Diari de les idees 54 – Especial conflicto entre Rusia y Ucrania
03 febrero 2022

Ideas de actualidad

El incremento de las tensiones en la frontera oriental de la Unión Europea, con la posibilidad de una escalada bélica en Ucrania, y sus repercusiones políticas y económicas, justifican que el Diari de les idees dedique un número monográfico especial. En efecto, los intentos de Rusia de reordenar a su favor el sistema geopolítico heredado del fin de la Guerra Fría, la manifiesta carencia de autonomía estratégica y de unidad de la UE, la pérdida de influencia global de los Estados Unidos y la sombra alargada de China conforman un escenario de posible cambio de hegemonía inquietante, ya que las épocas de interregno y de transición siempre son confusas y conflictivas.

Así, Marina Snegovaya argumenta en Foreign Policyque parece que la decisión de Putin de concentrar tropas en las fronteras con Ucrania responde a una multiplicidad de factores. En primer lugar, la cooperación militar de EE. UU. y la OTAN con Ucrania ha aumentado significativamente durante los últimos años, a la vez que la colaboración entre Ucrania y Occidente se ha profundizado en otras áreas como las iniciativas anticorrupción y de desarrollo institucional. Asimismo, la situación geopolítica actual ofrece a Putin un escenario ideal para intentar reforzar su influencia en Ucrania. Primero, la Unión Europea se muestra muy dividida en lo que se refiere a las medidas a adoptar. Si bien los nuevos miembros orientales de la UE tienden a apoyar acciones más contundentes contra Rusia, en cambio las dos principales potencias europeas, Alemania y Francia, se muestran más contemporizadoras y son partidarias de agotar la vía diplomática. Segundo, tras la caótica retirada norteamericana de Afganistán, el declive de la influencia internacional de Estados Unidos y su cambio de prioridades, ahora centradas en la región del Indo-Pacífico suponen un aliciente para Putin para tratar de extender su influencia en la frontera oriental de la UE. Por último, el aumento de los ingresos derivados del petróleo y del gas, así como reformas del sistema bancario, han permitido a Rusia no sólo aumentar los gastos militares, sino que le han puesto en una mejor situación para resistir posibles sanciones que el año 2014 después de la anexión de Crimea.

Dentro de este contexto, Alexis Rodríguez-Rata advierte en La Vanguardia de que la expansión de la Alianza Atlántica hacia el Este desde el fin de la Guerra Fría no es el único factor que inquieta al presidente ruso Vladímir Putin. En efecto, también preocupa a Rusia que la OTAN consolide un corredor de países miembros de norte a sur, desde las repúblicas bálticas y hasta el Mediterráneo. También inquieta que la OTAN, 40 años después de la caída del bloque comunista, siga siendo la mayor alianza militar del mundo. Empezó con 12 miembros, hoy son 30 y mantiene relaciones con otra cuarentena de países. Además, la integran los países más ricos del globo, que generan el 60% del gasto militar total del mundo, muy por delante de Rusia o China. Paralelamente, Rusia no ve con buenos ojos que la OTAN realice operaciones en territorios fronterizos como Letonia, Lituania, el mar Báltico y Ucrania. Tampoco en los Balcanes, región tradicionalmente vinculada a Rusia. E igualmente en el mar Negro y en el Mediterráneo, su obsesión histórica como ruta marítima clave para sus barcos mercantes y de guerra. Por último, parece que Moscú quiera establecer un nuevo orden mundial donde unas pocas grandes potencias sean los agentes soberanos que decidan la suerte de los estados pequeños asignados a respectivas esferas de influencia.

Una crisis pues que puede tener repercusiones en otros escenarios en función de cómo se resuelva la situación en Ucrania, como subraya Manuel Manonelles en El Nacional. En efecto, no puede ignorarse el hecho de que la tensión es también creciente en los Balcanes, y en particular en Bosnia y Herzegovina, donde la actitud secesionista de Mirolad Dodick, el líder de la República Srpska está llevando a los límites el delicado equilibrio institucional del país, estructura resultante de los acuerdos de paz de Dayton impuestos por Estados Unidos en 1995. La otra derivada es la de Taiwán. Es importante subrayar el hecho de que la crisis que vivimos, con una tensión que hacía tiempo que no experimentábamos, se da entre Estados Unidos y Rusia, es decir entre la primera y la undécima economía mundial. Por tanto, ¿qué podría ocurrir si se repitiera una situación similar entre las dos primeras potencias? ¿Entre Estados Unidos y China? Porque éste es el gran regalo que está recibiendo Beijing de la crisis ucraniana, un manual valiosísimo de cómo responde la administración Biden, y sus aliados (si bien ahora cuentan más bien poco) ante una provocación y la tensión del nivel como la que está ejerciendo Rusia. Y de esto todo el mundo es consciente de ello, empezando por Washington, siguiendo por todas las capitales europeas, pasando por Moscú, Beijing y terminando en Taipei. Por eso a la vez que Estados Unidos sabe que la opción militar en Europa Oriental es un sin sentido, por otro sabe que no puede demostrar la más mínima debilidad, ya que abriría la puerta a un frente aún más delicado y grave para la estabilidad mundial.

En cuanto a los aspectos militares de la crisis, el general de brigada Jean-Vincent Brisset, director de investigación en el Institut de Relations Internationales et Stratégiques, un think tank francés especializado en cuestiones geopolíticas y estratégicas, destaca en la revista Atlantico que les mandos del ejército ruso llevan varios años involucrados en Siria en operaciones sobre el terreno. Rusia dedica al presupuesto de defensa unos cuarenta mil millones anuales, equivalente al 2,7% del PIB, es decir diez veces más de lo que le dedica Ucrania (4.300 millones de dólares anuales, el 3% del PIB). Por su parte, Ucrania dispone de un ejército de 210.000 hombres, de los que 145.000 están en el ejército de tierra. Estas cifras deben ponerse en perspectiva en relación con los 110.000 combatientes rusos, ya preparados para el enfrentamiento en la frontera, ya que los 145.000 efectivos del ejército de tierra están repartidos por todo el país. Las fuerzas ucranianas disponen globalmente del mismo tipo de equipamiento que los rusos, pero más antiguo y mucho menos cuidado. Así las cosas, Brisset afirma que el lugar en el que los rusos podrían intervenir parece ser el Donbass ya que, si las fuerzas rusas entraran en esta zona, las tropas ucranianas deberían actuar en medio de una población que les sería relativamente hostil. Si los rusos quieren anexionar el Donbass como hicieron en Crimea, podrían hacerlo muy rápidamente, y los ucranianos poco podrían hacer aparte acciones de guerrilla y sabotaje.

En medio del ruido provocado por la posibilidad de un conflicto armado a gran escala en las puertas de Europa, diversos medios realizan un ejercicio de prospectiva para establecer sus posibles escenarios. El diario Financial Times publica un extenso dosier en el que se recogen las principales razones que hacen pensar en una posible ofensiva de Rusia contra Ucrania. En primer lugar, el objetivo principal de la política exterior de Putin ha sido recuperar la esfera de influencia rusa deteniendo la expansión de la OTAN en Ucrania. Y como ya hemos mencionado, el contexto internacional favorece sus intenciones: Europa no dispone de suficiente poder militar ni de unidad diplomática, y Estados Unidos está distraído por su carrera con China por la hegemonía mundial. Asimismo, Rusia está mejor preparada para hacer frente a las sanciones que Occidente impondría en caso de invadir Ucrania, y dispone de un factor disuasivo importante en tanto que Rusia suministra más del 40% del gas que Europa necesita. Por último, en cuanto a las capacidades militares, si bien es cierto que el entrenamiento y apoyo prestados por la OTAN han ayudado a mejorar el ejército ucraniano desde 2014, Putin dispone de una superioridad manifiesta que podría concretarse mediante ataques aéreos, misiles, artillería pesada y ciberataques y que no comportaría la necesidad de una invasión terrestre a gran escala para ocupar una parte importante del territorio ucraniano.

En este sentido, Dimitri Alperovitch advierte en Foreign Affairs de que las ciberoperaciones pueden permitir a Moscú acceder a información sobre despliegues y tácticas defensivas de las tropas ucranianas, y de este modo frustrar su respuesta militar. A su vez, Rusia podría utilizar los ataques cibernéticos para desinformar al ejército de Ucrania e interrumpir sus operaciones y atacar las redes de mando y del tráfico aéreo, así como las bases de datos de sus centros logísticos. El Kremlin también está en disposición de realizar operaciones psicológicas para sembrar confusión entre la población ucraniana, como la difusión de rumores en las redes sociales, o ataques contra la red eléctrica y el sistema financiero para erosionar la capacidad de resistencia de la población.

También la revista  El salto diario ha pedido su parecer a varios especialistas. Fernando Arancón afirma que, si Rusia se anexiona a Donetsk y Lugansk, dos regiones relativamente pobres, la comunidad internacional aplicará sanciones muy duras e inclinará la balanza de Ucrania hacia Occidental. Un movimiento poco rentable pues el coste para conseguir dos regiones pequeñas y de poco valor sería inmenso. Por su parte, Pilar Bonet considera que Putin necesita, de cara a las elecciones de 2024, una nueva victoria, que podría ser anexionar una parte de Ucrania en nombre de la reunificación de las tierras rusas, creando un corredor entre Crimea y el Donbass. En efecto, después de la anexión de Crimea, Putin tuvo mucho apoyo popular en Rusia, un país con una conciencia nacional muy clara que se acomoda muy bien a las estructuras autoritarias.

Por su parte, Fred Kaplan matiza en la revista Slate  las posiciones más alarmistas y considera que lo más probable es que Putin siga aumentando la presión sobre Ucrania mediante ciberataques o enviando mercenarios a zonas controladas por los rebeldes en las provincias orientales del país, al tiempo que ponga a prueba la unidad de la OTAN amenazando con cortar el suministro de energía a Alemania y otros países de Europa occidental. En cuanto a uno de los principales desencadenantes de la crisis –el posible ingreso de Ucrania en la OTAN– argumenta que es muy poco probable que Ucrania lo haga a corto o medio plazo, eso si alguna vez termina siendo aceptada. En efecto, incluso a principios de los años noventa, después del colapso de la Unión Soviética y el alud de solicitudes de adhesión a la OTAN de los antiguos estados del Pacto de Varsovia, Ucrania siempre se consideró un caso especial. A diferencia de Polonia, la República Checa y Hungría eran parte integral de la Unión Soviética. También se entendió que atraer a Ucrania a una alianza militar occidental sería una provocación extrema hacia Rusia. Por último, a diferencia de los países bálticos (que formaban parte de la Unión Soviética pero todavía se les permitió unirse a la OTAN), Ucrania no reunía las condiciones necesarias para ser miembro: un alto grado de democratización, un bajo nivel de corrupción, un control civil del ejército. y la capacidad de integrarse con los ejércitos de otros países de la OTAN. Aunque Ucrania ha avanzado en todos estos ámbitos, todavía está lejos de cumplir con los criterios exigidos por la OTAN.

Estamos viviendo una situación de crisis sin precedentes en Europa desde el final de la Guerra Fría y Adam Tooze denuncia en The New Statesman que la situación actual expone cruelmente las limitaciones de Europa como actor geopolítico independiente. Esto es tanto una cuestión de recursos como de unidad y voluntad interna. Una vez que la administración Biden ha restaurado la normalidad en Washington tras el desbarajuste de los años Trump, los miembros bálticos y orientales de la UE han visto la oportunidad de conseguir contener la presión de Rusia mediante un reforzamiento de la OTAN. En cambio, Francia y Alemania, reacios a seguir una línea dura contra Putin, no ofrecen una alternativa creíble. Un análisis compartido por Federico Petroni en la revista Limes, especializada en geopolítica, donde argumenta que se está diseñando un escenario en el que se están definiendo bloques cada vez más definidos entre los defensores de la influencia norteamericana en el este del continente (principalmente los países bálticos y Gran Bretaña) y los partidarios de la contención como Alemania y Francia. En este sentido, el hecho de que Berlín y el alto representante de la Unión Europea de la UE se muestren poco inclinados a apoyar a los movimientos angloamericanos dice mucho sobre el total desacuerdo con Washington sobre este dosier.

Si la falta de autonomía estrategia y la división interna determinan la posición de Europa como actor secundario de la crisis, el papel de China, no por discreto deja de ser muy relevante. Así, después de semanas sin mostrar oficialmente preferencia por ninguna de las dos partes, China se posicionó hace pocos días a favor de Rusia al instar a Estados Unidos a dar solución satisfactoria a las “legítimas preocupaciones de seguridad” de Moscú en la zona. La posición china refleja la proximidad de Pekín y Moscú, ya sea a nivel económico, diplomático, tecnológico o de seguridad.

En un estudio del Foreign Policy Research Institute, Chris Miller evalúa la potencial respuesta de China a una escalada militar rusa contra Ucrania, señalando que en los últimos años Pekín y Moscú han intensificado sus relaciones y, actualmente, China se encuentra profundamente ligada a Rusia en cuanto al comercio y, en menor medida, las finanzas. Se calcula que, dentro de tres años, China será el principal consumidor de gas ruso, frente a Alemania, y si bien Europa seguirá siendo durante los próximos años el principal socio comercial y financiero de Rusia, su peso económico no cesa de retroceder, ya que caen tanto las inversiones como el peso de las empresas europeas en el comercio exterior de Rusia, un lugar que ahora se dispone a ocupar China. Por ejemplo, China representaba en 2013 el 10,5% del comercio exterior ruso. Mientras que en 2020 había doblado casi ese porcentaje hasta el 18,3% y ha seguido ganando terreno desde entonces. Europa ha pasado en el mismo período del 49,4% al 38,5%. Por otra parte, Rusia es también el país del mundo que más créditos ha recibido de China.

Pero la influencia de China se extiende también a Ucrania, el otro protagonista de la crisis. Nicolas Lecaussin, director del Instituto de Investigación Económica y Fiscal de Francia alerta desde las páginas de Le Figaro de los vínculos entre Ucrania y China en el marco de las tensiones actuales. En efecto, apunta a que China es ahora, por delante de Rusia, el principal socio comercial de Ucrania, con el 14,4% de sus importaciones y el 15,3% de sus exportaciones. Este fortalecimiento de los lazos económicos es especialmente en el ámbito de la agricultura, con una China que busca asegurar un suministro que cubra sus crecientes necesidades. Así, los datos del gobierno ucraniano muestran que las exportaciones de maíz hacia China aumentaron hasta los 7,34 millones de toneladas para el período de octubre-abril de 2020 mientras que sólo fueron de 5,5 millones por todo el año anterior. Así pues, estos importantes vínculos económicos podrían poner a Ucrania en una situación delicada, obligándola a alinearse con las posiciones de política exterior del gigante asiático, ya que de lo contrario podría estar expuesta a sanciones económicas. Por otro lado, Putin ve con buen ojo el acercamiento sino-ucraniano, que avala aún más el alejamiento de Kiev de Europa y Occidente. Para Ucrania, dejar que China acapare su mercado y la convierta en un socio comercial importante significa garantizar el apoyo de las autoridades chinas durante las negociaciones multilaterales y en caso de conflicto.

El incremento de las tensiones ha comportado lógicamente una serie de repercusiones económicas y Bernardo de Miguel advierte desde las páginas de  El País que Putin ya ha logrado desestabilizar la economía del país vecino y ha obligado al Gobierno ucraniano a pedir ayuda financiera internacional. El vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, ha prometido un paquete de ayuda de hasta 1.400 millones de euros. Con todo, Ucrania podría necesitar una mayor ayuda, de al menos 4.000 millones de euros para estabilizar su economía y afrontar pagos de más de 13.000 millones de euros por su deuda. La economía ucraniana estaba ya en una situación complicada desde que la pandemia puso fin a cuatro años consecutivos de crecimiento. La Unión Europea aprobó en mayo de 2020 un programa de asistencia macrofinanciera dotado con 1.200 millones de euros y el Fondo Monetario Internacional extendió una línea ya en marcha que pasó de 5.500 millones de dólares a 10.000 millones. Ahora la grave crisis de seguridad provocada por el Kremlin ha desvanecido las posibilidades de recuperación económica, asustando a los inversores internacionales y disparado la prima de riesgo. Además, Moscú también ha disminuido el suministro de gas hacia Europa a través del gasoducto que atraviesa el territorio ucraniano, lo que deja a Kiev sin las millonarias comisiones que abona la compañía rusa Gazprom por este tráfico (el FMI calcula que Ucrania ingresaba unos 2.500 millones de dólares anuales por este concepto).

Eva Hartog señala en Politico  que a pesar de años de sanciones y el impacto de la pandemia, la economía rusa está mejor preparada financieramente que en 2014 para resistir a los golpes económicos externos. Los precios del petróleo son altos, la situación macroeconómica de Rusia es buena y el presupuesto está equilibrado. Además, Rusia tiene un fondo soberano de casi 200.000 millones de dólares, que podría aprovecharse para ayudar a estabilizar la economía. Por último, aunque se disparara la inflación, hay que tener en cuenta que Rusia tiene una ventaja enorme sobre otros muchos países: si sube los tipos de interés no tendrá problemas para pagar su deuda soberana. Por su parte, The Economist calcula que una interrupción total del gas canalizado hacia Europa le costaría a Gazprom entre 203 y 228 millones de dólares diarios en pérdida de ingresos. Si este embargo durara tres meses (la dependencia del gas ruso disminuye drásticamente en primavera, cuando la demanda de gas cae al 60% de la de enero), las pérdidas ascenderían a unos 20.000 millones de dólares. Sin embargo, el banco central ruso cuenta hoy con reservas por valor de unos 600.000 millones de dólares y podría soportar con facilidad esta vez.

Dentro de este contexto, Enric Juliana revela en La Vanguardia un aspecto importante para Cataluña y es que en el puerto de Barcelona hay una de las plantas de regasificación más grandes de Europa, equipada con seis tanques de alta capacidad. Por consiguiente, Barcelona podría convertirse en una de las cabezas de puente del arriesgado plan de Estados Unidos para hacer frente a Rusia con una exportación masiva de gas natural licuado a Europa si Vladímir Putin decide cortar el grifo como respuesta a las sanciones que planea Occidente en caso de guerra. Con ocho plantas de regasificación, la península Ibérica en su conjunto tendría un papel relevante en la estrategia anunciada a finales de enero por Joe Biden y Ursula von der Leyen. Sin embargo, el plan norteamericano es analizado con escepticismo por muchos especialistas puesto que, si Europa pudiera encontrar en el gas licuado una alternativa al gas ruso, implementar esta alternativa en pocos meses parece muy difícil, si no imposible. Por otra parte, las consecuencias de la importación masiva de gas licuado estadounidense podrían ser un alza de precios, la escalada de la inflación, desajustes logísticos, un posible racionamiento del gas en los momentos más críticos y mucha tensión política entre países europeos nada habituados a una política energética común.

Por último, y más allá de los análisis políticos, estratégicos y económicos, también cabe señalar los factores históricos y culturales que ayudan a explicar el contexto de crisis. Así, desde  Le Grand Continent, Hans Kribbe analiza la situación actual en un contexto que a su juicio ya es en sí mismo una victoria rusa y afirma que el movimiento del Kremlin para renovar la arquitectura de seguridad de Europa llega en un buen momento para Rusia. Por el contrario, el momento es muy malo para Ucrania y Europa del Este. Desafiados por China al Pacífico, Estados Unidos está menos involucrado en la seguridad europea que en ningún otro momento desde 1945. La apuesta del Kremlin por la historia es sencilla. Si Estados Unidos se ve obligado a escoger entre sus intereses estratégicos en Europa y en el Pacífico, favorecerán este último aspecto de la cuestión y dejarán en Rusia el margen de maniobra que busca para recuperar territorios de lo que considera su “extranjero cercano”. Kribbe también plantea qué ocurrirá si Xi, que sin duda sigue con interés los acontecimientos, decide que es el momento adecuado para enfrentarse a Taiwán y si al mismo tiempo Irán ve una oportunidad para avanzar en sus ambiciones nucleares…

Carmen Claudín afirma en la revista de CIDOB  que la frontera oriental europea —las exrepúblicas soviéticas, convertidas en nuevos estados independientes— constituye, para el Kremlin, el cinturón de seguridad, la esfera de interés vital, allí donde se juega la propia subsistencia del Estado ruso y dónde radica el núcleo de la cuestión de la arquitectura de seguridad europea. En efecto, Rusia se considera la única legitimada para actuar en esta área mientras las repúblicas exsoviéticas –es decir, unos 70 millones de personas– no pueden decidir librarse de la condición geopolítica poscolonial que les impone el Kremlin. Ahora Moscú exige garantías jurídicas de no expansión de la OTAN hacia el Este, siguiendo un razonamiento que entronca con el reparto en esferas de influencia, suscrito en Yalta en 1945 entre la Unión Soviética, Reino Unido y Estados Unidos. En ese referente histórico se basa la lógica de la política actual del presidente ruso. La obsesión de Stalin era hacer aceptar a Churchill y Roosevelt las fronteras soviéticas establecidas por el reparto acordado con la Alemania nazi en los protocolos secretos del pacto germano-soviético. Y, como Stalin entonces, Putin quiere lo mismo. Si la obsesión de Stalin se centraba en Polonia para Putin ahora es Ucrania. Por eso, en Ucrania comenzó todo, como declaró Putin en junio de 2021 en el semanario alemán Die Zeit, en un artículo conmemorativo del comienzo de la Gran Guerra Patriótica, donde desarrolla la tesis según la cual Rusia y Ucrania son un mismo pueblo, invocando argumentos esencialistas como si fueran datos objetivos.

Por último, David Pimenta subraya en el diario portugués Público  que el fin de la Unión Soviética marcó el inicio de un período en el que varios estados iniciaron la construcción de nuevas narrativas en el contexto de la construcción y/o consolidación de una identidad nacional. En este sentido, el reino original de Kiev llegó a ser disputado por Rusia y Ucrania como exclusivo de una u otra narrativa: para el nacionalismo ruso, el reino es parte integral de la historia rusa; para el nacionalismo ucraniano, es el primer estado ucraniano independiente que se formó antes de la existencia de la propia Rusia. Por consiguiente, además de las evidentes razones geopolíticas y geoeconómicas, el conflicto entre Rusia y Ucrania es también una guerra de relatos vinculados a las identidades nacionales que, como otros conflictos europeos, tienen su origen en la Edad Media. Por consiguiente, la resolución de la crisis entre ambos países también requiere un conocimiento profundo y una especial sensibilidad respecto a las narrativas identitarias en conflicto. Así pues, las negociaciones diplomáticas no deben limitarse a las cuestiones del área de influencia de la OTAN o al control del gas natural. La mitigación efectiva del conflicto entre Rusia y Ucrania pasa por llevar a la mesa de negociaciones la comprensión del conflicto de identidad de ambas naciones, conscientes de que para construir el futuro es necesario entender el pasado.

Han colaborado en este número 54 del Diari de les idees Enric Brugués, Eva Lam, Raül Gil y Marian Moyà, estudiantes en prácticas en el CETC

more/less text

Antecedentes políticos y repercusiones globales de la crisis

Angela Stent The Putin Doctrine

Angela Stent argumenta a Foreign Affairs que l’actual crisi entre Rússia i Ucraïna ha estat sempre part del pla de Putin per modificar un ordre global que, des de la fi de la Guerra Freda, ignora les preocupacions de seguretat de Rússia. El president rus creu que ara és un bon moment per forçar Occident a la taula de negociacions, ja que els Estats Units semblen febles i dividits, el nou govern alemany encara comença a caminar i l’estret mercat energètic dona a Rússia més influència sobre el continent. En aquest context, l’element central de “la doctrina Putin” és aconseguir que Occident tracti Rússia com si fos la Unió Soviètica, una potència que cal respectar i témer, amb una esfera d’interessos privilegiats sobre el seu veïnatge i amb veu en tots els assumptes internacionals seriosos. Malgrat que cap país no té intenció d’envair Rússia, l’autopercepció històrica de vulnerabilitat i l’obsessió de Putin per una potencial amenaça de l’OTAN contra el seu país explica les demandes de Moscou de limitar la sobirania dels seus antics veïns soviètics per unir-se a l’aliança atlàntica o a la Unió Europea. En aquesta línia, Putin creu que afeblir l’OTAN podria obrir el camí perquè Rússia assoleixi el seu objectiu final: abandonar l’ordre internacional liberal posterior a la Guerra Freda i establir un nou sistema en què Rússia i la Xina exerceixin més influència. 

Marina Snegovaya Why Is Putin Acting Now?

L’autora apunta que no sembla que la decisió de Putin de concentrar tropes a les fronteres amb Ucraïna respon a una multiplicitat de factors. En primer lloc, la cooperació militar dels EUA i l’OTAN amb Ucraïna ha augmentat significativament durant els últims anys, a la vegada que la col·laboració entre Ucraïna i Occident s’ha aprofundit en altres àrees com les iniciatives anticorrupció i de desenvolupament institucional. Així mateix, la situació geopolítica actual ofereix a Putin un escenari ideal per intentar reforçar la seva influència a Ucraïna. Primer, la Unió Europea es mostra molt dividida pel que fa a les mesures a adoptar. Si bé els nous membres de la UE d’Europa de l’Est tendeixen a donar suport a accions més contundents contra Rússia, en canvi les dues principals potència europees, Alemanya i França, es mostren més contemporitzadores i són partidàries d’esgotar la via diplomàtica. Segon, després de la caòtica retirada nord-americana de l’Afganistan, el declivi de la influència internacional dels Estats Units i el seu canvi de prioritats, ara centrades en la regió de l’Indo-Pacífic suposen un al·licient per a Putin per mirar d’estendre la seva influència a la frontera oriental de la UE. Finalment, l’augment dels ingressos derivats del petroli i del gas, així com reformes del sistema bancari, han permès a Rússia no només augmentar les despeses militars sinó que l’han posat en una millor situació per resistir possibles sancions que no pas l’any 2014 després de l’annexió de Crimea.

Amy Mackinnon What’s Behind Russia’s Latest Demands

Si bé fa temps que Rússia mostra la seva preocupació per l’equilibri de poder a Europa, el que ha canviat ara són els límits que Moscou està disposat a superar per satisfer les seves demandes. En aquest article a Foreign Policy, Amy Mackinnon es pregunta pels factors que justifiquen la urgència sobtada. L’actual crisi es remunta a l’adhesió a l’OTAN de més d’una dotzena de països de l’antic bloc de l’Est després del col·lapse de la Unió Soviètica, i més concretament, a la promesa que l’aliança feu el 2008 d’admetre Ucraïna i Geòrgia. Les preocupacions russes, però, van augmentar amb l’aixecament popular que el 2014 va destituir el president prorús d’Ucraïna. Des de l’elecció del president Zelensky l’any 2019, Kíev ha aprofundit la cooperació amb l’OTAN i, és per això, que Rússia es proposa actuar abans que les capacitats d’Ucraïna augmentin encara més. Pel que fa al context internacional, Moscou projecta un Occident distret i en crisi, i percep el president Biden com un pragmàtic obert a un compromís tenint en compte els escassos interessos nord-americans en joc. En aquest context, on sembla que Rússia encara no ha decidit els seus propers passos, qüestions com el control d’armes o els límits als exercicis militars poden oferir algunes vies per desescalar les tensions. 

Seva Gunitsky There’s Plenty of Blame to Go Around on Ukraine

L’autor respon a l’article Stephen Walt (també disponible en aquesta edició del Diari de les idees), que sosté des del realisme que el conflicte entre Rússia i Ucraïna està causat per l’arrogància de l’idealisme liberal dels Estats Units. Walt aconsella als EUA no entrar en guerra ja que aquest conflicte no els suposa una amenaça existencial, com tampoc no ho seria per a Rússia, a la qual no li convé arriscar-se a una guerra tot i l’expansió de l’OTAN a la regió. Gunitsky considera que Walt obvia el context, que tant important és pel realisme. A més no tracta Rússia com un actor autònom, sinó que la supedita a les accions dels EUA. Una altra contradicció és que, al seu entendre, no és coherent sostenir que el conflicte el causa l’idealisme liberal i alhora que les potències regionals cercaran controlar la seva regió. Una millor explicació partint des del realisme seria considerar que Rússia busca recuperar el control de la regió perdut amb la dissolució de l’URSS, dominat ara en part per l’esfera d’influència nord-americana. Conseqüentment, atès que Rússia està disposada a lluitar per recuperar el control d’una regió que valora enormement, Occident no hauria de fomentar la tensió. També es proposa l’explicació de la repetició històrica: el buit de poder generat el 1991 amb la URSS dissolta és molt semblant al creat el 1917 amb la desaparició de l’Imperi Rus, i llavors el nou poder rus va pressionar per reabsorbir els territoris perduts. Tractar les esferes d’influència de les grans potències com a necessàries per al manteniment de la pau implica acceptar que cadascuna faci el que li plagui en la seva. Per això, la posició honesta d’un realista com Walt hauria de ser afirmar que és millor permetre l’agressió als estats menys poderosos per no arriscar-se a una pitjor guerra entre superpotències que provocaria molta més destrucció i patiment, i no culpar únicament els EUA. 

Caroline de Gruyter The West Fell Into Putin’s Trap

S’acostuma a retratar Rússia com un país econòmicament i políticament en decadència i que el Kremlin sembla haver renunciat a polítiques que satisfacin les aspiracions de la població a una vida millor. En canvi, sembla que el règim s’està dedicant a polítiques que garanteixi la conservació de l’ordre establert, almenys a mig termini, i que està buscant mitjans alternatius legitimitzar-se. A l’escenari internacional, Rússia pot destruir, però no pot construir. Les darreres setmanes han estat molt beneficioses per al règim de Putin. Primer, Putin ha pres la iniciativa i ha copat els titulars. Ha recordat al món què pot fer si vol. Per a un règim que depèn tant de la força, internament i externament, aquesta confirmació per part dels seus enemics és molt significativa. Però la conclusió principal que treu Moscou d’aquestes discussions és que Occident està dividit i no estarà allà per protegir Ucraïna si cal, que és el missatge que el Kremlin volia enviar a aquest país. Passi el que passi en els propers dies i setmanes, Putin ja ha aconseguit avenços significatius gràcies a la manera com Europa i els Estats Units han reaccionat a la seva amenaça.

Fiona Hill Putin Has the U.S. Right Where He Wants It

L’autora afirma que aquesta vegada l’objectiu de Putin és més ambició que tancar la porta de l’OTAN a Ucraïna i annexionar més territori: vol desallotjar els Estats Units d’Europa. Putin creu que els Estats Units es troben actualment en la mateixa situació que Rússia després del col·lapse soviètic: greument debilitat a casa i en retirada a l’estranger. També pensa que l’OTAN no és res més que una extensió dels Estats Units. Si Rússia pressiona prou, Putin espera poder aconseguir un nou acord de seguretat amb l’OTAN i Europa per evitar un conflicte obert, i després serà el torn dels Estats Units d’anar-se’n, emportant-se les seves tropes i els seus míssils. Per consegüent, Ucraïna és tant un objectiu com una font d’influència contra els Estats Units. Putin té els Estats Units just allà on vol. Les seves posicions i amenaces han marcat l’agenda als debats de seguretat europeus i han cridat la nostra atenció. Mentrestant, Putin i els seus representants han intensificat les declaracions. Els funcionaris del Kremlin no només han qüestionat la legitimitat de la posició dels Estats Units a Europa, sinó que també han plantejat dubtes sobre les bases dels Estats Units al Japó i el seu paper a la regió de l’Àsia i el Pacífic. També han insinuat que poden desplegar míssils hipersònics a Cuba i Veneçuela per reviure el que els russos anomenen la Crisi del Carib de la dècada del 1960. Si Putin envaeix Ucraïna sense cap acció punitiva per part d’Occident i la resta de la comunitat internacional, més enllà de les sancions financeres, haurà establert un precedent per a futures accions d’altres països. Forjar un front unit amb els seus aliats europeus i reunir un suport més ampli hauria de ser primordial per als Estats Units. En cas contrari, aquest episodi podria marcar el principi de la fi de la presència militar dels Estats Units a Europa. 

Bret Stephens Bring Back the Free World

Des de les pàgines de The New York Times, Bret Stephens alerta de la inconveniència de tractar la crisi a Ucraïna com un episodi més de la política de les grans potències, on les demandes de Rússia són negociables i la diplomàcia pot funcionar. Malgrat ser un raonament temptador, aquesta lògica ignora dos factors: les necessitats polítiques de Putin i els seus objectius ideològics. En primer lloc, si es resol la crisi ucraïnesa apaivagant el president rus, aquest es veurà animat a generar-ne de noves. En segon terme, cal tenir present que la manera definitiva de consolidar la dictadura és desacreditar la democràcia occidental. És per això que Stephens considera que la millor resposta a curt termini a les amenaces de Putin consisteix en el desplegament permanent de forces nord-americanes a la frontera oriental de l’OTAN, així com en l’enviament massiu d’armes a Kíev. La resposta a llarg termini, però, requereix restaurar el concepte de món lliure, tant pel seu poder clarificador com per la seva força moral basada en un compromís amb la llibertat i la dignitat humana que transcendeix les fronteres nacionals. 

Eliot A. Cohen Putin’s No Chess Master

Cohen considera excessiva la preocupació d’Occident davant una possible invasió russa a Ucraïna, que podria causar milers de morts i trencar els equilibris sobre els que descansa la seguretat europea. El problema per la Rússia de Putin no és que Ucraïna pugui unir-se a l’OTAN, sinó que aquesta s’està democratitzant, i que després de 30 anys està consolidant la seva pròpia identitat nacional. El que Putin tem és que l’intent de reconstruir l’imperi rus, o la seva versió del segle XXI, acabi amb les mateixes reaccions adverses envers la metròpoli que van patir els imperis colonials francès o anglès. Putin sap que les seves demandes són inassumibles, i es prepara per una invasió que si és d’alt risc per a Occident, ho és més encara per a Rússia: la inestabilitat interna es dispararia en cas de guerra, i l’aïllament econòmic d’Occident l’acabaria convertint en soci minoritari de la Xina. Fins ara l’administració Biden ha actuat de manera prudent i eficaç, amb amenaces de sancions. L’ OTAN s’ha vist reforçada i el conflicte a servit per unir els aliats. L’autor afirma que, en contra de la visió general de considerar els dirigents russos uns hàbils jugadors d’escacs, els serveis d’intel·ligència de la OTAN han demostrat ser més eficaços.

Tom McTague The Battle for the Future of the West

Tom McTague sosté a The Atlantic que la gran aspiració de Putin és expulsar els Estats Units d’Europa. Davant el paper secundari que les grans potències europees tenen en la seguretat del seu propi continent, McTague argumenta que la crisi ucraïnesa ha revitalitzat l’OTAN i ha recordat la importància del lideratge nord-americà al continent europeu. Macron ha defensat que ara és el moment perquè Europa afirmi la seva “autonomia estratègica” dels Estats Units, però amb l’exèrcit rus a les fronteres d’Ucraïna, cap estat d’Europa de l’Est es planteja canviar Washington per Brussel·les. Europa no té manera de projectar militarment el seu poder, no pot garantir el seu subministrament energètic, i continua dependent del sistema financer nord-americà i del comerç xinès. Per la seva banda, Londres ha enviat armes a Ucraïna per projectar-se com un soci seriós en matèria de seguretat i així créixer com a actor independent dins de l’OTAN. Al seu torn, Alemanya segueix actuant amb una moralitat superior, pacífica i objectiva, i fingint encara que no és una potència. Els posicionaments dels tres grans estats europeus es soscaven mútuament, i els Estats Units segueixen sent així el protector d’Europa. 

Stephen Walt Liberal Illusions Caused the Ukraine Crisis

La situació a Ucraïna és dolenta i està empitjorant. Rússia està a punt d’envair i exigeix garanties hermètiques que l’OTAN mai no s’expandirà més cap a l’est. Les negociacions no semblen tenir èxit, i els Estats Units i els seus aliats de l’OTAN estan començant a contemplar com faran que Rússia pagui si continua endavant amb una invasió. Una guerra real és una possibilitat ara clara, que tindrà conseqüències de gran abast per a tots els involucrats, especialment els ciutadans d’Ucraïna. La gran tragèdia és que tot aquest assumpte va ser evitable. Si els Estats Units i els seus aliats europeus no haguessin sucumbit a l’arrogància, les il·lusions i l’idealisme liberal, i en canvi, haguessin considerat les idees fonamentals del realisme, la crisi actual no es produiria. L’article fa un repàs al llarg dels anys per exposar els errors evitables d’Occident, tot per presentar que una perspectiva més realista hagués estat millor que l’enfocament liberal que caracteritza Occident.

Jeremy Cliffe How Ukraine is preparing for Putin

En aquest article a The New Statesman, Jeremy Cliffe exposa les perspectives de la societat ucraïnesa a mesura que augmenta l’amenaça russa. A Kíev abunda l’especulació, i mentre que alguns suggereixen que Putin no atacarà fins després dels Jocs de Pequín, altres creuen que podria fer-ho abans que el desglaç del terra freni els tancs. Els possibles escenaris van des de ciberatacs, fins una invasió total del país i, malgrat que els temors d’un assalt a Kíev han augmentat, l’estat d’ànim a la capital es manté tranquil. Milions d’ucraïnesos, però, estan disposats a prendre les armes, la qual cosa evidencia que el suposat pla de Putin d’instal·lar un govern pro-Kremlin a Ucraïna només comportaria una la insurrecció massiva. Pel que fa a les respostes internacionals, els ucraïnesos es mostren efusius amb l’enviament d’armes procedents del Regne Unit, però la reticència d’Alemanya provoca decepció. Alhora Kíev sospita que Washington pugui estar exagerant el risc d’una invasió russa per empènyer Ucraïna a fer concessions inacceptables. En aquest context, està en joc la capacitat de decisió dels ucraïnesos per consolidar una democràcia que, als seu torn, pugui inspirar la oposició a Rússia. Però també està en joc que les negociacions entre els EUA i Rússia acabi confirmant la visió de Putin de l’ordre mundial, on les grans potències acorden les seves respectives esferes d’influència. 

Jack Detsch Ukraine Is Betting on Militias to Bleed Russia

L’article revela que el Ministeri de Defensa d’Ucraïna ha començat una discreta planificació per organitzar la resistència popular contra una hipotètica invasió russa. Els projectes de Kíev comprendrien tots els sectors de la societat ucraïnesa, segons un pla compartit amb els militars occidentals al qual ha tingut accés Foreign Policy. L’objectiu dels comandaments de defensa ucraïnesos és fer la vida tan difícil com sigui possible a les forces russes si el Kremlin dóna llum verda a una nova invasió. No obstant això, els funcionaris ucraïnesos també són conscients de les debilitats del seu pla, ja que a les darreres dècades, armar civils a l’atzar ha acabat en desastre. Però per Ucraïna, l’esforç té més a veure amb la voluntat de lluitar que amb la tecnologia o la competència en el camp de batalla. Els preparatius ucraïnesos per a una insurgència sagnant podrien afectar un Kremlin que s’ha tornat més sensible a les baixes arran de les guerres a Txetxènia.

Dmitri Alperovitch How Russia Has Turned Ukraine Into a Cyber-Battlefield

Dimitri Alperovitch adverteix a Foreign Affairs que les ciberoperacions poden permetre a Moscou accedir a informació sobre desplegaments i tàctiques defensives de les tropes ucraïneses, i d’aquesta manera frustrar-ne la resposta militar. A la vegada, Rússia podria utilitzar els atacs cibernètics per desinformar l’exèrcit d’Ucraïna i interrompre les seves operacions atacant les xarxes de comandament i del trànsit aeri, així com les bases de dades dels seus centres logístics. El Kremlin també està en disposició de dur a terme operacions psicològiques per sembrar confusió entre la població ucraïnesa, com ara la difusió de rumors a les xarxes socials, o bé atacs contra la xarxa elèctrica i el sistema financer per tal d’erosionar la capacitat de resistència de la població.

Mark Scott As Ukraine conflict heats up, so too does disinformation

Mark Scott escriu a Politico sobre el creixent ús que el Kremlin està fent de la desinformació a mesura que augmenten les tensions entre Moscou i les capitals europees. De fet, els mitjans de comunicació recolzats pel Kremlin han llançat un flux d’acusacions constant contra Kíev i l’OTAN des que Rússia va annexionar-se Crimea l’any 2014. I enmig de les tensions actuals, els governs occidentals han acusat Moscou d’iniciar una campanya per difondre noves falsedats. Una d’aquestes narracions assenyala la intenció d’Ucraïna i l’OTAN d’utilitzar armes químiques a la república exsoviètica per després poder culpar Rússia dels fets. Un altre dels relats divulgats apunta que Joe Biden estaria promovent i utilitzant el conflicte per augmentar la seva popularitat als Estats Units. Aquests missatges han estat difosos a través de mitjans de comunicació recolzats per Moscou com RT o Sputnik, altres canals estatals, i comptes falsos a les xarxes socials en diversos idiomes occidentals. De fet, no només s’ha observat que els mitjans de comunicació afins a Rússia han captat una atenció significativa entre el públic occidental, sinó que el discurs del Kremlin també ha estat adoptat per mitjans i activistes nord-americans de dretes, que han utilitzat el conflicte a Ucraïna per atacar l’agenda de Biden. 

Alex Smith A Russia-Ukraine War Could Ripple Across Africa and Asia

Atès que Ucraïna és un dels territoris més fèrtils del món, la qüestió de que pot passar amb l’anomenat graner d’Europa ha anat agafant rellevància aquests últims dies. Del blat ucraïnès depenen molts països, i d’entre aquests la majoria pateixen inseguretat alimentària a causa de la inestabilitat o la violència política. El problema s’agreuja quan gran part d’aquesta producció prové de l’est del país, les regions de Donetsk i Luhansk, parcialment ocupades per forces prorrusses. Un atac rus en aquestes zones podria tallar la producció i reduir dràsticament les exportacions als països que en depenen. Amb els preus generalment ja molt elevats, els països que pateixen inseguretat alimentària (com Líbia, Iemen o el Líban) podrien veure agreujada la seva situació. No s’hauria de menysprear aquesta amenaça a la llum d’exemples recents com els provocats per la Primavera Àrab o el conflicte intern al Kazakhstan. L’autor adverteix que s’hauria d’impedir la invasió russa a Ucraïna per tal de reduir els riscos de fam generalitzada als països que necessiten del manteniment d’aquesta cadena de subministrament. Finalment, considera que aquesta amenaça causada per una possible guerra europea hauria  de fer repensar les prioritats d’Occident. S’hauria de posar l’accent en reduir la desigualtat, lluitar contra la corrupció i assegurar la representació política de tothom, sense deixar de banda els reptes que suposa el canvi climàtic.

Prospectiva y posibles escenarios

Politico Will There Be a War Over Ukraine? 13 Putin Watchers Weigh In

La revista Politico ha demanat a diferents experts la seva opinió sobre l’increment de les tensions entre Rússia i Ucraïna. L’article reuneix doncs els punts de vista de 13 experts en assumptes russos amb vistes a intentar saber què s’espera que faci Putin a continuació, si Putin és l’únic responsable de la crisi d’Ucraïna, o quin ha estat el millor moviment de Biden. Pel que fa a la primera pregunta, Lilia Shevtsova, autora de Putin’s Russia (Carnegie Endowment for International Peace, 2005) i membre de Liberal Mission Foundation de Moscou, respon que que el president Putin s’ha convertit en un mestre del suspens. El suspens provoca confusió a Occident, mentre que la guerra podria unir Occident. Fins ara, l’escalada ha funcionat, obligant Occident a buscar una entesa amb el Kremlin. D’altra banda, Andrei Kolesnikov (investigador al Centre Carnegie de Moscou afirma que no creu que Putin mateix sàpiga quin serà el seu proper pas. Altrament, Vinod Menon (professor de relacions internacionals al City College de Nova York) suggereix que, malgrat el pessimisme prevalent, les converses fallides de Ginebra i l’acumulació de tropes russes a la frontera amb Ucraïna, els canals diplomàtics romanen oberts. En canvi, Molly McKew (investigadora del think tank Greatpower), argumenta que Putin continuarà fent xantatge a Occident.

Nicolás Ribas Claves del conflicto ruso-ucraniano: posibles escenarios futuros y propuestas para una desescalada

Amb motiu de l’increment de les tensions entre Rússia i Ucraïna, la revista El salto diario ha demanat el seu parer a diversos especialistes respecte de la crisi i del paper que han de jugar els països que pertanyien al Pacte de Varsòvia i a l’espai postsoviètic: aliança amb l’OTAN, amb Rússia o neutralitat. Així Fernando Arancón afirma que si Rússia s’annexiona Donetsk i Lugansk, dues regions relativament pobres, la comunitat internacional aplicarà sancions molt dures i inclinarà la balança d’Ucraïna cap al costat pro-occidental. Un moviment poc rendible doncs ja que el cost per aconseguir dues regions petites i de poc valor seria immens. Per la seva banda, Pilar Bonet considera que Putin necessita, de cara a les eleccions del 2024, una nova victòria, que podria ser annexionar un tros d’Ucraïna en nom de la reunificació de les terres russes, creant un corredor entre Crimea i el Donbàs. En efecte, després de l’annexió de Crimea, Putin va tenir molt de suport popular a Rússia, un país amb una consciència nacional molt clara que es plega molt bé a les estructures autoritàries. A la vegada, Ucraïna és un país amb moltíssima diversitat i moltes comunitats culturals, però igual que Rússia encara que en menor mesura, en lloc d’integrar-les, retalla els seus drets. En efecte, els Estats febles tenen problemes per acceptar la diversitat i el federalisme i tendeixen cap a un Estat unitari, perquè pensen que així tindran més controlada la situació.  En aquest sentit, les tensions entre comunitats van empitjorar amb dos fets. Primer, la derogació de la llei de 2012, que declarava oficial el rus a les regions on era parlat per més d’un 10% dels habitants. L’any 2014 es va abolir una llei que era força equilibrada i no només els russos, moltes minories es van sentir maltractades, entre elles els hongaresos i els romanesos. Segon, amb l’aprovació al Parlament ucraïnès a l’abril del 2019 d’una llei que convertia l’ucraïnès en l’únic idioma estatal i d’ús obligatori per als funcionaris del Govern.

Financial Times How serious is Vladimir Putin about launching a major Ukraine offensive?

En aquest dossier publicat pel diari Financial Times, es recullen les principals raons que fan pensar en una possible ofensiva de Rússia contra Ucraïna. En primer lloc, l’objectiu principal de la política exterior dels successius governs de Putin ha estat recuperar l’esfera d’influència russa aturant l’expansió de l’OTAN a Ucraïna. De fet, el president rus va publicar el juliol passat un assaig sobre els llaços que uneixen tots dos països, una reescriptura personal de la història que sembla justificar la invasió. Pel que fa al context internacional, Putin pot sentir que ara és el millor moment per atacar: Europa no disposa de poder militar i unitat diplomàtica, i els Estats Units estan distrets amb la Xina i amb diverses qüestions domèstiques. Així mateix, Rússia està més preparada que mai per fer front a les sancions que Occident imposaria en cas d’envair Ucraïna, ja que des del 2014, Moscou ha impulsat una política macroeconòmica molt menys vulnerable als xocs externs. Alhora, cal tenir en compte que tampoc és fàcil per Europa imposar sancions al país del qual importa més del 40 per cent del seu gas. Sobre les capacitats militars, és cert que l’entrenament i el suport prestats per l’OTAN han ajudat a millorar l’exèrcit d’Ucraïna des del 2014, però Rússia se n’ha adonat, i ha respost amb l’acumulació de tropes a la frontera per dissuadir Kíev de recuperar els territoris perduts. En darrer terme, Putin podria respondre a una incursió militar ucraïnesa al Donbas mitjançant atacs aeris, míssils, artilleria pesada i ciberatacs, però sense la necessitat d’una invasió terrestre a gran escala. 

The Economist A war in Ukraine could have global consequences

L’article de The Economist exposa les repercussions que la guerra podria tenir per a totes les parts implicades, Rússia, Ucraïna i Occident. Els russos no només patirien baixes, especialment durant un conflicte de llarga durada, sinó que també ho patirien els ucraïnesos, amb qui molts tenen lligams familiars. Rússia també rebria fortes sancions econòmiques, encara que sobreviuria, almenys a curt termini. El banc central rus disposa de 600.000 milions de dòlars en reserves, més que suficients per anar sortejant les sancions. Però els èxits polítics a Ucraïna podrien veure’s superats fàcilment pels revessos en clau de política interior. D’altra banda, l’OTAN reforçaria les defenses dels seus membres orientals i Suècia i Finlàndia es podrien unir a l’aliança. A més, si el govern de Kíev resistís a la invasió això no faria més que enfortir els seus esforços per unir-se a Occident. La guerra afectaria també els preus de productes bàsics. El petroli, per exemple, ja s’està disparant. Una invasió reeixida d’Ucraïna també marcaria un precedent polític desestabilitzador, ja que altres agressors potencials també en prendrien nota. Així, la probabilitat que la Xina envaeixi Taiwan segurament augmentaria. Davant d’aquesta multiplicitat de riscos, The Economist considera que Occident hauria de respondre de tres maneres: dissuadir, preparar-se per la guerra i continuar dialogant. Envair Ucraïna podria en última causar la caiguda de Putin, ja que si la guerra s’allarga en un conflicte sagnant que empobreixi els russos, la població es convenceria de la necessitat d’un canvi.

Luke Harding & Dan Sabbagh Focused Russian attack on Ukraine seen as more likely than full-scale invasion

L’article revela que segons experts i oficials d’alt rang de Kiev, és improbable que Rússia dugui a terme una invasió a Ucraïna pròximament. Segons l’anterior ministre de defensa ucraïnès, Rússia no ha realitzat actuacions suficients com per pensar que es preparen per una invasió a gran escala. Els analistes amb experiència en Iraq assenyalen que caldrien entre 100 i 200 batallons, i només se n’han detectat 65 prop de la frontera. Altres arguments indiquen que no hi haurà invasió: el subministrament necessari per una operació d’aquesta magnitud seria molt més gran del que Putin hagi intentat fins ara, i la ruta més eficaç passaria per Minsk, arrossegant uns altres 3 milions de civils en el conflicte. La opció més probable d’un hipotètic atac seria combinar una invasió a la regió del Donbas amb ciberatacs sobre infraestructures crítiques. Rússia ha estat contractant i formant mercenaris, amb les mateixes tàctiques amb les que l’exèrcit rus ha estat present en regiones ucraineses donant suport a milícies prorrusses. Donada l’enorme resistència que les forces russes es trobarien en intentar controlar les grans ciutats ucraïneses, un objectiu viable és la ciutat costera de Mariupol, provocant amb la seva captura una crisi política a Kiev. Les dates més probables per dur a terme aquesta operació serien els dies posteriors al 20 de febrer, quan acaben les operacions militars que Rússia fa a Bielorússia. El resultat més probable és un conflicte de baixa intensitat, si es considera que és difícil que Rússia tingui suficients soldats per una operació a gran escala a Ucraïna. 

Fred Kaplan Ukraine: Poutine a-t-il vraiment le doigt sur la gâchette?

Fred Kaplan matisa a la revista Slate les posicions més alarmistes i considera que el més probable és que Putin continuï augmentant la pressió sobre Ucraïna mitjançant ciberatacs o enviant mercenaris a zones controlades pels rebels a les províncies orientals del país, i alhora posi a prova la unitat de l’OTAN amenaçant amb tallar el subministrament d’energia a Alemanya i altres països d’Europa occidental. Pel que fa a un dels principals desencadenants de la crisi –el possible ingrés d’Ucraïna a l’OTAN­– argumenta que és molt poc probable que Ucraïna ho faci a curt o mitjà termini, això si mai acaba sent acceptada. En efecte, fins i tot a principis dels anys noranta, després del col·lapse de la Unió Soviètica i l’allau de sol·licituds d’adhesió a l’OTAN dels antics estats del Pacte de Varsòvia, Ucraïna sempre es va considerar un cas especial. A diferència de Polònia, la República Txeca i Hongria, era part integral de la Unió Soviètica. També es va entendre que atraure Ucraïna a una aliança militar occidental seria una provocació extrema envers Rússia. Finalment, a diferència dels països bàltics (que formaven part de la Unió Soviètica però encara se’ls va permetre unir-se a l’OTAN), Ucraïna no reunia les condicions necessàries per ser-ne membre: un alt grau de democratització, un baix nivell de corrupció, un control civil de l’exèrcit. i la capacitat d’integrar-se amb els exèrcits d’altres països de l’OTAN. Tot i que Ucraïna ha avançat en tots aquests àmbits, encara està lluny de complir els criteris exigits per l’OTAN.

Rafael Poch ¿Ajedrez o parchís?

Estem assistint aquests dies a una escalada de tons perillosa caracteritzada per la insensatesa per part de dues potències nuclears i aquesta escalada ja ha tingut els primers resultats: Biden accepta negociar el no desplegament d’armament estratègic a Ucraïna i que aquest país no entri a la OTAN. L’autor considera que l’estratègia ideal per els EUA seria deixar la tensió amb Rússia a càrrec dels països de l’Europa de l’est, i embarcar-se amb els europeus occidentals en la seva lluita per l’hegemonia contra la Xina. Si Biden imposa unes sancions sense precedents contra els oleoductes russos o exclou Rússia del sistema de pagaments SWIFT, la falta de subministrament del gas a Europa i l’augment del seu preu generarien una enorme crisi dins la UE. També serien objecte de la resposta russa els 310.000 milions que els bancs europeus tenen invertits en empreses russes. Segons l’autor, la millor posició és mantenir a Ucraïna o Geòrgia amb estatus de neutralitat, i mentrestant deixar que l’autocràcia russa provoqui el seu propi fi. Poch creu que la clau de la caiguda de l’autocràcia rau en la seva naturalesa burocràtico-oligàrquica, i afirma que les elits econòmiques russes estan més interessades en la seva pròpia fortuna, i que quan les coses vagin maldades,  s’alinearan amb els interessos econòmics d’Occident. Per concloure, considera que aquesta crisi no va d’Ucraïna, sinó de la reacció occidental al sorgiment de noves potències abans insignificants en l’escenari global.

Felix Light What’s in Vladimir Putin’s playbook?

Felix Light tracta de fer prediccions sobre el que pot ser l’agenda de futur del Kremlin. A falta d’una invasió a gran escala, l’opció més òbvia per a Moscou seria una ofensiva continguda al Donbas, a l’est del país. Les últimes setmanes, els senyals de Moscou han indicat que és probable que el Donbas ocupi un lloc destacat en qualsevol solució a la crisi d’Ucraïna. No obstant això, annexar el Donbas seria un acte de desesperació, un reconeixement que Ucraïna està perduda per sempre i que Moscou ha de salvar allò que pugui. Les demandes del Kremlin a Ucraïna són molt ambicioses: l’anul·lació de l’Euromaidan que va eliminar un govern prorus i la fi de dues dècades de progrés gradual d’Ucraïna cap a l’OTAN i la UE. Sembla poc probable que una incursió russa limitada condueixi a un canvi polític a Kíev, i en canvi sí que incrementaria el sentiment antirus. Això deixa només una opció militar: la guerra a gran escala. S’espera que el secretari d’Estat dels EUA, Anthony Blinken, aviat lliuri respostes per escrit a les demandes de Rússia. Si les respostes no són del gust de Moscou, llavors l’obsessiva necessitat del Kremlin de resoldre la qüestió ucraïnesa d’una vegada per totes podria fer que les coses empitjorin molt ràpidament. 

Andrew Roth et al. Russia-Ukraine crisis: where are Putin’s troops and what are his options?

L’article fa una extensiva contextualització de la crisi i l’autor també explica quina forma podria tenir un atac rus. En el pitjor dels escenaris, les forces russes creuarien la frontera ucraïnesa des de l’est i atacarien des de la Crimea annexada, a més de llançar un assalt amfibi a Odessa amb el suport de soldats russos basats a Transnístria i tropes enviades des de Bielorússia. Les possibles conseqüències econòmiques serien enormes, ja que els Estats Units i els seus aliats prometen sancions sense precedents en cas d’atac. Mentrestant, Rússia encara podria mirar de d’obtenir concessions per part d’Occident mantenint indefinidament les seves tropes a la frontera. Tot i això, els analistes diuen que sense una victòria diplomàtica clara, qualsevol retrocés podria semblar una derrota. Al seu parer, una finestra d’oportunitat potencial per a qualsevol ofensiva a Donbas seria després del 4 de febrer, quan Putin assistirà a la inauguració dels Jocs Olímpics d’Hivern a Beijing i es reunirà amb el president xinès, Xi Jinping. Està previst que els exercicis militars a Bielorússia finalitzin el 20 de febrer, el moment més obvi per a una operació ofensiva. L’article acaba amb una breu explicació de la importància de la finalització del gasoducte Nord Stream 2 de Rússia a Alemanya, el qual, a través del Mar Bàltic, proporciona a ambdues parts una arma econòmica. El gasoducte permetria a Rússia enviar gas a Europa sense passar per Ucraïna, cosa que significa que Moscou podria augmentar la pressió sobre Kíev sense el risc que el govern ucraïnès pugui tallar la ruta de subministrament de gas com a represàlia. Tot i això, l’oleoducte, que s’ha convertit en un dels projectes favorits de Putin, encara no s’ha posat en marxa, i els governs occidentals han indicat que, en cas d’invasió, és possible que això mai no passi. 

Federico Petroni et al. La pressione angloamericana sulla Russia, la Germania delude l’Ucraina

Limes, la revista italiana especialitzada en estudis geopolítics, dedica un dossier a l’increment de les tensions a la frontera oriental de la UE. En aquest context considera que l’anunci dels Estats Units i del Regne Unit de repatriar el seu personal diplomàtic no essencial, les revelacions britàniques sobre un suposat pla de Rússia per instal·lar un govern titella a Ucraïna i l’enviament de tropes i armament nord-americà a la frontera oriental de l’OTAN no són preparatius de guerra, sinó intents de pressionar sobre Rússia, per dissuadir-la d’emprendre qualsevol acció sobre el terreny. Federico Petrono argumenta que els EUA dramatitzen volgudament la situació per tres motius. Primer, per corroborar la seva posició, fins ara massa feble i previsible (excloure l’ús de la força sol ser un favor a l’oponent). En segon lloc, advertir Moscou que té capacitats d’intel·ligència superiors, que li permeten penetrar en els seus secrets. En tercer lloc, assenyalar que amb les seves provocacions a la frontera ucraïnesa Putin s’arrisca a fer realitat l’escenari que vol evitar, és a dir, l’acostament de l’OTAN a les fronteres russes. Paral·lelament, i pel que fa als aliats europeus, l’alt representant de la Unió Europea, Josep Borrell, diu que la UE no té la intenció de retirar personal d’Ucraïna, mentre que el ministeri d’Afers Exteriors alemany nega que s’estiguin fent preparatius per repatriar diplomàtics de la seva ambaixada a Kíev. Alguns països membres de la UE com Dinamarca i Lituània parlen públicament de les sancions que estan preparant amb els Estats Units en cas que Rússia ataqui Ucraïna. Finalment, l’OTAN publicita els modests reforços enviats per alguns membres al flanc oriental, des d’un vaixell espanyol al mar Negre fins als avions danesos i holandesos a Lituània i Bulgària passant per les tropes franceses a Romania. Al seu entendre, això significa que la crisi d’Ucraïna s’està convertint ràpidament en una prova decisiva del lloc de cada país europeu a l’esfera d’influència nord-americana. Al nostre continent s’estan definint blocs cada cop més evidents entre els defensors de la penetració nord-americana a l’est del continent (principalment els països nòrdics i la Gran Bretanya) i els partidaris de la contenció com Alemanya i França. En aquest sentit, el fet que Berlín i el representant de la UE neguin que volen seguir els moviments angloamericans diu molt sobre el total desacord amb Washington sobre aquest dossier. A això s’afegeix un altre afront: la prohibició a Estònia de subministrar a Ucraïna armes importades d’Alemanya. Probablement també són els alemanys els responsables de les vacil·lacions europees sobre les sancions proposades pels Estats Units.

Jean-Vincent Brisset Bruits de bottes russes sur l’Ukraine: petite revue des moyens militaires en présence

Jean-Vincent Brisset, director de recerca a l’Institut de Relations Internationales et Stratégiques, un think tank francès especialitzat en qüestions geopolítiques i estratègiques, analitza a la revista Atlantico destaca que els comandaments de l’exèrcit rus fa uns quants anys que estan involucrats a Síria en operacions sobre el terreny. Rússia dedica al pressupost de defensa uns quaranta mil milions anuals, equivalent al 2,7% del PIB, és a dir deu vegades més del que hi dedica Ucraïna (4.300 milions de dòlars anuals, el 3% del PIB). Per la seva banda, Ucraïna disposa d’un exèrcit de 210.000 homes, dels quals 145.000 són a l’exèrcit de terra. Aquestes xifres s’han de posar en perspectiva en relació als 110.000 combatents russos, ja preparats per a l’enfrontament a la frontera, ja que els 145.000 efectius de l’exèrcit de terra estan repartits pertot el país. Les forces ucraïneses disposen globalment del mateix tipus d’equipament que els russos però més antic i molt menys cuidat. Així les coses, Brisset afirma que el lloc on els russos podrien intervenir sembla ser el Donbass, ja que si les forces russes entressin en aquesta zona, les tropes ucraïneses haurien d’actuar enmig d’una població que els seria relativament hostil. Si els russos volen annexionar el Donbass com van fer a Crimea, ho podrien fer molt ràpidament, i els ucraïnesos poca cosa podrien fer a part accions de guerrilla i sabotatge.

Manuel Manonelles Ucraïna en el context geopolític global

En aquest article l’autor considera que l’origen d’aquesta crisi l’hem d’anar a buscar també a llocs remots. La caiguda de Kabul l’agost passat i el caos que la va envoltar va enviar al món una forta senyal de debilitat nord-americana. Doncs bé, en aquest context el Kremlin ha vist l’oportunitat d’activar una estratègia que és evident que fa temps que prepara. Un “test de resistència” amb tota regla per posar Washington contra les cordes i retornar Europa Oriental al seu “ordre natural” o, més ben dit, l’ordre que Moscou considera que és el “natural” a la zona. Una crisi que també pot tenir repercussions en altres escenaris en funció de com es resolgui la situació a Ucraïna, com ho subratlla Manuel Manonelles a El Nacional. En efecte, no es pot ignorar el fet que la tensió és també creixent als Balcans, i en particular a Bòsnia i Hercegovina, on l’actitud secessionista de Mirolad Dodick, el líder de la República Srpska està duent als límits el delicat equilibri institucional del país, estructura resultant dels acords de pau de Dayton imposats pels Estats Units el 1995. L’altra derivada és la de Taiwan. És important subratllar el fet que la crisi que vivim, amb una tensió que feia temps que no experimentàvem, es dona entre els Estats Units i Rússia, és a dir entre la primera i l’onzena economia mundial. Per tant, què podria passar si es repetís una situació similar entre les dues primeres potències? Entre els Estats Units i la Xina? Perquè aquest és el gran regal que està rebent Beijing de la crisi ucraïnesa, un manual valuosíssim de com respon l’administració Biden, i els seus aliats (si bé ara compten més aviat poc) davant una provocació i la tensió del nivell com la que està exercint Rússia. I d’això tothom n’és conscient, començant per Washington, seguint per totes les capitals europees, passant per Moscou, Beijing i acabant a Taipei. Per això alhora que Estat Units sap que l’opció militar a l’Europa Oriental és un sens sentit, per l’altra sap que no pot demostrar la més mínima debilitat, ja que obriria la porta a un front encara més delicat i greu per l’estabilitat mundial.

Simon Jenkins A measure of autonomy in eastern Ukraine is the only way out of this crisis

Simon Jenkins argumenta que totes les evidències suggereixen que Vladimir Putin vol un règim a Kíev favorable als interessos russos, tal com volien els líders soviètics a Hongria el 1956 i a Txecoslovàquia el 1968, i ara Putin està decidit a oposar-se a l’aparició de possibles societats liberals i d’orientació occidental a Bielorússia i Ucraïna. La realitat és que Occident va apostar calculadament per expandir l’OTAN als anys noranta quan L’OTAN tenia la Rússia postsoviètica a terra i simplement no va poder resistir l’oportunitat d’intentar rematar un país que estava en descomposició. La manera com l’OTAN va tractar Rússia gairebé garantia que tard o d’hora que hi hauria un reflex de revenja. En efecte, els intents inicials de Boris Eltsin d’associar-se amb l’OTAN van ser rebutjat i la possibilitat d’una associació amb la UE va ser ridiculitzada. Ara doncs, el president insisteix que vol que s’apliqui l’acord de Minsk II de 2015 mitjançant el qual es garantia l’autonomia per al Donbas, la fi de l’expansionisme de l’OTAN, la retirada russa i el restabliment de la frontera d’Ucraïna. Tot i que des de llavors les successives administracions nord-americanes han reconegut que Minsk II era l’única sortida viable al conflicte, no s’han fet prou esforços diplomàtics per aplicar-lo. A més, l’acord ha estat bloquejat en gran part per un règim de Kíev que fa temps que tem el sentiment prorus del Donbas i s’ha resistit a fer efectiu el seu govern autònom.

Natalia Shkurenok Why aren’t more Russians protesting war in Ukraine?

L’autora lamenta que la societat civil russa amb prou feines reaccioni davant la probabilitat d’una guerra que només depèn de la voluntat del Kremlin. En canvi, el 2014, els russos van organitzar manifestacions contra el conflicte armat al Donbas i l’annexió de Crimea. Tot i això, el tema de la participació de Rússia al Donbas ha desaparegut de l’agenda pública en els últims anys. Natalia Shkurenok entrevista Sergei Davidis, sociòleg, advocat i membre de la junta directiva de la Memorial Human Rights Society, que explica les reticències de la societat russa a involucrar-se en contra de la guerra a Ucraïna. Davidis sosté que primer, l’aparell repressiu de Rússia ha pressionat encara més a la societat. Tant l’escala com la crueltat de les repressions contra els manifestants i els activistes han augmentat. En segon lloc, les restriccions anti-COVID a les reunions públiques també han jugat un paper important. Tot i això, el factor més important és que la gent surt al carrer perquè no vol sentir vergonya, no perquè espera que les autoritats els escoltin. I atès que cada vegada són més els russos que no veuen cap oportunitat per exercir una influència real sobre les autoritats, no surten al carrer. A més, la comunicació s’ha tornat més difícil, i per això la planificació és gairebé impossible sense tenir repercussions legals. Per consegüent, fins i tot si les persones estan en contra de la guerra, no protesten públicament.

La posición de China en el conflicto

Xavier Mas de Xaxàs L'aliança entre la Xina i Rússia amenaça l'economia i la seguretat d'Europa

Si fa uns anys, l’aliança entre la Xina i Rússia semblava antinatural, avui és la principal amenaça a la qual s’enfronten els Estats Units i la Unió Europea. Aquesta unió d’interessos, va ser precipitada per les sancions econòmiques imposades a Rússia arran de l’annexió de Crimea el 2014. Des d’aleshores, el pes d’Europa a l’economia i les finances russes ha baixa i el de la Xina ha augmentat, i fins i tot el gas rus, que com ja hem dit tant necessiten les indústries i els consumidors europeus, depèn cada vegada més del que digui Pequín. Per exemple, el gasoducte que subministra el gas a Europa des de la península de Yamal, a Sibèria occidental funciona en sentit invers des del 21 de desembre: el gas surt d’Alemanya de tornada a Rússia, una estratègia comercial que utilitza Gazprom per manipular els preus de l’energia a Europa. Dels mateixos jaciments de Yamal es preveu que surti el gas que Rússia subministrarà a la Xina a través de Mongòlia. Gazprom assumirà el cost d’aquestes noves infraestructures perquè calcula que suposarà un negoci de 400.000 milions de dòlars durant els propers 30 anys. Així doncs, d’aquí tres anys, la Xina serà el principal consumidor de gas rus, davant d’Alemanya, i si bé Europa continuarà sent durant els propers anys el principal soci comercial i financer de Rússia, el seu pes econòmic no cessa de recular, ja que cauen tant les inversions com el pes de les empreses europees al comerç exterior de Rússia, un lloc que ara es disposa a ocupar la Xina. Per exemple, la Xina representava el 2013 el 10,5% del comerç exterior rus. Mentre que al 2020 havia doblat gairebé aquest percentatge fins al 18,3% i ha continuat guanyant terreny des de llavors. Europa ha passat al mateix període del 49,4% al 38,5%. D’altra banda, Rússia també és el país del món que més crèdits ha rebut de la Xina.

Thomas Graham Jr. As Putin Lines Ukraine Border with Russian Troops, Is There a China Factor?

L’autor considera que els presidents Putin i Xi Jinping han demostrat estar en sintonia malgrat alguns desacords en determinats temes. La possibilitat d’un doble atac, de Rússia contra Ucraïna i de Xina contra Taiwan, ha despertat la inquietud dels EUA. La intel·ligència nord-americana ha comptabilitzat uns 100.000 soldats russos a la frontera amb Ucraïna, a més del suport de 35.000 milicians prorussos. També afirma que les inacceptables demandes russes no tenen tant a veure amb impedir l’accés d’Ucraïna a l’OTAN, sinó amb recuperar l’hegemonia del període soviètic. L’argument que l’OTAN amenaça la seguretat russa no té sentit en tant que l’OTAN és només una organització defensiva, i que atès que Ucraïna no n’és membre, no intervindria per atacar Rússia. Mentrestant, Putin ha expressat a Xi Jinping la voluntat de complementar accions que salvaguardin els interessos de seguretat dels dos països. Ambdós països pretenen aprofitar la feble posició nord-americana després d’abandonar Afganistan per pressionar els EUA. Per la seva banda, Joe Biden i el secretari d’Estat Anthony Blinken han estat preparant la ciutadania nord-americana de cara a les possibles mesures que caldria aprovar en cas d’invasió russa, argumentant que l’actual crisi és un problema que va més enllà d’Ucraïna, ja que amenaça els principis de sobirania nacional i integritat territorial que han perdurat des del final de la Segona Guerra Mundial.

Chris Miller How will China respond to the Russia-Ukraine crisis?

En un estudi del Foreign Policy Research Institute, Chris Miller avalua la potencial resposta de la Xina a una escalada militar russa contra Ucraïna, i assenyala que en els darrers anys Pequín i Moscou han intensificat les seves relacions i, actualment, la Xina es troba profundament lligada a Rússia pel que fa al comerç i, en menor mesura, les finances. Es calcula que d’aquí tres anys, la Xina serà el principal consumidor de gas rus, davant d’Alemanya, i si bé Europa continuarà sent durant els propers anys el principal soci comercial i financer de Rússia, el seu pes econòmic no cessa de recular, ja que cauen tant les inversions com el pes de les empreses europees al comerç exterior de Rússia, un lloc que ara es disposa a ocupar la Xina. Per exemple, la Xina representava el 2013 el 10,5% del comerç exterior rus. Mentre que al 2020 havia doblat gairebé aquest percentatge fins al 18,3% i ha continuat guanyant terreny des de llavors. Europa ha passat al mateix període del 49,4% al 38,5%. D’altra banda, Rússia també és el país del món que més crèdits ha rebut de la Xina.

Nicolas Lecaussin Face au rapprochement sino-ukrainien, les Européens doivent réagir

Nicolas Lecaussin, director de Institut d’Investigació Econòmica i Fiscal de França alerta des de les pàgines de Le Figaro dels vincles entre Ucraïna i la Xina en el marc de les tensions actuals. En efecte, apunta que Xina és ara, per davant de Rússia, el principal soci comercial d’Ucraïna, amb el 14,4% de les seves importacions i el 15,3% de les seves exportacions. Aquest enfortiment dels llaços econòmics és especialment en l’àmbit de l’agricultura, amb una Xina que busca assegurar un subministrament que cobreixi les seves creixents necessitats. Així, les dades del govern ucraïnès mostren que les exportacions de blat de moro cap a Xina van augmentar fins als 7,34 milions de tones per al període d’octubre-abril de 2020 mentre que només van ser de 5,5 milions per tot l’any anterior. Així doncs, aquests importants vincles econòmics podrien posar Ucraïna en una situació delicada, obligant-la a alinear-se amb les posicions de política exterior del gegant asiàtic, ja que en cas contrari podria estar exposada a sancions econòmiques. D’altra banda, Putin veu amb bon ull l’acostament sino-ucraïnès, que avala encara més l’allunyament de Kíev d’Europa i Occident. Per a Ucraïna, deixar que la Xina acapari el seu mercat i la converteixi en un soci comercial important significa garantir el suport de les autoritats xineses durant les negociacions multilaterals i en cas de conflicte.

Ismael Arana China se alinea por primera vez con las demandas de Moscú en Ucrania

Després de setmanes sense mostrar oficialment preferència per cap de les dues parts, la Xina va trencar fa pocs dies una llança a favor de Rússia al contenciós sobre Ucraïna en instar els Estats Units a prendre amb serietat i donar solució a les “legítimes preocupacions de seguretat” de Moscou a la zona. El ministre d’Exteriors xinès, Wang Yi, també va afirmar que “No es pot garantir la seguretat regional amb expandir un bloc militar. Han de deixar de banda la mentalitat de guerra freda”. La postura xinesa reflecteix la proximitat de les posicions que mantenen Pequín i Moscou, ja sigui a nivell econòmic, diplomàtic, tecnològic o de seguretat. Antics rivals durant la major part de la segona meitat del segle XX, l’acostament dels darrers anys s’ha vist propiciat pels enfrontaments respectius amb Washington i l’afinitat personal que impera entre els seus líders, Vladímir Putin i Xi Jinping. Així mateix, Wang va instar Washington a “deixar de jugar amb foc” amb Taiwan, que no segueixi fomentant la creació de grups “anti-Xina” i que “deixi d’interferir” a la imminent cita olímpica, que Pequín pretén utilitzar com a aparador mundial per exhibir-ne el desenvolupament econòmic i la gestió de la crisi del coronavirus.

La Unión Europea como actor secundario en el escenario global

Matthew Karnitschnig Ukraine: The West’s worst fears

Després d’acumular més de 100.000 soldats i equipament militar al llarg de la frontera d’Ucraïna en punts estratègics des de Bielorússia fins a Crimea, Putin ha posat Rússia en condicions d’atacar i ocupar el seu veí del sud en poques setmanes. L’article es planteja quin és l’objectiu final de Putin per a qui la pèrdua de l’imperi soviètic ha estat “la catàstrofe geopolítica més gran del segle”. Molts observadors consideren que el seu objectiu és revertir aquesta història, en la mesura que sigui possible, tornant Ucraïna al giró rus, un objectiu que ja ha aconseguit amb Bielorússia. Un camí així eliminaria la possibilitat que Ucraïna pogués unir-se a la UE o a l’OTAN, cosa que Putin considera una amenaça per al seu propi control del poder, i restabliria un amortidor important entre Rússia pròpiament dita i l’aliança occidental. Així les coses, el president dels Estats Units Joe Biden i molts aliats de l’OTAN creuen que algun tipus de conflicte armat és inevitable. Els escenaris van des de l’establiment d’un pont terrestre a Crimea fins a una ocupació de tota Ucraïna. Molts consideren la primera opció inadequada perquè Putin assoleixi el seu objectiu de controlar el futur polític d’Ucraïna i la segona massa complicada a llarg termini. L’autor de l’article ha consultat analistes militars i funcionaris de defensa a banda i banda de l’Atlàntic, i tot i que no estan d’acord en molts dels detalls, hi ha consens que l’escenari ideal de Putin seria una Ucraïna dividida que li deixés el control del país a l’est del riu Dniéper, que flueix aproximadament pel mig d’Ucraïna, des de la frontera bielorusa fins al Mar Negre. Finalment, una altra font de preocupació és que la Xina podria utilitzar una crisi a Ucraïna per intentar prendre Taiwan per la força, un pas que portaria el món a una crisi encara més profunda.

Mira Milosevich-Juaristi Rusia y el orden de seguridad europeo: del descontento pasivo al revisionismo activo

Amb les tropes desplegades al llarg de la frontera oriental d’Ucraïna, el Kremlin no només pretén desactivar la cada dia més intensa relació entre Kíev i l’Occident, sinó també soscavar l’ordre de seguretat europeu creat després de la Guerra Freda. En aquest sentit, Mira Milosevich-Jurasti destaca en aquesta publicació del Real Instituto Elcano tres causes que expliquen l’evolució de la postura russa del descontentament passiu al revisionisme actiu: Primerament, Rússia ha passat de ser al centre del seu propi bloc geopolític a la perifèria del bloc creat pels seus rivals, la qual cosa ha portat a Moscou a percebre com il·legítima l’OTAN i les regles que actualment regeixen la seguretat a Europa. En segon lloc, la recuperació econòmica de Rússia des de l’arribada al poder de Putin s’ha traduït en l’ambició de recuperar l’estatus de gran potència. Finalment, Ucraïna ha esdevingut la darrera aposta pel president rus després de cinc onades d’ampliació de l’OTAN. Davant l’amenaça, Occident no ha de cedir a la pressió russa i s’ha de preparar per una llarga confrontació en què caldrà credibilitat militar i la Unió Europea haurà de tenir un paper destacat. Fins ara, la UE ha quedat estat exclosa de les reunions entre Rússia i els EUA, tant en el format bilateral com multilateral. 

Pascal Boniface Europa no está en la mesa

Pascal Boniface, director de l’Institut de Relacions Internacionals i Estratègiques, assenyala que amb l’increment de la pressió sobre Ucraïna, Putin ha aconseguit tornar a ser un interlocutor imprescindible per a Biden, cosa que és una circumstància relativament inesperada atès el pes respectiu dels dos països en el pla estratègic, econòmic i militar. Al final, tornem al món bipolar on els assumptes europeus es gestionaven directament entre Moscou i Washington. En aquest cas, Rússia i els Estats Units parlen d’Europa sense que els europeus siguin presents. Què guanyen russos i nord-americans obrant així? Per als russos, és un reconeixement d’una posició que no tenen. Putin pot aparèixer com un gegant geopolític, una cosa per a la qual cosa no disposa en absolut de mitjans, però per a això no li falta voluntat. Ja és percebut com a tal. Per descomptat, no obtindrà el que demana. No hi haurà compromís formal per part dels Estats Units de no acceptar Ucraïna a l’OTAN. Tampoc no hi haurà compromís formal de retirar les tropes nord-americanes de l’est europeu”. No obstant això, sigui com sigui, Putin haurà obtingut trobar-se de nou al cor de l’actualitat estratègica. Per part nord-americana, Biden apareix de nou com a cap de files del món occidental, i els Estats Units intenta tancar files. Els europeus rondinen, però al final sembla que acaben acceptant la situació. I, després de la desbandada de Kabul, que ha erosionat la credibilitat nord-americana, els Estats Units s’imposa com a únic interlocutor capaç d’enfrontar-se a Rússia i, per tant, de protegir els països europeus de l’amenaça militar que, segons perceben, planeja Rússia sobre ells. Els perdedors són els absents. Els europeus es queixen de no ser-hi, però havien rebutjat la proposta d’Alemanya i França de celebrar una cimera amb els russos. No van voler concedir aquesta victòria a Putin, que ha acabat per obtenir una victòria encara més important negociant directament amb els Estats Units. Ucraïna també surt perdent, ja que se’n parla sense que sigui present. Constatem, doncs, que Putin ja no considera els europeus com a interlocutors seriosos. Es dirigeix ​​directament als Estats Units, obviant els europeus. En definitiva, la crisi demostra que és realment necessari treballar a l’autonomia estratègica europea per defensar els interessos europeus. Alguns països europeus ja hi estan disposats, d’altres, no. Cal treballar amb els qui ho estan per no convertir-nos en testimonis passius de la nostra pròpia història.

Christoph von Marschall Die Eskalation um die Ukraine erhöht den Druck auf die Ampel

En aquest article publicat pel diari alemany Tagesspiegel, Christoph von Marschall analitza com el posicionament d’Alemanya davant l’escalada de tensió a Ucraïna està fent augmentar la pressió d’Occident sobre el nou govern federal. Mentre que els socis de l’OTAN estan reaccionant amb duresa a les amenaces de Putin i subministrant armes a Ucraïna, Berlín continua apostant per la distensió. El govern federal rebutja contribuir a l’escalada, i també vol evitar que la por a la guerra s’apoderi de la societat i paralitzi l’economia. Alemanya proporcionarà un hospital de campanya a Ucraïna, però la seva negativa a enviar armament i equips de protecció ha suscitat crítiques a nivell domèstic i internacional. Des de Europa de l’Est, s’ha qualificat aquesta política de contenció com egoisme disfressat de noblesa, i el ministre d’Afers Exteriors ucraïnès ha denunciat que, d’aquesta manera, Alemanya estigui soscavant la cohesió i animant a Putin. 

Patrick Wintour hy are Germany and France at odds with the Anglosphere over how to handle Russia?

La crisi d’Ucraïna ha fet reaparèixer les discrepàncies entre els socis de l’OTAN sobre la millor manera d’evitar que Rússia esdevingui una força hostil per Occident. Alemanya i, en menor mesura, França difereixen dels Estats Units i el Regne Unit, en la resposta a una futura agressió russa, així com en la imminència de l’amenaça. En aquest context, Patrick Wintour analitza a The Guardian els orígens de dues interpretacions diferents que han dominat la política occidental després de la guerra freda. Si bé és cert que les postures de Berlín, Washington, Londres i París s’han anat transformant amb el pas dels anys, l’actor central en les relacions d’Europa amb Rússia ha estat sempre Alemanya. Aquesta relació germano-russa ha estat modelada per dos factors nascuts a la dècada de 1970. D’una banda, l’Ospolitik del canceller socialdemòcrata Willy Brandt, que va acostar Alemanya a la Unió Soviètica posant l’èmfasi en els interessos compartits. D’altra banda, un acord de dependència mútua va permetre l’intercanvi de gas natural soviètic per gasoductes i acer alemany.

Henrik Larsen Forget NATO, Ukraine must refocus on the EU

El debat a Occident està focalitzat en el dret d’Ucraïna a integrar-se en la OTAN, i en la resposta militar que es podria desencadenar des de Rússia. Tot i això, el que no està al centre de la discussió és la integració econòmica d’Ucraïna a la UE. Rússia no ha demostrat especial interès en que Ucraïna abandoni l’acord d’associació amb la UE que va desencadenar l’Euromaidan el 2014. Encara que les exportacions cap a la UE i la resta del món han crescut, l’economia ucraïnesa encara no ha recuperat els nivells anteriors a Maidan. L’autor considera que al centre d’aquest problema rauen problemes com la incapacitat de combatre la corrupció al més alt nivell, el fracàs en acabar amb els monopolis o l’enorme poder que ostenten els oligarques. Malgrat que la pressió russa ha suposat un gran repte els últims anys, el principal problema és que el govern ucraïnès és incapaç de ser eficaç en el front intern. El president Zelenskiy sembla més preocupat en perseguir judicialment l’anterior president Petro Poroshenko que en centrar-se en els problemes que pateix la societat ucraïnesa. En resum, la prioritat d’Ucraïna hauria de ser superar els seus propis problemes estructurals i no incorporar-se a l’OTAN.

Las consecuencias económicas

Eva Hartog Putin gambles Russia’s economy over Ukraine

L’article assenyala que la retòrica bel·licista del Kremlin suggereix que està disposat a sacrificar l’economia a l’altar de l’ambició de Putin de redissenyar la infraestructura de seguretat vigent des del final de la Guerra Freda, acumulant tropes a la frontera d’Ucraïna i arriscant-se a la guerra. L’autora considera que hi ha raons per les quals el càlcul podria tenir sentit, almenys de moment. Malgrat anys de sancions i una pandèmia, l’economia de Rússia està més ben equipada que moltes altres per sobreviure a una crisi, a la vegada que Putin poc ha de témer d’una oposició política silenciada. La política exterior és més important per a Putin que les conseqüències econòmiques, i si a les democràcies, aquestes decisions tenen un preu polític, a Rússia, Putin no té por de la insatisfacció pública. S’ha suprimit l’oposició, i creu que la propaganda i la censura evitaran que la gent sàpiga la veritat de com estan les coses. D’altra banda, Rússia ja està avesada a aquest tipus de situació. Després que el país annexionés Crimea el 2014, Occident va colpejar Rússia amb sancions, fent que el ruble caigués en picat. A més de les sancions, la fluctuació dels preus del petroli i la pandèmia de COVID-19 han comportat que el ruble acabés de recuperar-se. Les conseqüències econòmiques van fer trontollar l’argument estrella de Putin que garantia millors condicions de vida fins i tot si es reduïen les llibertats polítiques. Ara, Rússia està més ben preparada financerament que al 2014 per resistir als cops econòmics externs. Els preus del petroli són alts, la situació macroeconòmica de Rússia és bona i el pressupost està equilibrat. A més, Rússia té un fons sobirà de gairebé 200.000 milions de dòlars, que podria aprofitar per ajudar a estabilitzar l’economia. Finalment, tot i que es disparés la inflació, cal tenir en compte que Rússia té un avantatge enorme sobre molts altres països: si apuja els tipus d’interès no tindrà problemes per pagar el seu deute sobirà.

The Economist How will Europe cope if Russia cuts off its gas?

L’article planteja què passa si Vladímir Putin torna a envair Ucraïna, els països occidentals imposen sancions a Rússia i Putin respon tancant tots els gasoductes que porten gas a Occident? L’opinió generalitzada ha estat durant molt de temps que una interrupció total del flux de gas procedent de Rússia (que representa al voltant del terç del gas que es consumeix a Europa) era impensable. Tot i això, ara un tall del subministrament ha deixat de ser impensable. Es calcula que una interrupció total del gas canalitzat cap a Europa costaria a Gazprom entre 203 i 228 milions de dòlars diaris en pèrdua d’ingressos. Si aquest embargament durés tres mesos (la influència de Putin s’esvaeix a la primavera, quan la demanda de gas cau al 60% de la del gener), les vendes perdudes pujarien a uns 20.000 milions de dòlars. Unes pèrdues de tal magnitud haurien estat devastadores per a la desmanegada economia soviètica, que depenia en gran mesura de les divises fortes obtingudes per la venda de gas a Occident. Tot i això, Rússia disposa avui al seu banc central de reserves per valor d’uns 600.000 milions de dòlars i podria suportar amb facilitat aquest cop. Si Rússia esgrimeix l’arma del gas, ¿en quina mesura sortirà perjudicat Occident? Si la interrupció es limités al gas que passa per Ucraïna, com el 2009, la resta d’Europa se les arreglaria bé. Però què passaria en un escenari catastròfic on Putin tallés tot el gas a Europa? No seria sorprenent que es produís alguna disrupció immediata. Dels grans països europeus, el més vulnerable és Alemanya. A causa de la seva política climàtica de retirar les centrals de carbó i la precipitada decisió presa després del desastre de Fukushima de tancar anticipadament les centrals nuclears, depèn del gas natural més del necessari. És el consumidor de gas més gran d’Europa i és responsable d’aproximadament una quarta part del consum total d’energia; i Rússia subministra més de la meitat de les importacions de gas.

Jillian Ambrose Energy crisis: where could Europe’s gas come from if Russia cuts exports?

Les tensions entre Rússia i Ucraïna han generat inquietud al voltant de la crisi de subministrament de gas a Europa. Tenint en compte que Rússia n’és el principal proveïdor de gas, només l’acord anunciat per la administració Biden per assegurar el subministrament de gas a Europa podria evitar que els ciutadans europeus acabin pagant l’elevat preu de la crisi. Aquest acord inclouria importar el gas des de Qatar, un dels principals productors mundials d’aquesta font d’energia. L’escala que prendria la crisi dependria de com evolucioni la tensió entre Rússia i Ucraïna, però alguns experts assenyalen que és difícil que Rússia tallés tot el gas que travessa Ucraïna o Bielorússia. La crisi de gas global va començar amb la depressió econòmica que ha afectat molts països a causa de la pandèmia de COVID-19, i això implica que no queda massa gas per adquirir. Els EUA han afirmat que estan encarant negociacions amb diversos països i companyies, de manera que no necessitarien pressionar cap actor per augmentar ostensiblement la seva producció de gas. Els exemples històrics en el subministrament de recursos energètics s’han succeït amb el petroli com a protagonista, no amb el gas. En el cas del gas, en absència d’un sistema de coordinació com la OPEP, la cooperació a nivell global és més escassa i dificulta poder fer front a aquesta problemàtica. 

The Economist Commodities traders brace for a war in Ukraine

Si Rússia envaís Ucraïna, el major impacte se sentiria primer als mercats de gas europeus. El potencial de disrupció deriva de l’enorme importància de Rússia per als mercats de primeres matèries. El pitjor dels casos seria que es tallés el flux d’aquestes primeres matèries vitals a mesura que augmentin les tensions. Això podria passar perquè les exportacions russes, o la infraestructura de pagaments necessària per facilitar-les, es veurien afectades per les sancions occidentals. Alternativament, Rússia podria decidir aturar algunes exportacions, especialment de gas, en un intent d’intimidar els seus oponents; de fet, la simple inquietud ja ha fet pujar els preus. A més, la demanda de petroli torna als nivells previs a la pandèmia, fins i tot quan l’oferta ha trigat a augmentar. El resultat és que la capacitat global de producció de recanvis està caient a nivells precàriament baixos. La capacitat sobrant per a molts metalls també és limitada. Mentre les tensions es mantinguin altes, el paper central de l’energia a l’economia significa que els augments de preus s’estendran a altres mercats, fins i tot si finalment no s’implementen sancions. D’altra banda, si les tensions es resolen, és possible imaginar que els mercats es calmin una mica.

Bernardo de Miguel El cerco de Putin condena a Ucrania a otro rescate financiero internacional

Bernardo de Miguel adverteix des de les pàgines de El País que Putin ja ha aconseguit desestabilitzar l’economia del país veí i ha obligat el Govern ucraïnès a demanar ajuda financera internacional. El vicepresident econòmic de la Comissió Europea, Valdis Dombrovskis ha promès un paquet d’ajuda de fins a 1.400 milions d’euros. Amb tot, Ucraïna podria necessitar una ajuda més important, d’almenys 4.000 milions d’euros per estabilitzar la seva economia i afrontar pagaments de més de 13.000 milions d’euros pel seu deute. L’economia ucraïnesa ja estava en una situació complicada des que la pandèmia va posar fi a quatre anys consecutius de creixement. La Unió Europea va aprovar el maig de 2020 un programa d’assistència macrofinancera dotat amb 1.200 milions d’euros, i el Fons Monetari Internacional va estendre una línia ja en marxa que va passar de 5.500 milions de dòlars a 10.000 milions. Ara la greu crisi de seguretat provocada pel Kremlin ha esvaït les possibilitats de recuperació econòmica, espantat els inversors internacionals i disparat la prima de risc. A més, Moscou també ha disminuït el subministrament de gas cap a Europa a través del gasoducte que travessa el territori ucraïnès, la qual cosa deixa Kíev sense les milionàries comissions que abona la companyia russa Gazprom per aquest trànsit (l’FMI calcula que Ucraïna ingressava uns 2.500 milions de dòlars anuals per aquest concepte).

Apuntes históricos y culturales

Hans Kribbe Le pari de Poutine sur l’histoire

Hans Kribbe analitza la situació actual en un context que al seu entendre ja és en si mateix una victòria russa i afirma que el moviment del Kremlin per renovar l’arquitectura de seguretat d’Europa arriba en un bon moment per a Rússia. Per contra, el moment és molt dolent per a Ucraïna i Europa de l’Est. Desafiats per la Xina al Pacífic, els Estats Units estan menys involucrats en la seguretat europea que en cap altre moment des de 1945. L’aposta del Kremlin per la història és senzilla. Si els Estats Units es veuen obligats a escollir entre els seus interessos estratègics a Europa i al Pacífic, afavoriran aquest últim aspecte de la qüestió i deixaran a Rússia el marge de maniobra que busca per recuperar territoris del que considera el seu “estranger proper”. Kribbe també planteja què passarà si Xi, que sens dubte segueix amb interès els esdeveniments, decideix que és el moment adequat per enfrontar-se a Taiwan i si al mateix l’Iran veu una oportunitat per avançar en les seves ambicions nuclears…

Carmen Claudín A New Yalta, Putin’s obsession

Carmen Claudín afirma a la revista del CIDOB que la frontera oriental europea —les exrepúbliques soviètiques, convertides en nous estats independents— constitueix, per al Kremlin, el cinturó de seguretat, l’esfera d’interès vital, allà on es juga la subsistència mateixa de l’Estat rus i on rau el nucli de la qüestió de l’arquitectura de seguretat europea. En efecte, Rússia es considera l’única legitimada per actuar en aquesta àrea mentre les repúbliques exsoviètiques —és a dir, uns 70 milions de persones— no poden decidir deslliurar-se de la condició geopolítica postcolonial que els imposa el Kremlin. Ara Moscou exigeix ​​garanties jurídiques de no expansió de l’OTAN cap a l’Est, seguint un raonament que entronca amb el repartiment en esferes d’influència, subscrit a Ialta el 1945 entre la Unió Soviètica, el Regne Unit i els Estats Units. En aquest referent històric està arrelada la lògica de la política actual del president rus. L’obsessió de Stalin era fer acceptar a Churchill i Roosevelt les fronteres soviètiques establertes pel repartiment acordat amb l’Alemanya nazi en els protocols secrets del pacte germano-soviètic. I, com Stalin aleshores, Putin vol el mateix. Si l’obsessió de Stalin se centrava a Polònia per a Putin ara és Ucraïna. Per això, a Ucraïna va començar tot, com va declarar Putin el juny de 2021 al setmanari alemany Die Zeit, en un article commemoratiu del començament de la Gram Guerra Patriòtica, on desenvolupa la tesi segons la qual Rússia i Ucraïna són un mateix poble, invocant arguments essencialistes com si fossin dades objectives.

Joshua Yaffa The Historical Dispute Behind Russia’s Threat to Invade Ukraine

Joshua Yaffa exposa a The New Yorker la disputa històrica que explica l’amenaça russa d’envair Ucraïna. Mentre que Putin sosté que els Estats Units es van comprometre a no expandir l’OTAN més enllà d’Alemanya després de la caiguda del mur de Berlín, Washington reivindica una interpretació diferent de la història i nega que això succeís. La veritat, però, sembla estar en algun punt intermedi. Per fer efectiva la reunificació alemanya l’any 1990, Occident necessitava el consentiment de Moscou. Per això, els Estats Units van plantejar al Kremlin que la jurisdicció de l’OTAN no es desplaçaria ni una polzada cap a l’est. Entenent que si no es podien desplegar tropes estrangeres a l’antiga RDA tampoc ho podrien fer més a l’est, la Rússia de Ieltsin va signar un acord amb l’OTAN el 1997 per incloure a l’aliança els països d’Europa central i oriental i els països bàltics. Occident considera aquestes fites assentades i immutables, ja que el paper que l’OTAN podia jugar en una Alemanya reunificada, no tenia res a veure amb altres països de l’Est d’Europa. Putin, però, exigeix a l’aliança que no desplegui tropes i armament als països que van adherir-s’hi després del 1997, al·legant que només està rectificant una injustícia geopolítica. 

David Pimenta Rússia e Ucrânia – uma questão de identidade

David Pimenta subratlla al diari portuguès Público que la fi de la Unió Soviètica va marcar l’inici d’un període en què diversos estats van iniciar la construcció de noves narratives en el context de la construcció i/o consolidació d’una identitat nacional. En aquest sentit, el regne primordial de Kíev va arribar a ser disputat per Rússia i Ucraïna com a exclusiu d’una o altra narrativa: per al nacionalisme rus, el regne és una part integral de la història russa; per al nacionalisme ucraïnès, és el primer estat ucraïnès independent que es va formar abans de l’existència de la mateixa Rússia. Per consegüent, a més de les evidents raons geopolítiques i geoeconòmiques, el conflicte entre Rússia i Ucraïna és també una guerra de relats vinculats a les identitats nacionals que, com altres conflictes europeus, tenen el seu origen a l’Edat Mitjana. Per consegüent, la resolució de la crisi entre ambdós països també requereix un coneixement profund i una sensibilitat especial respecte de les narratives identitàries en conflicte. Així doncs, les negociacions diplomàtiques no s’han de limitar a les qüestions de l’àrea d’influència de l’OTAN o al control del gas natural. La mitigació efectiva del conflicte entre Rússia i Ucraïna passa per portar a la taula de negociacions la comprensió del conflicte d’identitat de les dues nacions, conscients que per construir el futur cal entendre el passat.

The Economist Why Russia has never accepted Ukrainian independence

The Economist dedica un llarg article sobre les relacions entre Rússia i Ucraïna des del col·lapse de la Unió Soviètic amb vistes a explicar els orígens de la crisi actual. Argumenta que per a Putin, la situació s’ha convertit en la inversa de la que Rússia enfrontava fa 30 anys. Aleshores, una Ucraïna lliure i independent —i, en menor mesura, Bielorússia— eren una condició necessària per al que Rússia pretenia esdevenir. Ara, aquesta llibertat constituiria una afronta intolerable perquè Rússia es mantingui com està. Al mateix temps, però, les seves lluites alimenten la necessitat d’enemics del senyor Putin. La “realitat geopolítica” de la gran potència de Rússia, tal com es ven al poble, s’ha convertit en la d’una fortalesa assetjada. Amèrica és l’enemic en cap; Ucraïna, i aquells dins de Bielorússia i la mateixa Rússia que tenen aspiracions com les vistes en la “revolució de la dignitat”, són els seus lacais, encara més menyspreables per trair els seus parents. Els mitjans de propaganda russos demanen la guerra. Però això no vol dir que el senyor Putin tingui previst prendre un territori nou. Mai ha reclamat la part occidental del país. Probablement és conscient que ara hi ha prou patriotes ucraïnesos per lluitar contra l’ocupació russa al centre i fins i tot a l’est d’Ucraïna, i que l’exèrcit que ha agrupat a la frontera demostraria ser menys bo en l’ocupació que en la invasió. Però encara necessita conflicte i subordinació. Si no es molesta, una Ucraïna lliure reobre l’amenaça existencial d’una alternativa a l’imperi. A diferència dels ucraïnesos i bielorussos, els russos no poden separar-se de Rússia, així que han de canviar-ho des de dins. No poden fer-ho en un refugi de bosc, o amb unes quantes trucades telefòniques. Però només amb aquest canvi es convertiran realment en independents de la Unió Soviètica.

... Y también recomendamos

Paul Taylor Good work, Volodya! Putin resurrects NATO

The Washington Post On sanctions against Russia, the West’s best policy is to keep its powder dry

José Pedro Teixeira Fernandes Rússia, NATO ou neutralidade? As alternativas para a Ucrânia

Julien Théron Ukraine: how an armed conflict could play out

Domenico Gallo Ucraina, chi soffia sul fuoco

Mike Eckel The West Sounds The Alarm On Russia. Ukraine Sends A Different Message: Keep Calm And Carry On

Michael Schuman China Is Watching Ukraine With a Lot of Interest

Luiza Bialasiewicz Qui a le droit d’être géopolitique?

Amy Mackinnon Defining the Biden Doctrine

Hal Brands The Overstretched Superpower

back to top