Diari de les idees 59
21 abril 2022

Ideas de actualidad

Casi dos meses después de la invasión de Ucrania, todo indica que la guerra está entrando en una nueva fase con una ofensiva a gran escala que se concentra en el este y el sur del país. Como no podía ser de otra manera, el Diari de les idees sigue dedicando una atención especial al conflicto y a sus repercusiones políticas, económicas y sociales. Más allá de la reordenación del orden geopolítico internacional, del impacto sobre el futuro de la OTAN, de la posición de la China en el conflicto (siempre con la amenaza de que pesa sobre Taiwán al horizonte) o del papel ambivalente de Turquía, también reseñamos los peligros internos de desestabilización a Europa que representan el régimen autocrático de Viktor Orbán o una segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas donde el presidente saliente Emmanuel Macron podría conseguir una victoria muy ajustada sobre la candidata ultraderechista Marine Le Pen. Eso sin perder de vista una de las regiones que puede vivir la próxima crisis en la frontera oriental de la Unión Europea: los Balcanes.

Con respecto a los asuntos globales, Paul Taylor analiza en la revista Politico el impacto de la guerra en Ucrania sobre las estructuras y la política de la OTAN que, desde la caída del muro de Berlín, tenía como principales prioridades la peace-building, las operaciones civiles y de entrenamiento, y la gestión de crisis y escalada de violencia por ejemplo en Libia o Irak. Aunque la defensa de Ucrania ha sido exitosa en parte gracias a la utilización de armas antitanque ligeras Javelin y los misiles antiaéreos Stinger suministrados por los países de la Alianza, la amenaza de posibles operaciones rusas ha puesto en alerta en Europa, especialmente las tres repúblicas bálticas, Moldavia, Suecia y Finlandia. Así, Paul Mason afirma en Social Europe que será necesario revisar en profundidad el concepto estratégico de la OTAN, un documento de orientación elaborado hace ya 12 años. El diseño de este nuevo concepto dependerá de la evolución y del resultado final de la guerra, cuyos escenarios realistas van desde una derrota de las fuerzas rusas que comportaría un conflicto congelado al Donbass y la neutralidad armada de Ucrania hasta la partición del país, con masacres y movimientos forzados de población en la zona controlada por Rusia. En este contexto, también se considera necesario conseguir la autonomía estratégica europea para que la UE encuentre su propio centro de gravedad, en términos de seguridad, respecto de Rusia y el resto del mundo. Es posible que, en las próximas semanas o meses, Suecia y Finlandia soliciten integrarse en la Alianza. Con la incorporación de dos economías del bienestar, actualmente bajo liderazgo socialdemócrata, y el activismo renovado del gobierno alemán liderado por los socialdemócratas, el centro de gravedad político de la OTAN en Europa podría bascular.

En la revista Conflits, Xavier Guilhou argumenta que la guerra en Ucrania revela la aceleración de la deconstrucción del mundo. Al antiguo enfrentamiento entre los Estados Unidos y Rusia, se añade una guerra económica y energética y nuevos actores están tomando más peso en la escena internacional, como China, Irán y Turquía. Tomemos por ejemplo el caso de las negociaciones para conseguir un alto el fuego o incluso para iniciar un proceso de paz entre ucranianos y rusos. Estas no están teniendo lugar bajo los auspicios de las Naciones Unidas a Ginebra, sino a orillas del Mediterráneo oriental en Antalya y en el Palacio Dolmabahçe de Estambul bajo la presidencia turca. Ciertamente Turquía es miembro de la OTAN, pero reunir a los protagonistas de esta guerra sin los norteamericanos y los europeos dice mucho sobre como está cambiando el mundo. En este contexto, tampoco se puede obviar el papel discreto de Israel y sus redes de influencia, empezando por los oligarcas rusos y ucranianos, desde el inicio de la guerra, con sus consecuencias indirectas en el dosier iraní. Lo mismo pasa con la China, que tiene grandes intereses en todo el espacio euroasiático, en particular para consolidar su estrategia de la Ruta de la Seda. También hay que destacar la posición más bien prudente de una gran parte del mundo ante este conflicto, ya que, por primera vez, los norteamericanos no han conseguido obtener el apoyo unánime como sucedía en el pasado, especialmente con la lucha contra el terrorismo.

Así, desde las páginas de Foreign Policy Colum Lynch apunta que si Occidente se ha unido en torno a la causa ucraniana no se puede decir lo mismo –ni mucho menos– del resto del mundo. Aparte de los amigos y aliados militares más próximos de los Estados Unidos en el Asia occidental y oriental, la mayoría de países no está interesada en unirse en la campaña para aislar completamente Rusia. Muchos países tienen vínculos históricos con Rusia que no están dispuestos a abandonar, y temen que participar en el bloqueo económico en Moscú tenga consecuencias dramáticas bajo la forma de un encarecimiento o escasez de alimentos y combustible que podría comportar crisis alimentarias y el crecimiento de la inestabilidad dentro de sus propias fronteras. Otros todavía albergan un profundo resentimiento hacia los Estados Unidos, cuyas intervenciones militares desde el Afganistán hasta Irak y Libia han dejado una herencia de graves crisis sociales, políticas y económicas. Así, ningún país africano ha impuesto sanciones en Rusia, que se ha convertido en los últimos años en el mayor exportador mundial de armas en el continente. En ningún lugar la ambivalencia es más marcada que en el Oriente Medio, donde los principales aliados estratégicos de los Estados Unidos —Israel, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí— han rechazado las demandas de los Estados Unidos para aislar completamente Rusia y unirse a Washington para imponer sanciones al presidente ruso. La posición de estos países revela hasta qué punto Washington ha perdido su influencia y sus aliados están dispuestos a arriesgarse a erosionar su relación especial con los EE.UU. con el fin de proteger lo que han desarrollado en términos de diversificación estratégica, incluido el acercamiento en Rusia y China. Se está configurando por consiguiente un mundo que se está adaptando en gran medida a una nueva era multipolar, donde los Estados Unidos ya no son la superpotencia única. Como complemento de información, os recomendamos dos mapas muy ilustradores publicados en Le Grand Continent: uno sobre las reacciones de los países a la invasión y otro sobre su posicionamiento en el voto de Naciones Unidas condenando la agresión.

En esta redefinición del orden geopolítico internacional, China será uno de los principales actores y único candidato a la hegemonía global. Foreign Policy dedica un dosier donde se apunta que a pesar de la guerra en Ucrania, no son probables grandes cambios en la política china porque no serían útiles para el régimen de Pequín. Por una parte, abandonar Rusia no resolvería el problema principal de China, es decir, su relación con los EE.UU. Por otra, hace poco que Xi Jinping y Putin se comprometieron a la cooperación mutua. A China le conviene mantener relaciones tanto con Rusia como con Occidente; y una Rusia debilitada por la guerra y las sanciones, económicamente dependiente y rica en recursos también conviene a sus intereses. Actualmente, China sólo está ayudando a Rusia desde los márgenes, pero tiene los medios para hacer más si la situación cambia. En la misma línea, Yun Sun y Paul Heer analizan en SupChina cuáles pueden ser la consecuencias de la guerra para China.  La percepción china del conflicto no pasa por el cálculo moral sino por los intereses derivados de esta guerra, ya que Rusia se ha convertido en un país desestabilizado, que ha perdido instrumentos políticos para cumplir su agenda de política exterior y que de rebote podría arrastrar Pekín. Así pues, China está poniendo en marcha una estrategia de acercamiento en Europa con el fin de fortalecer su propia posición y su agenda política, ya que Pequín considera Europa como un gran mercado con un importante potencial económico favorable a los intereses chinos.

En un extenso dosier publicado en La Vanguardia, Didier Billion, director adjunto del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS), analiza la estrategia de otro de los países que actúan con prudencia con el fin de incrementar su influencia: Turquía. Argumenta que, aunque no se pueden descartar cambios tácticos, parece claro que para Erdogan la política de Moscú en la región es menos desestabilizadora para sus intereses que la de Washington. Las evoluciones de la política exterior de Turquía se inscriben, por una parte, en una prolongada búsqueda de identidad perceptible desde hace cinco décadas y, por otra, en una voluntad más reciente de tener en cuenta los nuevos paradigmas que tienden a estructurar las relaciones internacionales. Los valores que las potencias occidentales siguen considerando de manera más o menos confusa como universales ya no consiguen imponerse militarmente, políticamente ni culturalmente. Más allá de sus diferencias, las potencias llamadas emergentes se afirman a la escena mundial y trastornan los viejos equilibrios. Turquía es un ejemplo de este cambio en el mundo que lleva a menudo al presidente Erdogan a manifestar su rechazo a un orden internacional regido por las cinco potencias del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En este contexto, la voluntad afirmada de Turquía es de proceder a la redefinición de sus relaciones con el mundo exterior, sin que eso signifique una ruptura con el sistema de alianzas tradicional del país. Es justamente la capacidad de Turquía de encontrarse a la confluencia de intereses divergentes, u opuestos, lo que constituye su fuerza y cimienta su capacidad de atracción potencial.

En clave catalana es especialmente relevante el espionaje a políticos, líderes independentistas y miembros de la sociedad civil por parte del gobierno español, tanto bajo la presidencia de Mariano Rajoy como de Pedro Sánchez, revelado por Ronan Farrow en The New Yorker. La operación se llevó a cabo mediante el software espía Pegasus desarrollado por la empresa israelí NSO que se vende sólo a gobiernos. Ya se ha relacionado con centenares de casos de abuso, algunos en manos de regímenes autoritarios como Arabia Saudí pero también en países democráticos como la India y estados miembros de la UE como Polonia y Hungría. En el caso español, si no es ninguna novedad la utilización de herramientas y estrategias ilegales para intentar destruir al adversario (recordemos la frase “El estado también se defiende en las alcantarillas” en la época del GAL), no se debe minimizar su importancia ya que de acuerdo con los datos aportados por la investigación llevada a cabo por Citizen Lab hay un amplio abanico de conexiones que conducen a varios organismos del gobierno español como responsables de este espionaje a gran escala. Por otra parte, según fuentes próximas al servicio secreto español, el CNI ha admitido haber adquirido el software a mediados de la década pasada para espiar en el extranjero, dónde los espías tienen que operar al margen de la ley. Ahora bien, si el motivo para comprar Pegasus era espiar en el extranjero, habría que saber por qué acabó en los dispositivos de independentistas catalanes. También es preocupante el origen de los recursos utilizados para adquirir este software espía como revela Josep Casulleras en Vilaweb. En efecto, aunque NSO no hace público el precio del servicio a sus clientes se han ido difundiendo datos de pagos en algunos países donde también se ha utilizado Pegasus que permiten ver el enorme gasto que supone y que seguramente rebasa con creces el dinero destinado a fondos reservados en el presupuesto español. En efecto, a modo de ejemplo el gobierno mexicano pagó unos 280 millones de euros entre 2012 y 2018 a la empresa israelí. La incógnita es de donde han salido estos recursos ya que la partida de fondos reservados de la que dispone el gobierno español es de 27 millones de euros anuales, una cantidad muy por debajo de lo que seguramente podría haber costado el espionaje al independentismo catalán, si comparamos este caso con el referente mexicano. El caso de México apunta una posibilidad: el desvío de fondos públicos hacia partidas presupuestarias infladas. Podría haber más. Pero sería necesaria una investigación a fondo para determinarlo. La duda ahora es saber si el Estado español la llevará a cabo.

Con respecto a los asuntos europeos, el editorial del diario Le Monde alerta de que sin estado de derecho no hay Europa y considera como señal de alarma las victorias de Viktor Orbán en Hungría y de Aleksandar Vučić en Serbia. También lo destaca Yasmeen Serhan en The Atlantic, donde apunta que la Unión Europea se está dando cuenta finalmente que la presencia de autócratas entre sus filas supone un peligro de igual importancia que Putin. Así, la UE ha anunciado que aplicaría por primera vez la decisión de retener fondos a los países que no cumplen los estándares democráticos, una medida que podría costar en Budapest decenas de miles de millones de euros. Estos recortes de financiación tendrían un impacto enorme para Hungría, que es uno de los mayores receptores por cápita de financiación de la UE, y para Orbán, ya que el primer ministro lleva más de una década enriqueciéndose a costa de los fondos europeos mediante transferencias desde las empresas de su amigo de infancia Lőrinc Mészáros según afirma Szabolcs Panyi en un artículo publicado en Euractiv. Dado que se enfrenta a una inflación creciente y a una crisis energética provocada por la guerra de Ucrania, ahora mismo no se puede permitir el lujo de perder ningún apoyo financiero.

Otra fuente de preocupación son los resultados de la primera vuelta de las elecciones en Francia, donde a pesar de una aparente repetición de la convocatoria anterior, se han producido unos cambios muy significativos que auguran una segunda vuelta mucho más incierta que la de hace cinco años. Así, Mathias Bernard destaca en The Conversation que se está amplificando la reestructuración del ámbito político francés alrededor de tres grandes polos. Un polo liberal, centrista y europeo que aglutina un poco más de una cuarta parte de los votantes pero que, gracias al mecanismo de la votación mayoritaria, hasta ahora ha conseguido dominar la vida política. Un polo populista e identitario, liderado por Marine Le Pen, que aglutina junto con otros candidatos populistas de derecha en torno al 33%. Y finalmente un polo de la izquierda radical, dominado por La France insoumise, que, si se incluyen los resultados de los candidatos comunistas y trotskistas, reúne en torno al 25% de los votos. Esta tripolarización comporta la marginalización de las dos fuerzas políticas que, desde los años setenta, habían estructurado la vida política francesa. Con menos del 2% de los votos, el Partido Socialista confirma un descenso que si en el 2017 podía parecer coyuntural ahora ya es una realidad innegable. La debacle de la derecha tradicional es otro de los hechos destacados, ya que la candidata del partido Les Républicains ha dividido por cuatro el porcentaje conseguido hace cinco años.

Eso sin perder de vista una de las regiones que puede vivir la próxima gran crisis en la frontera oriental de la Unión Europea: los Balcanes. Alix Kroeger argumenta en The New Statesman que lo que está pasando ahora en Ucrania recuerda otra guerra que tuvo lugar en Europa y señala que sólo después de la intervención de la OTAN las negociaciones de paz se empezaron a consolidar. Treinta años después, sin embargo, la paz sigue siendo frágil en Bosnia, y la misma cosa podría suceder a Ucrania después de la invasión rusa. En la misma línea, una tribuna publicada en el diario portugués Público por eurodiputados del grupo socialdemócrata recuerda la importancia el proceso de ampliación como motor para la democracia, la libertad, la paz, el estado de derecho y la prosperidad. Consideran que la UE tiene que iniciar rápidamente las conversaciones de adhesión con Skopie y Tirana. Pero para jugar un papel político más fuerte en Bosnia-Herzegovina, Europa debe recuperar su credibilidad que ha disminuido en los últimos años en los Balcanes occidentales. Una de las razones es la inacción de Europa o todavía peor las promesas incumplidas. Cuando hace cuatro años Atenas y Skopie firmaron el histórico Acuerdo de Prespa para resolver la disputa sobre el nombre de Macedonia del Norte, se abrió una oportunidad para empezar a incorporar los Balcanes occidentales a la Unión. Pero la UE todavía no ha iniciado conversaciones de adhesión con Macedonia del Norte o Albania, aunque ha dicho reiteradamente que ambos países han hecho todo lo que los se los pedía para iniciar los trámites de adhesión. El futuro de los Balcanes occidentales radica en la Unión Europea, el estado de derecho, la democracia liberal, la justicia social y el vigor innovador de una sociedad abierta. La adhesión a la UE ofrece la única garantía de que los ciudadanos de las seis naciones balcánicas puedan de estos beneficios.

Unos peligros para la democracia que David Brooks asocia desde The New Tork Times con el final de la globalización tal como la conocíamos hasta ahora y el inicio de las guerras culturales. En la década de 1990, el sociólogo británico Anthony Giddens argumentó que la globalización consistía en la integración de diferentes visiones del mundo, productos, ideas y cultura. Pero ahora el mundo ya no converge, sino que es divergente. El proceso de globalización se ha ralentizado y, en algunos casos, incluso se ha invertido. La invasión rusa de Ucrania pone de manifiesto estas tendencias. The Economist informa que entre 2008 y 2019, el comercio mundial, en relación al PIB global, cayó unos cinco puntos porcentuales. Los flujos de inmigración se han ralentizado. Los flujos globales de inversión a largo plazo se redujeron a la mitad entre 2016 y 2019. Las causas de esta desglobalización son numerosas y profundas. La crisis financiera del 2008 deslegitimó el capitalismo global para muchas personas. Aparentemente, China ha demostrado que el mercantilismo puede ser una estrategia económica eficaz. Han surgido todo tipo de movimientos antiglobalización: Brexiteers, nacionalistas xenófobos, populistas, trumpistas, la izquierda antiglobalista, etc. Ahora centenares de empresas han abandonado Rusia mientras Occidente se desvincula parcialmente de la máquina de guerra de Putin. Muchas empresas occidentales están replanteando sus operaciones en la China a medida que el régimen se muestra más hostil hacia Occidente y que las cadenas de suministro se ven amenazadas debido a la incertidumbre política. Como escribieron John Micklethwait y Adrian Wooldridge en un ensayo, la geopolítica se está moviendo definitivamente contra la globalización, hacia un mundo dominado por dos o tres grandes bloques comerciales. Está claro que la globalización en términos de flujos comerciales continuará, pero la globalización como lógica impulsora de los asuntos mundiales, parece que se ha acabado. Las rivalidades económicas ahora han convergido con las rivalidades políticas, morales y otras en una única competición global por la hegemonía. La globalización ha sido sustituida por una cosa que se parece mucho a una guerra cultural global. En efecto, la política global durante las últimas décadas ha funcionado como una máquina de desigualdad social masiva y grandes sectores de población se sienten despreciados e ignorados. Por otra parte, la mayoría de la gente mantiene una fuerte lealtad a su lugar de origen y siente su nación amenazada cuando en el momento de máximo esplendor de la globalización, las organizaciones multilaterales y las corporaciones globales parecían estar eclipsando los estados-nación. La gente también está muy vinculada a sus propios valores culturales, por su deseo de defender sus valores cuando parecen ser atacados. Después de la Guerra Fría, los valores occidentales han dominado el mundo, a través de películas, música, debates políticos y redes sociales. Una teoría de la globalización era que la cultura mundial convergiría, básicamente en torno a estos valores liberales. El problema es que los valores occidentales no son los valores del mundo.

En el ámbito económico Adam Tooze afirma en Foreign Policy que en pocas semanas la guerra en Ucrania ha cambiado el panorama mundial. La peor parte la sufren, lógicamente, los dos bandos enfrentados; la economía ucraniana se ha reducido un 16% en el primer trimestre y Rusia ha quedado prácticamente aislada del sistema de financiación global. No existe actualmente un mercado de rublos o de activos financieros rusos, la retirada de compañías occidentales de Rusia ha acabado de completar la caída de la economía del país y las perspectivas de desarrollo a largo plazo son pésimas. Por su parte, Europa tendrá que asumir una gran cantidad de refugiados, además de hacer frente a una grave inestabilidad en los precios de la energía. Bruselas está comprometida a reducir su dependencia del gas y petróleo ruso, y a medio plazo la crisis puede ser beneficiosa, acelerando la reconversión energética de los combustibles fósiles. Pero para sustituir una cadena de suministro se necesita otra, y Europa tendrá que adquirir materiales electrónicos de difícil acceso, así como microchips y baterías. Si alguna cosa se ha podido aprender de la pandemia de la COVID-19, es que Occidente y los países ricos pueden incrementar el gasto público para intentar atenuar los golpes externos sobre una economía cada vez más interdependiente, pero en cambio la deuda creciente no deja de ser un peligro importante para los países menos desarrollados. El Banco Mundial ya está poniendo en preaviso varios países sobre el riesgo de deuda, y es posible que 12 países no puedan hacer frente al pago de la deuda a finales de año. Especial atención merece el caso de Sri Lanka, donde la situación económica está en un punto crítico de no retorno, con importantes cortes de suministro energético y una creciente inestabilidad política.

Paralelamente, Paola Tamma destaca en la revista Politico que la guerra en Ucrania ha provocado que Europa busque su independencia energética de Rusia y, al mismo tiempo, la inflación también supone un reto que ha obligado a aumentar las dependencias de producción y a una redistribución de subvenciones. Los objetivos de los países europeos son aumentar su autonomía estratégica, reducir el uso de combustibles fósiles y acelerar la transición a energías renovables y para poder conseguirlos y responder a la crisis actual, se hará uso del fondo de recuperación europeo de la pandemia, ya que los países nórdicos se resisten a contraer una nueva deuda conjunta. La ventaja es que las normas del fondo ya exigían que el 37% de la dotación de cada país se destinara a la transición ecológica, un objetivo clave que la guerra ha hecho más urgente. Sin embargo, la cuestión es hasta donde llegarán los recursos existentes. Algunos países pedirán préstamos adicionales y los que no puedan hacerlo porque ya han pedido la totalidad del préstamo podrán pedir que se reelabore su plan para acomodar las nuevas prioridades y tener en cuenta la inflación. El déficit tendrá que financiarse mediante préstamos o fondos europeos y los países tendrán que pasar de nuevo un proceso de aprobación de sus propuestas y negociarlas con la Comisión Europea.

La guerra también tiene su impacto en la sostenibilidad y desde las páginas de The Guardian Bill  McKibben analiza las relaciones entre la lucha contra el cambio climático y los regímenes políticos. Estamos en una situación que requiere acciones contundentes contra el cambio climático, pero con unos sistemas que no encaran estas peticiones transformadoras. En Brasil, Jair Bolsonaro ridiculiza las demandas climáticas y mantiene una brutal deforestación en la Amazonia. En la India, Modhi deniega el visado a la activista ecológica Greta Thunberg. En Rusia o China, las protestas climáticas son simplemente utópicas. En los Estados Unidos la reconversión verde es imposible dada la incapacidad gubernamental para consolidar acuerdos entre Demócratas y Republicanos. Por otra parte, las autocracias son un resultado directo de las energías fósiles, las reservas de petróleo y gas se encuentran concentradas en lugares concretos del mundo y los regímenes que tienen acceso acaban consiguiendo un poder desmesurado. Los hidrocarburos por su propia naturaleza extractiva (puntos concretos y definidos geográficamente) tienden en muchos casos a servir de base para el despotismo, ya que quien controla materialmente la fuente del recurso controla toda la red y los beneficios que se derivan. Las energías renovables, en cambio (por ejemplo, eólica y solar) se encuentran de manera difusa en el espacio geográfico y están disponibles por todas partes. La guerra de Ucrania ha puesto de relieve el vínculo entre el sector del combustible fósil y la autocracia, así como el poder que otorga la escasez de energía a los líderes autoritarios. También ha demostrado la capacidad de los poderes financieros para presionar regímenes políticos.

A pesar de haber quedado en un segundo plano a raíz de la guerra, el impacto creciente del cambio climático es especialmente preocupante en una de las regiones más propensas a sufrir graves devastaciones: Oriente Medio. Marwa Daoudy advierte en Foreign Affairs que inundaciones, incendios e importantes sequías han provocado graves problemas económicos y humanitarios, y que los gobiernos de los principales países afectados no han sido capaces de hacerles frente. Muchos actores políticos utilizan la situación climática a favor suyo, instrumentalizando la vulnerabilidad ecológica: bombardeos de infraestructuras de primera necesidad o cortes en el suministro de agua, forman parte de estrategias comunes en los conflictos en el Oriente Medio. Intervenciones como las de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos en la guerra de Yemen, bloqueando los dos principales puertos del país pueden tener efectos devastadores que dificultan a las autoridades locales la gestión de las amenazas ambientales. La gran desigualdad económica entre los países ricos y pobres de la región es también uno de los principales factores generadores de migración masiva. Si por una parte las monarquías del Golfo como Catar o Arabia Saudí tienen las capacidades tecnológicas para rebajar sus emisiones y proteger a sus habitantes ante los efectos del cambio climático, en cambio países como Libia o Siria, con rentas más bajas, no pueden hacer frente a los efectos extremos de eventuales sequías o plagas, lo cual provoca importantes movimientos migratorios hacia países más ricos.

Finalmente, Matthew Hutson analiza en The New Yorker las relaciones entre el cerebro humano y la Inteligencia Artificial y afirma que ciertos tipos de tareas la Inteligencia Artificial pueden superar el pensamiento humano (jugando a ajedrez o detectando tumores), pero que ante problemas generales cotidianos donde existen miles de posibilidades inesperadas, la IA ya no es tan efectiva. En determinadas cuestiones la mente humana puede depender del sentido común para solucionar algunas situaciones, pero la IA, programada con unas normas preestablecidas, no suele ser capaz de encontrar soluciones. Los institutos de investigación robótica trabajan para acercar el sentido común a las inteligencias artificiales y dotarlas de una interpretabilidad humana. El Allen Institute de Seattle elabora un proyecto de cuatro años titulado “Sentido Común Robótico”. Si estos científicos informáticos pudieran incorporar el sentido común a la IA, muchos problemas podrían resolverse. Un software de traducción del lenguaje podría solucionar ambigüedades y dobles sentidos, así como un robot de limpieza doméstico podría entender que un gato no se tiene que tirar en el contenedor ni ponerlo en un cajón. Estos sistemas podrían funcionar correctamente en nuestro mundo porque adoptarían un conocimiento que damos por hecho. Los humanos aprendemos el sentido común a través de un enfoque multifactorial donde observamos los resultados de nuestras acciones, leemos libros, escuchamos instrucciones y razonamos de forma autónoma. Las inteligencias artificiales, en cambio, actúan siguiendo una ruta escogida que excluye todas las demás. Estas IA pueden utilizar sistemas que analizan la escritura y la cultura humana para aprender, pero mucho de este sentido común no es oral, y la parte escrita es sólo un fragmento de este conocimiento. Es posible que los ordenadores no puedan entender el sentido común hasta que no tengan cerebro y cuerpo, y sean tratados como nosotros. Si eso se consiguiera, los robots podrían desarrollar un mejor sentido común que el nuestro, ya que los humanos muy a menudo fallamos: miramos el móvil mientras conducimos, a veces ofendemos a las personas de nuestro entorno y procrastinamos.

Ilustración: “La Mémoire” (1948), René Magritte

Han participado en este número 59 del Diari de les idees Raül Gil, Pilar Querol y Hèctor Gámez, estudiantes en prácticas en el CETC

more/less text

Política internacional y globalización

Robert Kagan The Price of Hegemony

Els darrers anys s’ha generat un important debat sobre una possible intervenció militar russa a Ucraïna i la responsabilitat dels Estats Units. L’onada de rebuig a la invasió de finals de febrer ha silenciat aquells que argumentaven que Washington no tenia res a fer a l’est d’Europa i que la política exterior nord-americana havia creat inseguretat política a Putin, obligant-lo a prendre mesures extremes. Els Estats Units no tenen la culpa del devastador atac de Putin sobre Kíev, però Robert Kagan considera que afirmar que la invasió és completament no provocada pot portar a l’error. Idealment, segons els més crítics amb Washington, la millor actuació internacional implicaria eliminar qualsevol esfera d’influència fora de les seves fronteres. Aquesta perspectiva poc realista no entén la naturalesa del poder global i la seva influència després de la caiguda del mur de Berlín. Els Estats Units s’estenen a partir d’aquest moment, no per ocupar intencionalment l’espai abandonat per Moscou, sinó perquè la combinació de poder i creences democràtiques fan del model nord-americà un país on refugiar-se, esperant llibertat i autonomia. Podem entendre ara que els Estats Units són un obstacle per una Rússia que busca retrobar la seva influència perduda.  És a dir, l’hegemonia americana no s’estén per la força sinó per la convicció que els valors liberals són més segurs que els autocràtics russos.  No hi ha raons per dubtar de la seguretat territorial i militar russa, però Putin busca canviar una situació que no podia resoldre’s amb cap apropament per part d’Occident, Vladímir Putin busca retornar l’esfera d’influència que Moscou va perdre al centre i est d’Europa amb la caiguda de l’URSS.  Els EUA s’han mantingut impassibles davant de l’escalada militar russa, primer a Geòrgia (2008) i després a Ucraïna (2014). No actuar davant les accions d’una potència autoritària podria continuar produint problemes per Washington. Kagan conclou que si s’ha de culpar d’alguna cosa als Estats Units en aquesta guerra és de no haver expandit la seva influència a l’est d’Europa d’una manera més contundent. 

Paul Taylor NATO doesn’t need to refight the Cold War

L’Aliança atlàntica rep una de les majors pressions polítiques i militars dels últims trenta anys per detenir la invasió russa i prevenir-ne l’expansió fora de les fronteres d’Ucraïna. Des de la caiguda del mur de Berlín la defensa territorial no ha estat entre les prioritats de l’OTAN, més enfocada cap al “peacebuilding”, les operacions civils i d’entrenament, i la gestió de crisis i escalada de violència per exemple a Líbia o Iraq. Les demandes per revertir la situació no s’han fet esperar. Tot i que la defensa d’Ucraïna ha estat exitosa gràcies a la utilització d’armes antitanc lleugeres Javelin i els míssils antiaeris Stinger, l’amenaça de possibles operacions russes ha posat en alerta a Europa, especialment les tres repúbliques bàltiques, Moldàvia, Suècia i Finlàndia. L’OTAN rep pressió per convertir-se en una presència segura i preparada per entrar en combat i defensar territori sobirà. Però les promeses no satisfan els líders de les nacions més pròximes a l’esfera d’influència russa, i les demandes per millorar la seva flota aèria, els radars i míssils ha provocat que l’OTAN hagi doblat la mida de la seva força de combat “Enhanced Forward Presence” i es plantegi posicionar forces similars a Eslovàquia, Hongria, Romania i Bulgària. Aquest reforçament de les forces més dures de l’OTAN, tenint en compte com s’està desenvolupat la guerra a Ucraïna, pot portar problemes en la definició i preparació pels reptes i conflictes del futur. En darrer terme, Taylor considera que no té sentit preparar-se en el present per lliurar guerres en el futur, l’OTAN ha de pensar de manera estratègica i intel·ligent. S’ha de consolidar una força lleugera i ràpida, amb una capacitat de resposta àgil.

Paul Mason Ukraine, NATO and a Zeitenwende

L’article analitza les necessitats de canvi anunciades atès que el concepte estratègic de l’OTAN, un document d’orientació de fa 12 anys, s’ha d’actualitzar en una cimera a Madrid al juny. El nou concepte dependrà del resultat final de la guerra. Els escenaris realistes van des de la derrota operativa de les forces russes, que condueix a un conflicte congelat al Donbas i la neutralitat armada d’Ucraïna, fins a la partició, amb massacres i moviments forçats de població a la zona controlada per Rússia. Dins d’aquest context, l’autor argumenta que, en primer lloc, els líders de l’OTAN han de reconèixer les novetats. L’OTAN, juntament amb les Nacions Unides i la Unió Europea, poden optar per continuar afirmant que el seu objectiu és mantenir un ordre basat en regles, però la realitat ja no es basa en regles. Segon, és necessari aconseguir l’autonomia estratègica europea. Abans que Putin ataqués Ucraïna, es podia argumentar que la UE necessitava una autonomia estratègica perquè els EUA ja no eren un aliat fiable, El capitalisme europeu havia d’exercir una mica de sobirania sobre la tecnologia i la informació, i les potències europees havien de rebaixar la tensió exercida pels EUA per dissuadir l’agressió russa. Europa trobaria llavors el seu propi centre de gravetat, en termes de seguretat, amb Rússia. Tercer, l’expansió de l’OTAN: Suècia i Finlàndia haurien d’unir-se a l’OTAN, i probablement ho faran. Però amb la incorporació de dues economies del benestar, actualment sota lideratge socialdemòcrata, i l’activisme renovat del govern alemany liderat pels socialdemòcrates, el centre de gravetat polític de l’OTAN a Europa canviarà. Tindrem Noruega, Portugal, Espanya, Alemanya, Finlàndia i Suècia liderats per les coalicions de centre. En darrer terme, el preu de pertànyer a l’OTAN és elevat per a les democràcies del benestar d’Europa, i està a punt d’augmentar. Així doncs, haurien de començar a articular la seva pròpia agenda.

Xavier Guilhou Que nous apprend la guerre en Ukraine? Que la déconstruction de «l’ordre du monde» s’accélère

La guerra a Ucraïna testimonia l’acceleració de la deconstrucció del món. A l’antic enfrontament entre els Estats Units i Rússia, s’afegeix una guerra econòmica i una guerra energètica i nous actors estan entrant en escena, com la Xina, l’Iran i Turquia. Prenem per exemple el cas de  les negociacions en curs per a un alto el foc o fins i tot per iniciar un procés de pau entre ucraïnesos i russos. Podem veure que actualment no es fan sota els auspicis de les Nacions Unides a Ginebra, sinó a la vora del Mediterrani oriental a Antalya i al Palau Dolmabahçe d’Istanbul sota la presidència turca. Certament Turquia és membre de l’OTAN, però reunir els protagonistes d’aquesta guerra sense els nord-americans i els europeus, a més en un dels vestigis dels darrers sultans de l’Imperi Otomà, diu molt de les intencions ocultes d’Erdogan. Reitera la mateixa tàctica per mantenir a distància els occidentals que Putin, quan va reunir el maig del 2017 els protagonistes del conflicte sirià a Astana, Kazakhstan, sota el triple patrocini de Rússia, Turquia i Iran. En aquest context, tampoc no es pot obviar el paper discret d’Israel i les seves xarxes d’influència, començant pels oligarques russos i ucraïnesos, des de l’inici dels fets, amb les seves conseqüències indirectes en l’expedient iranià. El mateix passa amb la Xina, que té interessos considerables en aquest espai euroasiàtic, en particular per consolidar la seva estratègia de la Ruta de la Seda. Xi Jinping aprofita per afirmar de manera oportunista la seva proximitat a les preocupacions de Vladimir Putin, a qui dona suport personalment, alhora que defensa una neutralitat de façana. Sobretot, això permet als seus “guerrers llops” alimentar els arguments per justificar una operació contra Taiwan i als empresaris xinesos recuperar allò que Occident està abandonant a Rússia. Mentrestant, els líders europeus es conformen amb trucades telefòniques amb el Kremlin, que els menysprea, ja que no són convidats a la taula de negociacions. En aquest context, també cal destacar la retirada prudent d’una gran part del món davant aquest conflicte regional que, per a uns, enfronta Ucraïna amb Rússia i per a altres, els Estats Units contra Rússia, i ningú no desitja parlar obertament d’una guerra entre Europa i Rússia (tot i que la qüestió de la cobel·ligerància a través del subministrament d’armes es planteja cada cop més i la de l’aplicació de l’article 5 de la carta de l’OTAN es juga essencialment en sòl europeu) Més de la meitat de la població mundial no es veu afectada per aquest conflicte i, per primera vegada, els nord-americans no han aconseguit obtenir el suport total com passava en el passat, especialment amb la lluita contra el terrorisme. Els membres dels BRICS, de l’OCS, l’Iran, el món àrab, la majoria dels països de l’ASEAN han adoptat posicions prudents, fins i tot comprensives, respecte a Rússia. A més, si les sancions són molt espectaculars i populars dins del G7, no se senten de la mateixa manera a la resta del món. Paral·lelament, el fet que la Xina, l’Índia, l’Aràbia Saudita i altres potències emergents vulguin accelerar la desdolarització del comerç constitueix un punt d’inflexió important pel que fa a l’evolució dels factors de poder. El fet que la majoria d’aquests actors es neguin a expulsar Rússia del G20, com els Estats Units estan intentant imposar, també és un senyal important per als membres del G7 que representen només el 8% de la població mundial, tot i que encara concentren el 75% de la despesa mundial en armament.

Stephen Kotkin The Cold War Never Ended

Quan Putin va optar per envair Ucraïna comptava amb una resposta internacional com la que va presenciar Stalin quan va envair Finlàndia el 1939: molt soroll per no res, desunió, i inacció. Fins ara, però, la guerra a Ucraïna ha tingut un impacte més semblant al al que va passar a Corea del Sud l’any 1950. L’agressió de Putin ha despertat un Occident adormit i l’ha portat a actuar. Els ucraïnesos, com els finlandesos, han mantingut el seu honor. Però aquesta vegada també ho ha fet Occident. El que mostren aquests paral·lelismes no és que la història es repeteixi; la qüestió, més aviat, és que la història que es va desenvolupar en aquelles èpoques encara perdura avui. L’etern imperialisme rus sembla l’explicació més fàcil, com si hi hagués una mena de proclivitat cultural innata cap a l’agressió. Això és fals. Però també seria simplista veure la invasió de Rússia com una simple reacció a l’imperialisme occidental, amb el pretext de l’expansió de l’OTAN, ja que el patró és anterior a l’OTAN. Aquests episodis recurrents d’agressió russa, malgrat totes les seves diferències, reflecteixen la mateixa trampa geopolítica, que els governants russos s’han posat una i altra vegada. Molts russos veuen el seu país com una potència providencial, amb una civilització diferent i una missió especial al món, però les capacitats de Rússia no coincideixen amb les seves aspiracions i, per tant, els seus governants recorren, una i altra vegada, a una hiperconcentració de poder a l’estat en un esforç coercitiu per tancar la bretxa amb Occident. Però l’impuls d’un estat fort no funciona, invariablement es transforma en dictadura personal. La combinació de debilitat i grandesa, al seu torn, impulsa l’autòcrata a agreujar el mateix problema que va facilitar la seva aparició. Després de 1991, quan la bretxa amb Occident es va eixamplar radicalment, la geopolítica perpètua de Rússia es va mantenir. I persistirà fins que els governants russos prenguin l’opció estratègica d’abandonar la recerca impossible per convertir-se en una gran potència igual a la Occident, optar per viure al seu costat i centrar-se en el desenvolupament intern de Rússia.

Michael Hirsh The Month That Changed a Century

En poques setmanes, Putin ha aconseguit ressuscitar les amenaces a la sobirania territorial, la possibilitat de guerres nuclears, el rearmament d’Alemanya, i l’augment del pressupost militar no només de Berlín sinó de diversos països europeus. Conjuntament amb altres països, Putin vol fer trontollar el sistema internacional liberal americà de normes i valors institucionalitzats per les Nacions Unides. El nou ordre que pretenen imposar apunta a instal·lar una mena de competició entre règims autocràtics, on cadascú tingui el seu propi espai geopolític d’influència. Les grans nacions d’Occident s’han unit en resposta a l’agressió russa a Ucraïna, imposant sancions sense precedent amb l’objectiu d’asfixiar l’economia de Moscou. Però com d’aïllada realment està Rússia? Des d’un punt de vista intern, Putin s’ha consolidat al país, ja qu el suport a la seva persona ha augmentat fins al 80 % des de la invasió d’Ucraïna, gràcies a la propaganda governamental. També gràcies al suport internacional per part de Brasil, Pakistan o Sud-àfrica, així com d’alguns països i líders polítics populistes europeus com Viktor Orbán i Marine Le Pen. En el terreny militar, Putin sembla preparar-se, després del fracàs del setge a Kíev, a una guerra de llarga durada, on pot guanyar el factor geopolític de controlar la regió del Donbass on els separatistes russos han estat lluitant contra les forces ucraïneses durant vuit anys. Xina per la seva banda ha seguit el model de Moscou, i culpa Washington de provocar l’agressió russa. Conjuntament amb l’Índia de Modhi, la cooperació entre aquests països i Moscou és fonamental per la competició entre sistemes internacionals i regionals. Xina i l’Índia comparteixen la visió russa sobre la importància de les seves civilitzacions, remarcant cadascuna la seva pròpia rellevància dins del sistema internacional. Però gràcies a Putin, l’Oest a trobat la seva raó de ser. Molts ucraïnesos no volen formar part de la visió russa sobre civilitzacions separades i la democràcia ha estat revalorada en contraposició a l’autoritarisme rus. 

Hal Brands Opposing China Means Defeating Russia

En el context de crisi global provocada per l’agressió russa, sorgeix el debat sobre quin rival dels EUA, Xina o Rússia, suposa una major amenaça i ha de ser frenat amb prioritat. Tot i que la majoria de republicans opten per centrar-se en Xina, la dicotomia entre Rússia i Xina és errònia, ja que segons l’autor, assegurant la derrota russa es pot infringir un dur cop a Xina. Més enllà d’aquest estèril debat, està clar que la Xina és la principal amenaça al sistema internacional construït pels EUA, a causa del seu poder econòmic, tecnològic i militar. Tot i que Rússia és una amenaça de segon ordre, com ha demostrat la seva debilitat militar, Xina necessita Moscou per aconseguir els seus objectius. Si Rússia depengués de la Xina, aquesta es podria centrar en combatre Occident mentre els russos li subministrarien suport militar i cibervirtual, forçant els EUA a dividir-se en dos fronts. Mentre una Rússia autòcrata seria un gran reforç per Xina, un Putin debilitat seria un llast per l’estratègia xinesa. La relació sino-russa d’amistat mútua descansa en gran part en la bona relació entre els dos líders, raó que podria forçar Xi Jinping a donar més suport a Putin per evitar la seva caiguda. Mentrestant, la estratègia d’Occident sembla clara: continuar donant tots els recursos que Ucraïna necessiti per a continuar resistint a la invasió russa. Brands també considera que cal esmerçar esforços en ampliar l’OTAN a Europa de l’Est, i deixar clar que si Putin usa armes químiques, l’OTAN reconsideraria involucrar-se activament en la guerra. El nou eix autocràtic a Euràsia té el seu centre a la poderosa Xina, però avui el camí per a derrotar-la passa per Moscou. 

Kevin Rudd How to stop China and the US going to war

El conflicte armat entre potències ha esdevingut una possibilitat palpable i la guerra a Ucraïna ho demostra, però aquesta no és l’única guerra que podríem veure al segle XXI, perquè les tensions entre la Xina i els Estats Units ens fan pensar en un altre possible conflicte futur. Les dues potències busquen el poder i canvien les seves estratègies polítiques per tal d’aconseguir-ho, per això mateix els experts pensen que la crisi o la guerra tindran lloc inevitablement, però l’autor opina que un món on la Xina i els EUA coexisteixin és possible. Kevin Rudd, ex-primer ministre d’Austràlia, que va especialitzar-se en la Xina a la universitat i va treballar-hi molts anys, és crític amb els dos països. Considera que l’atmosfera de desconfiança i la manca de comprensió mútua defineixen la història recent de la Xina i els EUA, tot i que de vegades col·laboren perquè tenen objectius comuns. Els EUA no es fien de l’ascens pacífic de la Xina i la Xina no creu que els EUA no vulguin frenar el seu creixement. Ambdues parts han dut a terme accions qüestionables cap a l’altre i les seves bones paraules ja no són creïbles.  Per a explicar aquest cas l’autor recorre a la trampa de Tucídides en què una potència emergent vol ocupar el lloc d’una dominant. En aquest context és relativament senzill pensar en una possible futura segona guerra freda.  L’ordre internacional està canviant, les relacions de poder evolucionen i és important mantenir la pau i la integritat de l’ordre entre Pequín i Washington de manera bilateral. El que passarà ho han de decidir les dues potències. 

Timothy McLaughlin The Final Blow to Hong Kong

Ciutat xinesa influenciada per més de 150 anys de domini britànic, Hong Kong havia servit fins ara com a cap de pont  per a la circulació de diners, mercaderies i persones entre la Xina continental i la resta del món. Si la repressió duta a terme els darrers anys per les autoritats de Beijing ja havien esmicolat les esperances d’aquells que volien que això continués, l’autor considera que ara aquestes esperances s’han extingit del tot, ja que el dany infligit a Hong Kong per Pequín i les conseqüències que han provocat, han deixat clar que la ciutat ja no es revifarà. Fa pocs dies, dos destacats jutges britànics que havien estat exercint al tribunal més alt de Hong Kong han presentat la seva dimissió, una decisió que ha coincidit amb l’anunci del govern del Regne Unit que la ciutat havia arribat a un punt d’inflexió on ja no era sostenible que els jutges poguessin exercir el seu càrrec amb totes les garanties servir.  Al mateix temps, l’èxode dels hongkonesos i dels residents estrangers ha arribat a tal nivell que fins i tot el director executiu de la ciutat, que va anunciar aquesta setmana que no buscarà un segon mandat, admet que Hong Kong està experimentant una autèntica fugida de cervells.

Foreign Policy What Lessons Does China Take From Putin’s War?

Foreign Policy dedica un dossier a la Xina on s’apunta que malgrat la guerra a Ucraïna no són probables grans canvis en la política xinesa perquè no seria útils per al règim. D’una banda, abandonar Rússia no resoldria el problema principal de la Xina, és a dir, la seva relació amb els EUA. D’una altra, fa poc que Xi Jinping i Putin es van comprometre a la cooperació mútua. A la Xina li escau mantenir relacions tant amb Rússia com amb Occident; i una Rússia afeblida per la guerra i les sancions, econòmicament dependent i rica en recursos també convé als seus interessos. Actualment, la Xina només està ajudant Rússia des dels marges, però té els mitjans per a fer més si la situació canvia. En aquest context, el món occidental, i sobretot els Estats Units, no es fien de les paraules de la Xina i la vigilen de prop alhora que l’amenacen amb sancions. És probable que la Xina eviti la confrontació directa i l’aïllament, tot i que sembla estar del costat de Rússia sempre busca promoure els seus propis interessos, que ara com ara, inclouen un compromís selectiu amb Occident. La Xina s’enfronta a un moment d’oportunitat estratègica, però encara està per veure si la resposta inesperadament unida d’Occident a la invasió russa d’Ucraïna farà que els líders xinesos es replantegin les seves intencions respecte Taiwan. 

Katie Stallard No, China is not a winner from the war in Ukraine

És habitual considerar que el gran guanyador de la guerra a Ucraïna és la Xina argumentant que els EUA s’hauran de centrar en Europa durant els pròxims anys, perdent de vista Xina mentre aquesta es beneficiarà de la dependència russa respecte Beijing. Però l’autora considera que la Xina ha fet un pobre paper presentant-se com a un observador neutral creïble en la guerra a Ucraïna, donat el seu suport a l’agressor. Abans de la guerra la Xina intentava crear una divisió entre la UE i els EUA, situant-se com a soci preferent d’Europa amb grans acords comercials mentre intensificava la seva rivalitat amb Washington. Tanmateix, Occident segueix sent el principal mercat de Xina, i el país dirigit per Xi Jinping podria patir les conseqüències de l’augment de la despesa militar europea i l’enfortiment dels aliats de l’OTAN. La guerra a Ucraïna ha reforçat les aliances europees, ha servit com a catalitzador per reforçar les capacitats defensives de Taiwan, ha creat incertesa en la política econòmica de la UE, un dels principals socis comercials de la Xina, i ha exposat la Xina a les acusacions d’estar permetent els crims de guerra russos. A canvi, Xina obté un aliat que és un pària mundial, amb accés a una economia en ràpid deteriorament que fins i tot abans de la guerra era equivalent a l’economia italiana. Amb aquestes consideracions, encara que la Xina no hagi perdut tant com altres països, és difícil considerar que hagi guanyat gaire. 

Kaiser Kuo What might China face in an end to the war in Ukraine?

Yun Sun i Paul Heer analitzen a SupChina quines poden ser la conseqüències de la guerra per a la Xina. La percepció xinesa del conflicte no passa pel càlcul moral sinó pels interessos derivats d’aquesta guerra, ja que Rússia s’ha convertit en un país desestabilitzat, que ha perdut instruments polítics per complir la seva agenda de política exterior i que de retruc podria arrossegar Pequín. Així doncs, la Xina està posant en marxa una estratègia d’apropament a Europa per tal d’enfortir la seva pròpia posició i la seva agenda política, ja que Pequin considera Europa com un gran mercat amb un important potencial econòmic favorable als interessos xinesos.

Kathrin Hille The Chinese companies trying to buy strategic islands

El vicepresident de l’empresa China Sam Enterprise Group, Xu Changyu, ja va intentar comprar una illa del Pacífic Sud fa tres anys, però l’acord va ser declarat il·legal. Un temps després, va aconseguir registrar l’empresa com a inversor estranger a les Illes Salomó i va continuar proposant tractes en aquesta zona. A través d’una filtració de documents, es va descobrir que Pequín i Honiara han redactat un acord de seguretat, el qual encara no s’ha firmat, que permetria a l’armada xinesa visitar els ports de les Illes Salomó per a la logística, la recàrrega de combustible i la rotació de personal. Aquest acord revela que la Xina està buscant un punt de suport naval en el sud del Pacífic per a intentar desafiar el domini dels Estats Units i els seus aliats a la regió i també demostra la forma en què les empreses xineses actuen en sintonia amb el govern i les seves ambicions geopolítiques. Aquest és tan sols un exemple de les actuacions estratègiques del sector empresarial de la Xina a l’estranger en col·laboració amb Pequín per ajudar-la a guanyar influència econòmica i política en certes zones. Una altra característica que crida l’atenció són els plans tan ambiciosos que proposen algunes d’aquestes empreses, a pesar que la majoria no té gairebé cap historial de desenvolupament de projectes similars, com ara l’establiment de vies marítimes estratègiques o ciutats intel·ligents. És clar el vincle entre l’estat xinès i les empreses, el que encara no és tan clar és si les empreses estan intentant només enriquir-se o realment són una tapadora per a augmentar el poder i la influència de Pequín. 

Ivana Stradner & Dalibor Rohac The Threat to the West Is Inside the House

Sèrbia i Hongria són dos països dirigits per líders que han estat recentment reelegits de manera majoritària i que des de fa temps s’han posicionat al costat de Rússia i gaudeixen del suport de Putin. Els autors consideren que la paciència de la UE i l’OTAN en esperar un canvi hauria d’acabar, en un moment on els dos països manifesten obertament els greuges per les seves pèrdues territorials, utilitzant una narrativa nacionalista i expansionista. L’anhel de la glòria imperial perduda entranya els mateixos perills que la que ha portat a Putin a envair Ucraïna, fet especialment clar amb el cas serbi durant les guerres de Iugoslàvia. Encara que des de l’ascens al poder de Vučić el 2017 s’ha iniciat una política d’apropament a la UE, Sèrbia segueix actuant fonamentalment d’acord amb els desitjos russos. L’estratègia d’Orbán a Hongria ha estat la mateixa, però utilitzant mètodes més subtils. Recentment, Hongria ha negat ajuda militar a Ucraïna, i també ha impedit que altres combois europeus cap a Ucraïna transitin pel seu territori. Orbán també ha vetat diverses sancions a Rússia, seguint el mateix patró que Vučić. Els autors afirmen que seria una imprudència per part de les autoritats europees continuar finançant Sèrbia i Hongria amb bilions d’euros, com a aspirant o membre de la UE, respectivament. Des del seu punt de vista, l’ajuda financera condicionada cap a Hongria ha de tallar-se immediatament, i l’estatus serbi de candidat a la UE hauria de ser revocat. Això serviria també com a avís a altres països que no adoptin incondicionalment la línia de la UE i l’OTAN. És hora que Occident forci els dos aspirants a dictadors a escollir bàndol i fer front a les conseqüències. 

Didier Billion El doble juego de Turquía a Este y Oeste

El director adjunt de l’Institut de Relacions Internacionals i Estratègiques (IRIS) Didier Billion argumenta que tot i que no es pot descartar canvis tàctics, a ulls d’Ankara sembla clar que la política de Moscou a la regió és menys desestabilitzadora per als seus interessos que la duta a terme per Washington; i sembla segur que Turquia no comparteix la visió dels seus aliats occidentals respecte a Rússia, a qui no percep com un enemic ni com una amenaça. Les evolucions de la política exterior de Turquia s’inscriuen, d’una banda, en una prolongada recerca d’identitat que és perceptible des de fa cinc dècades i, de l’altra, en una voluntat més recent de tenir en compte els nous paradigmes que tendeixen a estructurar les relacions internacionals. Els valors que les potències occidentals segueixen considerant de manera més o menys confusa com a universals ja no aconsegueixen imposar-se militarment, políticament ni culturalment. Més enllà de les seves diferències, les potències anomenades emergents s’afirmen a l’escena mundial i trasbalsen els vells equilibris. Turquia és un exemple d’aquest canvi del món que porta sovint el president Erdogan a manifestar el seu rebuig a un ordre internacional regit per les cinc potències del Consell de Seguretat de les Nacions Unides. Així mateix, els aliats tradicionals de Turquia han d’aprendre a distingir entre allò que guarda relació amb una postura conjuntural (sovint molt utilitzada per raons de política interior) i allò que podria convertir-se en factor estructurant en anys futurs. El que sembla essencial és, en realitat, la voluntat afirmada de Turquia de procedir a la rearticulació de les relacions amb el món exterior, sense que això expressi en aquest estadi unes intencions de ruptura amb el sistema d’aliances tradicional del país. És justament la capacitat de Turquia de trobar-se a la confluència d’interessos divergents, o oposats, el que constitueix la seva força i cimenta la seva capacitat d’atracció potencial. El nou paper que està adquirint no és tant una separació com l’expressió de l’afirmació dels interessos nacionals d’un país que mesura les seves cartes en el joc regional i internacional. El desplegament de la política exterior de Turquia és l’expressió renovada del perfil únic d’un país culturalment musulmà, membre de l’OTAN, candidat permanent a la Unió Europea, que no només ambiciona ser una potència central a l’Orient Mitjà, sinó també a conquerir un lloc reconegut en el tauler diplomàtic internacional. Ser membre del G-20, el Consell d’Europa i l’OTAN segueix sent sens dubte més important als ulls dels dirigents d’Ankara que limitar-se únicament a les relacions amb el seu entorn geopolític immediat.

Thomas Flichy de La Neuville Iran, le conflit ukrainien bouscule la donne

L’autor argumenta que entendre la guerra a Ucraïna sense tenir en compte l’Iran amagaria part del problema. Els Estats Units poden canviar la seva estratègia davant la República Islàmica per frenar les exportacions de gas rus. En aquesta sobtada recomposició geopolítica, el professor Thomas Flichy de La Neuville analitza fins a quin punt el conflicte ucraïnès podria beneficiar una nova i inesperada emergència iraniana. Des de fa dècades, l’acord nuclear iranià ha servit de coartada per a la contenció geopolítica de l’Iran, el règim del qual és considerat subversiu pels Estats Units i alguns dels seus aliats. De fet, la doctrina difosa per la revolució islàmica ataca directament la legitimació americana del seu propi poder. Per tant, la postura geopolítica dels Estats Units ha estat fins ara hostil a qualsevol acord que permeti a la República Islàmica millorar el seu marge de maniobra. També hi ha la dels europeus, que són més moderats i que esperen retenir una part del mercat iranià i la dels russos, que estan a favor d’una normalització de les relacions amb l’Iran. Aquestes postures s’han invertit des de fa unes setmanes arran del conflicte a Ucraïna. Les sancions dels EUA contra l’Iran, que impedeixen l’exportació de gas iranià, s’han convertit de sobte en el millor suport per a l’exèrcit rus, que té poc interès en que un poderós competidor vengui el seu gas a Europa. D’aquí una inversió diplomàtica: els Estats Units impulsen de sobte la normalització de les relacions amb l’Iran, mentre Rússia les frena. La possibilitat d’una obertura sobtada del mercat del gas veneçolà per part dels Estats Units, per motius purament oportunistes, també té el seu impacte a l’Orient Mitjà. L’Aràbia Saudita, sota influència xinesa, ha proposat vendre el seu petroli en e-yuan, la qual cosa constitueix una amenaça real contra el dòlar. Ara que Aràbia acaba de negar-se a augmentar la seva producció de petroli, les reserves de gas iranianes poden ser la clau per resoldre les tensions energètiques actuals. Ara bé, des que els europeus van abandonar el mercat iranià sota la pressió nord-americana, els xinesos han ocupat el seu lloc. El 90% de les persones que segueixen classes de persa a Teheran són xinesos i les pimes xineses han envaït el mercat iranià. Pel que fa a l’e-yuan, podria acabar derrotar les sancions financeres nord-americanes en aquesta àrea.

David M. Herszenhorn Russian war crimes in Ukraine: So much for ‘never again’

L’autor de l’article denuncia que posar fi als crims de guerra comesos a Ucraïna no interessa els Estats Units, almenys no si això significa anar a la guerra amb Rússia. La prevenció d’atrocitats com l’assassinat de civils a Ucraïna tampoc no interessa la UE, almenys no si això suposa un augment dels preus del gas o passar més fred a l’hivern. L’evidència de brutals assassinats i tortures per part de les forces russes a Bucha i altres ciutats ha provocat indignació i consternació als més alts nivells de govern de les nacions més poderoses del món, des del canceller Olaf Scholz fins al president. Emmanuel Macron passant pel primer ministre Boris Johnson i el president nord-americà Joe Biden. Però cap d’aquestes persones poderoses no té la intenció de fer res per intercedir directament amb l’esperança d’aturar els crims de guerra comesos pels soldats russos a Ucraïna, tot i que reconeixen que el que es va descobrir a Bucha no és el pitjor del que ha passat i encara està passant. en zones que romanen sota el control de Rússia. Però davant de repetides preguntes sobre si hi havia alguna cosa que Biden, potser l’únic líder a la Terra que podria reunir una coalició internacional per intervenir militarment a Ucraïna, podria o faria per aturar immediatament els crims de guerra de Rússia, la seva resposta va ser que el seu objectiu i la seva responsabilitat prendre decisions que siguin en interès dels Estats Units i de la seguretat nacional dels Estats Units i del poble nord-americà, i això significa no anar a la guerra amb Rússia. En definitiva, Occident ha decidit que el preu de la lluita contra les atrocitats comeses a Ucraïna és senzillament massa elevat.

Colum Lynch The West Is With Ukraine. The Rest, Not So Much

L’autor apunta que si Occident s’ha unit al voltant de la causa ucraïnesa no es pot dir el mateix –ni molt menys– de la resta del món. A banda dels amics i aliats militars més propers dels Estats Units a l’Àsia occidental i oriental, la majoria de països del món no està interessada a unir-se a la campanya per aïllar Rússia. Molts països tenen vincles històrics amb Rússia que no estan disposats a abandonar, i temen que participar en el bloqueig econòmic a Moscou tingui conseqüències dramàtiques per a la seva població sota la forma d’un encariment o escassetat d’aliments i combustible que podria comportar crisis alimentàries i el creixement de la inestabilitat dins de les seves pròpies fronteres. D’altres encara alberguen un profund ressentiment cap als Estats Units, les intervencions militars dels quals des de l’Afganistan fins a l’Iraq i Líbia han deixat una herència de destrucció i crisis socials, polítiques i econòmiques. Així, cap país africà no ha imposat sancions a Rússia, que s’ha convertit en els últims anys en el major exportador mundial d’armes al continent. En cap lloc l’ambivalència ha estat més marcada que a l’Orient Mitjà, on els principals aliats estratègics dels Estats Units —Israel, els Emirats Àrabs Units i l’Aràbia Saudita— han rebutjat les demandes dels Estats Units per aïllar Rússia i unir-se a Washington per imposar sancions al president rus. La posició d’Israel, l’Aràbia Saudita i els Emirats Àrabs Units revela fins a quin punt Washington ha perdut la seva confiança i els seus aliats estan disposats a arriscar-se a erosionar la seva relació especial amb els EUA per tal de protegir el que han desenvolupat en termes de diversificació estratègica, inclòs l’apropament a Rússia i la Xina. S’està configurant per consegüent un món que s’està adaptant en gran mesura a una nova era multipolar, on els Estats Units ja no són la superpotència única.

C. Raja Mohan For India, Putin’s War Starts to Look Like a Gift

La posició neutral de l’Índia en el conflicte a Ucraïna comporta molts beneficis per al país, des de petroli rus barat fins a les inesperades propostes de la Xina. A l’inici del conflicte Rússia-Ucraïna, l’Índia no semblava molt convençuda d’alinear-se amb el bloc occidental i condemnar Rússia, de la qual continua sent dependent pel que fa a material militar. Tot i que els lligams entre l’Índia i Occident s’han intensificat en les dues últimes dècades, les relacions amb Rússia continuen sent molt bones. No és d’estranyar, doncs, que l’Índia s’abstingués en totes les resolucions del Consell de Seguretat i l’Assemblea General de les Nacions Unides que censuraven la invasió russa. Que l’Índia s’hagi trobat en el mateix bàndol que la Xina en aquest assumpte és una paradoxa, perquè és el seu enemic principal. Ara, sembla que la guerra pot ser en realitat un regal per a Nova Delhi. Igual que la Xina, l’Índia, els recursos de la qual són limitats, també ha aprofitat la crisi per a adquirir petroli rus barat, que està comprant amb un gran descompte respecte als preus del mercat, ja que els clients occidentals rebutgen cada vegada més els subministraments russos. De la Xina, l’Índia busca obtenir una disminució de l’enfrontament militar a l’Himàlaia, una condició prèvia per a la cooperació en altres àrees. Les tensions entre ambdós països, però, no han desaparegut tot i que l’Índia acceptaria amb mantenir les línies de comunicació obertes i qualsevol reducció de la pressió militar xinesa a la frontera. La Xina i Rússia volen socis en el món no occidental per a crear una coalició asiàtica anti-occidental, però és poc probable que l’Índia renunciï a la seva reorientació estratègica cap als Estats Units i els seus aliats, de qui podria aconseguir la modernització de la seva base industrial de defensa i així reduir la seva dependència dels subministraments russos. Mentrestant, està aprofitant el que li ofereixen els dos bàndols.

Catalunya, España, Europa

Le Monde Sans Etat de droit, il n’y a pas d’Europe

L’editorial del diari Le Monde alerta sobre els enfrontaments que tenen lloc al continent europeu pel que fa a la qüestió de l’estat de dret.  Els líders de Sèrbia i Hongria, que no amaguen el seu suport a Moscou, han obtingut àmplies victòries electorals. Aquesta no és l’única característica que comparteixen, perquè també tots dos països duen a terme pràctiques particulars i restrictives de la democràcia i de l’estat de dret; a més, han basat les seves campanyes electorals en la promesa d’estabilitat malgrat la guerra a Ucraïna, per la qual cosa han manipulat els mitjans de comunicació. La victòria de l’hongarès Orbán és la seva quarta consecutiva des de l’any 2010, tot i que aquesta vegada s’enfrontava a una oposició unida. Després de la seva victòria, va denunciar una sèrie d’adversaris entre els quals va esmentar els buròcrates de Brussel·les i el president ucraïnès Volodymyr Zelensky. Aquesta última al·lusió suposa un repte per a la UE, ja que posa en perill la solidaritat europea. Hongria també s’ha negat a participar en l’embargament al petroli rus. Orbán necessita els fons europeus per tal de complir les seves promeses i l’estratègia de la UE és fer ús del mecanisme de condicionalitat: si un estat membre rep fons de la UE, ha de respectar l’estat de dret. Brussel·les no havia volgut activar abans aquest mecanisme perquè no volia que l’acusessin d’interferir en la campanya electoral. Ara ja pot posar en marxa el seu pla perquò no es pot acceptar que Hongria rebi subvencions si es nega a garantir que els utilitzarà d’acord amb la llei. 

Yasmeen Serhan The Other Threat to Democracy in Europe

L’autora apunta que la Unió Europea s’està adonant finalment que la presència d’autòcrates entre les seves files suposa un perill d’igual importància que Putin. Així, la UE ha anunciat que aplicaria per primera vegada la decisió de retenir fons als països que no compleixen els estàndards democràtics, una mesura que podria costar a Budapest desenes de milers de milions d’euros. Aquestes retallades de finançament tindrien un impacte enorme per a Hongria, que és un dels majors receptors per càpita de finançament de la UE, i per a Orbán, ja que el primer ministre porta més d’una dècada enriquint-se a costa dels fons europeus mitjançant transferències des de les empreses dels seu amic d’infantesa Lőrinc Mészáros segons afirma Szabolcs Panyi en un article publicat a Euractiv. Atès que s’enfronta a una inflació creixent i a una crisi energètica provocada per la guerra d’Ucraïna, ara mateix no pot permetre’s el luxe de perdre cap suport financer.

Mathias Bernard Les résultats du premier tour: une stabilité apparente, une reconfiguration profonde

Els resultats de la primera volta de les eleccions presidencials de 2022 confirmen, a primera vista, l’equilibri de poder resultant de les eleccions anteriors. Emmanuel Macron (LREM) i Marine Le Pen (RN) estan, com el 2017, classificats per a la segona volta. Aquesta estabilitat està molt lligada a la notorietat dels principals candidats, ja presents fa cinc anys. Aquests candidats han pogut conservar una base electoral a la qual s’han sumat, en les últimes setmanes, els votants que han optat per un vot útil. Aquesta dinàmica de vot sembla amplificar la reestructuració de l’àmbit polític francès al voltant de tres grans pols, sorgida de les eleccions del 2017. Un pol liberal, centrista i europeu que aglutina una mica més d’una quarta part dels votants però que, gràcies al mecanisme de la votació majoritària, fins ara ha aconseguit dominar la vida política. Un pol populista i identitari, avui dominat per Marine Le Pen i representat per dos candidats la puntuació acumulada dels quals (més del 30%) constitueix un rècord històric per a l’extrema dreta populista en unes eleccions nacionals a França. I finalment un pol de l’esquerra radical, dominat per La France insoumise, que, si s’inclouen els resultats dels candidats comunistes i trotskistes, reuneix al voltant del 25% dels vots. Aquesta tripolarització comporta la marginació de les dues forces polítiques que, des dels anys setanta, havien estructurat la vida política francesa. Amb menys del 2% dels vots, el Partit Socialista confirma un descens que, el 2017, podria semblar conjuntural. La davallada de la dreta tradicional és un dels altres fets destacats d’aquestes eleccions, ja que la candidata del partit Les Républicains ha dividit per quatre el percentatge aconseguida fa cinc anys pel seu predecessor. L’aparent estabilitat de l’equilibri de poder amaga doncs importants novetats. Continua la dretanització del panorama polític que es manifesta amb l’aparició del nou moviment identitari d’Éric Zemmour, el reposicionament de l’oferta política proposada per Emmanuel Macron i el progrés de Jean-Luc Mélenchon, que no compensa el debilitament del PS. El populisme també segueix creixent, al voltant d’un discurs que, en cinc anys i sota l’efecte d’un cert nombre de moviments socials s’ha radicalitzat: més que mai, la ruptura entre el poble i elits es manifesta a l’urna. Aquesta progressió del populisme debilita Emmanuel Macron, la posició del qual és menys favorable del que podria semblar a primera vista.

Sam Fleming EU countries remain at loggerheads over Russian energy ban

Els estats membres de la UE estan enfrontats per les demandes d’un bloqueig immediat a les importacions de petroli rus, ja que l’augment del cost de la vida pesa molt sobre les decisions dels polítics sobre com respondre a la invasió a Ucraïna. Apuntar als combustibles fòssils russos és un punt de confrontament que ja ha resultat en el veto a aquestes mesures per part de Viktor Orbán. Altres països també temen el gran ascens de preus dels combustibles fòssils, un 45% més cars que fa un any, i països com Alemanya no podrien activar un embargament efectiu al petroli rus fins el 2023. La unanimitat necessària no és encara motiu de debat, i alguns oficials europeus apunten que tallar l’accés al petroli rus és un tema políticament i tècnicament problemàtic. Al mateix temps, Ursula von der Leyen o Josep Borrell han avisat que l’embargament sobre el petroli acabarà succeint aviat o tard. En la negociació s’han tractat qüestions al voltant de quin abast quantitatiu o temporal tindrà, i algunes veus proposen posar aranzels al petroli rus. Mentre la UE en conjunt importa el 25% del total del petroli que es consumeix, alguns estats membres en tenen una major dependència i sortirien més perjudicats. Els esforços contra la compra de petroli rus impulsats per von der Leyen, Borrell, Polònia o els estats bàltics volen reforçar el paquet de sancions que ha afectat el carbó o els banc i oligarques russos.

Adam Tooze Alemania no permite que la UE lidere los esfuerzos de paz en Ucrania

En aquesta entrevista Adam Tooze adverteix que la guerra a Ucraïna serà llarga i la pau molt difícil d’aconseguir mentre Putin segueixi al Kremlin. També assenyala que la Unió Europea, molt més que els Estats Units i l’OTAN, ha de liderar la solució al conflicte. Perquè aquest lideratge sigui efectiu, però, Alemanya ho ha de recolzar i, de moment, no ho fa. Primer perquè es nega a liderar els altres estats membres i segon perquè aquesta crisi requereix un marc més ampli per solucionar-se. Qui en té la clau és la Unió Europea. La UE, molt més que l’OTAN i els EUA, ha d’assumir el lideratge i, en aquest marc, sí que Alemanya hi té un paper fonamental. Tothom espera que Alemanya anunciï que tallarà el subministrament de gas rus, però és difícil que ho faci. En tot cas, les sancions no enderrocaran Putin ni acceleraran el procés de pau. S’han aplicat perquè no hi havia més remei, ja que un cop descartada la intervenció militar, calia fer alguna cosa. Però quan s’inicia una guerra cal arribar a alguna solució militar. En canvi, l’historiador britànic sí que creu que la frustració militar del Kremlin i el cost de les sancions han rebaixat l’amenaça russa sobre Polònia i les repúbliques bàltiques. La guerra els ha col·locat, juntament amb els països escandinaus al centre de gravetat de la Unió Europea i el futur d’Europa en depèn ara molt. Els bàltics tenen una presència molt forta a les institucions de la UE, igual que els escandinaus, i Polònia és la base de tota la posició de l’OTAN. És un país molt problemàtic des del punt de vista de l’estat de dret, però molt actiu en tot el que està fent i ha de fer l’OTAN d’ara endavant per contenir Rússia.

Alix Kroeger Echoes of the war in Bosnia sound a warning for Russia – and Ukraine

El febrer de 1994 un dels bombardeigs durant el setge de Sarajevo va impactar al mercat de la ciutat matant 68 persones i deixant 140 ferits. Els bosnians serbis no es van fer responsables,  van culpar els bosnians musulmans de l’impacte. La massacre de Srebrenica de 1995 va marcar una escalada en la violació dels drets humans de la població civil. Posteriorment, alguns presidents de Sèrbia han intentat reconèixer els fets i acceptar la responsabilitat de les massacres de finals del segle XX. Aquí resideix la diferència. Mentre que a Sèrbia existeixen intents per reconèixer i responsabilitzar-se del passat, el rebuig i la negacionisme segueixen instal·lats a la cúpula governamental dels serbis bosnians. La perspectiva a Rússia no fa pensar que la situació sigui millor. Mitjans independents han estat silenciats, no es pot referir-se a la guerra en altres termes que no siguin “operació militar especial” i cap membre de la societat civil o política russa es pot permetre parlar del que va passa a Butxa. L’autora acaba recordant que només després de la intervenció de l’OTAN les negociacions de pau es van començar a consolidar. Trenta anys després, però la pau continua sent fràgil a Bòsnia, i la mateixa cosa podria succeir a Ucraïna després de la invasió russa.

Isabel Santos et al. A Europa deve recuperar a sua credibilidade nos Balcãs Ocidentais

Una tribuna publicada al diari portuguès Público per eurodiputats del grup socialdemòcrata recorda la importància el procés d’ampliació com a motor per a la democràcia, la llibertat, la pau, l’estat de dret i la prosperitat. Consideren que la UE ha d’iniciar ràpidament les converses d’adhesió amb Skopje i Tirana. Però per jugar un paper polític més fort a Bòsnia i Hercegovina, Europa ha de recuperar la seva credibilitat que ha estat disminuint als últims anys als Balcans occidentals. Una de les raons és la inacció d’Europa o encara pitjor les promeses incomplertes. Quan fa quatre anys Atenes i Skopje van signar l’històric Acord de Prespa per resoldre la disputa sobre el nom de Macedònia del Nord, es va obrir una oportunitat per començar a incorporar els Balcans occidentals a la Unió. Però la UE encara no ha iniciat converses d’adhesió amb Macedònia del Nord o Albània, tot i que ha dit reiteradament que ambdós països han fet tot el que els se’ls demanava per iniciar els tràmits d’adhesió. El futur dels Balcans occidentals rau en la Unió Europea, l’estat de dret, la democràcia liberal, la justícia social i el vigor innovador d’una societat oberta. L’adhesió a la UE ofereix l’única garantia que els ciutadans de les sis nacions balcàniques puguin d’aquests beneficis.

Democracia, diversidad y cultura

Adam Tooze War at the end of history

La guerra en moltes ocasions té dues cares. D’una banda, seguint la tradició francesa de lluita per les llibertats, pot suscitar entusiasme i alleujament; d’una altra, estan presents l’horror, el patiment i la destrucció que provoca la violència.  Als segles XIX i XX la guerra no desapareix i fins i tot s’intensifica la violència fins arribar a la Guerra Freda, esdeveniment que va acabar amb els règims comunistes a Europa i que va provocar que Francis Fukuyama parlés de la fi de la Història, descrita sovint com el triomf del capitalisme i la democràcia. Per descomptat, la fi de la Història no va significar la fi dels esdeveniments ni la fi de la guerra. Continuem vivint sota l’amenaça de l’atrocitat absoluta i la destrucció nuclear. Mentrestant, s’han continuat lliurant guerres reals, però la guerra ha canviat. La qüestió que planteja la invasió és si en aquest sentit fonamental s’ha posat fi a la fi de la Història, si s’ha reiniciat la història en clau tràgica. Fukuyama ja advertia que arribaria una figura com Putin que trencaria les convencions de la posthistòria per a llançar “una guerra nihilista contra la democràcia liberal”, una sagnant batalla pel prestigi, només que aquesta vegada amb armes modernes. El que fa que aquesta guerra sigui diferent és el fet que els militars ucraïnesos resistissin tan bé l’assalt rus. En aquest sentit, no és Putin sinó Ucraïna la que ha trencat el paradigma de la fi de la Història. Si algú ens ha fet retrocedir en el temps als drames de la història dels segles XIX i XX, no és Putin, sinó Zelensky i el seu poble.  Encara no està gens clar si la invasió d’Ucraïna conduirà a un nou ordre mundial o a una era de compromís esgotador, però si la guerra no es converteix en una Tercera Guerra Mundial i el règim de Putin no s’enfonsa, caldrà afrontar la difícil empresa de la diplomàcia i la pacificació i, serà precisament en aquests compromisos i en la visió de futur que impliquin on es definirà en última instància el significat d’aquesta guerra.

Fareed Zakaria Right-wing populists are thriving — even when they’re friends of Putin

Malgrat que diversos especialistes van considerar que l’aspecte positiu de la invasió russa a Ucraïna seria la deslegitimació final dels règims il·liberals occidentals, aquesta idea ha demostrat ser un simple pensament màgic. Els líders populistes d’extrema dreta, que semblaven recular davant els seus manifestos lligams i simpaties amb Putin, han aconseguit uns resultats excel·lents: Orbán i Vučić han aconseguit àmplies majories absolutes a Hongria i Sèrbia, i Marine Le Pen té opcions d’arribar al Palau de l’Elisi després d’aconseguir els millors resultats de la història de l’extrema dreta a França. L’escomesa il·liberal que a Europa representa Orbán també ha arribat als EUA, on la majoria dels nous líders republicans, parapetats darrera de Donald Trump i Fox News, han elogiat les accions de Putin. No obstant els clars mecanismes antidemocràtics que Orbán ha fet seus, el populisme d’extrema dreta és genuïnament popular. Alguns dels temes clau que enarboren són els atacs constants als immigrants, el multiculturalisme o els drets LGTBI. Paral·lelament, l’extrema dreta s’ha anat allunyant del paradigma neoliberal de la vella dreta, abraçant el proteccionisme populista antiglobalització. Tornant als EUA, alguns dels més prominents republicans, com el propagandista Tucker Carlson o el governador Ron de Santis, han centrat la seva agenda en denunciar el que consideren adoctrinament infantil sobre la fluïditat de gènere per part dels consells escolars. Aquesta estratègia, que té com a principals objectius els nord-americans més grans, rurals i menys educats, segueix els mateixos patrons que la dreta il·liberal europea, i els electors són prous i estan suficientment mobilitzats com per guanyar eleccions. 

David Brooks Globalization Is Over. The Global Culture Wars Have Begun

David Brooks associa des de The New Tork Times els perills que amenacen la democràcia amb el final de la globalització tal com la coneixíem fins ara i l’inici de les guerres culturals. A la dècada de 1990, el sociòleg britànic Anthony Giddens va argumentar que la globalització consistia en la integració de visions del món, productes, idees i cultura. Però ara el món ja no convergeix sinó que és divergent. El procés de globalització s’ha alentit i, en alguns casos, fins i tot s’ha invertit. La invasió russa d’Ucraïna posa de manifest aquestes tendències. The Economist informa que entre 2008 i 2019, el comerç mundial, en relació al PIB global, va caure uns cinc punts percentuals. Els fluxos d’immigració s’han alentit. Els fluxos globals d’inversió a llarg termini es van reduir a la meitat entre 2016 i 2019. Les causes d’aquesta desglobalització són nombroses i profundes. La crisi financera del 2008 va deslegitimar el capitalisme global per a moltes persones. Aparentment, la Xina ha demostrat que el mercantilisme pot ser una estratègia econòmica eficaç. Han sorgit tota mena de moviments antiglobalització: Brexiteers, nacionalistes xenòfobs, populistes, Trumpians, l’esquerra antiglobalista, etc. Ara centenars d’empreses han abandonat Rússia mentre Occident es desvincula parcialment de la màquina de guerra de Putin. Moltes empreses occidentals estan replantejant les seves operacions a la Xina a mesura que el règim es mostra més hostil cap a Occident i que les cadenes de subministrament es veuen amenaçades per la incertesa política. Com van escriure John Micklethwait i Adrian Wooldridge en un assaig, la geopolítica s’està movent definitivament contra la globalització, cap a un món dominat per dos o tres grans blocs comercials. Està clar que la globalització com a fluxos comercials continuarà, però la globalització com a lògica impulsora dels afers mundials, sembla que s’ha acabat. Les rivalitats econòmiques ara han convergit amb les rivalitats polítiques, morals i altres en una única competició global per l’hegemonia. La globalització ha estat substituïda per una cosa que s’assembla molt a una guerra cultural global. En efecte, la política global durant les últimes dècades ha funcionat com una màquina de desigualtat social massiva i grans sectors de població se senten menyspreats i ignorats. D’altra banda, la majoria de la gent manté una forta lleialtat al seu lloc d’origen i sent la seva nació amenaçada quan en el moment de màxima esplendor de la globalització, les organitzacions multilaterals i les corporacions globals semblaven estar eclipsant els estats-nació. La gent també està molt vinculada als seus propis valors culturals, pel seu desig de defensar els seus valors quan semblen ser atacats. Després de la Guerra Freda, els valors occidentals han dominat el món, a través de pel·lícules, música, debats polítics i xarxes socials. Una teoria de la globalització era que la cultura mundial convergiria, bàsicament al voltant d’aquests valors liberals. El problema és que els valors occidentals no són els valors del món.

Santiago Alba Rico Ucrania y la izquierda

En el seu discurs al Congrés dels Diputats, Zelensky va fer referència al bombardeig de Gernika sense sospitar que una part de l’esquerra esta d’acord amb les paraules pronunciades per una periodista de Telecinco si s’apliquen a aquest conflicte: “Ni el que bombardejava era tan dolent ni els que eren bombardejats eren tan bons”. Sembla que l’esquerra s’està deixant portar per la força de la propaganda del Kremlin i que, a més, els papers de víctima i agressor s’estan invertint. La rebel·lia antisistema de certa part de l’esquerra sembla mantenir vestigis soviètics i pecar d’una mena d’etnocentrisme negatiu: tot el que fa Occident està malament, però en canvi no hi ha cap qüestionament dels imperialismes alternatius com el rus. Segons aquest pensament es desprèn la idea que Ucraïna mereix el castic que està rebent pel seu apropament a la UE, l’OTAN i als EUA. Es produeix una ruptura amb el sentit comú que conclou en un elitisme paranoic d’esquerres que de vegades s’amalgama amb la dreta. Així doncs, se segueixen les lògiques del fatalisme geopolític, entès com la reducció de la geopolítica a la realpolitik, i l’historicisme moral, que concep la historia com una guerra contra el mal. S’acaba negant acció, autonomia i voluntat quan la realitat és que el mal està fragmentat i descentralitzat en aquest món cada vegada més desordenat i no només encarnat pels EUA. L’esquerra està perdent no sols l’ocasió de simpatitzar amb una causa justa; està perdent també l’oportunitat de criticar a Europa pel que mereix ser criticada: la seva lenta putinització. Les prioritats de l’esquerra han de centrar-se en les qüestions importants com evitar el conflicte nuclear, perseguir la justícia i el dret internacionals i no confondre’s sobre l’única cosa que tant l’esquerra com la resta del món hauria de tenir clara: qui és l’agredit i qui és l’agressor. 

Nere Basabe El nuevo desorden mundial

Tot i que fa 30 anys de l’establiment del nou sistema d’ordre mundial, els acadèmics no es posen d’acord en com definir-lo. Alguns parlen d’unipolaritat, o multipolaritat, o multinodalitat, o fins i tot de sistema rizomàtic, seguint els escrits de Deleuze. Altres encara utilitzen categories de la Guerra Freda per estructurar un món que ha perdut ordre i claredat, però conflictes com la guerra de Síria il·lustren la caducitat dels conceptes que definien la Guerra Freda. Ni Rússia és la potència comunista de llavors ni els EUA orienten la seva política exterior a la dominació mundial a través del seu clàssic imperialisme. Des de 1990 l’amenaça nuclear va perdre la seva preeminència, i els arsenals nuclears s’han anat difuminant, quan fins a 9 països posseeixen en l’actualitat aquest tipus d’armament. També es va estendre la globalització del neoliberalisme, fent entrar 3.000 milions de persones en els mercats globals, però donant com a resultat l’enriquiment només dels multimilionaris oligarques. La desitjada pau mundial només es podria aconseguir per dues vies: amb el sotmetiment de tot el planeta a un imperi global o amb l’establiment de lleis i organitzacions supranacionals que regulin les relacions multilaterals. Però ambdues han fracassat quan la tensió entre el discurs neoliberal i les seves pràctiques estatals han entrat en conflicte. Avui dia s’espera que els conflictes es resolguin gràcies a la negociació entre les parts, però en situacions de clara desigualtat entre aquestes parts, la negociació està senzillament destinada al fracàs. Per fer efectiu l’anhel de pau, cal expandir el pacte social que va idear Locke a escala internacional, i per assegurar el seu èxit cal remodelar en profunditat la ONU, sobretot disminuint el poder dels membres permanents del Consell de Seguretat i alliberant de pressions els estats més petits. En darrer terme, l’autora considera que mentre debatem com fer real aquesta utòpica aspiració, ens apropem a un nou ordre mundial caracteritzat pel rearmament global i l’expansió de la ideologia il·liberal d’extrema dreta. 

Joan Burdeus La religió tradicionalista de Putin i Trump

L’article ressenya les influències ideològiques dels dos gurus que més han influït en Donald Trump i Vladímir Putin, Steve Bannon i Aleksandr Duguin, que es defineixen a ells mateixos com a seguidors del Tradicionalisme. La te majúscula és important, perquè no parlem de senyors de dretes, sinó d’una cosa molt més extravagant. L’escola tradicionalista la va fundar René Guénon, un intel·lectual francès que, malgrat no aconseguir el reconeixement del mainstream del seu temps, als inicis del segle XX, va desenvolupar un corpus d’idees i va aconseguir un conjunt de seguidors prou consistent per haver arribat fins avui. Tant Bannon, director executiu de la campanya que va dur Donald Trump al poder i impulsor del “moviment populista global” que avui funciona a tot drap; com Duguin, un dels intel·lectuals més influents dins del Kremlin, conegut amb el malnom del Rasputin de Putin, reconeixen la influència de Guénon i d’altres tradicionalistes com la més central en la seva visió del món. Quan es van trobar per primer cop l’any 2017, Bannon volia convèncer Duguin que Rússia havia d’agermanar-se amb el trumpisme i fugir de l’òrbita xinesa perquè la Xina s’ha convertit en l’avantguarda de la modernitat, el globalisme, el consumisme i totes les forces contràries a la tradició. No es van posar d’acord, però el cas és que dos dels estrategs més influents en la geopolítica actual no discutien sobre interessos econòmics o equilibris de poder, sinó sobre els postulats espirituals d’una escola mig filosòfica mig ocultista, que no s’ensenya a cap màster de relacions internacionals. Conèixer el Tradicionalisme és ficar-se dins del cap de l’home que va inventar l’eslògan Make America great again i ha inspirat i assessorat l’extrema dreta europea, des de Salvini a Abascal, que, evidentment, vota en contra de retirar la medalla d’or de Madrid a Putin. És entendre per què el dia que un grup de manifestants va assaltar el Capitoli, n’hi havia un que duia banyes i es definia com a xaman. També serveix per acostar-se al que potser sigui l’intel·lectual públic rus més important: després de periples per l’espai postsoviètic, el 1997 Duguin va saltar a la fama amb la publicació d’Els fonaments de la geopolítica: El futur geopolític de Rússia, un èxit esclatant entre les elits del KGB que encara avui és lectura obligatòria a les acadèmies militars russes. Conscients de l’excentricitat de les seves creences, tant Bannon com Putin han camuflat el Tradicionalisme darrere de doctrines més clàssiques per poder fer-lo passar millor. Però tampoc és que se n’amaguin: n’hi ha prou amb llegir-los i escoltar-los, com fa l’antropòleg Benjamin Teittlebaum al seu War for Eternity (Dey Street Books, 2020), perquè ells mateixos reconeguin que el Tradicionalisme és l’arrel que explica totes les conductes i idees aparentment erràtiques que porten de corcoll els analistes que intenten posar-los etiquetes convencionals. Per exemple, a Duguin se’l coneix com un dels principals impulsor de l’eurasianisme contemporani, un moviment que declara que la civilització russa no pertany a Europa ni a Àsia, sinó que constitueix una entitat separada i autònoma. Molta menys gent sap que el símbol del partit eurasianista que Duguin va fundar, una misteriosa icona formada per vuit fletxes que parteixen d’un punt central i assenyalen cap a fora, prové dels estudis de màgia negra que practiquen alguns cercles tradicionalistes. És el símbol del caos.

Javier Borràs El poder transformador de la guerra

L’autor considera que la invasió soviètica de l’Afganistan i la d’Ucraïna són dos exemples de com la guerra pot fer caure grans imperis i alhora catalitzar el naixement de noves potències. La guerra com a element transformador del món és un patró històric que a l’Europa occidental, fins fa poc, ens sonava com un eco llunyà. La invasió d’Ucraïna ha fet que el poder transformador de la guerra torni a determinar el nostre futur, el futur d’Europa. Amb la invasió d’Ucraïna, la por històrica que l’Europa oriental acumulava respecte de Rússia s’ha tornat real per a l’Europa occidental. El temor a Rússia i la necessitat de resposta s’han estès a tot Europa. De nou la guerra, expressada en la unitat contra la invasió russa, ha canviat Europa, creant un sentiment comú que institucions compartides o grans cimeres no havien aconseguit mai. El record de la Segona Guerra Mundial i el nazisme va generar una suma d’esforços per construir una Europa més unida: crearà la invasió d’Ucraïna un autèntic patriotisme europeu? L’agressió russa ha produït situacions impensables, com ara que Polònia i Brussel·les estiguin en la mateixa pàgina quan fins fa poc el trencament era total. Podem entendre la reacció comuna de la Unió Europea com una resposta moral contra una massacre injusta, però, a diferència de casos com Síria, el que trobem ara mateix és fonamentalment una resposta de poder. A Ucraïna es dirimeix si Rússia tindrà l’última paraula sobre el destí i les decisions fonamentals d’Europa; és a dir, si Moscou estendrà mitjançant les armes el seu poder sobre el continent. Ens trobem davant d’una batalla pel control geopolític d’Europa. Durant anys hi ha hagut debat sobre si el mercat únic, Eurovisió, les eleccions al Parlament Europeu, etc. crearien una identitat comuna europea. Un cop més, ha estat la guerra el que ha tornat a transformar Europa.

Noam Chomsky We’re approaching the most dangerous point in human history

Chomsky afirma que la humanitat s’està apropant al punt més perillós de la seva història on s’enfronta amb el perill de la destrucció de la vida humana organitzada al planeta Terra. Chomsky qualifica de monstruós el que està passant a Ucraïna, ja que hi té lligams familiars, el seu pare va néixer allà i la seva mare a Bielorússia. L’autor nord-americà concep l’atac de Vladímir Putin sobre territori sobirà ucraïnès des de dues perspectives. En primer lloc, es pot observar des de la mentalitat occidental: concebre al màxim dirigent rus com una ment perversa, intentant trobar en el seu pensament els factors determinants de la seva concepció territorial. Però també podem considerar els factors materials i polítics.  Al setembre de 2021, els Estats Units van presentar una important declaració d’intencions a Ucraïna, un clar apropament de l’OTAN a través d’un augment de la cooperació militar conjuntament amb el subministrament d’armes de tecnologia punta per reforçar l’exèrcit ucraïnès. Chomsky crítica de manera contundent les accions russes a Ucraïna, però remarca les contradiccions històriques de la política exterior nord-americana. També critica la posició internacional adoptada per Washington com a defensor de les democràcies mundials conjuntament amb la promesa feta per GW Bush sobre la no expansió a l’est d’Alemanya, tot contraposant la participació de Washington a Iran, Guatemala o Xile a la segona part del segle XX així com l’expansió material de l’OTAN a l’est, incomplint la seva pròpia paraula.

Timothy Snyder By denying a Ukrainian culture, Putin flattens his own

En aquest article Timothy Snyder analitza la guerra en termes culturals i argumenta que una guerra basada en una gran mentida també és dura per a la seva cultura d’origen. Aquesta és la guerra de Putin, però potser és massa senzill dir que només és la seva guerra. Es fa en nom de Rússia. La supressió activa de la llibertat d’expressió i de reunió fa girar una cultura cap a l’abisme. Es necessita mà d’obra per produir propaganda televisiva incessant i suprimir altres mitjans. Les últimes fonts d’informes de guerra reals a Rússia han desaparegut. Els russos que llegeixen poemes són arrestats. Els russos que porten rètols amb passatges de la Bíblia són arrestats. Els russos que només porten rètols amb asteriscs són arrestats. Els russos que porten barrets de blau i groc, els colors de la bandera d’Ucraïna, són detinguts. Els russos que porten rètols antifeixistes són arrestats. La cultura pública s’ensorra quan la gent amb talent fugen o són castigats. La cultura educativa està amenaçada, ja que els escolars i els estudiants universitaris reben propaganda de guerra i als aspirants a professors se’ls nega els cursos de ciències socials i literatura mundial. Ucraïna és un país bilingüe on la gent passa lliurement de l’ucraïnès al rus. Actualment, Ucraïna és el refugi més important del món per a la creativitat en llengua russa i Putin no està protegint els parlants de rus, com afirma, els està matant. La majoria dels possibles milers d’ucraïnesos morts en l’assalt a Mariupol tenien el rus com a primera llengua. Putin ha afirmat que els russos d’Occident o aquells que d’alguna manera pensen com els occidentals són traïdors. Què queda llavors? Quan una cultura s’aïlla, deixa d’existir. Una cultura viva implica encontres imprevisibles i la cultura russa fins ara ha tingut molts lligams amb Polònia, Alemanya, els Estats Units, amb tot allò que ara es defineix com aliè. Putin es queixa que la cultura russa ha estat cancel·lada per Occident, però ell ha estat el primer a silenciar la cultura russa emmordassant-la al seu propi país.

Economía, bienestar e igualdad

Adam Tooze Ukraine’s War Has Already Changed the World’s Economy

L’autor argumenta que en poques setmanes la guerra a Ucraïna ha canviat el panorama mundial. La pitjor part la pateixen, lògicament, els dos bàndols enfrontats; l’economia ucraïnesa s’ha reduït un 16% al primer trimestre i Rússia ha quedat pràcticament aïllada del sistema de finançament global. No existeix actualment un mercat de rubles o d’actius financers russos, la retirada de companyies occidentals de Rússia ha acabat de completar la caiguda de l’economia al país i les perspectives de desenvolupament a llarg termini són pèssimes. Per la seva part, Europa haurà d’assumir una gran quantitat de refugiats, a més de fer front a una greu inestabilitat en els preus de l’energia. Brussel·les està compromesa a reduir la seva dependència del gas i petroli rus, i a mitjà termini la crisi pot ser beneficiosa, accelerant la reconversió energètica dels combustibles fòssils. Però per substituir una cadena de subministrament se’n necessita un altre, i Europa haurà d’adquirir materials electrònics de difícil accés, així com microxips i bateries. Si alguna cosa s’ha pogut aprendre de la pandèmia de la COVID-19, és que Occident i els països rics poden incrementar la despesa pública per intentar amortir els cops externs a una economia cada vegada més interdependent, però en canvi el deute creixent no deixa de ser un perill important per als països menys desenvolupats. El Banc Mundial ja està posant en preavís diversos països sobre el risc de deute, i és possible que 12 països no puguin fer front al pagament del deute a finals d’any. Especia atenció mereix el cas de Sri Lanka, on la situació econòmica està en un punt crític de no retorn, amb importants talls de subministrament energètic i molta inestabilitat política.

Paola Tamma War, inflation upend EU’s post-pandemic recovery plans

Paola Tamma destaca a la revista Politico que la guerra a Ucraïna ha provocat que Europa busqui la seva independència energètica de Rússia i, alhora, la inflació també suposa un repte que ha obligat a augmentar les depeses de producció i a una redistribució de subvencions. Els objectius dels països europeus són augmentar la seva autonomia estratègica, reduir l’ús de combustibles fòssils i accelerar la transició a energies renovables i per poder aconseguir-los i respondre a la crisi actual, es farà ús del fons de recuperació europeu de la pandèmia, ja que els països nòrdics es resisteixen a contreure un nou deute conjunt. L’avantatge és que les normes del fons ja exigien que el 37% de la dotació de cada país es destinés a la transició ecològica, un objectiu clau que la guerra ha fet més urgent. Tot i això, la qüestió és fins on arribaran els recursos existents. Alguns països demanaran préstecs addicionals i els que no puguin fer-ho perquè ja han demanat la totalitat del préstec podran demanar que es reescrigui el seu pla per a acomodar les noves prioritats i tenir en compte la inflació. El dèficit haurà de finançar-se mitjançant préstecs o fons europeus i els països hauran de passar de nou un procés d’aprovació de les seves propostes i negociar-les amb la Comissió Europea.

Valentina Pop et al. Weaponisation of finance: how the west unleashed ‘shock and awe’ on Russia

Poc després de l’inici de guerra a Ucraïna, Janet Yellen, secretària del Tresor dels EUA, i Mario Draghi, primer ministre d’Itàlia i anterior president del Banc Central Europeu, van arribar a un acord per congelar actius russos per valor de 643 bilions de dòlars, amb l’objectiu de fer col·lapsar el sistema comercial i bancari rus. La globalització, presentada durant dècades com una barrera contra els conflictes, s’ha acabat convertit en un altre camp de batalla. Les sancions al banc central rus són les primeres que afecten una gran economia totalment connectada als mercats globals. Aquesta nova arma en forma de sancions va començar a ser utilitzada durant la guerra contra el terrorisme després dels atemptats de l’11 de setembre. Després de provar-se contra Al Qaeda, durant la següent dècada es va aplicar contra el banc central d’Iran. Actualment es calcula que dos terços de les reserves del banc central rus han estat neutralitzades. Això no obstant, també cal tenir en compte els riscos que comporten aquestes mesures, que podrien perjudicar el dòlar, sobretot ara que el ruble ha recuperat gran part del valor perdut les primeres setmanes de la guerra. Encara que les sancions no han servit per aturar els avenços de Putin en la guerra, sí que han demostrar la revitalització de l’Aliança atlàntica. La rapidesa de l’acord Yellen-Draghi va servir per agafar els russos per sorpresa i evitar que poguessin canviar bona part de les seves reserves a altres divises. Aquests èxits no amaguen, però, la falta d’estratègia política a llarg termini sobre durant quant de temps fer durar les sancions o la divisió respecte a si incloure-hi els sectors del gas i petroli.

Polina Ivanova Oil and gas revenues give Russia’s economy $3.4bn cushion

Mitjançant una pujada de preus del gas i petroli, Moscou s’ha assegurat un coixí addicional de 3,4 bilions de dòlars. Aquests ingressos addicionals s’utilitzaran per assegurar l’estabilitat en el marc de les sancions externes, sobre una economia que es preveu que es contraurà un 10% aquest any. Fins ara, l’economia russa s’ha sustentat en els ingressos del gas i petroli i en el control draconià sobre les inversions estrangeres, per evitar la seva fugida. Però després d’aguantar diverses setmanes millor del que esperaven els inversos estrangers, la setmana passada Rússia va oferir a pagar diversos pagaments en rubles, no en dòlars. Per a evitar la qualificació d’impagament selectiu, Moscou té 30 dies per fer front al pagament. La categoria d’impagament selectiu fa referència a quan el deute afecta alguns pagaments internacionals però no uns altres. Mentrestant, des de Moscou s’afirma que tota acusació d’impagament serà artificial, ja que tenen la capacitat de pagar, però les seves reserves de divises estrangeres estan congelades i només poden fer front als pagaments de les obligacions amb rubles. L’agència d’avaluació Fitch assenyala que un intent de pagar els interessos de dòlars amb rubles seria una indicació del començament d’un procés d’impagament o similar.  Les continues sancions dificultaran encara més durant les pròximes setmanes que Rússia pugui fer front a les obligacions que ja tenia subscrites.

Katie Martin Vladimir Putin is taking global markets back to the noughties

A l’inici dels anys dos mil, economistes i altres professionals del món de l’economia estaven obsessionats amb les reserves de divises estrangeres dels bancs centrals. L’euro acabava de néixer i la tasca principal era convertir-lo en una moneda d’impacte global capaç de reduir el domini del dòlar a les arques dels bancs centrals mundials. La diversificació de les reserves dels bancs centrals va esdevenir l’explicació de qualsevol moviment monetari difícil d’entendre. Ara, amb la guerra a Ucraïna, aquesta és de nou una de les principals preocupacions dels mercats. S’ha posat de manifest la importància global del dòlar, la seva gran influència en el comerç mundial i el seu domini en els mercats financers, la qual cosa confereix un enorme poder als Estats Units per a aplicar sancions i sotmetre la geopolítica a la seva voluntat.  Es pot discutir si aquests comportaments són apropiats, però segons l’opinió del mercat el que importa és que les sancions dels EUA i els seus aliats al banc central rus faran que altres països no alineats geopolíticament amb els EUA es replantegin tenir tants dòlars. Tot i que els experts afirmen que el col·lapse del dòlar no és imminent i que hi ha motius perquè continuï sent la moneda globalment dominant, el resultat podria ser la depreciació del dòlar o la fragmentació amb canvis a monedes menys fortes, com ara el renminbi xinès o d’altres de països més petits.

The Economist Don’t underestimate Xi Jinping’s bond with Vladimir Putin

L’article analitza perquè la Xina necessita a mantenir Rússia com aliat i com afecta la figura de Vladímir Putin la política interior de la Xina. Per a la Xina, l’expansió de l’OTAN a Europa és un acte hostil que fa tenir més en compte la construcció d’aliances que està creant els Estats Units a Àsia. Això converteix a Rússia en un company indispensable per competir contra l’hegemonia nord-americana. Impossible d’abandonar doncs Moscou, Xina entén el conflicte a Ucraïna com una mena de distracció al seu desenvolupament econòmic. Una segona explicació per l’apropament de la Xina a Rússia és l’adoctrinament portat a terme des del Partit Comunista. A través d’una campanya conceptualitzada com una pel·lícula de contingut polític/ideològic titulada “El nihilisme històric i el col·lapse soviètic, reflexions sobre trenta anys des de la desintegració del Partit i la Nació Soviètics”, afavoreix figures com Stalin, fa una revisió històrica de fets ocorreguts durant l’etapa més dura de la dictadura  i remarca la figura de Vladímir Putin com a orgullós veterà de guerra. Aquest film emfatitza aspectes personalistes tant de Putin com de Xi Jinping, i ajuda a fer entendre que la llei i direcció personalista no és quelcom negatiu. El suport xinès a Moscou té una intenció geopolítica, ja que considera Putin com un aliat ferm contra l’hegemonia nord-americana/occidental, però també s’hi amaguen factors domèstics. La ideologia xinesa obté grans beneficis del nacionalisme bel·ligerant de Vladímir Putin i, amb unes eleccions previstes a finals d’any per a mantenir-se com a cap del Partit, la posició de Xi Jinping necessita ser consolidada. 

Sostenibilidad y cambio climático

Marwa Daoudy Scorched Earth. Climate and Conflict in the Middle East

Tot i haver quedat en un segon pla arran de la guerra, l’impacte creixent del canvi climàtic és especialment preocupant a una de les regions més propenses a patir greus devastacions provocades pel canvi climàtic: l’Orient Mitjà. Marwa Daoudy alerta a Foreign Affairs que inundacions, incendis i importants sequeres han provocat greus problemes econòmics i humanitaris als quals els governs dels principals països afectats no han fet front. Molts actors utilitzen la situació climàtica a favor seu, instrumentalitzant la vulnerabilitat ecològica: bombardeigs d’infraestructures de primera necessitat o talls en el subministrament d’aigua, formen part d’estratègies comunes en els conflictes a l’Orient Mitjà. Intervencions com les d’Aràbia Saudita i Emirats Àrabs Units a la guerra de Iemen, bloquejant els dos principals ports del país poden tenir efectes devastadors que dificulten a les autoritats locals la gestió de les amenaces ambientals. La gran desigualtat econòmica entre els països rics i pobres de la regió és també un dels principals factors generadors de migració en massa,. Si d’una banda les monarquies del Golf com Qatar o Aràbia Saudita tenen les capacitats tecnològiques per rebaixar les seves emissions i protegir els seus habitants davant dels efectes del canvi climàtic, en canvi països com Líbia o Síria, amb rendes més baixes, no poden fer front als efectes extrems d’eventuals sequeres o plagues, la qual cosa provoca importants moviments migratoris cap a països més rics.

Antxon Olabe Confrontación geopolítica y crisis climática

La invasió russa d’Ucraïna ha alterat de manera dràstica el tauler geopolític europeu i mundial en què tenen lloc la transició energètica i la resposta a la crisi climàtica. A diferència de la presidència d’Obama, sota el mandat de la qual es va forjar un importantíssim acord climàtic dels Estats Units amb Pequín previ a la cimera de París, la contenció estratègica cap a la Xina ha passat a ser des del 2017 l’eix definidor de la política exterior dels EUA. Per la seva banda, la invasió russa i la consegüent guerra han fet que Europa i els Estats Units s’hagin endinsat en una dinàmica de xoc frontal (no militar) amb Moscou. En conseqüència, la inquietant pregunta que cal formular-se és: serà un món dominat per la rivalitat estratègica capaç de generar els consensos i les col·laboracions imprescindibles per reconduir la crisi climàtica els propers anys i dècades? Davant d’aquest debat crucial, l’autora presenta algunes reflexions. Primer: les crisis són per definició oportunitats per accelerar les transformacions pendents. De fet, arran de la invasió d’Ucraïna la dependència europea del petroli i gas procedents de Rússia ha passat a considerar-se una vulnerabilitat estratègica, i la Comissió Europea ha posat en marxa la planificació corresponent per tallar tota dependència dels combustibles fòssils russos l’any 2030. Segon: la Unió Europea ha d’agrair a Vladímir Putin haver afavorit amb la seva agressió militar el sorgiment d’una Europa geopolítica per primera vegada a la seva història. En qüestió de dies, els 27 Estats membres han avançat el que en altres circumstàncies hagués requerit anys i fins i tot dècades. Tercer: Europa no hauria de perdre la seva ànima universal en el procés de configurar-se com a actor geopolític. El projecte de la Unió Europea va sorgir històricament com a resposta positiva a una hecatombe bèl·lica que va costar 55 milions de vides humanes. Al món multipolar on ens estem endinsant, la Unió Europea s’hauria de projectar com una força civilitzatòria de moderació, diàleg i pau. El projecte geopolític de la Unió Europea s’hauria de formular, doncs, amb una gramàtica no agressiva ni dominant i hauria de girar al voltant de la protecció dels interessos materials de la seva ciutadania.

India Bourke Why we should remain sceptical about carbon removal

Mitjançant una analogia entre salut i fonts d’energia, l’autora afirma que l’eliminació del carboni es considera una intervenció necessària per a intentar aplacar la malaltia que pateix el clima. L’eliminació d’emissions de carboni és bàsicament una garantia de millora i es podria arribar fins i tot a un punt on s’eliminessin més emissions de les que s’emeten. Existeixen diferents solucions, des de més naturals com ara la protecció dels boscos fins a més artificials com la creació d’eines tecnològiques que capturen el carboni i l’emmagatzemen, darrere de les quals hi ha molts diners i noms importants que estan invertint en aquest camp. Tot i que es tracta de processos amb moltes complicacions potencials, l’IPCC ha inclòs aquestes tecnologies als seus models i això pot provocar que els polítics retardin les polítiques essencials de reducció d’emissions i se’n surtin airosos. El fet que per a l’IPCC sigui una qüestió de tecnologia ha sigut una estratègia molt criticada perquè vol dir que hi ha dependència de pràctiques complicades per tal de reduir les emissions de carboni.

Laura Benshoff How the war in Ukraine could speed up Europe's climate plans

Subministrar petroli a la UE davant l’embargo imposat a Rússia s’ha convertit en una prioritat per a l’administració Biden. Això en un context en el qual els dos actors es van comprometre a lluitar contra el canvi climàtic per intentar no augmentar la temperatura global més d’1,5º centígrads a finals de segle. Tot i això, l’energia neta pot ser un dels pilars de les polítiques de seguretat nacional. En un anunci conjunt amb la Comissió Europea, l’administració Biden ha fet publicat la primera mesura per assegurar l’estabilitat i la sobirania energètica de la UE: subministrar fins a 15 bilions metres cúbics de gas natural liquat. Ara bé, algunes veus apunten que això seria en realitat un reflex del que porten fent les empreses nord-americanes des de principis d’any, és a dir incrementar el proveïment de gas liquat als països europeus en resposta al creixement de preus generalitzat. Un altre problema és que la quantitat anunciada per Biden només cobriria un 10% del gas liquat que anualment s’importava des de Rússia, un volum doncs que no podrà suplir la demanda de les societats europees. També és preocupant el fet que per construir noves infraestructures per emmagatzemar i transportar el gas liquat, es produiria una gran quantitat d’emissions d’efecte hivernacle. Davant aquesta situació, la UE podria accelerar els seus plans sobre el canvi climàtic, sota el lideratge d’Alemanya, que ja ha fet grans passos en la descarbonització del país. Malgrat les previsions optimistes que es puguin extreure de la situació actual, els experts afirmen que gran part de l’augment de la necessitat de petroli a Europa és conseqüència de no haver complert prèviament amb els plans sobre el canvi climàtic. 

Bill McKibben Putin’s war shows autocracies and fossil fuels go hand in hand. Here’s how to tackle both

Bill  McKibben analitza les relacions entre la lluita contra el canvi climàtic i els règims polítics. Estem en una situació que requereix accions contundents contra el canvi climàtic, però amb uns sistemes que no encaren aquestes peticions transformadores. Al Brasil, Jair Bolsonaro ridiculitza les demandes climàtiques i manté una brutal desforestació a l’Amazònia. A l’Índia, Modhi denega el visat a l’activista ecològica Greta Thunbeg. A Rússia o la Xina, les protestes climàtiques són simplement utòpiques. Als Estats Units la reconversió verda és impossible atesa la incapacitat governamental per poder consolidar acords entre Demòcrates i Republicans. D’altra banda, les autocràcies són un resultat directe de les energies fòssils, les reserves de petroli i gas es troben concentrades en llocs concrets del món i els règims que hi tenen accés acaben aconseguint un poder desmesurat. Els hidrocarburs per la seva pròpia naturalesa extractiva (punts concrets i definits geogràficament) tendeixen en molts casos a fer de base pel despotisme, ja que qui controla materialment la font del recurs controla tota la xarxa i els beneficis que se’n deriven. Les energies renovables, en canvi (per exemple eòlica i solar) es troben de manera difusa a l’espai geogràfic i són disponibles arreu. La guerra d’Ucraïna ha posat en relleu el lligam entre el sector del combustible fòssil i l’autocràcia, això com el poder que atorga l’escassetat d’energia als líders autoritaris. També ha demostrat la capacitat dels poders financers de pressionar règims polítics.

Innovacinó, ciencia y tecnología

Matthew Hutson Can Computers Learn Common Sense?

Matthew Hutson analitza a The New Yorker les relacions entre el cervell humà i la Intel·ligència Artificial i afirma que per certs tipus de tasques la Intel·ligència Artificial pot superar el pensament humà (jugant a escacs o detectant tumors), però que davant de problemes generals quotidians on existeixen milers de possibilitats inesperades, la IA ja no és tan efectiva. En determinades qüestions la ment humana pot dependre del sentit comú per solucionar algunes situacions, però la IA, programada amb unes normes preestablertes, no sol ser capaç de trobar solucions. Els instituts d’investigació robòtica treballen per apropar el sentit comú a les intel·ligències artificials i dotar-les d’una interpretabilitat humana. L’Allen Institut de Seattle elabora un projecte de quatre anys titulat “Sentit Comú Robòtic”. Si aquests científics informàtics poguessin incorporar el sentit comú a la IA, molts problemes podrien ser resolts. Un software de traducció del llenguatge podria solucionar ambigüitats i dobles sentits, així com un robot de neteja domèstic podria entendre que un gat no s’ha de llençar al contenidor ni posar-lo a un calaix. Aquests sistemes podrien funcionar correctament al nostre món perquè adoptarien un coneixement que donem per sabut. Els humans aprenem el sentit comú a través d’un enfocament multifactorial on observem els resultats de les nostres accions, llegim llibres, escoltem instruccions i raonem de forma autònoma. Les intel·ligències artificials, en canvi, actuen seguint una ruta escollida que exclou les altres. Aquestes IA poden utilitzar sistemes que analitzen l’escriptura i la cultura humana per aprendre, però molt d’aquest sentit comú no és oral, i la part escrita és només un fragment d’aquest coneixement. És possible que els ordinadors no puguin entendre el sentit comú fins que no tinguin cervell i cos, i siguin tractats com nosaltres. Si això s’aconseguís, els robots podrien desenvolupar un millor sentit comú que el nostre, ja que els humans molt sovint fallem: mirem el mòbil mentre conduïm, de vegades ofenem les persones dels nostre entorn  i procrastinem.

Amy Mackinnon & Robbie Gramer West Seeks to Pierce Russia’s Digital Iron Curtain

Un teló d’acer digital s’ha abatut sobre la societat russa mentre el Kremlin intenta controlar la narrativa prohibint l’ús de paraules com “guerra” o “invasió”. Ara que gairebé tots els mitjans encara independents han estat tancats o forçats a exiliar-se, els mitjans occidentals intenten que la seva cobertura de la guerra arribi a la gent del carrer a través de plataformes com Telegram, molt popular entre els russos i encara no censurada. Sempre i quan les xarxes socials segueixin estant disponibles a Rússia, que els periodistes siguin dins o fora del país no farà una gran diferència, fet important després de que 150 periodistes hagin hagut d’abandonar el país. Encara que la televisió segueix sent el principal mitjà per consumir informació, l’accés a mitjans digitals ha incrementat la seva importància, sobretot gràcies a la recent popularització de les VPN, xarxes privades digitals que permeten saltar-se els bloqueigs. Per fer front a aquesta situació, el Kremlin ha començat a bloquejar l’accés a moltes adreces web, ja que la seva censura digital no és tan efectiva com la de la Xina. No obstant la censura, els principals espais web opositors han vist augmentar enormement el seu tràfic digital. Mentrestant, Telegram i Youtube segueixen operatius, l’últim sense tenir clar quan podrà durar obert, però sense disposar d’un substitut clar, el Kremlin encara no voldria tancar-lo. Els aliats occidentals han estat debatent les últimes setmanes com aconseguir fer arribar informació independent a la societat russa, revivint esforços com el de la BBC fa 80 anys, durant la Segona Guerra Mundial. 

Darian Meacham & Martin Gak Does facial recognition tech in Ukraine’s war bring killer robots nearer?

La guerra a Ucraïna no és moderna només pel que fa al moment històric, sinó també per la mena d’eines que s’hi empren. Una d’aquestes –que ha estat motiu de controvèrsia–  és la Intel·ligència Artificial de la companyia Clearview que s’utilitza per a identificar soldats enemics, combatre la desinformació o ajudar els refugiats a retrobar-se amb les seves famílies. No obstant això, els mitjans i el govern afirmen que fins ara només s’ha fet servir per a identificar soldats morts. El camp de batalla està sent el context perfecte perquè l’empresa provi i perfeccioni la seva tecnologia de reconeixement facial que podria incorporar-se a màquines assassines autònomes en un futur. Clearview mai no ha expressat cap intenció que la seva tecnologia s’utilitzi amb aquest objectiu, però, tot i això, el fet d’utilitzar el reconeixement facial de propietat privada per a finalitats militars és preocupant. L’ús de tecnologies d’aquesta mena pot comportar riscos com ara el reconeixement erroni. A més, podria substituir la presa de decisions humana per decisions condicionades per algoritmes patentats per l’empresa. Tot i que es tracta d’una iniciativa amb la intenció de facilitar l’actuació en unes circumstàncies específiques, no es pot negar el caire distòpic que està prenent en el marc d’aquest conflicte. 

Reid Standish Will The Russian Internet Resemble China's 'Great Firewall'?

Des del començament de la guerra a Ucraïna, el Kremlin ha iniciat una campanya contra les grans empreses tecnològiques per controlar els fluxos d’informació dins el país. El govern rus ha aprovat noves lleis que persegueixin els mitjans nacionals o estrangers que no s’arrenglerin amb la seva interpretació de la guerra. Aquesta estratègia s’assembla força a la massiva política de censura digital del gran tallafocs xinès. Tanmateix, com apunta Jessica Brandt, de moment el Kremlin ha estat prudent i més aviat calculador no censurant tots els canals de masses, com Whatsapp o Youtube. Encara que sembla que Rússia voldria emular el model de censura d’internet xinès, Brandt sosté que encara hi han diferències substancials entre ambdós sistemes. Alguna d’aquestes diferències serien per exemple la manera com el govern xinès ha creat substituts pels grans llocs web occidentals, amb un gran èxit de popularitat i d’usuaris, mentre que Rússia no ha fet aquest pas, i per tant els usuaris encara depenen de canals occidentals com Facebook, Instagram o Youtube. Tot i que Putin és conscient de la gran utilitat de controlar Internet com ho ha fet el govern xinès, no té la capacitat per fer efectiu aquest control. Un altre diferència és la dependència russa de la indústria d’alta tecnologia de comunicacions occidental, la qual cosa podria comportar que el Kremlin busqui alternatives xineses. Brandt apunta que una última diferència serien les alternatives estratègiques a llarg termini que tindria cada país: Rússia buscaria el caos, desestabilitzar Europa i crear un sentiment de desconfiança entre la UE i els EUA; en canvi, Xina no voldria el caos, sinó un món estable i reordenat a favor seu.

... Y también recomendamos

Johanna Treeck NATO planning large, permanent military presence on eastern border

Georgi Gotev Reinventing EU enlargement

Olivier Zajec La menace d’une guerre nucléaire en Europe

Colum Lynch et al. Russia Flounders in Ukraine but Doubles Down in Mali

Elie Guckert Ukraine, Mali, Syrie: dans le sillage sanglant de Wagner

Enrique Fanjul La guerra de Ucrania acelerará los cambios en la globalización

The Economist What will it cost to rebuild Ukraine?

Sarah Anne Aarup WTO faces ‘slow motion train wreck’ amid Ukraine war chaos

Jason Bordoff & Meghan L. O’Sullivan The Ukraine Crisis Offers a Rare Chance for Energy and Climate Cooperation

Paul Mozur et al. China’s Echoes of Russia’s Alternate Reality Intensify Around the World

back to top