, a l’Orient Mitjà. A Àsia, el to de fermesa de Trump amb la Xina va tenir molt de seguiment. Un nou context doncs on la competició entre els Estats Units i la Xina ha emergit com a element central de la política dels Estats Units, amb un nou èmfasi en el canvi climàtic, els drets humans i l’ús del comerç per crear llocs de treball.
Measuring a president’s first 100 days goes back to the New Deal
En aquest article de balanç dels primers 100 dies de presidència de Joe Biden es destaca que el president nord-americà ja ha assolit una fita legislativa important mitjançant l’aprovació de la Llei del Pla de Rescat Americà. També se subratlla que ha utilitzat els seus poders com a president per agilitzar la distribució de la vacuna contra la COVID-19, reincorporar-se a l’Acord de París sobre el canvi climàtic i revocar algunes de les mesures de control de fronteres de Trump així com el permís per a l’oleoducte Keystone XL. Biden també ha presentat un ampli pla d’infraestructures, noves polítiques sobre el canvi climàtic, reformes de la immigració i de la justícia penal i la policia, entre altres promeses de campanya que vol complir. L’article, però, alerta que mentre a la dècada de 1930 Roosevelt va poder comptar amb àmplies majories demòcrates al Congrés per convertir en llei moltes de les idees proposades pel president, Biden no pot comptar ara mateix amb el mateix suport. En efecte, les curtes majories demòcrates a la Cambra de Representants i al Senat, i el filibusterisme del Senat que ara s’utilitza per aturar gairebé qualsevol legislació important, han impedit que Biden pugui igualar el nivell d’èxits de FDR durant els seus primers 100 dies. Si Biden vol aconseguir-ho probablement caldrà negociar acords amb almenys 10 senadors republicans.
Discours de Joe Biden: 100 jours de virages à gauche inattendus
El mandat del nou president del Estats Units està sorprenent d’una manera positiva a la gran majoria de l’opinió publica. D’entrada, Biden no era el candidat més valorat per la majoria de l’electorat americà, s’enfrontava en un procés de primàries complicat a representants que actualment mouen masses: dones, activistes LGTBI, polítics de diverses races, representants de l’ala progressista, etc. Des de la seva presa de possessió, la percepció del President i de la seva administració ha canviat radicalment. S’esperava un Biden molt més conservador i moderat, i ha estat tot el contrari. El president s’ha reafirmat en alguns punts controvertits en la política americana: el control de les armes, l’homofòbia, el racisme, el feminisme… i per consegüent l’ala esquerra del Partit demòcrata està gratament sorpresa de la evolució dels 100 primers dies de mandat del nou president. Així, icones progressistes com Alexandria Ocasio Cortez s’ha mostrat molt impressionada per com han transcorregut aquests primers tres mesos i afirma que l’administració Biden és molt mes progressista del que s’havia imaginat en un principi.
Prolific yet quiet: Joe Biden’s first 100 days in numbers
Cent dies després del nomenament de Joe Biden com a president dels Estats Units, múltiples han estat els canvis i transformacions en la direcció política del país en comparació a les dinàmiques “trumpistes” anteriors. En aquest article de NewStatesman, Nicu Calcea realitza un resum general i comparatiu de les mesures del nou govern de Biden i apunta quins són els reptes que augura la seva candidatura. Si bé sabem que l’entrada de Joe Biden a la presidència va estar marcada per la davallada econòmica derivada de la COVID-19 així com de moments de tensió, enfrontament i violència tals com l’«Assalt al Capitoli», el nou president no va dubtar en desfer gran part dels esforços de l’administració anterior. Segons Calcea, si bé Biden ha tingut menys impacte mediàtic que el seu predecessor, ha estat el president que més directives executives ha realitzat d’entre tots els dirigents nord americans. A més, segueix l’autor, les dades evidencien que el seu rendiment és, sens dubte, millor que el de Trump; ha obtingut una aprovació positiva del 54% -respecte a la inferior al 50% del seu predecessor- que s’ha mantingut sense canvis importants des de la seva presa de possessió. Tanmateix, el mandat de Biden troba alguns peròs. Per una banda, el president encara està molt lluny d’arribar al nivell d’aprovació que altres presidents han assolit. A més, tot i la seva benvinguda, les dades mostren una profunda polarització i divisió al país que presenta un veritable repte. Paral·lelament, la manca de suport per part del Partit Republicà denota falta d’estabilitat i d’unió en la seva candidatura. Per això, diu Calcea, el present repte rau en incorporar els republicans.
Les cent jours de Joe Biden : un premier bilan
Amb motiu dels primers dies de mandat del nou president dels Estats Units, el diari The Conversation fa una anàlisi de les accions que ha pres l’administració Biden. D’entrada, el nou president s’allunya de la imatge que l’ex president Trump en va donar. Biden té un currículum marcat per la disciplina, ha ocupat llocs de gran prestigi en l’administració americana sense ser el centre d’atenció. Es caracteritza per implicar-se d’una manera fervorosa en la seva feina. Està fent front a les dues crisis actives actualment, la sanitària i l’econòmica, implementant polítiques publiques que han tingut un efecte positiu. En l’àmbit sanitari, el ritme de les vacunacions ha augmentat considerablement per poder combatre i controlar la pandèmia. En el terreny econòmic, Biden també se n’està sortint amb èxit: l’atur ha baixat un 6% i s’han creat més llocs de treball respecte del mandat de l’anterior president. També s’han produït canvis en l’administració: els equips de Biden es caracteritzen per la paritat entre els dos sexes, una gran diversitat racial, s’ha obert les portes a persones transgènere, etc. Finalment, l’article també destaca que el president controla perfectament les noves xarxes socials i que el seu equip de comunicació està molt preparat.
The first 100 days: just how radical is Joe Biden?
Després dels últims cent dies de mandat de Joe Biden als Estats Units, Edward Luce llança una pregunta: com de radical s’ha presentat la seva presidència? En el present article del Financial Times, el periodista elabora una anàlisi sobre les accions que Biden ha proposat pels Estats Units i assenyala els reptes que es presenten al seu mandat. L’arribada de Joe Biden al govern ha estat vista per la majoria de gent com una entrada sorprenentment radical. Segons Luce, és francament difícil trobar un gir presidencial tan abrupte com el de Trump a Biden. Tanmateix, diu l’autor, en alguns aspectes es pot comprovar que aquesta transició no ha estat tan radical com sembla. Per una banda, aspectes com el seu accentuat paquet econòmic, el seu canvi de to calmat i reservat en contrast amb el de Donald Trump o els canvis atmosfèrics al voltant de les minories del país són alguns dels elements que es presenten com una diferència abrupta, evident i positiva. Així, Joe Biden ha presentat, segons Edward Luce, un visible canvi de to. Tanmateix, serà la substància d’aquesta nova tonalitat una substància transformativa? En aquest punt, segons Luce, podem trobar cert debat que serà discutit en el transcurs d’aquest article. Les ambicions de Biden, en conclusió, dependran de si és capaç de desafiar la història.
Were Joe Biden’s first 100 days in office a success? Our panel’s verdict
L’article de The Guardian analitza els primers 100 dies del President Biden des de diferents aspectes per mitjà d’un panel d’experts format per Kate Aronoff, Simon Balto, Moira Donegan, Jill Filipovic, Geoffrey Kabaservice i Bhaskar Sunkara. En un primer comentari es valoren les les noves polítiques que l’administració Biden està implementant per lluitar contra el canvi climàtic. En comparació amb les polítiques agressives que l’ex President Trump va anar aplicant o revertint durant el seu mandat, els experts consideren que és un gran pas cap a una millora exponencial. No seran suficients, de moment, per poder contribuir a la millora de l’ecosistema mundial però el president està compromès en dur a terme unes polítiques molt més respectuoses amb el medi ambient. També subratllen l’actuació molt eficaç de la nova administració en relació amb el procés de vacunació contra la COVID-19. Pel que fa al tema de la immigració, durant el mandat de Trump tots vam ser testimonis de l’agressivitat de les seves polítiques. En canvi, Biden s’aproxima més a les polítiques de la presidència d’Obama. Els experts consultats argumenten que les expectatives sobre el mandat del president eren a priori molt baixes, però que el nou president ha aconseguit sorprendre la majoria dels analistes amb el progressisme de les seves polítiques. En definitiva, Jill Filipovic incideix en que les polítiques de Biden son clarament un retorn a l’era Clinton.
Biden gives Congress his vision to ‘win the 21st century’ – scholars react
Amb motiu dels seus primers 100 dies de mandat, el president nord-americà Joe Biden va pronunciar un discurs al Congrés, sota la presidència d’un duo històrics composat per dues dones: la vicepresidenta Kamala Harris i la presidenta de la cambra, Nancy Pelosi. La revista The Conversation ha demanat a tres acadèmics que donessin la seva opinió sobre discurs de Biden, que va començar amb un relat dels èxits de la seva administració durant els seus primers 100 dies i va acabar amb la seva crida a la unitat perquè els Estats Units puguin complir la seva promesa. Per a Karrin Vasby Anderson, professora de comunicació a la Universitat de Colorado, el discurs de Biden suposa un retorn a la normalitat. Destaca que Biden va promoure els valors familiars d’optimisme, èxit i excepcionalitat nord-americans i va proposar una llista de polítiques més ambicioses que qualsevol altra des que Lyndon B. Johnson va optar pel concepte de “Great Society”. Ivory A. Toldson, professora de psicologia a la Universitat de Howard assenyala que l’esperit i el to de Biden suggereix que es considera un defensor de les institucions d’educació superior que acullen estudiants amb baixos ingressos i col·lectius històricament subrepresentats. Finalment, Veronika Dolar, professora d’Economia a la SUNY Old Westbury apunta que la mobilitat social fa dècades que decaient als EUA. Mentre que la gran majoria dels nord-americans nascuts a les dècades de 1950 i 1960 guanyaven més que els seus pares, tot just la meitat dels Millennials poden dir el mateix, En aquest sentit, el Pla de Famílies Americanes presentat per Biden, d’1,8 bilions de dòlars, pretén invertir aquesta situació. Considera que el preu és elevat i que es trigarà a veure’n el rendiment, però nombrosos estudis han demostrat que aquest tipus d’inversions són la millor manera de promoure el creixement econòmic i la mobilitat social a llarg termini.
How Biden stacks up against his predecessors
Els primers 100 dies de Joe Biden en el càrrec han estat marcats per una onada d’ordres executives i l’aprovació del paquet d’estímul COVID-19 de 1,9 bilions de dòlars, la qual cosa ha portat nombrosos analistes a fer una comparació inevitable amb les accions contundents que va dir a terme Franklin Roosevelt per remodelar el govern dels Estats Units en els seus famosos 100 dies de 1933. Dins d’aquest marc, Financial Times analitza i compara aquest primer balanç de Joe Biden amb el dels seus predecessors. Destaca que Biden ha endegat més accions presidencials, que inclouen ordres executives, memòries presidencials i proclamacions, que qualsevol altre president post-Roosevelt. També crida l’atenció que el president hagi activat 4.000 llocs de treball de càrrecs polítics al govern dels Estats Units, dels quals aproximadament 1.200 requereixen confirmació al Senat. Cent dies després de la seva presa de possessió, el grau de satisfacció dels ciutadans respecte de Biden se situa en el 57%, un percentatge que es manté essencialment inalterat des de la seva investidura. Cal subratllar que l’aprovació està molt polaritzada: 94% entre els demòcrates i només 11% dels republicans sí. Una situació contrària, doncs, al missatge d’unitat que Biden va invocar en el seu jurament de presa de possessió. Finalment, els consumidors nord-americans són més optimistes des que Biden és president, animats per l’èxit de la campanya de vacunació massiva contra la COVID-19, l’arribada d’estímuls governamentals al consum i la creació de molts llocs de treball gràcies en part a l’impuls fiscal.
Política exterior
Biden’s Everything Doctrine
Els primers discursos de Joe Biden sobre política internacional han presentat una gran quantitat de metes innovadores i progressistes, les quals tenen l’objectiu de prioritzar la democràcia, els drets humans i les classes treballadores. En el present article de Foreign Affairs, Jeremy Shapiro discutirà el nou projecte de Biden i oferirà una vista sobre els reptes i obstacles aquest presenta, sobretot pel que fa a les tensions entre governança global i polítiques progressistes enfocades en les classes treballadores. Durant el transcurs de l’article, Shapiro ens oferirà exemples que evidencien la impossibilitat de reconciliar un discurs utòpic de governança global que, alhora, vetlli per la democràcia i la igualtat interna del propi país sense haver de fer sacrificis ni trobar tensions. Les ambicions i grandiloqüències presentades per Biden, segons l’autor, no són sostenibles; les polítiques de l’administració de Biden haurien d’esforçar-se a ser més honestes i concretes, tot evitant clixés, sinó, el president corre el risc de quedar-se atrapat entre promeses excessives. En definitiva, diu Shapiro, Biden ha de ser capaç d’escollir d’una manera concreta cap a on es vol dirigir: cap a una governança global de caire tradicional o cap a la reconnexió entre les polítiques internacionals i les necessitats concretes del públic americà des d’una perspectiva més honesta i concreta. La pregunta és: cap a on es dirigirà?
Sinais de retoma: perspectiva transatlântica sobre os primeiros 100 dias de Biden
L’autora es planteja en aquest article el dilema al qual han de fer front els líders europeus: sense una estratègia eficaç de política exterior per gestionar les conseqüències geopolítiques del Green Deal limiten la contribució del bloc europeu als objectius globals. A més, els temors sobre la transició cap a una economia baixa en carboni, que acabaria restant competitivitat a les empreses europees, poden deteriorar la voluntat política d’aplicar el paquet de mesures. Això, al seu torn, decebria els ciutadans europeus, que en successives eleccions han deixat clar que esperen que els seus líders estiguin preparats per afrontar la crisi climàtica. En darrer terme, els dirigents europeus no tenen més remei que trobar la voluntat política d’aplicar el Green Deal, i per a això han de demostrar que aquest es recolza en una sòlida estratègia de política exterior. Ara que es compleixen els 100 primers dies de la presidència de Joe Biden, els líders europeus han de reflexionar sobre la seva actuació sobre la nova relació transatlàntica. També si han aprofitat la tornada dels Estats Units al compromís global i han demostrat que el seu objectiu és el lideratge conjunt i no limitar-se a seguir als Estats Units.
Biden’s first 100 days in foreign policy are hamstrung by Trump’s last 100
Trump va ser el primer president nord-americà en trencar la regla no escrita de no promoure accions de certa importància pel país en els últims dies al capdavant del seu càrrec, no solament això sinó que va intentar emmanillar al president electe Joe Biden. En qüestió de dies l’administració Trump, a través de la re-inclusió de Cuba a la llista de països que promocionen el terrorisme, va volatilitzar dècades d’acostament diplomàtic entre els dos països; danyant greument la credibilitat internacional nord-americana. Ara bé, aquest moviment d’última hora no ha sigut el principal causant del canvi de percepció internacional envers la credibilitat nord-americana, sinó que ha sigut un moviment més que se suma a la llarga llista de canvis que la política exterior dels Estats Units ha patit sota l’administració Trump, una llista que inclou entre altres la política contra l’admissió de refugiats, el canvi de to en les negociacions amb l’Iran o la pressió exercida a la Xina. L’administració Biden durant els seus primers dies de mandat ha intentat revertir, encara que infructuosament, algunes d’aquestes mesures adoptades durant la passada candidatura. Un exemple pot ser la confusió que es va crear a partir del anunci del nombre anual de refugiats admesos aquest primer exercici, que va obligar al secretari de premsa a retractar-se i prometre una xifra superior desprès d’observar les reaccions dels activistes més progressistes. En definitiva, el llegat que deixa el president Donald Trump representa un autèntic camp de mines per l’administració Biden i que, com s’ha pogut observar en durant els 100 primers dies del president demòcrata al capdavant del país, es necessitarà temps i paciència per revertir la situació.
Joe Biden’s Bold Defense of American Democracy
En el seu primer discurs conjunt al Congrés, el president Biden es va pronunciar contra les forces que amenacen els valors democràtics i des del punt de vista de l’autor, això pot ser això el que defineixi el seu llegat. Aquesta insistència en els valors democràtics, més que cap altra cosa, pot garantir a Biden un lloc a la història nord-americana. L’equip del president havia publicitat la intervenció de Biden com el discurs dels “Cent dies” en al·lusió a Franklin Roosevelt, que va utilitzar per primera vegada la frase a l’inici del seu mandat presidencial el 1933, fent referència als 100 dies de Napoleó des del retorn de l’illa d’Elba fins a la derrota final a Waterloo. Biden també ha derrotat un president que degotava de menyspreu per la democràcia i desitjava assumir poders dictatorials. L’atac al Capitoli va ser per a Biden un esdeveniment com Pearl Harbor o l’11 de setembre, un moment decisiu que va definir el tipus de president que volia ser. Biden sap que el punt fonamental de la seva presidència és convèncer la majoria dels nord-americans que es pot confiar en les normes democràtiques fins i tot en un context on es produeixen les crisis més devastadores.
Biden’s 100 days: hawkish approach to China stokes Beijing frictions
En els seus primers 100 dies en el càrrec, Biden ha aplicat sancions a la Xina per reprimir el moviment pro-democràtic de Hong Kong, perseguir els uigurs a Xinjiang i organitzar maniobres militars prop de Taiwan. Segons Financial Times, el que ha estat intentant fer l’equip de Biden és establir una nova normalitat en la relació en què els líders de Pequín han d’entendre que hi haurà friccions i que la pressió xinesa sobre els EUA o els seus aliats i socis no farà que els Estats Units es retirin. Tot i que els aliats dels EUA han rebut amb satisfacció la decisió de Biden de tornar a comprometre’s en la governança mundial, també tenen alguns recels com per exemple l’estratègia de Biden a l’Indo-Pacífic, al seu parer massa centrada en la seguretat. i no prou en l’economia. En aquest sentit, és poc probable que Biden s’uneixi a grans pactes comercials a causa de la pressió política interna i la seva opinió que la política exterior ha d’ajudar a la classe mitjana nord-americana. No està clar però que l’estratègia de política exterior centrada en els interessos de la classe mitjana serà compatible amb l’enfocament comercial i d’inversió que desitgen la majoria d’aliats i socis nord-americans a Àsia. Finalment, la dinàmica política d’ambdós països també suggereix que pot passar un temps abans que Washington i Pequín arribin a una distensió. El novembre de 2022, Biden enfrontarà unes eleccions de mig mandat difícils de guanyar. A l’octubre o novembre de 2022, Xi haurà de gestionar un difícil Congrés del Partit Comunista de cara a garantir una reelecció per cinc anys més. Fins que no es produeixin aquests dos esdeveniments polítics, és possible que no hi hagi molt marge de compromís.
Biden’s Misstep in India
Durant les últimes setmanes, l’Índia ha estat a primera plana dels debats mediàtics a causa del desbordament sanitari que pateix arran de la COVID-19. Aquest fet, lluny de quedar en un problema intern del país, transcendeix a la política global i a les diplomàcies pandèmiques internacionals. En aquest article a The Atlantic, Thomas Wright elaborarà una anàlisi crítica sobre la gestió diplomàtica dels Estats Units de Joe Biden al voltant del gravíssim descontrol de l’Índia. La gestió de la política exterior liderada per Biden ha estat marcada, segons Wright, per múltiples errors importants. En un primer moment, el president va apostar per mantenir les ordres executives de Trump que impedien les exportacions de vacunes i matèries primeres reforçar la política interna, per tal de demostrar una estratègia de “primer els de casa”. Una vegada el mateix país estigués equilibrat, passaria a la política exterior per exercir un paper de lideratge mundial de la pandèmia. Tanmateix, com apunta Wright, la COVID-19 és imprevisible, L’onada massiva del virus a l’Índia ha canviat radicalment el context estratègic de Biden; ha evidenciat la inviabilitat del pla proteccionista de base i ha derivat en nombroses crítiques sobre l’administració del president. Aquesta situació pot tenir, segons Thomas Wright, conseqüències greus sobre la política exterior de Biden i la seva estratègia de lideratge mundial, fet que l’obliga a aprendre d’aquest pas en fals; a comprometre’s amb la diplomàcia pandèmica i a adaptar-se a les urgències i catàstrofes amb més rapidesa.
Biden Has a Chance to Remedy One of Obama’s Biggest Regrets
Després de la decisió de retirar completament totes les tropes nord-americanes desplegades per Afganistan el president Joe Biden té la oportunitat d’esmenar un dels majors fracassos del anterior president nord-americà dels Estats Units, Barak Obama. Aquesta oportunitat no es una altre que la desaparició del centre penitenciari de Guantánamo, un centre que resulta fortament costos ja no solament a nivell econòmic, sinó que també a nivell de reputació internacional. El motiu que va motivar la creació d’aquest centre ha desaparegut o, millor dit, ha estat reemplaçada per una complexa política exterior contra-terrorisme que no requereix de tants recursos ni tanta burocràcia. Barak Obama, en el seu moment, va comentar que el fracàs a la seva promesa de tancar el centre va ser degut a l’aprovació del congres d’un projecte de llei de despesa en defensa que, entre altres coses, restringia el trasllat de detinguts al continent nord-americà. Es per això que l’administració Biden ha donat el primer pas per la desaparició del centre negociant l’alliberament de la custòdia dels Estats Units de 6 presoners, mentre que es preveu que la resta que no puguin ser traslladats fora de la custòdia nord-americana per diferents motius, seran traslladats dintre del sistema penitenciari federal. Un sistema que, en comparació amb el cost que suposa tenir un detingut a Guantánamo, resulta un cost econòmic casi inexistent.
Le terrible manque de discernement de Joe Biden face aux crises latino-américaines
En el seu article Moisés Naím critica la negligència amb la qual Washington ha tractat els seus veïns del sud des de fa dècades. Els problemes dels Estats Units sempre es consideren més greus i urgents que els d’Amèrica Llatina. Però aquesta vegada ignorar les crisis llatinoamericanes pot tenir conseqüències greus. Washington ha abandonat Amèrica Llatina durant la pandèmia fins al punt que fins i tot els seus tradicionals aliats s’han vist obligats a negociar les vacunes russa i xinesa. Per la seva banda, Moscou i Pequín aprofiten al màxim l’avantatge que els confereix el desinterès dels Estats Units. Davant d’aquesta situació, el govern de Biden s’ha limitat a advertir els seus aliats regionals que adoptar la tecnologia Huawei com a part del desenvolupament de la xarxa 5G és inacceptable. Mentrestant, la Xina distribueix milions de vacunes a la regió… Paral·lelament, a tota Amèrica Llatina, la democràcia està sent severament qüestionada. Els líders amb tendències antidemocràtiques governen no només el Brasil i Mèxic, sinó també l’Argentina, Bolívia i aviat al Perú. A Colòmbia, a poc més d’un any de les eleccions, un candidat d’extrema esquerra lidera els sondatges. En darrer terme, els Estats Units podrien perdre el seu més ferm aliat a la regió. Finalment, Naím proposa la signatura d’un acord de lliure comerç entre els Estats Units i el Brasil, al qual podrien adherir-se altres països, la qual cosa podria tenir un impacte positiu enorme sobre l’economia i la governança democràtica.
Un nuevo impulso democrático
Biden Just Gave the Most Ideologically Ambitious Speech of Any Democratic President in Generations
En aquest article de Politico, John F. Harris comenta i analitza el discurs realitzat per Biden a la sessió conjunta del Congrés on féu nombroses propostes econòmiques, polítiques del país. Harris partirà de la base que aquest discurs ha estat un dels més ideològicament ambiciosos de totes les generacions democràtiques nord-americanes. Què significa, això? Les polítiques de Biden han suposat un gir copernicà pel que fa a les dinàmiques conservadores anteriors. El president, després d’haver implementat amb fermesa múltiples mesures que han trencat amb les polítiques i estratègies de Donald Trump, considera que és el moment de realitzar una autocrítica profunda pel que fa al funcionament i accions del govern i aposta per defensar un activisme, posicionament i acció que s’allunyin de tot simbolisme o abstracció política; tenint en compte que s’està parlant de les vides de milions de persones. Biden té l’objectiu de potenciar el talent de la gent en paral·lel a la creativitat d’un govern en moviment, que adopti mesures pels múltiples reptes de la societat d’avui i que es responsabilitzi personal i fiscalment d’aquests assumptes. D’aquesta manera, les propostes de Biden han suposat una nova generació d’arguments sobre el funcionament del govern dels Estats Units. És això possible?
Empurrado pelas crises, Biden renasce como um improvável Presidente progressista
Després de mig segle predicant les virtuts del diàleg amb la dreta del partit republicà i justificant un seguit de propostes de compromís davant l’esquerra del partit demòcrata, només han passat tres mesos perquè el moderat Joe Biden s’hagi convertit en el progressista més improbable que hagi arribat a la Casa Blanca des de la dècada de 1930. Ara que es compleixen els primers 100 dies de la presidència de Biden, els partidaris del “socialisme democràtic” del senador Bernie Sanders encara dubten a acollir en el seu cercle un polític que han acostumat a considerar com un obstacle per a les ambicions del progressisme ambicions. Al cap i a la fi, fins fa uns mesos, Biden va prometre ser un president que retrocediria més ràpidament quatre anys, fins als temps anteriors a Donald Trump, més que no pas com un defensor de l’ala esquerra del Partit Demòcrata. Però tres mesos després de la seva presa de possessió queden pocs dubtes que Biden pugui ser fins i tot l’aliat ideal dels progressistes a la Casa Blanca -imperfecte i inesperadament caigut del cel- però amb un perfil que li permet orquestrar l major intervenció integral de l’Estat en l’economia nord-americana en les darreres dècades, sense haver de perdre’s en constants explicacions davant de l’electorat del Partit Republicà. Les accions dutes a terme per la nova administració fins i tot han obtingut l’aprovació de la congressista Alexandria Ocasio-Cortez, una de les figures de l’ala progressista del Partit Demòcrata i partidària de Bernie Sanders a les primàries de 2020, en tant que considera que Biden ha superat les expectatives dels progressistes que n’esperaven una administració molt més conservadora.
The Most Vital 100 Days Since FDR
Segons apunten els historiadors des que Roosevelt va revertir la Gran Depressió, ningun president nord-americà ha tingut uns cent dies tant importants com Joe Biden on ha hagut de demostrar, primer, al poble nord-americà i, desprès, al món sencer que enmig d’una pandèmia catastròficament gestionada per l’anterior administració i múltiples contratemps, socials, econòmics o naturals, a la casa blanca hi ha un president fort capaç de donar una resposta contundent i eficaç. Aquesta contundència es va dirigir el president Joe Biden al poble americà quan desprès de signar aproximadament 50 ordres executives, la majoria d’elles revertint el llegat de Trump, va textualment dir “No estic fent noves lleis, sinó que estic eliminant la mala política” La majoria d’experts coincideixen que igual d’eficaç ha sigut la gestió del país en els seus primers 100 dies al poder, una gestió marcada per una vacunació massiva de la població i l’aprovació de tres paquets que sumen gairebé 6 trilions de dòlars per realçar la economia nord-americana i pal·liar els efectes de la pandèmia. Dit això, de l’exitosa gestió del país durant els primers 100 dies a determinar que el mandat de l’administració Biden serà un absolut èxit hi ha un món. Existeixen certs indicadors que preocupen i amenacen aquest èxit com per exemple, l’escàs marge que disposa en el congres o la divisió existent al senat que presagia un impediment per part del partit republicà a l’hora de tirar en davant cada instrument legal o projecte de llei. També preocupa la inacció, fins al moment, de la política exterior del país que, amb total seguretat, l’èxit dependrà directament de les negociacions amb Iran marcades pel retorn a un acord nuclear i les tensions comercials i geoestratègiques amb la Xina. A més, un altre element de preocupació que, en certa manera tornar a guardar certs paral·lelismes amb l’exitós president Roosevelt, és la creixent amenaça global del populisme, un populisme que als Estats Units queda abanderat amb el anterior president Donald Trump. No obstant, el que més preocupa a la majoria d’historiadors com Brown en una època on la nota dominant de la societat és la polarització, és la rapidesa amb la qual Biden s’ha desmarcat i ha repudiat l’administració passada ja que existeix una tendència recent que, determina que actuant d’aquesta manera només aterrar el resultat que aconsegueixes és unir els teus oponents. S’ha pogut observar sota la presidència de Bush, Obama i Trump, per tant, l’especulació està servida.
Biden, el heredero de Roosevelt
L’editorial de La Vanguardia destaca que la voluntat transformadora de Biden s’ha evidenciat d’una manera accelerada en els seus primers cent dies de mandat. L’anomenada revolució tranquil·la no deixa de ser una revolució dins dels paràmetres en els quals s’han mogut l’economia i el paper de l’Estat en les últimes dècades als Estats Units. Un dels principals objectius de Biden és plantar cara a la Xina i per això ha dissenyat l’agenda més progressista d’un president en gairebé cinquanta anys, per transformar i prioritzar el paper del Govern federal. I té pressa per fer-la efectiva ja que sap que només disposa de dos anys perquè les eleccions de mig mandat poden fer que el 2022 els demòcrates perdin escons al Congrés i amb ells la curta majoria que ara tenen, la qual cosa dificultaria molt tirar endavant les seves iniciatives. L’única comparació possible de el pla de reformes de Biden és el New Deal de Franklin D. Roosevelt, ideat per treure a país de la crisi de la Gran Depressió. Ha passat gairebé un segle i un altre president demòcrata afronta també el repte de reconstruir la nació després del desastre de la COVID. No hi ha precedent d’un paquet fiscal de la mida de què proposa Biden, qui sembla tenir ben apresa la lliçó keynesiana. El president Biden veu que el capitalisme de mercat de l’era Reagan no pot reconstruir per si sol el país. Té al cap un nou new deal, un nou contracte social entre el Govern federal i el poble que permeti reconstruir els Estats Units i reestructurar el sistema impositiu per poder competir amb la Xina, la gran rival del segle XXI.
Biden abraça la socialdemocràcia
L’editorial de El Periódico destaca que el discurs del president i els projectes dels seus 100 primers dies de mandat dibuixen un canvi de paradigma que ni Clinton ni Obama havien abordat des dels dies de Ronald Reagan. Així, tant les dimensions dels objectius enumerats pel president en educació, drets laborals, ajuda a les famílies i d’altres, com el projecte de millora d’infraestructures de tota mena ja conegut atorguen a l’Estat una iniciativa desconeguda des que a principis dels anys 80 Ronald Reagan va proclamar que «el Govern és el problema». La quantitat de la intervenció pública, sis bilions de dòlars, a finançar amb un augment dels impostos que paguen les empreses més grans i les grans fortunes, canvia per complet les bases de la fiscalitat als Estats Units en un sentit progressista i redistributiu desconegut. Si fins ara podia semblar exagerat qualificar el rumb fixat per Biden de neokeynesià, a partir d’ara sembla apropiat acceptar com a referència del que proposa el nou president, el New Deal de Roosevelt. Cap president en els últims 40 anys ha gosat afirmar, com ha fet Biden, que «el neoliberalisme mai no va funcionar» i encara menys, s’ha imposat l’obligació de demostrar que la democràcia funciona si el Govern funciona i «pot aportar resultats a la gent».
Joe Biden was a boring candidate. He now draws comparisons to FDR
Un tòpic recorrent de la política nord-americana consisteix a analitzar les accions dels primers 100 dies d’una nova administració i comparar-les, generalment de manera desfavorable, amb la productivitat dels primers 100 dies de la presidència de Franklin Roosevelt. L’exercici és alhora arbitrari i imperfecte: els presidents amb èxits legislatius primerencs solen ser encara més exitosos més endavant en el seu mandat, però difícilment això és una garantia de res. Fa un any, quan l’entusiasme era difícil de detectar fins i tot entre els seus més entusiastes partidaris, les comparacions amb Roosevelt haurien semblat absurdes. I, tanmateix, aquí estan. Tal com afirma David Gergen, ex-assessor de quatre presidents tan demòcrates com republicans, Biden està tenint un excel·lent inici de mandat, un dels millors des de Roosevelt. Biden busca recuperar la confiança dels nord-americans. Amb tot, The Economist considera que les seves propostes de política industrial, de cadenes de subministrament autosuficients i d’ocupació massiva finançada amb fons públics seran ineficients. Però la racionalitat econòmica no és el seu punt fort i les seves polítiques són el resultat d’un complicat equilibri entre la política d’esquerra liberal idealista, la precaució centrista i el que el Congrés pot deixar passar amb vistes a la reconciliació. Els primers 100 dies de la presidència de Biden han demostrat que el nou president perseguirà aquesta filosofia de manera sorprenentment maximalista per a un suposat moderat, fins i tot amb uns marges tan escassos de control democràtic al Congrés. En definitiva, però, les immenses tasques que s’ha proposat escometre -evitar el canvi climàtic i corregir la injustícia racial- no s’acabaran en els primers 1.000 dies però ja ha fet més del que semblava possible quan va ser investit.
Joe Biden: quién nos lo iba a decir
D’acord amb l’autor, Joe Biden sap quina ha de ser la seva posició en una nova versió del New Deal perquè té clar que la bretxa de la desigualtat creada pel trumpisme no només és dolenta per als principis democràtics i econòmics del seu país, sinó per a la pròpia existència de la democràcia nord-americana. En tot just cent dies de mandat, les ajudes als més necessitats, aturats, l’educació i al dèbil sistema de salut nord-americà s’han fet visibles després de l’intent constant de Trump d’acabar amb la tímida reforma d’Obama. Des del punt de vista fiscal, ha baixat la imposició federal a la renda dels salaris més baixos -no als rics- i ha sol·licitat a la UE i s’ha exigit a si mateix una taxació mínima global per a les grans multinacionals que viuen feliços al paradís fiscal creat per la seva pròpia potència política. Són les grans empreses i els més rics els que han de suportar una càrrega fiscal més justa, no només per sortir de la crisi sinó també per acabar amb la desigualtat que amenaça el propi sistema capitalista. Aroca considera que tant la UE com alguns dels seus estats membres, per exemple Espanya, estan fent el ridícul. En definitiva, els discursos -i la praxis- des de la seva presa de possessió s’han acostat bastant a la posició més progressista americana empenyent el trumpisme al lloc que li pertany, el de l’extrema dreta nord-americana.
Economía
The Trump Policy That Biden Is Extending
En el primer discurs a una sessió conjunta del Congrés el president Biden va anunciar una gran quantitat de ruptures amb el passat recent. Però l’autor considera que hi ha un aspecte on l’enfocament de Biden representa una continuïtat amb l’administració Trump: el pas del lliure comerç al “Buy American”. Biden va parlar molt en el seu discurs sobre el repte que representa la Xina. Però la Xina, que mai no ha signat cap acord per obrir el seu mercat, té un tipus d’economia molt diferent de les nacions amb economies de mercat i d’estat de dret que han signat els acords de l’Organització Mundial del Comerç. Per consegüent, excloure Xina dels beneficis d’aquests acords és més que just. Però Biden sembla voler desfer 40 anys d’obertura del mercat que pretenia anivellar el terreny de joc per als exportadors nord-americans a l’estranger i aconseguir un millor valor per als diners de compra dels contribuents nord-americans. La política i la retòrica del “Buy American” de Biden són, a parer de l’autor, una abdicació del lideratge nord-americà en matèria de comerç.
Biden’s American Families Plan could rewrite American politics
“El capitalisme ha de ser modificat per aconseguir crear una societat més sana, més inclusiva i que crea oportunitats per més gent” aquestes paraules recollides d’en Jaime Dimon, cap executiu de JPMorgan Chase , haurien pogut ser les paraules amb les que el president dels Estats Units, Joe Biden, anunciava davant el congres nord-americà la nit del 28 d’abril el llançament d’un ambiciós paquet de gairebé 2 trilions de dòlars per canviar el contracte social nord-americà. Aquest nou paquet juntament amb el d’infraestructura i, el ja adoptat, paquet d’estimulació dels efectes contra el coronavirus conformaran la punta de llança de la seva agenda progressista, una agenda que nedarà a contra corrent ja que l’essència nord-americana premia als vencedors i oblida als vençuts. Per aconseguir materialitzar aquest gir que, de tenir èxit significaria un canvi sense precedents dintre de la política nord-americana, Biden ha centrat tots els esforços en el punt fort de la seva agenda, “l’economia verda”. El president nord-americà busca satisfer els seus objectius a través de la creació de llocs de treball en les noves necessitats que planteja l’industria sostenible, però per aconseguir això el país necessita que es compleixin dues variables: (1) una injecció de capital en el sector que mantingui el lideratge mundial dels Estats Units i (2) una inversió en capital humà. De la primera, el president nord-americà pot respirar més tranquil desprès de l’anunci d’Apple d’expandir-se i construir nous hubs en estats controlats pels republicans, mentre que la segona es el principal objectiu que atacarà el paquet pel canvi del contracte social nord-americà que pretén impulsar el sistema educatiu dels Estats Units a través d’una forta despesa preescolar i dos anys d’universitat gratuïta.
O exemplo que vem da América
En aquest editorial, el director del diari portuguès Público assenyala que si la recuperació del multilateralisme suposa un retorn a un estat de coses anterior a la presidència de Trump i el paquet d’estímuls per a la recuperació post pandèmia és de manual, en canvi l’augment dels impostos sobre el capital i la renda de l’1% més ric és un pas innovador en la política dels darrers 30 o 40 anys. Afirma, doncs que el “gran govern”, compromès amb la creació de nous camins o amb la redistribució, ha tornat. Per ideologia? Potser. Però, bàsicament, per necessitat. L’huracà Trump ha demostrat que la democràcia trontolla quan l’1% dels més rics controlen el 19% de la riquesa d’un país abans d’impostos i el 50% més pobre es veu obligat a viure amb el 13%. La desigualtat, agreujada per la pandèmia, s’ha convertit en el principal enemic de la democràcia. I del propi capitalisme. Cent dies després, els Estats Units assagen camins cap a un capitalisme que intenta recuperar la seva cara humana. Les propostes de Biden encara no han estat aprovades. La tributació de les plataformes digitals encara s’ha de discutir. S’hauran de regular els paradisos fiscals. Però després d’aquest primer pas, és innegable que el drama de la desigualtat en les societats democràtiques ha guanyar un lloc de privilegi a l’agenda política. Els Estats Units tornen a donar exemples al món.
Biden’s Betting On Public Support To Push His Agenda. Polls Show His Big Spending Packages Have It
L’aposta de Joe Biden per la despesa pública reforça la figura emergent del president demòcrata. Biden a través de l’aprovació de tres paquets massius de despesa publica: (1) 1.9 trilions de dòlars destinats a estimular l’economia a causa del coronavirus, (2) 2 trilions de dòlars destinats a impulsar la infraestructura i, finalment, (3) 1.8 trilions de dòlars destinats, entre altres, a l’atenció a la infància o preescolar. No obstant, alguns mitjans com la Fox es pregunten fins a quin punt tots els nous paquets tenen un ampli suport. Ningú dubte que el primer paquet per combatre els efectes del coronavirus gaudeix d’un ampli suport i així ho demostren totes les enquestes realitzades fins el moment. Però, pels dos altres paquets, si bé és cert que compten amb un suport majoritari de la societat americana, no representa un ampli suport. De fet, existeix una divisió d’opinions envers sobre quines reformes cal dirigir els pressupostos dels dos últims paquets adoptats. Joe Biden pretén pagar aquests tres paquets massius a través de dos altres mesures populars com són l’augment de l’impost de societats, concretament del 21% al 28%, així com, l’augment d’impostos a les grans fortunes. L’estratègia del nou president electe americà es clara: pressionar al Congrés i, especialment, al Senat a través de la implementació d’unes polítiques que gaudeixen d’un ampli suport social. El resultat segons múltiples enquestes de diversos medis com ara “Five Thirty Eight’s” ´és clara, la majoria del americans aproven la gestió de Biden a la Casa Blanca.
Biden’s 100 days: can the president now transform the US economy?
Una vegada complerts els 100 primers dies de l’administració Biden es pot dir que, gracies a la forta campanya de vacunació i el paquet d’1,9 trilions de dòlars per reduir els efectes de la pandèmia, s’ha complert el seu principal objectiu de recuperar ràpidament l’economia nord-americana. Ara bé, el camí que decantarà els següents passos de l’economia del país no serà de roses ja que, segons els experts, es preveu una forta resistència de Wall Street i el teixit empresarial americà. Tot i això, els demòcrates envalentits amb el suport del poble esperen aprovar dos nous paquets molt ambiciosos centrats en infraestructures i educació que suposaran un cost de gairebé 3,5 trilions de dòlars més que pretenen pagar amb la pujada d’impostos al sector empresarial i grans fortunes. Mentre els demòcrates més optimistes comparen aquestes mesures com el “New Deal”, altres més moderats dubten, sobretot perquè temen que aquest pla tan radical tingui un efecte contrari i suposin un dur reves que la economia nord-americana no es pot permetre. Justament, en aquests dubtes d’alguns senadors demòcrates és on pretén atacar el partit republicà ja que els demòcrates compten amb una participació massa reduïda en les dues càmeres com prescindir del suport d’algun senador.
Biden embraces his inner Robin Hood
El president Joe Biden vol augmentar els impostos als més rics per redistribuir la riquesa entre la classe mitjana i els pobres. I no té por de dir-ho. En el seu primer discurs en sessió conjunta del Congrés, el nou president va anunciar noves mesures impositives i de despeses com a marc de les seves futures lluites legislatives. Els temes de la seva intervenció s’han fet ressò de la mateixa retòrica que Biden va utilitzar durant la seva campanya i durant els darrers mesos, mentre el país estava sotmès a la pandèmia i l’economia es va ensorrar. A la vegada, el seu discurs també va trencar amb el modus operandi de Biden al llarg de bona part de la seva carrera al Senat i, més tard, com a vicepresident: va dedicar molt pocs gestos amb el bipartidisme, potser admetent que els seus plans per sumar senadors republicans al seu pla d’infraestructures ja es consideren com a infructuosos.
Biden isn’t pursuing socialism. He’s just trying to catch up with other wealthy democracies
La candidatura de Joe Biden ha estat àmpliament percebuda, sobretot des del bàndol republicà, com una iniciativa basada en doctrines socialistes que conduirà el país a un estat de fracàs absolut. Tanmateix, aquesta afirmació ha de ser inevitablement qüestionada. En article del Washington Post, el columnista Max Boot oferirà els motius pels quals considera que, en realitat, més que oferir un gir radical cap al socialisme Biden intenta assimilar-se a altres democràcies benestants i quins aspectes demostren que, en molts aspectes, encara queda un llarg camí per recórrer. En el transcurs de l’article, Boot ens oferirà les claus per demostrar com, tot i les aparences, els plans de Biden són més sensibles i modestos que revolucionaris i reformistes. La realitat, segons l’autor, és que inclús podent implementar totes les mesures, els Estats Units quedarien lluny de ser líders en qualitat de vida pel que fa a la OCDE. En definitiva, després de llegir aquest article no es podrà negar que els plans de Biden estan encarats en apropar-se una mica més al nivell de qualitat de vida d’altres democràcies; tanmateix, les seves propostes -segons Boot- no són radicals, són simplement sensibles.
Política interior
Biden’s Speech Offers an Alternative Vision for Democrats to Love
Després de mesos de distòpia i de foscor als Estats Units, sembla que les accions realitzades per Biden durant els seus primers cent dies de mandat juntament amb els discursos efectuats sobre els seus objectius polítics hagin il·luminat altra vegada noves esperances pel país. En aquest article del New Yorker, Susan B. Glasser fa un repàs d’aquestes noves propostes ambicioses defensades pel nou president Joe Biden. Segons Glasser, múltiples van estar les línies d’acció proposades per Biden; sobre aquestes, diu l’autora, s’estenia una nova utopia nord-americana en contrast amb les distòpies passades. Treball, crisi climàtica, lluita contra el racisme, armes, accés igualitari i factible a l’educació i la salut, igualtat de gènere, etc., són alguns dels aspectes que Biden va mencionar com a eixos centrals d’acció; propostes les quals convertirien la seva candidatura en una eina de transformació social econòmica. Per tant, diu Glasser, no hi ha dubte que les seves primeres decisions han estat fonamentalment diferents de les d’altres presidències, fins al punt de ser gairebé revolucionàries. Tanmateix, les paraules no ho són tot. Cal aprovar les legislacions. En aquest sentit els republicans -escèptics davant les dinàmiques de Biden- esdevenen un element clau, si bé contribueixen a la materialització de les propostes del nou president. A hores d’ara, diu Glasser, tot apunta que la realitat no serà tan utòpica; els obstacles i els reptes són evidents.
Last Night Was Joe Biden’s Moment. May There Be Many More
Des de les pàgines del diari progressista The Nation, Joan Walsh destaca que el primer discurs de Joe Biden davant del Congrés va ajuntar el New Deal de Franklin D. Roosevelt i la Great Society de Lyndon B. Johnson, a més de les bones idees d’Obama i algunes de les millors del senador Bernie Sanders, en una agenda que marca un punt d’inflexió per a la justícia racial i econòmica. Va anar més enllà de tot el que va prometre presentar-se a la presidència. El nou president també s’ha referit clarament a les dones víctimes de la violència domèstica i els homes negres assassinats per la policia, als Dreamers, als transgèneres i als joves. A la vegada, va fer un elogi als sindicats al·legant que no era Wall Street qui havia construït el país sinó classe mitjana. L’autora considera que Biden va saber teixir arguments per a la compassió amb un to de competitivitat econòmica, parlant de les accions contra el canvi climàtic en termes de llocs de treball i invertint en feines de cura a llarg termini.
For US progressives, Joe Biden has both surprised and disappointed
D’acord amb l’autora, el president nord-americà ha superat algunes expectatives, però també s’ha quedat curt en qüestions que van des del deute dels estudiants fins a la crisi climàtica. Tot i que, Biden pot acabar sent millor president del que s’esperava, sobretot en l’àmbit intern, molts progressistes argumenten que encara no és prou bo. No volen que Biden sigui millor del que pensaven; volen que sigui el que creuen que necessiten el país i el món. Així, per exemple, en l’àmbit de la política exterior, en el qual sovint els canvis són més lents que en l’escena nacional, l’entusiasme dels progressistes està disminuint força. Biden ha trigat a reprendre les converses per tornar a fer complir l’acord nuclear amb l’Iran i, en línies generals, ha continuat la línia agressiva de Donald Trump respecte de Xina i Rússia, tot i que hi ha rumors sobre una possible cimera amb el president rus a finals d’aquest any. En definitiva, Tamkin considera que l’èxit dels propers 100 dies de Biden, del país i del món, depèn de la seva capacitat per perseguir allò que no només és popular, sinó visionari.
At 100 days, Biden seeks to leverage narrow majorities to reverse the Reagan era
Durant els primers 100 dies de l’administració Biden han quedat demostrades les seves intencions de donar un tomb de 180 graus envers l’economia nord-americana i el contracte o benestar social. Un canvi que, de materialitzar-se, suposarà el major canvi polític nord-americà des de fa 40 anys quan el president republicà Ronald Reagan agafà el poder. No obstant, en aquest primer tram del seu mandat la seva agenda política ha quedat eclipsada per polítiques per combatre el coronavirus, cosa que ha reforçat la seva posició, però a mesura que es va solucionant la pandèmia i l’economia nord-americana torna a créixer a nivells pròxims d’abans de la pandèmia, la seva agenda política amb la promesa del canvi social i la lluita contra les desigualtats torna al capdavant. Aquest ha sigut el principal motiu pel qual el president demòcrata ha esperat tant en abordar una sessió conjunta del congrés que, molts senadors han interpretat com una crida a la unitat del partit per poder passar a l’acció a través d’una agenda que, juntament amb els tres paquets econòmics amb un valor total de 6 trilions de dòlars, pretenen reequilibrar les prioritats de la nació. En els pròxims mesos veurem si el president Joe Biden que compte amb la franja de suport més fina en comparació amb altres predecessors pot ser capaç d’impulsar de manera efectiva un canvi tan important per l’economia nord-americana.
How do Republican voters who backed Biden feel about the president now?
Després de la gestió “traumàtica” i “caòtica” de la presidència de Donald Trump, molts votants republicans van decidir recolzar a Biden en la recerca d’un partit moderat que posés un punt a terra sobre els gestos imprevisibles del que és ara expresident dels Estats Units. Han trobat el que necessitaven? En aquest article de The Independent, l’editor gerent del Washington Examiner Jay Caruso aprofundeix en aquesta qüestió i es pregunta sobre quins sentiments han aflorat les primeres accions de Biden dels votants republicans. Avui, podem dir que els votants demòcrates estan àmpliament satisfets amb les actuacions del president dels Estats Units fins a la data. Pel que fa a la banda republicana, és necessari realitzar-se un seguit de qüestions; si bé la proposta de candidatura de Biden es va presentar com a moderada, avui dia sabem que no hi ha hagut cap mesura implementada que indiqui cap tipus de moderació. Significa això un problema pels votants més conservadors? Segons Caruso, per tots aquells col·lectius que el que volien era tornar a la normalitat després de les “catàstrofes” trumpistes, no ho és del tot. Tanmateix, les polítiques de Biden anuncien mesures que poden generar conflictes entre demòcrates i republicans; el temps dirà si la presidència de Joe Biden tindrà el mateix suport a partir de l’any 2024.
Biden Underpromises, Overdelivers
Biden va assumir el càrrec sota quatre reptes majúsculs com són una pandèmia, incertesa econòmica, el canvi climàtic i la injustícia racial; quatre reptes que es van agreujar a través de la política nefasta de l’anterior administració. Definir els primers 100 dies de l’administració Biden com a brillants seria pecar de positivisme, per contra s’ha li ha de donar crèdit que ha sabut respondre a les necessitats que plantejava el moment de manera eficaç i contundent. Gracies a una campanya de vacunació massiva i un paquet de casi 2 trilions de dòlars per impulsar l’economia i pal·liar els efectes de la pandèmia va aconseguir guanyar-se el suport de la majoria de la societat nord-americana. Per contra, ha tingut diversos problemes, sobretot, en matèria de política exterior per “culpa” d’una gestió nefasta heretada de la immigració o la sorprenen noticia de recolzar la retirada de les tropes a Afganistan. El punt fort de Joe Biden ha sigut mantenir-se en un perfil baix, allunyat dels espectacles públics o missatges través de les xarxes socials saltant-se tots els protocols històrics de la presidència nord-americana com si va fer el seu predecessor, Donald Trump. Per tot això, les enquestes situen que la majoria de la societat nord-americana aprova la gestió inicial de l’administració Biden, tot i que amb una marge no molt gran encara que suficient.
You Don’t Actually Need to Reach Across the Aisle, Mr. Biden
L’ex cap de gabinet de la president de la Cambra de representants, Nancy Pelosi, analitza críticament la primera intervenció del president Biden a una sessió conjunta del Congrés des del punt de vista del seu compromís de treballar amb els republicans. Tot i considerar que és bo tractar de trobar un terreny comú, afirma que insistir en el bipartidisme, atesa la gran divisió política existint en matèria de recuperació econòmica, reforma fiscal, canvi climàtic i assistència sanitària, no pot fer més que portar a un bloqueig o a accions diluïdes i ineficaces. Després de la Segona Guerra Mundial, la formulació de polítiques bipartidistes es va convertir en la norma perquè les divisions ideològiques d’ambdós partits (per exemple, hi havia nombrosos republicans liberals que donaven suport als drets civils) obligaven a aliances entre partits. D’altra banda, no existia una línia de divisió clara entre republicans i demòcrates ja que durant bona part del segle XX, els partidaris de la reforma política, l’ecologisme i els drets civils es podien en ambdós partits. Però ara les circumstàncies han canviat i el bipartidisme s’ha convertit en una mena de fantasma de la política nord-americana. També els partits han canviat radicalment (ara hi ha molt pocs republicans liberals o demòcrates conservadors) i aquesta transformació ha buidat l’espai de centre de la política nord-americana.
Biden’s 100 days has gone smoothly. Does the summer curse await?
Joe Biden té plans ambiciosos per als seus propers 100 dies de mandat, amb l’esperança de poder engegar un parell de paquets històrics de despesa, però l’article de Politico adverteix que això només serà possible si la tradicional maledicció estival no fa descarrilar els seus plans com sempre ho ha fet per als seus predecessors. En el seu primer discurs davant del Congrés va presentar els seus èxits, definits en gran part per la lluita contra la COVID-19, incloent-hi la campanya de vacunació i l’aprovació d’un paquet d’ajudes, l’American Rescue Plan. A partir d’ara, Joe Biden haurà de negociar amb el Congrés tant l’American Jobs Plan com l’American Family Plan, que representen una despesa conjunta de 4 bilions de dòlars en total, des de la construcció de carreteres i ponts fins a programes específics en l’ensenyament preescolar i les guarderies. En aquest context, els assessors de Biden afirmen que s’ha beneficiat d’un conjunt de circumstàncies úniques. Els impactes de la pandèmia han estat tan devastadors que de moment la seva presidència està sent jutjada en gran mesura per la resposta que hi està donant. Però això no continuarà indefinidament i pot ser que aquí és on sorgeixin els problemes. Per exemple, les enquestes ja mostren el seu índex d’aprovació és més baix en dues qüestions que la Casa Blanca s’ha vist obligada a tractar rutinàriament: les armes i la immigració. En darrer terme, la situació continuarà a complicar-se a mesura que s’apropin les eleccions de mig mandat i s’iniciïn els moviments de cara a la propera carrera presidencial.
100 Days of Big, Bold, Partisan Change
Des de les pàgines del New York Times, el columnista d’opinió Ezra Klein publica un article crític amb els suposats beneficis de les polítiques i preses de decisions bipartidistes en el context nord-americà actual i defensa la necessitat i les oportunitats que presenta establir dinàmiques partidistes i atrevides per la transformació de la societat. La defensa del bipartidisme prové de la difusió de la idea que el funcionament estable i positiu d’una nació dividida on ningú té les veritats absolutes ha de reflectir les idees de tots els bàndols. Tanmateix, segons Klein, el govern bipartidari no ha donat lloc a una legislació inclusiva amb les millors idees d’ambdós republicans i demòcrates, més aviat tot el contrari. Les idees que fan coincidir els dos bàndols i cooperar són mínimes i poc transformadores; a més, segueix Klein, quan la legislació és tan difícil d’aprovar a causa dels mals entesos, la política esdevé una batalla per la identitat i no una batalla per la política. En canvi, diu l’autor, la governança partidista esdevé una oportunitat d’oferir les millors idees d’ambdós bàndols a la llei i el públic pot jutjar sobre els resultats, quelcom que és molt millor que l’ambigüitat existent avui. El bipartidisme priva la capacitat de govern, per això, en definitiva, cal atrevir-se i optar pel partidisme.
The misunderstood first 100 days of Kamala Harris
Una altre gran reflexió que deixen els primers 100 dies de l’administració Biden és que la figura de la vicepresidenta Kamala Harris segueix sent un punt de conflicte. Des de dintre de la pròpia administració demòcrata cada cop són més les veus que qüestionen el “modus operandi” de l’actual vicepresidenta, massa centrada en salvaguardar i ampliar la confiança que Biden ha dipositat en ella. Tot va començar quan Joe Biden va plantejar-se nomenar-la com a vicepresidenta i aquesta tenia un seguici d’aliats demòcrates en contra d’aquesta, bé fos per por a que pogués arribar a eclipsar el propi president o bé, per por a que es poses les seves pròpies prioritats per sobre de les del líder del partit demòcrata. A partir d’aquest moment, Harris va començar una campanya d’aproximament a Biden que sembla que no només no ha finalitzat, sinó que s’ha convertit en la principal prioritat de la vicepresidenta demòcrata. Ara bé, sembla que aquesta política de discreció de la vicepresidenta ha obtingut els seus fruits, segurament no per projectar-se com a una seria candidata a la presidència de la casa blanca ja que, com s’ha comentat, sembla que està més preocupada per guanyar-se el favor del president que per assegurar-se d’un comitè polític fort que la recolzi en el seu estatus polític a llarg termini, sense comptar les seves característiques racials segueixen despertant un mar de discussions entre la societat nord-americana, però si que ha aconseguit tenir un rol molt important en la presa de decisions dintre de l’actual administració, fins el punt de gestionar personalment encàrrecs polítics com les negociacions sobre la immigració del Triangle del Nord a Amèrica Central
How Biden Will—and Won’t—Battle the Pentagon
L’article de Foreign Policy analitza les relacions del nou president nord-americà amb el Pentàgon i argumenta que dins l’estament militar, el president Joe Biden es defineix no tant per qui és, sinó per qui no ho és, és a dir, per no ser Donald Trump. La diferència entre Biden i Trump no és que Biden tingui prevenció a enfrontar-se als militars, al contrari. Durant dècades, el seu tracte amb els militars ha estat marcat per la insistència en demostrar que no l’intimiden. Però el nou president segueix sent en gran mesura un misteri per als militars, la qual cosa s’explica pel fet que al llarg dels 36 anys que Biden va servir al Senat dels Estats Units, la seva experiència amb els nivells superiors dels militars ha estat incidental. D’altra banda, Biden conserva els temors que va expressar durant els seus anys com a vicepresident d’Obama: que un president sense experiència pugui veure’s influït indegudament per la mentalitat sempre confiada i amb poc matisos de l’exèrcit i que, al final, el president pugui ser manipulat per l’estament militar.
Cambio climático
9 key elements of Joe Biden’s plan for a clean energy revolution
En la mesura que Donald Trump ha passat la seva presidència ignorant els experts i els científics, invertint els esforços de l’Administració Obama-Biden per fer front al canvi climàtic, abandonant les comunitats i els treballadors i bloquejant els estats i les ciutats que intenten liderar la lluita contra el canvi climàtic, des del primer dia l’administració Biden ha mostrat la seva voluntat d’actuar de manera immediata i ambiciosa, articulant la seva política mediambiental al voltant de nou elements clau: 1) Mesures executives no només per revertir tot el dany que Trump ha causat, sinó anar més enllà i més ràpidament; 2) Col·laborar amb el Congrés per promulgar aquest mateix any una legislació que, al final del mandat, hagi posat les bases per un camí irreversible per aconseguir zero emissions a tota l’economia com a màxim el 2050; 3) Mobilitzar tots els estats del món per dur a terme accions urgents; 4) Fer una inversió històrica en energia neta i innovació de més de 400.000 milions de dòlars en deu anys; 5) Accelerar el desplegament de tecnologia neta a tota l’economia nordamericana; 6) Fer de la justícia ambiental una prioritat a totes les agències federals; 7) Responsabilitzar i fer pagar les empreses i indústries contaminants; 8) Crear 10 milions de llocs de treball de classe mitjana i ben remunerats en l’àmbit de la lluita contra l’emergència climàtica; i 9) Complir l’obligació contreta envers les comunitats i els treballadors que han arriscat la seva vida de produir combustibles fòssils.
Joe Biden asserts America’s role in the fight against climate change
Durant la primera reunió de líders de la cimera internacional celebrada el 22 d’abril de 2021 el president dels Estats Units Joe Biden va anunciar el retorn dels Estats Units als acords de Paris. No nomes això, sinó que es va comprometre a reduir les emissions de diòxid de carboni del país entre el 50% i el 52% respecte els nivells de 2005 cap a finals d’aquesta dècada. Amb aquesta ambiciosa declaració Joe Biden va trencar amb 4 anys de polítiques americanes envers al canvi climàtic que, sota el lideratge de Donald Trump, brillaven per la seva absència. No obstant, hi ha cert escepticisme envers a la promesa americana donada la divisió política existent en el país que dificulta l’aprovació per part del senat americà de qualsevol legislació. A més, l’historia no parla a favor dels Estats Units on la credibilitat americana ja s’ha vist malmesa en diverses ocasions. Els experts apunten que amb l’adopció d’aquest objectiu els Estats Units declaren obertament les seves intencions de liderar la revolució de les energies renovables, una competició que fins al moment lidera la Xina a través de la reducció progressiva del us del carbó prevista en els propers anys. En definitiva, un nou repte per certificar que els Estats Units no estan disposats a perdre l’hegemonia mundial.
The Top 11 Climate Actions of Joe Biden’s First 100 Days
L’article considera que els primers 100 dies de mandat de Joe Biden constitueixen un esforç sense precedents per lluitar contra la major amenaça a la qual ha de fer front la humanitat. En efecte, la presidència de Biden coincideix amb l’estret marge de temps del qual disposem per actuar i el nou president ha respost convertint la preocupació pel clima en la pedra angular del seu programa, unint els objectius mediambientals amb la recuperació de post pandèmia, el desenvolupament d’infraestructures i la seguretat internacional. D’entre les seves accions, l’autor destaca el retorn dels EUA a l’acord climàtic de París, comprometent-se amb l’objectiu de mantenir l’escalfament global a menys de 2 graus centígrads; l’ordre executiva que prioritza la protecció del medi ambient, l’aire i l’aigua, la disminució de l’ús de productes químics i pesticides, la rendició de comptes dels contaminants, la reducció dels gasos d’efecte hivernacle i la lluita contra el canvi climàtic; l’ordre executiva que subratlla la importància de donar als departaments i agències executives flexibilitat per utilitzar una acció reguladora sòlida per abordar les prioritats nacionals, atès que aquesta ordre fa retrocedir les polítiques de l’era Trump que limiten les normatives; l’elaboració d’un memoràndum executiu que recomana al govern federal que segueixi els criteris de la ciència, requereix revisar i reformar les polítiques existents per garantir que es basin en evidències i desincentivi la interferència política inadequada en la investigació i les conclusions científiques; la creació d’un consell consultiu presidencial sobre ciència, tecnologia i innovació encarregat d’informar les polítiques públiques relacionades amb l’economia, l’empoderament dels treballadors, l’educació, l’energia, el medi ambient, la salut pública, la seguretat nacional i nacional, l’equitat racial i altres temes; l’ordre executiva que posiciona la crisi climàtica al centre de la política exterior i interior i de la seguretat nacional, amb l’objectiu de portar els Estats Units a emissions zero de carboni; l’ordre executiva que obliga a revisar els impactes del canvi climàtic sobre la migració, la seguretat nacional i la política internacional; la creació d’un grup de treball sobre innovació climàtica per reforçar el progrés dels Estats Units en matèria d’energia verda i altres iniciatives sobre el clima. També va destinar 100 milions de dòlars a investigació i desenvolupament innovadors per millorar la resistència climàtica; i la signatura de l’American Rescue Plan Act, un projecte de llei d’alleujament de la pandèmia que inclou fons per a l’actualització del sistema d’aigua, suport financer per a reguladors locals i infraestructures públiques.
The U.S. is back on climate. Now what?
El canvi climàtic és un dels problemes més urgents i importants de la societat actual. Els cent primers dies de la presidència de Joe Biden als Estats Units han respost -a diferència del seu antecessor- a la demanda climàtica; Biden ha demostrat un compromís evident per aconseguir pal·liar la contaminació i l’emissió de gasos nocius en les pròximes dècades. En aquest article, els autors realitzen un seguit d’apunts generals sobre l’objectiu energètic i climàtic des d’una perspectiva econòmica i geopolítica. Segons els autors, la present etapa política dels Estats Units liderada per Biden té l’objectiu de presentar mesures legislatives que converteixin el govern en una veritable màquina de reducció d’emissions, generant alhora nous compromisos amb economies principals com el Canadà, Japó o Corea del Sud. No hi ha cap dubte que, en conseqüència, Biden vol liderar el món en termes climàtics. Tanmateix, segueixen, aquestes noves línies d’actuació presenten múltiples obstacles, com per exemple, les relacions turbulentes amb la Xina, la qual sembla que no està gaire compromesa amb l’objectiu climàtic proposta per Biden. Sigui com sigui, el debat sobre el clima i el canvi climàtic, recorden els autors, no és només una qüestió d’oratòria; el domini de la tecnologia té un paper determinant en el lideratge mundial. D’aquesta manera, l’Administració Biden té l’objectiu d’impulsar avenços i configurar la direcció del mercat invertint en recerca i desenvolupament; tot i això, no li falten competidors. Qui liderarà el canvi?
What Biden’s Done for the Climate in His First 100 Days
A les poques hores d’haver prestat jurament, el president Biden va signar una sèrie d’ordres executives destinades al medi ambient. Així, els Estats Units es van tornar a unir a l’Acord de París, es va cancel·lar el gasoducte Keystone XL i el nou govern es va comprometre a mantenir la justícia ambiental. En dies posteriors el nou president va anar revocant una sèrie d’ordres de l’era de Trump que el seu equip va considerar incompatible amb la ciència i la salut pública, incloses les normes de Trump que van obrir la via i accelerar la perforació en terrenys federals i una ordre de Trump que disminuïa el poder de la Llei nacional de política ambiental, que garanteix que es tenen en compte els impactes ambientals en qualsevol projecte federal. També va establir un grup de treball sobre el clima dins del Departament de l’Interior que, entre altres coses, incorporarà el cost social del carboni a la feina del departament. Però els dies passen ràpid i molts plans i polítiques encara estan en procés. El més significatiu, en tant que tindrà un impacte enormes sobre la vida quotidiana dels ciutadans, és el compromís del president de reduir el 2030 les emissions de gas a les cases dels Estats Units a un 50% per sota dels nivells del 2005. L’article destaca que els EUA disposen de la tecnologia per arribar a aquests objectiu i que per tant tot és ara qüestió de finançament i de voluntat política. Aquests plans que s’acaben d’esmentar s’incorporen, en part, al pla d’infraestructures de 2,65 bilions de dòlars que el president Biden va proposar al març, i que inclou finançament per a vehicles elèctrics, una xarxa elèctrica renovada, investigació climàtica i molt més. És un pla ambiciós i car, però Biden considera que és una manera de reparar al mateix temps els danys causats a l’economia i al clima.