
Diari de les idees 47
21 septiembre 2021
Ideas de actualidad
Retomamos el hilo después de las vacaciones de verano con esta nueva edición del Diari de las idees que no podía sino destacar como uno de sus temas principales la retirada norteamericana del Afganistán que ha coincidido con la conmemoración de los 20 años de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York. Este hecho es especialmente relevante dado que no sólo supone la derrota de unas fuerzas armadas muy superiores en hombres, equipamiento y tecnología, sino que también hace tambalearse una idea proclamada por algunos teóricos y think tanks según la cual se puede “exportar” unilateralmente la democracia a partir de intervenciones militares. La retirada norteamericana y de sus aliados supone por consiguiente el reconocimiento de que el hecho de invertir ingentes cantidades de dinero y tecnología en paralelo a las intervenciones militares no necesariamente tiene que dar los resultados deseados, ni en la escala ni en el tiempo.
En efecto, la historia reciente demuestra que es más probable que las transiciones democráticas tengan éxito cuando son los políticos y las sociedades locales los que lideran la causa. En el mejor de los casos, el apoyo exterior a las transiciones democráticas ha tenido un papel secundario. Sin embargo, en muchos otros escenarios, la intervención extranjera, en lugar de acelerar la llegada de la democracia, la ralentiza o la hipoteca.
El caso de Afganistán, pues, es el ejemplo perfecto que demuestra que dos décadas de intervención militar multinacional, un amplio apoyo político de la comunidad internacional, centenares de miles de muertos y las enormes cantidades de dinero invertidas no son suficientes para fortalecer la democracia. En los últimos veinte años, el gobierno de los EE.UU. ha destinado 145.000 millones de dólares para proyectos de “reconstrucción”. Este presupuesto no incluye, entre otras cosas, los costes de la guerra. Un estudio de la Brown University ha establecido que entre 2001 y 2021, el gobierno de los Estados Unidos gastó un total de 2,2 billones de dólares en Afganistán.
En definitiva, sería un error concluir que los países que aspiran a defender la democracia tienen que abandonar sus esfuerzos por proteger y fortalecer las frágiles democracias que hoy intentan consolidarse. Lo importante es determinar con precisión en qué áreas y de qué manera se tiene que proporcionar la ayuda exterior para que sea efectiva. Porque si una cosa es cierta es que la manera como los Estados Unidos y sus aliados ha intentado promover la democracia en el Afganistán mediante una campaña militar y un proceso de state-building impuesto desde el exterior ha fracasado.En este sentido, Paul Thomson señala algunos aspectos de las teorías de Samuel Huntington y considera que vistas las circunstancias, la relectura del politólogo norteamericano ofrece algunas claves útiles para analizar la situación con más claridad. Según el autor del controvertido Choque de civilizaciones (Simon & Schuster: 1996), si por una parte Occidente no puede permanecer pasivo hacia los que amenazan sus legítimos intereses, velar por su defensa con discursos moralizadores no es ni intelectualmente honesto ni geopolíticamente juicioso. Ya en aquel momento Huntington denunciaba que Occidente vivía con la profunda convicción de que detenía las claves<A[claves|llaves]> de lo que es cierto y de lo que es justo. Tanto es así que consideraba que bastante con que sus propios dogmas se movieran para que la Verdad se transfiriera de manera idéntica e inmediata a toda la humanidad. Y la respuesta, reforzada ahora por la derrota norteamericana en Afganistán, es que eso no es así.
Uno de los efectos colaterales de la retirada norteamericana es la amenaza que representan los grupos terroristas. Olivier Roy argumenta en El País que con la vuelta al poder de los talibanes el verdadero peligro no es Al-Qaeda, sino ISIS. Los grupos de ISIS en Afganistán, muy presentes en las provincias orientales del país, tienen su origen en una escisión de los talibanes: se opusieron a las negociaciones con los norteamericanos y a la negativa de los talibanes a unirse a la yihad internacional. En efecto, para ISIS es fundamental mostrar que no hay alternativa a la yihad global y que no solamente está en juego Afganistán sino también Mali y Siria. En Mali también se está desarrollando un conflicto violento entre la rama local de Al-Qaeda (AQMI) e ISIS: por descontado, AQMI no está (todavía) negociando con los franceses, pero se sospecha que hay negociaciones encubiertas con las diferentes fuerzas políticas malíes (incluido el Ejército).
Asimismo, desde las páginas de Le Monde Diplomatique, Philippe Leymarie insiste en que para los grupos yihadistas armados del Sahel, el colapso occidental en Afganistán es la prueba de que la victoria es posible e incluso está cercana. Con la retirada precipitada y caótica de las tropas norteamericanas y aliadas de Afganistán surge un nuevo impulso que puede beneficiar a los grupos armados en el peor momento de la lucha contra el terrorismo en el Sahel y en toda la región. En este contexto son evidentes los paralelismos existentes entre ambas situaciones: 1) unos pocos guerrilleros muy bien integrados en la población, y que recurren a técnicas terroristas, desafían a los soldados europeos y los ejércitos locales bajo tutela extranjera, sobreequipados, pero poco motivados y lastrados por la corrupción; 2) los yihadistas intentan establecer emiratos, decretar leyes religiosas (charía), expulsar a los extranjeros; 3) se trataría de una doble derrota, del bando norteamericano y occidental en Afganistán, del bando francés en el Sahel; 4) el intervencionismo económico, incluso en forma de proyectos de desarrollo supuestamente sin ánimo de lucro, puede llegar a ser desestabilizador para estos países con estados débiles, faltos de marcos de referencia, donde los servicios públicos han desertado de las regiones más remotas, como las zonas fronterizas; 5) eso se traduce en un aumento del riesgo de corrupción, la multiplicación de los efectos inesperados, la marginación de las comunidades locales, etc.; y 6) en ambos casos, las capas sociales más occidentalizadas, a menudo favorecidas, se oponen al pueblo que tiene dificultades para acceder a puestos de trabajo, servicios públicos, educación y que acaba constituyendo una fuente inagotable de reclutamiento para los grupos terroristas.
Finalmente, hay que destacar el dosier que la revista Foreign Affairs dedica a la retirada norteamericana de Afganistán en el marco de la conmemoración de los 20 años de los atentados del 11 de septiembre de 2001. En aquel momento George W. Bush se propuso iniciar una guerra cuyo objetivo inmediato era Al-Qaeda, el grupo yihadista responsable de los ataques a las Torres Gemelas <A[Gemelas|Mellizas]>, pero no estaba del todo claro que los norteamericanos entendieran plenamente las verdaderas dimensiones de esta guerra. En efecto, la movilización masiva de recursos militares que siguió conllevó invasiones terrestres y ataques de drones en el extranjero, una revisión y un reforzamiento de los sistemas de vigilancia y seguridad en los EE.UU. y la búsqueda de aliados y socios en todo el mundo. Casi de un día para otro, la política exterior de los Estados Unidos cambió para siempre. Foreign Affairs analiza los debates políticos en torno a la llamada “guerra contra el terrorismo” a medida que se ampliaba el alcance del conflicto, evolucionaba la amenaza terrorista y disminuía el entusiasmo hacia las guerras inacabables de los norteamericanos. En último término, veinte años después, la campaña para combatir el terrorismo ha cambiado tanto la manera como los Estados Unidos se ven a sí mismos como la percepción que de ellos tiene el resto del mundo. La guerra que ha consumido a los Estados Unidos –y gran parte del mundo– durante dos décadas quizás simplemente esté entrando en una nueva fase…
En clave política catalana destaca la celebración de la primera Diada después de los indultos y los prolegómenos de la reunión de la Mesa de negociación con el Estado. Odei A. Etxearte señala en Vilaweb que la principal debilidad de la parte catalana de la mesa de diálogo es la falta de mecanismos efectivos para presionar a Pedro Sánchez. En efecto, la única herramienta que tiene el gobierno de Pere Aragonès para intentar que la Moncloa ceda en alguna cosa es la aritmética en el Congreso español. Y, a corto plazo, la negociación del presupuesto, unas cuentas que Sánchez necesita aprobar para culminar la legislatura, pero que evidentemente no pagará con el precio de un referéndum pactado en Cataluña. Un referéndum que no ha entrado nunca en ninguna de las coordenadas políticas del Estado español, que siempre ha rechazado tajantemente. Por eso se puede interpretar que la movilización de la Diada refuerza la posición del gobierno catalán en la mesa. Esta es la primera paradoja. La presión que añade la manifestación sobre la mesa es la amenaza indirecta de la vuelta a la vía unilateral. La segunda paradoja es que la desmovilización que ha tenido el movimiento independentista en la calle hasta la Diada se puede explicar en parte (y más allá de la pandemia) por la actuación de los partidos. Y ahora son precisamente los partidos los que más necesitan exhibir el músculo de la calle para reforzar su posición negociadora porque, para presionar Madrid, no son suficientes las herramientas de la praxis política cotidiana ni el apoyo electoral, aunque el independentismo superara el umbral del 50% el 14-F. Finalmente, la tercera paradoja es que un posible retorno a la vía unilateral, para ganar legitimidad interna dentro del movimiento, necesitaría el fracaso de la vía de diálogo para justificarse. Porque, a pesar del relato político aparentemente hegemónico, y aunque la experiencia de 2017 y la represión posterior señalaron sus límites, ésta no ha sido desacreditada como posibilidad.
La política española sigue marcada por la crisis de régimen e institucional que se ha visto acelerada por el goteo de noticias que presuntamente implican al rey emérito en casos de corrupción. Antón Losada argumenta en El Diario que por causa de los escándalos reales la Hacienda Pública, la Fiscalía, el poder judicial, el poder legislativo y el poder ejecutivo, es decir todas las instituciones del Estado han tenido y tienen que asumir decisiones difícilmente defendibles, pero comprometidas por la responsabilidad de preservar el sistema institucional. No hay cortafuego que pueda resistir una presión como esta. Primero la abdicación, después el exilio, posteriormente la retahíla de regularizaciones fiscales y ahora la investigación por cuatro delitos -blanqueo, soborno, tráfico de influencias y delito fiscal, que pueden comportar hasta 16 años de prisión. ¿Cuál será el paso siguiente? La respuesta es que, si la Fiscalía formaliza sus acusaciones, el resultado puede ser una condena a penas de prisión. Si las archiva, será fácil alimentar la teoría del encubrimiento…
En este contexto, y tal como señala Ignacio Sánchez-Cuenca en El País las élites de la Transición podían haberse mostrado dispuestas a reflexionar sobre lo que ha fallado e intentar perfeccionar el sistema que contribuyeron a crear. Podían haber reconocido que el bipartidismo estaba fallando, que el Estado estaba perdiendo capacidad para afrontar los problemas, que había que pensar en soluciones integradoras al problema catalán. Pero, en lugar de eso, una parte muy significativa de estas élites ha preferido cerrarse en banda <A[banda|lado]>, sin reconocer que tras un choque político y económico como el que se ha vivido resulta inevitable reflexionar sobre lo que ha sucedido y pensar en reformas y cambios que impidan que una cosa así vuelva a pasar. Como mucho, han atribuido los problemas del presente a la liberalidad del periodo constitucional. Estas élites políticas, económicas y mediáticas han vivido como una ofensa personal y casi como una humillación que hayan surgido fuerzas políticas dispuestas a cuestionar la Transición y que en Cataluña una parte importante de la sociedad haya perdido el interés al seguir formando parte de España. En vez de preguntarse por qué se ha llegado hasta aquí, han preferido deslegitimar cualquier debate sobre transformaciones y mejoras del sistema.
En el ámbito europeo, Simon Tisdall analiza en un artículo publicado en The Guardian el balance de la canciller alemana que ya está a punto de dejar el cargo, y considera que si por una parte sirvió bien los intereses de su país, en cambio no ha tenido una visión estratégica para la UE. Ante la multiplicidad de retos que comportan la aceleración de la crisis climática, el hundimiento de la unidad de la UE, el autoritarismo abusivo de China, el colapso del paraguas de seguridad de los EE.UU. o el autoritarismo expansivo de Rusia, el país más poderoso de Europa demasiado a menudo no adopta ninguna posición definida mientras Francia actúa a tientas y Gran Bretaña no sale del bucle falaz cuando afirma que su influencia global no para de crecer. En último término, Tisdall se plantea quien será la voz de Europa en un mundo sacudido por los conflictos, el populismo, la pandemia y la pobreza. Ciertamente, no Bruselas, mientras Gran Bretaña se encuentra en un callejón geopolítico sin salida, y a Francia le falta la fuerza. Mientras tanto y hasta que Berlín no se despierte, los enemigos que acechan la democracia seguirán prosperando.
Enlazando con eso, Gilles Gressani entrevista en las páginas de Le Grand Continent al presidente del Consejo europeo, Charles Michel, que reflexiona sobre la dinámica geopolítica interna, las lecciones de Afganistán y los elementos esenciales para articular una narrativa europea común entre China y los Estados Unidos. Con respecto a Afganistán considera que ahora los europeos se tienen que plantear como pueden tener más influencia en el futuro y cómo pueden actuar para influir en el curso de las cosas en una dirección que sea compatible con sus intereses. En este sentido, Michel lamenta que el compromiso político democrático siempre se centra en las próximas elecciones y afirma que hay que ser capaces de reflexionar sobre el impacto de las decisiones, no de cara a las próximas elecciones, sino para la próxima generación.
Con respecto a los peligros que amenazan la democracia, Jan-Werner Müller argumenta en The New Statesman que desde hace unos años el Brexit y Trump simbolizan el ascenso del populismo de derechas y el profundo desasosiego de las democracias liberales, aunque pocas veces se menciona un hecho curioso: en 2016 las campañas de Hillary Clinton y de los partidarios del Remain tenían consignas muy parecidas a las de sus adversarios, pero que no tuvieron suficiente resonancia para atraer a grandes segmentos del electorado: “Stronger Together” y “Stronger in Europe”. Müller considera que eso nos ayuda a entender cuáles son las líneas de fractura de la política actual. Aunque habitualmente se señala la importancia de las divisiones culturales y la creciente distanciación de la población respecto de las élites liberales, eso supone adoptar acríticamente un marco cultural del conflicto político que demasiado a menudo acaba dando municiones a la derecha, si no a la extrema derecha. A su entender, las divisiones que amenazan a las democracias tienen una base económica cada vez más fuerte debido a un desarrollo que ha sido oscurecido por las estrategias retóricas de una derecha comprometida con el populismo plutocrático.
En el ámbito económico, Adam Tooze manifiesta en el diario The Guardian que 2020 reveló como nunca antes los riesgos y las debilidades del sistema global impulsado por el mercado. En este sentido, es difícil evitar la sensación de que se ha alcanzado un punto de inflexión, aunque cuando empezó la pandemia, la globalización ya estaba siendo muy cuestionada. Una serie de crisis profundas, que empezaron en Asia a finales de los 90 y pasaron al sistema financiero atlántico en 2008, a la Eurozona en 2010 y a los productores mundiales de productos básicos en 2014, ya habían hecho mella en la confianza hacia la economía de mercado. Todas estas crisis se han ido superando, pero a cambio de unos gastos ingentes por parte de los gobiernos y de los bancos centrales. En este contexto, está claro que ha habido pandemias mucho más letales pero lo que más destaca de la de COVID-19 ha sido la escala de la respuesta. No sólo los países ricos han invertido enormes cantidades para dar apoyo a los ciudadanos y a las empresas; también los países pobres y de renta media han estado dispuestos a pagar un precio ingente. El coronavirus ha expuesto con claridad nuestra falta de preparación institucional, nuestra “irresponsabilidad organizada”. En definitiva, el antropoceno ha enseñado los dientes, si bien a una escala todavía modesta, y tenemos que estar preparados para lo que todavía está por llegar.
La lucha contra el cambio climático ha vuelto a centrar la atención con la publicación del nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC) que presenta unas conclusiones demoledoras respecto de los efectos del cambio climático. Las principales conclusiones son que a) no queda ninguna duda de que el calentamiento del planeta se debe a la actividad humana que ha producido cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, los océanos, la biosfera y la criosfera; b) la magnitud de los cambios recientes en todo el sistema climático y el estado actual de muchos aspectos del sistema climático no tienen precedentes en un período que abarca miles de años; c) durante los últimos tres milenios, el nivel del mar nunca ha aumentado tan rápidamente como desde 1900; d) desde la publicación del primer informe del GIECC en 1990, se han emitido 1.000 millones de toneladas de CO2, lo cual representa la mitad de las emisiones desde el inicio de la era industrial; e) el cambio climático reciente es generalizado, rápido e intensificado; f) la temperatura de los últimos 10 años ha sido 1,1° C más elevada en comparación con los años 1850-1900; g) en todos los escenarios de emisiones (excepto el más bajo), superaremos el umbral de calentamiento global de + 1,5° C en un futuro próximo (entre 2021 y 2040) y nos mantendremos por debajo de + 1,5 ° C hasta finales de siglo; h) a medida que el calentamiento continúa, cada región podría experimentar fenómenos climáticos más extremos, de maneras diferentes, a veces combinadas y con múltiples consecuencias. Eso es más probable que pase con un calentamiento de + 2 ° C que de 1,5 ° C (y más todavía con niveles de calentamiento adicionales); e i) no se pueden excluir acontecimientos poco probables, como el deshielo los casquetes polares<A[hielo|gel]>, cambios bruscos en las corrientes marinas, fenómenos extremos acumulativos y un calentamiento significativamente superior al rango de calentamiento estimado. En definitiva, para limitar el calentamiento global, harán falta acciones contundentes, rápidas y sostenibles para reducir las emisiones de CO2 y metano, así como otros gases de efecto invernadero. Eso no sólo reduciría las consecuencias del cambio climático, sino que también mejoraría la calidad del aire. Limitar el calentamiento global a + 1,5° C ya no será posible sin una caída inmediata y a gran escala de las emisiones de gases de efecto invernadero. Si conseguimos la neutralidad del carbono, el calentamiento global tendría que detenerse. Muchos cambios debidos a las emisiones de gases de efecto invernadero pasados y futuros serán irreversibles durante siglos, si no milenios, incluidos los cambios en los océanos, los casquetes polares<A[hielo|gel]> y el nivel global del mar. No obstante, algunos cambios se pueden ralentizar y otros se pueden detener limitando el calentamiento global. También está disponible un resumen de 42 páginas dirigido a los actores políticos y público en general.
Ya para acabar, en el ámbito de las ciencias y de las nuevas tecnologías, Nick Reid apunta en la revista Politico que a medida que la pandemia retrocede y volvemos a nuestras rutinas, debemos evitar caer en los viejos hábitos. Tenemos una oportunidad única de construir una sociedad mejor, de realinear nuestras economías y nuestras sociedades. Los compromisos de Europa con las transiciones verde y digital son ciertamente importantes, especialmente con el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de 672.500 millones de euros. Pero el dinero público por sí solo no será suficiente. Estas acciones tienen que ir acompañadas por un cambio de mentalidad, forjado durante la pandemia, que combine nuevas herramientas de colaboración con una firme determinación política. El reto es tan importante para la transición digital como para la verde. Para Europa, la realidad es que la última década ha sido de relativo declive en el liderazgo digital, una trayectoria descendente que podría amenazar la prosperidad, el empleo y la competitividad futuros.
Finalmente, Andrew C. Heinrich y Saad B. Omer argumentan en un artículo muy crítico publicado en Foreign Affairs que incluso la cooperación sin precedentes que se ha puesto en marcha para combatir la pandemia de COVID-19 ha estado lejos de ser adecuada al reto. La comunidad internacional no ha respondido con la rapidez ni con la contundencia necesarias, y destaca el trabajo pendiente para establecer un sistema de salud multilateral verdaderamente cooperativo. En efecto, ha quedado claro que el mundo necesita una institución permanente, construida específicamente para contrarrestar los futuros brotes. Este fondo mundial debería disponer de recursos, flexibilidad y apoyo para distribuir rápidamente ayuda, facilitar la investigación de vanguardia y acelerar la fabricación de vacunas y medicamentos. Sin esta acción, la comunidad internacional no estará preparada para la próxima pandemia potencialmente más devastadora. En este sentido, la cooperación internacional se ha quedado corta en varios temas fundamentales. Aunque los esfuerzos multilaterales centrados en el desarrollo de vacunas han tenido un gran éxito, los miles de millones de dólares invertidos en la investigación sobre vacunas no se han combinado con esfuerzos similares para desarrollar herramientas diagnósticas, terapéuticas y medidas preventivas innovadoras. Incluso el instrumento más exitoso, el plan COVAX sigue todavía con una financiación muy por debajo de lo necesario. En abril de este año las Naciones Unidas estimaron que COVAX necesitaba al menos 2.000 millones de dólares en financiación adicional para alcanzar su objetivo de entregar dos mil millones de dosis de vacuna a finales de año. Actualmente, COVAX sólo ha distribuido aproximadamente un diez por ciento.
Política internacional y globalización
The Legacy of 9/11
Dins del marc de la commemoració dels 20 anys dels atemptats de l’11 de setembre de 2001, la revista Foreign Affairs dedica un dossier monogràfic a la retirada nord-americana de l’Afganistan. Quan els nord-americans es van enfrontar a la tragèdia, l’administració del president George W. Bush es va proposar preparar-se per a la guerra amb l’objectiu immediat de liquidar Al-Qaeda, el grup jihadista responsable dels atacs a les Torres Bessones. La lluita posaria a prova els Estats Units d’una manera mai coneguda abans, i no estava del tot clar que els nord-americans entenguessin plenament les veritables dimensions d’aquesta guerra. La mobilització massiva de recursos econòmics i militars que va comportar invasions terrestres i atacs de drons a l’estranger, una revisió i un reforçament dels sistemes de vigilància i seguretat als EUA i la recerca d’aliats i socis a tot el món. Vint anys després, la campanya per combatre el terrorisme ha canviat tant la manera com els Estats Units es veuen a si mateixos com la percepció que en té la resta del món. La guerra que ha consumit els Estats Units – i gran part del món – durant dues dècades potser estigui entrant en una nova fase…
America’s ‘forever war’ is a long way from over
La missió dels Estats Units a l’Afganistan va començar amb un atac terrorista en el qual van morir molts ciutadans nord-americans. I ara també acaba amb una matança a l’aeroport de Kabul. Ara sembla probable que la lluita contra el terrorisme continuï sota una forma diferent, que sembli més llunyana: ja no hi haurà presència militar nord-americana en sòl afganès ni víctimes mortals, tret que es produeixin atacs contra ciutadans nord-americans. Però no serà menys real. A l’Afganistan, els Estats Units hauran de lliurar la següent fase del conflicte sense actius i sense socis de confiança sobre el terreny. Per tant, Washington haurà de buscar el suport dels talibans, un enemic al qual ha combatut durant dues dècades, com a executors locals de la guerra contra ISIS. En definitiva, la reinstauració d’un govern teocràtic, la reconversió de l’Afganistan com a potencial centre gihadista, una evacuació caòtica i un atemptat terrorista com a traca final no era la forma en què se suposava que havia d’acabar la missió nord-americana. Si la retirada s’ha dut a terme en menys de dues setmanes, les conseqüències de tot plegat es prolongaran durant molts anys.
Ending the Forever Wars Was Never Up to Us
L’autor argumenta que la retirada nord-americana d’Afganistan no aturarà el terrorisme ni deixarà enrere les amenaces que afronten els Estats Units. La feblesa demostrada a l’hora de d’analitzar els talibans els va fer vulnerables i va exposar les tropes dels EUA a una situació desesperada sobre el terreny, agreujada per la incompetència del lideratge, passat i present. Considera que no es pot confiar en els talibans, ni abans, ni ara, ni mai i que és vergonyós que l’anterior president, Donald Trump, hagi negociat un acord amb una organització terrorista. També avança que és molt greu que l’actual president, Joe Biden, hagi subestimat l’impacte del seu anunci de retirada i el caos que es produiria. Conclou que els EUA necessiten un millor lideratge tant en clau interna com externa. Al llarg de la història, els Estats Units han combatut adversaris que s’han convertit en aliats. Han lluitat contra opressors i ajudat els defensors de la llibertat a tot el món. La seva diplomàcia, la seva força o simplement la seva mera presència han ajudat a que es produïssin canvis efectius arreu. Afganistan podria haver estat un d’aquests exemples, però els líders han acabat fallant al poble afganès.
How the US created a world of endless war
En aquest llarg article publicat al diari britànic The Guardian l’autor analitza la desastrosa invasió i posterior retirada nord-americana de l’Afganistan i argumenta que el 2008 molts dels partidaris de Barack Obama esperaven que el nou president acabés la guerra global contra el terrorisme. En canvi, no només no ho va fer sinó que la va estendre i els seus successors no han fet res per canviar el rumb. Malgrat la seva violència rutinària, la forma de guerra nord-americana es defineix cada vegada més per una immunitat gairebé total respecte dels danys propis i aliens. Tot i les obligacions legals per fer la guerra més humana, i que els Estats Units han acordat complir, al mateix temps, les operacions militars dels Estats Units han esdevingut més àmplies i allargades en el temps. La mateixa idea d’una guerra més humana pot semblar una contradicció ja que els conflictes dels Estats Units a l’estranger continuen sent brutals i mortals, però el que els fa por no és només la violència que infligeixen. Aquest nou tipus de guerra nord-americana revela que la cara més elemental de la guerra no és la mort: és el control per la dominació i la vigilància. Sigui quin sigui el judici de la història sobre els mèrits de l’anomenada guerra contra el terrorisme i les seves conseqüències per al món i per als EUA, els resultats han llegat una paradoxa d’un nou tipus i, per tant, no se sap com encarar-la. Sota les presidències de Bush, Obama i Trump, els EUA podrien haver intentat humanitzar les seves guerres però no han fet més que consolidar el seu militarisme globalitzat, ja que tant el candidat oposat la guerra com el qui hi estava a favor es van convertir successivament en presidents d’una guerra sense final, com presoners d’un mateix guió.
Henry Kissinger on why America failed in Afghanistan
La victòria dels talibans a l’Afganistan duu els EUA a preguntar-se com s’ha arribat a una situació en que només era es podia concretar un control total del país o una retirada completa de les seves tropes. La campanya de contra-insurgència dels EUA no va tenir mai uns objectius realistes ni mai no va es va poder vincular amb el debat polític intern, provocant així una pèrdua de l’entusiasme inicial per a la intervenció militar en resposta a l’11-S. En un primer moment, aquesta intervenció va tenir èxit i es va expulsar la major part dels talibans cap a la veïna Pakistan, però amb el pas del temps els EUA es van desviar del seus objectius i es va arribar a la conclusió que, per evitar una restabliment de bases terroristes al país calia crear un estat modern i democràtic. Això, però, comportava una centralització de l’autoritat, fet que xocava frontalment amb un sistema quasi feudal basat en criteris ètnics i tribals vigent a l’Afganistan. Així, la dimensió política de la intervenció americana va ser percebuda com un desastre entre els nord-americans. Els EUA van ignorar estratègies alternatives basades en aliances amb els països veïns a l’Afganistan, com l’Índia, la Xina, Rússia o Pakistan, que tot i ser adversaris dels EUA, també se sentien amenaçats pel potencial terrorista de l’Afganistan i, per tant, haurien pogut ser claus per a dur a terme una contra insurgència comuna. Això, però no s’ha dut a terme i ha comportat la retirada total de les seves tropes per part de l’administració Biden. Això no obstant, Kissinger considera que els EUA no poden obviar el seu paper clau en l’ordre internacional i que la lluita contra el terrorisme, que comptarà amb el suport d’estats i una tecnologia més sofisticada, serà encara un repte global durant els propers anys.
The American Empire in Retreat
Des de la perspectiva de l’autor, les derrotes nord-americanes més clares, primer al sud-est asiàtic als anys seixanta i després a l’Orient Mitjà i a l’Àsia central després de l’11 de setembre, deriven de la idea hibristica segons la qual els EUA podrien fer de l’imperi mundial un simple extensió del seu imperi exterior, mitjançant arranjaments a l’estil de l’OTAN i aplicant al Vietnam del Sud, a l’Iraq o a l’Hindu Kush el model del Japó i Alemanya després de la Segona Guerra Mundial. A la vegada, considera que els EUA han experimentat fracassos similars, amb menys vessament de sang però amb conseqüències estratègiques més importants, en els seus esforços per americanitzar rivals potencials. Els seus desastrosos esforços de desenvolupament a Rússia als anys noranta van provocar una reacció putinista, no la reacció a l’estil alemany o japonès que havien imaginat. Les actuacions nord-americanes de les últimes dues dècades sembla que només han aplanat el camí de la Xina per convertir-se en un veritable rival, no en un soci menor d’un ordre mundial pacífic. Ambdós tipus de fracassos i les seves conseqüències (revengisme rus i creixent poder xinès combinats amb l’empantanegament a l’Iraq i la derrota a l’Afganistan) han debilitat significativament l’imperi mundial nord-americà i han liquidat la seva fantasia post-9/11 de dominar el món. Dit això, les derrotes en territoris llunyans també poden tenir conseqüències més properes al nucli imperial. Els talibans no poden enderrocar l’imperi americà, però a l’imperi exterior, a l’Europa occidental i l’Àsia oriental, la percepció de la debilitat dels Estats Units podria accelerar els desenvolupaments que realment amenacen el sistema americà tal com existeix des de 1945, des de l’entesa germano-russa fins al rearmament japonès passant per una invasió xinesa de Taiwan. Inevitablement, aquests esdeveniments també afectarien l’imperi interior, on l’acceleració de la sensació del declivi imperial no faria més que ampliar les divisions ideològiques internes, afavorir la sensació de repressió i de guerra civil larvada.
The Real Reason U.S. Allies Are Upset About Afghanistan
L’autor afirma que entre els aliats dels EUA hi ha hagut una tendència a sobredimensionar l’abrupta retirada de tropes nord-americanes de l’Afganistan. Alguns aliats europeus titllat aquesta retirada com el pitjor fracàs de la història de l’OTAN, tot ignorant la guerra de Kosovo del 1999, mentre que el president francès Emmanuel Macron instava Biden a mostrar una major responsabilitat moral, tot i que França va retirar les tropes del país el 2014. Així doncs, la motivació d’aquestes afirmacions contundents pot residir en primer lloc en el fet que Europa ja no es tant important per als Estats Units com ho era durant la Guerra Freda. La manca de poder militar europeu i la seva aparent falta de voluntat per a incrementar-lo pot haver alimentat la por de la solidesa del compromís dels EUA amb els aliats que no compleixen. Una altra raó seria que, per als sectors que defensen l’autonomia estratègica europea, assenyalar la manca de fiabilitat nord-americana pot servir com a argument per a defensar un major compromís en la defensa política i militar europea. En darrer terme, això pot debilitar les ja malmeses relacions transatlàntiques i pot dificultar un millor repartiment de les tasques de l’OTAN entre Europa i els EUA. Tot i que la Unió Europea es basa en la necessitat de transcendir el nacionalisme, d’ençà la crisis dels refugiats de 2014 ha aparegut a Europa un populisme de dretes que ha dut al liberalisme europeu a abandonar part del seu compromís amb els valors liberals.
Comment les talibans ont vaincu l’Occident
Els autors reflexionen sobre la desfeta sense pal·liatius que els Estats Units i els seus aliats occidentals han patit després de 20 anys de guerra a l’Afganistan. Al seu entendre, en un conflicte que a primera vista era molt desequilibrat, la derrota occidental es deu a una visió errònia de l’Afganistan, generada per un ventall d’experts que inclou grups de reflexió, administracions, universitats, organitzacions no governamentals internacionals o afganeses i empreses privades. La seva interpretació dels fets s’ha basat en una antropologia imaginària que ha definit la societat afganesa com a localista en els seus interessos i resistent a qualsevol forma de presència estatal. Tot i que es contradiu amb la historiografia recent, la visió de l’oposició cultural a Kabul es repeteix en informes, articles i treballs dedicats a la intervenció, i fins i tot en els discursos més oficials. En darrer terme, l’Afganistan es va presentar com un país de tribus, d’acord amb una visió orientalista inspirada en la relectura de textos etnogràfics del període colonial. Els autors afirmen que s’ha utilitzat una pseudo-antropologia al servei de la guerra. En definitiva, davant la interferència estrangera que es desentenia gradualment e les institucions que estava construint i un sistema estatal cada cop més corrupte, els talibans van ser capaços d’encarnar la llei per a molts afganesos. Irònicament, són els talibans –més que no pas la coalició occidental– els qui han sabut pensar en la reconstrucció de l’Estat. Aquesta és probablement la condemna més dura que es pot dictar després de vint anys d’intervenció militar.
La auténtica amenaza es el ISIS
A parer de l’autor, el veritable perill després de la retirada nord-americana de l’Afganistan no és Al-Qaeda, sinó ISIS. Els grups de l’ISIS a l’Afganistan, molt presents a les províncies orientals, tenen el seu origen en una escissió dels talibans: van oposar-se a les negociacions amb els EUA i van criticar durament la negativa dels talibans a unir-se al gihad internacional. Per a l’ISIS és imprescindible demostrar que no hi ha alternativa al gihad global i que no hi pot haver cap compromís amb Occident. No sols està en joc Afganistan: també Mali i Síria. A Mali també existeix un conflicte violent entre la branca local d’Al-Qaeda (AQMI) i l’SIS: tot i que AQMI no està (encara) negociant amb els francesos, existeixen sospites que hi ha negociacions discretes amb les diferents forces polítiques malianes (inclòs l’Exèrcit). A Síria, HTS, una escissió d’Al-Qaeda que domina la província de Idlib, s’ha aliat amb Turquia i s’ha obert a altres forces polítiques sirianes i als notables tradicionals, mentre persegueix el que queda de l’ISIS, que vol dinamitar qualsevol solució política local que integri les forces gihadistes en un procés de pau. Per tant, podem esperar una futura escalada de les accions de l’ISIS en tots els teatres d’operacions, inclòs l’occidental. L’única pregunta és si ara mateix disposa dels mitjans logístics per a lliurar una batalla d’aquest tipus. Pel que fa als talibans, per a ells és indispensable neutralitzar l’ISIS ja que no poden acceptar una competència més radical (“Sóc més islamista que tu!”) i han d’imposar la seva autoritat si volen ser creïbles tant dins de l’Afganistan com en l’escena internacional. En darrer terme, Roy considera que en la partida que es juga avui, els talibans estan en el mateix bàndol que Europa i Occident (però també els russos i els xinesos). D’alguna manera, doncs, empesos pel fanatisme de l’ISIS, s’han acabat unint al camp de la lluita antiterrorista.
Samuel Huntington, reviens!
Mentre Occident veu cada cop més amenaçada la seva hegemonia (retirada d’Afganistan, ascens de la Xina, etc.), l’autor reivindica la figura de Samuel Huntington i considera que ateses les circumstàncies, la relectura del politòleg nord-americà ofereix algunes claus per analitzar la situació amb més claredat. Segons l’autor del controvertit Xoc de civilitzacions (Simon & Schuster: 1996), si Occident no pot romandre passiu contra aquells que amenacen els seus legítims interessos, vetllar per la seva defensa amb discursos moralitzadors no és ni intel·lectualment honest ni geopolíticament judiciós. Ja en aquell moment Huntington denunciava que Occident vivia amb la profunda convicció que detenia les claus del que és cert i del que és just. Tant és així que considerava que n’hi havia prou que els seus propis dogmes es moguessin perquè la Veritat es transferís de manera idèntica i immediata a tota la humanitat. I la resposta, reforçada per la desfeta nord-americana a l’Afganistan, és que això no és així. En darrer terme, considera que la humanitat està anant cap una època en què les diferents civilitzacions hauran d’aprendre a viure una al costat de l’altre en un intercanvi pacífic, aprenent els uns dels altres, estudiant la història i els ideals de l’altre i l’art i la cultura, enriquint-se mútuament. L’alternativa, en aquest petit món massificat, és la incomprensió, la tensió, el xoc i la catàstrofe. En una era emergent, els enfrontaments entre civilitzacions són la major amenaça per a la pau mundial i un ordre internacional basat en civilitzacions és la salvaguarda més segura contra la guerra mundial.
Beijing’s American Hustle. How Chinese Grand Strategy Exploits U.S. Power
Des del final de la Guerra Freda, els Estats Units s’han convertit en el principal problema de seguretat de la Xina, tot i que aquesta ja els percebia com a enemics des de 1949. Aquesta enemistat s’ha fet manifesta al llarg dels últims anys, i als EUA ha arrelat un consens bipartit sobre l’amenaça que suposa la Xina, que ha fet servir la tecnologia i les empreses americanes en benefici dels seus propis interessos, una situació que ha tornat a posar de relleu la guerra política que els havia oposat a la URSS al segle passat. Ara, Pequin ha passat a la ofensiva i el seu discurs a favor d’un nou sistema internacional basat en el sistema xinès ocupa un lloc central en el discurs xinès. El Partit Comunista ha passat de fer ús d’eines diplomàtiques convencionals al que ells anomenen “Front Unit” mitjançant el qual busquen interpretar les elits i a la població d’altres països per tal de posar en rellevància el seu discurs o, si més no, desestabilitzar el discurs nord-americà, tot fent servir xarxes socials nord-americanes no permeses a la Xina. Iniciada per l’administració Trump i seguida ara per la de Biden, els EUA han posat en marxa una estratègia per a contrarestar el creixent poder xinès. Aquesta estratègia exclou la dimensió financera, ja que moltes empreses xineses són indexades per fons d’inversió nord-americans, sense que se’ls apliqui el criteri ESG que sí s’aplica a les empreses occidentals, la qual cosa comporta que molts dels fons nord-americans serveixin per a finançar accions contràries als drets humans. Washington també ha de respondre al pla xinès de control dels semiconductors, element fonamental per a l’alta tecnologia xinesa, a través d’un major finançament de les fàbriques de xips als EUA. Finalment, els EUA haurien de combatre la guerra informativa de la Xina per mitjà d’una aliança amb les xarxes socials de Silicon Valley per tal que controlin les fonts xineses de desinformació, així com perquè permetin que apareguin fonts d’informació xineses alternatives a les governamentals.
The Chinese control revolution: the Maoist echoes of Xi’s power play
En una sèrie de dos articles publicats al Financial Times l’autor assenyala que el líder xinès Xi Jinping està ampliant el domini del partit sobre la societat civil i que aquesta situació té moltes de les característiques d’una nova era política. Un sobtada acceleració de l’activitat política durant les darreres setmanes fa que molta gent es pregunti si la Xina està encarant una nova era política, que abraça elements de les campanyes polítiques maoistes, ja que el partit comunista continua assumint un paper cada vegada més dominant. Alguns fins i tot suggereixen que aquests podrien ser els primers signes d’un nou trastorn social que recorda la Gran Revolució Cultural Proletària, el cataclisme precipitat per Mao Zedong el 1966 que va provocar la mort d’almenys un milió de persones i va aturar el país durant més d’una dècada. L’autor avança que s’està produint un canvi enorme a la Xina ja que els àmbits econòmic, financer, cultural i polític estan experimentant una profunda revolució que marca el pas el poder de les camarilles capitalistes a la gent. Una mena de retorn a l’esperit revolucionari, a l’heroisme, al coratge i a la justícia. Mitjançant una sèrie d’accions empreses l’any passat, que van des de la repressió de les principals empreses tecnològiques fins a la limitació del temps que els joves poden jugar a videojocs, Xi ha tornat a col·locar el Partit al sector privat i a la vida familiar d’una manera que no s’ha vist des que Deng va llançar l’era de la reforma i obertura el 1978. En definitiva, molts dels anuncis representen una forma de populisme econòmic com a resposta a l’ansietat generalitzada per la desigualtat. Xi vol procedir a una sacsejada social mentre es prepara per a un tercer mandat sense precedents. Però en els seus esforços per afirmar un control personal cada vegada més gran sobre el partit i la societat civil, coqueteja amb eines de propaganda i tàctiques d’intimidació que molts observadors veuen com un retrocés a l’era de Mao. Podeu trobar el segon article aquí.
China’s ‘Very Tricky Situation’
La retirada dels Estats Units de l’Afganistan ha proporcionat a Pequín un motiu i recordar a Taiwan que, fins i tot amb una superpotència fent-li costat, continua sent vulnerable. No obstant això, l’autor considera que el govern xinès s’està posant en una situació molt delicada en associar-se amb els talibans. La sortida dels Estats Units de l’Afganistan després de dues dècades de conflicte ha obert una sèrie d’incògnites per a la Xina. La primera és la possibilitat que augmenti el terrorisme i la possibilitat que l’Afganistan es converteixi en un refugi segur per al Moviment Islàmic del Turkestan Oriental (ETIM), un grup uigur que, segons les Nacions Unides, va tenir en el seu moment vincles amb Al-Qaeda i va estar implicat en diversos atemptats mortals, fins i tot a l’interior del Xinjiang.
What Comes After the War on Terrorism? War on China?
El fracàs nord-americà a l’Afganistan ha provocat que molts comentin que “si haguéssim sabut el que ara sabem, no ho hauríem fet de la mateixa manera”. Segons l’autor, si la política exterior nord-americana segueix així, d’aquí 20 anys aquesta mateixa frase tornarà a pronunciar-se en referència a la relació entre els EUA i la Xina. Des de 1979 fins el 2019, la relació EUA-Xina es basava en uns lligams d’integració econòmica entre ambdós països que va dur a un període d’estabilitat i prosperitat a tot el món durant 40 anys Amb la creixent confrontació dels últims cinc anys, l’autor es planteja quins aspectes d’aquesta confrontació són inevitables i quins no. Un factor inevitable és que el canvi de les exportacions xineses de productes de consum general a productes més elaborats com ara sistemes tecnològics o de telecomunicacions han posat de relleu la necessitat d’haver de transigir amb els valors i i amb l’autoritarisme xinès per tal de tenir accés a aquests productes. Per altra banda, la política de Xi Jinping, consistent en controlar tots els aspectes, tant interns com externs, per mitjà del Partit Comunista Xinès i la seva actitud amenaçadora cap a la resta del món, està provocant una reacció contrària per part d’Occident. L’autor argumenta que, abans d’iniciar una política de confrontació amb la Xina, cal preguntar-se, en primer lloc, si realment entenem les dinàmiques de la societat xinesa per determinar si el seu objectiu és expandir l’autoritarisme arreu del món. En segon lloc, si els aliats asiàtics i europeus dels EUA poden tenir un enfocament compartit, donades les seves relacions econòmiques amb la Xina. Aquest enfocament s’hauria de centrar en la defensa de valors universals com el lliure comerç, l’imperi de la llei o els drets humans, ja que això podria atreure més sectors reformistes xinesos que no pas la confrontació.
Bienvenue au "Sahelistan"!
Per als grups gihadistes armats del Sahel, el col·lapse occidental a l’Afganistan és la prova que la victòria és possible i fins i tot està a tocar. Dins d’aquest context la desmoralització –o, en el millor dels casos, els dubtes–, dins dels cercles oficials, civils i militars dels països de la regió, és evident. Amb la retirada precipitada i caòtica de les tropes nord-americanes i aliades de l’Afganistan, sorgeix un nou impuls que pot beneficiar els grups armats en el pitjor moment de la lluita contra el terrorisme al Sahel i a tota la regió. Dins d’aquest context l’autor subratlla els paral·lelismes existents entre ambdues situacions: 1) en ambdós casos, uns pocs guerrillers però molt ben integrats a la població, i recorrent a tècniques terroristes, desafien els soldats europeus i els exèrcits locals sota tutela estrangera, sobreequipats, però poc motivats i minats per la corrupció; 2) els gihadistes intenten establir emirats, decretar lleis religioses (xaria), expulsar els estrangers; 3) és una doble derrota, del bàndol nord-americà i occidental a l’Afganistan, del bàndol francès al Sahel; 4) l’intervencionisme econòmic, fins i tot en forma de projectes de desenvolupament suposadament sense ànim de lucre, és desestabilitzador per a aquests països amb estats febles, mancats de marcs de referència, on els serveis públics han desertat les regions més remotes, com les zones frontereres; 5) això es tradueix per un augment del risc de corrupció, la multiplicació dels efectes inesperats, la marginació de les comunitats locals, etc.; i 6) en ambdós casos, les capes socials més occidentalitzades, sovint afavorides, s’oposen al poble menut que té dificultats per accedir a l’ocupació, als serveis públics, a l’educació i constitueixen una font inesgotable de reclutament per als grups terroristes.
Catalunya, España, Europa
Tres paradoxes sobre la influència de la Diada en la taula de diàleg
La principal feblesa de la part catalana de la taula de diàleg és la falta de mecanismes efectius per a pressionar Pedro Sánchez. L’única eina que té el govern de Pere Aragonès per a intentar que la Moncloa cedeixi en alguna cosa és l’aritmètica al congrés espanyol. I, a curt termini, la negociació del pressupost, uns comptes que Sánchez necessita per a culminar la legislatura, però que evidentment no pagarà amb el preu d’un referèndum pactat a Catalunya. Un referèndum que no ha entrat mai a cap de les coordenades polítiques de l’estat espanyol, que sempre ha refusat taxativament. Per això es pot interpretar que la mobilització de la Diada reforça la posició del govern a la taula que s’hauria de reunir a final de setmana. Aquesta és la primera paradoxa. La pressió que afegeix la manifestació sobre la taula és l’amenaça indirecta de la tornada a la via unilateral. La segona paradoxa és que la desmobilització que ha tingut el moviment al carrer fins a la Diada es pot explicar en part (i més enllà de la pandèmia) per l’actuació dels partits. I ara són precisament els partits que més necessiten exhibir el múscul del carrer per a reforçar la seva posició negociadora perquè, per a pressionar Madrid, no en tenen prou amb les eines de la praxi política quotidiana ni amb el suport electoral, encara que l’independentisme superés el llindar del 50% el 14-F. Finalment, la tercera paradoxa és que un possible retorn a la via unilateral, per a guanyar legitimitat interna dins el moviment, necessitaria el fracàs de la via de diàleg per a justificar-se. Perquè, malgrat el relat polític aparentment hegemònic, i malgrat que l’experiència del 2017 i la repressió posterior en van assenyalar els límits, no ha estat desacreditada com a via. Aragonès necessita els unilateralistes per a pressionar Madrid sempre que no desbordin el seu govern. La unilateralitat i la negociació poden ser vasos comunicants.
La resistència, encara
L’autor considera que amb l’independentisme dividit entre els qui creuen que la república ja existeix i sols cal defensar-la i els qui ni tan sols se senten vinculats pel referèndum i en demanen un altre amb permís de l’estat per a d’aquí a deu anys o vint, hi ha poquíssimes possibilitats de treballar plegats, per més que l’objectiu sigui, irònicament, l’única cosa que comparteixen en un horitzó llunyà. Per aquesta raó, sóc dels qui opinen que el Consell per la República s’hauria d’abstenir de cercar una transversalitat fictícia amb l’ajuda dels partits. De Gaulle no pot col·laborar amb Vichy, que és el col·laboracionisme per antonomàsia. La funció de la França Lliure és organitzar i dirigir el maquis i donar-li representació davant les potències aliades. I en aquesta funció representativa hi ha la contradicció en què cau, a parer meu, Clara Ponsatí quan critica el doble paper de Puigdemont com a líder del Consell i de Junts per Catalunya. Car Puigdemont, igual que Ponsatí, deu l’escó del Parlament Europeu al fet d’anar en una llista electoral reconeguda per la llei espanyola de partits. Com es pot compatibilitzar, doncs, la representació europea amb presidir una institució estatalment il·legítima com ho és el Consell per la República? A qui interessa que Puigdemont aparegui com un Che Guevara assilvestrat i obsolescent? No té més sentit que de l’escó estant faci eixir els colors d’una Europa esdevinguda ostatge d’Espanya en la corrupció de la justícia i el menyspreu dels drets humans? Potser es podria trobar una fórmula que fes compatible el mandat popular amb el mandat electoral sense que interessos espuris aombressin el Consell per la República. Perquè si una nació és, entre més coses, un plebiscit diari, un estat és per força un concurs de voluntats. Quan aquestes falten, no hi ha cap estat que s’aguanti. L’estat és una màquina molt forta però molt aparatosa i per tant molt dependent del seu engranatge. La confrontació intel·ligent no consisteix a llençar-se contra les dents trituradores del giny sinó a paralitzar-les amb actes de sabotatge precisos i calculats.
Las élites enfurruñadas de la Transición
La combinació, a partir de 2008, de crisi econòmica, austeritat i escàndols de corrupció ha estat letal per al país. Ha augmentat la desigualtat, bona part dels sacrificis s’han carregat sobre els que menys tenen i sobre els més joves, i la corrupció ha afectat tot l’entramat institucional, de la monarquia cap avall. Les elits de la Transició podien haver-se mostrat disposades a reflexionar sobre el que ha fallat i intentar perfeccionar el sistema que van contribuir a crear. Podien haver reconegut que el bipartidisme estava fallant, que l’Estat estava perdent capacitat per afrontar els problemes, que calia pensar en solucions integradores al problema català. Però, en lloc d’això, una part molt significativa d’aquestes elits ha preferit tancar-se en banda, no volent reconèixer que després d’un xoc polític i econòmic com el que s’ha viscut en aquest país resulta inevitable reflexionar sobre el que ha succeït i pensar en reformes i canvis que impedeixin que una cosa així torni a passar. Com a molt, han atribuït els problemes del present a la liberalitat del període constitucional. Aquestes elits polítiques, econòmiques i mediàtiques han viscut com una ofensa personal i gairebé com una humiliació que hagin sorgit forces polítiques disposades a qüestionar la Transició i que a Catalunya una part important de la societat hagi perdut l’interès en seguir formant part d’Espanya. En comptes de preguntar-se per què hem arribat fins aquí, han preferit deslegitimar qualsevol debat sobre transformacions i millores del sistema. Els valors de la Transició no són conjunturals. L’aspiració a una democràcia inclusiva i integradora hauria de ser permanent. Es podria esperar que les elits de llavors concloguessin que la millor defensa del seu llegat consisteix en reformar-lo i actualitzar-lo. Però han optat per situar-se a la contra, en un espanyolisme tronat i la bronca constant.
Esta Casa (Real) es una ruina
L’autor argumenta que per causa dels escàndols reals la Hisenda Pública, la Fiscalia, el poder judicial, el poder Legislatiu o el poder Executiu, totes les institucions de l’Estat han tingut i han d’assumir decisions difícilment defensables, però compromeses per la responsabilitat de preservar el nostre sistema institucional. No hi ha tallafocs que pugui resistir una pressió així. Primer l’abdicació, després l’exili, després el reguitzell de regularitzacions fiscals i ara la investigació per quatre delictes -blanqueig, suborn, tràfic d’influències i delicte fiscal-, que poden comportar fins a 16 anys de presó. El cas d’Iñaki Urdagarín va ser un passeig comparat amb l’escrit de la comissió rogatòria de la fiscalia a les autoritats suïsses Quin serà el pas següent? La resposta és que si la fiscalia formalitza les seves acusacions, el resultat pot ser una condemna a presó per a un rei. Si les arxiva, serà fàcil alimentar la teoria de l’encobriment. Així es paga el deteriorament institucional que pateix el sistema democràtic espanyol.
Wanted: a true leader for Europe now Merkel’s reluctant reign is over
L’analista Simon Tisdall duu a terme en un article publicat a The Guardian el balanç de la cancellera alemanya que ja està a punt de passar la mà, i considera que si d’una banda va servir bé els interessos del seu país, en canvi no ha tingut una visió estratègica per a la UE. Davant la multiplicitat de reptes que comporten l’acceleració de la crisi climàtica, l’esfondrament de la unitat de la UE, l’autoritarisme abusiu de la Xina, el col·lapse del paraigua de seguretat dels EUA o l’autoritarisme expansiu de Rússia, el país més poderós d’Europa massa sovint no adopta cap posició definida mentre França actua a les palpentes i Gran Bretanya no surt del bucle fal·laciós quan afirma que la seva influència global no para de créixer. En darrer terme, Tisdall es planteja qui serà la veu d’Europa en un món sacsejat pels conflictes, el populisme, la pandèmia i la pobresa. Certament, no la burocràcia ineficaç de Brussel·les, Gran Bretanya es troba en un atzucac geopolític, i a França li falta la força. Mentrestant i fins que Berlín no es desperti, els enemics que envolten la democràcia continuaran prosperant.
For EU, Afghanistan is now a four-letter word
El fracàs de la missió de l’OTAN a l’Afganistan ha posat de manifest la manca de capacitat militar que té la Unió Europea. Durant tota l’operació, els estats membres de la UE s’han limitat a seguir les decisions que prenien els Estats Units, encara que, en privat, s’hi manifestessin en contra. No només ha quedat palesa la manca de “poder dur” europea, sinó que l’auge dels talibans també farà fracassar totes les accions de “poder suau” de la UE, com la promoció dels drets de les dones, que són l’estendard de la seva diplomàcia. Líders europeus, com el president francès Emmanuel Macron, han manifestat la necessitat que té la UE d’assolir una “autonomia estratègica” que li permeti actuar autònomament. En aquest sentit també s’hi ha referit el President del Consell Europeu, Charles Michel, que remarcava la necessitat de no dependre tant dels EUA, tot i que sense oferir propostes concretes. L’Alt Representant de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, també ha defensat l’autonomia estratègica de la UE, que considera clau per a aprofundir la relació transatlàntica. Tot i això, la gestió de la qüestió dels refugiats, basada en el pagament a països veïns de l’Afganistan, com el Pakistan, ha posat en evidència com la UE s’està retirant a un posició defensiva. El fracàs a l’Afganistan pot provocar que les accions de la UE per a projectar valors com la democràcia o l’imperi de la llei, vehiculades principalment mitjançant sancions econòmiques, no tinguin un efecte estables en països com Bielorússia, Ucraïna, Síria o l’Iran.
Éléments de doctrine, une conversation avec Charles Michel
Gilles Gressani entrevista a les pàgines de Le Grand Continent el president del Consell europeu, Charles Michel, que reflexiona sobre la dinàmica geopolítica interna, les lliçons de l’Afganistan i els elements essencials per articular una narrativa europea comuna entre la Xina i els Estats Units. Pel que fa a l’Afganistan considera que ara els europeus s’han de plantejar com podem tenir més influència en el futur i com podem actuar per influir en el curs de les coses en una direcció que sigui compatible amb els seus interessos. En aquest sentit, Michel lamenta que el compromís polític democràtic sempre se centra en les properes eleccions i afirma que cal tenir la capacitat de reflexionar sobre l’impacte de les decisions no de cara a les properes eleccions, sinó per a la propera generació.
At the next election, Italians have two options: Right or further Right?
L’article alerta sobre la creixent popularitat del partit italià d’extrema dreta Fratelli d’Italia, que no només està a un pas de convertir-se en el primer partit de la coalició de centre-dreta italiana, sinó de la política italiana, tout court. L’actual coalició de centre-dreta està formada per tres partits polítics: el partit de dretes de la Lega, Fratelli d’Italia, i el partit de centre-dreta de l’ex primer ministre, Silvio Berlusconi, Forza Italia. A l’altra banda de l’espectre polític, hi ha la coalició de centre-esquerra formada pel Partit Demòcrata (PD), dirigit per Enrico Letta, i el Moviment Cinc Estrelles (M5S), dirigit per Giuseppe Conte. Molt sovint Fratelli d’Italia han estat descrits com a postfeixistes o neofeixistes. Les polítiques del partit se centren en una gran estratègia per augmentar la natalitat i protegir la família tradicional, amb avantatges generosos tant per als pares com per als fills, juntament amb la inversió en habitatge social. Això és el que més els diferencia de les polítiques econòmiques de la Lega, basades en una barreja oportunista de visions del món neoliberals i autàrquiques. El creixement constant de Fratelli d’Italia, sobretot des del 2018, ha sorprès tot l’establishment polític italià, ja que durant dècades els mitjans de comunicació italians van estar ocupats mirant cap a un altre lloc, des dels escàndols de Berlusconi i les disputes entre berlusconistes i anti-berlusconistes, el ràpid ascens i la caiguda de l’ex primer ministre Matteo Renzi, així com la dinàmica que va portar el M5S a ocupar un dels llocs centrals al Parlament. Fa poc, doncs, que el partit presidit per Giorgia Meloni ha començat a rebre l’atenció dels mitjans nacionals i internacionals com un seriós candidat a la victòria a les eleccions generals italianes del 2023. Però juntament amb la seva creixent popularitat, sorgeix una pregunta sobre el nucli de la seva ideologia: el lloc del feixisme dins del partit.
Boris Johnson’s incompetence is pulling the UK apart
A Anglaterra, l’eliminació de les restriccions en la lluita contra la pandèmia de COVID-19 per part del govern de Boris Johnson i la impaciència dels sectors més dretans en els mitjans de comunicació han fomentat la idea que el país ja està vivint amb plena normalitat. Però en altres llocs, l’ambient tendeix a ser molt més recelós, ja que les administracions descentralitzades d’Escòcia, Gal·les i Irlanda del Nord segueixen els seus propis camins, i les diferències polítiques es reflecteixen en les actituds públiques. En gran part d’Anglaterra, l’experiència col·lectiva dels últims 18 mesos encara no ha pres la forma d’una història política coherent, en part perquè els líders laboristes no han aconseguit bastir un relat alternatiu coherent. Però a Escòcia i Gal·les existeix un guió alternatiu clar, que s’afermarà encara més si la crisi de la COVID-19 s’agreuja aquest hivern. L’autor assenyala que els polítics conservadors haurien de prendre nota: més enllà de Westminster, la idea d’una ruptura decisiva amb la COVID i els seus efectes sembla francament absurda.
Democracia, diversidad y cultura
'Spain is different' (en el passaport covid)
El Certificat Covid és una eina excel·lent per permetre’ns recuperar una certa mobilitat i una certa normalitat. En els dos mesos de funcionament ningú no s’ha queixat de discriminació, ni cap tribunal s’hi ha hagut de pronunciar. Cap tribunal no ha trobat la mesura discriminatòria o vulneradora de drets fonamentals, com tampoc cap altre tribunal europeu ha trobat que les mesures restrictives aplicades en diferents moments de la pandèmia fossin inconstitucionals. Cap tribunal, excepte els espanyols. En el fons de l’assumpte està la qüestió sobre si exigir algun tipus de certificat per realitzar alguna activitat de risc realment vulnera drets fonamentals. Segons l’autor, tot és qüestió de riscos relatius. Per treballar com a professor, cuidador o monitor de menors d’edat demanem certificats d’antecedents penals exigint que no tinguin antecedents d’abusos a menors o de pornografia infantil. A les persones drogades o alcoholitzades, o a les persones amb un embaràs molt avançat, no se’ls permet pujar a un avió. No hi ha cap discriminació en aquestes mesures. El que hi ha és la valoració d’un objectiu que és suficient per justificar un tractament diferenciat. Les persones vacunades tenim una probabilitat més baixa de ser contagioses i durant menys temps. Per tant, a l’interior d’un bar ple de persones vacunades amb pauta completa hi ha moltes menys probabilitats que es produeixi un contagi que en un local en què cap persona no estigui vacunada. La discriminació de tracte està, doncs, justificada. Malauradament, la pandèmia no s’acabarà per art de màgia, i cal buscar noves formes d’articular la nostra vida social que ajudin a tallar les cadenes de contagis i protegir la salut del màxim nombre de persones. El Certificat Covid és el camí.
How did American “wokeness” jump from elite schools to everyday life?
L’adopció d’un nou vocabulari és un signe d’una mobilització social que afecta cada vegada més àmbits de la vida nord-americana. Ha penetrat en la política i la premsa. A vegades surt al carrer, en manifestacions que demanen l’abolició dels departaments de policia. El que uneix aquests esdeveniments és una constel·lació d’idees que està canviant la forma en què els nord-americans, en la seva majoria blancs, educats i d’esquerres, veuen el món. Aquest credo encara no disposa d’un nom definitiu però se’l coneix com a política d’identitat liberal d’esquerra, activisme per la justícia social o, simplement, wokeness. Té un clar fil conductor: la creença que qualsevol disparitat entre grups racials és una prova de racisme estructural; que les normes de llibertat d’expressió, individualisme i universalisme que pretenen ser progressistes són en realitat un camuflatge d’aquesta discriminació; i que la injustícia persistirà fins que no es desmantellin els sistemes de llenguatge i privilegi. Aquestes nocions es van incubar durant anys en els departaments d’humanitats de les universitats (molt especialment les d’elit), sense que es qüestionessin seriosament. Aquesta silenciosa revolució cultural també ha afectat el Partit Demòcrata. Fa una dècada, al voltant del 40% dels liberals blancs estaven d’acord que “la discriminació racial és la principal raó per la qual molts negres no poden tirar endavant avui dia”; avui més del 70% hi està d’acord. Així mateix, si al 2013, segons l’empresa de demoscòpia Gallup, el 70% dels nord-americans pensava que les relacions racials entre negres i blancs anaven bé, ara el percentatge ha baixat fins això ha baixat al 42%.
Why culture wars are an elite device
Pel que fa als perills que amenacen la democràcia, Jan-Werner Müller argumenta a The New Statesman que des de fa uns anys el Brexit i Trump simbolitzen l’ascens del populisme de dretes i el profund desassossec de les democràcies liberals, tot i que poques vegades s’esmenta un fet curiós: l’any 2016 les campanyes de Hillary Clinton i dels partidaris del Remain tenien consignes de tot semblants a les dels seus adversaris, però que no van tenir prou ressò en grans parts de l’electorat: “Stronger Together” i “Stronger in Europe”. Müller considera que això ens ajuda a entendre quines són les línies de fractura de la política actual. Tot i que habitualment s’assenyala la importància de les divisions culturals i la creixent distanciació de la població respecte de les elits liberals, això suposa adoptar acríticament un marc cultural del conflicte polític que passa a les mans de la dreta, si no de l’extrema dreta. Al seu entendre, les divisions que amenacen les democràcies tenen una base econòmica cada vegada més forta degut a un desenvolupament que ha estat enfosquit per les estratègies retòriques d’una dreta compromesa amb el populisme plutocràtic.
The threat from the illiberal left
Durant els últims 250 anys, el liberalisme clàssic ha generat un període de progrés sense precedents. En l’actualitat, però, The Economist considera que està en perill degut a l’auge del populisme de dretes i, també, del progressisme il·liberal. Tot i que el liberalisme clàssic i el progressisme il·liberal comparteixen molts aspectes comuns com el dret a viure sense que importi la sexualitat o la raça, la reticència cap a l’autoritat i el desig per al canvi, ambdós dissenteixen fortament en com assolir aquests objectius. Mentre que el liberalisme considera que el progrés és espontani, que es produeix de baix a dalt, sense que cap grup pugui exercir un control allargat, i en igualtat de condicions, el progressisme posa el seu propi poder al centre i considera que el progrés real només és possible si les jerarquies racials, sexuals i d’altres són abolides. Mentre els liberals són fervents defensors del debat ideològic, el progressisme il·liberal considera que cal assolir una igualtat que limita l’acció dels privilegiats i reaccionaris (un exemple d’això seria la ‘cancel culture’). Tot i que els progressistes il·liberals consideren que estan alliberant grups oprimits, The Economist subratlla que la seva no es distingeix tant de la dels populistes de dreta.
La société des asociaux
Gairebé dos anys després de l’inici de la pandèmia de COVID-19 encara és difícil elaborar una avaluació des del punt de vista sanitari de les polítiques aplicades per les autoritats dels diferents països. A nivell social, en canvi, els seus resultats semblen desconcertantment clars: auxiliars d’infermeria, cuidadors, transportistes, caixers, oficinistes, personal de neteja, etc., herois dels temps virals celebrats per les autoritats i aplaudits a les finestres a la primavera del 2020, han tornat a la foscor on normalment els amaga l’ordre econòmic. Malgrat les promeses d’un món post pandèmia que subordinaria les diferències socials al bé comú, ni les condicions laborals ni l’estatus d’aquests treballadors de serveis essencials han millorat. Per a la indústria digital, en canvi, la COVID-19 ha obert el camí cap a un jardí de les delícies: les cinc principals empreses tecnològiques Apple, Amazon, Alphabet, Microsoft i Facebook van obtenir un benefici acumulat després d’impostos de 75 mil milions de dòlars al segon trimestre d’aquest any, gairebé un 90% més que l’any anterior. Aquests resultats tradueixen en termes comptables el gran espai conquerit per les plataformes en la nostra vida quotidiana. I això s’explica pel fet que les polítiques per combatre la pandèmia es basen en els recursos i les eines desenvolupades per aquestes empreses. Des del confinament fins al teletreball passant per l’educació i l’atenció sanitària a distància, les decisions dels poders públics es basen en dos pressupòsits que mai no s’han debatut. En primer lloc, les interaccions humanes ordinàries prohibides per l’estat d’emergència sanitària poden migrar i prosperar en línia. Treballar (aquells que poden), estudiar, divertir-se, consumir, comunicar-se, conèixer-se, cultivar, tenir cura, però també controlar-se mitjançant una pantalla: la digitalització de les relacions socials seria necessària, ja que és tècnicament factible. En segon lloc, les plataformes digitals privades que ara organitzen part de la vida comuna només obeeixen a les lleis del mercat i les condicions d’ús establertes per la seva gestió. No se’ls imposa cap sanció ni obligació, en definitiva cap dels constrenyiments que afecten la delegació de serveis públics.
Indigencia y orfandad ideológica
Vivim en una època d’orfandat discursiva i d’indigència ideològica. Sartre deia que cada persona havia de construir el seu propi sentit de la vida fora dels marges socials i institucionals, fent que autors com Tolkien busquessin crear els seus propi cosmos a la seva obra per a crear realitats millors a la seva, Així, el sentit de la vida és una construcció i és el llenguatge el que el crea. Autors com Chomsky consideren el discurs com a un producte de la informació sensorial que té del món una persona. Això comporta que, actualment, en el debat polític s’hagi buscat incidir més en el discurs que no pas en les realitats a les que aquest es refereix. S’ha tendit a una cosificació dels processos propis que duu a paralitzar aquest procés i que sigui més difícil actuar en conseqüència. Aquesta separació de realitat i llenguatge es veu també en el fet que actualment no es poden comprendre els missatges si no som conscients de l’escenari i el context que els contenen. En aquest sentit, cal referenciar també l’efecte panòptic de Foucault, en el que la gent adapta el seu comportament quan es veu observada, sent la televisió la que guia el comportament dels membres de la comunitat. Finalment, un ampli sector de la joventut ha optat per abandonar la idea tradicional de progrés i optar per a situar-se als marges del sistema, ja que la seva situació és incerta.
Economía, bienestar e igualdad
Has Covid ended the neoliberal era?
Adam Tooze manifesta que l’any 2020 va revelar com mai abans els riscos i les debilitats del sistema global impulsat pel mercat. En aquest sentit, és difícil evitar la sensació que s’ha assolit un punt d’inflexió tot i que quan va començar la pandèmia, la globalització ja estava essent molt qüestionada. Una sèrie de crisis profundes, que van començar a Àsia a finals dels 90 i van passar al sistema financer atlàntic el 2008, a l’Eurozona el 2010 i als productors mundials de productes bàsics el 2014, ja havien fet trontollar la confiança en l’economia de mercat. Totes aquestes crisis s’han anat superant, però a canvi d’unes despeses ingents per part dels governs i dels bancs centrals. En aquest context, està clar que hi ha hagut pandèmies molt més letals però el que més destaca de la de COVID-19 ha estat l’escala de la resposta. No només els països rics han invertit enormes quantitats per donar suport als ciutadans i a les empreses; també els països pobres i de renda mitjana han estat disposats a pagar un preu ingent. El coronavirus ha exposat amb claredat la nostra manca de preparació institucional, la nostra “irresponsabilitat organitzada”. En definitiva, l’antropocè ha ensenyat les dents, a una escala encara modesta i hem d’estar preparats pel que encara ha de venir.
Neoliberalism is dying – now we must replace it
Per tal de lluitar contra la pandèmia de COVID-19, els governs occidentals han fet ús d’una política econòmica que s’allunya dels preceptes neoliberals que havien dominat el món capitalista des de la dècada de 1970. Aquest neoliberalisme es va imposar a finals dels anys 1980 com a fruit de victòries de governs com el de Margaret Thatcher al Regne Unit i de polítiques ad hoc a la situació del sistema econòmic després de la crisi dels anys setanta. El cim del neoliberalisme no van ser els governs de Thatcher o de Reagan, sinó els governs posteriors que es posicionaven com a governs “sense ideologia”. Els principis del neoliberalisme de Hayek o de Friedman eren, en primer lloc, la supremacia de la llei i, en segon lloc, la centralitat dels mercats com a organitzadors de la societat, ja que consideren que si una societat està ben governada, els mercats poden funcionar lliurement, i viceversa. A partir d’aquests dos principis, els governs neoliberals n’han desenvolupat tres més basats en que la llei i el mercat han d’anar junts, que tant la llei com el mercat tenen prioritat respecte la democràcia, i que la llei i el mercat van més enllà de les fronteres nacionals. Actualment, però, els governs occidentals s’estan allunyant d’aquests preceptes, tal com es veu en l’Acord de Taxació Global del G7 que vol taxar les multinacionals tecnològiques nord-americanes per a salvaguardar el seu sistema fiscal. L’oposició a aquestes multinacionals ha estat precisament el principal motor d’aquesta tendència “anti-neoliberal” dels governs per tal de contrarestar les polítiques també “anti-neoliberal” d’aquestes multinacionals que aspiren a assolir una major sobirania més enllà dels estats. També ha jugat un paper important la lluita comercial contra la Xina, atès que els governs occidentals han vist com les normes del sistema neoliberal ja no els beneficiava. Així, en un context on segons l’autor el neoliberalisme està tocat de mort, afirma que la esquerra ha de ser capaç de conduir el post-neoliberalisme cap a un sistema més favorable als treballadors; d’apel·lar a aquells que no tenen accés al govern, com petits empresaris o treballadors, i construir aliances; de redistribuir la riquesa entre la societat i, finalment, d’aplicar polítiques que protegeixin la població de les futures crisis provocades pel canvi climàtic.
Europe’s glory days of trade deals are over
Des de les pàgines de Politico l’autora es planteja si en el future la UE podrà aconseguir un altre acord comercial com el que ha signat amb la Xina. Els acords comercials ja no es limiten a complaure als fabricants d’automòbils alemanys i als agricultors francesos. Ara els responsables de comerç de la UE també han de complaure els joves que participen en les marxes pel clima, els líders sindicals i els activistes dels drets humans, fins i tot abans de començar a regatejar els aranzels i les quotes amb els negociadors de l’altre costat de la taula. Les creixents objeccions ciutadanes contra els grans tractats comercials signifiquen que el Parlament Europeu i els estats membres són cada vegada més reticents a signar acords com el que la Comissió ha aconseguit passar amb socis políticament desagradables com Xi Jinping i Jair Bolsonaro. Cada vegada més, els països europeus estan seguint un camí més proteccionista que prioritza les estratègies de defensa comercial com la relocalització de la fabricació, l’autonomia estratègica en tecnologies clau i el bloqueig de les importacions de països amb baixos estàndards ambientals i laborals. S’estan posant en marxa instruments de defensa comercial més assertius, com un impost fronterer sobre el carboni per a augmentar el cost de les importacions intensives en emissions, i un mecanisme per a controlar als receptors de subvencions de la UE. Els socis comercials es continuaran queixant de la creixent llista de requisits de la UE, però el tamany del mercat de la UE fa que valgui la pena que molts d’ells facin un esforç addicional per a arribar a un acord. I també per a la UE, utilitzar la política comercial per a projectar els valors del bloc en matèria de drets humans i sostenibilitat només funciona si aquesta política s’incorpora al text dels nous acords comercials.
ECB weighs slower bond purchases as economy rebounds
Un cop l’economia europea està tornant a créixer després de la crisi de la COVID-19, un dels reptes als que s’enfronta Christine Lagarde, presidenta del Banc Central Europeu, és com relaxar el seu gran estímul monetari, el Programa de compres d’emergència per a la pandèmia (PEPP, en les seves sigles en anglès), sense afectar la recuperació ni espantar el mercat de bons. En verdader repte, però, es centra més en com s’enfrontarà el BCE a la inflació després de les compres PEPP. Tot i que el PIB europeu ha crescut un 2% en el segon trimestre, la inflació s’ha situat en un 3%, el màxim en una dècada i per sobre de la previsió del BCE d’un 2%. Algun sectors conservadors del BCE, els anomenat “falcons”, temen que aquestes expectatives d’inflació provoquin un canvi de política monetària sobtat que porti a una taxa d’inflació a llarg termini. El nivell d’inflació serà clau per a establir quants estímuls es podran implementar a l’economia quan el PEPP acabi. El BCE té previst seguir comprant bons, seguint el seu programa tradicional de compra, tot i que, segurament, aquesta compra es dupliqui o tripliqui respecte l’estàndard, 20 mil milions d’€. Mentre que restringir el límit de compra podria augmentar la por als inversors, els “falcons” temen que augmentar els límits pot dur a que el BCE sigui acusat de trencar la prohibició europea de finançament monetari a governs, tal com va fer el Tribunal Constitucional d’Alemanya el 2020.
The new economics of global cities
Abans de la pandèmia, les ciutats semblaven invencibles, i el poder econòmic i cultural es concentrava cada vegada més en petites àrees geogràfiques. L’èxode de les zones urbanes al començament de la pandèmia, motivat per la por de contreure el virus i que molts suposaven que seria temporal, sembla ara més permanent i indicatiu d’un canvi més profund en les preferències. La gran pregunta és si això és una cosa que ha de preocupar. Les dades apunten més clarament a una altra mena de reassignació. Com un ou trencat en una paella, l’activitat econòmica s’està filtrant gradualment cap a fora del centre. Les que abans eren les zones urbanes més animades ho són cada vegada menys. Les menys glamuroses s’estan portant una major part del botí. Les economies han estat extraordinàriament ràpides a l’hora de reubicar els llocs de treball fora dels centres urbans en dificultats cap a llocs amb més demanda, augmentant l’ocupació global. Amb tot això, no es pot dir que les ciutats estiguin acabades. Iniciatives com la peatonalització de les ciutats seran el que mantindrà viva la economia dels centres urbans. La pandèmia no destruirà les ciutats, simplement les canviarà.
Sostenibilidad y cambio climático
Climate Change 2021 Report
La lluita contra el canvi climàtic ha tornat a centrar l’atenció amb la publicació del nou informe del Grup Intergovernamental d’Experts sobre el Canvi Climàtic (GIECC) que presenta unes conclusions demolidores respecte dels efectes del canvi climàtic. Les principals conclusions són que a) no queda cap dubte que l’escalfament del planeta es deu a l’activitat humana que ha produït canvis ràpids i generalitzats a l’atmosfera, als oceans, a la biosfera i a la criosfera; b) la magnitud dels canvis recents en tot el sistema climàtic i l’estat actual de molts aspectes del sistema climàtic són no tenen precedents sobre una durada que abasta milers d’anys; c) durant els darrers tres mil·lennis, el nivell del mar mai no ha augmentat tan ràpidament com des de 1900; d) des de la publicació del primer informe del GIECC el 1990, s’han emès 1.000 milions de tones de CO2, la qual cosa representa la meitat de les emissions des de l’inici de l’era industrial; e) el canvi climàtic recent és generalitzat, ràpid i intensificat; f) la temperatura dels darrers 10 anys ha estat 1,1° C més elevada en comparació amb els anys 1850-1900; g) en tots els escenaris d’emissions (excepte el més baix), superarem el llindar d’escalfament global de + 1,5° C en un futur proper (entre 2021 i 2040) i ens mantindrem per sota de + 1,5 ° C fins a finals de segle; h) a mesura que l’escalfament continua, cada regió podria experimentar esdeveniments climàtics més extrems, de maneres diferents, de vegades combinades i amb múltiples conseqüències. Això és més probable que passi amb un escalfament a + 2 ° C que 1,5 ° C (i més encara amb nivells d’escalfament addicionals); i i) no es poden excloure esdeveniments poc probables, com la fusió de la capa de gel, canvis bruscos en els corrents marins, alguns esdeveniments extrems acumulatius i un escalfament significativament superior al rang d’escalfament estimat. En definitiva, per limitar l’escalfament global, caldran accions contundents, ràpides i sostenibles per reduir les emissions de CO2 i metà, així com altres gasos d’efecte hivernacle. Això no només reduiria les conseqüències del canvi climàtic, sinó que també milloraria la qualitat de l’aire. Limitar l’escalfament global a + 1,5° C ja no serà possible sense una caiguda immediata i a gran escala de les emissions de gasos d’efecte hivernacle. Si aconseguim la neutralitat del carboni, l’escalfament global hauria d’aturar-se. Molts canvis deguts a les emissions de gasos d’efecte hivernacle passats i futurs són irreversibles durant segles, si no mil·lennis, inclosos els canvis en els oceans, els casquets de gel i el nivell global del mar. No obstant això, alguns canvis es poden alentir i alguns es poden aturar limitant l’escalfament global. També està disponible un resum de 42 pàgines adreçat als actors polítics i públic en general.
Per limitar l’escalfament global, caldran accions fortes, ràpides i sostenibles per reduir les emissions de CO2 i metà, així com altres gasos d’efecte hivernacle. Això no només reduiria les conseqüències del canvi climàtic, sinó que també milloraria la qualitat de l’aire. Limitar l’escalfament global a + 1,5 ° C ja no serà possible sense una caiguda immediata i a gran escala de les emissions de gasos d’efecte hivernacle. Si aconseguim la neutralitat del carboni, l’escalfament global hauria d’aturar-se. Molts canvis deguts a les emissions de gasos d’efecte hivernacle passats i futurs són irreversibles durant segles, si no mil·lennis, inclosos els canvis en els oceans, els casquets de gel i el nivell global del mar. No obstant això, alguns canvis es poden alentir i alguns es poden aturar limitant l’escalfament global.
Trobareu l’informe complet aquí mentre. També està disponible un resum de 42 pàgines adreçat als actors polítics i públic en general.
L’écologie a besoin d’une politique macroéconomique
La nova agenda de la Unió canvia les perspectives econòmiques. A causa de la magnitud de l’esforç i el ritme de transformació que comporta, la transició accelerada cap a una economia neutre en carboni tindrà inevitablement repercussions econòmiques immediates. L’optimisme raonat sobre els efectes a llarg termini de la transició cap a una economia neutre en carboni no és una raó per ignorar els costos d’aquesta transició. Aquest article se centra en la naturalesa i la magnitud de l’impacte econòmic de l’acció climàtica, no en les conseqüències de la descarbonització en règim permanent. Se centra en qüestions de transició sense abordar el debat a llarg termini, és a dir, la controvèrsia entre els optimistes tecnològics que argumenten que si es fan les inversions adequades a temps, es poden evitar els desastres relacionats amb el clima sense que el canvi de nivell sigui massa elevat. Els pessimistes, en canvi, argumenten que la vida a la Terra només es pot preservar si les societats s’allunyen d’un model econòmic centrat en maximitzar el benestar material. Més concretament, l’argument que es presenta aquí es basa en les suposicions dels optimistes tecnològics i suposa que en un termini de 30 anys es pot aconseguir la neutralitat del carboni sense una caiguda important dels ingressos reals i del nivell de vida. Si aquesta suposició resultés massa optimista, això no faria més que reforçar la importància macroeconòmica de la descarbonització.
El cambio climático y las élites suicidas
Podran passar dues coses quan acabin de veure la llum les diverses parts que componen aquest Sisè Informe d’Avaluació del IPCC, que succeirà després de l’estiu de 2022. Una seria que les versions finals i, sobretot, el ‘Informe de síntesi’ mantinguin el missatge que s’ha filtrat des dels grups de treball II (impactes del canvi climàtic, del qual s’ha conegut el resum) i III (mitigació, de moment, només ha sortit a la llum un capítol d’aquesta part de l’informe). L’altre escenari, el de la censura, es donaria si els responsables de l’IPCC que tenen l’última paraula en l’elaboració de les conclusions –les que tenen en la pràctica rellevància política i mediàtica– opten per escorar-se cap a les opinions més optimistes i maquillar el resum per a assegurar-se l’aprovació unànime necessària de tots els governs o directament amputen les conclusions més incòmodes, de tal manera que s’oculti, elimini o dilueixi aquest missatge. Els responsables de les filtracions han resumit el missatge crucial la transmissió oficial del qual a la societat estarà en joc l’any que ve: “Hem d’abandonar el creixement econòmic, que és la base del capitalisme”. I expliquen també que el fet que “milers de persones de ciència”, la majoria d’elles gent privilegiada, d’una certa edat i moderada, “estiguin d’acord en una cosa tan aparentment radical demostra la gravetat del moment actual”. Arribats a aquest punt, totes i cadascuna de les persones que formin part de governs en qualsevol país del món es veuran obligats a demostrar inequívocament la seva fidelitat última: a la vida i a la dura realitat mostrada per la ciència, o al negacionisme capitalista, ecocida i genocida. Al llarg dels mesos que tenim per davant fins a aquest moment decisiu, tindrem ocasió de moure totes les fitxes precises per a evitar aquesta guerra o, en cas que resulti finalment inevitable, per a atreure al nostre bàndol a governs, partits polítics, mitjans de comunicació, sindicats, confessions religioses i a tota mena d’agents socials, així com per a coordinar la resistència a escala internacional.
Climate change deniers are as slippery as those who justified the slave trade
El domini del negacionisme climàtic en el `pensament conservador durant la dècada anterior està, dia d’avui, derrotat. Tot i així, la seva influència ha provocat que es perdin dues dècades per a actuar. El seus arguments, ja desacreditats, també es trobaven a la premsa com un documental de Channel 4 que definia el canvi climàtic com a “estafa” o com The Spectator quan assegurava que era “erroni” atribuir el canvi climàtic a l’acció humana. Alguns conservadors asseguraven inclús que el canvi climàtic era “més beneficiós que no pas perjudicial” i que tothom es podria adaptar a un planeta més calent, sense tenir en compte els efectes de la pujada del nivell del mar o de la desertització. Un dels arguments més esgrimits per aquests negacionistes conservadors és que la transició a una economia d’emissions neutres la “pagaran” els més pobres. Aquests arguments són semblants als que esgrimien els conservadors defensors de l’esclavitud el segle XVIII, quan va haver-hi una campanya ferotge per tal de mostra l’esclavitud com “més beneficiosa que perjudicial”, arribant a afirmar que els africans desitjaven ser esclavitzats. Tot i així, tant al segle XVIII com actualment, quan aquests falsos arguments siguin completament rebatuts es buscaran uns altres, mantenint sempre els mateixos interessos. Cal preguntar-se, també, si el primer ministre Boris Johnson, que es troba preparant la conferència COP 26 pel canvi climàtic, comparteix secretament aquests interessos negacionistes. Tot i que en el seu discurs va en la línia de la lluita contra el canvi climàtic, aquest encara no s’ha concretat en accions polítiques
La lutte pour la biodiversité réclame plus de cohérence
L’editorial del diari Le Monde considera que més recent i menys sorollosa que la lluita contra l’escalfament global, la lluita per la preservació de la biodiversitat s’ha de dur a terme amb igual ambició. Perquè ambdós problemes estan relacionats i les possibles conseqüències són gegantines. En efecte, el ritme d’extinció d’espècies animals i vegetals s’accelera a una velocitat vertiginosa. Malmesa i destruïda per l’activitat humana, la natura retrocedeix a tot arreu, ja siguin oceans, rius o boscos, amb conseqüències irreparables per a la fauna, la flora i l’home. En cinquanta anys, les poblacions de vertebrats han disminuït en dos terços. Igualment preocupant és la situació dels insectes i les espècies arbòries. En definitiva, aquesta degradació dels ecosistemes té un impacte negatiu en més de la meitat de la humanitat en termes de salut i medi ambient de vida. La presa de consciència sobre la crisi climàtica ha estat lenta, però ara és àmpliament compartida. En canvi, la de la reducció de la biodiversitat encara ha d’avançar enormement. Per més que les conseqüències de l’escalfament se’ns imposi de manera visible, els problemes de l’extinció dels éssers vius semblen menys significatius per a les poblacions cada cop més urbanes i cada vegada amb menys contacte amb la natura. El tema de la consciència és colossal. Els dos fenòmens són, però, inseparables. La biodiversitat actua com un gegantí regulador del clima. Com més àcids són els oceans, més augmenta la desforestació, més difícil serà controlar l’escalfament. La protecció d’aquests ecosistemes contribuiria en un terç de l’objectiu de reducció d’emissions de CO2 establert en l’acord de París per al 2030.
Climate change worries fuel nuclear dreams
L’energia nuclear té grans problemes, per la qual cosa molts països de la UE estan tancant els seus reactors, però el ritme accelerat del canvi climàtic està fent que s’ho pensin millor. En algunes parts d’Europa creix el malestar pels plans de França, Alemanya, Espanya i Bèlgica de tancar 32 reactors nuclears, que representen 31,9 GW de capacitat elèctrica lliure de CO₂, per a 2035. No és que hi hagi una ona d’entusiasme per la construcció de nova capacitat nuclear a Europa Occidental, però el cost climàtic de tancar les centrals en lloc d’esprémer-les durant més anys és cada vegada més greu. El replantejament de l’energia nuclear s’està produint en altres llocs del bloc. Els Estats membres estan assimilant la idea que necessitem tant l’energia nuclear com les renovables per a eliminar els combustibles fòssils.
Earth’s tipping points could be closer than we think. Our current plans won’t work
La catàstrofe climàtica no serà quelcom lineal, suau o gradual, però, tot i així, els programes dissenyats per a evitar-la ho són. L’atmosfera, els oceans o la biosfera són sistemes complexos els quals busquen estar en equilibri. Un cop aquest equilibri s’ha forçat massa, s’arriba a un punt de no retorn en el que es crea un nou equilibri. Aquest punt de no retorn es cada dia més proper, tenint com a exemple la circulació meridional de l’Atlàntic, que està a prop d’una “transició crítica” que provocaria un fred extrem al nord d’Europa i d’Amèrica, un escalfament dels tròpics i l’aparició de monsons. Una senyal comuna de que s’està arribant a aquest punt és la volatilitat, cosa que estem veien aquest 2021 amb els episodis meteorològics extrems arreu del món. L’objectiu de la neutralitat d’emissions de carboni per al 2050 ja no és segur i els objectius d’increment de temperatura marcats a l’Acord de París no són possibles si no es redueixen tant les emissions de gasos com el carboni que ja es troba a l’atmosfera. Per a realitzar-ho, cada industria vol passar a una altra la responsabilitat de reduir per a poder seguir produint. Actualment, no hi ha tecnologia que permeti absorbir el carboni que es produeix, pel que només que fer-ho a la natura. Tot i així, un informe d’ActionAid apunta a que no hi ha suficient terra per a absorbir les emissions que ja s’ha realitzat. Les polítiques actuals porten un augment de 2,9ºC , fet que dura a la Terra a la catàstrofe.
Innovación, ciencia y tecnología
Computer chip manufacturing is an investment in Europe’s technology leadership
L’expansió de les capacitats avançades de semiconductors ofereix avui a Europa les millors possibilitats de reduir la seva dependència de les importacions procedents d’Àsia i d’altres llocs i convertir-se en un important productor de xips d’ordinador. Això superaria les ambicions digitals d’Europa en informàtica quàntica, núvol, IA, infraestructures de comunicacions i conducció autònoma, ja que avui no existeix cap innovació tecnològica sense un xip. Una presència ampliada augmentarà significativament la nostra necessitat de proveïdors europeus més diversos i ajudarà a subscriure el seu progrés tecnològic. En darrer terme, la necessitat crítica d’una capacitat de silici més equilibrada geogràficament i d’una cadena de subministrament fiable no ha estat mai més evident. Això permetrà a la UE catalitzar les seves ambicions digitals i fer créixer un ecosistema robust de semiconductors que pugui esdevenir una base sòlida per a dècades de lideratge tecnològic i prosperitat.
West lacks clear plan to rival China’s ‘Belt and Road’
Europa, els Estats Units i els seus aliats necessiten un projecte d’inversió en la millora d’infraestructures digitals per poder rivalitzar amb la “Belt and Road Initiative” xinesa. Un element que s’interposa en el camí d’un gran programa europeu de suport a les infraestructures a l’estranger és que el propi continent té regions que primer necessiten inversions, en tant que existeix una bretxa digital de 50 anys en la inversió, especialment als països de l’ex-bloc soviètic. Europa. La prioritat doncs ha de continuar sent a Europa perquè si persisteix aquesta bretxa en la inversió, alguns altres països poden arribar a comprar les infraestructures existents. Això ja passa a l’Àfrica. El govern xinès es va comprometre a finals d’agost a intensificar els esforços per desenvolupar serveis digitals a l’Àfrica, presentant una estratègia per associar-se amb els governs africans. El pla posaria Beijing directament en competència amb els països europeus i occidentals. La Xina s’ofereix per fer-ho, però a canvi també tenen un control sobre aquestes infraestructures. Europa i els països afins haurien de buscar oferir finançaments similars perquè el control no se’ls escapi. Els programes de suport d’Occident haurien d’incloure avaluacions sobre com confiar en les inversions en infraestructures i quina tecnologia passa a les xarxes per assegurar-se que es pot confiar en l’element digital.
China and Big Tech: Xi’s blueprint for a digital dictatorship
En els últims anys, la Xina s’ha dedicat a reforçar la seguretat de les seves dades, amb les que governa i controla la vida de la seva població. Aquest aspecte és fonamental per al president xinès Xi per tal de crear una superpotència “tecno-autoritària” en que l’Estat monitora a la població a través de sistemes de vigilància i algoritmes per, així, “governar a partir de la ciència exacta i no de la intuïció”. Així, veiem com a la Xina de Xi es combina una retòrica maoista amb una política dictatorial moderna i de tecnologia punta. El govern xinès pot accedir a les dades dels seus ciutadans a través de promulgar lleis com la Llei de Seguretat de Dades en que, amb el pretext de protegir un ventall de dades molt ampli, el govern es garanteix el dret a accedir a les dades que les grans empreses del país recullen en les seves bases pròpies. També té accés a les bases de dades de multinacionals estrangeres que, com Tesla, Apple o Microsoft, han erigit centres de dades al país com una mostra d’harmonia amb les autoritats xineses. Per altra part, el seu ferri control de dades ha permès l’Estat xinès sabés quina és opinió pública i les necessitats de la seva població. Així, Pequin vol usar el govern electrònic per a substituir la rendició de comptes electoral per tal d’eliminar aspectes de la seva governança com la corrupció. Tot i la gran presència de sistemes de videovigilància als carrers de la Xina, el 90% dels ciutadans enquestats van declarar estar en contra dels reconeixements facials que s’hi feien. Aquesta videovigilància, però, és el pilar central de les anomenades “smart cities” xineses en les que la tecnologia servirà per a controlar el tràfic o per lluitar contra el crim. Aquest model, però, encara no s’ha testat i no sabem realment si aquest servirà realment per a millorar les polítiques governamentals o si aquestes dades només es destinaran per a aportar d’intel·ligència útil per al règim xinès.
Study finds growing government use of sensitive data to ‘nudge’ behaviour
L’article denuncia una nova forma d’interferència dels governs en la vida dels ciutadans mitjançant la utilització de dades personals sensibles per elaborar campanyes orientades a alterar el comportament de ciutadans i consumidors. Segons un estudi del Scottish Centre for Crime and Justice Research, els governs nacionals i locals han recorregut a anuncis inserits en motors de cerca i plataformes de xarxes socials per intentar influenciar el comportament de les persones. El canvi cap a aquesta nova marca de governança es deu a una unió entre la introducció de la teoria de les interferències en l’elaboració de polítiques i una infraestructura de publicitat en línia que proporciona noves oportunitats per dur a terme campanyes d’ajust del comportament. Alguns dels exemples trobats SCCJR van des de mecanismes per dissuadir els joves de convertir-se en defraudadors en línia fins a consells sobre com encendre una espelma correctament. Tot i que la publicitat dirigida és habitual en totes les empreses, l’estudi sosté que els governs que l’utilitzen per impulsar el canvi de comportament podrien crear un bucle de retroalimentació perfecte.
How the EU can speed up its digital transition
Nick Read apunta a la revista Politico que a mesura que la pandèmia retrocedeix i tornem a les nostres rutines, hem d’evitar caure en els vells hàbits. Tenim una oportunitat única de construir una societat millor, de realinear les nostres economies i les nostres societats. Els compromisos d’Europa amb les transicions verda i digital són certament importants, especialment amb el Mecanisme de Recuperació i Resiliència de 672.500 milions d’euros. Però els diners públics per si sols no seran suficient. Aquestes accions han de ser recolzades per un canvi de mentalitat, forjat durant la pandèmia, que combini noves eines de col·laboració amb una ferma determinació política. El repte és tan important per a la transició digital com per a la verda. Per a Europa, la realitat és que l’última dècada ha estat de relatiu declivi en el lideratge digital, una trajectòria descendent que podria amenaçar la prosperitat, l’ocupació i la competitivitat futurs.
The World Isn’t Ready for the Next Outbreak
Els autors argumenten en un article molt crític publicat a Foreign Affairs que fins i tot la cooperació sense precedents que s’ha posat en marxa per combatre la pandèmia de COVID-19 ha estat lluny de ser adequada al repte. La comunitat internacional no ha respost amb la rapidesa ni amb la contundència necessàries, i destaca la feina pendent per establir un sistema de salut multilateral veritablement cooperatiu. En efecte, ha quedat clar que el món necessita una institució permanent, construïda específicament per contrarestar els futurs brots. Aquest fons mundial hauria de disposar de recursos, flexibilitat i suport per distribuir ràpidament ajuda, facilitar la investigació d’avantguarda i accelerar la fabricació de vacunes i medicaments. Sense aquesta acció, la comunitat internacional no estarà preparada per a la propera pandèmia potencialment més devastadora. En aquest sentit, la cooperació internacional s’ha quedat curta en diverses formes vitals. Tot i que els esforços multilaterals centrats en el desenvolupament de vacunes han tingut un gran èxit, els milers de milions de dòlars invertits en la investigació sobre vacunes no s’han combinat amb esforços similars per desenvolupar eines diagnòstiques, terapèutiques i mesures preventives innovadores. Fins i tot l’instrument més reeixit, el pla COVAX encara està fortament infrafinançat. L’abril d’aquest any les Nacions Unides van estimar que COVAX necessitava almenys 2.000 milions de dòlars en finançament addicional per assolir el seu objectiu de lliurar dos mil milions de dosis de vacuna a finals d’any. Actualment, COVAX només n’ha distribuït aproximadament un deu per cent.
Europe’s ‘Health Union’ prepares for its first feeble steps
Des de les pàgines de la revista Politico l’autora considera que pel que fa a la política sanitària, la Comissió Europea ha malgastat en gran mesura la crisi del coronavirus. Fins i tot un virus que ha infectat 36 milions d’europeus i n’ha matat més de 750.000 no ha suposat un gran impuls pel que fa a la potència sanitària relativament feble de la Unió Europea, fins ara. La UE fa temps que només juga un paper de suport en la política sanitària, una competència estretament vigilada dels seus països membres. De fet, al final del mandat de l’expresident de la Comissió, Jean-Claude Juncker, hi havia la preocupació que la Comissió pogués eliminar completament el seu departament de salut. Ursula von der Leyen va calmar aquests temors establint nous plans en matèria de salut, especialment en relació al càncer. Aquest missatge es va reforçar amb l’arribada del coronavirus, ja que va quedar clar que els poders de Brussel·les no eren capaços de combatre la pandèmia. Les limitacions de la UE van provocar errades vergonyoses, ja que els països de la UE van tancar les seves fronteres, van prohibir les exportacions d’equip mèdic essencial i es van negar inicialment a ajudar-se els uns als altres. Durant un temps, la pandèmia va semblar el moment en què tot canviaria. En l’àmbit sanitari, doncs, només estem al començament d’una llarga batalla perquè la UE es faci càrrec de les futures crisis sanitàries.