
Diari de les idees 66
28 julio 2022
Ideas de actualidad
Esta última edición del Diari de les idees antes de las vacaciones de verano coincide con el quinto mes de guerra en Ucrania, donde destaca el frágil acuerdo de desbloqueo de la exportación de cereales, aunque los ataques con misiles sobre Odesa y Mikolaiv después de la firma plantean dudas sobre su viabilidad a medio plazo. También destacamos la dimisión del primer ministro italiano Mario Draghi, no sólo porque la convocatoria de elecciones anticipadas puede llevar a la formación de un gobierno presidido por la ultraderecha de Fratelli d’Italia, sino también por sus repercusiones en la política exterior y energética europea. Junto con la dimisión de Boris Johnson, las tensiones crecientes en el seno de la coalición de gobierno en Alemania, las encuestas catastróficas para Biden de cara a las elecciones de medio mandato, y un presidente francés sin mayoría en la Asamblea Nacional, todo parece indicar que las principales democracias liberales están entrando en un periodo de inestabilidad en un momento particularmente delicado en el contexto geopolítico global.
Con respecto a la guerra en Ucrania, Michel Goya expone en Le Grand Continent un extenso balance de estos cinco meses de conflicto y explora algunas perspectivas de futuro. Desde hace días, en los diferentes frentes, las operaciones -rusas en su mayor parte- se limitan a batallas de reconocimiento y algunas capturas o reconquistas de pequeñas posiciones. La gran mayoría de estas pequeñas acciones tienen lugar en torno a la nueva zona objetivo rusa en los alrededores de Sloviansk. Asimismo, las fuerzas rusas consiguieron hace unas semanas una clara victoria capturando la zona de Severodonetsk-Lysychansk, y quizás tan importante como la propia conquista, infligieron bajas sensibles a las fuerzas ucranianas. Goya destaca el papel de la artillería de largo alcance occidental y en particular de los lanzacohetes múltiples HIMARS o M-270 que permiten a los ucranianos golpear las bases de retaguardia rusa. La artillería occidental, combinada con una mejor capacidad de inteligencia, da ahora esta ventaja a los ucranianos que pueden atacar con precisión, en comparación con los rusos, la mitad del área que estos ocupan en Ucrania.
No obstante, en el ámbito político se percibe un cierto cansancio en el campo de los aliados occidentales. Así, The Economist señala que a pesar de la voluntad del presidente Biden de mantener el apoyo a Ucrania, empieza a hacerse sentir una presión creciente desde diferentes sectores políticos y económicos que piden una reducción de la ayuda. Y es que los Estados Unidos han enviado a Ucrania en torno a 8 mil millones de dólares sólo en ayuda militar (más que muchos presupuestos anuales de defensa de países europeos) y eso no ha sido suficiente para detener una guerra que parece que va para largo. La opinión pública tampoco favorece Biden, que ya es más impopular que Trump en el mismo tramo de mandato, sobre todo como consecuencia de la inflación y de la situación de crisis que ha dejado la pandemia. Así pues, tres grandes factores pueden condicionar el apoyo norteamericano a la resistencia ucraniana. Primero, el resultado de las elecciones de medio mandato que probablemente otorgarán el control de las dos cámaras a los republicanos, lo cual comportará una situación de bloqueo parlamentario, y probablemente, impedirá Biden aprobar nuevos paquetes de ayuda. Segundo, hará falta ver cuál será la posición de los aliados europeos que, al fin y al cabo, son los más próximos a Ucrania, los que reciben a más refugiados y tienen la amenaza rusa más cerca de sus fronteras. Y, finalmente, cuáles serán los progresos militares de Ucrania. Si el ejército ucraniano consigue recuperar terreno y no sólo resistir, eso podría favorecer que se aprueben nuevos paquetes de ayuda. Con todo, nada parece augurar una guerra corta y muchos ya consideran que una victoria de Ucrania es muy improbable.
Por su parte, Christoph Bluth subraya en The Conversation que para la mayoría de los antiguos territorios soviéticos, el conflicto de Ucrania ha tenido el efecto contrario a lo que Rusia esperaba en tanto que ha acelerado su deseo de reducir su dependencia respecto de Moscú. Muchos están aplicando medidas para asegurarse no convertirse a su vez en potenciales víctimas de una agresión rusa. Así, ningún país de Asia Central dio apoyo en Rusia en las votaciones de las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que condenaban la invasión. Destaca que el presidente kazako Tokayev, que en enero pidió la ayuda de las tropas rusas para restablecer el orden a la capital del país, se negó a proporcionar tropas para la guerra de Ucrania. Junto con Azerbaiyán también está reorientando sus exportaciones energéticas para que no pasen por territorio ruso. Por su parte, Moldavia y Georgia se sienten especialmente amenazadas por Rusia, ya que parte de sus territorios ya han sido ocupados por las fuerzas rusas. En Moldavia, el año 1990 las fuerzas secesionistas, con el apoyo del 14.º Ejército ruso, iniciaron un conflicto que dio lugar a la creación de Transnístria. En el 2008 se produjo una invasión militar rusa de las regiones separatistas de Georgia, supuestamente para dar apoyo a la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Osetia del Sur y Abjasia. El objetivo de Rusia, sin embargo, era claramente el cambio de régimen en Georgia, así como la independencia de estos dos territorios, pero al final se limitó a reconocer las dos regiones separatistas. Ahora bien, esta pérdida de influencia de Rusia ya era evidente antes de la invasión de Ucrania. En efecto, sólo cuatro países de la antigua Unión Soviética se unieron a la Unión Económica Eurasiática liderada por Rusia. Y sólo cinco estados ingresaron en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO): Bielorrusia, Armenia, Kirguistán, Tayikistán y Kazajistán. Finalmente, mientras algunos estados de la antigua URSS buscan estrechar relaciones con Occidente, y en particular con la Unión Europea, otros buscan socios en otras regiones. Los estados de Asia Central Kazajistán, Uzbekistán y Azerbaiyán están mirando hacia Turquía e Irán, mientras que China, con su nueva Ruta de la Seda, constituye una fuente prometedora de inversión de capital.
En este sentido, Michael Goodier y Nicu Calcea en un artículo interesante en The New Statesman publican una serie de mapas con datos etnolingüísticos de las antiguas repúblicas soviéticas que podrían servir de pretexto en Putin para llevar a término acciones militares. En efecto, el Kremlin ha utilizar de manera reiterada como pretexto la defensa de los rusos étnicos para atacar Ucrania y para amenazar otros países exsoviéticos. Recientemente ha amenazado Moldavia, con unas declaraciones de un comandante ruso afirmando que conseguir el control del sur de Ucrania ayudaría en Rusia a conectarse con la región separatista de Transnístria. Ucrania y Moldavia, sin embargo, no son los únicos países con grandes contingentes de población de etnia o lengua rusas: Bielorrusia y Kazajistán tienen mucha población de hablantes de ruso, y Letonia y Estonia, que son miembros de la UE y de la OTAN, tienen más del 30%.
Enlazando con los asuntos globales, después de la cumbre de Madrid, al secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg repasa en la revista Le Grand Continent la doctrina que ha guiado su acción desde el inicio de su mandato y el nuevo concepto de solidaridad estratégica. Mientras la Alianza Atlántica se prepara para acoger Suecia y Finlandia, asume que también es un escenario de negociaciones y un espacio de disenso, pero pide, en el contexto de la guerra de Ucrania, una solidaridad estratégica entre sus miembros. A pesar de que las guerras son imprevisibles y que nadie puede saber exactamente cuánto tiempo durará el conflicto, Stoltenberg afirma que los aliados están preparados para dar apoyo en Ucrania durante el tiempo que haga falta. También subraya que la Alianza comparte con la Unión Europea la misma vecindad, los mismos retos y cada vez más los mismos miembros: con la adhesión de Finlandia y Suecia, el 96% de la población de la Unión vivirá en un país miembro de la OTAN. Con respecto al nuevo orden geopolítico, considera que potencias autoritarias como China y Rusia están desafiando los valores occidentales de manera más agresiva y que ambos países colaboran más estrechamente que nunca en el ámbito militar y han intensificado su colaboración en el ámbito diplomático. Si en este contexto geopolítico global, la unidad de la OTAN sigue siendo un tema clave, Stoltenberg también advierte que la división ideológica entre democracia y autocracia también afecta a la organización, si se tienen en cuenta por ejemplo los casos de Turquía, Hungría o Polonia. Asimismo, también alerta de las disputas entre miembros que amenazan la cohesión de la Alianza Atlántica, como las nuevas tensiones entre Grecia y Turquía en el Mediterráneo oriental. Finalmente, Stoltenberg destaca que la guerra de Ucrania demuestra el peligro de una dependencia excesiva de las materias primas provenientes de regímenes autoritarios. Eso pone de manifiesto la importancia de desarrollar fuentes alternativas para el suministro energético de Europa. Al mismo tiempo, es fundamental no cambiar una dependencia por otra. Muchas nuevas tecnologías y los minerales raros necesarios para producirlas provienen de China. Por lo tanto, hay que diversificar las fuentes de energía y los proveedores. Por eso en el nuevo concepto estratégico de la OTAN, los aliados han acordado reforzar la seguridad energética e invertir en suministros, proveedores y fuentes de energía estables y fiables.
Cinco meses después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, el orden internacional que se había mantenido, con más o menos éxito, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial se ha hundido. La gran expectación que causó la cumbre de la OTAN en Madrid no ha hecho más que escenificar por parte de los EE.UU., cómo afirma Ruth Ferrero en la revista Política&Prosa, el intento de recuperar una hegemonía global que Washington ve que se le escapa. La presencia de Japón, Corea del Sur o Australia, pretendía mostrar el mundo el renacimiento de un frente occidental renovado y más poderoso y unificado que nunca, un frente que suma aliados también en la región del Asia-Pacífico. Pero al mismo tiempo se trata de un Occidente más solo ante un Sur que no está demasiado dispuesto a seguirlo, no sólo respecto de Rusia, sino de lo que verdaderamente define los tiempos actuales: el ascenso de China. En este sentido, resulta cuando menos curioso que la reunión del 24 de junio de los BRICs, que componen el 40% de la población mundial y representan un cuarto del PIB global, apenas tuviera eco en los medios de comunicación occidentales. Quizás la razón sea que el discurso de países como la India, China, Sudáfrica o el Brasil rompe con el relato del aislamiento de Rusia.
En la misma línea, Andrés Ortega argumenta en la Fundación Elcano que aunque Occidente sigue siendo una enorme potencia militar en comparación con las demás, China incluida, y pretende preservar esta superioridad, también es cierto que está perdiendo el relato ante un Sur donde crece la demanda de revisión del pasado colonial e imperial, un Sur profundamente descontento con algunos procesos que se han dado en los últimos tiempos. Un ejemplo es lo que Joseph E. Stiglitz llama “apartheid vacunal global” ante la COVID-19, donde los ricos consiguieron las dosis que necesitaban, mientras la población de los países pobres quedó entregada a su suerte. Otra fuente de descontento han sido algunas de las sanciones tomadas por Occidente contra Rusia, porque ciertos países del Sur temen que, dado el caso, también se les puedan aplicar: la congelación de los depósitos en Occidente del Banco Central ruso y la exclusión del sistema SWIFT de control de pagos internacionales (que ya se ha aplicado desde hace años a Irán). Por otra parte, si para Occidente el apoyo a Ucrania es parte de la guerra por la democracia. las democracias occidentales, empezando por la mayor de ellas, los EE.UU., están atravesando graves problemas institucionales derivados de su polarización interna creciente, que puede tener derivadas globales.
Una crisis de las democracias liberales que Benjamin Morel analiza en la revista Atlantico y considera que el malestar que parece afectar de manera general a las democracias liberales se debe a una multiplicidad de factores que no siempre son los mismos según el país. Algunos son coyunturales, otros más estructurales. Los ejemplos citados anteriormente parecen reflejar esta diversidad. Johnson puso en marcha un programa político eficaz en Gran Bretaña, pero ha sido víctima tanto de su personalidad como de opciones de comunicación desastrosas. Joe Biden también es un líder bastante débil, cuya fiabilidad empieza a ser cuestionada a causa de su edad y que paga el precio de una política vacilante. Los casos de Scholz y Draghi se explican por la fragilidad de unas coaliciones puestas a prueba por temas diplomáticos en Italia y cuestiones energéticas en Alemania. La crisis económica, sobre todo la inflación, también puede ser un factor agravante, pero no necesariamente de inestabilidad política, ya que, en tiempo de crisis, el electorado es más bien legitimista, a menos que el líder ya esté marcado por el descrédito. Pues hay que remitir también a factores estructurales más profundos. Morel argumenta que, en comparación con China o incluso Rusia, las democracias liberales tienen una cierta dificultad para pensar el mundo y establecer prioridades y grandes relatos. Sin duda, las deficiencias en la formación de élites tienen mucho que ver, pero es sobre todo la manera como los medios de comunicación y las redes sociales estructuran la actividad política lo que está en cuestión, ya que operan por secuencias de medios monotemáticos; no sobre los temas más importantes, sino sobre los más propensos a retuitear. Concebir una visión del mundo y del futuro y ser elegido en base a eso es ahora mismo un peligro político. Eso tiene un impacto tanto en la adhesión de los votantes a las personalidades como las visiones del mundo; sobre la selección de un personal político que ahora tienen que ser mejores comunicadores que visionarios; sobre los programas que ya no tienen que ser coherentes, sino que deben contener unas cuantas medidas que llamen la atención.
La editorial del diario Le Monde reseña la reciente gira del presidente de los Estados Unidos en el Oriente Medio, cuyo objetivo principal era reafirmar su compromiso con una región donde sigue perdiendo influencia, y afirma que el balance de esta visita es un cúmulo de decepciones. Los israelíes echan de menos a su predecesor, Donald Trump, que había alineado como nunca la diplomacia de los Estados Unidos con las posiciones del estado judío, mientras los palestinos han deplorado la ausencia de gestos contundentes que podrían haber traducido la voluntad de Washington de volver a convertirse en el mediador de un proceso de paz israelí-palestino en estado de coma. Con respecto a su encuentro con Mohammed Ben Salman, cuando era candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden había prometido no tratar con él por su supuesta participación en el asesinato del disidente Jamal Khashoggi. Ahora, como presidente, se ha resignado a reunirse con él, con la esperanza que el cambio de posición se vea compensado con un aumento de la producción de petróleo saudí, ya que una bajada de los precios de la gasolina se ha convertido en imprescindible unos meses antes de las elecciones de medio mandato, que podrían convertirse en una derrota contundente para los Demócratas. No obstante, hay que tener en cuenta que Joe Biden ha heredado una situación muy complicada. En el 2014, el último presidente demócrata, Barack Obama, facilitó el camino hacia un incremento importante de la presencia de Rusia a la región, cuando se negó a intervenir en Siria en un momento en que la dictadura de Bashar Al-Assad se tambaleaba. Su sucesor republicano debilitó todavía más los intereses norteamericanos al retirar su país del acuerdo internacional de 2015 que regulaba el programa nuclear iraní. Su política de máxima presión destinada a poner de rodillas el régimen iraní sólo ha conseguido que Teherán incremente sus esfuerzos por adquirir armas nucleares y se niegue de momento a devolver al estatus quo anterior.
Desde las páginas de Foreign Affairs, E. Gyimah-Boadi alerta de que los últimos dos años, los golpes de estado se han convertido en una tendencia preocupante en África Occidental: uno ha tenido lugar en Burkina Faso, otra Guinea, dos en Mali y dos fallidos en Guinea-Bisáu y Níger son algunos ejemplos. Además, tres presidentes han desafiado los límites constitucionales para renovar sus mandatos en Togo, Costa de Marfil y Guinea. Eso supone una erosión de la democracia que debilita los controles sobre las autoridades y permite el acoso y la represión de la oposición política. Durante la década de 1990, la África Occidental se democratizó y la mayoría de los miembros de la Comunidad Económica de los Estados de la África Occidental (CEDEAO), el principal bloque regional, adoptaron constituciones más o menos democráticas, con cartas de derechos y una cierta separación de poderes. La democratización llevó la paz a algunos de los puntos problemáticos de la región: se puso fin a la guerra civil en Liberia y Sierra Leona, y se restauró el orden democrático en Burkina Faso, Costa de Marfil y Mali. No obstante, en los últimos cinco años estas democracias se han empezado a tambalear. Mientras los gobiernos de la África Occidental se enfrentan al malestar económico, la pobreza persistente, el paro, la desigualdad y la corrupción, ahora tienen que luchar también contra los efectos de la pandemia de COVID-19, los impactos económicos de la guerra en Ucrania y las consecuencias del cambio climático. Paralelamente, estos países han recibido ayuda en inversiones a infraestructuras de regímenes autocráticos, como el chino, el ruso o el turco a cambio de recursos naturales, acceso a los mercados internacionales e influencia regional.
Guillem Colom analiza en El Confidencial el papel de Japón en el nuevo entorno geoestratégico que se está diseñando en la región del Indo-pacífico y ahora Tokio está debatiendo incrementar el presupuesto de defensa hasta el 2% del PIB para dotarse de más capacidad defensiva. Aunque muchos observadores se han centrado en la alianza Aukus entre Australia, el Reino Unido y los Estados Unidos para garantizar la estabilidad en el Indo-pacífico y contener la expansión china, Colom considera que el punto más caliente de la región se sitúa entre el mar de la China Oriental y el mar de Japón. En esta zona de creciente influencia china, tres actores —Taiwán, Corea del Sur y Japón— quieren mantener un orden vigente cada vez más cuestionado. Con la invasión de Ucrania, muchos analistas temen que, más tarde o más temprano, Taiwán pueda correr la misma suerte, lo cual, además de las consecuencias estratégicas, tendría un impacto directo sobre Japón, cuyas islas más meridionales se encuentran a pocos kilómetros de Formosa. No sólo porque Tokio se podría ver implicado en este conflicto, sino también porque dañaría uno de los ejes del sistema defensivo nipón y norteamericano. Si en eso se suma que la condena de Tokio a la invasión rusa de Ucrania impedirá resolver a medio plazo las disputas pendientes sobre los Territorios del Norte (las Kuriles para Rusia), el incremento de las actividades chinas en torno a las islas Senkaku, el aumento de los lanzamientos de misiles norcoreanos y la posibilidad de que Pyongyang reanude las pruebas nucleares en los próximos meses, parece lógico que Japón se tenga que replantear —tal como está haciendo Alemania en Europa— su contribución a la seguridad global.
En este contexto, Uri Friedman apunta en The Atlantic que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas atraviesa un momento delicado ya que se ha visto incapaz de ofrecer una respuesta eficaz a los conflictos y desafíos recientes a los que se enfrenta el mundo. Es por eso que últimamente se está planteando seriamente la necesidad de una reforma y de adoptar nuevos mecanismos para que no acabe siendo un organismo obsoleto. Así pues, es necesario un cambio en su funcionamiento para que pueda recuperarse del desprestigio actual y convertirse en referente para los nuevos retos a los que debe enfrentarse la comunidad internacional. Actualmente, no sólo falla al responder a los retos contemporáneos, como la crisis climática, la pandemia de COVID-19 o nuevos conflictos bélicos, sino que también sufre una crisis de legitimidad porque ya no responde a los equilibrios geopolíticos de la posguerra cuando se creó con la intención de unir las potencias aliadas que habían derrotado el nazismo. Conflictos como el de Ucrania pueden servir para promover un cambio en la organización, ya que la participación como agresor de uno de los miembros permanentes constituye un hecho especialmente sensible. Entre las ideas propuestas para reformar el Consejo de Seguridad se propone la eliminación del derecho de veto en casos de genocidio y crímenes de guerra, situaciones de emergencia climática, peligro de utilización de armas nucleares y pandemias. La idea sería crear un Consejo de Seguridad más representativo para convertirlo en una institución más equilibrada y multilateral, donde la Asamblea General pueda ejercer de contrapeso.
Entrando ya en los asuntos europeos, destaca la dimisión del primer ministro italiano Mario Draghi, no sólo porque la convocatoria de elecciones anticipadas puede dar la victoria a los neofascistas de Fratelli d’Italia en coalición con la Lega de Salvini y el Forza Italia de Berlusconi, sino también por su impacto en la política europea. Desde las páginas de La Vanguardia, Enric Juliana afirma que se ha agotado la solución a tecnócrata y que la derecha y la extrema-derecha italiana han hecho caso omiso de los mensajes a favor de la estabilidad lanzados los últimos días por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y la mayoría de dirigentes europeos. El motivo es muy sencillo: la derecha tiene a su alcance una victoria abrumadora a las elecciones del mes de septiembre, si no se produce un terremoto a la sociedad italiana que corrija las tendencias que actualmente presentan los sondeos. El objetivo claro está: tomar el control de unos fondos europeos valorados en cerca de 200.000 millones de euros, entre subvenciones directas y créditos. Una victoria que todo indica que podría ser facilitada por los cambios en la ley electoral que establece que el 37% de los diputados y senadores se escogerán por el sistema mayoritario en circunscripciones en que sólo se atribuye un escaño, al estilo británico. Gana el escaño la coalición que obtiene más votos en la primera vuelta. El 61% de los diputados y senadores restantes se escogen por el método proporcional en circunscripciones territoriales con varios escaños en juego, a una sola vuelta (el 2% restante corresponde a los italianos residentes en el extranjero cuyos representantes también se escogen por votación proporcional). Así pues, el voto mayoritario obliga a establecer coaliciones y aquí la derecha parte con clara ventaja. A pesar de sus desavenencias, que no son pocas, la Lega, Forza Italia y Fratelli d’Italia saben cómo repartirse el territorio: los de Salvini son fuertes en el Norte y los de Meloni en el Sur, mientras los de Berlusconi refuerzan a los dos en el norte y en el sur. En cambio, aunque el centroizquierda, representado por el Partido Democrático (PD), al cual pertenecen la mayoría de los alcaldes de las grandes ciudades del país, sea el partido mejor articulado en el territorio, con muchos cuadros en la Administración, y pueda ser el más votado en la elección proporcional, necesita aliados para vencer en el voto mayoritario y se ha quedado sin el apoyo de un Movimiento Cinque Stelle (MSE) en vías de desintegración. Pero como argumenta Pancho Pardi en MicroMega, la posible victoria de las derechas podría tener otra consecuencia alarmante, el más que probable giro a favor de Putin de la política exterior italiana. En efecto, si había un aspecto positivo en la política exterior del gobierno de Draghi, este era su apoyo a Ucrania. En este sentido, la caída del gobierno no sólo puede significar la victoria de la derecha y de la ultraderecha en Italia, sino también un cambio radical en la política exterior y energética italiana. En definitiva, en el contexto europeo la derrota de Draghi ya es una victoria para Putin.
En un artículo publicado en BalkanInsight, Madalin Necsuturevela que el último informe de la Comisión Europea sobre el estado de derecho señala deficiencias importantes sobre la libertad de los medios a Rumania, Bulgaria, Hungría y Grecia, entre otros. A la vez lo Medía Pluralism Monitor clasifica los estados miembros de la UE en cinco niveles de riesgo: Bulgaria, Grecia, Hungría, Malta, Polonia, Rumania y Eslovenia se consideran países de mayor riesgo. El informe es una visión general de las tendencias en el conjunto de la UE que examinan la evolución de cada estado miembro desde julio de 2021, incluyendo pues el contexto de la invasión rusa de Ucrania. La Comisión afirma que la transparencia con respecto a la propiedad de los medios en Rumania sigue siendo deficiente. Con respecto a Bulgaria, el informe señala la falta de un marco normativo claro para garantizar la transparencia en la asignación de la publicidad estatal, a pesar de algunas medidas adoptadas para mejorar el proceso. La situación sigue siendo muy negativa con respecto a la independencia de los medios en Hungría y la CE recomienda a los legisladores húngaros mecanismos para mejorar la independencia funcional de la autoridad reguladora de los medios, de acuerdo con los estándares europeos sobre la libertad en este ámbito. El informe apunta algunas mejoras en Polonia, pero no obstante advierte que los desarrollos recientes en materia de licencias de explotación muestran los riesgos existentes para el pluralismo de los medios. En este sentido, la introducción del estado de emergencia a Polonia afectó negativamente al derecho de acceso a la información, en particular por parte de organizaciones humanitarias y periodistas. Finalmente, el informe hace un seguimiento de los retos identificados en informes anteriores y recoge observaciones sobre cuestiones como los medios de comunicación públicos, el uso de software espía o la aplicación de sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Siguiendo con los Balcanes, Andi Hoxhaj advierte en The Conversation que el incremento de las tensiones entre bosnios y serbios en Bosnia Herzegovina favorece las interferencias de Rusia. Milorad Dodik, el primer ministro de República Srpska, ha dado apoyo al reconocimiento de las dos repúblicas separatistas pro-rusas en Ucrania, alineándose con Vladimir Putin. Los analistas consideran que el movimiento de Dodik es muy preocupante ya que puede amenazar la frágil paz conseguida después del final de la guerra de los Balcanes a 1999. Rusia por otra parte continúa con sus planes para socavar el apoyo político de la región hacia la Unión Europea y ya ha tenido cierto éxito en Serbia, dónde actualmente menos de la mitad de la población da apoyo a la adhesión a la UE. Mientras tanto, los países de los Balcanes están experimentando una importante huida de cerebros debido a la falta de crecimiento económico y a la inestabilidad política, eso en un contexto de decepción respecto de la UE ya que algunos países empezaron a plantear su adhesión a mediados de los 2000 y todavía están a la espera. Y a medida que el proceso se ha ido alargando, Rusia y China han ido aumentando su influencia en los Balcanes, mientras la falta de una fecha concreta para que estos países candidatos se incorporen desincentiva la puesta en marcha de las reformas necesarias. En la misma línea, Janine di Giovanni alerta en Foreign Affairs que Putin podría tener la intención de activar el plan de secesión de Dodik y enviar miembros del Grupo Wagner, paramilitares rusos que ya operan en Ucrania, para provocar posiblemente un conflicto armado en Bosnia.
En el ámbito económico, Branko Milanović argumenta en Foreign Affairs que las organizaciones financieras internacionales tienen un papel fundamental en la política internacional a la vez que son las encargadas de controlar la economía mundial. Sin embargo, señala que no se habla bastante de los sesgos de estas instituciones y que son muchos los casos en que organizaciones como el FMI o el Banco Mundial interfieren en la soberanía de los estados –a menudo con la aquiescencia forzada de los países – con el fin de hacer cumplir unos estándares de estabilidad económica determinados. El hecho es que generalmente los estados que ven debilitada su soberanía son los que ya son más débiles en términos generales. Por lo tanto, Milanović señala que a menudo estas instituciones limitan la soberanía de países en defensa de intereses privados y externos. A lo largo del siglo XX estos comportamientos se han ido repitiendo en diferentes momentos y casi siempre en beneficio de Occidente y de las grandes potencias del Norte, que han utilizado el resto de países como fuente de materias primas. Así pues, aunque tanto el FMI como el Banco Mundial reconocen la igualdad de los países miembros, en la práctica no aplican las mismas reglas para todo el mundo y generalmente, los países occidentales son los más reticentes a ceder parte de su soberanía para aplicar las medidas prescritas por estas instituciones. La creación tanto del FMI como del Banco Mundial se produjo justo al acabar la Segunda Guerra Mundial y ha definido desde entonces el orden económico mundial. Las dos organizaciones han sido especialmente influenciadas por los intereses norteamericanos, la superpotencia de la segunda mitad del siglo XX. Ahora bien, en un mundo cada vez más globalizado ningún país ya está cerrado herméticamente y la economía es uno de los factores que pone de manifiesto la interacción entre política interior e internacional. Cada vez es más complicado separar la una de la otra y Milanović considera por lo tanto que estas organizaciones tendrían que preocuparse para reducir al mínimo las desigualdades. En cambio, a menudo se ocupan más de favorecer intereses de determinadas empresas y de los países que más contribuyen a su funcionamiento, es decir, los occidentales.
La revista Euractiv destaca que Arabia Saudí, el mayor exportador de petróleo del mundo, ha duplicado sus importaciones de petróleo ruso a bajo precio con el fin de satisfacer su demanda interna y vender más caro su petróleo a los países occidentales. Esta situación plantea un reto al que se enfrenta el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, mientras su administración busca aislar Rusia y reducir sus ingresos por exportación de energía. Mientras muchos países han prohibido o restringido las compras a Rusia, en cambio China, la India y varias naciones africanas y del Oriente Medio han aumentado las importaciones de productos rusos. También llama la atención que según los datos obtenidos por el software de seguimiento de navíos, Refinitiv Eikon, entre abril y junio Arabia Saudí importó 647.000 toneladas (48.000 barriles diarios) de fueloil de Rusia a través de puertos rusos… y estonios.
Chad de Guzmán revela en la revista Time que en junio los precios del trigo aumentaron un 42% respecto de enero de 2021 y los precios del maíz un 47%. La mayoría de los países están experimentando una inflación de los precios de los alimentos superior al 5% provocada por las interrupciones en la cadena de suministro causadas por la COVID-19 y la guerra de Ucrania. Sin embargo, afirma que el cambio climático también es responsable. Por ejemplo, Malasia ha impuesto restricciones en las exportaciones de pollos, ya que las gallinas, además de sufrir la escasez de piensos, tienden a producir menos huevos cuando las temperaturas se disparan. La reciente prohibición de exportar trigo de la India, segundo productor mundial, también se ha producido a raíz de la ola de calor extrema de los meses de marzo y abril que redujo los rendimientos. Guzmán considera que a medida que se agrave el cambio climático no sólo se incrementarán estas prohibiciones en la exportación, sino que también se producirá una reordenación de los patrones comerciales entre países, priorizando cada vez más el interés nacional. Así, los países llegarán a acuerdos comerciales más regionales para compensar cualquier daño potencial que puedan causar las interrupciones en las cadenas de suministro de países lejanos. Las economías se inclinarán a comprar bienes importados de los países vecinos más que de otros continentes. Ya en las semanas posteriores a la invasión de Ucrania, los datos del International Food Policy Research Institute (IFPRI) mostraron un aumento de las restricciones en la exportación de alimentos en al menos 23 países.
A raíz de la alarmante situación política, social y económica en Sri Lanka, Philippe Stoop advierte en la revista Atlantico de las deficiencias de las estrategias emprendidas en varias regiones en materia de transición hacia una agricultura 100% ecológica. Así, en abril de 2021, Sri Lanka fue uno de los primeros países del mundo a querer pasar a la agricultura 100% ecológica y prohibió el uso de productos fitosanitarios y fertilizantes para convertirse en el mayor productor mundial de alimentos ecológicos. No obstante, esta estrategia ha acabado en fracaso y el país es ahora víctima de revueltas del hambre después de haberse declarado el estado de emergencia alimentaria. Stoop señala que esta revolución biológica como estrategia de transición hacia el 100% orgánico también ha sido un fracaso en otros países como Bután o el estado indio de Sikkim. Destaca que, en ambos casos, la experiencia ha comportado una fuerte caída de la producción que ha agravado todavía más el déficit alimentario. También subraya que, en ambos casos, se trata de estados o regiones que han apostado mucho por el turismo “de gama alta” y por productos agrícolas de mayor valor añadido, olvidando que su agricultura tendría que alimentar también su propia población. Las dificultades de una transición de este tipo son múltiples, pero destaca tres principales. Primero, las necesidades de formación: la obtención de rendimientos orgánicos correctos requiere una gran pericia técnica, y por lo tanto tiempo para que los agricultores adquieran estos conocimientos. Segundo, la disponibilidad de abonos orgánicos. Su fuente principal, el estiércol ganadero, es difícil de recoger, almacenar y distribuir, sobre todo a los países donde la ganadería se practica principalmente de manera tradicional, con animales que sólo fertilizan las tierras donde pacen. Finalmente, incluso con una buena formación de los agricultores y una buena disponibilidad de abonos orgánicos, el cambio hacia el 100% ecológico comporta una pérdida importante de rendimiento que comporta un incremento de las importaciones, que a su vez provoca un aumento de los precios de los alimentos.
Finalmente, en el ámbito de la ciencia y la innovación, Vida Krishnan señala en The Atlantic que casi desde el inicio de la pandemia de COVID-19 India y Suráfrica pidieron a la Organización Mundial del Comercio (OMC) que liberara los derechos de patentes para vacunas, tratamientos y medicamentos hasta que se alcanzara la inmunidad de grupo. Esta iniciativa tuvo mucho apoyo en los países en desarrollo y finalmente después de dos años de pandemia, la OMC ha llegado a un acuerdo. Sin embargo, se aleja de la propuesta inicial y la respuesta ha tardado demasiado en llegar. El acuerdo únicamente libera las patentes para fabricar vacunas durante un periodo de sólo 5 años, no incluye ni tratamientos ni diagnósticos y excluye las vacunas de ARN, que han sido las más eficaces. Todo indica pues que las negociaciones se llevaron a cabo desde una desigualdad de poder, ya que europeos y norteamericanos se negaron a revisar sus propuestas y algunas decisiones fueron tomadas sin el acuerdo de los países en desarrollo. Incluso algunos países recibieron los documentos por medio de filtraciones y no por parte de las organizaciones oficiales, lo cual hace sospechar una toma de decisiones arbitraria y unas negociaciones opacas. Además, este acuerdo no beneficia a nadie, ya que los países del Primer Mundo seguirán expuestos a la aparición de nuevas variantes venidas de países faltos de vacunas y, por lo tanto, se prolongará la pandemia.
Paralelamente, Vageesh Jain argumenta en The Conversation que la pandemia de COVID-19 ha revelado que este tipo de crisis va más allá del sistema sanitario y que es necesaria una respuesta transversal de los gobiernos, ratificada y comprendida por el conjunto de la sociedad, ya que en estos casos la colaboración ciudadana es un requisito indispensable para el buen funcionamiento de las medidas. Jain presenta las conclusiones de un estudio realizado para calibrar el vínculo entre democracia y el exceso de mortalidad durante la pandemia y señala que los países donde la democracia está más consolidada han tenido una mortalidad menor. El exceso de mortalidad hace referencia al número total de muertos desde que la pandemia empezó respecto de los niveles pre-pandemia, de manera a tener en cuenta no solo las muertes directamente causadas por la COVID sino también las que se deben a sus efectos indirectos. Teniendo en cuenta diferentes indicadores con respecto a democracia, políticas y niveles socioeconómicos, el estudio ha creado modelos de regresión con diferentes variables para entender la relación entre la gobernanza y su efecto en el exceso de mortalidad. Así se ha podido establecer que, en los 78 países estudiados, un punto más en el índice de democracia supone 2,18 muertos menos sobre 100.000 personas. Añadiendo más variables, también se ha podido concluir que los sistemas con más políticas deliberativas entre la ciudadanía ayudaban mucho a reducir la mortalidad.
En la elaboración de esta edición del Diari de les idees han participado Arnau Inés, Xavier Company y Pau Álvarez, estudiantes en prácticas en el CETC.
Política internacional y globalización
A new world order
Les teories clàssiques de les relacions internacionals estan començant a tenir problemes a l’hora de bastir una explicació profunda per a determinades accions que estan passant actualment. Així doncs, va sent hora de replantejar-les i construir-ne de noves, per a que siguin capaces de jugar un paper clau en el món de demà i crear un règim internacional estable. A dia d’avui, les dues línies de pensament que han vingut marcant tendència han estat el neorealisme i el neoliberalisme institucional. Per una banda, el primer es centra en l’interès egoista dels estats i com els més potents determinen l’agenda internacional i confeccionen una balança de poder entre ells. Per altra banda, el segon insisteix en el poder dels grans estats, però remarca el seu interès en crear institucions i normes que guiïn les relacions entre els estats. Per exemple, en el cas de la guerra a Ucraïna. Per una banda, es pot entendre des d’un punt de vista realista l’agressió russa en contrapartida de les passes occidentals en reconfigurar l’entorn de defensa rus. Mentre que des d’una perspectiva neoliberal s’entén la pressió de Biden en mantenir la lluita i donar suport a Ucraïna per a fer respectar a Putin el model vigent de tractats i normes, així doncs, és una mostra de voler mantenir el model de Pax Americana. Per tant, ens trobem en una situació que cap de les dues teories pot explicar del tot bé aquest conflicte, ni molt menys com s’explicarà l’endemà. Són teories pensades per al segle XX i per a bastir intel·lectualment el model predominant americà. Tal i com s’indica, les dues teories tenen una obsessió amb la centralitat de l’Estat com a actor únic i principal en les relacions internacionals, una visió reduccionista que deixa de banda altres factors transcendentals com les economies globals. Segons Roos, els ordres mundials es sustenten a través de l’expansió econòmica i qui domina és qui és capaç de controlar la infraestructura econòmica i pot establir les seves regles. Per tant, la pregunta clau és: serà capaç EUA de mantenir el seu poder i donar estabilitat o mantindrà una tendència a la baixa i haver de negociar la seva predominança? Tanmateix, malgrat centrar esforços al Donbass, el que està clar és que el principal adversari dels americans és la Xina, que és qui està realitzant més canvis i guanyant pes econòmic, alhora que s’adapta a les adversitats del canvi climàtic, inverteix en nous combustibles i noves infraestructures i està teixint aliances arreu del món. Així doncs, sembla que el nou ordre mundial que vingui serà dominat per aquells amb un alt grau de resiliència i adaptació a un planeta que té per davant molts canvis.
Cold War 2.0 Is Ushering In Nonalignment 2.0
En aquest article, Traub planteja el sorgiment d’un nou moviment de països no alineats a partir de la guerra d’Ucraïna, els quals suposen un problema per Occident. Enfront a les sancions a Rússia, dues de les democràcies més grans del sud global, l’Índia i Sud-àfrica, es van abstenir en la votació per condemnar la invasió al Consell dels Drets Humans de l’ONU. Aquestes nacions, entre de moltes altres més, no només no volen haver d’escollir bàndol sinó que no creuen que ho hagin de fer. El Moviment de països no alineats es va reunir per primera vegada a Bandung, Indonèsia, l’any 1955, enmig de la Guerra Freda. La no alineació significava no només evitar la subordinació a Washington o Moscou, sinó també seguir un camí socialista entre la dicotomia capitalista i comunista. A més, els antics estats colonials buscaven alliberar-se totalment de les potències occidentals. Les bases d’aquesta nova no alineació es basen en el pragmatisme i l’estratègia. Com a causa d’aquesta narrativa, l’autor també assenyala diversos errors de l’Occident com la guerra a l’Iraq, la reducció de l’assistència al desenvolupament, els acords comercials unilaterals, entre d’altres. De fet, la guerra a Ucraïna no és la causant d’això, sinó té més a veure amb la Xina. El secretari d’Estat dels Estats Units, Antony Blinken, va dir que Washington no “pretén boicotejar la Xina en el seu paper com a gran potència” i no està “obligant els països a triar” entre les dues superpotències. La Xina fa temps que és amiga del Sud Global i del moviment no alineat, encara que no n’és membre. Ara està fomentant activament el renaixement del moviment. La lliçó més important per a Biden és que la distinció democràcia-autocràcia no suscitarà gaire suport i amistat en el sud global. Els estats en vies de desenvolupament d’Àsia, Àfrica i Amèrica Llatina continuaran perseguint el seu propi interès econòmic.
La solidarité stratégique après Madrid
En aquesta entrevista, el secretari general de l’OTAN Jens Stoltenberg analitza la doctrina que ha guiat la seva acció des de l’inici del seu mandat. Mentre l’Aliança Atlàntica es prepara per acollir Suècia i Finlàndia, assumeix que també és un escenari de negociacions i un espai de dissens però demana, en el context de la guerra d’Ucraïna, una solidaritat estratègica entre els seus membres. Tot i que les guerres són imprevisibles i que ningú no pot saber exactament quant de temps durarà el conflicte, Stoltenberg afirma que els aliats estan preparats per donar suport a Ucraïna durant tot el temps que calgui. També subratlla que amb la Unió Europea, l’Aliança comparteix el mateix veïnatge, la majoria dels mateixos reptes i cada cop més els mateixos membres: amb l’adhesió de Finlàndia i Suècia, el noranta-sis per cent de la població de la Unió viurà en un país de l’OTAN. Pel que fa al nou ordenament geopolític, considera que hi ha una competició creixent entre les grans potències, però també potències autoritàries com la Xina i Rússia que estan desafiant els valors occidentals de manera més oberta i agressiva que abans. També observa que la Xina i Rússia col·laboren més estretament. Fan maniobres conjuntes en l’àmbit militar i intensifiquen la seva col·laboració en l’àmbit diplomàtic. Això s’ha vist sobretot amb la invasió d’Ucraïna per part de Rússia, en la mesura que la Xina no va condemnar aquesta invasió. Tampoc l’anomena guerra i utilitza el terme “operació militar especial”, reproduint així la retòrica russa. Els xinesos també estan difonent la mateixa narrativa falsa que Rússia sobre les causes d’aquesta guerra i qüestionen el principi fonamental del dret de cada nació a decidir per si mateixa. En aquest context geopolític global, la unitat de l’OTAN continua sent un tema clau. Tanmateix, la divisió ideològica entre democràcia i autocràcia també travessa l’organització, si tenim en compte per exemple Turquia, però també Hongria o Polònia. A més, les disputes entre els membres amenacen la cohesió de l’Aliança Atlàntica, com ho demostren les noves tensions entre Grècia i Turquia a la Mediterrània oriental per exemple. Finalment, Stoltenberg destaca que la guerra d’Ucraïna demostra el perill d’una dependència excessiva de les matèries primeres provinents de règims autoritaris. Això posa de manifest la importància de desenvolupar fonts alternatives per al subministrament energètic d’Europa. Al mateix temps, és fonamental no canviar una dependència per una altra. Moltes noves tecnologies i els minerals rars necessaris per produir-les provenen de la Xina. Per tant, cal diversificar les fonts d’energia i els proveïdors. Per això en el nou concepte estratègic de l’OTAN, els aliats han acordat reforçar la seguretat energètica i invertir en subministraments, proveïdors i fonts d’energia estables i fiables.
How the UN Security Council Can Reinvent Itself
El Consell de Seguretat de la ONU travessa un moment de desubicació en el context internacional. En els darrers conflictes i desafiaments als quals s’enfronta el món s’ha vist incapacitat i bloquejat per a oferir una resposta eficaç. És per això, que darrerament s’està plantejant seriosament la necessitat d’una reforma i adoptar nous mecanismes perquè no acabi sent un organisme obsolet. Així doncs, urgeix fer un canvi en el funcionament del cos amb més poders de les Nacions Unides, per a que pugui refer-se del desprestigi i sigui referència per als nous reptes als que s’ha d’enfrontar la comunitat internacional. En el seu moment, el Consell de Seguretat va ser creat amb la intenció d’ajuntar a les potències aliades que van derrotar el nazisme; se les va dotar amb el poder de veto i amb poders d’iniciar missions militars i imposar sancions per a donar-los incentius per a salvaguardar la ONU. Tal i com es veu, no únicament falla en respondre als reptes contemporanis, com ara la crisi climàtica, la pandèmia o nous conflictes bèl·lics, sinó que també pateix una crisi de legitimitat perquè ja no respon als equilibris geopolítics de la postguerra. Tanmateix, Friedman exposa que conflictes com el d’Ucraïna poden servir per a promoure un canvi de viratge en l’organització, ja que la participació com a agressor d’un dels membres permanent és especialment sensible a ser censurada. Entre les idees per a reformar el Consell de Seguretat figuren retallades del poder de veto en casos d’atrocitats en massa, situacions urgents de l’emergència climàtica, armes nuclears i pandèmies. La voluntat és crear un Consell de Seguretat més representatiu en vistes a fer una institució més equilibrada i multilateral, on l’Assemblea General pugui fer de contrapès en cas d’àmplies majories. No obstant això, s’ha de ser conscient que una reforma a la Carta de les Nacions Unides comporta demandes de moltes parts i aconseguir un equilibri és dificultós, tanmateix, suposa un exercici de voluntat i compromís amb les vies diplomàtiques i és una oportunitat que les democràcies no han de deixar passar per a enfortir l’ONU davant uns temps de reptes comunitaris.
Occidente, uno, grande y solo
L’autor assenyala que Putin, amb la invasió d’Ucraïna, no només ha reactivat l’OTAN, sinó la idea d’Occident en conjunt. Un Occident geogràficament més ampli, si bé amb un pes relatiu menor, amb uns valors propis i amb pretensió qüestionada d’universalisme. Però a la vegada es tractat d’un Occident més sol davant d’un Sud Global que el segueix menys, no només respecte Rússia, sinó del que veritablement defineix els temps actuals: l’ascens de la Xina. Occident s’ha ampliat amb països convidats a la cimera de l’OTAN a Madrid com Austràlia, Nova Zelanda, Japó i Corea del Sud, un procés que havia començat fa temps però que s’està veient reforçat. Occident, en un món que segueix desoccidentalitzant-se, és una enorme potència militar en comparació amb les altres, Xina inclosa, i pretén preservar aquesta superioritat. Però està perdent el relat davant d’un Sud Global en què creix la demanda de revisió del passat colonial i imperial occidental i al qual no agraden alguns processos que s’han donat en els darrers temps. Un exemple recent és el que Joseph E. Stiglitz anomena “apartheid vacunal global” davant el COVID-19, on riques van aconseguir les dosis que necessitaven, mentre la gent dels països pobres van quedar lliurades a la seva sort. Un altre han estat algunes de les sancions preses per Occident contra Rússia, perquè alguns països del Sud Global temen que, arribat el cas, també se’ls pugui aplicar a ells, essencialment dues: la congelació dels dipòsits a Occident del Banc Central rus – com tenen tants països– i l’exclusió del sistema SWIFT de control de pagaments internacionals (sancions que s’han aplicat des de fa anys a l’Iran). També hi ha una confrontació entre democràcies liberals occidentals i autocràcies no occidentals (també alguna occidental, com l’Hongria d’Orbán), encara que al Sud Global també hi ha democràcies no occidentals que s’allunyen d’aquesta confrontació. El suport a Ucraïna a la guerra és, per a Occident, part de la guerra per la democràcia. Ara bé, les democràcies occidentals, a començar per la més gran, els EUA, estan travessant greus problemes institucionals derivats de la seva polarització interna creixent, que pot tenir derivades globals. Els països socis del Sud Global veuen que aquests problemes interns i profunds d’Occident poden soscavar les seves capacitats per actuar en benefici dels béns globals. En definitiva, la Xina de Xi Jinping on vol anar. La Rússia de Putin, també. I davant d’aquesta nova competició per a l’hegemonia, Occident intenta reinventar-se. Sap què no vol ser però dubta de cap on anar.
How the System Was Rigged
Les organitzacions financeres internacionals tenen un paper fonamental en la política internacional i són les encarregades de controlar l’economia mundial. Tanmateix, del partidisme d’aquestes institucions se’n parla menys, però clarament marquen el esdevenir del món. Són molts els casos en que organitzacions com el FMI o el Banc Mundial s’interposen en la sobirania d’estats – sovint amb el propi permís del país – per a fer complir els estàndards d’estabilitat econòmica marcats. El fet és que generalment els estats que veuen debilitada la seva sobirania són els més dèbils. Així doncs, la història de l’ordre econòmic internacional actual pot dir-se que va començar amb la creació de la Societat de Nacions que, a part de mantenir la pau, també tenia com a objectius garantir els pagaments per als països arrendadors i també aconsellar els països en desenvolupament. Per tant, és important recalcar que sovint aquestes institucions resten la sobirania de països en defensa d’interessos privats i externs. Al llarg del segle XX aquests comportaments s’han anat repetint en diferents moments i gairebé sempre amb benefici d’Occident i les grans potències del Nord Global, utilitzant la resta de països com a font de matèries primeres. Així doncs, malgrat que tant el FMI com el Banc Mundial reconeixen la igualtat dels països membres, a la pràctica no aplica les mateixes regles per a tots i generalment, els països occidentals – i en especial EUA – són els més reticents en cedir la seva sobirania per aplicar mesures. La creació tant del FMI com del Banc Mundial va ser just a l’acabar la Segona Guerra Mundial i ha definit des d’ençà l’ordre econòmic mundial. Les dues organitzacions han estat especialment marcades pels designis i en sintonia dels interessos americans, la superpotència de la segona meitat de segle. Cal esmentar doncs, que en un món cada vegada més globalitzat cap país està tancat hermèticament i l’economia és un dels factors que posa de manifest la interacció entre política domèstica i internacional. Cada vegada és més complicat separar una de l’altra i les organitzacions com el FMI i el Banc Mundial han de preocupar-se per a reduir al mínim les desigualtats; tanmateix, sovint es preocupen més per afavorir interessos d’empreses i els països que més contribueixen, és a dir, els occidentals. Així doncs, aquestes organitzacions també es presenten com uns genets del neoliberalisme, defensant interessos empresarials i d’una minoria rica, però alhora és impossible abandonar-les, perquè són les que interrelacionen els diferents estats econòmicament. Sigui com sigui, la realitat és que la desigualtat persisteix i el sistema econòmic actual es sustenta en aquestes diferències.
La deuxième guerre froide
Hem entrat en una nova Guerra Freda la forma de la qual encara s’està definint però l’autor argumenta que, a diferència de la primera, podria ser molt més costosa per a Europa occidental. El conflicte entre Est i Oest, l’epicentre del qual es troba en una Europa que necessita els Estats Units per a la seva seguretat, sembla, doncs, reafirmar-se com un destí, amb tons d’una duresa sense precedents, encara més durs que els del passat. Però les similituds són més superficials que substancials. Això és el que veiem si analitzem detingudament aquest conflicte des d’un punt de vista geopolític. Si la primera Guerra Freda havia produït, a la seva manera, un ordre mundial, la segona, en canvi, es presenta sota el signe de la incertesa, com un moment especialment intens del desordre que caracteritza la fi de la globalització. Avui, de fet, a diferència del passat, el món no està realment dividit en dos. Molts estats, lluny de ser marginals, es mantenen allunyats d’ambdós contendents però tenen molta més importància que els “no alineats” d’abans. I això passa amb gegants com la Xina i l’Índia, així com per a continents sencers com Àfrica i parts de l’Orient Mitjà. En definitiva, el conflicte ucraïnès està lluny de poder reduir-se a un esquema dual. En la guerra calenta que va desencadenar la invasió russa —i en la Guerra Freda on té els seus orígens— s’entrellacen molts aspectes i molts nivells. En cadascun d’aquests casos, els principals actors polítics s’enfronten a dilemes i contradiccions: res de comparable als monòlits de granit dels dos “blocs” del passat. En aquest context, l’autor considera que és evident que els interessos dels Estats Units, i de passada del Regne Unit, no coincideixen completament amb els d’Europa: la invasió d’Ucraïna va oferir als anglosaxons una oportunitat d’or per afeblir la Rússia mitjançant una guerra de desgast i encerclament, i per intentar fer-la fora del gran joc de potències mundials, en el qual Putin vol, al contrari, reintegrar-se. També els ha permès, pel que fa als Estats Units, exercir un control més estret sobre Europa, a baix cost polític. Europa, per la seva banda, per legítima por, va silenciar temporalment les seves pròpies divisions internes, que, però, sempre reapareixen, ja que la Unió no és una unitat política.
The G7’s answer to China’s Belt and Road Initiative
A la cimera del G7 celebrada a finals de juny a Alemanya, el president nord-americà Joe Biden va aprofitar per anunciar un nou programa d’infraestructures globals a l’Àfrica. El Partnership for Global Infrastructure and Investment (PGIII), amb un pressupost de 600.000 milions de dòlars durant els pròxims cinc anys, té com a principal objectiu desenvolupar els països de l’Àfrica. La iniciativa inclourà inversions com mini-xarxes solars a Angola, la construcció d’un cable de telecomunicacions submarí que connecti Singapur amb França a través d’Egipte i la Banya d’Àfrica, renovacions i construccions d’hospitals i clíniques a Costa d’Ivori i assistència tècnica de l’Institut Pasteur de Dakar per construir una fàbrica de vacunes a escala industrial al Senegal. No obstant això, el rerefons d’aquest programa té el propòsit de contrarestar el poder de la Xina al continent africà. L’any 2013, el president xinès Xi Jinping va presentar la Iniciativa de la Franja i la Ruta (BRI, per les seves sigles en anglès). Aquest projecte va plantejar la construcció de carreteres i ferrocarrils a l’Àfrica i la construcció d’una via marítima a través de l’oceà Índic, per exemple. Aproximadament, fins al 2018 la inversió xinesa en el BRI va ser de gairebé 8 bilions de dòlars. Amb el nou projecte de Biden a l’Àfrica, aquest intenta augmentar el poder dels Estats Units al continent en detriment del xinès malgrat que, tal com apunten alguns experts, l’Àfrica mai ha sigut una prioritat en l’agenda de la política exterior nord-americana. Els Estats Units ha dut a terme algunes iniciatives importants a l’Àfrica, com la cimera de líders nord-americans i africans o la Corporació Financera Internacional per al Desenvolupament (DFC) dels Estats Units. No obstant això, aquests experts dubten si tot això és només una màscara per acabar amb la influència xinesa al territori.
¿Por qué la India no será la nueva China?
L’autor reflexiona sobre el futur de la regió de l’Indo-pacífic i el paper que hi pot jugar l’Índia. L’any que ve, Índia serà el país més poblat de la Terra. Tindrà 1.429 milions d’habitants, uns 300 milions més que la Xina, un capital humà suficient per convertir-se en el país dominant, no només d’Àsia, sinó del món. La força demogràfica i l’extensió geogràfica són els pilars sobre els quals fins ara s’han construït les hegemonies. Gràcies a això, la Xina pot destronar els Estats Units com el país més poderós i el subcontinent indi podria imposar-se també a la Xina. Tot i això, prefereix no fer-ho. El president Narendra Modi dissenya una Índia molt tecnològica però tancada en ella mateixa, sense ambició de lideratge mundial, ni ganes de ser la nova fàbrica del món, tot i que l’Índia sembla que ho té tot a favor. No només perquè la seva força laboral és superior en nombre i edat, no només perquè té menys persones dependents que la Xina, sinó també perquè ara inicia un cicle d’inversions en infraestructures i habitatges que la Xina ja ha esgotat. La inversió pública en grans projectes urbanístics, de transports, comunicacions i digitalització va disparar el creixement de la Xina les últimes dècades, però ja no. El PIB ja no augmenta a la velocitat abans. L’FMI preveu un 4,8% de creixement per a aquest any fiscal, període que l’Índia preveu tancar amb un creixement del 8,5%. Modi ha engegat una reeixida estratègia de desenvolupament redistributiu. Si les inversions clàssiques de l’estat del benestar es concentren en béns públics intangibles com ara la sanitat i l’educació, Modi prefereix invertir en programes de béns i serveis tangibles. Prefereix portar llum, gas i aigua potable a les llars, pagar la construcció de lavabos per millorar la salubritat, obrir comptes bancaris per a les dones, donar moneders digitals on l’Estat diposita els subsidis necessaris. És sobre aquestes mesures que ha construït el seu èxit polític. Modi combat la desigualtat i arrossega un llegat molt complicat. La crisi financera del 2008 va frenar tres dècades de transformació estructural. Moltes empreses van tancar. La desacceleració va fer recular els índexs socials. La salut infantil va empitjorar. La dona, malgrat les polítiques a favor seu, amb prou feines és present al mercat laboral. Hi havia més dones treballant el 1948, any de la independència, que avui. El cop de la pandèmia també va ser terrible. El PIB va caure un 7%, més que en cap altra gran economia emergent, la pobresa ha tornat a créixer després de molts anys a la baixa. Hi ha 270 milions de persones que viuen a la pobresa extrema. D’altra banda, la reforma agrària, un altre pilar de la política de Modi, ha estat un fracàs. Els estats no apliquen les mesures perquè desconfien del govern central. Els camperols també s’hi oposen perquè creuen que la reforma beneficiarà Adami, Ambani i altres oligarques. El capitalisme mai no ha tingut bona reputació a l’Índia. A l’empresari se’l vincula amb el polític i la corrupció. Les grans fortunes han estat creades amb favoritismes. Per això hi ha poc suport popular a les reformes de mercat que proposa Modi. A la vegada, Índia és un dels països més grans del món i ara serà el més poblat. Aquest avantatge, però, pot ser un gran inconvenient. Una població jove i sense feina, empobrida i sense xarxa de benestar social, una població sense seguretat alimentària i sotmesa a l’estrès de la crisi climàtica no pot estar satisfeta. El descontentament genera inestabilitat social i això és molt greu en un país propens a la violència política. L’Índia somia un nou ordre multipolar i, mentre no arriba, juga la carta de l’ambivalència. Creu que el temps corre a favor seu. Confia en el dividend demogràfic, en el progrés de les seves companyies tecnològiques. No obstant això, aquest estar sense estar és molt arriscat. Ser neutral a la guerra d’Ucraïna implica recolzar el Kremlin. Pot tenir un sentit estratègic perquè Rússia és aliada de la Xina i el Pakistan, però és moralment insostenible. Sense un compromís més gran en una crisi tan definitòria del segle XXI és difícil que un dia l’Índia ajudi a configurar el món.
How China Wants to Replace the U.S. Order
El president xinès Xi Jinping ha recollit les seves idees per a un nou ordre mundial a la Global Security Initiative (GSI), una plataforma de principis sobre afers internacionals i diplomàtics que, segons Pequín, pot fer del món un lloc més segur. Algunes propostes d’aquesta iniciativa sonen atractives, com que els països resolguin les seves disputes mitjançant el diàleg o respectar les diferències dels altres i tenir en compte tots els interessos nacionals per a aconseguir “seguretat per a tots”. Tanmateix, aquesta plataforma té un objectiu molt més obscur, com és el de subvertir l’ordre mundial hegemònic dels Estats Units i donar màniga ampla als règims més autocràtics i repressius. Aquesta és l’evidència més preocupant de l’enfrontament de la Xina i dels Estats Units per a fer-se amb l’ordre mundial. El que va començar com una guerra comercial i una guerra tecnològica per dominar les indústries del futur, és ara una guerra per establir les normes que regeixen els afers globals. Tal com va declarar el secretari d’Estat estatunidenc Antony Blinken al maig, “la visió de Pequín ens allunyaria dels valors universals que han sustentat gran part del progrés mundial durant els darrers setanta-cinc anys”. Els líders xinesos, en canvi, no veuen les coses així. Segons ells l’ordre existent s’ha tornat hostil i limita les ambicions globals del país en defensar la democràcia com a única forma de govern, el sistema soscava el poder de l’autoritarisme de la Xina a l’escenari mundial i la deixa vulnerable a sancions i pressions. Xi Jinping defensa que les democràcies occidentals són incapaces de liderar el món, tal com va passar amb la pandèmia de la Covid-19 o la guerra rus-ucraïnesa. El GSI està en contra de les sancions, però Pequín les imposa a Austràlia i Lituània per a pressionar-los a establir polítiques favorables a la Xina. També critiquen la formació de blocs, però Pequín s’esforça per acostar-se diplomàticament a Rússia. En conclusió, no hi ha res que exposi millor les contradiccions del GSI que la posició de la Xina amb Ucraïna, a qui no han defensat.
Japón, en el nuevo entorno de seguridad en el Indopacífico
La invasió d’Ucraïna està motivant nous signes de canvi. Tòquio està debatent incrementar el pressupost de defensa fins al 2% del PIB per dotar-se de més capacitat defensiva. Tot i que molts observadors s’han centrat en l’aliança Aukus entre Austràlia, el Regne Unit i els Estats Units per projectar l’estabilitat a l’Indo-pacífic i contenir l’expansió xinesa o l’aparent interès de Pequín per construir una base militar a les Illes Salomó, des del punt de vista de l’autor el punt més calent de la regió se situa entre el mar de la Xina Oriental i el mar del Japó. En aquesta zona de creixent influència xinesa, tres actors —Taiwan, Corea del Sud i el Japó— pretenen mantenir aquest ordre cada cop més contestat. Amb la invasió d’Ucraïna, molts analistes van témer que Taiwan pogués córrer la mateixa sort en un futur proper. A més de les conseqüències estratègiques, una contingència d’aquest tipus tindria efectes directes sobre el Japó, les illes més meridionals del qual es troben a pocs quilòmetres de Formosa. No només perquè es podria veure implicat en aquest conflicte, sinó també perquè degradaria un dels eixos del sistema defensiu nipó i nord-americà. Si a això se suma que la condemna de Tòquio a la invasió russa d’Ucraïna impedirà resoldre les disputes pendents sobre els Territoris del Nord (les Kurils per a Rússia), el repunt de les activitats xineses al voltant de les Senkaku, l’augment dels llançaments de míssils nord-coreans i la possibilitat que Pyongyang reprengui les proves nuclears els propers mesos, no sembla estrany que el Japó s’hagi de replantejar —tal com està fent Alemanya a Europa— la seva contribució a la seguretat global. Tot i això, continuaran existint bretxes entre les seves necessitats defensives i els recursos per satisfer-les que obligaran a reforçar el seu sistema d’aliances per afrontar col·lectivament els reptes comuns a la seguretat regional. De fet, iniciatives com el diàleg de seguretat quadrilateral (QUAD), el reforç dels llaços amb l’Índia o els contactes amb l’OTAN en poden ser uns clars indicadors. Precisament, la cimera de l’OTAN de Madrid va comptar amb la participació del cap de Govern japonès, que va subratllar la indivisibilitat entre la seguretat europea i la de l’Indo-pacífic o la seva determinació per mantenir aquest estatus quo cada vegada més erosionat.
West Africa’s Authoritarian Turn
E. Gyimah-Boadi alerta de que els últims dos anys, els cops d’estat s’han convertit en una tendència preocupant a l’Àfrica Occidental: un ha tingut lloc a Burkina Faso, un altre Guinea, dos a Mali i dos fallits a Guinea-Bissau i Níger en són alguns exemples. A més a més, tres presidents han desafiat els límits constitucionals per renovar els seus mandats a Togo, Costa d’Ivori i Guinea. Això suposa una erosió de la democràcia que debilita els controls sobre les autoritats i permet l’assetjament i la repressió de l’oposició política. Durant la dècada de 1990, l’Àfrica Occidental va democratitzar-se i la majoria dels membres de la Comunitat Econòmica dels Estats de l’Àfrica Occidental (CEDEAO), el principal bloc regional, van adoptar constitucions més o menys democràtiques, amb cartes de drets i certa separació de poders. La democratització va portar la pau a alguns dels punts problemàtics de la regió: es va posar fi a la guerra civil a Libèria i Sierra Leona, i va restaurar-se l’ordre democràtic a Burkina Faso, Costa d’Ivori i Mali. No obstant això, en els últims cinc anys aquestes democràcies han començat a trontollar. Tots els governs de l’Àfrica Occidental estan lluitant contra el malestar econòmic, la pobresa persistent, la desocupació, la desigualtat i la corrupció, a més de la pandèmia de COVID-19, els impactes econòmics de la guerra a Ucraïna i els efectes del canvi climàtic. Paral·lelament, aquests països han rebut ajuda en inversions a infraestructures de règims autocràtics, com el xinès, el rus o el turc a canvi de recursos naturals, accés als mercats internacionals i influència regional.
Moyen-Orient : la visite de Joe Biden ne fait que des déçus
L’objectiu principal de la gira que el president dels Estats Units acabar de fer a l’Orient Mitjà era reafirmar el compromís del seu país amb una regió on segueix acumulant retrocessos. Per a l’editorial del diari Le Monde, el balanç d’aquesta visita és un cúmul de decepcions. Els israelians troben a faltar el seu predecessor, Donald Trump, que havia alineat com mai la diplomàcia dels Estats Units amb les posicions de l’estat jueu, mentre els palestins han deplorat l’absència de gestos contundents que podrien haver traduït la voluntat de Washington de tornar-se a convertir en el mediador d’un procés de pau israelià-palestí en estat de coma. Pel que fa a la seva trobada amb Mohammed Ben Salman, quan era candidat demòcrata a la presidència, Joe Biden havia promès bandejar-lo per la seva suposada participació en l’assassinat del dissident Jamal Khashoggi. Ara, com a president dels Estats Units, s’ha resignat a aquesta reunió, amb l’esperança que el canvi de posició es vegi compensat amb un augment de la producció de petroli saudita. Una baixada dels preus de la gasolina s’ha convertit, efectivament, en imprescindible uns mesos abans de les eleccions de mig mandat, que podrien convertir-se en una derrota per als demòcrates. En la seva defensa, cal considerar que Joe Biden ha heretat una situació molt complicada a l’Orient Mitjà. L’últim president demòcrata, Barack Obama, va obrir el camí, el 2013, per a una reactivació massiva de Rússia a la regió, negant-se a intervenir a Síria en un moment en què la dictadura de Bashar Al-Assad trontollava. El seu successor republicà va afeblir encara més els interessos nord-americans en retirar el seu país de l’acord internacional de 2015 que regulava el programa nuclear iranià. La seva política de màxima pressió destinada a posar de genolls el règim iranià ha empès, per contra, aquest a rellançar els seus esforços per adquirir armes nuclears i a negar-se de moment a tornar a l’estatus quo ante.
Is America growing weary of the long war in Ukraine?
Malgrat la voluntat del President Biden de mantenir el suport cap a Ucraïna i els esforços fets fins ara, comença a haver-hi una pressió creixent de certes parts del país que clamen per una reducció de l’ajuda. Estats Units ha enviat a Ucraïna al voltant de 8 bilions de dòlars només en ajuda militar (més que molts pressupostos de defensa anuals de països europeus) i això no és suficient per aturar una guerra que sembla que va per llarg. L’opinió pública no afavoreix a Biden, i és que el president demòcrata és més impopular que Trump en el mateix tram de mandat, sobretot com a conseqüència de la inflació i la situació de crisi que ha deixat la pandèmia. Així doncs, són sobretot tres grans factors els que podran condicionar el suport estatunidenc a la resistència ucraïnesa. En primer lloc, el resultat de les eleccions mid-term que probablement deixaran les dues càmeres controlades pels republicans. Això portarà a una situació de bloqueig parlamentari, i probablement, incapacitarà a Biden l’aprovació dels paquets d’ajuda. Tanmateix, s’haurà de veure si els republicans estaran dirigits per l’ala més moderada o per contra, pels seguidors de Trump. En segon lloc, és vital saber quina postura agafaran els aliats europeus, que al cap i a la fi, són els més propers a Ucraïna, reben més refugiats i tenen l’amenaça russa més a prop de les seves fronteres. I, finalment, com progressarà Ucraïna en la guerra. Si l’exèrcit ucraïnès aconsegueix guanys i no només resistir, es podrà veure un final a la guerra i això podia provocar que l’assistència no fos vista amb mals ulls. Tot i això, els pronòstics no semblen augurar una guerra curta i molts consideren que guanyar la guerra és molt improbable. El que sí que Biden té clar és evitar un conflicte directe entre l’OTAN i Rússia, ja que el resultat seria catastròfic i ja ha acordat no enviar determinades armes a Ucraïna que poguessin ser llençades contra territori rus. Així doncs, el president americà ha de caminar amb peus de plom i mentre des d’Europa se l’anima a cooperar amb Ucraïna, des de casa seva són més les veus que clamen contra la seva política de solidaritat.
Europe’s defence sector: will war in Ukraine transform its fortunes?
La guerra a Ucraïna ha impulsat als governs europeus a tenir una major despesa en defensa, un sector que des de principis de segle veia com cada cop es retallava el seu pressupost. Fins i tot Alemanya, considerada durant dècades com l’obstacle polític més gran per a una major inversió, augmentarà la despesa i donarà suport a projectes europeus conjunts. Tanmateix, aquesta no és la primera vegada que des de Brussel·les es fa una crida per augmentar el pressupost militar i els governs nacionals la ignoren. A més a més, les administracions europees han de fer front a algunes realitats, com ara que l’augment de la despesa es destini als sous de les forces armades i a reposar l’existència d’armes esgotades per ajudar a Ucraïna en lloc de finançar nova maquinària bèl·lica o que els pressupostos es destinin en la compra de productes militars nord-americans. La primera gran compra d’Alemanya, per exemple, va ser un caça amb capacitat de portar armes nuclears estatunidenques per un valor de 100 mil milions de dòlars. Alguns executius de la indústria europea temen que els diners addicionals no es gastin dins de les fronteres europees. El repte industrial europeu, segons apunten alguns experts, implica reposar les existències esgotades durant les últimes dècades, substituir l’equip obsolet de l’època de la Guerra Freda que s’està aprofitant a Ucraïna i innovar en noves capacitats. A més a més, el sector de defensa ha sigut tradicionalment una barreja de grans contractistes internacionals i empreses nacionals, per tant, és important que totes treballin a una per a projectes conjunts europeus. Actualment, Europa està duent a terme dos projectes separats d’avions de combat: per una banda, Tempest, liderat pel Regne Unit, Suècia i Itàlia i, per una altra banda, Future Combat Air System, que inclou França, Alemanya i Espanya. El 2020, només l’11% dels pressupostos de defensa de la Unió Europea van destinar-se a projectes col·laboratius, molt per sota de l’objectiu del 35% establert per l’Agència Europea de Defensa. A curt termini, Brussel·les pretén invertir més diners en el Fons Europeu de Defensa i crear un equip de treball de contractació. A mitjà termini, modernitzar les defenses antiaèries europees, ampliar la capacitat dels drons cibernètics i espacials i desenvolupar un nou tanc.
Russia’s neighbours are looking towards the EU or China for protection
L’autor subratlla que per a la majoria dels antics territoris soviètics, el conflicte d’Ucraïna ha tingut l’efecte contrari al que Rússia esperava en tant que ha accelerat el seu desig de reduir la dependència de Rússia i de renunciar a qualsevol pretensió de lleialtat a Putin. Molts estan implementant mesures per assegurar-se de no convertir-se al seu torn en potencials víctimes d’una agressió russa. Així, cap país d’Àsia Central no va donar suport a Rússia en les resolucions de l’Assemblea General de les Nacions Unides que condemnaven la invasió. Destaca que el president kazakh Kassym-Jomart Tokayev, que al gener de 2022 va convidar les tropes russes a restablir l’ordre a la capital Nur-Sultan, es va negar a proporcionar tropes per a la guerra d’Ucraïna. Un portaveu del govern kazakh va afirmar que si hi hagués una nova cortina de ferro, Kazakhstan no voldria estar-hi al darrere. Kazakhstan i Azerbaidjan també estan reorientant les seves exportacions energètiques perquè no passin pel territori rus. Per la seva banda, Moldàvia i Geòrgia se senten especialment amenaçades per Rússia, ja que part dels seus territoris ja han estat ocupats per les forces russes. L’any 1990, les forces de la “República de Moldàvia de Pridnestrovia”, amb el suport del 14è Exèrcit rus, van iniciar un conflicte que va donar lloc a la creació de facto de Transnístria. A més de preocupar-se per una possible nova amenaça de l’exèrcit rus, Moldàvia també s’enfronta a una gran afluència de refugiats ucraïnesos, unes 95.000 persones. La guerra russo-georgiana del 2008 va implicar una invasió militar russa de les regions separatistes de Geòrgia, aparentment per donar suport a la independència de les autoproclamades repúbliques d’Ossètia del Sud i Abkhàzia. En aquell moment l’objectiu de Rússia era clarament el canvi de règim a Geòrgia així com la independència d’aquests dos territoris, però al final Rússia va reconèixer les dues regions separatistes i va posar fi al conflicte armat. D’altra banda, la pèrdua d’influència de Rússia ja era evident abans de la invasió d’Ucraïna. Només quatre països antics soviètics es van unir a la Unió Econòmica Eurasiàtica liderada per Rússia. I només cinc estats es van unir a l’Organització del Tractat de Seguretat Col·lectiva (CSTO): Bielorússia, Armènia, Kirguizistan, Tadjikistan i Kazakhstan. Finalment, mentre que alguns estats de l’antiga URSS busquen relacions més estretes amb Occident, i en particular amb la Unió Europea, d’altres busquen socis en altres bandes. Els estats d’Àsia Central Kazakhstan, Uzbekistan i Azerbaidjan estan mirant cap a Turquia, l’Iran i la Xina, amb la seva nova ruta de la seda constitueix una font prometedora d’inversió de capital.
Les pays baltes se sont coupés de la Russie
Des de la seva independència el 1991 fins a la invasió d’Ucraïna, els països bàltics sempre han estat molt recelosos amb Rússia. Un desig d’independència que va passar per l’entrada a la UE i a l’OTAN, però que ara s’enfronta a les realitats geogràfiques i humanes de la regió bàltica. Malgrat la seguretat que això els aporta, Estònia, Letònia i Lituània han continuat advertint de l’amenaça russa que pesa sobre Europa i el món. Durant la guerra russo-georgiana de l’estiu del 2008 i després, per descomptat, de l’annexió de Crimea a Rússia, van denunciar l’imperialisme rus i les seves violacions de l’ordre internacional. En canvi, Brussel·les i Washington havien intentat, almenys fins al 2014, establir un diàleg amb Rússia. L’esclat de la guerra contra Ucraïna marca, òbviament, una mena de punt d’inflexió final: Occident s’ha hagut de rendir als arguments dels bàltics. En aquest context, Lituània va decidir recentment deixar d’importar electricitat i gas russos, i el ministre lituà d’Energia ja parla d’”independència energètica”. Des de fa uns quants anys, els tres països treballen per emancipar-se de la seva dependència energètica de Rússia. Es tracta de deixar d’importar gas i petroli russos, sinó també de desconnectar de la xarxa elèctrica heretada del període soviètic i que connectava Bielorússia, Rússia, Estònia, Letònia i Lituània (BRELL). Els avenços en aquest àmbit són considerables, ja que han requerit importants inversions, algunes de les quals s’han beneficiat del suport financer de la Unió Europea. Els països bàltics també s’han adherit al Pla d’interconnexió del mercat energètic del Bàltic (PIMERB), que des del 2009 agrupa els vuit països de la regió bàltica i la Unió Europea: té com a objectiu crear un mercat energètic integrat, recolzat per infraestructures, especialment l’electricitat, que ajuda a reforçar la seguretat energètica de la regió. Els cables elèctrics connecten ara aquests països amb Polònia, Suècia i Finlàndia. Els tres països també s’han unit a la borsa d’energia nòrdica, Nord Pool. Letònia també és un productor d’hidroelectricitat. A més, els països estan apostant progressivament per les energies renovables. Això no obstant, les relacions econòmiques entre els països bàltics i Rússia no són només energètiques. També cal mirar els fluxos financers i els sistemes bancaris del Bàltic, que s’han mostrat bastant complaents a l’hora de rebre diners bruts russos sota la cobertura de comptes de no residents. També es poden esmentar aquestes economies que des de fa temps depenen del trànsit de mercaderies procedents de Rússia o Bielorússia i passant pels ports de Tallinn, Riga, Ventspils o Klaipeda. La imposició de sancions i contra sancions està aturant aquest trànsit que ara tendeix a traslladar-se als ports russos del golf de Finlàndia. Finalment, el suport polític dels tres països a Ucraïna és unànime i inequívoc. Però això no significa que no existeixin prioritats diferents pel que fa al suport econòmic o militar,que sovint es mostren amb estratègies de comunicació pròpies de cada país.
What If the War in Ukraine Spins Out of Control?
És possible que, a mesura que avança la Guerra d’Ucraïna, aquesta s’intensifiqui, ja que no hi ha cap mecanisme internacional controlant verdaderament el conflicte. A part, la via de negociar entre Kíev i Moscou és inexistent. A més, tenint en compte la mida i la complexitat del conflicte, el nombre de països implicats i les noves tecnologies en ús, la desescalada sembla poc probable, ara per ara. Tot i que Putin i Biden tinguin el desig d’evitar una guerra encara més devastadora, això no garanteix en absolut que la guerra es contingui. L’autor utilitza la Guerra Freda com a exemple per entendre aquesta guerra. Atesa la durada d’aquest conflicte i l’enemistat d’ambdós bàndols, és remarcable que l’enfrontament entre els EUA i els soviètics acabés pacíficament; la guerra d’Ucraïna seguirà aquest mateix patró. Sobre les línies vermelles, Biden ha estat explícit sobre on no anirà a Ucraïna. No intervindrà directament. No sancionarà la participació de l’OTAN en el conflicte. Putin ha estat més ambigu: ha promès “conseqüències” per a tots aquells qui ajudin a Ucraïna. Tot i que probablement Rússia té la capacitat per continuar la seva política de canvi de règim a Ucraïna, qualsevol conflicte addicional, especialment contra forces de l’OTAN ben equipades, empitjoraria aquests problemes. La situació amb Ucraïna recorda al sistema de les guerres proxy, en territori tercer sota regles invisibles. Tal i com esgrimeix l’autor, hi ha diverses possibilitats de que aquestes regles invisibles es trenquin. Malgrat aquests riscos, la paciència i la calma estudiades poden evitar que el conflicte a Ucraïna exploti fora de control. L’èxit en la guerra valida l’acció decisiva i la velocitat, però la complexitat de la guerra també pot validar anar lentament. La guerra a Ucraïna apareixerà constantment contingències noves, incertes, inquietants i aterridores. La crisi generada per la guerra a Ucraïna durarà molt de temps.
Where might Putin try to “protect” next?
El Kremlin ha utilitzar de manera reiterada el pretext de defensar els russos ètnics per atacar Ucraïna i per amenaçar altres estats antics soviètics. Recentment ha amenaçat Moldàvia, amb unes declaracions d’un comandant rus que va que aconseguir el control del sud d’Ucraïna ajudaria a Rússia a connectar-se amb la regió separatista de Moldàvia de Transnístria. Ucraïna i Moldàvia, però, no són els únics països amb grans poblacions d’ètnia o llengua russes: Bielorússia i Kazakhstan tenen molta població de parlants de rus, i Letònia i Estònia, que són membres de la UE i de l’OTAN, en tenen més del 30%. Altres països no ètnicament russos que comparteixen fronteres amb Rússia també estan preocupats per les accions que el govern de Putin pugui prendre. Aquests inclouen Finlàndia, que té relativament pocs parlants de rus i que juntament amb Suècia està en procés d’incorporar-se a l’OTAN. Amb aquest motiu, els autors presenten una sèrie de mapes molt interessants sobre els percentatges de parlants de rus en antigues repúbliques soviètiques i que podrien servir de pretext a Putin per dur-hi a terme accions militars.
How China could follow Russia’s playbook to increase its own powers
Enmig de la reestructuració de l’ordre global que s’ha accelerat per la invasió russa d’Ucraïna, el món s’ha oblidat de la Xina. No obstant això, aquesta, tal i com esgrimeix l’autor, pot suposar una greu amenaça per a la seguretat, la política i la força econòmica de l’Occident. Els països europeus, com Alemanya, van ser absorbits en relacions profundes amb Rússia a causa del gas i ara lluiten per sortir-ne. La Xina pot oferir incentius similars, però s’han de sospesar amb cura. Per a Beijing, la invasió d’Ucraïna ha proporcionat informació substancial sobre com respondria Occident a una invasió xinesa de Taiwan, per exemple. A part de problemes amb Japó i Corea del Sud, la Xina ha intentat avançar en la seva influència de soft power a l’Àfrica i el Pacífic mitjançant la diplomàcia comercial. A més, la Xina ha intentat avançar en la seva influència projectant-se a l’espai intel·lectual, finançant activitats i instituts de recerca a l’oest i enviant un gran nombre d’estudiants en edat universitària a les universitats occidentals. A més, la Xina és actualment el líder de la carrera mundial per desenvolupar i desplegar intel·ligència artificial. La Xina està millorant les seves habilitats sobre els grans conjunts de dades: el risc és que l’exèrcit i les agències de seguretat xineses poden entendre les nostres poblacions i els nostres vulnerabilitats millor que nosaltres. És probable que els veritables guanyadors de la invasió d’Ucraïna no siguin russos: serà la Xina, conclou l’autor.
Ukraine must grasp peace from jaws of unwinnable war
La guerra a Ucraïna s’està allargant i a mesura que ho fa, sembla que les opcions ucraïneses per la via bèl·lica són poques. Malgrat la defensa heroica, sembla que la maquinària de guerra russa no s’atura i els bombardejos segueixen. Les sancions occidentals envers Rússia no estan tenint el resultat esperat, més aviat al contrari, semblen afectar més a la UE. Mentrestant, Putin resisteix, la seva aprovació puja i les elits russes estan alineades amb ell. La situació a Ucraïna és crítica, les baixes són nombroses i diàriament es calcula que es perden mil soldats entre morts, ferits i desapareguts. Hi ha milions de refugiats, els atacs russos han provocat destrosses a les infraestructures del país i Ucraïna ha perdut un quart del seu territori ocupat pels russos, el qual inclou la zona més industrial i gran part de la costa del Mar Negre. Si la guerra segueix, Putin tindrà com a objectiu augmentar la pressió sobre Ucraïna el que suposarà més baixes, pèrdues de territori i material, per tant, menys viabilitat d’independència en el futur. Per tant, sembla que una decisió intel·ligent i que hauria d’afavorir Occident seria negociar un acord que assegurés la independència d’Ucraïna i el compromís rus de no desestabilitzar el país. No obstant això, sembla que a curt termini no hi haurà pau fins que Putin no aconsegueixi els seus objectius al sud i est d’Ucraïna i és molt improbable que abandoni els territoris que ha ocupat fins ara. Tanmateix, si hi hagués unes converses de pau realistes, Ucraïna podria retenir ciutats que estan semiocupades o en joc actualment, com són Kharkov, Odessa o Dnipro; al mateix temps, es podria iniciar un pla d’ajuda per a la reconstrucció del país. És important tenir present que la política exterior de Putin amb Ucraïna és força violenta perquè considera arbitràries les fronteres del país. Tanmateix, no va ser fins 2014, fruit de la Revolució anti-russa del Maidan, quan el president rus va començar a qüestionar la integritat territorial ucraïnesa; és allà quan va ocupar Crimea i va començar a donar suport als separatistes del Donbass. Malgrat el menyspreu cap a Ucraïna, Putin no qüestiona el dret a la sobirania i independència d’Ucraïna, però sí que veu amb mals ulls la seva aproximació cap a Occident i sobretot, la seva possible entrada a l’OTAN. És per això, que per a aturar la guerra i que no vagi més enllà l’ocupació russa, els líders ucraïnesos han de desmilitaritzar certes zones i esvair qualsevol ambició d’unir-se a l’OTAN, únicament amb aquests actes podrà aturar-se un conflicte que sinó anirà per llarg.
La guerra contra la deuda de Ucrania
Els problemes d’Ucraïna amb el seu deute ja eren anteriors a la guerra, però la invasió de Rússia ha posat al punt de mira l’economia ucraïnesa i el preu dels seus bons s’ha disparat. Els mercats acudeixen a les subhastes dels seus bons sobirans, però la desconfiança en una economia que arrossega problemes i en la seva capacitat futura per tornar els préstecs, juntament amb el fet que no s’entreveu encara el final de la guerra, provoquen que els mercats no adquireixin el deute sense un descompte que li surt molt car a les arques ucraïneses. Però, per si això fos poc, molts dels diners que arriben per ajudar el país a continuar la guerra acaben sent utilitzats per pagar aquests deutes. Abans que esclatés la guerra, perquè el conflicte i les seves seqüeles econòmiques s’arrosseguen des del 2014, el deute públic extern d’Ucraïna pujava a uns 57.000 milions de dòlars, o el que és el mateix el 25% del PIB. Però les xifres han canviat molt per diversos motius. El primer és que el PIB d’Ucraïna caurà sobre un 40% aquest any, cosa que augmenta aquesta proporció entre deute i PIB i complica la seva devolució en disminuir notablement els seus ingressos fiscals a causa de l’aturada econòmica i l’enorme baixada en les exportacions. El segon motiu és l’emissió de nou deute per sufragar els costos militars. S’han emès i llançat als mercats el que s’anomena “bons de guerra”, deute per finançar el conflicte, a més d’ajuts directes per part de l’FMI i Europa. Per acabar, aquests bons de guerra s’han desplomat, és a dir, Ucraïna paga uns alts interessos perquè li prestin diners, la qual cosa que ha comportat els Credit Default Swap, derivats financers que permeten cobrir el risc d’impagament del deute, s’hagin disparat i Standard & Poor’s hagi classificat el deute ucraïnès pràcticament com a bo escombraries. En darrer terme, els diners públics, sovint procedents dels fons d’ajuda occidentals, que estaven destinats a donar suport a les necessitats humanitàries i de defensa del poble ucraïnès, s’estan desviant directament cap a bancs i fons d’inversió.
Catalunya, España, Europa
Spain’s controversial attempt to confront its painful past
L’autor analitza la nova llei de memòria democràtica aprovada recentment pel Parlament espanyol i destaca que la nova llei declara que el seu objectiu global és pagar un deute que té la democràcia espanyola amb el seu passat assegurant que l’Estat assumeix la responsabilitat dels fets del passat en la seva totalitat, rehabilitant la memòria de les víctimes, reparant els danys causats i evitant la repetició d’enfrontaments i qualsevol justificació dels règims totalitaris. Amb aquesta finalitat, el projecte de llei declara il·legal el cop d’estat de 1936 que va desencadenar la guerra civil i finalment va instal·lar Franco al poder, així com la seva dictadura de quatre dècades. També pretén eliminar els títols aristocràtics vinculats al règim i incloure relats de la repressió franquista als manuals escolars. A més, s’impulsarà el suport a les víctimes del règim i els seus familiars, i l’Estat assumirà la tasca d’identificar i exhumar els enterrats en fosses comunes i recollir testimonis en un organisme especialment creat a aquest efecte. Però Hedgecoe assenyala que potser l’element més destacat de la llei és el seu enfocament a l’amnistia de 1977, aprovada dos anys després de la mort de Franco, que ha impedit que els funcionaris del seu règim siguin processats per violacions dels drets humans. El projecte de llei obre la porta a una interpretació de l’amnistia que podria canviar-ho. També subratlla que la nova llei també permet investigar els delictes contra els drets humans comesos entre el 1978, any en què es va introduir la Constitució democràtica, i el 1983. Aquesta modificació va ser proposada per EH Bildu, que considera que la transició cap a la democràcia d’Espanya va permetre utilitzar el terrorisme d’estat contra els sospitosos d’ETA i la brutalitat policial contra els activistes bascos.
Madrid contente Rabat, mais provoque Alger
L’article considera que en alinear-se amb la posició del Marroc sobre el Sàhara Occidental, el president del govern espanyol ha provocat la ira de les autoritats algerianes, que han decidit diverses mesures de represàlia econòmica contra Espanya, a la vegada que, per contra, sembla que la crisi diplomàtica entre Espanya i el Marroc hagi acabat. Així, l’Associació Algeriana de Bancs i Institucions Financeres (ABEF) ha decretat la congelació del finançament per a les operacions comercials cap a i des d’Espanya. Una mesura lluny de ser trivial, quan se sap que Espanya és el cinquè proveïdor d’Algèria, amb 2.700 milions d’euros d’exportacions el 2019, l’últim any abans de la pandèmia. Madrid també és el tercer client, amb importacions de gas per un valor de 2.300 milions d’euros. D’altra banda, l’agreujament de les tensions entre Algèria i el Marroc també ha permès a Espanya millorar les seves relacions amb Rabat. El 31 d’octubre de 2021, quan Alger va tancar el gasoducte Magrib-Europa (GME), privant així el seu veí del gas que necessitava per subministrar dues centrals, el govern espanyol es va mostrar immediatament disposat a compensar aquesta interrupció. Aleshores es va concloure un acord perquè el gas natural liquat (GNL) comprat per Madrid als mercats sigui regasificat a Espanya i retornat al Marroc a través del GME. El canvi de posició del Govern espanyol en donar un suport tan fort a la solució marroquina per al conflicte del Sàhara occidental està destinat sobretot a acabar amb la crisi que ja durava quinze mesos i obtenir algunes concessions de Rabat. En aquest context, Espanya ha començat a reduir la seva dependència energètica d’Algèria, que des de principis d’any ja no és, per primera vegada, el seu principal proveïdor. El 2021, el 44% del gas consumit a Espanya era algerià, percentatge que va baixar fins al 26% durant els tres primers mesos del 2022. Ara els Estats Units van superar Algèria i al primer trimestre d’aquest any, les importacions espanyoles de GNL americà es van disparar un 460%.
Italia puede hundir Europa
Enric Juliana afirma que s’ha esgotat la solució tecnòcrata i que la dreta i l’extrema-dreta italiana han fet cas omís dels missatges a favor de l’estabilitat llançats els últims dies pel president dels Estats Units, Joe Biden, i la majoria dels dirigents europeus, inclòs el president espanyol, Pedro Sánchez, que va publicar un article a favor de la continuïtat de Draghi a la revista Politico. El motiu és simple: la dreta té al seu abast una victòria aclaparadora a les eleccions del mes d’octubre, si no es produeix un terratrèmol a la societat italiana que corregeixi les tendències que actualment presenten els sondejos. L’objectiu és clar: prendre el control d’uns fons europeus valorats en prop de 200.000 milions d’euros, entre subvencions directes i crèdits. Una victòria que tot indica que podria ser facilitada pels canvis en la llei electoral que estableix que el 37% dels diputats i senadors s’escolliran pel sistema majoritari en circumscripcions en què només es tria un escó, a l’estil britànic. Guanya l’escó la coalició que obtingui més vots a la primeta volta. El 61% dels diputats i senadors restants es trien pel mètode proporcional en circumscripcions territorials amb diversos escons en joc, a una sola volta. (el 2% restant correspon als italians a l’estranger i també es trien per votació proporcional). Així doncs, el vot majoritari obliga a establir coalicions i aquí la dreta parteix amb clar avantatge. Tot i les seves desavinences, que no són poques, la Lega, Forza Italia i Fratelli d’Italia saben com repartir-se el territori: els de Salvini són forts al Nord i els de Meloni al Sud, mentre els de Berlusconi reforcen a tots dos al nord i al sud. En canvi, tot i que el centreesquerra representat pel Partit Democràtic (PD), al qual pertanyen la majoria dels alcaldes de les grans ciutats del país, sigui el partit més ben articulat al territori, amb molts quadres a l’Administració, i pot ser el més votat en l’elecció proporcional, necessita aliats per vèncer al vot majoritari i s’ha quedat sense el suport d’un Moviment Cinque Stelle (MSE) en vies de desintegració.
Una crisi sbagliata a vantaggio delle destre putiniane
El final de la legislatura italiana estava prevista per d’aquí a menys d’un any. Ara, amb la convocatòria d’eleccions anticipades, des del punt de vista tècnic, es corre el risc de no poder aprovar la nova llei de finances i des del punt de vista europeu, de no obtenir els fons promesos per Europa. Des del punt de vista purament polític, es corre el risc d’una victòria sense pal·liatius de la dreta i l’ultradreta. Però a parer de l’autor hi ha una altra conseqüència alarmant: amb la victòria de les dretes, es fa més que probable un gir a favor de Putin a la política exterior italiana. En efecte, si hi havia un aspecte positiu en la política exterior del govern de Draghi aquest era el seu suport a Ucraïna. En aquest sentit, la fi del seu govern no només pot significar la victòria de la dreta i de l’ultra dreta a Itàlia, sinó també un canvi radical en la política exterior i energètica italiana. En definitiva, en el context europeu la derrota de Draghi ja és una victòria per a Putin.
EC Rule of Law Report Flags up Several Balkan States
L’article revela que l’informe de la Comissió Europea sobre l’estat de dret assenyala deficiències importants sobre la llibertat dels mitjans a Romania, Bulgària, Hongria i Grècia, entre d’altres. A la vegada el Media Pluralism Monitor classifica els estats membres de la UE en cinc nivells de risc: Bulgària, Grècia, Hongria, Malta, Polònia, Romania i Eslovènia es consideren països de major risc. L’informe és una visió general de les tendències en el conjunt de la UE que examinen l’evolució de cada estat membre des del juliol de 2021, incloent-hi el context de la invasió russa d’Ucraïna. La Comissió diu que la transparència pel que fa a la propietat dels mitjans a Romania continua sent deficient i que no hi ha prou transparència pel que fa als mitjans audiovisuals i a les eleccions. Pel que fa a Bulgària, l’informe assenyala la manca d’un marc normatiu clar per garantir la transparència en l’assignació de la publicitat estatal, malgrat algunes mesures adoptades per millorar la transparència. La situació segueix sent molt dolenta pel que fa a la independència dels mitjans a Hongria i la CE recomana als legisladors hongaresos mecanismes per millorar la independència funcional de l’autoritat reguladora dels mitjans, tenint en compte els estàndards europeus sobre la llibertat en aquest àmbit. Els autors veuen algunes millores a Polònia però no obstant això adverteixen que els desenvolupaments recents en matèria de llicències d’explotació mostren els riscos existents per al pluralisme dels mitjans. La introducció de l’estat d’emergència a Polònia va afectar negativament el dret d’accés a la informació, en particular per part d’organitzacions humanitàries i periodistes. La situació dels mitjans de comunicació a Grècia es descriu com a relativament normal pel que fa a les lleis del sector dels mitjans. Tanmateix, l’informe adverteix que els atacs i les amenaces contra els periodistes persisteixen i que l’entorn professional dels periodistes s’ha deteriorat encara més. Finalment, l’informe fa un seguiment dels reptes identificats en informes anteriors. Inclou observacions sobre qüestions com els mitjans de comunicació públics, l’ús de programari espia o l’aplicació de sentències del Tribunal Europeu de Drets Humans.
Russia’s influence in the Balkans is growing just as the region’s fragile peace is threatened
Les tensions ètniques entre bosnians i serbis també semblen beneficiar a Rússia. Mentrestant, Milorad Dodik, l’actual membre serbi de la presidència de Bòsnia i Hercegovina, ha donat suport a la creació de les dues repúbliques auto-declarades a Ucraïna, alineant-se amb el president rus Vladimir Putin. Els analistes estan preocupats perquè el moviment de Dodik pugui amenaçar la pau incòmoda creada després de la guerra dels Balcans, finalitzada al 1999. Rússia continua amb els seus plans per soscavar encara més el suport polític i públic a la UE i convertir les nacions en els seus partidaris. Ja ha tingut cert èxit a Sèrbia, on ara menys de la meitat de la població dóna suport a l’adhesió a la UE. Mentrestant, a banda d’altres problemes econòmics, els estats dels Balcans estan experimentant una fugida de cervells per la manca de creixement econòmic i d’estabilitat política. Els Balcans van començar a plantejar la seva adhesió a la UE a mitjans dels 2000, però encara no hi ha consens intern a la UE sobre la seva futura entrada. A mesura que el procés s’allarga, la Rússia i la Xina han anat augmentant la seva influència als Balcans. La manca d’una data concreta per tal que aquests països candidats s’incorporin desincentiva les reformes necessàries. Actualment, la UE es troba debatent el canvi a un procediment de votació per majoria qualificada en política exterior i de seguretat. Això ve després que Hongria bloquegés els fons de recuperació de la COVID-19 de la UE. Si la UE no es pren la creixent influència de Rússia als Balcans occidentals tan seriosament com hauria de ser, corre el risc de fer-se enemics a les seves fronteres, i ara mateix, amb la guerra entre Ucraïna i Rússia ardent, això seria molt negligent.
Poland is being given an opportunity to matter in Europe. It has not seized past ones
Durant molts anys, Polònia no ha deixat de lluitar contra la Unió Europea. La Comissió Europea castiga a Andrzej Duda, president polonès del partit Dret i Justícia des de 2015, per haver infringit les normes de la democràcia liberal: deixar que polítics poderosos escollissin a dit a jutges i els acomiadessin sense cap explicació, perseguir i atacar al col·lectiu LGTBIQ+ al país, censurar els mitjans de comunicació i imposar lleis restrictives sobre l’avortament. A més a més, la que va ser una relació estreta entre Duda i el president hongarès autocràtic Viktor Orban no va veure’s amb bons ulls a Brussel·les. Polònia acusa la Unió Europea de voler imposar les seves opinions políticament correctes a una població casada amb la tradició. La resposta del consell ha estat retallar algunes de les subvencions destinades als polonesos. No obstant això, des de l’inici de la guerra a Ucraïna al febrer, Polònia s’ha convertit en protagonista. El país ha sigut el centre d’enviament d’armes i ajuda a Ucraïna i un refugi per a milions de refugiats. Tot això ha fet que la Unió Europea anunciés que aviat desbloquejaria 35 mil milions d’euros que havia retingut a Polònia, part d’un fons de recuperació de la pandèmia de la Covid-19. No obstant això, és poc probable que les bones relacions entre la Unió Europea i Polònia perdurin. Per a una banda, Polònia encara està lluny democràticament dels països que encapçalen l’aliança, com França o Alemanya. Per altra banda, les relacions de Polònia amb Hongria no agraden gens a Brussel·les. Sembla que l’única possibilitat de millorar la relació entre el país i la Unió Europea sigui un canvi de govern a Varsòvia, on bona part de l’oposició es mostra favorable. Tanmateix, la guerra a Ucraïna ha reforçat a Andrzej Duda i el seu partit i s’ha recuperat a les enquestes abans de les eleccions previstes a la tardor de 2023.
The Virulent Nationalism That Led to Srebrenica Is Back in Bosnia
El genocidi bosnià es pot considerar la massacre més gran d’Europa des de la Segona Guerra Mundial. Gairebé tres dècades després, Srebrenica continua sent una ferida terrible i no curada. Veus destacades a Bòsnia i Sèrbia minimitzen constantment o fins i tot neguen directament el genocidi comès pels serbis de Bòsnia a Srebrenica. De fet, la negació va conseguir que l’any passat s’imposés una llei que criminalitza la negació del genocidi de Srebrenica o altres crims de guerra comesos pels serbis de Bòsnia. La llei també introduïa sancions penals per a l’enaltiment dels criminals de guerra o el nom dels carrers o institucions públiques. Però el nacionalisme virulent que va alimentar aquelles atrocitats fa 27 anys no ha desaparegut, i als carrers es respira una amenaça de tornar a aquell passat que provoca tanta por per molts bosnis. Tenint en compte que la guerra bosniana començà amb el desmembrament de Iugoslàvia, l’actual crisis ve donada per els Acords de Dayton de 1995, que van fracturar políticament realitats nacionals molt diverses, causant molta disfunció. És profundament preocupant el fet que Dodik utilitzi el nacionalisme com a eina per agitar les tensions ètniques i que la comunitat internacional no hi presti prou atenció. De fet, Dodik no està sol en les seves aspiracions. Els serbis de Bòsnia representen al voltant del 30 per cent de la població de l’actual Federació de Bòsnia, i molts volen el seu propi país. El president rus Vladimir Putin sembla disposat a ajudar-los a aconseguir-ho. Es creu que Putin podria activar el pla de secessió de Dodik i enviar membres del Grup Wagner, paramilitars russos que ja operen a Ucraïna, per provocar possiblement un conflicte armat a Bòsnia. Això, evidentment, seria desastrós, tal i com recull l’article, ja que els paramilitars de Sèrbia van cometre alguns dels crims més horripilants durant la guerra. El que es podria produir és un altre conflicte evitable on els civils paguen el preu per les irresponsabilitats dels seus polítics. Com a conclusió, el sentiment d’injustícia segueix present de generació en generació.
Brexit thwarts democracy in Northern Ireland
L’autor descriu una situació on el Regne Unit ha decidit anul·lar algunes disposicions fonamentals del Protocol d’Irlanda del Nord, una condició prèvia de l’acord de lliure comerç UE-Regne Unit. La UE ja ha pres accions legals com a resposta i aviat hi podria haver una guerra comercial. A les recents eleccions nord-irlandeses, els unionistes van perdre la majoria però encara que el seixanta per cent dels electes s’oposin al canvi de la legislació i defensen el Protocol, l’obstruccionisme unionista impedeix la formació d’un nou govern. Així doncs, els habitants d’Irlanda del Nord són ostatges d’una lluita interna del Partit Conservador del Regne Unit i no tenen el control democràtic sobre el seu destí. Això en un context on la democràcia va ser esbiaixada des del principi perquè va ser dissenyada artificialment per garantir una majoria unionista permanent. Tanmateix, la demografia ha canviat. La comunitat catòlica és ara majoritària. El 2016, l’unionisme va obtenir el 51% dels escons a l’Assemblea i els nacionalistes un 37%. L’11% restant va anar a partits que no eren ni unionistes ni nacionalistes. A les eleccions següents els unionistes van baixar al 43% i els nacionalistes van pujar al 43%. Enguany els unionistes han baixat al 40%, igual que els nacionalistes. El que és més significatiu és que els altres han pujat al 20%. Els resultats electorals han acabat amb l’hegemonia unionista, però no permeten constituir una majoria nacionalista. D’altra banda, tampoc no hi ha una majoria clara a favor d’una reunificació amb Irlanda. Golden subratlla que encara no s’ha format cap govern i que l’Assemblea està bloquejada. La majoria política està a favor del Protocol, igual que els empresaris i els agricultors. L’economia ha millorat molt gràcies a les oportunitats inherents a la pertinença tant al mercat del Regne Unit com al mercat únic de la UE. Qualsevol supressió del Protocol perjudicarà una economia molt integrada a l’economia irlandesa i la creació d’una frontera interna a l’illa ho impediria. Per exemple, gran part de la llet produïda a Irlanda del Nord es processa a la República d’Irlanda. El protocol ho permet. Si s’anul·la, la indústria de la llet del nord de l’illa es col·lapsaria. Golden adverteix que els ciutadans volen solucions als seus problemes quotidians però que res d’això no importa als unionistes o als conservadors. Si no s’aconsegueix formar govern en sis mesos, s’haurien de celebrar altres eleccions i tot indica que els unionistes patirien una pèrdua encara més gran, ja que haurien sacrificat les necessitats diàries de la població al seu purisme ideològic.
Can Austria Stay Neutral?
El recentment mort vicecanceller austríac, Erhard Busek va definir a Àustria com “un pont entre l’Est i l’Oest”, però recentment, va afegir que “un pont no té identitat i si els dos es barallen, aquest pont no el vol ningú”. Ara mateix, Àustria està pagant aquest peatge i el factor de la neutralitat està en disputa, sobretot, després de que 50 personalitats austríaques signessin una petició per discutir sobre si convé mantenir la neutralitat bèl·lica. Segons la carta, el plantejament de seguretat austríac està antiquat i no respon als reptes i amenaces actuals. Arran de la invasió russa, altres països històricament neutrals com Finlàndia i Suècia han abandonat la seva política i han optat per adherir-se a l’OTAN. Suïssa ha participat activament en les sancions a Rússia i bastants polítics estan plantejant-se apropar-se a l’OTAN. Per la seva part, Dinamarca, malgrat ser de l’OTAN no participava a les iniciatives de defensa de la UE, però en les últimes va aprovar fer-ho per una majoria en referèndum. Tots aquests països estan buscant més seguretat perquè observen com el moment actual ho requereix. Tanmateix, Àustria no ha mogut fitxa. Els partits i govern, pendents de les eleccions d’aquest any, prefereixen mantenir un perfil baix i no tractar la qüestió de la neutralitat. La realitat és que la història d’Àustria té molt a veure amb l’aïllament del país en afers bèl·lics. Després de dues guerres mundials, una cruenta guerra civil i temps d’ocupació del país per part dels nazis, americans i soviètics, els austríacs volen evitar els conflictes. L’exèrcit Roig va estar en sol austríac fins al 1955, aquest moment va suposar la recuperació de sobirania pels locals, però la URSS va posar la condició de que el país fos neutral. Des d’ençà, així ha estat, i la realitat és que els dos països han mantingut bones relacions tant a nivell comercial com cultural. Pel que fa a l’OTAN, mai s’hi ha volgut adherir i una enquesta recent indicava que un 75% d’austríacs és contrari a entrar-hi. Certament, recentment el pressupost en defensa del país s’ha doblat fins un 1,5% del PIB, però des d’Europa s’indica que això és l’obligació per a tots els estats membres, fet que Àustria havia obviat durant temps. La situació actual empeny a una reforma de la doctrina austríaca, però el govern i partits miren cap a una altra banda i volen mantenir l’estatus de neutralitat. Tal i com Busek va advertir, “el pont austríac, s’ha convertit en un pont cap enlloc”.
Democracia, diversidad y cultura
To withstand authoritarian threats, ethics standards must be stronger
Aquest article de Politico opina que aquells qui estan compromesos amb la lluita contra el populisme necessiten valors més forts i sòlids. Amb l’exemple de Le Pen a França, l’autor té clar que l’amenaça dels moviments populistes d’extrema dreta augmenta a tot arreu, no retrocedeix. L’autor considera que l’electorat té dues preocupacions principals: la preocupació per la corrupció i la idea que els governs es preocupen més pels interessos privats que pel bé comú és clau en explicar aquest populisme. Per tal de resistir el populisme, hem de resistir-lo millor i lluitar contra aquestes dues idees. D’altra banda, els legisladors també haurien d’esforçar-se per establir línies vermelles que siguin senzilles d’explicar i fer complir als governants. Després de mencionar-ne unes quantes, l’autor conclou que l’ètica aplicada al sector públic necessita recursos suficients per millorar el rendiment de comptes quan un governant comet una infracció. L’autor també comenta que han de tenir la independència necessària per assumir actors poderosos i guanyar, és a dir, aquells a qui els funcionaris d’ètica investiguen no haurien de tenir el poder per acomiadar-los. Sigui com sigui, les sancions han de ser prou severes per dissuadir l’incompliment i garantir una millor ètica. Si no, tot l’esforç de complir les normes pels legisladors es convertiran en una mica més que una broma. Finalment, per molt fort que sigui el sistema ètic, els nostres governants d’ambdós costats de l’Atlàntic haurien de facilitar la transparència i l’escrutini públic. Tota informació hauria d’estar disponible, completa i ser fàcilment accessible. Només així els poders públics adquiririen una nova ètica per lluitar contra el populisme.
L’ère des démocraties ingouvernables: qui saura casser la malédiction du 21e siècle?
Dimissió de Boris Johnson, probable dimissió de Mario Draghi, tensions en la coalició de govern alemanya, enquestes catastròfiques per a Biden de cara a les eleccions de mig mandat, un president francès sense majoria a l’Assemblea Nacional… L’autor s’interroga sobre el malestar que sembla afectar de manera general les democràcies liberals. Considera que es deu a una multiplicitat de factors que no sempre són els mateixos segons el país. Alguns són conjecturals, altres més estructurals. Els exemples citats semblen reflectir aquesta diversitat. Johnson ha trobat un programari polític especialment eficaç a Gran Bretanya, però és víctima tant de la seva personalitat com d’opcions de comunicació desastroses. Joe Biden també és un líder força feble la fiabilitat del qual comença a qüestionar-se a causa de la seva edat i que paga el preu d’una política vacil·lant. Els casos Scholz i Draghi s’expliquen per la fragilitat de les coalicions posades a prova per temes diplomàtics a Itàlia i qüestions energètiques a Alemanya. La crisi econòmica, sobretot la inflació, també poden ser factors agreujants, però no necessàriament factors d’inestabilitat política. En temps de crisi, l’electorat és més aviat legitimista, llevat que el líder ja estigui marcat pel descrèdit. Cal doncs remetre també a factors estructurals més profunds. L’autor assenyala que les democràcies liberals tenen una certa incapacitat per pensar en el món i establir prioritats i grans relats, en comparació amb la Xina o fins i tot amb Rússia. Sens dubte, la formació d’elits hi té molt a veure, però la manera com els mitjans de comunicació i les xarxes socials estructuren l’activitat política està sobretot en qüestió. Operem per seqüència de mitjans monotemàtics; no sobre els temes més importants, sinó sobre els més propensos a retuitejar. Concebre una visió del món i del futur i ser elegit en base a això és ara mateix una inconsciència política. Això té impactes tant en l’adhesió dels votants a les personalitats com a les visions del món; sobre la selecció de personal polític que han de ser millors comunicadors que visionaris; sobre els programes que ja no han de ser coherents, sinó que han de contenir unes quantes mesures que cridin l’atenció.
Great-Power Competition Is Bad for Democracy
Aquest article de Foreign Affairs exposa que la rivalitat amb la Xina i Rússia té molta a veure amb el declivi nord-americà. Reconfigurar la política exterior occidental en el context de la guerra d’Ucraïna no ajudarà a restaurar la democràcia als Estats Units ni a cap altre lloc. Concretament, s’ha de replantejar si la competència entre les grans potències enforteix els vincles cívics, la igualtat de drets o la seguretat econòmica. L’autor considera que aquesta podria posar en perill la democràcia. De fet, si els Estats Units volen un sistema polític que funcioni correctament, l’últim que hauria de buscar és la rivalitat entre grans potències. La preocupació per aquests anomenats great powers és problemàtica perquè la disfressa d’estratègia racional. Després del New Deal establert sota el president dels Estats Units Franklin Roosevelt, la rivalitat amb els soviètics va agreujar moltes desigualtats de classe que van portar a la política d’austeritat durant els anys vuitanta. Aleshores, les prescripcions neoliberals per a la gestió de l’economia incloïen un estat del benestar feble, la desregulació corporativa i la privatització de béns i serveis públics, i tot això va generar disparitats creixents en salaris, ingressos i perspectives laborals entre la classe treballadora i els americans rics. Després de l’ordre econòmic del New Deal sota el president dels Estats Units Franklin Roosevelt, la rivalitat de les grans potències amb els soviètics va agreujar les desigualtats de classe i l’austeritat als anys vuitanta. Aleshores, les doctrines neoliberals per a la gestió de l’economia van potenciar un benestar feble, la desregulació empresarial i la privatització de béns i serveis públics. El resultat clar d’això es va basar en les creixents disparitats en salaris, ingressos i perspectives laborals entre la classe treballadora i els americans amb gran poder adquisitiu. Tenint en compte que els americans reclamen als Estats Units que es fixi més en qüestions estructurals del seu propi territori, l’autor esgrimeix que ens trobem en el moment adequat per canviar de rumb. Els nord-americans busquen que la política exterior dels Estats Units s’alineï amb les expectatives democràtiques i l’opinió pública. Una potència veritablement gran com els Estats Units hauria de fer tot el possible per abordar els problemes no resolts de la pandèmia, com la desigualtat racial i econòmica, el tema de la salut pública i la crisi del medi ambient. La rivalitat geopolítica entre grans potències no arreglarà res d’això.
This is an age of stagnation, and young people are stuck in perpetual adolescence
Actualment, el món està sumit en una mena de política gerontocràtica, és a dir, un govern centrat en la població més gran. A Anglaterra, per exemple, els adolescents de divuit anys començaran a treballar amb un salari que es preveu que caurà per sota dels nivells del 2008. Hauran d’enfrontar-se a un mercat immobiliari en el qual els preus de l’habitatge han superat de manera extraordinària els ingressos des de l’any 2000. No és d’estranyar que més d’una quarta part dels adults entre 18 i 34 anys viuen encara amb els seus pares. Per primera vegada a la història, la meitat de les dones angleses i gal·leses no tenen fills als 30 anys. Per altra banda, la gent gran està gaudint d’un renaixement cultural. Les dades del cens de 2021 d’Anglaterra i Gal·les indiquen que hi ha més persones majors de seixanta-cinc anys que de menors de 15, mentre que la població de menors de quatre anys ha caigut des del 2011 i el nombre de persones majors de noranta anys ha augmentat. Com a reflex, la pensió estatal ha augmentat gairebé un 10% en termes reals des de 2010 i el Crèdit Universal ha disminuït un 11,5%. Però aquest model gerontocràtic no és exclusiu de Gran Bretanya. Als Estats Units les taxes de natalitat han baixat d’igual manera. No existeix cap explicació única per a aquests successos i no hi ha una solució directa. Fins i tot, països com Dinamarca que tenen més polítiques pronatals, les taxes de natalitat continuen baixant. El descens de la natalitat no es pot atribuir a cap política econòmica o social específica, sinó a prioritats canviants en les preferències per tenir fills, aspiracions de vida i normes parentals. És tot una qüestió de canvi de cultura i valors. Les persones amb un nivell d’educació més alt tenen més possibilitats de veure els nens com una càrrega. Com més secular sigui una societat, menys fills és probable que produeixi.
How Gay Rights Advance Democracy in the Middle East
A l’Orient Mitjà els activistes LGTBI lliuren una batalla contra el món islàmic. En aquest context, l’objectiu dels col·lectius queer és alinear-se amb els fronts que defensen la democràcia i els drets humans per desafiar l’ordre dels governs autoritaris i teocràtics. En el cas turc, el govern d’Erdogan des del seu ascens al poder al 2003 ha augmentat la discriminació i ha establert un règim cada vegada més confessional i conservador. Els atacs contra el col·lectiu LGTBI han estat constants, però en comptes d’amagar-se, aquests han sabut organitzar-se amb activistes civils i tirar endavant manifestacions al carrer amb milions de persones que advoquen per una Turquia tolerant, diversa i on hi hagi llibertats individuals. El govern d’Erdogan ha detingut membres del Blok LGTB i actuat amb violència contra l’organització, arribant a prohibir diverses vegades la Manifestació de l’Orgull. Pel que fa al Líban, el col·lectiu LGTBI també han fet tàndem amb altres organitzacions, fent-se ressò després d’una ràtzia de la policia contra un cinema gay, on van detenir 36 homes i els van torturar. Les queixes no es van centrar tant en reivindicar els drets LGTBI, sinó en contra de la brutalitat policial i els drets individuals. A l’Egipte, seguint el mateix tarannà que al Líban, 26 homes van ser detinguts en una sauna. Les agrupacions pro-democràcia van reivindicar el dret a la intimitat individual i van clamar en contra de la impunitat de la policia i el govern per actuar arbitràriament. Així doncs, la tàctica que s’utilitza a l’Orient Mitjà no és parlar directament de les reivindicacions LGTBI, ja que al ser una societat força conservadora pel que fa en matèria de l’homosexualitat, sinó que s’opta per englobar-ho dins d’una qüestió de drets humans – entre els quals s’engloben la llibertat i autonomia – que han de ser protegits en una democràcia. Per tant, la interacció entre activistes LGTBI i pro-democràcia és beneficiosa per les dues parts, ja que aconsegueixen millors resultats electoral, també augmenta la tolerància cap a la diversitat i enforteixen fronts contra l’autocràcia teocràtica.
Economía, bienestar e igualdad
África gana protagonismo en el comercio mundial
Fins ara Àfrica era un continent amb escassa rellevància en el comerç internacional, ja que tot just representa –segons les estadístiques oficials– un 3% del comerç global de mercaderies i serveis. Tot i això, l’actual conjuntura comercial està projectant més atenció sobre el continent africà. Malgrat els importants efectes adversos a l’Àfrica de la guerra a Ucraïna (sobretot en termes d’increment de preus i desacceleració econòmica), el conflicte també ha servit per reactivar altres qüestions comercials. Es planteja, per exemple, l’interrogant sobre el paper que alguns països africans podrien exercir en la reducció de la dependència energètica europea. Alhora, es rellança la importància d’Àfrica com a proveïdora de minerals estratègics en detriment de la dependència mundial (i sobretot europea) de la Xina. La invitació de dos països africans, Sud-àfrica i Senegal, a la cimera del G7, celebrada a Alemanya fa poques setmanes, confirma aquest renovat protagonisme africà. La guerra a Ucraïna ha generat pertorbacions al comerç mundial almenys en dos grans àmbits: l’augment dels preus d’aliments i la inflació en els preus de l’energia. Les dues tendències, ja iniciades abans de la guerra, afecten Àfrica de manera desigual. En el primer àmbit, els preus d’alguns aliments –com el blat– s’han disparat. Això és degut no només a la reducció de les exportacions d’Ucraïna (cinquè exportador mundial), sinó, a més, a la prohibició de les exportacions de blat anunciat pel govern de l’Índia per assegurar preus estables a nivell nacional. Segons l’FMI, el 85% del total de blat consumit a l’Àfrica és importat de l’exterior i, per a un nombre important de països, Rússia i Ucraïna són proveïdors fonamentals. Pel que fa al segon àmbit, la pujada dels preus dels combustibles, els més afectats són lògicament els països africans importadors de petroli i, sobretot, les zones urbanes. També és cert, com sol passar en contextos d’alts preus de cru, que alhora que uns pateixen, altres països africans –els exportadors– es veuen beneficiats pel cicle expansiu dels preus. En aquest context, els plans actuals de la Comissió Europea per eliminar la dependència energètica de Rússia l’any 2030 obren una finestra d’oportunitat per als exportadors africans de gas i petroli. Els principals productors africans de petroli són Nigèria, Algèria, Angola i Egipte, per aquest ordre, tot i que la llista africana d’exportadors inclou més d’una desena de països. Paral·lelament, amb l’impuls de les grans potències al procés de transició a energies renovables o de baixa emissió de carboni, la demanda mundial de panells solars, bateries, turbines eòliques ha augmentat exponencialment. Minerals com el liti, el grafit o el cobalt, níquel i terres rares, entre d’altres, són essencials per a la fabricació de les tecnologies verdes. El subministrament d’aquestes matèries està molt concentrat en mans de la Xina i un grapat de països, algun africà. Així, per exemple, el 98% de les terres rares que importa la UE prové de la Xina i Sud-àfrica subministra el 71% de platí importat per la UE. Altres països africans són grans productors de bauxita (com Guinea), fosforita (Marroc), liti (Zimbabwe), grafit (Moçambic) i cobalt (R.D. Congo, Zàmbia, Marroc o Sud-àfrica). Així doncs, per als països africans, l’augment de la demanda d’aquests minerals és una oportunitat per a les inversions i la creació d’ocupació (tot i que també per a la mala governança, la corrupció i els danys mediambientals). Per a Europa, potenciar la diversificació en la provisió d’aquestes primeres matèries, així com fomentar la producció de tecnologies verdes en sòl africà, és una manera de desmuntar l’actual hegemonia xinesa i la seva influència en una agenda de transició energètica fonamental per a la UE.
Saudi Arabia doubles discounted Russian fuel oil imports
L’Aràbia Saudita, el major exportador de petroli del món, ha duplicat la quantitat importada de petroli rus per tal de satisfer la seva demanda i vendre el seu petroli de forma més cara als països occidentals. En el cas de Rússia, aquesta ha estat exportant a preus baixos després que les sancions internacionals per la seva invasió d’Ucraïna la van deixar amb menys compradors. Aquest situació planteja un repte al qual s’enfronta el president dels Estats Units, Joe Biden, mentre la seva administració busca aïllar Rússia i reduir els seus ingressos per exportació d’energia. Mentre que molts països han prohibit o desanimat les compres a Rússia, la Xina, l’Índia i diverses nacions africanes i de l’Orient Mitjà han augmentat les importacions de productes russos, indirectament donant l’esquena a les sancions internacionals. Hi ha diverses incògnites que l’autor es pregunta a l’article. Per exemple, si a nivell intern, Estonia dóna suport a les exportacions russes, ja que a les dades obtingudes per Reuters a través del seguiment de vaixells de Refinitiv Eikon van mostrar que l’Aràbia Saudita va importar 647.000 tones (48.000 barrils diaris) de fueloil de Rússia a través dels ports russos i estonians entre l’abril i el juny d’aquest any. Això suposa un augment de les 320.000 tones en el mateix període de fa un any. Tots aquests socis comercials de Rússia generen una situació delicada tant per la Unió Europea com pels Estats Units.
China’s Economic Growth Slows Sharply, Threatening the Global Economy
La Xina, arran del seu compromís de frenar la propagació de la Covid-19 amb bloquejos generalitzats i quarantenes massives, ha patit un dels seus pitjors trimestres dels últims anys, amenaçant una economia global molt depenent de les fàbriques i dels seus consumidors. L’Oficina Nacional d’Estadística xinesa va anunciar que l’economia havia crescut en un 0,4% respecte al segon trimestre de l’any anterior, però aquesta ha sigut la taxa de creixement més baixa des de l’inici de la pandèmia als primers mesos del 2020. L’economia xinesa llavors va recuperar-se immediatament, però les perspectives actuals no són tan prometedores. L’atur s’acosta als nivells més alts registrats, el mercat de l’habitatge continua sent un desastre i les petites empreses pateixen el pes de la debilitat de la despesa del consumidor. La desacceleració del creixement de la Xina complica una economia global ja fràgil: l’augment de la inflació als Estats Units, mentre que la guerra a Ucraïna ha apujat els preus de l’energia i ha alterat les cadenes de subministrament a Europa. En crisis econòmiques anteriors, fou la Xina qui en aquesta situació va alleujar les pressions financeres amb l’accés a la fabricació barata i un mercat de consumidors amb ganes de gastar. Però el país ja no creix a passos de gegant a causa de les restriccions i a les polítiques de Covid-19 dutes a terme durant els últims anys. Pequín ha insistit a les autoritats locals a intensificar les mesures per a garantir l’estabilitat laboral durant els confinaments. Tanmateix, amb tantes petites i mitjanes empreses que pateixen econòmicament, el govern ha lluitat per controlar l’augment de l’atur. Aquest va situar-se al juny en el 5,5%, una millora respecte a l’abril i al maig, però a prop del nivell més alt des que la Xina va començar a informar sobre les xifres el 2018. Per als sol·licitats de feina de 16 a 24 anys, la taxa d’atur va ser del 19,3%. Per altra banda, la feblesa del mercat immobiliari és un problema. Un nombre creixent de propietaris que van comprar habitatges abans de construir-los han declarat als bancs i reguladors que no pagaran les seves hipoteques, molestos pels retards en la construcció i la caiguda dels preus. La resposta de les entitats bancàries xineses és que treballarien juntament amb el govern central i les autoritats locals per a assegurar-se que els edificis es construïssin i s’estalviessin llocs de treball per garantir l’estabilitat en el sector immobiliari.
The euro faces its day of reckoning
El mateix dia que Croàcia s’unia a l’Eurozona aquest juliol formalment, una mala notícia colpejava la divisa europea: l’Euro queia als mateixos nivells que el dòlar americà. Aquesta davallada de la moneda comporta una pèrdua del nivell de vida i un encariment de les importacions. Alguns experts indiquen que com a conseqüència de la inflació galopant i la pujada del cost de l’energia, aquesta caiguda del Euro no és només que el principi i es podria agreujar molt si Rússia decideix tancar la línia de gas Nord Stream 1. Degut a la situació, el BCE intenta buscar solucions que puguin estabilitzar la divisa i fer-la rebotar, ja que un Euro estable, suposa preus estàtics, el que és positiu per als ciutadans. En aquesta línia, una de les principals mesures es basarà en una pujada dels tipus d’interès. Per la seva banda, el Dòlar guanya importància i s’està erigint com la moneda refugi per a conservar valor. Així doncs, la presidenta del BCE no ha volgut desaprofitar durant la benvinguda de Croàcia fer una crida a la calma, i apuntar que l’Euro és una moneda forta, però com a tal, requereix d’una economia de fons estable, cooperativa entre els països i un alt grau de compromís.
Sostenibilidad y cambio climático
It’s democracy v plutocracy – this is the endgame for our planet
Darrerament, la Cort Suprema dels Estats Units ha estat tendència per prendre decisions en contra de lleis de Protecció Ambiental. Al mateix temps, el comitè de canvi climàtic de Gran Bretanya també anunciava que l’Administració Johnson havia fracassat en els seus objectius. Malgrat aquestes dues notícies pèssimes per combatre el canvi climàtic, Monbiot apunta que per a ell, la gota que fa vessar el vas és una decisió de la ministra d’acció climàtica del govern torie. La ministra ha refusat un permís que demanava un comtat per a crear una zona d’aigües protegides al riu Wye per aturar els abocaments d’aigües residuals; un acord entre parts que havia costat anys desencallar. Monbiot opina que els polítics no estan fent absolutament res per aturar la crisi que ens ve a sobre, sinó que amb les decisions que prenen l’accentuen. La realitat és que les grans empreses energètiques, petroleres i altres corporacions contaminants mobilitzen grans quantitats de diners dins la política, per a fer lobby i poder aconseguir decisions que els permetin seguir amb les pràctiques que els aporten beneficis. Tanmateix, ja no únicament pressionen per a decisions favorables, sinó que a través del neopotisme situen a jutges que són propers a ells, tant personalment com ideològicament. Si no fos suficient amb estar dins la política i la justícia, també són presents en els grans grups de comunicació, els responsables de situar missatges en l’opinió pública favorables a les seves postures. Anant un pas més enllà, recentment s’està observant com als EUA el poder judicial està creixent en importància i traspassant els seus poders, no únicament interpretant la llei, sinó fent-la, i especialment, en aquells casos en que no passaria un escrutini democràtic. Tot i així, és contraproduent que es facin lleis que atempten contra la nostra supervivència dins el planeta i també ho és per als oligarques que pressionen a favor d’aquestes decisions. Tanmateix, la realitat indica que és aquesta avarícia per al poder en sí mateix que condiciona aquestes decisions. Així doncs, el que es pot observar és que deslligar la democràcia dels diners i la seva influència és crucial no només per al manteniment del sistema, sinó per al benestar del planeta.
Climate Crisis Is Driving Food Nationalism and Changing Global Trade
Al mes juny els preus del blat van augmentar un 42% respecte el gener de 2021 i els preus del blat de moro un 47% durant el mateix període. La majoria dels països estan experimentant una inflació dels preus dels aliments superior al 5% provocada per les interrupcions en la cadena de subministrament causades per la COVID-19 i la guerra d’Ucraïna. Tanmateix, afirma que el canvi climàtic també n’és responsable. Per exemple, Malàisia ha imposat restriccions a les exportacions de pollastres, ja que les gallines, a més de patir l’escassetat de pinsos, tendeixen a produir menys ous quan les temperatures es disparen. La recent prohibició d’exportar blat de l’Índia, segon productor mundial, també s’ha produït arran de l’onada de calor dels mesos de març i abril que va reduir els rendiments. Guzmán considera que a mesura que s’agreugi el canvi climàtic no només s’incrementaran aquestes prohibicions a l’exportació, sinó també es produirà una reordenació dels patrons comercials entre països, que prioritzaran cada cop més l’interès nacional. Així, els països arribaran a acords comercials més regionals per compensar qualsevol dany potencial que puguin causar les interrupcions en les cadenes de subministrament de països llunyans. Les economies s’inclinaran a comprar béns importats dels països veïns més que no pas d’altres continents. Ja en les setmanes posteriors a la invasió d’Ucraïna, les dades de l’International Food Policy Research Institute (IFPRI) van mostrar un augment de les restriccions a l’exportació d’aliments en almenys 23 països.
Les multiples échecs des stratégies nationales d’agriculture 100% bio
L’abril de 2021, Sri Lanka va ser un dels primers països del món a voler passar a l’agricultura 100% ecològica. El país va prohibir l’ús de productes fitosanitaris i fertilitzants per convertir-se en el major productor mundial d’aliments ecològics. No obstant això, aquesta estratègia ha acabat en fracàs i el país és víctima de revoltes de la fam després d’haver-se declarat l’estat d’emergència alimentària. L’autor assenyala que aquesta revolució biològica com a estratègia de transició cap al 100% orgànic també ha estat un fracàs en altres països com Bhutan o l’estat indi de Sikkim. Destaca que em ambdós casos, l’experiència ha comportat una forta caiguda de la producció que ha agreujat encara més el dèficit alimentari. És interessant remarcar que, en ambdós casos, es tracta d’estats o regions que han apostat molt pel turisme “de gamma alta”, que aposten per productes agrícoles de major valor afegit, oblidant que la seva agricultura hauria d’alimentar també la seva pròpia gent. L’autor assenyala que les dificultats d’una transició d’aquest tipus són múltiples, però els tres esculls principals són els mateixos a tot arreu. Primer, les necessitats de formació: l’obtenció de rendiments orgànics correctes requereix una gran tecnicitat, i per tant temps perquè els agricultors adquireixin aquests coneixements. Segon, la disponibilitat d’adobs orgànics. La seva font principal, els fems ramaders, és difícil de recollir, emmagatzemar i estendre, sobretot als països on la ramaderia es practica principalment de manera tradicional, amb animals que només fertilitzen les terres on pasturen. Així, a Sri Lanka, el fet de no poder disposar de fertilitzants va ser el principal factor del desastre del 2021. Finalment, fins i tot amb una bona formació dels agricultors i una bona disponibilitat d’adobs orgànics, el canvi cap al 100% ecològic comporta necessàriament una pèrdua important de rendiment, les conseqüències de la qual són molt diferents segons els països. Aquesta pèrdua de rendiment es podria compensar amb un augment de les terres agrícoles, però aniria en contra dels objectius ecològics declarats. A la pràctica, l’única alternativa que queda al final és l’ús de les importacions, que genera l’augment dels preus dels aliments. Es tracta doncs d’estratègies molt arriscades a nivell tècnic i econòmic, i l’interès ecològic dels quals és difícil de veure: de fet, les anàlisis de cicle de vida realitzades segons les recomanacions de l’IPCC mostren que l’orgànic no té una petjada de carboni millor que la convencional, quan es redueix a la quantitats produïdes. I els estudis ecològics sobre el tema de l’anomenada “land sparing” mostren el mateix per als impactes sobre la biodiversitat: per a una determinada producció agrícola, i en el cas d’Europa, l’agricultura “ecològicament intensiva” conserva millor la biodiversitat global que l’orgànica.
Solar is ‘freedom energy’ – unless we depend on autocracies for the technology
La producció de plaques solars està pràcticament monopolitzada per la Xina, la qual s’oposa frontalment amb la idea liberal de valors democràtics. En absència d’una estratègia industrial solar pròpia, la dependència d’Europa enfront les cadenes de subministrament solar xineses només farà que aprofundir-se, adverteix Mark Widmar. Amb la invasió d’Ucraïna, s’ha plantejat la necessitat de millorar la independència energètica europea per tal de fugir de les condicions que Rússia imposa. S’ha de buscar altres formes de subministrament de petroli i gas. Christian Lindner, ministre de Finances d’Alemanya, considera que l’energia renovable ens allibera directament de la dependència. És per això que les energies renovables poden ser considerades “l’energia de la llibertat”. Amb els nous objectius de la UE cap a 2030 en matèria d’energia solar en el context del pla RePower EU, sembla que la dependència d’Europa de les cadenes de subministrament solar de silici cristal·lí xineses anirà a més. El domini de la Xina en la fabricació solar no és quelcom casual. Les seves empreses solars han desmantellat sistemàticament la competència externa generant dumping de panells solars a uns preus tant baixos que només són possibles a través de subsidis estatals i la violació de les normes de l’OMC. No hi ha motius altruistes per crear una dependència artificial de la seva indústria solar. La necessitat de contrarestar el domini de la Xina en la fabricació solar amb una política industrial solar duradora és ara més urgent que mai i no sembla perdut per a la Comissió Europea. De fet, el comissari europeu d’Energia, Kadri Simson, va dir a principis d’any que la Comissió faria “tot el que calgui” per tornar la fabricació solar a Europa. Els líders europeus, tal i com exposa l’article, han d’afrontar els riscos i les vulnerabilitats de les nostres cadenes de subministrament d’energies renovables, actuar amb decisió i garantir que no repetim els mateixos errors. L’energia solar pot esdevenir “l’energia de la llibertat” només si el subministrament de tecnologia que converteix els fotons en electrons fa que les nacions democràtiques siguin lliures.
El cambio climático como detonante de conflictos armados en África
En el cas d’Àfrica, l’augment de la temperatura i els canvis en els patrons de precipitació amenacen l’activitat agrícola i posen en risc el sosteniment de la població. Una de les principals preocupacions al continent és que l’acceleració del canvi climàtic pugui exacerbar la inestabilitat social i desembocar en conflictes armats o moviments migratoris massius. El canvi climàtic és un fenomen global amb manifestacions locals. La vulnerabilitat climàtica i la propensió als conflictes depenen de les circumstàncies socioeconòmiques de cada territori. És important, per tant, tenir en consideració els matisos que afecten la connexió entre aquests dos fenòmens complexos. D’una banda, el canvi climàtic es manifesta a cada àrea geogràfica de manera diferent i amb diferent intensitat. Per exemple, pot ocasionar pujades de temperatures i sequeres, però també inundacions. Cadascun d’aquests fenòmens té conseqüències molt específiques per a la seguretat i la viabilitat econòmica de les comunitats afectades. D’altra banda, els conflictes armats no són fenòmens binaris. La seva anàlisi no es pot limitar, com se sol fer en estudis empírics existents, a les dues circumstàncies extremes: hi ha conflicte o no hi ha conflicte. El perjudici d’un conflicte armat a la comunitat que el pateix depèn del temps de gestació i de la durada i del risc de propagació en territoris contigus. Les condicions climàtiques influeixen en la probabilitat de conflictes depenent de les circumstàncies específiques de cada comunitat. Per tant, cal que les mesures per contrarestar els efectes adversos del canvi climàtic s’ajustin a la situació socioeconòmica del territori, especialment pel que fa a la identificació prèvia de focus d’inestabilitat que puguin facilitar la propagació i l’agreujament de tensions. En definitiva, la posada en marxa de polítiques que no tinguin en compte aquests matisos i aquests efectes indirectes pot resultar no sols ineficient de cara a l’objectiu de construir resiliència, sinó perjudicial, ja que pot augmentar les desigualtats existents i el risc d’inestabilitat.
Innovación, ciencia y tecnología
Will the crypto crash derail the next web revolution?
Des del gener, el col·lapse dels preus de les criptomonedes ha enfonsat un 80 per cent del valor de Cosmos, baixant 10.000 milions de dòlars del seu valor total. L’enfonsament d’aquest mercat, a diferència del que diuen els seus seguidors, podria debilitar seriosament els incentius que han convertit la criptografia en un dels actius amb més valor del món tecnològic i de la finança decentralitzada. Hi ha moltes divergències sobre si les criptomonedes són segures o no. Aquest passat maig, per exemple, un grup de 26 informàtics i acadèmics van portar al Congrés dels Estats Units una advertència que la tecnologia era “arriscada, defectuosa i no provada”. Bruce Schneier, un expert en seguretat informàtica i un dels autors, esgrimeix que qualsevol aplicació construïda per executar-se diferent al blockchain seria més pràctica, rendible i segura a través d’altres tecnologies. El boom criptogràfic tenia un fort component anti-establishment a partir de la descentralització dels poderosos actius financers. Ara, amb la caiguda, entrem en una nova etapa desafiant. Els partidaris del blockchain afirmen que, tot i la caiguda, ja s’ha produït un canvi radical en la demanda dels usuaris i que aquest fenomen és imparable. Les expectatives d’una generació d’usuaris d’Internet ja s’han canviat per la criptografia, diuen alguns partidaris de les criptomonedes. Podrà la gent acceptar a partir d’ara serveis en línia que els deixin sense cap control ni participació en els beneficis?
¿Es más fácil ser multilingüe que bilingüe?
L’article es planteja si cada nou idioma és més fàcil d’aprendre i els avantatges del bilingüisme i del multilingüisme. Si la nostra experiència lingüística influeix tant a l’hora d’aprendre un nou idioma, són millors aprenents els que parlen més llengües? La resposta és complexa, i té almenys dues vessants. La primera és que el bagatge lingüístic del parlant i la seva relació amb la llengua que intenta aprendre importen, i que la proximitat entre una i altres llengües pot ser rellevant per fer més o menys difícil el procés.La segona és que l’aprenentatge de llengües genera certes estratègies i certa manera gairebé automàtica de reflexionar sobre el llenguatge (allò que anomenem coneixement metalingüístic), i que aquests factors poden exercir de “múscul” que contribueixi a processos d’aprenentatge més curts o més efectius. És important remarcar un aspecte que matisa en certa manera l’anterior. Els parlants plurilingües, especialment en el cas dels poliglotes que es llancen a aprendre una multitud de llengües diferents, solen tenir elements de base que sabem molt avantatjosos en l’adquisició de llengües. La principal d’aquestes característiques és la motivació, que ha suscitat teories sobre l’aprenentatge de segones llengües on aquest factor és un element central. El fet que els aprenents experts siguin, per tant, gent amb una proclivitat natural a l’adquisició de llengües fa que no estigui del tot clar si són millors aprenents perquè la seva experiència els dota d’un avantatge notable, o si ho han estat des del principi pel major nivell de motivació, menors nivells d’ansietat, i altres factors afectivoemocionals de gran impacte en aquests processos. Atesa la importància del nostre bagatge lingüístic i els processos d’economia de recursos que operen constantment al nostre cervell, és fonamental que entenguem que el disseny d’estratègies educatives en l’ensenyament de llengües s’ha d’adaptar al context. Això inclou, en molts casos, entendre que la realitat de les aules inclou tant parlants de segona llengua com parlants plurilingües. Per a aquests, la llengua estrangera no és el primer contacte lingüístic més enllà de la llengua nativa. La investigació sobre aquests processos té un pes fonamental en la nostra capacitat de donar resposta a la diversitat i optimitzar així els nostres resultats a l’ensenyament de llengües.
The Power Imbalance Undermining Global Health
Gairebé des de que va començar la pandèmia l’Índia i Sud-Àfrica van demanar a l’Organització Mundial del Comerç (OMC) que eximís als països dels drets intel·lectuals per a vacunes, tractaments i medicaments fins que s’assolís la immunitat de grup davant el COVID. La decisió va tenir molt de recolzament dins els països en desenvolupament i també de personalitats i polítics. Després de dos anys de pandèmia, l’OMC ha arribat a un acord. Tanmateix, s’allunya de la proposta i la resposta ha tardat massa en arribar, tenint un impacte gairebé nul i representa la injustícia i desigualtat sanitària al món. L’acord és reduït i deixa únicament fer vacunes sense la patent per un període de només 5 anys, no inclou ni tractaments ni diagnòstics i exclou vacunes de ARN que han sigut les més útils als països rics. A part del desastrós acord, fonts índies i sud-africanes apunten que les negociacions es van dur a terme en una desigualtat de poder. Les parts europees i americanes es van negar a revisar el que van proposar i algunes decisions van ser preses sense les parts que representaven els països en desenvolupament. Inclús alguns països van rebre els documents per fonts filtrades i no per part de les organitzacions oficials, el que indica una presa de decisions arbitrària i unes negociacions opaques. Així doncs, l’ànim en els països del Tercer Món és d’indignació per la manca de recursos (que no s’inclogui elements de testatge i medicaments), per la poca durada de l’acord i també perquè es nega la possibilitat de que països amb excedent de vacunes les exportin a aquells que més les necessiten. La poca utilitat de l’acord s’ha plasmat en el dia a dia i és que des de que es va signar l’acord al juny, cap país ha fet us de les llicències que s’habilitaven, per tant, s’ha mostrat inútil. Tanmateix, cal indicar que l’acord no beneficia a ningú, ja que els països del Primer món seguiran exposats a l’aparició de noves variants i per tant, es perllongarà la pandèmia. Així doncs, aquest acord no deixa de ser una mostra de l’egoisme d’occident i el racisme institucional al que es veuen sotmesos els països en desenvolupament, privats de tenir accés als recursos mínims per combatre malalties. A més, també es fa palès la poca solidaritat que al cap i a la fi, perjudica a tots els ciutadans del món.
Stronger democracies have seen fewer excess deaths during COVID
La pandèmia del COVID-19 ha demostrat que aquest tipus de crisi van més enllà del sistema sanitari i que és necessària una resposta transversal del govern i que sigui ratificada i entesa pel conjunt de la societat, ja que és un requisit indispensable la col·laboració ciutadana. Així doncs, Jain ha dissenyat un estudi per entendre el vincle entre democràcia i l’excés de morts durant la pandèmia i s’ha pogut concloure que els països on la democràcia està més consolidada han tingut menys morts. L’excés de mortalitat fa referència al nombre total de morts des que la pandèmia va començar amb els nivells pre-pandèmia, així no únicament es tenen en compte les morts de COVID sinó també pels efectes de la pandèmia. Tenint en compte diferents indicadors pel que fa a democràcia, polítiques i nivells socioeconòmics, s’han creat models de regressió amb diferents variables per entendre la relació entre governança i el seu efecte en l’excés de mortalitat. Finalment, s’ha pogut veure que amb els 78 països que s’han analitzat, si s’incrementa un punt en l’índex de democràcia té un impacte de 2,18 morts menys sobre 100.000 persones. Afegint més variables, també s’ha pogut concloure que els sistemes amb més polítiques deliberatives entre la ciutadania ajudaven enormement a reduir la mortalitat. Tot i això, Jain exposa les limitacions de l’estudi. En primer lloc indica que hi havia una manca de dades de diferents països i que per tant l’informe no podia ser global. També vol matisar que l’estudi no s’ha sostingut durant el temps i que les dades sobre democràcia eren d’abans de la pandèmia. Tanmateix, cal afirmar que altres estudis entre democràcia i malalties ja indicaven que com més democràtic sigui el país, menys morts hi ha. Entre les possibles causes, pot haver-hi un major clau de rendició de comptes, participació pública i una voluntat per reduir les desigualtats en sanitat.