
Diari de les idees 58
07 abril 2022
Ideas de actualidad
A pesar del estancamiento de la situación militar, la guerra en Ucrania sigue acaparando la atención, muy especialmente la confirmación de crímenes de guerra cometidos por las tropas rusas como lo demuestran los cadáveres de civiles ejecutados y las fosas comunes descubiertas en las ciudades de Bucha, Borodyanka y Trostianets, entre otras. La incertidumbre es la nota dominante en un contexto donde la retirada de las tropas rusas del frente norte puede significar un reagrupamiento de fuerzas para llevar a cabo ataques más duros contra el sur y el este del país, con Odessa como objetivo principal para aislar a Ucrania del Mar Negro y asegurar el control ruso de un corredor hasta el Donbass. No obstante, Diari de les idees también analiza otros escenarios como la inquietud de China ante una posible coalición occidental en la región del Indo-pacífico, el posicionamiento ambiguo de los países africanos respecto del conflicto ucraniano, el estancamiento de la democracia en Oriente Medio tras las expectativas suscitadas por la primaveras árabes, las elecciones que han tenido lugar en Hungría y Serbia –dos países de gran relevancia en una región determinante para el orden geopolítico europeo–, los peligros de una posible escasez de alimentos en Oriente Medio y África, o los planes de la Unión Europea para encarar los nuevos retos energéticos.
Para comenzar con el panorama geopolítico global, desde las páginas del Washington Post David Ignatius rinde homenaje a la recientemente fallecida Madeleine Albright, antigua secretaria de estado de Bill Clinton, la primera mujer que ocupó este cargo y que inspiró a una generación de líderes en materia de política exterior. Uno de los rasgos más destacados a lo largo de su carrera como secretaria de estado y en las más de dos décadas posteriores, es que siempre se mantuvo fiel a sus valores. Por ejemplo en su libro Fascism: A Warning (Harper, 2018), Albright avisaba de que el totalitarismo no es una abstracción sino un peligro muy real y cotidiano.
Un peligro totalitarista que lleva Amaney A. Jamal y Michael Robbins a analizar en Foreign Affairs porque la democracia se ha estancado en el Oriente Medio. A pesar de las grandes posibilidades de cambio generadas por las primaveras árabes a partir de 2011, el viejo orden del Próximo Oriente ha vuelto, más represivo y autoritario. Más grave aún es que si en 2011 una mayoría abrumadora de ciudadanos árabes consideraba que la democracia era el mejor sistema posible, hoy poco más de la mitad mantiene esta perspectiva. Una de las razones de este cambio puede ser que, en aquel contexto histórico, además de la lucha por la renovación política, gran parte de las protestas tenían una motivación económica. Tras la caída de los regímenes de Argelia y Sudán, los regímenes autoritarios han aprendido a dar más importancia a la situación económica, a la vez que, en un contexto de pérdida de influencia del modelo neoliberal norteamericano, los modelos ruso y chino han ganado adeptos en la región. Los autores han comparado dos grupos de países, los de tipo autoritario (Marruecos, Egipto o Jordania) y los de carácter más democrático (Líbano o Túnez) y han observado que los países autoritarios han tenido unos mejores resultados económicos, y que la satisfacción ciudadana respecto de la economía es mayor. Por consiguiente, parece que el deseo de un sistema de gobernanza que asegure dignidad económica prima sobre el reclamo de unas nociones de libertad y democracia demasiado abstractas.
Una situación inquietante que también tiene uno de sus ejes en África. Jason Burke analiza en The Guardian porque 17 países africanos se abstuvieron de votar la resolución de la Asamblea General de la ONU que condenaba la invasión de Ucrania. Los 27 países africanos que votaron a favor son en su mayoría democracias, mientras que la mayoría de los que se abstuvieron o, como Eritrea, votaron en contra de la resolución, son regímenes autoritarios o híbridos, con lo que algunos analistas plantean la posibilidad de una nueva escisión estratégica en África, similar a la de la Guerra Fría. En efecto, muchos países del continente están gobernados por partidos que recibieron el apoyo de Moscú durante sus luchas por la liberación del dominio colonial, mientras que los vínculos con Rusia se han reforzado mediante la inversión en minería, préstamos financieros y la venta de equipos agrícolas o tecnología nuclear. Un detalle es bastante revelador: Rusia fue el principal exportador de armas al África subsahariana en el periodo 2016-20.
Paralelamente, la editorial del diario Le Monde muestra la preocupación por la deriva de uno de los países clave en la lucha contra el yihadismo en el Sahel. Efectivamente, Mali que era una de las vitrinas de la democratización de África occidental tras una larga dictadura, comenzó a romperse en 2010, debilitado por la corrupción del régimen y una rebelión tuareg aliada con los islamistas, y sólo la intervención militar francesa a petición de Bamako evitó que el país cayera en manos de los yihadistas. Ahora, el anuncio de la suspensión de las emisiones de las cadenas francesas acusadas por la junta actualmente al poder de querer desestabilizar el país marca un nuevo avance de la influencia rusa en África occidental, ya que la junta militar justifica su decisión por el precedente que ha significado la prohibición por parte de la Unión Europea de herramientas de propaganda rusa como Russia Today y Sputnik. Así pues, mientras los mercenarios rusos de Wagner defienden el poder vigente en Bamako, la prohibición de Radio France Internationale y France 24 deja el campo libre para que Moscú ocupe el espacio mediático que queda vacante.
Edward White y Tom Mitchell revelan en el Financial Times las inquietudes de las autoridades chinas respecto de la articulación de una hipotética “OTAN indopacífica” que podría llevar a China a desvincularse aún más de Occidente. En este contexto, destaca que Wang Yi, el ministro chino de Asuntos Exteriores, asistió a la ceremonia de apertura de la 48ª Sesión del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la Organización de Cooperación Islámica (OIC), formada por cincuenta y siete estados cuya población se acerca a los 2.000 millones, donde promocionó 400.000 millones de dólares de ayuda a proyectos destinados a 54 países. A diferencia de lo que pasó en la Conferencia de Bandung de 1955, donde los participantes eran países pobres en fase de reconstrucción que acababan de alcanzar la independencia, ahora China es la segunda mayor economía del mundo, y algunos de los países que han pedido su ayuda para conseguir estabilidad son actores regionales importantes como Argelia, Arabia Saudita, Unión de los Emiratos Árabes, Turquía, Nigeria, Irán, o Egipto.
Continuando con China, Reid Standish analiza en Radio Free Europe el cambio en las relaciones entre Beijing y Moscú a raíz de la invasión de Ucrania. Desde el inicio de la guerra, China ha seguido una línea incómoda de apoyar la invasión por parte de Moscú mientras intenta distanciarse del escenario bélico en sí. Pero tras un mes de guerra, la solidez de los vínculos entre ambos países está siendo puesta a prueba. Las duras sanciones han paralizado la economía de Rusia y han sometido el Kremlin a una presión internacional sin precedentes. Pekín ha evitado un apoyo político o económico a Moscú, aunque al mismo tiempo ha proporcionado cobertura diplomática a su socio y sus medios de comunicación estatales han promovido el relato de Rusia sobre la invasión al público nacional y extranjero. La realidad es que la política de China la dicta Xi y él apoya a Putin, ya que el fracaso de un autócrata fracase podría fomentar desafíos a su propia autoridad en China, a la vez que Xi también comparte el compromiso de Putin de hacer el mundo más seguro para el autoritarismo y desafiar el liderazgo global de los Estados Unidos.
En este contexto, Lluís Bassets argumenta en la revista Política&Prosa que el proyecto del Kremlin significa una impugnación del orden mundial tal y como se organizó desde la desaparición de la Unión Soviética, la “catástrofe geopolítica más grande del siglo XX”, según un Putin que ahora quiere recuperar el mapa trazado en la Conferencia de Yalta, donde Stalin, Roosevelt y Churchill dividieron Europa en áreas de influencia. A su vez, también quiere rediseñar en beneficio propio las instituciones internacionales configuradas a partir de 1945, una tarea para la que cuenta con la alianza de China, que es la superpotencia mejor situada para recoger las rentas económicas y geopolíticas del desenlace de la guerra de Ucrania. En efecto, las severas sanciones impuestas a Moscú y las alternativas buscadas desde el Kremlin para sustituir los sistemas de pago, los clientes de los mercados energéticos y las alianzas internacionales han comenzado a dibujar un mapa del futuro, en el que China tiene un lugar preeminente.
En una larga entrevista en La Vanguardia, el historiador Philipp Blom afirma que estábamos convencidos de que estábamos viviendo en una era nueva y brillante y que la pugna entre ideologías había terminado porque las democracias liberales y capitalistas habían triunfado sobre el comunismo. Pensábamos que la liberación de los mercados conduciría a la liberación de las ideas y la democracia. Pero esta ilusión que se ha hecho trizas con la invasión de Ucrania revela que necesitamos un nuevo patrón porque cuando contemplamos las ruinas de Ucrania también contemplamos las de nuestras propias ilusiones históricas, esas verdades que nos eran tan convenientes y en las que tanto habíamos creído. Creíamos en un mundo donde el mercado resolvía todas las incógnitas, fueran políticas, sociales o sanitarias, un mundo sin traumas históricos, que funcionaba gracias a los mecanismos del mercado, un mundo donde las identidades históricas, con todos sus problemas y contradicciones, se reducían a la identidad mucho más manejable de una marca comercial. Ucrania nos demuestra que no ha sido así.
En cuanto a la política española, José Antonio Pérez Tapias analiza en la revista CTXT el cambio de posición del gobierno de Pedro Sánchez respecto a la cuestión del Sáhara Occidental con la aceptación del plan de Marruecos de 2007 para una autonomía de la región. Volteando la política que el Estado español ha desarrollado durante casi cincuenta años –defender la necesidad de un referéndum de autodeterminación como clave establecida por las resoluciones de la ONU para culminar un proceso de descolonización obstaculizado por el régimen marroquí–, el presidente del gobierno español se ha alineado con la posición de Mohamed VI, que de alguna manera consigue así culminar la “Marcha Verde” que su padre, Hassan II, promovió para ocupar ilegalmente el territorio. Es importante también tener presente la justificación que desde la presidencia del Gobierno se ha hecho de la nueva línea adoptada: con ella se inicia una nueva etapa en las relaciones entre España y Marruecos. Esto tiene concreción, principalmente en tres cuestiones: freno a las reivindicaciones marroquíes sobre Ceuta y Melilla, acuerdos económicos y control de migraciones.
En el continente europeo, la guerra en Ucrania ha tenido sin duda una influencia determinante sobre las elecciones celebradas en dos países importantes para el equilibrio geopolítico europeo. En Serbia, el actual presidente, el populista Aleksandar Vucic, ha consolidado su poder al ganar las elecciones presidenciales en la primera vuelta con aproximadamente un 60% de los votos. El impacto de la crisis de Ucrania en los resultados ha sido importante, y Serbia se ha escorado hacia la derecha con la entrada en el Parlamento de dos formaciones ultranacionalistas. En Hungría, Viktor Orbán, ha conseguido una cuarta victoria consecutiva en las elecciones, revalidando su mayoría de dos tercios en el Parlamento e incrementando incluso su porcentaje de voto pese a que por primera vez la oposición se presentó en un bloque unitario. En su discurso pronunciado tras la victoria, Orbán volvió a cargar contra sus archienemigos: “la izquierda nacional, la izquierda internacional, los burócratas de Bruselas, George Soros, los medios internacionales y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski”. Así pues, parece que los electores han premiado su ‘equidistancia’ entre Occidente y Rusia.
En unos momentos de incertidumbre general en el continente, Georges-Henri Soutou argumenta en Le Grand Continent que la secuencia abierta por la invasión de Ucrania confirma el retorno de una geopolítica brutal entre Oriente y Occidente, en la que Europa deberá mantener a toda costa su autonomía de observación e interpretación en un contexto que no puede considerarse como una nueva Guerra Fría. En efecto, la Guerra Fría aún se situaba en la era de las ideologías universalistas. El liberalismo y el comunismo eran una clase de hermanos enemigos. Antes del triunfo de las teorías del totalitarismo, que negaban esta relación destacando por el contrario la proximidad entre comunismo, fascismo y nazismo, muchos actores y comentaristas, hasta los años 60, pensaban que para Rusia el comunismo de la Unión Soviética, comparado con el zarismo y el pasado cultural bizantino representó básicamente una modernización y un camino, ciertamente muy particular, hacia el modelo occidental. La “contención” propuesta por George Kennan en 1946 consistía en dar el tiempo necesario para esta transformación del régimen, mediante una liberalización de la economía y la sociedad. Al mismo tiempo, la Guerra Fría fue muy geopolítica y no sólo ideológica. Posteriormente, las dos superpotencias llevaron a todos los continentes una rivalidad ciertamente ideológica, pero también muy política y estratégica. E incluso económica, sobre todo en cuanto al control de las materias primas. Soutou argumenta que estamos asistiendo a una nueva oposición ideológica Este-Oeste, aunque los términos sean muy diferentes, ya que ahora domina la geopolítica, lo que no era el caso antes de 1990. En cualquier caso, la UE tiene todo el interés en mantener en la medida de lo posible su autonomía de observación e interpretación, su capacidad de acción, incluida la financiera, un mínimo de seguridad energética, sus habilidades en materia militar, y dotarse de los medios necesarios para poder hacer sentir sus voces en el conjunto occidental que muy probablemente se reconstituirá contra Rusia, y durante mucho tiempo, y eso sea cual sea el resultado a corto plazo de la crisis ucraniana.
Una crisis ucraniana que como argumenta Christian Makarian en la revista Slate revela una maniobra destinada a tomar el liderazgo de un vasto plan de desglobalización destinado a debilitar norteamericanos y europeos. Y para entender el origen y el alcance de esta estrategia es necesario analizar la narrativa de Putin basada en tres conceptos clave. El primero está contenido en un artículo revelador, “El Estado largo de Putin”, del primer propagandista del Kremlin, Vladislav Surkov. El segundo se refiere al “mesianismo ruso”, descrito en la obra del historiador norteamericano Stephen Kotkin, especialista indiscutible de Stalin. El tercer pilar, la Doctrina Primakov elaborada por Evgueni Primakov, ministro de Asuntos Exteriores de Rusia de 1996 a 1998, que afirmaba entonces la necesidad de que Rusia continuara controlar su “extranjero próximo”. En la misma línea, David Von Drehle apunta otra clave de lectura en un artículo publicado en el Washington Post donde destaca la influencia intelectual de Alexander Dugin sobre el presidente ruso. Producto del periodo de decadencia de la Unión Soviética, Dugin pertenece a la línea de teóricos políticos que reinventan un pasado poderoso y glorioso, impregnado de misticismo y sumiso a la autoridad, para explicar un presente fallido. Antes de que la modernidad lo arruinara todo, un pueblo ruso con motivación espiritual ideó unir Europa y Asia en un gran imperio, gobernado por etnias rusas. Desgraciadamente, un imperio de individualistas corruptos ávidos de riquezas, liderado por los Estados Unidos y Gran Bretaña, frustró el destino de Rusia y acabó sometiendo Eurasia. En su libro más conocido, The Foundations of Geopolitics: The Geopolitical Future of Russia (1997), Dugin trazaba su plan con detalle. Los agentes rusos deberían fomentar divisiones raciales, religiosas y de clase en Estados Unidos a la vez que promover las facciones aislacionistas de los Estados Unidos. En Gran Bretaña, el esfuerzo debería centrarse en exacerbar las fracturas históricas con la Europa continental y los movimientos separatistas en Escocia, Gales e Irlanda. Mientras tanto, la Europa occidental se volvería dependiente de Rusia por el atractivo de los recursos naturales: petróleo, gas y alimentos. La OTAN colapsaría desde dentro. De alguna manera, el libro de Dugin se puede resumir en una idea: la alianza equivocada ganó la Segunda Guerra Mundial. Si Hitler no hubiera invadido Rusia, Gran Bretaña podría haber sido vencida, los Estados Unidos se habrían quedado en casa, aislacionistas y divididos, y el Japón habría dominado la antigua China como socio menor de Rusia.
En el ámbito económico Reid Standish analiza el impacto económico de la guerra en Ucrania y una de sus posibles derivadas: una crisis alimentaria mundial. Rusia y Ucrania representan aproximadamente el 30 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo, mientras que Rusia es el principal exportador mundial de fertilizantes y una cantidad importante del trigo, maíz y cebada del mundo está retenida en ambos países a causa de la guerra, mientras que una parte aún más importante de los fertilizantes está encallada en Rusia y Bielorrusia. Las interrupciones simultáneas de las cosechas y la producción de fertilizantes están haciendo subir los precios de los alimentos y enviando olas de choque económico a todo el mundo. Desde la invasión del 24 de febrero, los precios del trigo han aumentado aproximadamente un 21 por ciento, la cebada un 33 por ciento y algunos fertilizantes hasta un 40 por ciento. Tras más de un mes de guerra, economistas y agencias de ayuda humanitaria aseguran que el mundo se enfrenta a una serie de crisis simultáneas que podrían provocar una emergencia alimentaria global. Los precios de los alimentos y de los fertilizantes ya estaban alcanzando niveles récord antes del conflicto debido a las limitaciones de envío, los altos costes energéticos y los desastres naturales. La oferta se tensó aún más en las primeras semanas de la guerra, con Moscú limitando las exportaciones de trigo e instando a sus productores de fertilizantes a suspender temporalmente las exportaciones. Kíev también prohibió las exportaciones de trigo y otros productos básicos. A medida que los combates continúan y no muestran signos de detenerse, la guerra de Ucrania podría estar en un punto de inflexión para provocar una crisis mundial de hambre.
En cuanto a la emergencia climática, Genoveva López argumenta en la revista El Salto que si por un lado el cambio climático supone grandes pérdidas económicas, por otro también se ha convertido en un enorme negocio donde abundan los instrumentes financieros que convierten la naturaleza en un bien de mercado con el que comerciar y especular. Este uso del capital natural crea un sistema que promueve la defensa de la naturaleza dándole un valor de mercado. Esto significa que hacerse cargo del cambio climático debe ser rentable, lo que tiene graves consecuencias sobre la calidad de nuestras democracias. Algunos expertos afirman que el capital, en el contexto de crisis, actúa bien privatizando o bien haciendo uso de la financiarización, es decir, no invirtiendo en la economía real o productiva, sino en las finanzas que permiten la realización de ganancias —ficticias— importantes, hasta que llegue la crisis. Un ejemplo de ello son los cat-bonds, a través de los cuales se especula con factores de riesgo con los que no se puede comerciar, como una catástrofe natural. Las empresas encuentran aquí un nicho fruto de la preocupación social por el cambio climático, pueden pedir más acción sin comprometer sus beneficios y haciendo lo que siempre han hecho. Los mecanismos voluntarios de corrección son menos estrictos y controlados. Existen mecanismos de compensación (por ejemplo, un país o una empresa reduce sus emisiones de gases de efecto invernadero en un sitio para compensar las emisiones efectuadas en otro lugar); también hay listas de clasificación de actividades consideradas sostenibles para obtener incentivos económicos (Regulación Taxonómica de la Unión Europea). De alguna manera se corre el riesgo de crear una especie de mercado destrucción de la biodiversidad en el que las finanzas y no la naturaleza estén en el centro y se pueda destruir un ecosistema si se le sustituye por otro de valor similar.
Por su parte, Alain Karsenty afirma en The Conversation que en un contexto de crecimiento demográfico sin precedentes en el continente africano, los medios para preservar la biodiversidad se hallan en el centro de un intenso debate, especialmente dentro del marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica, cuya principal propuesta pretende clasificar el 30% de los territorios nacionales en áreas protegidas, incluyendo 10% clasificado como de estricta conservación. Los parques nacionales están pues en el centro del debate y dos cuestiones principales agitan los círculos conservacionistas en África: ¿es legítimo restringir los derechos de uso por motivos de conservación? ¿Qué modelo de área protegida, o de estrategia alternativa para la preservación de la biodiversidad, puede conciliar la eficiencia y la consideración de los derechos humanos y de la tierra? La situación general no es muy halagüeña, ya que la mayoría de áreas protegidas en África están poco financiadas en tanto que disponen de pocos ingresos turísticos y la mayoría sufre una mala gestión. Además, los ingresos relacionados con los derechos de acceso han disminuido notablemente en los últimos años con la crisis sanitaria. Los investigadores estiman unas necesidades presupuestarias de entre 103.000 y 178.000 millones de dólares para alcanzar el objetivo del 30%. No obstante, las áreas protegidas por sí solas no pueden responder a todos los retos que plantea la crisis de la biodiversidad. Una reflexión sobre el conjunto del territorio de un país considerando la interfaz entre las diferentes actividades es necesaria para renovar el enfoque sobre la naturaleza y redefinir unas estrategias de conservación de la biodiversidad más efectivas.
Finalmente, en Foreign Affairs John Mueller afirma que a pesar de los temores anteriores a la guerra, los ciberataques han resultado ser una amenaza relativamente menor. La causa de este error de apreciación es que la mayor parte de los debates se ha centrado en los peores escenarios y no se han ponderado los costes de los ciberataques con el enorme valor de Internet y de la Inteligencia Artificial. Supuestamente, la tecnología cibernética mejora la capacidad de un estado para llevar a cabo operaciones tan antiguas como el espionaje, la difusión de propaganda y el sabotaje. Los analistas incluso han acuñado un nuevo término para ello, la “guerra híbrida”. Si los piratas informáticos se dedicasen al espionaje digital contra los Estados Unidos, por ejemplo, es probable que llegasen a la conclusión que la mayor parte de lo que encuentran ya se conocía y que gran parte del resto es irrelevante. Los logros del cibersabotaje también han sido bastante modestos. Los Estados Unidos e Israel utilizaron un virus informático para dificultar el progreso de Irán hacia el desarrollo de un arma nuclear, pero el programa iraní se recuperó rápidamente. Por otro lado, el miedo a que los grupos terroristas puedan causar daños a través del ciberespacio hace muchos años que existe. Hasta ahora, sin embargo, ningún grupo terrorista ha conseguido lanzar un ciberataque con éxito. La interferencia electoral también ocupa un lugar destacado en el discurso alarmista sobre las ciberamenazas. En las elecciones presidenciales norteamericanas de 2016, por ejemplo, los Estados Unidos destacaron los intentos de los piratas informáticos rusos de socavar la campaña de Hillary Clinton. Pero en último término, la mayoría de los ciberataques tienen como objetivo el sector privado, buscando robar o extorsionar a las empresas y a sus clientes.
Por último, y volviendo a un tema que ha quedado arrinconado por la guerra en Ucrania, John Nkengasong, director de los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades, afirma desde las páginas del New York Times que si para muchos países parece que 2022 será el año en el que acabará la fase de emergencia de la pandemia, aún queda mucho trabajo por hacer antes de que este optimismo sea compartido por todos. En efecto, solo el 15% de la población en África ha sido totalmente vacunada y con tasas de vacunación tan bajas se corre el riesgo de que aparezcan nuevas variantes. El presidente sudafricano Cyril Ramaphosa presentó un informe completo en la cumbre de jefes de estado y de gobierno de la Unión Africana, que compromete a los gobiernos a alcanzar más del 70% de tasas de vacunación para sus países a finales de 2022 pero hasta ahora solo unos 14 de los 55 estados de la UA han vacunado más del 40% de su población. Para que las campañas de vacunación tengan éxito, la donación de vacunas debe coordinarse estrechamente con las iniciativas COVAX y el African Vaccine Adquisition Task Team. El envío masivo de dosis sin disponer de la infraestructura o la coordinación adecuadas para su distribución podría provocar que las vacunas caduquen. Evitarlo requerirá que los países descentralicen los centros de vacunación, ya sea utilizando unidades móviles de vacunación, involucrando a organizaciones religiosas, permitiendo que se vacune durante los fines de semana o incentivando los jóvenes a vacunarse. Otro objetivo es aumentar la disponibilidad de pruebas rápidas de antígenos y un acceso equitativo a los medicamentos que tratan la COVID-19. Finalmente, la pandemia también ha agravado la salud mental, el estrés, la incertidumbre económica y el aislamiento social. Estas condiciones han generado un incremento de la violencia doméstica y del consumo de alcohol y sustancias psicotrópicas.
Ilustración: “Lady Refugee”, Grenoble Street Art Fest, Grenoble, 2017
Han participado en este número 58 del Diari de les idees Raül Gil, Raquel García y Pilar Querol, estudiantes en prácticas en el CETC
Política internacional y globalización
Madeleine Albright shaped a generation of foreign policy leaders
L’article és un homenatge a la recentment traspassada Madeleine K. Albright, antiga secretària d’Estat dels EUA, que va inspirar una generació de líders de política exterior. Un dels trets més destacats al llarg de la seva carrera com a secretària d’estat i en les més de dues dècades posteriors, és que sempre es va mantenir fidel als seus valors. Per exemple al seu llibre Fascism: A Warning (Harper, 2018) avisava del perill que representava el president Donald Trump: “Si pensem en el feixisme com una ferida del passat que gairebé s’havia curat, posar Trump a la Casa Blanca va ser com arrencar l’embenat i gratar la crosta”, va escriure. Com a refugiada de Txecoslovàquia, per a Albright el totalitarisme no era una abstracció. Com a primera dona secretària d’estat, Albright va ser una pionera. Quan pensem en els homes que van ser gegants de la política exterior, com Brzezinski i Kissinger, de vegades ens preguntem per què no es produir tota una nissaga d’estrategs. Però aquest no és el cas amb Albright, ja que per exemple Wendy Sherman, que va ser col·lega seva durant dècades, ara és vicesecretària d’estat i gairebé tots els membres de l’equip de política exterior de l’administració Biden poden rastrejar els seus antecedents fins a Albright.
Why Democracy Stalled in the Middle East
Els autors analitzen perquè la democràcia s’ha estancat a l’Orient Mitjà. Malgrat les grans aspiracions de canvi iniciades amb les primaveres àrabs a partir de 2011, el vell ordre del Pròxim Orient ha tornat, més repressiu i autoritari. Més greu encara és que apunten que si el 2011 una majoria aclaparadora de ciutadans àrabs considerava que la democràcia era el millor sistema possible, avui poc més de la meitat manté aquesta perspectiva. Una de les raons d’aquest canvi pot ser que en aquell context històric, a més de la lluita per la renovació política, gran part de les protestes tenien una motivació econòmica. Després de la caiguda dels règims d’Algèria i Sudan, els règims autoritaris han après a donar més importància a la situació econòmica, a la vegada que en un context de pèrdua d’influència del model neoliberal nord-americà, els models rus i xinès han guanyat adeptes a la regió. Els autors han comparat dos grups de països, els de caire autoritari (Marroc, Egipte o Jordània) i els de caire més democràtic (Líban o Tunísia) hi ha observat que els països autoritaris han tingut uns millors resultats econòmics, i que la satisfacció ciutadana respecte de l’economia és major. Per consegüent, sembla que el desig d’un sistema de governança que asseguri dignitat econòmica sigui més important que el reclam d’unes nocions de llibertat i democràcia abstractes.
L’inquiétante dérive russe du Mali
L’editorial del diari Le Monde mostra la seva preocupació per la deriva d’un dels països clau en la lluita contra el gihadisme al Sahel. Efectivament, Mali que era una de les vitrines de la democratització de l’Àfrica occidental després del final d’una llarga dictadura, va començar a trencar-se als anys 2010, afeblit per la corrupció del règim i una rebel·lió tuareg aliada amb els islamistes, i només la intervenció militar francesa a petició de Bamako va evitar que el país caigués en mans dels gihadistes. Ara, l’anunci de la suspensió de les emissions de les cadenes franceses acusades per la junta actualment al poder de voler desestabilitzar el país marca un nou avanç de la influència russa a l’Àfrica occidental, ja que la junta militar justifica la seva decisió pel precedent que ha significat la prohibició per part de la Unió Europea d’eines de propaganda russa com Russia Today i Sputnik. Així doncs, mentre els mercenaris russosde Wagner defensen el poder vigent a Bamako, la prohibició de Radio France Internationale i France 24 deixa el camp lliure perquè Moscou ocupi l’espai mediàtic que queda vacant.
Cold war echoes as African leaders resist criticising Putin’s war
En aquest article l’autor estudia perquè 17 països africans es van abstenir de votar la resolució de l’Assemblea General de l’ONU que condemnava la invasió d’Ucraïna. Els 27 països africans que hi van votar a favor són en la seva majoria democràcies, mentre que la majoria dels que es van abstenir o, com Eritrea, van votar en contra de la resolució, són règims autoritaris o híbrids, amb la qual cosa alguns analistes plantegen la possibilitat d’una nova escissió estratègica a l’Àfrica, similar a la de la Guerra Freda. En efecte, molts països del continent estan governats per partits que van rebre el suport de Moscou durant les seves lluites per l’alliberament del domini colonial, mentre que els vincles amb Rússia es reforcen mitjançant la inversió en mineria, préstecs financers i la venda d’equips agrícoles o tecnologia nuclear. Un detall és prou revelador: Rússia va ser el principal exportador d’armes a l’Àfrica subsahariana en el període 2016-20.
¿Qué papel tiene África en la nueva reconfiguración de Europa?
L’autora apunta que és difícil pronosticar les transformacions geopolítiques que es deriven de la invasió russa d’Ucraïna. De moment, sembla haver enfortit la Unió Europea, tant en el seu compromís amb els principis democràtics com en la convergència de polítiques i la capacitat de presa de decisions. La manera com afectarà les relacions dels europeus amb els seus veïns del sud és, tanmateix, menys evident. Fins on es pot esperar que es modifiquin les línies que defineixen les polítiques de la Unió i els seus membres cap a Àfrica? En quina mesura el compromís amb els valors compartits de llibertat i democràcia, referit a la població ucraïnesa, constituirà també un component central en les relacions futures amb els africans? La guerra a Ucraïna ha intensificat l’atenció europea cap a l’Àfrica per diversos motius. Durant la votació de la resolució de l’Assemblea General de les Nacions Unides condemnant la invasió d’Ucraïna, només 28 dels 54 països africans, poc més de la meitat, hi van votar a favor. Això ha posat de manifest que la renovada aliança amb els europeus no implica un alineament automàtic en situacions de crisi. D’altra banda, la necessitat d’assegurar el flux de gas natural d’Algèria o de petroli del Golf de Guinea, ara que el proveïment de Rússia està en perill, suggereix que en el futur immediat les relacions entre europeus i africans es basaran en les mateixes lògiques que fins ara. Finalment, tampoc no es pot obviar la contradicció entre la política de braços oberts cap als refugiats ucraïnesos i l’actitud molt més restringida rebuda pels africans. Els dilemes als quals s’enfronten els governs europeus, necessitats amb urgència de recursos naturals en competició amb altres consumidors mundials, són complexos. Però la comprensió i el reconeixement de les profundes implicacions que tenen les seves polítiques per a altres poblacions haurien de ser un component fonamental d’aquesta aliança renovada amb l’Àfrica.
Los países islámicos y africanos miran hacia China
La neutralitat xinesa en la crisi ucraïnesa ha tingut com a fruit que els països africans i els estats islàmics la vegin com un soci estable. Molts d’aquests països tenen interessos compartits amb el bloc atlàntic, i també amb Rússia, i això els ha situat en una cruïlla, ja que no poden quedar exposats als efectes de les sancions o bé perdre inversions per tenir un posicionament determinat. En aquesta situació, la Xina ha acudit a ajudar-los. El conseller d’Estat i ministre d’Afers Exteriors, Wang Yi, va assistir a la cerimònia d’obertura de la 48a Sessió del Consell de Ministres d’Afers Exteriors de l’Organització de Cooperació Islàmica (OIC), formada per cinquanta-set estats la població dels quals s’acosta als 2.000 milions. És la primera vegada que un ministre d’exteriors xinès assisteix a una sessió d’aquesta mena. La sortida de la coalició internacional de l’Afganistan i l’Iraq, com també la invasió russa d’Ucraïna i l’acostament de Rússia a l’Iran, han tingut com a conseqüència que l’OIC busqui un tercer actor, la Xina. En conclusió, la invasió russa d’Ucraïna ha tornat a crear blocs. I entre l’un i l’altre apareixen vells esperits del passat. A diferència de Bandung, i aquella conferència de països pobres, que acabaven de ser independents, mutilats i en fase de reconstrucció, ara la Xina és la segona economia més gran del món, i alguns dels països que han anat a buscar la seva ajuda per aconseguir estabilitat no deixen de ser actors regionals importants. Alguns són Algèria, Aràbia Saudita, Unió dels Emirats Àrabs, Turquia, Nigèria, Iran, Egipte o Israel, que alhora són aliats regionals dels Estats Units, o de Rússia.
In a crucial year politically, Xi Jinping wants stability
Tot indica que el president Xi Jinping romandrà almenys encara cinc anys al poder Jinping i a la Xina tothom sap que s’han d’intentar minimitzar els imprevistos que puguin enfosquir el seu moment de glòria política. La estabilitat és la clau en aquests moments. Per un costat, la propagació de la variant Òmicron de la COVID-19 suposa un repte per a la política xinesa de “zero-COVID”. Els confinaments afegeixen inestabilitat a una economia ja agitada, però el president pensa que la perseverança conduirà a la victòria i que un esforç màxim minimitzarà els danys en l’economia i la societat. Per l’altre, la invasió russa d’Ucraïna també suposa un nou repte, ja que al febrer, Xi y Putin van signar una declaració d’amistat entre ambdós països. Ara la Xina es troba enmig del debat de preservar aquesta significativa relació o enfrontar-se al risc d’una tensió encara major amb Occident. S’especula sobre l’existència d’una certa oposició a Xi Jinping en l’elit política xinesa i l’impacte que allò podria tindre en el seu control polític. Tanmateix, la història, i concretament la de la Xina, demostra que el poder dels líders suprems pot sobreviure grans sacsejades. Les purgues que ha dut a terme el president xinès no són cap secret, la qual cosa fa gairebé impossible que es pugui organitzar un complot contra ell.
Spectre of ‘Indo-Pacific Nato’ accelerates China’s decoupling from the west
Els autors revelen els temors de les autoritats xineses respecte de l’articulació d’una hipotètica “OTAN indopacífica” que podria portar la Xina a desvincular-se encara més d’Occident. En aquest context, destaca que Wang Yi, el ministre xinès d’Afers Exteriors, va assistir a la cerimònia d’obertura de la 48a Sessió del Consell de Ministres d’Afers Exteriors de l’Organització de Cooperació Islàmica (OIC), formada per cinquanta-set estats la població dels quals s’acosta als 2.000 milions, on va promocionar 400.000 milions de dòlars d’ajuda a projectes destinats a 54 països islàmics. A diferència del que va passar a la Conferència de Bandung de 1955, on els participants eren països pobres en fase de reconstrucció que acabaven d’assolir la independència, ara la Xina és la segona economia més gran del món, i alguns dels països que han anat a buscar la seva ajuda per aconseguir estabilitat són actors regionals importants com Algèria, Aràbia Saudita, Unió dels Emirats Àrabs, Turquia, Nigèria, Iran, o Egipte.
China-Russian relations carry deep memories of mutual respect... and scorn
L’últim atac militar xinès contra un altre país sobirà es remunta a l’intent d’invasió del Vietnam l’any 1979. Si aquest record és rellevant en l’actualitat és perquè aquell conflicte es va emmarcar en la rivalitat entre les dues grans potències comunistes de l’època, ja que el règim vietnamita que comptava amb el suport dels soviètics suposava un problema a la frontera sud xinesa. Encara que durant els Jocs Olímpics d’hivern celebrats a Beijing Xina i Rússia van fer pública una declaració d’amistat mútua sense límits, Xina té interessos per promoure la pau en el conflicte a Ucraïna. Interessos pragmàtics com que Ucraïna és un dels seus principals proveïdors de blat o que al règim xinès li interessa una situació en que Putin no sigui expulsat del poder, però quedi debilitat i aïllat d’Occident, totalment dependent de Xina o la Índia. També hi ha interessos militars per mantenir aliances que es puguin oposar a l’OTAN i a la llarga i profunda influència soviètica a Xina, especialment entre els anys 40 i 60 del segle passat. L’amistat cap al referent soviètic es va transformar en rivalitat a partir dels anys seixanta degut a la intensificació de les disputes ideològiques entre els dos països, però aquesta mala relació s’ha anat suavitzant i millorant els últims anys. Des del final de la Guerra Freda, la trajectòria dels dos països ha anat a la inversa: mentre Xina ha aconseguit fulgurants èxits econòmics i ha construït un potentíssim aparell militar, el poder, la influència o indicadors com l’esperança de vida russos han disminuït enormement.
How Has The Ukraine War Changed The Chinese-Russian Partnership?
Reid Standish analitza a Radio Free Europe el canvi en les relacions entre Beijing i Moscou arran de la invasió d’Ucraïna. Des de l’inici de la guerra, la Xina ha seguit una línia incòmode de donar suport a la invasió per part de Moscou mentre intenta distanciar-se de l’escenari bèl·lic en si. Però després d’un mes de guerra, la solidesa dels lligams entre ambdós països ha estat posada a prova. Les dures sancions han paralitzat l’economia de Rússia i han deixat el Kremlin sotmès a una pressió internacional sense precedents. Pequín ha evitat mostrat un suport polític o econòmic a Moscou, tot i que al mateix temps ha proporcionat cobertura diplomàtica al seu soci i els seus mitjans de comunicació estatals han promogut la narrativa de Rússia sobre la invasió al públic nacional i estranger. La realitat és que la política de la Xina la dicta Xi i ell dóna suport a Putin, ja que permetre que un autòcrata fracassi podria fomentar desafiaments a la seva pròpia autoritat a la Xina, a la vegada que Xi també comparteix el compromís de Putin de fer el món més segur per a l’autoritarisme i desafiar el lideratge global dels Estats Units.
North Korea’s Nuclear Opportunism
Amb l’atenció mundial centrada a la guerra a Ucraïna, Corea del Nord va llançar a mitjans de març el seu primer míssil balístic intercontinental (ICBM) des de 2017. Atès que Corea del Nord ha reprès les seves proves d’ICBM, els EUA han d’estar preparats per a un possible augment de la tensió a la península coreana, tot i la invasió russa d’Ucraïna. De fet, Corea del Nord no deixa de provar i modernitzar el seu arsenal per a aconseguir el seu objectiu estratègic: assegurar-se l’acceptació internacional com a potència armamentista nuclear i, al mateix temps, crear un avantatge per a futures negociacions amb els Estats Units. L’ambient geopolític és especialment propici per a les provocacions nord-coreanes, ja que tant la Xina com Rússia estan massa ocupats en aquests moments i no és probable que s’imposin sancions addicionals a Corea del Nord en el Consell de Seguretat de les Nacions Unides. Tot i que Washington i Seül no han estat sempre d’acord sobre com actuar amb Corea del Nord, si Kim Jong Un continua amb aquestes provocacions, és probable que Yoon i Biden uneixin forces en forma de sancions més agressives i la creació d’un triangle de cooperació amb el Japó. L’estratègia segueix el model estratègic de la Guerra Freda, és a dir esperar pacientment la transformació o implosió del règim enemic. Washington ja ha après que no ha de reaccionar exageradament, sinó seguir una política constant , sense caure en provocacions i arriscar-se a un conflicte major.
La grammaire de Poutine
L’autor afirma que no és d’estranyar que Vladimir Putin s’embarqués en una maniobra gegantina destinada a prendre el lideratge d’un vast pla de desglobalització destinat a debilitar nord-americans i europeus. A aquests últims, a més, se’ls reconeix haver reaccionat d’una manera impactant adoptant successius paquets de sancions mai vistes, fins al punt que els occidentals hauran inventat el càstig suprem dels mercats mitjançant una forma d’exclusió de la globalització. També hi ha els qui plantegen el desig de venjança d’Occident i la brutalitat del passat de Rússia (tant tsarista com comunista) com a factor explicatiu de l’ofensiva desencadenada contra Ucraïna, tot i que es pot objectar que la Xina ha traçat un camí molt més reeixit i ha sabut imposar-se a la resta del món tant per les seves capacitats productives com pel seu dinamisme tecnològic. Però tot això no fa que ens haguem oblidat de l’essencial. A parer de l’autor, per anar més enllà en la comprensió de la narrativa de Putin, per mesurar, sobretot, fins a quin punt hem subestimat el seu grau de determinació i la reserva d’enduriment que li queda, cal penetrar -en la mesura que es pugui fer- com l’estat profund funciona i explorar tres conceptes clau. El primer està contingut en un article revelador, “L’Estat llarg llarg de Putin”, del primer propagandista del Kremlin, Vladislav Surkov. El segon es refereix al “messianisme rus”, descrit en l’obra d’un historiador nord-americà, especialista indiscutible de Stalin, Stephen Kotkin. El tercer pilar, la Doctrina Primakov, està signat de la mà d’Evgueni Primakov, ministre d’Afers Exteriors de Rússia de 1996 a 1998. Aquest últim afirmava aleshores la necessitat que el seu país controli el seu “estranger proper”. A més, independentment de la propaganda oficial que vol fer de l’OTAN un agressor i de Rússia una víctima, hi ha innegablement un profund sentiment d’humiliació dins de les classes mitjanes russes, com assenyala Svetlana Alexievitch, Premi Nobel de Literatura 2015, al seu llibre La fi de l’Home Roig (Raig Verd, 2015). Les successives ampliacions de l’OTAN el 1999 (República Txeca, Hongria, Polònia), el 2004 (països bàltics, Bulgària, Romania, Eslovàquia, Eslovènia), després el 2009 (Albània, Croàcia), no han fet més que alimentar aquesta impressió de pèrdua de control global.
The Making of Vladimir Putin
L’any 2001 semblava que es produiria una reconciliació entre Rússia i Alemanya, en base a les paraules de Putin, que afirmava que l’objectiu de la política russa era aconseguir drets i llibertats democràtiques, a més de la pau al continent europeu. Avui, aquestes esperances han quedat reduïdes al no-res mentre Ucraïna és víctima de la convicció de Putin que la seva condició de nació independent és simplement un mite. Han passat més de 20 anys entre tots dos successos i el discurs de Putin en aquest lapse de temps bé podria pertànyer a dos homes diferents. Per consegüent, l’autor es planteja si Occident es va equivocar occident amb Putin o si aquest s’ha anat transformant gradualment en el bel·licista que és avui. Malgrat ser una figura pública, el president rus és també un complet enigma. La caiguda de la Rússia soviètica va ser una tragèdia per a Putin, que no suportava la idea que aquesta quedés reduïda a rebre ajuda d’Occident. Així i tot, es van entaular relacions i es van signar acords, però el viratge autoritari i la confrontació no van trigar a arribar. Putin anhelava la restauració de la Rússia imperial. Putin considera que l’expansió de l’OTAN a països que van pertànyer a l’URSS és una traïció, tot i que des del seu punt de vista l’expansió de la democràcia suposa una major amenaça.
The man known as ‘Putin’s brain’ envisions the splitting of Europe — and the fall of China
David Von Drehle destaca la influència intel·lectual d’Alexander Dugin sobre el president rus. Producte del període de decadència de la Unió Soviètica, Dugin pertany a la línia de teòrics polítics que reinventen un passat poderós i gloriós, impregnat de misticisme i obedient a l’autoritat, per explicar un present fallit. Abans que la modernitat ho arruïnés tot, un poble rus amb motivació espiritual va prometre unir Europa i Àsia en un gran imperi, governat per ètnies russes. Malauradament, un imperi liderat per individualistes corruptes i pels diners, liderat pels Estats Units i la Gran Bretanya, va frustrar el destí de Rússia i va acabar sotmetent Euràsia. Al seu llibre més conegut, The Foundations of Geopolitics: The Geopolitical Future of Russia (1997), Dugin traçava el seu pla amb detall. Els agents russos haurien de fomentar divisions racials, religioses i de classe als Estats Units alhora que promoure les faccions aïllacionistes dels Estats Units. A la Gran Bretanya, l’esforç hauria de centrar-se a exacerbar les fractures històriques amb l’Europa continental i els moviments separatistes a Escòcia, Gal·les i Irlanda. Mentrestant, l’Europa occidental es tornaria dependent de Rússia per l’atractiu dels recursos naturals: petroli, gas i aliments. L’OTAN col·lapsaria des de dins. D’alguna manera, el llibre de Dugin es pot resumir en una idea: l’aliança equivocada va guanyar la Segona Guerra Mundial. Si Hitler no hagués envaït Rússia, la Gran Bretanya podria haver estat vençuda, els Estats Units s’haurien quedat a casa seva, aïllacionistes i dividits, i el Japó hauria governat l’antiga Xina com a soci menor de Rússia.
The Zelensky myth. Why we should resist hero-worshipping Ukraine’s president
És habitual des de fa segles que des d’Occident es destaqui el carisma de líders atractius, valents i heroics. Aquesta bona imatge internacional l’han compartit grans figures històriques com Washington, Simón Bolívar o Garibaldi. Sense voluntat de menysprear el vertader heroisme que ha desplegat Zelenski des del començament de la guerra, l’autor recorda que el carisma és una qualitat que sobretot depèn de la percepció de l’audiència, i en aquests casos en que les emocions juguen un rol tan destacat, cal que siguem curosos. Sovint aquest carisma es contraposa al dels propis líders nacionals. En aquests contextos és fàcil que aquestes imatges agafin vida pròpia, i deslliurades de la realitat, entrin en el territori dels mites. Històricament, el lideratge carismàtic ha estat una arma de doble tall: pot servir per unificar identitats nacionals fracturades, però normalment el lligam entre els líders i els seguidors es basa en la idealització del líder. Es pot caure fàcilment en la idolatria i l’adulació extrema, que suposen amb assiduïtat un risc per a les llibertats. Freqüentment, aquests líders carismàtics no han pogut evitar la temptació del poder: Napoleó, Bolívar o més recentment Mugabe. El patró continua, i moltes de les qualitats que es destaquen en Zelenski, com la força o la determinació, són les mateixes que han convertit Putin en una figura carismàtica per als russos. A més, molts dels revolucionaris inicialment aplaudits internacionalment quan van acabar amb dictadures corruptes i repressores es van convertir ells mateixos en dictadors, com el cas de Daniel Ortega a Nicaragua. No obstant res d’això implica necessàriament que Zelenski acabi donant l’esquena a la democràcia, i davant els obvis perills, cal tenir l’esperança que el seu lideratge segueixi l’estela de figures com Lincoln o Churchill.
The factors that could alter Putin’s course in the war
A mesura la guerra s’allarga, sorgeix la pregunta de quins problemes pot afrontant Rússia. En el pla intern, és clar que Putin té menys dificultats que un líder d’una nació democràtica degut a la repressió que ja existeix al país. Tanmateix, s’enfronta a restriccions tàctiques i a limitacions geopolítiques i econòmiques que faran més difícil la seva capacitat de lliurar una guerra llarga. L’exèrcit rus ha perdut molts efectius en només un mes, la qual cosa no sembla ser una limitació política però potser sí moral, personal i logística. Si la guerra continua, es necessitaran més soldats i una major mobilització. A l’abril hauran de prendre decisions sobre recursos humans i logística de la guerra. Fins ara, Rússia ha pogut sobreviure a les sancions perquè continua venent combustibles fòssils i manté relacions amb països que no l’han sancionat per a obtenir béns i tecnologia, si bé alguns països com la Xina no volen posar en perill els seus negocis amb Occident pel fet d’ajudar a Rússia. Les decisions de Putin depenen dl la informació que veu i que rep i, segons els EUA, els seus assessors no li donen una bona informació. Sembla que la guerra estigui causant divisions dins de l’elit russa, però no s’ha confirmat públicament cap ruptura evident, potser perquè els membres sancionats de l’elit no tenen cap lloc on refugiar-se si mostren el seu desacord. L’estabilitat i el creixement econòmic de Rússia estan en perill, Putin ja només pot oferir als russos una mena de grandesa política que no serà suficient si les condicions econòmiques es degraden.
‘Tip of the iceberg’: rise in Russian spying activity alarms European capitals
Fer un seguiment de les activitats d’espionatge rus a Occident s’ha convertit en una tasca urgent arran de la invasió russa a Ucraïna. Alguns analistes assenyalen que el que se sap de les activitats encobertes dirigides pel Kremlin és només la punta de l’iceberg. Altres diplomàtics i oficials d’intel·ligència europeus afirmen que aquestes activitats encobertes han augmentat a un ritme superior al de les accions de contraespionatge, en un context caracteritzat per les dificultats i falta de recursos nacionals, que ha portat a molts països a haver de confiar en els serveis d’intel·ligència britànic i nord-americà. Les últimes setmanes, fins a 100 membres de les ambaixades russes a països de la UE han estat expulsats, acusats d’usar credencials diplomàtiques com a tapadora. Malgrat que països com el Regne Unit han pogut reduir el nombre d’agents russos a menys d’una desena, en altres com Alemanya, França o Bèlgica es calcula que podria haver-hi dotzenes d’agents no controlats. A Àustria, el BTV (servei de contra-intel·ligència), es considera que ha estat totalment compromès a causa de les activitats russes al país, i els últims temps la informació que es comparteix entre agències europees s’ha reduït enormement degut a aquest risc. Des del 2017 s’han destapat casos a Dinamarca, França o Bulgària, entre d’altres. Les tres agències russes d’intel·ligència (l’antiga GRU, el FSB i l’SVR) donen feina a unes 400.000 persones. Els autors consideren que per reequilibrar la balança, una de les millors estratègies hauria de ser aconseguir que agents canviïn de bàndol, o com a mínim que es dediquessin a desinformar les autoritats russes.
Russia and Ukraine Are Fighting for the Legacy of World War II
L’autor argumenta que aquesta guerra s’ha convertit en una batalla pel llegat de la Segona Guerra Mundial, un conflicte en què van morir aproximadament 7 milions d’ucraïnesos i 14 milions de russos. Enmig d’una nova guerra, Rússia i Ucraïna competeixen per saber qui és propietari de l’herència de la Segona Guerra Mundial: per a Rússia, el record de la “Gran Guerra Patriòtica”, proporciona una justificació per a la seva agressió a Ucraïna. Les analogies que el règim del president rus Vladimir Putin ha fet entre el conflicte actual i la Segona Guerra Mundial són tot menys subtils. En un dels seus discursos Putin va suggerir que Occident estava envaint les fronteres de Rússia, creant “amenaces fonamentals” que feien ressò a les d’Alemanya el 1941. També ha retratat Rússia com a defensora de les minories oprimides, com la Unió Soviètica havia defensat els jueus i els eslaus el 1941. Ha afirmat que la Unió Soviètica, com ara Rússia, havia fet tot el possible per evitar la guerra el 1941. La campanya de propaganda llançada en suport de la guerra de Rússia a Ucraïna ha creat una gran quantitat de vincles visuals i retòrics entre la Segona Guerra Mundial i l’actualitat. La campanya actual amb la lletra “Z” es basa en les distintives ratlles negres i taronges de la cinta de Sant Jordi. Els actors patriòtics difonen imatges a les xarxes socials del conflicte actual combinant-les amb imatges de la Segona Guerra Mundial. Algunes parts d’Ucraïna han fet moviments substancials per alliberar-se del mite de la guerra dominat pels russos des de la independència el 1991. No obstant això, els símbols visuals i les figures retòriques vinculades a la guerra han demostrat ser perdurables a Ucraïna. A les narracions soviètiques, russes i ucraïneses de la Segona Guerra Mundial, el període de la invasió alemanya es descriu com un temps d’unitat excepcional, en què tots es van unir en oposició a un mal més gran. El president Volodymyr Zelensky i altres líders ucraïnesos s’han basat en aquesta història per cridar la seva població a mantenir-se ferma i animar el públic occidental a donar suport a Ucraïna. D’altra banda, Zelensky ha acusat Occidental d’abandonar Ucraïna. Un dels mites soviètics clau de la Segona Guerra Mundial és que la nació es va veure sola davant la Wehrmacht per la negativa dels EUA a entrar a la guerra.
The Russian victim myth: here’s the history behind it
El president rus considera que la història del seu país proporciona la justificació de la guerra contra Ucraïna. Putin fa temps que utilitza la història com a arma de propaganda. En el seu discurs anterior a l’anunci de la invasió va afirmar que la independència d’Ucraïna havia separat el que és històricament una terra russa. No obstant això, la seva visió tendenciosa de la història russa és compartida per milions de russos. Segons Putin, Rússia sempre ha estat una víctima de l’agressió estrangera, repel·lint heroicament els invasors i els intents estrangers de destruir-la. Exemples que utilitza sovint inclouen l’ocupació polonesa-lituana del Kremlin el 1612; les invasions de Carles XII de Suècia el 1708–9 i de Napoleó el 1812; la guerra de Crimea i la invasió nazi de 1941. Aquest darrer exemple ajuda a explicar la considerable simpatia per la versió russa de la història en molts cercles occidentals. El paper decisiu de la Unió Soviètica en la derrota de Hitler és recordat amb gratitud per molts de la generació que va viure la Segona Guerra Mundial. Per consegüent, malgrat l’agressió de Putin a Txetxènia, Geòrgia i Crimea, no han faltat comentaristes influents afirmant que hem de veure les coses amb els ulls de Rússia i entendre la por de Putin a la invasió. Aquesta visió de la història russa és unilateral i molt selectiva. En tots els casos citats anteriorment, es podria argumentar que aquestes invasions van seguir, o van ser respostes a, actes d’agressió de la mateixa Rússia. Així doncs, la invasió d’Ucraïna és l’últim d’una sèrie d’actes d’agressió dels governants russos contra els seus veïns, justificats per grans reivindicacions imperials i una narrativa ben establerta i qüestionable de victimisme.
Ukraine: lignes rouges et ambiguïté
L’editorial del diari Le Monde afirma que mentre escenifiquen la seva unitat, els líders occidentals mantenen una vaguetat deliberada per tal de limitar el risc d’escalada militar. Però els símbols no són suficients i és urgent posar-se d’acord per organitzar l’acollida de refugiats i reduir la dependència energètica de Rússia. Per tant, sorgeixen dues emergències. En primer lloc, gestionar el flux de refugiats a nivell de la UE, organitzar la seva protecció, el seu transport i el seu assentament en països diferents d’aquells als quals arriben i que ja estan desbordats. A continuació, cal emprendre accions serioses, coherents i immediates per reduir el subministrament de gas i petroli rus tan aviat com sigui possible. Les diferències entre els europeus en aquest tema són lògiques, però s’han d’afrontar. Sense ambigüitats.
Trinxeres ucraïneses on es juga l’ordre mundial
El projecte del Kremlin subjacent a la invasió d’Ucraïna significa una impugnació de l’ordre mundial sencer, especialment tal com es va organitzar des de la desaparició de la Unió Soviètica –la «catàstrofe geopolítica més gran del segle XX» segons un Putin insensible a l’Holocaust, les dues guerres mundials, i els desastres colonials– però amb un abast que arriba fins a la Segona Guerra Mundial. El que Putin ara vol recuperar és el mapa dibuixat a la Conferència de Ialta, on Stalin, Roosevelt i Churchill van dividir Europa en àrees d’influència. A la vegada, també vol refer en profit propi les institucions internacionals configurades a partir de 1945, després d’haver-les aprofitat durant setanta anys, una tasca per a la qual compta amb l’aliança íntima de la Xina, que és la superpotència més ben situada per recollir les rendes econòmiques i geopolítiques del desenllaç de la guerra d’Ucraïna. En efecte, l’esquerda cada cop més oberta en l’ordre mundial ha portat ara a una ruptura total. Les severes sancions imposades a Moscou i les alternatives buscades des del Kremlin per tal de substituir els sistemes de pagament, els clients dels mercats energètics i les aliances internacionals han començat a dibuixar un mapa del futur, en el qual la Xina hi té un lloc preeminent. Ara som al punt més perillós de la transició entre ordre internacional vell que ja s’ha estavellat i el nou que encara no ha nascut. La frase cèlebre de Gramsci serveix també per a l’ocasió: “El món vell s’està morint i el nou tarda a comparèixer. És en aquest moment de penombra quan neixen els monstres”.
The Belligerati
En aquest article publicat a New Left Review, Seymour argumenta que les sancions aplicades a Rússia són expressions d’una mena de conformació de la identitat. D’una banda, s’afirma que Rússia està tornant al seu “passat asiàtic”, mentre que de l’altre s’assenyala que Putin està tractant de restaurar la Unió Soviètica, encara que aquest últim declari que la “descomunistització” és un dels seus objectius a Ucraïna. Paral·lelament, els líders ucraïnesos han estat convenientment exalçats perquè puguin ser identificats com a cap de pont d’una Europa idealitzada. Això provincialitza la simpatia sentida pels ucraïnesos sota setge, reduint el que podria haver esdevingut un impuls perillosament universalista a una solidaritat narcisista amb “gent com nosaltres”. Això es veu particularment clar amb el tractament dedicat a la figura de Volodymyr Zelensky, declarat sense excepció un “heroi” a les portades dels principals mitjans. A penes s’ha reflexionat de manera realista sobre la trajectòria de Zelensky com a dirigent quan un dels enigmes que envolten el president d’Ucraïna és la relació contraintuïtiva entre la font de finançament i les seves promeses electorals. El seu principal donant va ser el brutal oligarca Ihor Kolomoisky, actiu defensor de la guerra contra Rússia al Donbass i que va finançar el neonazi Batalló Azov i altres milícies responsables de crims de guerra. Així les coses, encara que Zelensky va ser elegit amb un extraordinari 73% dels vots, el juny de 2021 més de la meitat de l’electorat no volia que es tornés a presentar i només el 21% va dir que el votaria. D’altra banda, amb tota probabilitat, ni Rússia ni Ucraïna no han volgut aplicar plenament l’Acord de Minsk II. Rússia podia contemporitzar amb la retirada de les seves forces, mentre augmentava la seva influència a Donetsk i Lugansk, convertint-les en enclavaments cada vegada més autoritaris. Per la seva banda, Ucraïna era reticent a aprovar les disposicions polítiques contingudes a l’Acord, ja que el poder militar i polític rus a la regió convertiria “l’autogovern local” en una autonomia de facto. En darrer terme, la invasió russa està donant peu a uns intel·lectuals bel·ligerants que duen a terme el seu propi programa de guerra cultural que té més a veure amb el rearmament moral d’Occident, descompost després de l’Iraq i l’Afganistan, sota la bandera d’una nova Guerra Freda, que declara Putin com el legatari de Stalin amb l’objectiu de ressuscitar un atlantisme moribund i de revitalitzar un europeisme moralista.
Putin ya ha perdido
En aquesta llarga entrevista, l’historiador Philipp Blom afirma que estàvem convençuts que estàvem vivint en una era nova i brillant i que la pugna entre ideologies havia acabat perquè les democràcies liberals i capitalistes havien triomfat sobre el comunisme. Pensàvem que l’alliberament dels mercats conduiria a l’alliberament de les idees i la democràcia. Estàvem convençuts que cap país, cap cultura, no podria resistir aquesta nova font d’energia, que tots acabaríem sent com Dinamarca, països amb una economia sòlida, un gran estat del benestar i pocs desacords. D’altra banda, ara ens hem adonat que el soft power d’Europa també era una il·lusió que s’ha fet miques amb la invasió russa d’Ucraïna. Ara pensem que, potser, el nostre mapa l’ha dibuixat aquesta oligarquia dels hidrocarburs que durant tant de temps ha marcat el nostre camí sense que fins ara l’hàgim reconegut. El projecte liberal, per tant, ja no és un terreny ferm des del qual llençar proclames morals. Necessitem un nou patró perquè quan contemplem les ruïnes d’Ucraïna també contemplem les de les nostres pròpies il·lusions històriques, aquelles veritats que ens eren tan convenients i en què tant havíem cregut. Crèiem en un món on el mercat resolia totes les incògnites, fossin polítiques, socials o sanitàries, un món sense traumes històrics, que funcionava gràcies als mecanismes del mercat, un món on les identitats històriques, amb tots els seus problemes i contradiccions, es reduïen a la identitat molt més manejable duna marca comercial. Ucraïna ens demostra que no ha estat així. Blom també analitza les estructures de pensament subjacents a l’estratègia de Putin i assenyala que entre els pensadors que més l’han influït, com ara Alexander Duguin, Alexander Solzhenitsin i Ivan Ilín, trobem el mateix misticisme nacionalista, la idea que la nació russa té una unitat mística amb Ucraïna que no s’ha de trencar. Una història que arrenca amb un guerrer que es diu Vladímir, batejat a l’església ortodoxa, i fundador d’un regne anomenat Rus. El moment fundacional de la nació russa és un de purificació. És clar que Putin oblida esmentar que Vladímir, abans de batejar-se, va flirtejar amb el judaisme amb l’islam i el catolicisme, i que per accident va decidir ser ortodox. A partir de la seva fundació, el regne de Rus va ser amenaçat pels estrangers, que van intentar destruir-ho. Putin vol restablir aquest regne mític, i ja sabem que les mentides tenen la qualitat de fer-se veritat si les repeteixes moltes vegades. D’altra banda, Putin no només envaeix un territori estranger, també el llenguatge. Va justificar la guerra dient que no era una guerra sinó “una operació militar especial” al Donbass. També va dir que és a Ucraïna per desnazificar-la, per frenar un genocidi contra els russos al Donbass, i que després de la guerra establirà tribunals per jutjar els culpables. L’idioma no només descriu la realitat, sinó que la configura. Cada dictador intenta controlar la llengua d’un poble i Putin, finalment, la destruirà, aconseguirà que les paraules perdin el significat original i puguin utilitzar-se en el context que vulgui. És el que descriu Orwell el 1984. Aquesta és una guerra de narratives històriques. No és sobre primeres matèries, ni sobre el territori, ni sobre una amenaça estratègica creïble. Les històries són així importants. Dramatitzen les virtuts, ens fan actuar de manera determinada.
Catalunya, España, Europa
La regeneración institucional pasa por el Parlamento
En aquest article Joan Ridao argumenta que la regeneració institucional passa pel Parlament i que encara hi ha marge si es vol connectar amb la societat i represtigiar unes Cambres que des de fa temps no exerceixen amb normalitat cap de les funcions d’actualització de la voluntat constituent que tenen encomanades. Així, malgrat que, com a únic òrgan amb legitimitat democràtica directa, el Parlament s’hauria de situar al centre de la vida política, la seva recent executòria demostra que ostenta un rol que oscil·la entre ser una caixa de ressonància del Govern, sense rellevància a la presa de decisions, o el vehicle d’algunes minories per torpedinar qualsevol iniciativa política de l’Executiu, amb el menyscapte que suposa per al funcionament del sistema democràtic. Però, sens dubte, un dels elements més inquietants és la pèrdua de centralitat del Parlament com a legislador i la seva funció electiva. La substitució de la llei ordinària pel decret llei ha portat el Govern a beneficiar-se abusivament dels avantatges processals d’aquestes normes amb força de llei i a convertir-los en gairebé irresistibles davant la mirada d’un Tribunal Constitucional inusualment deferent. Hi ha marge, doncs, si es vol represtigiar el Parlament i connectar-lo amb la societat. Perquè deixi de ser el destinatari preferent de les invectives del ciutadà indignat, en un context en què el problema no és tant la fragmentació multipartidista com la presència d’elements excèntrics al sistema i la perpetuació d’alguns dogmes i procediments més propis d’una institució decimonònica.
El sacrificio colonialista del pueblo saharaui
José Antonio Pérez Tapias analitza a la revista CTXT el canvi de posició del govern de Pedro Sánchez respecte de la qüestió del Sàhara Occidental amb l’acceptació del pla del Marroc de 2007 per a una autonomia de la regió. Voltejant la política que l’Estat espanyol ha desenvolupat durant gairebé cinquanta anys –defensar la necessitat d’un referèndum d’autodeterminació com a clau establerta per les resolucions de l’ONU per culminar un procés de descolonització obstaculitzat pel règim marroquí–, el president del govern espanyol s’ha alineat amb la posició de Mohamed VI, que d’alguna manera aconsegueix així culminar la “Marxa Verda” que el seu pare, Hassan II, va promoure per ocupar il·legalment el territori. És important també tenir present la justificació que des de la presidència del Govern s’ha fet de la nova línia adoptada: amb ella s’inicia una nova etapa en les relacions entre Espanya i el Marroc. Això té concreció, principalment en tres qüestions: fre a les reivindicacions marroquines sobre Ceuta i Melilla, acords econòmics i control de migracions.
L’Europe dans l’interrègne: notre réveil géopolitique après l’Ukraine
L’Alt representant de la Unió Europea per a Afers exteriors i Política de Seguretat, Josep Borrell analitza el que ha canviat la guerra a Ucraïna per a Europa i la necessitat de reajustar el full de ruta estratègic per navegar en un període d’interregne. Destaca que una de les lliçons de la guerra a Ucraïna és que la interdependència econòmica per si sola no pot garantir la seguretat. Al contrari, es pot utilitzar contra Europa. A Ucraïna com a altres llocs, les eines de poder no són només els soldats, els tancs i els avions, sinó també les sancions financeres o les prohibicions d’importació i exportació, així com els fluxos d’energia i les operacions de desinformació i d’interferència estrangera. L’èxit de la integració europea i el mètode escollit de despolitització també van tenir un preu: una reticència i incapacitat per acceptar que, fora del nostre jardí postmodern, “la selva tornava a créixer”. A poc a poc, la noció d’una Unió amb una nova consciència geopolítica ja anava prenent forma abans de la guerra contra Ucraïna. La tasca que la UE té per davant és situar en el temps aquest despertar geopolític d’Europa i fer-lo més coherent. El diagnòstic sobre el llenguatge del poder o la militarització de la interdependència és avui àmpliament acceptat. Tanmateix, la implementació i els recursos i compromisos necessaris segueixen sent un repte. Borrell destaca la importància d’invertir en una cultura estratègica comuna, que requereix un debat europeu, un espai per discutir què es pot fer i què no en matèria de política exterior de la Unió i per què. En definitiva, argumenta que la principal tasca de l’Europa geopolítica és senzilla: utilitzar el nou sentit del propòsit i convertir-lo en la nova normalitat de la política exterior de la UE. Per protegir els ciutadans, donar suport als socis de la UE i complir amb les responsabilitats europees de seguretat global.
L’Europe dans le nouveau conflit Est-Ouest
Per a l’historiador Georges-Henri Soutou, la seqüència oberta per la invasió d’Ucraïna per part de Rússia no ens porta a una nova guerra freda. D’altra banda, confirma el retorn d’una geopolítica brutal entre Orient i Occident, en la qual Europa haurà de mantenir a tota costa la seva autonomia d’observació i interpretació. En efecte, La Guerra Freda encara es situava en l’era de les ideologies universalistes. El liberalisme i el comunisme eren una mena de germans enemics. Abans del triomf de les teories del totalitarisme, que negaven aquesta relació destacant per contra la proximitat entre comunisme, feixisme i nazisme, molts actors i comentaristes, fins als anys 60, pensaven que per a Rússia el comunisme de la Unió Soviètica, comparat amb el tsarisme i el passat cultural bizantí va representar bàsicament una modernització i un camí, certament molt particular, cap al model occidental. La “contenció” proposada per George Kennan l’any 1946 consistia en donar el temps necessari per a aquesta transformació del règim, mitjançant una liberalització de la seva economia i la seva societat. Al mateix temps, la Guerra Freda va ser molt geopolítica i no només ideològica. Posteriorment, els dos Grans, a tots els continents, van perseguir una rivalitat certament ideològica, però també molt concretament política i estratègica. I fins i tot econòmica, sobretot pel que fa a controlar les matèries primeres. En aquest context l’autor formula una pregunta important: com veu Putin les qüestions econòmiques (la importància del mercat europeu pel seu gas i petroli, per als seus productes agrícoles? Les possibilitats de girar cap la Xina i l’Índia? Els problemes monetaris i financers que plantegen les sancions i la possibilitat d’eludir-los gràcies a Pequín? I el problema que planteja l’equilibri de poder a la mateixa Rússia? Com arbitrar entre factors econòmics, polítics i geopolítics? Assistim, doncs, a una nova oposició ideològica Est-Oest, encara que els termes siguin molt diferents, ja que ara domina la geopolítica, la qual cosa que no era el cas abans de 1990. En qualsevol cas, la UE té tot l’interès a mantenir en la mesura del possible la seva autonomia d’observació i interpretació, la seva capacitat d’acció, inclosa la financera, un mínim de seguretat energètica, les seves habilitats en matèria militar, i dotar-se de les mitjans necessaris per poder fer sentir les seves veus en el conjunt occidental que molt probablement es reconstituirà contra Rússia, i durant molt de temps, i això sigui quin sigui el resultat a curt termini de la crisi ucraïnesa.
The horrors of Mariupol should remind us of a new danger to Sarajevo
En aquest manifest signat per Daniel Cohn-Bendit, Timothy Garton Ash, Ireneusz Pawel Karolewski i Claus Leggewie es denuncia que a la conferència de Versalles celebrada després de la invasió d’Ucraïna és va perdre una oportunitat única per establir una unió política que superés l’actual sistema d’associació i avancés cap un nou model de plena interconnexió entre els membres de la UE. Putin ha provocat de manera involuntària un retorn a l’ideal d’un sistema institucional i normatiu que superés la simple unió econòmica que imperava fins ara. S’ha de reforçar la seguretat europea amb l’enfortiment del triangle de Weimar (Alemanya, França i Polònia), sense descuidar la seguretat dels estats bàltics. A la vegada que el Regne Unit hauria d’intentar recuperar els llaços perduts amb el Brexit, la UE ha de fer front els “cavalls de Troia de Putin” a Europa, especialment la Hongria d’Orbán. Un altre dels punts clau serà revisar l’estatus de Bòsnia i Sèrbia, aquesta última candidata a entrar en la UE, tot i el nacionalisme que encarna la Gran Sèrbia, amb aspiracions territorials sobre Kosovo o la República Srpska. Els europeus han ignorat els atacs russos a Geòrgia el 2008 o a Crimea el 2014, i les provocacions polítiques del Kremlin no han trobat resposta. La resposta en forma de sancions i enviament d’armes a Ucraïna hauria d’haver començat quan Rússia va desplegar tropes a la frontera, el desembre de 2021. Un error que no es pot repetir a Bòsnia i els Balcans, deixant clar que si Sèrbia vol formar part de la UE ha de deixar enrere el nacionalisme ètnic i la confrontació, alhora que es reforcen els aliats els Balcans, com Croàcia i Eslovènia. Especialment entre els joves, s’ha imposat el desig de deixar enrere el sistema electoral basat en divisions ètniques, ja que són plenament conscients que el nacionalisme ètnic no té pau o estabilitat que oferir. Així doncs, en darrer terme Rússia pot acabar enfortint i unint la UE.
Germany has learned the wrong lesson from its history
L’autor recorda que va sentir vergonya de ser alemany quan als setze anys va veure per primera vegada la minisèrie “Holocaust” a la televisió. Les seves conviccions encara es van reforçar al final de la Guerra Freda. Els discursos sobre la pau a Moscou, o l’acceptació i la glorificació de la República Democràtica Alemanya no haurien portat a la caiguda del mur de Berlín i l’enfonsament del Teló d’Acer. Sí que ho va fer, en canvi, la dissuasió dels Estats Units recolzada per la força militar i projectes com la Iniciativa de Defensa Estratègica. Döpfner considera que un moment important va ser quan el ministre d’Afers Exteriors del Partit Verd, Joschka Fischer, va aconseguir fer acceptar la seva decisió de desplegar soldats alemanys a la guerra de Kosovo. Potser va arribar tard, però Alemanya semblava haver après que no hi pot haver tolerància quan es tracta del genocidi. I ara es torna a sentir parlar de genocidi. Les crides d’Ucraïna per subministrar armes, mobilitzar tropes o potser fins i tot establir una zona d’exclusió aèria per aturar la matança van ser benvingudes pels països d’Europa central i oriental. Però no va ser així a Alemanya i Suïssa. Els “coloms” creuen que la millor manera d’evitar o acabar amb les guerres és per mitjà de la moderació, mantenint-s’hi fora, oferint compromisos i negociant. Els “falcons” creuen que els conflictes es poden evitar o resoldre mitjançant la dissuasió i la força. La majoria de la gent preferiria ser coloms. Tanmateix, la història recent ens ha demostrat que els falcons tenen raó a l’hora d’assegurar o restaurar la pau. En tots aquests casos, una nova escalada era un risc, el qual és ara el principal argument avançat per donar suport a la política de no intervenció en la guerra d’Ucraïna. L’autor considera que la teoria que la guerra es pot evitar si evitem l’escalada es basa en la falsa suposició que els agressors autocràtics o dictatorials estaran satisfets si aconsegueixen els seus objectius gràcies a la no intervenció dels altres. Però no hi ha massa indicis que això es pugui aplicar a Putin perquè si acaba guanyant a Ucraïna, quin seria el seu proper objectiu? Sense escalada, hi ha dues possibles esperances de resolució. La primera és que una barreja de sancions cada cop més severes per part de la Unió Europea i els EUA obligui la població russa a revoltar-se. La segona esperança és que sense el suport de la Xina, Putin no podrà seguir la seva visió d’un nou imperi rus. El que queda llavors és l’escalada.
Democracia, diversidad y cultura
Time to decamp from cold-war idees
La invasió russa d’Ucraïna representa la major amenaça per a la pau a Europa des del final de la guerra freda i les guerres de l’antiga Iugoslàvia. Mantenir la pau a tot el món és un dels objectius principals de l’esquerra, per la qual cosa les seves respostes a aquesta crisi són crítiques. L’autora considera que determinats sectors de l’esquerra romanen estancades en una posició que la va debilitar moralment i políticament durant la Guerra Freda: el “campisme”. El campisme veu el món dividit en dos camps hostils: un agressiu i imperialista liderat pels Estats Units i un altre antiimperialista format pels “oponents” dels Estats Units. Hi ha problemes empírics evidents amb aquesta posició, ja que durant els últims anys Vladimir Putin ha conculcat nombrosos acords internacionals que afecten la sobirania d’Ucraïna. La cronologia de la intervenció, com de fet les de les altres antigues repúbliques soviètiques de Txetxènia i Geòrgia, no es correlaciona amb les perspectives reals d’adhesió a l’OTAN. El “campisme” també ha portat parts de l’esquerra no només a alinear-se amb, sinó a citar amb aprovació, figures fonamentalment oposades als principis progressistes. Per exemple, els campistes s’han referit constantment als arguments de “realistes” de les relacions internacionals com John Mearsheimer i Henry Kissinger, que, a diferència dels seus actuals seguidors d’esquerra, almenys tenen la virtut de ser clars i coherents a l’hora de justificar el poder.
Estamos peor que en la Guerra Fría. Las élites ya no siguen la ética de la responsabilidad nuclear
L’historiador rus Ilyá Budraitskis ofereix una anàlisi sobre els vincles entre el projecte polític global de Putin i l’agressió militar a Ucraïna on argumenta que la qüestió va molt més enllà de la suposada legítima defensa d’una Rússia defraudada per l’ampliació de l’OTAN cap a l’Est. Budraitski considera que per a Putin Ucraïna no és un subjecte en aquesta història, i que en canvi Rússia i Occident, amb els EUA en el seu centre, sí que ho són. Tampoc no entén la política com a alguna cosa més que una competició entre potències mundials. Budraitskis posa en relleu el nexe profund entre tres aspectes fonamentals de la situació: la ferotge onada de repressió de l’any 2021, de la qual podem entendre ara que tenia una funció preventiva; el caràcter fonamentalment imperialista gran-rus de la visió de Putin; i l’escalada bèl·lica a la qual estem assistint. L’historiador assenyala que els mitjans estan controlats pel Kremlin i quan es fa referència a Ucraïna s’empra llenguatge de bèl·lic, però les referències sobre el conflicte amb Ucraïna no són res de nou per a una població cada vegada més atemorida. Una por que prové de l’onada de repressió viscuda al país cap a partits polítics o mitjans de comunicació independents, per exemple. La gent es pregunta què està passant realment. Finalment, Budraitski afirma que la situació actual és pitjor que la de la Guerra Freda, perquè les elits globals s’han allunyat de la lògica d’evitar la guerra nuclear i així evitar la destrucció del món. Així mateix, la Rússia moderna està en una posició més feble que l’URSS i no pot oferir un model polític, social o econòmic alternatiu a l’ordre vigent.
How Vladimir Putin provokes—and complicates—the struggle against autocracy
Segons el president nord-americà Joe Biden la lluita entre autocràcia i democràcia és el repte que defineix el nostre temps i la invasió de Ucraïna n’és una prova clara. Però la realitat és que molts països democràtics no han condemnat les accions de Rússia o mantenen una postura ambigua, mentre que els EUA també busquen ajuda en règims autoritaris. Des d’occident, s’insta a Turquia a ser més dura amb Rússia però dins del context de guerra Erdogan vol aprofitar la situació demana coses a canvi, sobre tot als EUA. Aquest dilema també es viu entre els països occidentals, per exemple a Polònia. Els socis occidentals de Polònia podrien passar per alt els seus abusos contra l’estat de dret degut al paper fonamental que està tenim en l’acollida de refugiats ucraïnesos. La guerra també ha provocat que Occident reconsideri les seves relacions amb estats petrolers autocràtics, com en el cas dels EUA amb Veneçuela, per exemple. Sense dubte, el que alguns ja anomenen com la nova guerra freda és diferent a l’antiga i Putin i Rússia són percebuts com a una amenaça menys directa i perillosa per al món del que ho va ser l’URSS i això redueix l’incentiu per a fer tractes tan controvertits. Fins ara, la pròpia guerra està demostrant alguns dels punts forts de la democràcia i els inconvenients de l’autocràcia. No obstant això, el resultat de la guerra és imprevisible, i també ho serà el seu efecte sobre la democràcia al món. Si Putin aconsegueix alguna cosa semblant a una victòria, això podria inspirar els autòcrates de tot el món. En canvi, si perd, podria inspirar als que s’hi enfronten.
When Hate Goes Viral
L’any 2019 va començar una nova era per al terrorisme quan els atacants van començar a retransmetre en directe els atacs que cometien o a pujar manifestos a la xarxa. La difusió d’aquests atemptats i l’ús de les xarxes socials s’han convertit en la nova normalitat per al terrorisme. Si d’una banda, empreses i estats vigilen més atentament les xarxes socials per a detectar i detenir aquests actes, de l’altra, tant supremacistes blancs com altres radicals poden continuar utilitzant les xarxes per a fomentar l’odi i promoure la seva causa. No obstant això, encara que les empreses de xarxes socials col·laborin, gran part del problema actual recau en la política, que tolera postures extremistes i dificulta que les empreses prenguin mesures contra la promoció de l’odi. En el cas de Brenton Tarrant, instigador d’aquesta mena de terrorisme, el vídeo va tenir poques visites durant la seva retransmissió en directe, però els usuaris van poder guardar-lo i veure’l després fins que finalment es va eliminar. Facebook ho va etiquetar com a atac terrorista i es va posar d’acord amb altres empreses d’internet en el Fòrum Global d’Internet contra el Terrorisme (GIFCT) per a tractar de buscar solucions, però no va ser suficient. De fet, algunes companyies continuen dubtant sobre com actuar. Les plataformes socials s’han tornat una via fàcil per a difondre idees extremistes i inspirar elements radicals i futurs terroristes. Construir una narrativa de l’odi i organitzar-se no és complicat. Però l’autor considera que expulsar individus i grups de les xarxes socials pot resultar sorprenentment eficaç, encara que existeix l’alternativa de les plataformes petites que semblen no tenir tants escrúpols o també la vella opció de relacionar-se en el món real.
When Migrants Become Weapons
A la tardor del 2021, els líders de diversos països europeus van anunciar que s’enfrontaven a una amenaça de seguretat completament nova: la migració induïda. Al llarg d’uns mesos, Alexander Lukaixenko, el líder autoritari de Bielorússia, va atraure milers de migrants i aspirants a sol·licitants d’asil malgrat la legislació de la UE i els tractats de l’ONU que garanteixen la seva protecció humanitària. Tot i que té múltiples usos, la migració induïda sovint s’utilitza com un instrument de coerció per assolir una àmplia gamma d’objectius geopolítics. Sovint, els països febles i relativament empobrits han utilitzat la migració induïda per obtenir ajuda financera i altres formes d’ajuda per part dels països més rics i poderosos. Històricament, les respostes polítiques a la migració induïda han caigut en diverses categories diferents. Com mostra l’elevada taxa d’èxit de la tàctica, els governs sovint han optat per reconèixer les exigències dels coaccionadors. Alternativament, els governs poden respondre a un flux migratori amenaçant amb derogar els seus compromisos humanitaris, tancant les seves fronteres. En alguns casos, els països han reaccionat externalitzant parcialment o completament la gestió de les migracions. Una altra possible resposta política és prendre mesures militars per canviar les condicions sobre el terreny al país coaccionador. Amb una millor comprensió de com s’ha utilitzat la migració induïda en el passat, el ventall de respostes polítiques s’amplia.
Europe Must Reckon With Its Selective Treatment of Refugees
L’èxode de 4 milions d’ucraïnesos cap als països veïns ha suposat un canvi de perspectiva respecte al dilema dels refugiats procedents del sud global. Un dels principals reptes del segle XXI serà com fer front als desplaçaments forçats de població. L’anomenat sistema de Dublín, que atorga la major responsabilitat d’acollir els migrants al país on primer arriben, canviar-se a petició dels països de l’Est. L’actual solidaritat i generositat pot implicar un canvi en la direcció correcta en la política d’acollir refugiats, després de posar tantes dificultats, per exemple, en rebre els exiliats sirians. Mentre els ucraïnesos són rebuts amb els braços oberts, els migrants africans encara s’han d’arriscar a ofegar-se al Mediterrani. Aquesta discrepància és contrària a la llei internacional, que sosté que qualsevol refugiat ha de poder demanar asil a qualsevol país del món, sense haver de patir discriminació. L’actual crisi de refugiats pot fer que s’adopti una política més progressista d’acollida de migrants, o podria passar com amb els refugiats veneçolans a Amèrica Llatina, que han estat rebuts amb hostilitat general. Si la guerra s’allarga, es calcula que podrien emigrar entre 7 i 15 milions d’ucraïnesos, i davant aquest escenari Europa ha de començar a fer plans a llarg termini. Primer, s’ha de consensuar un pla per distribuir els migrants equitativament. Segon, s’han de compartir i socialitzar les càrregues econòmiques generades per l’acollida dels refugiats. Europa necessita nous mecanismes per ajudar els sol·licitants d’asil d’arreu del món, evitant que hagin de recórrer a xarxes criminals. La crisi de refugiats ucraïnesos suposa una segona oportunitat per crear una política de refugiats que s’adapti al segle XXI, després d’haver fracassat amb la crisi de refugiats del 2015.
Economía, bienestar e igualdad
Why Thomas Piketty is optimistic about the left’s future
Piketty recupera l’optimisme per anunciar que la dinàmica cap a la igualtat que va començar al segle XVIII continua progressant. L’economista francès destaca que cal fer balanç dels avenços en igualtat política, econòmica i social per pensar quins poden ser les pròximes passes. Tot això en un món en que la supremacia del mercat ha suposat el creixement de les desigualtats d’ingressos i riquesa. Sent conscient que el neoliberalisme no està acabat, tal com podria semblar amb la crisi del 2008, Piketty es pregunta, considerant els recents xocs polítics, si la fi del neoliberalisme no suposarà el començament del neonacionalisme. Serà difícil avançar cap a la justícia social en un sistema legal que atorga molta protecció als oligarques i molt poca a la gent corrent. Piketty també considera que si no es canvia l’enfocament actual sobre el canvi climàtic, que no castiga l’1% més ric i més contaminant, moviments de protesta com el de les armilles grogues a França s’estendran amb facilitat. Piketty creu que el Brexit serà, a llarg termini, perjudicial pel Regne Unit i també per la UE. La manera com s’han organitzat les relacions econòmiques i la globalització ha estat principalment beneficiosa pels individus amb un capital humà i financer molt alt. Tot i no menystenir els perills que suposen el neonacionalisme i l’identitarisme, Piketty creu que aquests moviments no seran capaços de solucionar problemes com la desigualtat, el calentament global o les migracions. Per tant, al final els moviments a favor de la igualtat acabaran emergint com a necessaris per resoldre aquests problemes.
Why energy insecurity is here to stay
Quatre bilions de dòlars d’exportacions de petroli i gas durant les dues dècades del seu govern han permès finançar els tancs, les armes i els míssils utilitzats per Putin en la guerra contra Ucraïna. Atès que Rússia subministra entre el 10 i el 25% de les exportacions mundials de petroli, gas i carbó, molts països, especialment a Europa, són vulnerables a la coacció. La guerra d’Ucraïna ha estat doncs un xoc que afegeix urgència a la creació d’un sistema energètic que depengui més dels reactors solars, eòlics i nuclears que no pas del petroli i del gas. Alemanya es prepara per racionar el gas natural l’hivern vinent. A Àsia, els importadors de petroli s’estan preparant per a un impacte en la balança de pagaments. La reacció immediata dels governs d’arreu ha estat de lluitar per trobar més combustibles fòssils. Amb el suport occidental, Saudi Aramco, la companyia petroliera més gran del món, està augmentant la seva inversió entre 40.000 i 50.000 milions de dòlars l’any. França té previst construir sis noves plantes nuclears i té com a objectiu la total independència energètica. A més, Gran Bretanya va dir que construiria una nova generació de reactors. No obstant això, la transició pertorbarà algunes economies i provocarà nous tipus de dependència. Per avaluar-ho, des de The Economist s’ha simulat la despesa generada per deu recursos naturals. A mesura que el món es descarbonitzi, la despesa d’aquesta cistella baixarà del 5,8% del PIB al 3,4% l’any 2040. Tanmateix, a la simulació, més de la meitat dels ingressos encara anirà a parar a mans de les autocràcies. Es destaquen doncs dos problemes. En primer lloc, a mesura que les empreses occidentals es retirin per raons mediambientals i en resposta als elevats costos, la quota de mercat de l’OPEP més Rússia augmentarà del 45% al 57% el 2040, augmentat així la seva influència. En segon lloc, la despesa en metalls verds augmentarà enmig d’una construcció d’infraestructura elèctrica durant dues dècades. Així doncs, la diversificació és l’objectiu. Això vol dir noves associacions. La dinamització de la indústria nuclear del món ric és clau, sobretot perquè allibera tots els altres de dependre de la tecnologia xinesa i russa. La transició energètica requereix més projectes miners en països d’alt risc amb un cost per a l’ecologia local. Construir un sistema energètic més net i segur és una tasca ingent però ens hem de preguntar si preferim confiar en la Rússia del senyor Putin…
A European basic income?
Els informes provisionals de la Conferència sobre el Futur d’Europa indiquen que la proposta més comuna dels ciutadans per a una Europa més social és la instauració d’una renda bàsica europea (RBI). Això planteja un dilema als progressistes, que van prometre considerar seriosament les propostes de la conferència, però a qui preocupa aquest tema. Podrien simplement rebutjar el projecte, però s’arriscarien a alienar als ciutadans i a alimentar l’escepticisme sobre la serietat amb la qual la Unió Europea considera la participació cívica. Una manera d’acceptar les propostes dels ciutadans, sense deixar de prendre de debò els riscos, seria introduir el sistema a nivells molt baixos, que s’augmentarien lentament a mesura que es disposés de més fons. Una anàlisi de la RBI presenta arguments a favor i en contra. El que està clar és que ha de ser suplementari, redistributiu, independitzar als individus de les forces del mercat i fomentar la solidaritat europea. Aquests punts estarien d’acord amb els ideals que els progressistes volen seguir. A llarg termini, la RBI hauria de protegir els ciutadans contra la pobresa. Seria rellevant que la RBI formés part d’una combinació global de polítiques socials i regulacions, evitant que el sistema general se centri únicament en les eines monetàries. Té el potencial de ser un complement d’altres règims relacionats amb la comprovació dels mitjans de subsistència que tanca les bretxes que d’una altra manera serien inevitables. Pel que fa al finançament, es proposa la utilització gradual de diverses fonts d’ingressos, com ara diferents impostos europeus. Encara que aquests fons es podrien utilitzar d’una altra manera, la RBI podria ser més atractiva per als progressistes de l’UE. Tanmateix, els progressistes haurien de participar en el debat d’una manera clara i adequada, discutint més obertament les condicions que hauria de complir una RBI europea per a ser considerada desitjable.
The EU’s plan to fix the food system: 5 key takeaways
La resposta de la UE davant la crisi alimentària empitjorada pel conflicte a Ucraïna és produir com més menjar millor, deixant de banda els principis verds i ecologistes. Si bé dins a Europa no es temen grans problemes de subministrament, en grans parts d’Àfrica i el Pròxim Orient els països més pobres ja estan fent front a una escassetat d’aliments. Dins d’aquest context, els cinc grans punts del nou pla europeu són els següents. Primer, després de dos anys de pressionar els països per adoptar mesures verdes, sembla que la posada en marxa Green Deal s’està ralentitzant, tot i que autoritats europees recorden que el pla no està acabat. Segon, el desig d’aconseguir la sobirania alimentària és ben lluny de complir-se, especialment després de congelar el Green Deal, que tenia una important bateria de mesures en aquest sentit. Per tant, el principal objectiu és mantenir els mercats oberts enfront de les pulsions proteccionistes. Tercer, ajudar als agricultors ucraïnesos, sobretot amb ajuda a través de Polònia. Quart, donar suport alimentari als països africans, sobretot assegurant que no hi hagi escassetat de blat. Cinquè, donar ajuda econòmica directa als agricultors europeus, i reforçar el sistema agroalimentari amb subsidis en sectors clau com la carn de porc.
Ukraine war accelerates the stealth erosion of dollar dominance
La decisió dels EUA i els seus aliats de congelar les reserves exteriors de Rússia ha desencadenat un intens debat sobre el futur del sistema monetari internacional. La proporció de dòlars en les reserves de divises identificades a escala mundial ha tingut una tendència a la baixa durant 20 anys. Aquest és el resultat d’un esforç de nombrosos bancs centrals per diversificar-se respecte de la moneda dels EUA. Ara bé, la diversificació no es dirigeix cap a l’euro, la lliure esterlina o el ien. La quota de reserva col·lectiva d’aquestes monedes s’ha mantingut substancialment sense canvis durant dues dècades. Tres quartes parts s’han fet cap a les monedes d’economies més petites com el Canadà, Austràlia, Suècia, Corea del Sud i Singapur. En primer lloc, els seus mercats s’han tornat més líquids, la qual cosa era abans característic de les monedes abans mencionades. Però, els costos de transaccions en monedes subsidiàries han disminuït amb l’arribada de les plataformes de comerç electrònic i les noves tecnologies per a la creació de mercats automatitzats i la gestió de la liquiditat. En segon lloc, els bancs centrals s’han tornat més actius en la recerca de rendiments. Tercer, els baixos rendiments dels principals països emissors de reserves han intensificat la recerca d’alternatives. Per tant, ja estem veient moviment cap a un sistema monetari internacional més multipolar que no es limita al dòlar, l’euro i el yuan. En el cas de Rússia, és cert que tots els emissors de reserves, excepte la Xina, han participat activament en la congelació de reserves. Per tant, el pas llarg de Rússia cap a monedes de reserva que no són DEG no li ha proporcionat un refugi. Què passa amb una diversificació més ràpida cap al yuan? Qualsevol que contempli moure les reserves en aquesta direcció haurà de considerar la possibilitat que la Xina pugui quedar subjecta a sancions secundàries. Que el president Xi Jinping hagi mostrat poca inclinació a interferir en les operacions del Banc Popular de la Xina no és una garantia que mantindrà aquesta posició en el futur. Els gestors de reserves de Rússia no tenen més remei que recórrer al BPC sempre que continuï donant-los accés. Però per a altres bancs centrals, un resultat irònic de la decisió dels EUA d’armar el dòlar pot ser en realitat frenar l’adopció internacional del yuan.
Could The War In Ukraine Trigger A Global Food Crisis?
L’article analitza l’impacte econòmic de la guerra a Ucraïna i una de les seves possibles derivades: una crisi alimentària mundial. Rússia i Ucraïna representen aproximadament el 30 per cent de les exportacions mundials de blat, mentre que Rússia és el principal exportador mundial de fertilitzants i una quantitat important del blat, blat de moro i ordi del món està retinguda en ambdós països a causa de la guerra, mentre que una part encara més important dels fertilitzants està encallada a Rússia i Bielorússia. Les interrupcions simultànies de les collites i la producció de fertilitzants estan fent pujar els preus dels aliments i enviant onades de xoc econòmic a tot el món. Des de la invasió del 24 de febrer, els preus mundials del blat han augmentat aproximadament un 21 per cent, l’ordi un 33 per cent i alguns fertilitzants fins a un 40 per cent. Després de més d’un mes de guerra, economistes i agències d’ajuda humanitària asseguren que el món s’enfronta a una sèrie de crisis simultànies que podrien provocar una emergència alimentària global. Els preus dels aliments i dels fertilitzants ja estaven pujant a nivells rècord abans del conflicte a causa de les limitacions d’enviament, els alts costos energètics i els desastres naturals. L’oferta es va tensar encara més a les primeres setmanes de la guerra, amb Moscou limitant les exportacions de blat i instant als seus productors de fertilitzants a suspendre temporalment les exportacions. Kíev també va prohibir les exportacions de blat i altres productes bàsics. A mesura que els combats continuen i no mostren signes d’aturar-se, la guerra d’Ucraïna podria estar en un punt d’inflexió per provocar una crisi mundial de fam.
Sostenibilidad y cambio climático
Europe’s solution to its energy dependence
En un moment on milers d’ucraïnesos s’han de refugiar en búnquers o s’han hagut d’exiliar, Europa discuteix com reduir la dependència de petroli de Rússia, quan el preu s’ha enfilat fins als 130 dòlars per barril. En aquest context, la crisi climàtica i els seus impactes (des de sequeres a inundacions, o la pujada del nivell del mar) queden desplaçats a un segon pla, supeditada al que passi a la guerra a Ucraïna. De la mateixa manera que des de fa dos anys els governs de tot el món han gastat trilions de dòlars en grans paquets d’ajuda per la recuperació després de la pandèmia, s’ha de seguir la mateixa estratègia fomentant l’ús d’energies verdes i renovables, i les fonts eòliques i solars s’han demostrat preparades per a fer front als reptes que vindran. Ja que els EUA només importen de Rússia un 8% del petroli que consumeixen anualment, Europa té molt més a perdre si tanca l’aixeta a les importacions russes. En el dilema entre fer pagar al Kremlin els crims que comet i no deixar que els ciutadans europeus es vegin greument perjudicats per la falta de petroli, la solució és impulsar públicament les energies renovables, acabant amb la dependència energètica i fomentar els drets liberals que Putin tant tem. Quan el 90% del gas consumit a Europa prové de Rússia, tractar els recursos energètics com un bé de mercat i no com un bé públic ha portat a una pobre incentivació de desenvolupament de la indústria d’energia renovable. El camí per aconseguir la independència energètica passa per construir infraestructures més públiques, que permetin un desemborsament més democràtic dels fons per l’energia.
¿Quién se forra con el cambio climático?
Genoveva López argumenta a la revista El Salto que si d’una banda el canvi climàtic suposa grans pèrdues econòmiques, de l’altra també s’ha convertit en un enorme negoci on abunden els instruments financers que converteixen la naturalesa en un bé de mercat amb el qual comerciar i especular. Aquest ús del capital natural crea un sistema que promou la defensa de la naturalesa donant-li un valor de mercat. Això significa que fer-se càrrec del canvi climàtic ha de ser rendible, la qual cosa té greus conseqüències en la qualitat de les nostres democràcies. Alguns experts afirmen que el capital, en el context de crisi, actua o bé privatitzant o bé fent ús de la financiarització, és a dir, no invertint en l’economia real o productiva, sinó en les finances que permeten la realització de guanys —ficticis— importants, fins que arribi la crisi. Un exemple d’això són els cat-bonds, a través dels quals s’especula amb factors de risc amb què no es pot comerciar, com una catàstrofe natural. Les empreses troben aquí un nínxol fruit de la preocupació social pel canvi climàtic, poden demanar més acció sense comprometre els seus beneficis i fent el que sempre han fet. Els mecanismes voluntaris de correcció són menys estrictes i controlats. Existeixen mecanismes de compensació (per exemple, un país o empresa redueix les seves emissions de gasos d’efecte d’hivernacle per a compensar les emissions efectuades en un altre lloc); també hi ha llistes de classificació d’activitats considerades sostenibles per a obtenir incentius econòmics (Regulació Taxonòmica de la Unió Europea). D’alguna manera es corre el risc de crear una mena de mercat de destrucció de la biodiversitat en què les finances i no la naturalesa estiguin en el centre i es pugui destruir un ecosistema si se’l substitueix per un altre de valor similar.
Les aires protégées, instrument d’un “colonialisme vert” en Afrique?
En un context de creixement demogràfic sense precedents al continent africà, els mitjans per preservar la biodiversitat es troben al centre d’un intens debat, especialment dins del marc del Conveni sobre la Diversitat Biològica, la principal proposta del qual pretén classificar el 30% dels territoris nacionals en àrees protegides, incloent-hi 10% classificat com d’estricta conservació. Els parcs nacionals són doncs al centre del debat i dues qüestions principals agiten els cercles conservacionistes a l’Àfrica: és legítim restringir els drets d’ús per motius de conservació? Quin model d’àrea protegida, o d’estratègia alternativa per a la preservació de la biodiversitat, pot conciliar l’eficiència i la consideració dels drets humans i de la terra? La situació general no és encoratjadora, ja que la majoria d’àrees protegides a l’Àfrica estan poc finançades ja que disposen de pocs ingressos turístics i la majoria pateix un mala gestió. A més, els ingressos relacionats amb els drets d’accés han disminuït notablement en els últims anys amb la crisi sanitària. Els investigadors estimen unes necessitats pressupostàries de 103.000 a 178.000 milions de dòlars per assolir l’objectiu del 30%. Això no obstant, les àrees protegides per si soles no poden respondre a tots els reptes que planteja la crisi de la biodiversitat. Una reflexió sobre el conjunt del territori d’un país considerant la interfície entre les diferents activitats és necessària per renovar el nostre punt de vista sobre la natura i redefinir estratègies de conservació de la biodiversitat més efectives.
La huella de carbono de nuestra vida digital
La majoria de ciutadans desconeixen que gran part dels serveis i aplicacions digitals que utilitzem en el nostre dia a dia (com les plataformes de video en streaming) tenen un consum energètic i un impacte mediambiental important. Un altre exemple el trobem en Google Maps, ja que per tal que el servei pugui predir la ruta i el temps que trigarem a arribar al nostre destí, Google porta més de 10 anys emmagatzemant informació de totes les carreteres del món. Aquest emmagatzament massiu presenta una dualitat: en el pla digital està el núvol, utilitzat extensivament per empreses com, per exemple, Spotify o Wallapop; en el pla material, el núvol es tradueix en instal·lacions en forma de centres d’emmagatzematge, processament i comunicació de dades. A la pràctica, això suposa grans naus amb quilòmetres de passadissos plens de milers i milers de processadors. Els centres de dades són necessaris per allotjar els exemples explicats anteriorment, o altres sectors clau com la logística o les finances. Aquestes centres de dades, que són la columna vertebral del món digitalitzat, es componen d’una xarxa numèricament reduïda, a Europa actualment només n’hi ha 6, per exemple. Un número petit però que comporta una enorme despesa energètica, ja que suposa l’1% del consum mundial d’electricitat anual, l’equivalent al que necessita anualment un país com Espanya. Tot i aquest gran desgast, les empreses que dominen el mercat del núvol, com Amazon o Google, afirmen estar fortament compromeses amb la reducció del seu impacte. Malauradament, a curt termini no existeix cap solució per mitigar l’impacte de les tecnologies digitals, però si que es pot plantejar fer-ne un ús responsable.
Innovación, ciencia y tecnología
The Cyber-Delusion
L’autor afirma que tot i els temors anteriors a la guerra, els ciberatacs han resultat ser una amenaça relativament menor. La causa d’aques error d’apreciació és que la major part dels debats s’ha centrat en els pitjors escenaris i no s’ha ponderat els costos dels ciberatacs amb l’enorme valor d’Internet i la Intel·ligència Artificial. Suposadament, la tecnologia cibernètica millora la capacitat d’un estat per dur a terme operacions tan antigues com l’espionatge, la difusió de propaganda i el sabotatge. Els analistes fins i tot han encunyat un nou terme, “guerra híbrida”. Si els pirates informàtics invasors es dediquessin a l’espionatge digital contra els Estats Units, per exemple, és probable que trobin que la major part del que troben ja es coneixia i que gran part de la resta és irrellevant. Els assoliments del cibersabotatge també han estat força modestos. Els Estats Units i Israel van utilitzar un virus informàtic per dificultar el progrés de l’Iran cap al desenvolupament d’una arma nuclear, però el programa iranià se’n va recuperar ràpidament. D’altra banda, la por que els grups terroristes puguin causar danys a través del ciberespai fa molts anys que existeix. Fins ara, però, cap grup terrorista no ha aconseguit llançar un ciberatac amb èxit. La interferència electoral també ocupa un lloc destacat en el discurs alarmista sobre les ciberamenaces. Durant les eleccions presidencials nord-americanes del 2016, per exemple, els Estats Units van destacar els intents dels pirates informàtics russos de soscavar la campanya de Hillary Clinton. Però en darrer terme, la majoria dels ciberatacs tenen com a objectiu el sector privat, buscant robar o extorsionar diners a les empreses i als seus clients.
Ukraine’s battle to protect the internet
Un mes després de l’inici de la guerra del Kremlin, els ucraïnesos afirmen que les xarxes han resistit setmanes de ciberatacs de grups vinculats a Rússia. Alguns d’ells van ser entrevistats per a oferir un panorama de l’escalada d’assalts digitals que s’està produint i de com estan sent rebutjats. També els empleats del major operador de banda ampla i telefonia mòbil d’Ucraïna treballen incansablement per a mantenir les xarxes en funcionament malgrat l’atac rus. Enginyers i contractistes reparen les infraestructures danyades sovint treballant junts i compartint equips amb els operadors rivals. En aquests moments, la paraula competència no té cap valor. Els talls d’electricitat i la destrucció de les infraestructures de telecomunicacions a mans de les forces russes soscaven l’esforç per mantenir el país en línia. En els llocs on l’exercit rus s’ha apoderat de la xarxa, s’ha perdut la cobertura completament i no es pot proporcionar Internet a milers de persones en una vintena de ciutats ucraïneses. La connectivitat nacional està ara al 75% dels nivells anteriors a la guerra. Pel que fa a Internet, a la resta del món s’han produït canvis que afecten a diverses empreses com ara Uber, Apple o GameStop i també s’han creat noves eines tecnològiques.
The invasion of Ukraine is not the first social media war, but it is the most viral
La guerra a Ucraïna no és, com alguns comentaristes s’han afanyat a declarar, la primera guerra a les xarxes socials. Israel i Hamàs s’han enfrontat durant molt de temps tant a Twitter com a la vida real. Durant l’anterior atac a Ucraïna, el 2014-15, els detectius digitals van utilitzar selfies que els soldats russos van penjar en línia per demostrar la seva presència al camp de batalla de la regió de Donbas. (Posteriorment, Rússia va prohibir als soldats portar telèfons intel·ligents mentre estaven de servei.) Tampoc la guerra d’Ucraïna no és el primer conflicte que apareix en una nova generació de xarxes socials com TikTok, que es va llançar el 2016. Els vídeos de la guerra a Síria hi circulen des de fa temps. Wls interessats també podrien trobar molts clips de Nagorno-Karabakh, l’enclavament pel qual Armènia i l’Azerbaidjan van lluitar el 2020. Però Ucraïna s’ha convertit en l’exemple més viu de com les xarxes socials estan canviant la manera com es narra, viu i s’entén la guerra , i com això, al seu torn, pot canviar el curs mateix d’una guerra. Qualsevol persona que pensi que és un espectacle secundari no està prestant atenció a la guerra i la política al segle XXI, diu Peter Singer, coautor de LikeWar: The Weaponization of Social Media (Eamon Dolan/Houghton Mifflin Harcourt, 2018) un llibre sobre la intersecció de les xarxes socials i el conflicte modern. A mesura que la guerra física s’instal·la en un sagnant desgast, també ho farà la de l’atenció en línia. Les fotografies no van posar fi a la guerra fent visible el patiment, com alguns esperaven que ho fessin al segle XIX; ara tampoc no ho faran les imatges penjades a les xarxes socials.
Africa’s Low Vaccination Rates Should Concern Everyone
John Nkengasong, director dels Centres Africans per al Control i la Prevenció de Malalties. afirma des de les pàgines del New York Times que si per a molts països sembla que 2022 serà l’any en què acabarà la fase d’emergència de la pandèmia, encara queda molta feina per fer abans que aquest optimisme sigui compartit per tothom. En efecte, només el 15% de la població a l’Àfrica ha estat totalment vacunada i amb taxes de vacunació tan baixes es corre el risc que apareguin noves variants. El president sudafricà Cyril Ramaphosa va presentar un informe complet a la cimera de caps d’estat i de govern de la Unió Africana, el qual compromet els governs a assolir més del 70% de taxes de vacunació per als seus països a finals de 2022 però fins ara només uns 14 dels 55 estats membres de la UA han vacunat més del 40% de la seva població. Perquè les campanyes de vacunació tinguin èxit, la donació de vacunes s’ha de coordinar estretament amb les iniciatives COVAX i l’African Vaccine Adquisition Task Team. L’enviament massiu de dosis sense tenir la infraestructura o la coordinació adequades per distribuir-les podria provocar que les vacunes caduquin. Evitar-ho requerirà que els països descentralitzin els centres de vacunació, ja sigui utilitzant unitats mòbils de vacunació, involucrant organitzacions religioses, permetent que es vacuni durant els caps de setmana o encoratjant els joves a vacunar-se. Un altre objectiu és augmentar la disponibilitat de proves ràpides d’antígens i un accés equitatiu als medicaments que tracten la COVID-19. Finalment, la pandèmia també ha agreujat la salut mental, l’estrès, la incertesa econòmica i l’aïllament social. Aquestes condicions han donat lloc a un increment de la violència domèstica i del consum d’alcohol i substàncies psicotròpiques.