
Diari de les idees 75
19 enero 2023
Ideas de actualidad
Esta nueva edición del Diari de les idees, la primera de este año, destaca los ejercicios de prospectiva llevados a cabo de cara a 2023 por parte de diversos expertos y revistas especializadas en relaciones internacionales; los posibles escenarios electorales en España dentro de un nuevo contexto definido por la eliminación del delito de sedición en el Código Penal español; las tensiones entre Serbia y Kosovo que amenazan desestabilizar una vez más los Balcanes; las amenazas por la democracia desde Israel y Brasil; el complejo legado como papa y teólogo de Benedicto XVI; los nuevos caminos de la globalización y la crisis de la Organización Mundial del Comercio, y, finalmente, la irrupción de ChatGPT que supone un nuevo hito en el desarrollo de tecnologías de procesamiento del lenguaje.
En cuanto a política internacional, más allá de la guerra en Ucrania, Comfort Ero y Richard Atwood analizan desde las páginas de Foreign Policy los principales conflictos declarados o latentes que destacaran en el escenario internacional en el 2023. En primer lugar, Armenia y Azerbaiyán, ya que, si la guerra ha repercutido en las crisis por todo el mundo, su impacto ha sido especialmente importante en el sud del Cáucaso. Dos años después de su última guerra por Nagorno Karabakh, Armenia y Azerbaiyán parecen dirigirse hacia otro enfrentamiento, ya que la invasión rusa de Ucrania ha parado algunas conversaciones de paz que históricamente lideraba Moscú.
En cuanto a Irán, las protestas masivas contra el régimen, la represión desatada y el suministro de armas a Rusia han contribuido a incrementar el aislamiento de la República Islámica justamente cuando se está gestando una nueva crisis debido a su programa nuclear. En este contexto, el reto de los jóvenes manifestantes es ganar para su causa a los iraníes más grandes de clase media, que muchos simpatizan con ellos, pero temen la represión o un cambio radical del régimen.
Otro conflicto importante, el de Yemen, parece no existir. La tregua acordada en abril entre los hutíes rebeldes y el gobierno, apoyado principalmente por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes, llegó a término en octubre, y, aunque no se hayan retomado los grandes combates, ambas partes se preparan para volver a la guerra. Otro foco de tensiones es en Sahel, donde países como Burkina Faso, Mali y Nigeria pueden resistir a duras penas el embate de las insurgencias islamistas. El caso de Burkina Faso es particularmente preocupante en la medida en que se calcula que los grupos yihadistas controlan el 40% de su territorio. Por su parte, Mali ha sufrido dos golpes de estados en 2020 y 2021 y el estado prácticamente ya no existe en las provincias del norte, donde militantes vinculados al Estado Islámico y al Qaeda luchan a la vez entre ellos y contra rebeldes no yihadistas, predominantemente tuaregs.
Cambiando de continente, desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, Haití se ha visto paralizado por la violencia. Los servicios públicos han colapsado y según un informe de la Organización Mundial de la Salud, el cólera se extiende imparablemente entre la población. Centenares de bandas armadas controlan más de la mitad del país y asfixian la capital, Puerto Príncipe, bloqueando carreteras e imponiendo un reinado de terror. El resultado de todo esto ha sido una catástrofe humanitaria en la que la mitad de la población, 4,7 millones de personas, se enfrentan a un hambre aguda.
Finalmente, Pakistán entra en un año electoral con una clase política profundamente dividida mientras el ex primer ministro, Imran Khan, lidera un movimiento populista contra el gobierno y el ejército. En este contexto, el intento de asesinato de Khan a principios de noviembre de 2022 proyecta muchas sombras y dudas sobre las elecciones que deben celebrarse antes de octubre de 2023. Todo esto cuando el país aún está sufriendo las consecuencias devastadoras de las inundaciones del año pasado que sumergieron un tercio de las tierras, afectando uno de cada siete pakistaníes, con 20 millones de personas que aún necesitan ayuda humanitaria, y unas pérdidas económicas valoradas en 31.200 millones de dólares.
El equipo de investigación del CIDOB presenta una reflexión colectiva sobre las perspectivas del año 2023, un año que pondrá a prueba los límites individuales y colectivos de la sociedad: inflación, seguridad alimentaria, crisis energética, incremento de las presiones sobre las cadenas de suministro y la competición geopolítica global, la descomposición de los sistemas de seguridad y gobernanza internacional, y la capacidad colectiva para responder. Los impactos de esta crisis permanente repercuten directamente en el empeoramiento de las condiciones de vida de los hogares, y esto se traduce en un aumento de malestar social y de las protestas ciudadanas, que se incrementarán. Al mismo tiempo, se profundizarán las fracturas geopolíticas, sociales y de acceso a los bienes básicos.
La guerra de Ucrania ha revelado que, cuanto más grande son los riesgos que acompañan la confrontación geoestratégica, más obsoletos parecen los marcos de seguridad colectiva edificados para hacerle frente. Se agravará entonces el desajuste entre medios, desafíos e instrumentos disuasivos. Si la invasión rusa de Ucrania fue el escenario inesperado de 2022, que acabó determinando la aceleración del proceso de erosión de la orden post-1945, es a partir de ahora que el mundo empezará a notar el verdadero alcance y profundidad el impacto global de la guerra. El CIDOB considera que estamos no solo ante una crisis de dimensiones ingentes, sino también ante un nuevo proceso de cambio estructural que todavía no sabemos dónde acabará. Como en una mesa de billar americano, la guerra de Ucrania es la bola blanca que ha impactado sobre las diferentes transformaciones y crisis en curso que, proyectadas por la fuerza centrífuga que supone el nuevo escenario bélico, se mueven sobre el tablero, topando las unas con las otras, aumentando así la sensación de desorden y de aceleración global, de incertidumbre geopolítica y agitación social. ¿En qué momento se detendrán cada una de estas bolas que ahora están bajo el impacto de la confrontación armada en Ucrania? ¿Qué grado de desorden mandará en aquel preciso momento? ¿Cuál podría ser, entre tanta crisis, la bola negra que, si cae por la tronera antes de tiempo, derive en una nueva amenaza existencial? Y, sobre todo, en este escenario continuado de vulnerabilidad e incertidumbre que se configura como la nueva normalidad, ¿qué respuestas colectivas están en construcción? Finalmente, si 2023 es el año que pondrá a prueba los límites individuales y colectivos de las sociedades, la bola negra de la mesa de billar es todo aquello, acontecimiento o efecto inesperado, que como los últimos años han demostrado, es capaz de hacer saltar por los aires previsiones, los tiempos y las estrategias de la política internacional.
Por su parte, Michael E. O’Hanlon, director de investigación en seguridad, estrategia y tecnología de la Brookings Institution, afirma en La Vanguardia que el Pentágono y las principales agencias de defensa de los EE.UU. tienden a exagerar la amenaza china. Su análisis se basa en datos concretos. Así, a pesar de que los informes oficiales destacan que el presupuesto militar chino no para de crecer, obvian que es inferior al 2% del PIB que la OTAN señala como mínimo aceptable para sus miembros. También se inquietan porque Pekín disponga de la fuerza naval más grande del mundo, si bien no indicen en que la medida de la norteamericana la excede con diferencia. Es más: se critica a Xi por querer restringir el paso marítimo por su zona económica exclusiva de 200 millas náuticas al mar de la China Meridional, pero es exactamente lo mismo que hace la India sin que suponga ninguna alerta. O’Hanlon afirma que no hay ninguna razón política que justifique la exageración de esta amenaza y considera que no favorece a Biden. Es cierto que los republicanos y Trump, en particular, se han vuelto más duros con China en los últimos cinco o seis años, pero los demócratas también estaban cada vez más molestos con el régimen de Pekín. Biden fue el vicepresidente de Obama y en aquellos años las críticas a China eran cada vez más fuertes. También expresa su preocupación en que si se comienza a envenenar la relación de ambos países con una necesidad excesiva se pueda llegar a impedir la cooperación y acabar reaccionando de forma exagerada a crisis pequeñas y pueda aumentar el riesgo de guerra o empujar a China hacia Rusia. Considera paradojal que en un contexto actual donde es Putin quien vuelve a protagonizar una guerra, China sea presentada como principal desafío para los EUA. Considera que la razón por la cual los EUA se centran el China es porque tiene diez veces más habitantes que Rusia, su tasa de crecimiento económico es al menos cinco veces mayor que las de Moscú y su capacidad tecnológica está creciendo y mejorando hasta rivalizar la norteamericana. En última instancia, China es el desafío que marca este tiempo.
En la revista Slate, Fred Kaplan plantea si las propuestas populares en China, la revuelta feminista en Irán, y el activismo contra la guerra en Rusia, los principales estados autoritarios del mundo, podrían generar una revolución o una reforma radical de estos regímenes, y señala que no sería la primera vez. Los tres vivieron diferentes revoluciones en el siglo XX: Irán el año 1906 y 1979; China el año 1911 y 1949; Rusia el año 1905, 1917 y 1991. A medida que todos estos procesos fueron sorpresas, considera que no se puede descartar que, aunque parecen pocos probables ahora mismo, se produzcan de nuevo unas revoluciones en estos países. Kaplan señala que los sociólogos y politólogos han analizado las precondiciones necesarias para los cambios radicales y la conclusión es que, para tener éxito, los movimientos revolucionarios tienen que contar con tres elementos: organización, estrategia y líder carismático. Y ahora mismo, en Irán, China y Rusia las protestas no reúnen ninguno de estas condiciones. No obstante, considera que a veces las revoluciones se acaban produciendo de todas formas, ya que pueden iniciarse sin un líder, una organización o una estrategia, aunque pocas veces tienen éxito a largo plazo, a no ser que emerjan al menos algunas de estas características durante el proceso de cambio. Los líderes de gobiernos autoritarios, especialmente los de Irán, Rusia y China, que accedieron al poder por medio de procesos revolucionarios, conocen bien este hecho y se han vuelto más eficientes a la hora de identificar, dividir, detener o eliminar los posibles líderes de las protestas. No obstante, las presiones sociales, políticas, económicas y ecológicas suelen acumularse, por mucho que un régimen intente evitarlas. Lo que sucede después, si el régimen se hace más fuerte o comienza a aflojar, depende de cómo responda a estas presiones. Por un lado, si un régimen no se reforma en absoluto e incrementa la opresión, se vuelve esclerótico; las presiones se intensifican. Por otro lado, aplacar a los manifestantes es una apuesta de resultados inciertos: ¿un gesto de reforma desinflará la revuelta naciente, o simplemente estimulará a los rebeldes más radicales a exigir aún más cambios?
El nuevo gobierno israelí, encabezado por Benjamin Netanyahu, una coalición de los partidos de extrema derecha y ultra religioso, es el más extremista de toda la historia del estado. Boaz Atzili considera en The Conversation que este gobierno representa desde muchos puntos de vista una gran amenaza para la democracia israelita. En primer lugar, el nuevo gobierno es abiertamente hostil con la libertad de expresión y la disidencia. Si Netanyahu hace años que trabaja para consolidar su control sobre los medios israelíes, ahora el nuevo gobierno plantea acelerar la privatización de los medios de comunicación en manos de intereses amigos. Segundo, se prevé una disminución de la igualdad de derechos, ya que el gobierno parece dispuesto a permitir la discriminación contra la comunidad LGBTQ y las mujeres, minando así la igualdad ante la ley, un principio democrático básico. Durante las negociaciones para reformar la coalición, los partidos ultraortodoxos exigieron una nueva legislación que permitiera la segregación por razón de género en los espacios y eventos públicos. En este sentido, la segregación en los ámbitos educativos, el transporte público y los eventos públicos a veces se suele traducir en exclusión de mujeres y el debilitamiento de sus voces, y, por tanto, contradice los principios básicos como la libertad e igualdad. Tercero, cada vez es más posible la anexión de Cisjordania y el establecimiento de un sistema apartheid. En un tuit de finales de diciembre, Netanyahu anunció que las directrices de su gobierno incluirán el principio que el pueblo judío tiene un derecho exclusivo e incuestionable en todas las zonas de la Tierra de Israel, incluida Cisjordania, ocupada por Israel desde 1967 y poblada por una mayoría palestina. Estas directrices podrían entonces justificar la anexión de los territorios palestinos ocupados. Cuarto, también está en peligro la separación de poderes. En el sistema israelí, los poderes ejecutivos y legislativos siempre están controlados por la misma coalición y los tribunales son la única institución que pueden hacer contrapeso al poder de los partidos gobernantes y hacer valer las Leyes Básicas del país, que coindicen los derechos en ausencia de una constitución formal. Pero el nuevo gobierno quiere eliminar esta separación de poderes y pretende explícitamente debilitar a los tribunales. A principios de enero, el nuevo ministro de Justicia anunció que el plan del gobierno para una reforma judicial radical, que incluirá la “cláusula de anulación”. Esta cláusula permitirá que una mayoría simple en Knéset vuelva a promulgar cualquier ley invalidada por el Tribunal Supremo como inconstitucional. En definitiva, cualquier de estos cambios supone una grave erosión del sistema democrático y juntos, representan un claro peligro para la existencia de la democracia israelí.
Otro factor desestabilizador de la democracia ha sido el ataque a las instituciones de gobierno protagonizado en Brasil por partidarios del expresidente Jair Bolsonaro a principios de enero. Rafael R. Ioris argumenta que en primer lugar es necesario explicar quién estaba detrás del asalto al Congreso brasileño. Aunque Bolsonaro no estaba en la capital, no deja de ser el último responsable de lo ocurrido, ya que mientras estuvo en el poder, fomentó la desconfianza hacia las instituciones políticas, abogando por el cierre del Congreso y atacando al Tribunal Supremo, dos de las instituciones que eran objetivos de los manifestantes. También denuncia a los grandes financiadores de las manifestaciones, como los grandes terratenientes y grupos empresariales que ayudaron a pagar el transporte en autobús de miles de partidarios de Bolsonaro hacia Brasilia. En segundo lugar, está el papel de los militares. Durante mucho tiempo las principales figuras del ejército dieron apoyo a la agenda de la extrema derecha de Bolsonaro, incluso recientemente mostraron su apoyo en distintas manifestaciones a favor del golpe. Aunque la seguridad en las calles no es responsabilidad de las fuerzas armadas, el apoyo de los militares a la agenda de Bolsonaro contribuyó a legitimar que los miembros de la policía militar estatal apoyen este tipo de actos, y tampoco se puede olvidar que Bolsonaro ha estrechado lazos con los militares brasileños colocándolos en lugares claves del gobierno. Así pues, algunos generales de la Armada y de las Fuerzas Aéreas dieron apoyo a las protestas y afirmaron que las manifestaciones que exigían una intervención militar eran legítimas. Tercero, la cuestión central es determinar si los disturbios de Brasilia constituyen un intento de golpe de estado. Tal y como se desarrollaron los eventos del 8 de enero, parece más bien una protesta que se volvió violenta y que se les escapó de las manos a los organizadores. Aún y así, hacía semanas que se preparaba y estaba bien financiada. Cuarto, los acontecimientos demuestran que Brasil se encuentra en una cruzada. La presidencia de Bolsonaro ha significado un retroceso de la democracia en el país a medida que la confianza en las instituciones se erosionaba bajo el ataque del mismo presidente y por culpa de muchos escándalos de corrupción. Y pese su historial, casi la mitad del país votó por él. Pero parece que la elección de Lula indica que aún son más los que quieren reconstruir las instituciones democráticas, después de cuatro años de bolsonarismo y, en este sentido, los disturbios de Brasilia podrían ser un punto de inflexión. Finalmente, debe plantearse si son válidas las comparaciones que hacen muchos medios de comunicaciones con el asalto al Capitolio el 6 de enero del año pasado en los EUA, ya que trumpismo y bolsonarismo comparten una narrativa de elecciones robadas, con partidarios procedentes de la extrema derecha que defienden el derecho a llevar armas y las estructuras familiares tradicionales. Una diferencia importante, no obstante, es el papel de los militares, ya que los altos cargos militares norteamericanos condenaron sin hesitación el asalto al Capitolio y en los Estados Unidos tampoco se pretendía forzar una intervención militar, como en el caso de Brasil.
En cuanto a la guerra de Ucrania, Jamie Dettmer afirma en la revista Politico que ambas partes en conflicto ya están pensando en las campañas decisivas para la próxima primavera. Kyrylo Budanov, jefe de la Dirección de Inteligencia de Ucrania, anunció hace pocos días que Ucrania plantea una gran ofensiva en primavera y que espera que los combates sean más intensos en marzo y dio a entender que Ucrania está planteando ataques disruptivos cada vez más profundos en territorio ruso con drones y misiles. Los ucranianos también creen que Rusia está acumulando armas y equipamiento para nuevas ofensivas al sud y este de Ucrania, y afirman que el Kremlin pronto anunciará otra movilización parcial, esta vez de 500.000 hombres. Por su lado, el exoficial de inteligencia ruso y comandante paramilitar Igor Girkin, que tuvo un papel clave en la anexión de Crimea y Donbás, ha pronosticado que se anunciará otra movilización coincidiendo con el primer aniversario de la guerra, y quizás una tercera, ya que para ganar a Ucrania considera que necesitará alumnos medio millón de soldados más. No obstante, los expertos militares dudan que la cantidad total sea suficiente para derrotar las fuerzas ucranianas. En cambio, el verdadero reto para Rusia será adaptarse y profesionalizarse para superar la mala logística y luchar de manera eficaz en una guerra del siglo XXI, que requiere un apoyo compuesto de infantería, blindados, artillería y aviación para conseguir efectos mutuamente complementarios. Por lo tanto, para que Rusia gane en el campo de batalla, se tendrá que corregir desde la mejora de su guerra de armas combinadas hasta la reorganización de su cuadro de suboficiales. En cambio, para que Ucrania gane necesita que continúe el suministro de equipamiento para fortalecer sus capacidades ofensivas. Así pues, mientras Rusia tiene en gran parte su destino en sus propias manos, el destino de Ucrania, en última instancia, recae en la ayuda proporcionada por sus aliados.
Desde las páginas de Foreign Policy, Alexander J. Motyl expresa su sorpresa que después de casi un año de guerra, los políticos, analistas y periodistas no debatan sobre las consecuencias de la posible derrota de Rusia y afirma que se trata de una carencia de imaginación peligrosa, teniendo en cuenta el posible colapso y la desintegración de Rusia. De hecho, la combinación de una guerra fallida en el extranjero y un sistema frágil aumenta la probabilidad de algún tipo de implosión, e independientemente de si esto sería bueno o malo para Occidente, los responsables políticos deberían ocuparse. Existen varios escenarios de lo que podría pasar en Rusia después de una derrota en Ucrania. Lo más probable es que el presidente ruso Vladimir Putin tenga que abandonar el poder, con lo cual se desataría una lucha entre los nacionalistas de extrema derecha que quieren continuar el esfuerzo de guerra y destruir la jerarquía política existente, los conservadores autoritarios que tienen un interés en mantener el sistema y un movimiento semidemocrático comprometido con poner fin a la guerra y reformar Rusia. No se sabe quién ganaría, pero puede preverse que la lucha por el poder debilitaría el régimen y distraería a Rusia de lo que queda de su esfuerzo bélico. A su vez, un régimen debilitado, juntamente con una economía disfuncional, impulsaría a los rusos descontentos a salir a la calle, quizá hasta con armas, y animaría a algunas entidades políticas no rusas que forman la Federación para optar por un mayor autogobierno, como en los casos de Tartaristán, Baskortostán, Chechenia, Daguestán y Sajá. En el caso de que Rusia sobreviviese a esta agitación, es probable que se convirtiera en un estado cliente débil de China. Por consiguiente, Occidente debería evitar repetir los errores del pasado, como intentar ayudar a sobrevivir a la Unión Soviética claramente moribunda y priorizar las necesidades de Rusia por encima de la de sus vecinos.
En el escenario político catalán y español, después de la eliminación del delito de sedición en el Código Penal español y con motivo de la celebración de la Cumbre hispano-francesa en Barcelona, Enric Juliana argumenta en La Vanguardia que Cataluña ha sido en distintos momentos de la historia un motor de cambio en España. DE cambio y de convulsión. En Cataluña, juntamente con el País Vasco, Asturias, Cantabria, Málaga, Alcoy y otras localidades dispersas, se inició la desigual revolución industrial española a principios del siglo XIX. En Cataluña, en los últimos doscientos años, se originaron una serie de iniciativas políticas de diferente signo, que tuvieron un fuerte impacto en la sociedad española, provocando cambios y también reacciones ásperas. Un militar liberal catalán, el general Prim, intentó un cambio inédito hacia la segunda mitad del siglo XIX: quiso modernizar la monarquía cambiando de dinastía. Posteriormente, la Primera República, el primer ensayo republicano en España (1873), fue popularmente conocido como la “república de los catalanes”. Un destacado político catalán nacionalista, Francesc Cambó, intentó salvar la monarquía cuando apenas le quedaba apoyo a Alfons XIII, mientras un nuevo movimiento republicano catalán (Esquerra Republicana) se sumaba al pacto de San Sebastián. Cataluña ayudó decisivamente a instaurar la Segunda República y se frenó en Cataluña el golpe de Estado de 1936. Parecía que Franco se había impuesto Franco, hasta que despertó un fuerte movimiento de oposición a la dictadura, que no recurrió a la violencia. Barcelona era la capital liberal de España en los años setenta. En Cataluña resurgió un fuerte movimiento autonomista que obligó a Adolfo Suárez a adoptar una de las iniciativas más osadas de la transición: pactar la reinstauración de la Generalitat y el regreso del presidente exiliado, Josep Tarradellas, antes de que se aprobara la Constitución. En Cataluña, la Constitución recibió un apoyo fundamental en el referéndum del seis de diciembre de 1978 y, sin proponérselo inicialmente, el autonomismo catalán actuó de locomotora del llamado Estado de las Autonomías, provocando movimientos de emulación en el resto del país. Felipe González encontró un amplio apoyo electoral en Cataluña y culminó su presidencia de catorce años con el apoyo de nacionalistas catalanes. José María Aznar en habló catalán en la intimidad para obtener el apoyo parlamentario de CiU y tomó algunas decisiones significativas como la supresión de gobiernos civiles y la retirada de la Guardia Civil de las carreteras catalanas. Pedro Sánchez llegó a la presidencia en mayo de 2018 a través de una moción de censura en la que fue decisiva el voto de ocho diputados catalanes, y ahora puede ser que se esté jugando la reelección con las medidas adoptadas para desinflamar el conflicto catalán. En Barcelona, pronto hará un año, se escuchó a Alberto Núñez Feijóo hablar de la “nacionalidad catalana”. En Barcelona hay algunos de los principales apoyos del proyecto Sumar, que encabeza Yolanda Díaz. En definitiva, el factor Cataluña ha pautado en buena medida la política española del último siglo y medio.
En relación al escándalo del Qatargate que continúa sacudiendo las instituciones europeas, Lola Avril expresa en Politico que los responsables políticos de la UE han estado confrontados de manera recurrente con la cuestión ética y los diferentes casos de corrupción y conflicto de intereses ya han generado reiteradas advertencias por parte de la defensora europea, Emily O’Reilly, y revelan que la UE está mal equipada para afrontar el reto. Se ha menospreciado el déficit de integridad pública en la UE y sus costes difusos para la democracia. No se trata principalmente de daños a la reputación de las instituciones (la Comisión o el Parlamento Europeo) o a las personas (diputados y altos cargos). Más bien, los autores consideran que perjudican nuestra capacidad colectiva para abordar los problemas a los cuales tenemos que hacer frente: guerra y paz, destrucción ecológica, desigualdades crecientes, etc. Entonces, ¿cuáles podrían ser los pilares de una nueva estrategia en defensa de las instituciones democráticas y la toma de decisiones? Primero, se debe tener un conocimiento completo de la situación para una comprensión de la escala del problema. La comisión parlamentaria de investigación sobre el caso de Qatar debería tener un amplio mandato para evaluar las amenazas sistémicas y las redes de intereses que pesan sobre las decisiones públicas de la UE. Esto debería ir acompañado de la creación de un Observatorio Permanente de Ética Pública, dotado de los medios para acumular el conocimiento necesario para mapear con precisión las amenazas potenciales hacia las instituciones y los ámbitos políticos. En segundo lugar, la defensa de la integridad de la democracia de la UE requiere dejar atrás la preferencia al secreto, la soft law y la autorregulación. Muchos propusieron un nuevo órgano de ética interinstitucional con poderes de investigación y de ejecución. Su misión sería auditar la sinceridad y la exhaustividad de las declaraciones de los funcionarios o de los grupos de precisión y dictaminar la admisibilidad del paso por puertas giratorias. Esto pondría bajo el mismo escrutinio público a todos los actores implicados en la toma de decisiones de la UE.
Otra fuente de inquietud en Europa son los Balcanes, donde, como señalaba Ian Bancroft en Social Europe, la relación entre Kosovo y Serbia se enfrenta a la prueba más dura desde 2011, cuando las barricadas del norte de Kosovo reflejaban una situación que amenazaba con descontrolarse. Aún con las esperanzas de cara a obtener un acuerdo que permita, más o menos, normalizar las relaciones entre ambas partes, para complementar este camino hacia una paz duradera, la UE debe plantearse como puede implicar mejor las voces constructivas de la sociedad civil, hasta ahora desatendidas en gran parte. Los últimos sucesos han vuelto a hacer hincapié en un elemento que falta en el diálogo Belgrado-Prístina: el compromiso sustantivo de la sociedad civil en Kosovo y Serbia. Hasta ahora, la élite ha dirigido el proceso, con negociaciones realizadas en secreto mayormente. Hay poca transparencia. El contenido definitivo de los acuerdos sigue discutiéndose y sigue abierto a interpretaciones. Incluso 20 años después del final de la guerra, pocas veces las preocupaciones de los ciudadanos pasan a primer lugar. Mientras tanto, Kosovo y Serbia se enfrentan a un reto común: la crisis demográfica provocada por la emigración de los sectores más jóvenes y dinámicos. Por otro lado, las voces críticas se marginaron intencionadamente, aunque las figuras influyentes de la sociedad civil son vitales para ayudar a preparar a las comunidades para cuando se llegue a un acuerdo. La desestabilización derivada de una posible rotura del diálogo tendría un profundo impacto en distintas comunidades de Serbia y Kosovo. Por tanto, es imprescindible invertir recursos en los líderes de la sociedad civil capaces de gestionar los conflictos en sus localidades y construir estructuras resistentes a influencias negativas. Construir una paz auténtica y duradera en un contexto tan desafiante y, a menudo, desfavorable, requiere que el diálogo Belgrado- Prístina se abra a voces constructivas de la sociedad civil. Son ellas las que pueden representar verdaderamente a sus comunidades y articular una visión de futuro, sin atarse a las necesidades diplomáticas de Bruselas.
Con motivo del traspaso del Papa emérito, Mathew Schmalz argumenta en The Conversation que Benedicto XVI deja un completo legado como papa y teólogo. Para muchos observadores, Benedicto era conocido por criticar lo que él consideraba el rechazo del mundo moderno hacia Dios y las verdades intemporales del cristianismo. Pero como estudioso de la diversidad del catolicismo mundial, el autor considera que es mejor evitar las representaciones simples de la teología de Benedicto, que probablemente influirán a la Iglesia católica durante generaciones.
Aunque, sin duda, la brillantez de este legado intelectual perdurará, también se enfrentará a las sombras de las innumerables controversias que marcaron la época de Benedicto como papa, y más tarde, como papa emérito. Después de su elección, el papa Benedicto XVI tuvo que enfrentarse al creciente escándalo de abusos sexuales en la Iglesia católica. Mientras era cardenal, minimizó públicamente el abasto y la gravedad de la crisis. Bajo su liderazgo, la Congregación para la Doctrina de la Fe decidió no retirar a Lawrence C. Murphy del sacerdocio, a pesar de que se acusó a Murphy de abusar de más de 200 niños en una escuela católica en Wisconsin. No obstante, como papa, Benedicto tomó algunas medidas enérgicas que su predecesor, Joan Pau II, no había tomado. La más significativa fue el castigo a Marcial Maciel, un bígamo incestuoso, pederasta y fundador de los Legionarios de Cristo, una importante orden religiosa católica, y le retiró el permiso de predicar o celebrar misa públicamente. También criticó a los obispos irlandeses por la mala gestión de la crisis de los abusos sexuales. Más allá de esta crisis, el pontificado de Benedicto tuvo otras polémicas como cuando durante una conferencia en la ciudad alemana Ratisbona, año 2006, criticó la visión islámica de Dios y el legado del profeta Mahoma, provocando protestas en Oriente Medio y el sud asiático. Como papa, Benedicto continuó sus escritos teológicos y escribió tres encíclicas importantes. La primera, Deus Caritas Est, defiende la caridad como amor que se da libremente. La caridad no es simplemente una buena acción, sino un acto que cambia tanto a quien la da como a quien la recibe. La segunda encíclica, Spe Salvi, reflexiona sobre la esperanza que Dios da a los seres humanos en un mundo que, a veces, parece desesperanzador. En la tercera, Caritas in Veritate, Benedicto sostenía que la caridad está fundamentalmente relacionada con la justicia. Y cuando se trata de cuestiones de progreso y realización humana, no puede depositarse la esperanza en el Estado-nación o en las economías de mercado porque “sin Dios, el hombre no sabe qué camino seguir, ni tan solo comprende quién es”. En definitiva, los escritos de Benedicto XVI serán relevantes durante mucho tiempo, pero su pontificado se asociará inevitablemente a las controversias. En cuanto a su legado personal, probablemente estará definido por la cuestión que más preocupaba a Benedicto: cómo la Iglesia católica puede seguir marcando la diferencia en el mundo moderno.
En el ámbito económico, Raghuram G. Rajan señalaba en Foreign Affairs que, según muchos expertos, la era de la globalización parece haber llegado a su fin. La relación entre las exportaciones mundiales de bienes y servicios y el PIB mundial alcanzó su máximo el año 2008 y, desde entonces, han mantenido una tendencia a la baja. Según el Banco Mundial, la inversión extranjera directa alcanzó su máximo en 2007 con el 5,3% del PIB mundial y bajó hasta 1,3% en 2020. Las dos principales economías, la de China y Estados Unidos, se han vuelto cada vez más hostiles, intentando reducir su mutua dependencia en materia de bienes y servicios. No son los únicos. Desde la crisis financiera mundial de 2008, se han promulgado cinco veces más medidas proteccionistas, que no liberadoras, en todo el mundo. Y, por supuesto, la inmigración continúa siendo un tema importante en muchos países, con los partidos nacionalistas que se comprometen a cerrar fronteras para mantener fuera a los extranjeros. La desglobalización, por lo tanto, parece estar en marcha, aunque el mundo necesita acuerdos globales para hacer frente a problemas como el cambio climático. Pero a veces estos acuerdos llegan demasiado lejos. La globalización pasa por encima de los deseos de muchas personas cuando las grandes corporaciones pretenden alcanzar la uniformización en los países donde operan. Las grandes empresas animan a los gobiernos a concluir acuerdos globales intrusivos que hagan cumplir la homogeneidad sin el consentimiento directo de aquellos que se verán afectados por estos acuerdos. De la misma manera, dentro de un país, el imperativo de crear un mercado nacional conduce a políticas nacionales, que desposeen de competencias a los gobiernos regionales y locales. Por otro lado, sin embargo, no puede obviarse que la desglobalización tiene muchos costes, algunos de los cuales ya son evidentes, como el aumento del coste de bienes y servicios, ya que la producción ya no tiene lugar en los sitios más eficientes, la pérdida de economías de escala a medida que la producción se fragmenta, el aumento de poder de los oligopolios nacionales a medida que se restringe la competencia mundial, la disminución del aprendizaje, ya que las corporaciones multinacionales ya no difunden las mejore prácticas, y el aumento de las presiones inflacionistas a medida que los desequilibrios locales entre la oferta y la demanda ya no se ven templados por un mercado global.
Por su parte, la editorial del diario Le Monde alerta que la Organización Mundial del Comercio (OMC) se enfrenta a una crisis existencial. Desde su creación en enero de 1995, la institución ha contribuido a una expansión sin precedentes del comercio internacional, haciendo el comercio más fluido gracias a la rebaja de las barreras aduaneras y de la convergencia de estándares entre países. La adhesión de China en la organización, en 2001, aceleró drásticamente este proceso de globalización, que prometía una mayor prosperidad económica y estabilidad geopolítica para todos. Pero, al cabo de unos años, la maquinaria empieza a dar señales de fatiga. La crisis financiera de 2008, las movilizaciones políticas contra la desindustrialización en países desarrollados, el auge del soberanismo, el desafío a la hegemonía del poder norteamericano por parte de China, y finalmente, el debilitamiento de las cadenas de suministración provocado por la pandemia de COVID-19: los motivos que llevan a cuestionar la globalización se han multiplicado, amenazando la OMC con la obsolescencia. Si aún no se ha escrito el certificado de defunción de la OMC, su centralidad en la coordinación del comercio mundial está siendo ampliamente cuestionada. Las cuestiones de seguridad y geopolíticos tienen ahora prioridad sobre las interdependencias económicas. Se trata de una pendiente peligrosa que corre el riesgo de llevar al estado de la ley del más fuerte, en el peor momento. La desaceleración del crecimiento global, la ampliación de las desigualdades entre el Sud y el Norte y los retos agrícolas y ambientales no se podrán superar si cada uno mira por sus propios intereses. Más allá del destino de la OMC, lo que está en juego es la estabilidad mundial.
En relación al cambio climático y la sostenibilidad, la plataforma Democracia Abierta señala que América Latina tiene algunos de los países más diversos del mundo. Aun así, su riqueza ambiental se ve afectada cada año por actividades extractivas agresivas como la minería, la deforestación, y la ganadería extensiva, entre otras actividades depredadoras. Los autores consideran que en 2023 las principales naciones latinoamericanas deberían implementar decididamente políticas activas para impedir que la región se degrade aún más. Según un nuevo informe del Banco Mundial (BM), la acción climática es urgente en la región para conseguir acelerar una transición efectiva hacia economías resilientes y bajas emisiones de carbono. El informe, intitulado Hoja de ruta para la acción climática en América Latina y el Caribe 2021-25, afirma que los desastres y fenómenos relacionados con el clima como sequías, desprendimientos e inundaciones, entre otros, serán cada vez más frecuentes e intensos, y que, por tanto, la región es una de las más vulnerables al avance destructivo del cambio climático. El BM estima que los costos causados por estos desastres en materia de infraestructura, energía y transporte equivalen al 1% del PIB regional y hasta el 2% en algunos países centroamericanos. El informe, además, muestra que, en el 2030, solo en América Latina hasta 5,8 millones de personas podrían caer en la pobreza extrema como resultado de los efectos del cambio climático y que, en el 2050 habría17 millones de desplazados climáticos. Después de los resultados insuficientes de la COP27, queda claro que, si los países de Latinoamérica no crean planes de acción climática coordinados y estructurados, no podrán paliar una crisis que ya está teniendo efectos irreversibles en la destrucción del hábitat de muchísimas especies, incluida la humana.
Paralelamente, The Economist informa que la África subsahariana, el Asia oriental y el Pacífico y el sur de Asia son las regiones más afectadas para las migraciones causadas por el cambio climático y alerta que cada vez más personas se verán forzadas a abandonar sus casas por culpa de fenómenos meteorológicos extremos agravados por el aumento de las temperaturas globales, como las devastadoras inundaciones de Pakistán en agosto y diciembre de 2022, que comportaron el desplazamiento de 33 millones de personas. En los países pobres, la acumulación de catástrofes elimina los recursos y hace que cada desastre sea más perjudicial que el anterior. El calentamiento global es un factor multiplicado, agravando otros motores de la migración como la pobreza o los conflictos bélicos. El Banco Mundial prevé que el año 2050, hasta 143 millones de personas del África subsahariana, Asia del Sud y América Latina serán desplazadas internamente por factores climáticos. Contrariamente a las afirmaciones realizadas desde el norte global, la gran mayoría de estos migrantes, tres de cada cuatro, se quedarán dentro de sus propias fronteras. Así pues, sus países de origen exigirán cada vez más que la migración se tenga en cuenta en el financiamiento de pérdidas y daños en concepto de reparaciones pagadas por los países ricos más responsables de las emisiones.
Finalmente, respecto a las nuevas tecnologías, Thierry Poibeau analiza en The Conversation las consecuencias del anuncio del lanzamiento de ChatGPT y afirma que se trata de un nuevo hito en el desarrollo de tecnologías de procesamiento del lenguaje. Es, en todo caso, la primera vez que un sistema de IA, fruto directo de la investigación, despierta este entusiasmo y el autor analiza las razones de este eco y porqué las capacidades de ChatGPT se alejan de las tecnologías anteriores capaces de generar texto. Destaca que ChatGPT ha permitido un salto cualitativo: es capaz de responder, a veces de manera relevante, a casi cualquier consulta formulada en lenguaje natural. GPT2, después GPT3, los modelos de lenguaje anteriores desarrollados por OpenAI, ya eran muy buenos para generar texto a partir de pocas palabras o frases dadas como inicio (lo que se llama prompt): a veces hablamos de “loros” (loros estocásticos), tal como propusieron Emily Bender y muchos otros investigadores críticos con estas técnicas. Efectivamente, se podría decir que estos sistemas producían texto a partir de fragmentos de oraciones extraídos de los inmensos corpus a su alcance. ChatGPT adopta estas características, pero la parte de “chat” añade una dimensión completamente diferente, y a veces interesante. Paralelamente, OpenAI también se beneficia de la gran publicidad que le aporta su herramienta, y de todas las interacciones de los usuarios. Si un usuario informa que una respuesta no es buena, o pide que la herramienta reformule su respuesta teniendo en cuenta un elemento adicional, el sistema almacena esta información y puede reutilizarla para refinar la respuesta a su solicitud o en una petición similar. Para volver al sistema propio, la parte de chat es, por tanto, lo que hace la fuerza y la particularidad de ChatGPT (en comparación con GPT3, por ejemplo). Ya no es un modelo lingüístico “simple” capaz de generar texto “al kilómetro”, sino un auténtico sistema de diálogo. Probablemente se ha beneficiado de millones o millares de millones de ejemplos evaluados por humanos, y la fase actual, donde centenares de usuarios “juegan” con el sistema casi de forma gratuita, permite mejorarlo continuamente, ya que se registran todas las interacciones. En cambio, uno de los inconvenientes es que actualmente ChatGPT solo se puede utilizar en línea y también debe plantearse qué impacto tendrá en el futuro, qué implicaciones se derivarán y hacia qué modelo económico tiende la empresa OpenAI (y Microsoft, su principal inversor).
Ilustración: Egor Kraft, “Content Aware Studies”.
En la elaboración de este número del Diari de les idees ha participado Ada Ailin Brito, estudiante en prácticas en el CETC.
Política internacional y globalización
Looking Ahead to 2023 by Looking Back
En aquest article, Walt analitza què ens poden explicar els esdeveniments de política exterior de l’any passat respecte del que pot passar al llarg de 2023. Pel que fa a la Xina i Taiwan, no s’ha produït cap crisi greu o confrontació militar. Fins ara, almenys, l’administració de Biden sembla que se n’està sortint amb la seva guerra econòmica no declarada a la Xina, però encara està per veure si la seva campanya tindrà èxit a mitjà i llarg termini. Els aliats nord-americans a Àsia (i Europa) no estan satisfets amb els controls d’exportació de la tecnologia avançada de xips o els aspectes proteccionistes del programa econòmic nord-americà, i això podria ser una oportunitat per a la Xina. Respecte d’Ucraïna, Walt reconeix que apostava per una incursió d’objectius limitats centrada principalment en el Donbàs, ja que així seria menys probable una resposta forta i unificada d’Occident. Ara bé, Putin va sobreestimar les capacitats militars de Rússia, va subestimar les d’Ucraïna i va decidir la invasió. La guerra està lluny d’haver acabat i molt probablement 2023 serà un any encara més complicat. Els atacs a les infraestructures d’Ucraïna han causat un dany enorme, tot i que no es disposa d’informació fiable sobre les pèrdues reals, les reserves i la capacitat de cada bàndol per continuar la guerra. Tot i així, ni Rússia ni Ucraïna mostren cap senyal de voler arribar a un compromís. Pel que fa a Israel i Iran, la tornada al poder de Benjamin Netanyahu al capdavant del govern més dretà de la història d’Israel impossibilita nou acord per limitar el programa nuclear de l’Iran. La decisió de Donald Trump d’abandonar l’acord original va permetre a Teheran apropar-se molt més a la bomba que quan estava en vigor el Pla d’Acció Integral Conjunt, i els actuals líders de l’Iran semblen més interessats a emmagatzemar urani molt enriquit i endurir la seva política nuclear. D’altra banda, el subministrament de drons a Rússia fa que sigui encara menys probable cap progrés diplomàtic en aquest front. Finalment, l’any 2023 també pot significar un agreujament de la crisi humanitària actual. Un informe del Fòrum Econòmic Mundial informa que hi ha uns 100 milions de refugiats a tot el món —7,9 milions només procedents d’Ucraïna, amb 5,9 milions més de desplaçats interns— que continuen alimentant fluxos migratoris a gran escala.
Ten crucial questions about the world in 2023
En aquest article publicat a The New Statesman, l’autor reflexiona sobre algunes tendències generals importants de cara a 2023. Primer, planteja si Rússia farà servir armes químiques o nuclears a Ucraïna per tal de revertir el curs de la guerra. Segon, es pregunta si Occident (els EUA més els seus aliats a Europa i al Pacífic) continuarà sent resilient i hegemònica malgrat les tensions i divisions que poden sorgir sobre la Xina i Ucraïna. Tercer, reflexiona sobre les properes eleccions a Nigèria i pronostica que les possibilitats de victòria de Peter Obi, que vol millorar un sistema electoral que tendeix a afavorir el bipartidisme, continuen sent remotes. Quart, inquieta el fet que les tensions al Mediterrani oriental pugui desembocar en una crisi de seguretat en tota regla a causa del conflicte entre Turquia Cinquè, Índia té potencial per créixer com a nova superpotència però l’estabilitat del règim de Modi també estarà sotmès a les vicissituds de les eleccions. Sisè, una Rússia debilitat és cada cop més depenent del que passa a la seva perifèria, la qual cosa pot provocar intents de ruptura i un seguit de guerres civils si la Federació es desintegra. Setè, Clifffe afirma que el règim de Khamenei a l’Iran podria veure’s enderrocat si persisteixen les revoltes populars, tot i que de moment segueix privilegiant la hipòtesi de la continuació del règim. Vuitè, la guerra a Ucraïna ha desencadenat una crisi energètica a la UE que molt possiblement continuarà malmetent la recuperació econòmica post-COVID 19. Novè, l’autor no descarta que es puguin produir notícies inesperades com un ressorgiment de la pandèmia provocat per l’abandonament de la política de COVID zero a la Xina; una nova crisi al nord d’Àfrica generada per l’autoritarisme creixent a Algèria i Tunísia. Finalment, Cliffe aposta per una millora de les relacions Gran Bretanya-UE.
10 Conflicts to Watch in 2023
Més enllà de la guerra a Ucraïna, Comfort Ero i Richard Atwood analitzen des de les pàgines de Foreign Policy els principals conflictes declarats o latents que destacaran en l’escenari internacional al 2023. En primer lloc, Armènia i Azerbaidjan, ja que si la guerra a Ucraïna ha repercutit en les crisis arreu del món, el seu impacte ha estat especialment important al sud del Caucas. Dos anys després de la seva última guerra per Nagorno-Karabakh, Armènia i Azerbaidjan semblen dirigir-se cap a un altre enfrontament, ja que la invasió d’Ucraïna ha aturat unes converses de pau que històricament liderava Moscou. Pel que fa a l’Iran, les protestes massives contra el règim, la repressió desfermada i el subministrament d’armes a Rússia han contribuït a incrementar l’aïllament de la República Islàmica justament quan s’està gestant una nova crisi degut al seu programa nuclear. En aquest context, el repte dels joves manifestants és guanyar per la seva causa els iranians més grans de classe mitjana, molts dels quals simpatitzen amb ells però temen la repressió o un canvi radical del règim. Un altre conflicte important, el del Iemen, sembla no existir. La treva signada a l’abril entre els rebels hutis i el govern, recolzat principalment per l’Aràbia Saudita i els Emirats Àrabs Units, va arribar a terme a l’octubre i tot i que els grans combats no s’han reprès, ambdues parts es preparen per tornar a la guerra. Un altre focus de tensions és al Sahel on països com Burkina Faso, Mali i Níger a dures penes poden resistir l’embat de les insurgències islamistes. El cas de Burkina Faso és particularment preocupant en la mesura en que es calcula que els grups gihadistes controlen el 40% del seu territori. Per la seva banda, Mali ha patit dos cops d’estat el 2020 i el 2021 i l’estat pràcticament ja no existeix a les províncies del nord on militants vinculats a l’Estat Islàmic i al Qaeda lluiten a la vegada entre ells i contra rebels no gihadistes, que són predominantment tuaregs. Canviant de continent, des de l’assassinat del president Jovenel Moïse el juliol de 2021, Haití s’ha vist paralitzat per la violència. Els serveis públics han col·lapsat i segons un informe de l’Organització Mundial de la Salut, el còlera s’estén imparablement entre la població. Centenars de bandes armades controlen més de la meitat del país i asfixien la capital, Port-au-Prince, bloquejant carreteres i imposant un regnat de terror. El resultat de tot això ha estat una catàstrofe humanitària en la que la meitat de la població, 4,7 milions de persones, s’enfronta a una fam aguda. Finalment, Pakistan entra en un any electoral amb una classe política profundament dividida, mentre l’ex primer ministre Imran Khan lidera un moviment populista contra el govern i l’exèrcit. En aquest context, l’intent d’assassinat de Khan a principis de novembre de 2022 projecta moltes ombres i dubtes sobre les eleccions que han de celebrar-se abans de l’octubre del 2023. Això quan el país encara està patint les conseqüències devastadores de les inundacions de l’any passat que van submergir un terç de les terres, afectant un de cada set pakistanesos, amb 20 milions de persones que encara necessiten ajuda humanitària, i unes pèrdues econòmiques valores en 31.200 milions de dòlars.
El mundo en 2023: diez temas que marcarán la agenda internacional
L’equip d’investigació del CIDOB presenta una reflexió col·lectiva sobre les perspectives de l’any 2023, un any que posarà a prova els límits individuals i col·lectius de la societat: inflació, seguretat alimentària, crisi energètica, increment de les pressions sobre les cadenes de subministrament i la competició geopolítica global, la descomposició dels sistemes de seguretat i governança internacional, i la capacitat col·lectiva per respondre-hi. Els impactes d’aquesta crisi permanent incideixen directament en l’empitjorament de les condicions de vida de les llars, i això es tradueix en un augment del malestar social i de les protestes ciutadanes, que s’incrementaran. Al mateix temps, s’aprofundiran les fractures geopolítiques, socials i d’accés als béns bàsics. La guerra d’Ucraïna ha revelat que, com més grans són els riscos que acompanyen la confrontació geoestratègica, més obsolets semblen els marcs de seguretat col·lectiva edificats per fer-hi front. S’agreujarà doncs el desajustament entre mitjans, desafiaments i instruments dissuasius. Si la invasió russa d’Ucraïna va ser l’escenari inesperat de 2022, que va acabar determinant l’acceleració del procés d’erosió de l’ordre post-1945, és a partir d’ara que el món començarà a notar el veritable abast i la profunditat de l’impacte global de la guerra. El CIDOB considera que estem només davant d’una crisi de dimensions ingents, sinó davant d’un nou procés de canvi estructural que encara no sabem on acabarà. Com en una taula de billar americà, la guerra a Ucraïna és la bola blanca que ha impactat sobre les diferents transformacions i crisis en curs que, projectades per la força centrífuga que suposa el nou escenari bèl·lic, es mouen sobre el tauler, topant les unes amb les altres, augmentant així la sensació de desordre i d’acceleració global, d’incertesa geopolítica i d’agitació social. En quin moment s’aturarà cadascuna d’aquestes boles que ara estan sota l’impacte de la confrontació armada a Ucraïna? Quin grau de desordre imperarà en aquell precís moment? Quina podria ser, entre tanta crisi, la bola negra que, si cau per la tronera abans d’hora, derivi en una nova amenaça existencial? I, sobretot, en aquest escenari continuat de vulnerabilitat i incertesa que es configura com la nova normalitat, quines respostes col·lectives estan en construcció? En darrer terme, si 2023 és l’any que posarà a prova els límits individuals i col·lectius de les societats, la bola negra de la taula de billar és tot allò –esdeveniment o efecte inesperat– que, com els darrers anys han demostrat, és capaç de fer saltar pels aires previsions, els temps i les estratègies de la política internacional.
Two geostrategic challenges for 2023: Ukraine and Iran
Wolfgang Ischinger, president de la Fundació de la Conferència de Seguretat de Munic, afirma que seran d’especial rellevància geoestratègica la possible incorporació d’Ucraïna a l’OTAN i la reactivació de l’acord nuclear amb Iran. Pel que fa a l’OTAN, el procediment d’ampliació de l’Aliança és realment complicat, com ho demostra el rebuig de Turquia a acceptar Suècia i Finlàndia com a nous membres. No només es requereix la unanimitat dels països membres, sinó que cada membre també ha d’obtenir l’aprovació del seu respectiu parlament nacional, ja que la decisió està vinculada a un tractat internacional formal. Pel que fa a l’Iran, el principal repte a abordar serà determinar si cal imposar sancions més dures o exercir moderació respecte a les actuals violacions dels drets humans del règim en funció de l’interès d’Occident a reactivar l’acord nuclear. Es mantenen serioses preocupacions pel que fa a la salvaguarda del Tractat internacional de no proliferació nuclear. No obstant això, la majoria d’experts creu que les possibilitats de reactivar el Pla d’Acció Integral Conjunt ja havien tocat fons molt abans que es desencadenessin els actuals aldarulls a l’Iran, i Teheran no ha mostrat cap voluntat d’acceptar l’actual esborrany de proposta. A més, signar un acord amb Teheran en aquest moment enviaria un senyal completament equivocat, ja que qualsevol concessió d’Occident podria ser considerada com un suport a un règim que trontolla. Per tant, Occident no hauria de dubtar a imposar sancions addicionals al règim iranià, tenint també en compte que el lliurament de drons a Rússia converteix Teheran en còmplice de guerra d’agressió de Vladímir Putin.
The new world order and the rise of the middle powers
El Financial Times destaca que en el nou escenari geopolític que s’està dibuixant, Washington, Brussel·les, Pequín i Moscou hauran de tenir en compte l’emergència de les potències mitjanes com Turquia, l’Aràbia Saudita, Indonèsia i Sud-àfrica. Així per exemple, destaca que el president turc Recep Tayyip Erdoğan, tot i els problemes als quals ha de fer front al seu país, està movent fitxa en la política internacional: tot i pertànyer a l’OTAN, Turquia no s’ha sumat a les sancions occidentals a Rússia i ha bloquejat les sol·licituds de Finlàndia i Suècia per unir-se a l’OTAN. La guerra a Ucraïna també ha afavorit el posicionament de l’Aràbia Saudita en matèria de subministrament d’energies fòssils i no fa gaire els saudites van acollir de braços oberts el president Xi Jinping, a la vegada que estan important petroli rus barat. També l’Índia està agafant protagonisme, ja que sap que té una posició crucial per als esforços occidentals amb vistes a equilibrar el poder xinès. Així doncs, Occident no es pot permetre el luxe d’ignorar les potències mitjanes que representen el G20, per la seva creixent influència econòmica, que els fa indispensables per donar forma a les regles sobre comerç, tecnologia, sancions i normes internacionals. Per la seva banda, aquestes potències mitjanes han de pensar bé la seva posició: defensar els seus interessos econòmics i denunciar els dobles estàndards occidentals és prou just. Però han de ser conscients que les polítiques agressives de Rússia i Xina poden acabar amenaçant també els seus interessos.
The new geopolitical epoch
The Economist fa un extens repàs de l’actualitat geopolítica mundial i apunta alguns dels desenvolupaments i reptes previstos per a 2023 en un context on l’ordre mundial configurat pels Estats Units després de la Guerra Freda es pot veure desbaratat de manera violenta per Rússia i la Xina. En efecte, la invasió russa d’Ucraïna ha fet miques la norma, establerta després de la Segona Guerra Mundial, segons la qual les fronteres no es poden modificar mitjançant la força. Tot i això, la principal amenaça per a l’ordre mundial procedeix de la Xina, l’únic país amb potencial per destronar els Estats Units com a potència hegemònica. Les forces armades xineses s’expandeixen amb rapidesa. El país ja compta amb l’armada més gran del món, la tercera força aèria, una àmplia gamma de míssils i mitjans per lliurar una guerra a l’espai i al ciberespai. Aquesta transformació de les relacions té lloc en un moment en què disminueix el pes relatiu dels Estats Units a l’economia mundial. Al llarg de l’últim segle, el PIB nord-americà ha estat molt més gran que el dels seus rivals: Alemanya i el Japó a la Segona Guerra Mundial, la Unió Soviètica i la Xina durant la Guerra Freda. Actualment però, el PIB xinès no està gaire lluny del nord-americà (i ja el supera si es calcula en paritat de poder adquisitiu). Paral·lelament, l’OTAN s’ha revitalitzat per enfortir Europa i fer front a Rússia, i abandonant els darrers vestigis de neutralitat, Finlàndia i Suècia han sol·licitat l’ingrés a l’Aliança. Mentrestant, els Estats Units no compten a Àsia amb una aliança similar a l’OTAN per limitar l’expansió de la Xina i manté un sistema radial d’acords bilaterals de defensa amb el Japó, Corea del Sud, Austràlia, les Filipines i Tailàndia. Mentrestant, a Orient Mitjà i Àsia Central, els successius presidents nord-americans han intentat reduir els seus compromisos militars després de dècades de guerra infructuosa a l’Iraq i l’Afganistan. D’altra banda, l’escalada d’aquest any dels preus del petroli i el gas, agreujada per la guerra d’Ucraïna, ha reafirmat la importància geopolítica dels països del Golf. Així, després d’haver tractat de pària l’Aràbia Saudita, Biden va visitar el país al juliol per mirar, sense gaire èxit, de rebaixar dels preus del petroli. Potser també les relacions dels Estats Units amb Israel es vegin sotmeses a prova pel retorn al poder de Benjamí Netanyahu al capdavant d’una coalició que inclou ministres d’extrema dreta. I l’esperança de Biden de frenar el programa atòmic iranià reactivant un acord nuclear s’ha esvaït. L’article conclou que el gran problema de l’estratègia nord-americana és l’absència d’una política econòmica i comercial atractiva que estrenyi els lligams entre aliats i amics. El Consell de Comerç i Tecnologia EUA-UE constitueix un fòrum de debat útil per a la tecnologia emergent. El Marc Econòmic Indo-Pacífic integrat per 14 països promet futures iniciatives sobre economia digital, resiliència de la cadena de subministraments, energia neta i equitat (és a dir, normes sobre fiscalitat, blanqueig de diners i suborn). Tot i això, no són acords comercials substancials. Els Estats Units no atendran, per exemple, el desig dels seus aliats asiàtics d’unir-se a l’Acord Global i Progressiu per a l’Associació Transpacífica, signat per 11 països.
Cette Chine qui pense en marge des discours officiels
L’autor argumenta que contràriament als tòpics que redueixen la Xina a un bloc monolític, la població es mou i els intel·lectuals pensen. Les protestes contra els confinaments han fet retrocedir els líders. Anteriorment, els debats havien agitat els investigadors sobre aquesta qüestió i més fonamentalment sobre el futur del país, la seva especificitat, la seva inserció en el món. Si tenen poc ressò a Occident, aquests debats no són menys importants. Des de l’any 2000, els debats més importants han girat al voltant de tres qüestions fonamentals i interrelacionades: la Xina és única i, si és així, en quin sentit? Quin és, o quin hauria de ser, el seu paper al món? I com explicar bé la teva història, que implica saber prèviament quina és la història del país que es vol explicar. En aquest sentit, dos esdeveniments importants han marcat les ments xineses: el col·lapse de la Unió Soviètica i l’aparent declivi d’Occident, en particular els Estats Units, després de la crisi del 2008. L’autor destaca els esforços de l’economista Yao Yang per desenvolupar un liberalisme confucià, per resoldre un cert nombre de problemes que afecten el país i el planeta. Segons ell, els règims democràtics occidentals funcionen malament, atrapats entre l’èmfasi en els valors individuals i les demandes d’igualtat absoluta, i ja no serveixen com a font d’inspiració. A la Xina, les reformes de mercat i polítiques estan estancades, i el risc que mesures “d’esquerres” perjudiquin els empresaris i redueixin així la riquesa i el poder del país és més present que mai. Al mateix temps, Occident es nega a reconèixer la legitimitat de l’ascens xinès, hi veu només el perill del comunisme, la qual cosa només anima els líders xinesos a ser encara més… “comunistes”. Davant d’això, Yao proposa el seu liberalisme confucià, que tolera un grau de desigualtat social que es considera inevitable i un cert elitisme meritocràtic, però que es tradueix en un govern capaç de conformar consens i, per tant, de gestionar correctament els afers del poble. Per a ell, l’Estat és massa feble a Occident, minat pels corrents populistes, mentre que a la Xina és massa fort i corre el risc d’ignorar les necessitats de la gent. La seva proposta doncs té la virtut de veure la Xina i Occident com a part del mateix planeta.
El Pentágono exagera la amenaza china
Michael E. O’Hanlon, director de recerca en seguretat, estratègia i tecnologia de la Brookings Institution, afirma a La Vanguardia que el Pentàgon i les principals agències de defensa dels EUA tendeixen a exagerar l’amenaça xinesa. La seva anàlisi es basa en dades concretes. Així, tot i que els informes oficials destaquen que el pressupost militar xinès no para de créixer, obvien que és inferior al 2% del PIB que l’OTAN assenyala com a mínim acceptable per als seus membres. També s’inquieten que Beijing disposi de la força naval més nombrosa del món si bé no incideixen que la mida de la nord-americana l’excedeix, per molt. Més encara: es critica Xi per voler restringir el pas marítim per la seva zona econòmica exclusiva de 200 milles nàutiques al mar de la Xina Meridional, però és exactament el mateix que fa Índia sense que això no suposi cap alerta. O’Hanlon afirma que no hi ha cap raó política que justifiqui l’exageració d’aquesta l’amenaça i considera que no afavoreix a Biden. És cert que els republicans i Trump, en particular, s’han tornat molt més durs amb la Xina en els darrers cinc o sis anys, però els demòcrates també estaven cada cop més molestos amb el règim de Beijing. Biden va ser vicepresident d’Obama i en aquells anys les crítiques a la Xina van ser cada cop més fortes. També expressa la seva preocupació que si es comença a enverinar la relació entre ambdós països amb una negativitat excessiva es pugui arribar a impedir la cooperació i acabar reaccionant de forma exagerada a petites crisis i potser augmentar el risc de guerra o empènyer la Xina cap a Rússia. Considera paradoxal que en un context actual on és Putin qui torna a protagonitzar una guerra, la Xina sigui presentada com a principal desafiament per als EUA. Considera que la raó per la qual els EUA se centren en la Xina és perquè té deu vegades més habitants que Rússia, la seva taxa de creixement econòmic és almenys cinc vegades major que la de Moscou i la seva capacitat tecnològica està creixent i millorant fins a rivalitzar amb la nord-americana. En darrer terme, la Xina és el desafiament que marca aquest temps.
How Russia, Iran, and China Are Susceptible to Revolution
Fred Kaplan planteja si les protestes populars a la Xina, la revolta feminista a l’Iran, i l’activisme contra la guerra a Rússia, els principals estats autoritaris del món, podrien generar una revolució o una reforma radical d’aquests règims, i assenyala que no seria la primera vegada. Tots tres van viure diverses revolucions al segle XX: l’Iran el 1906 i el 1979; la Xina el 1911 i el 1949; Rússia el 1905, 1917 i 1991. En tant que tots aquests processos van ser sorpreses, considera que no es pot descartar que, encara que semblin poc probables ara mateix, unes revolucions semblants es produeixin de nou en aquests països. Kaplan assenyala que sociòlegs i politòlegs han analitzat les precondicions necessàries per als canvi radicals i la conclusió és que, per tenir èxit, els moviments revolucionaris han de comptar amb tres elements: organització, estratègia i líder carismàtic. I ara mateix, a l’Iran, la Xina i Rússia les protestes no reuneixen cap d’aquestes condicions. No obstant això, considera que de vegades les revolucions s’acaben produint de totes maneres ja que les revolucions poden iniciar-se sense un líder, una organització o una estratègia, tot i que poques vegades tenen èxit a llarg termini tret que emergeixin almenys algunes d’aquestes característiques durant el procés de canvi. Els líders de governs autoritaris, especialment els de l’Iran, Rússia i la Xina, que van accedir al poder mitjançant processos revolucionaris coneixen bé aquest fet i s’han tornat molt eficients a l’hora d’identificar, dividir, detenir o eliminar els possibles líders de les protestes. No obstant això, les pressions socials, polítiques, econòmiques i ecològiques sovint s’acumulen, per molt que un règim intenti evitar-les. El que succeeixi després, si el règim es fa més fort o comença a afluixar, depèn de com respongui a aquestes pressions. D’una banda, si un règim no es reforma gens i incrementa l’opressió, es torna escleròtic; les pressions s’intensifiquen. D’altra banda, aplacar els manifestants és una aposta de resultats incerts: un gest de reforma desinflarà la revolta naixent, o simplement estimularà els rebels més radicals a exigir encara més canvis?
Reinventing the Indo-Pacific
Fins fa uns anys, el terme “indopacífic” gairebé era desconegut en els afers internacionals. Ara molts països han adoptat les anomenades estratègies de l’Indo-Pacífic, com ara Amèrica, Austràlia, Gran Bretanya, França, Índia, Indonèsia, Japó, Filipines i fins i tot Mongòlia. La principal resistència ve de la Xina, que menysprea el terme. Això és clau per entendre de què tracta l’Indo-Pacífic. Fora de l’àmbit de la geopolítica, el terme, que implica una perspectiva conjunta sobre l’Oceà Índic i el Pacífic, no és nou. El seu primer ús registrat va ser el d’un advocat i etnògraf colonial britànic a mitjans del segle XIX. En dècades més recents, els científics l’han entès com la circulació i la biogeografia de dos oceans que estan estretament connectats. Tanmateix, per als estrategs, els marcs alternatius com l'”hemisferi de l’Àsia oriental”, la “conca del Pacífic” o l'”Àsia-Pacífic” eren fins fa poc més convincents. La Cooperació Econòmica Àsia-Pacífic, o APEC, una iniciativa de finals del segle XX que agrupa 21 estats, tenia la intenció d’unir el dinamisme econòmic del Pacífic, incloent especialment l’Àsia oriental. Quina necessitat hi havia doncs d’un nou descriptor geogràfic? La resposta de The Economist és que en matèria d’estatus, els mapes conceptuals són importants. Aquests no només defineixen la regió “natural” d’un país, sinó que signifiquen prioritats nacionals, que al seu torn configuren les decisions dels líders, el destí de les nacions, la pròpia estratègia. És crucial per entendre el nou mapa de l’Indo-Pacífic que connecta la potència econòmica de l’Àsia oriental amb el dinamisme més recent del sud d’Àsia, fins i tot al llarg de les vies marítimes per on passa la major part del comerç mundial i l’energia destinada al transport marítim. Igualment important, el concepte Indo-Pacífic es basa en el principal repte d’aquest motor de la prosperitat asiàtica: el comportament desestabilitzador de la Xina a mesura que augmenta el seu poder militar, econòmic i diplomàtic, no només al pati del darrere d’Àsia oriental i meridional, sinó a través de l’oceà Índic, cap a l’est d’Àfrica i cap al Pacífic Sud. L’ascens de la Xina fa temps que és un fet. Però els països que adopten la nova nomenclatura indopacífica, la majoria d’ells més o menys democràtics, s’inquieten cada cop més de les tendències coercitives de la Xina. Austràlia és víctima dels boicots econòmics xinesos i de les campanyes d’influència política insidioses. Sri Lanka ha vist erosionada la seva sobirania per l’endeutament amb la Xina en virtut de la Iniciativa de la Ruta de la Seda. Enormes flotes pesqueres xineses envaeixen les aigües territorials dels estats d’Àsia i més enllà. Tant el Japó com l’Índia s’han enfrontat a l’agressió xinesa a les seves fronteres. Les amenaces militars xineses cap a Taiwan inquieten no només aquesta illa, sinó tota la regió. El gran repte doncs és convèncer més països que comprometre’s amb una idea de l’Indo-Pacífic és millor que caure sota el domini de la Xina.
Éthiopie: quelle paix pour le conflit le plus meurtrier au monde?
A principis de novembre de 2022, representants del govern federal etíop i líders de la regió del Tigray van signar a Pretòria un acord negociat sota l’ègida de la Unió Africana que ha posat fi a dos anys d’una guerra devastadora que ha causat prop de mig milió de mort i és probablement el conflicte més mortífer del món des de principis de segle. Com a recordatori, el conflicte va esclatar a finals del 2020, quan Etiòpia s’enfrontava a una complexa transició política. El primer ministre Abiy Ahmed va prendre el poder el 2018 després de tres anys de protestes cada cop més violentes contra el Front Popular per a l’Alliberament del Tigray (FPLT), un partit que governava el país des de 1991 i que estava format majoritàriament per representants de Tigray, una província d’uns 7 milions d’habitants (sobre 115 milions d’etíops) del nord del país, a la frontera amb Eritrea. L’autora subratlla que aquest acord ha permès el cessament de les hostilitats, però no defineix les condicions per a una pau duradora. Sobretot, la seva implementació podria topar amb obstacles importants. En primer lloc, la qüestió de la retirada de les tropes eritrees i de les milícies amhara. L’acord de Pretòria també preveu el desarmament de les forces tigrinyanes. Els dirigents de Tigray van acceptar aquest principi, a causa dels contratemps militars que havien patit les seves forces en els últims mesos, i sobretot per acabar amb el bloqueig imposat pel govern etíop. Ja fa un any, el 40% de la població de Tigray s’enfrontava a una escassetat d’aliments extrema. Ara bé, si les forces tigrinyanes deixen les armes, ja no podran protegir la seva regió contra qualsevol atac posterior que pugui llançar Eritrea, sobretot perquè probablement no es beneficiaran, en aquest cas, del suport militar de les tropes del govern. També hi ha la qüestió de les condicions en què es produiria la desmobilització dels combatents. Probablement els tigrinyans afavoriran una solució que permeti la integració dels seus 200.000 combatents a l’exèrcit federal. Però el primer ministre no necessàriament afavorirà l’absorció per part de l’exèrcit federal de les tropes que van lluitar per enderrocar-lo, i els eritreus també poden oposar-se a aquesta solució. L’acord també preveu que el Parlament etíop anul·li la moció aprovada l’any 2021 que designa l’FPLT com a organització terrorista, de manera que l’FPLT i el govern puguin treballar conjuntament per crear una administració provisional inclusiva que regiria la regió fins a les eleccions.
4 ways Netanyahu’s new far-right government threatens Israeli democracy
El nou govern israelià, encapçalat per Benjamin Netanyahu, una coalició dels partits d’extrema dreta i ultra religiosos, és el més extremista de tota la història de l’estat. Boaz Atzili considera que aquest govern representa des de molts punts de vista una gran amenaça per a la democràcia israeliana. En primer lloc, el nou govern és obertament hostil a la llibertat d’expressió i a la dissidència. Si Netanyahu fa anys que treballa per consolidar el seu control sobre els mitjans israelians, ara el nou govern planeja accelerar la privatització dels mitjans de comunicació en mans d’interessos amics. Segon, es preveu una disminució de la igualtat de drets, ja que el govern sembla disposat a permetre la discriminació contra la comunitat LGBTQ i les dones, soscavant així la igualtat davant la llei, un principi democràtic bàsic. Durant les negociacions per formar la coalició, els partits ultraortodoxos van exigir una nova legislació que permetés la segregació per raó de gènere als espais i esdeveniments públics. En aquest sentit, la segregació en els àmbits educatius, el transport públic i els esdeveniments públics sovint es tradueix en l’exclusió de les dones i el debilitament de la seva veu, i per tant contradiu principis democràtics bàsics com la llibertat i la igualtat. Tercer, és cada cop més possible l’annexió de Cisjordània i l’establiment d’un sistema d’apartheid. En un tuit de finals de desembre, Netanyahu va anunciar que les directrius del seu govern inclouran el principi que el poble jueu té un dret exclusiu i inqüestionable a totes les zones de la Terra d’Israel, inclosa Cisjordània, ocupada per Israel des de 1967 i poblada per una majoria palestina. Aquestes directrius podrien justificar doncs l’annexió dels territoris palestins ocupats. Quart, també està en perill la separació de poders. En el sistema israelià, els poders executiu i legislatiu sempre estan controlats per la mateixa coalició i els tribunals són l’única institució que pot fer de contrapès al poder dels partits governants i fer valer les Lleis Bàsiques del país, que concedeixen els drets en absència d’una constitució formal. Però el nou govern vol esborrar aquesta separació de poders i pretén explícitament debilitar els tribunals. A principis de gener, el nou ministre de Justícia va anunciar el pla del govern per a una reforma judicial radical, que inclourà la “clàusula d’anul·lació”. Aquesta clàusula permetrà que una majoria simple a la Knesset torni a promulgar qualsevol llei invalidada pel Tribunal Suprem com a inconstitucional. En definitiva, qualsevol d’aquests canvis suposa una greu erosió del sistema democràtic i junts, representen un clar perill per a l’existència de la democràcia israeliana.
Democracy under attack in Brazil: 5 questions about the storming of Congress and the role of the military
L’autor, expert en política brasilera de la Universitat de Denver, explica el significat de l’atac a les institucions de govern dut a terme per partidaris de l’expresident Jair Bolsonaro i assenyala el que podria passar a partir d’ara. Argumenta que en primer lloc cal explicar qui estava al darrere de l’assalt al Congrés brasiler. Tot i que Bolsonaro no era a la capital no deixa de ser el responsable últim del que va passar, ja que mentre va estar al poder va fomentar la desconfiança cap a les institucions polítiques, advocant pel tancament del Congrés i atacant el Tribunal Suprem, dues de les institucions objectiu dels manifestants. També denuncia els grans finançadors de les manifestacions, com ara grans terratinents i grups empresarials que van ajudar a pagar el transport amb autobús de milers de partidaris de Bolsonaro cap a Brasília. En segon lloc, hi ha el paper dels militars. Durant molt de temps les principals figures de l’exèrcit han donat suport a l’agenda d’extrema dreta de Bolsonaro i fins i tot recentment han mostrat el seu suport a diverses manifestacions a favor del cop. Tot i que la seguretat als carrers no és responsabilitat de les forces armades, el suport dels militars a l’agenda de Bolsonaro ha contribuït a legitimar que els membres de la policia militar estatal recolzin aquest tipus d’actes, i tampoco no es pot oblidar que Bolsonaro ha estret llaços amb els militars brasilers col·locant militars en llocs clau del govern. Així doncs, alguns generals de l’Armada i de les Forces Aèries han donat suport a les protestes i han afirmat que les manifestacions que exigien una intervenció militar eren legítimes. Tercer, la qüestió central és determinar si els aldarulls de Brasília constitueixen un intent de cop d’estat. Tal com s’han desenvolupat els esdeveniments del 8 de gener, sembla més aviat una protesta que s’ha tornat violenta i que se’ls ha escapat de les mans als organitzadors. Tot i així, feia setmanes que es preparava i estava ben finançada. Quart, els esdeveniments demostren que Brasil es troba en una cruïlla. La presidència de Bolsonaro ha significat un retrocés de la democràcia al país a mesura que la confiança en les institucions s’erosionava sota l’atac del mateix president i per culpa de nombrosos escàndols de corrupció. I malgrat el seu historial, gairebé la meitat del país va votar per ell. Però sembla que l’elecció de Lula indica que encara són més els que volen reconstruir les institucions democràtiques després de quatre anys de bolsonarisme i en aquest sentit els aldarulls de Brasília podrien ser un punt d’inflexió. Finalment, cal plantejar-se si són vàlides les comparacions que fan molt mitjans amb l’assalt al Capitoli del 6 de gener de l’any passat als EUA, ja que trumpisme i bolsonarisme comparteixen una narrativa d’eleccions robades, amb partidaris procedents de l’extrema dreta que defensen el dret a portar armes i les estructures familiars tradicionals. Una diferència important però és el paper dels militars, ja que els alts càrrecs militars nord-americans van condemnar sense cap hesitació l’assalt al Capitoli i als Estats Units tampoc no es pretenia forçar una intervenció militar com ha estat el cas al Brasil.
Brasil, o segundo combate pela democracia
En aquesta editorial del diari portuguès Público, l’autor afirma que si la invasió del Capitoli als EUA va ser un presagi que la democràcia s’enfronta a nous perills, l’atac al cor del poder polític al Brasil confirma els pitjors temors. La mentida de la desinformació que degrada la confiança, el populisme que destrueix la raó o l’apologia d’un messianisme que prohibeix la raó han evolucionat cap a formes que escapen a les nostres categories d’enteniment. En aquest context, considera que l’error més gran de Lula i de les autoritats va ser creure que el temps, l’aposta per la normalització i l’estratègia d’apaivagament seria capaç de curar les ferides i mitigar els perills dels partidaris de Bolsonaro. Com a principi, tenien raó: la intolerància s’atura amb la llum. La realitat, malauradament, va demostrar el contrari, perquè en joc no hi ha una visió política configurable en una ideologia. El bolsonarisme que va assaltar els símbols del poder democràtic es basa en creences, en les quals no encaixen nocions com la voluntat de la majoria expressada a través del vot. En aquesta greu crisi, Brasil necessita el suport de les democràcies, perquè no pot canviar la llibertat que tant va costar guanyar el 1986 per la por a la violència manipulada pels fanàtics. L’autor confia però que la solidesa institucional, la independència dels tribunals i la resistència de la premsa al bolsonarisme constitueixen motius suficients per creure que la democràcia al Brasil prevaldrà malgrat els esdeveniments preocupants del mes de gener.
Quatre théories historico-idéologiques sur l'origine de la guerre actuelle en Ukraine
L’economista Branko Milanović afirma que per entendre millor la guerra actual a Ucraïna és important retrocedir a la història. En efecte, cap teoria que faci de la democràcia el fil conductor de les revolucions de 1989 no pot explicar la ruptura de totes les federacions ètniques comunistes. Perquè si la democràcia era la principal preocupació dels revolucionaris, no hi havia cap raó perquè aquestes federacions es trenquessin un cop s’havien democratitzat. A més, la ruptura no tenia sentit en la narrativa liberal més àmplia que considera el multiculturalisme a més de la democràcia (o fins i tot com a part de la democràcia) com a desideratum. Així doncs, si la democràcia i el multiculturalisme haguessin estat els motors de les revolucions de 1989, les federacions de la Unió Soviètica, Txecoslovàquia i Iugoslàvia haurien d’haver sobreviscut. El fet que no ho fessin indica clarament que els motors de la revolució eren el nacionalisme i l’autodeterminació. El que s’observa avui es deu a dos factors: primer, el fracàs desenvolupament econòmic dels antics països comunistes, i segon, la configuració política estructural que va permetre a les elits tapar el fracàs econòmic defensant els interessos nacionalistes dels seus votants. Aquesta darrera solució va ser alhora fàcil i profitosa per a l’organització del règim. La legitimació de l’interès nacional com a tal va assegurar aleshores la legitimació de les ideologies nacionalistes i, en definitiva, del desig d’independència nacional, i l’onada de nacionalisme que va motivar i va seguir les revolucions de 1989. El motor d’aquestes revolucions va ser el mateix en els països homogenis i èticament heterogenis: el nacionalisme. Però el nacionalisme del primer grup de països es va fusionar amb la democràcia, i el nacionalisme de l’últim grup de països, per qüestions territorials no resoltes, ha provocat guerres. Rússia ha tardat a adoptar una posició nacionalista ferma, i la seva reacció es pot considerar retardada. Però a causa de la seva mida, la seva gran població i el seu enorme exèrcit, suposa una amenaça molt més gran per a la pau un cop el nacionalisme s’ha convertit en dominant. Perquè, òbviament, un estat molt petit amb la mateixa ideologia nacionalista representa una amenaça menor per a la pau mundial que un estat que disposa de 6.000 míssils nuclears. En definitiva, sense veure que les arrels de l’actual conflicte són històriques i radiquen en la constitució inicial de les federacions comunistes i en el fracàs econòmic del model de desenvolupament comunista, és poc probable que entenguem el conflicte actual, els que encara no s’han resolt, i fins i tot els que encara poden desfermar-se.
Misfiring war in Ukraine creates potential for Russia's disintegration
Casey Michel afirma que la desintegració de la Federació russa cada vegada és més evident degut al fracàs de la seva campanya militar a Ucraïna. En aquest sentit, recorda que quan es va produir la implosió de la URSS, els governs occidentals van veure’s en una situació difícil. Argumenta que, vistos aquests antecedents, és difícil veure com els responsables polítics occidentals poden ser tan miops i tornen a córrer el risc de veure’s desbordats per segona vegada per la potencial dissolució de la Federació Russa. Com la Unió Soviètica, Rússia avui és un estat federal, amb una constel·lació de repúbliques i la invasió d’Ucraïna ha fet miques el mite de la Rússia unida de Putin, després de la sobrerepresentació de nacionalitats com els sakha, els tàtars i els txetxens en el reclutament i mobilització de tropes reclutament i aquestes nacionalitats tenen la sensació de ser utilitzades com a mera carn de canó per part del Kremlin. Michel també destaca que la guerra de Putin comporta el risc de convertir Rússia en un estat fallit, amb les conseqüències que això suposa, com unes fronteres sense control, i que, a la vegada, les nacionalitats colonitzades per Rússia puguin veure l’oportunitat de reclamar la seva llibertat i sobirania.
What Ukraine — or Russia — must do to win
En aquest article, l’autor afirma que ambdues parts en conflicte ja estan pensant en les campanyes decisives de la propera primavera. Kyrylo Budanov, cap de la Direcció d’Intel·ligència d’Ucraïna, va anunciar fa pocs dies que Ucraïna planeja una gran ofensiva a la primavera i que espera que els combats siguin més intensos al març i va donar a entendre que Ucraïna està planejant atacs disruptius cada vegada més profunds en territori rus amb drons i míssils. Els ucraïnesos també creuen que Rússia està acumulant armes i equipament per a noves ofensives al sud i l’est d’Ucraïna, i afirmen que el Kremlin anunciarà aviat una altra mobilització parcial, aquesta vegada de 500.000 homes. Per la seva banda, l’exoficial d’intel·ligència rus i comandant paramilitar Igor Girkin, que va tenir un paper clau en l’annexió de Crimea i al Donbàs, ha pronosticat que s’anunciarà una altra mobilització coincidint amb el primer aniversari de la guerra, i potser una tercera, ja que per guanyar a Ucraïna considera que es necessitarà almenys mig milió de soldats més. No obstant això, els experts militars dubten que el nombre total sigui suficient per derrotar les forces ucraïneses. En canvi, el veritable repte per a Rússia serà adaptar-se i professionalitzar-se per superar la mala logística i lluitar de manera eficaç en una guerra del segle XXI, que requereix un suport integrat d’infanteria, blindats, artilleria i aviació per aconseguir efectes mútuament complementaris. Per tant, perquè Rússia guanyi al camp de batalla, s’haurà de corregir des de la millora de la seva guerra d’armes combinades fins a la reorganització del seu quadre de suboficials. Per la seva banda. perquè Ucraïna guanyi necessita que continuï el subministrament de l’equipament per enfortir les seves capacitats ofensives. Així doncs, mentre Rússia té en gran part el seu destí del camp de batalla a les seves pròpies mans, el destí d’Ucraïna, en última instància, recau en l’ajuda proporcionada pels seus aliats.
Why Ukraine’s designs on Crimea could split the West
A mesura que s’acosta el primer aniversari de la invasió d’Ucraïna per part de Rússia, la unitat occidental es manté ferma, i malgrat l’existència de diferències de grau i to en el subministrament d’ajuda militar per part dels països de l’OTAN a Ucraïna, tothom està d’acord que les forces de Vladimir Putin no han de prevaldre i que Ucraïna ha de rebre suport per recuperar el territori ocupat per Rússia. L’anunci per part de França, Alemanya i els EUA d’enviar a Ucraïna tancs lleugers incrementa la possibilitat que Ucraïna pugui iniciar una campanya per recuperar la península de Crimea. Vistes les coses, l’autor es planteja si Occident hauria d’animar Ucraïna a fer-ho. D’una banda, Crimea no és com els altres territoris ocupats fins ara. Rússia la va ocupar i annexionar il·legalment ja al 2014 i ocupa un lloc particular en l’imaginari històric i nacional rus. La humiliació que suposaria la seva pèrdua tindria el potencial de convertir-se en un esdeveniment que acabi amb el règim. I això obre la possibilitat que, per evitar-ho, Putin es plantegés utilitzar armes nuclears. Des d’aquesta perspectiva, el control rus de Crimea és una moneda de canvi crucial en qualsevol negociació per posar fi al conflicte. El contraargument és que la inversa també comportaria uns riscos enormes. Crimea pertany a Ucraïna: juntament amb totes les altres regions del país, va votar a favor de la independència al referèndum del 1991. Acceptar que Rússia anul·li aquesta decisió mitjançant la força militar crearia un precedent internacional perillós. D’altra banda, el control de Crimea també permetria a Rússia seguir amenaçant la seguretat d’Ucraïna i el seu accés vital al Mar Negre. Així doncs, els aliats d’Ucraïna estan dividits sobre la qüestió de Crimea i aquí rau la paradoxa que pot arribar a definir la següent etapa del conflicte: com més progressos faci Ucraïna sobre el terreny, més creix el risc de fractura en el suport internacional que li permet seguir lluitant.
Ukraine War Has Revealed Russia is no Superpower
L’autor afirma que la guerra a Ucraïna ha accelerat processos i ha revelat noves tendències. Ha impulsat la creació d’una nació ucraïnesa homogeneïtzada amb una identitat occidental i antirussa. També ha revelat una cosa que fins ara només s’endevinava i és que, malgrat totes les intencions imperials de Vladimir Putin, Rússia no és ni de lluny la superpotència que va ser l’URSS, ni tan sols un seriós rival dels EUA. També ha revelat la força aclaparadora dels EUA, així com la rellevància de l’OTAN. Si considerem com era la situació fa un any l’estat actual de les coses era gairebé impensable. El febrer de 2022 semblava que la maquinària de guerra russa ocuparia Kíiv en qüestió de dies i desplaçaria de facto la frontera de Rússia uns centenars de quilòmetres cap a l’oest. Gairebé ningú no va preveure els errors que han impedit a Rússia conquerir Odessa o Kharkhiv, i molt menys Kíev. Rússia tampoc no ha aconseguit posar de genolls a Occident i trencar la seva unitat amb el seu xantatge amb l’energia, una altra aposta equivocada. Ja estem al gener, encara falten setmanes perquè arribi la primavera i cap país occidental no s’ha congelat aquest hivern, encara que la majoria pateixin per l’augment dels costos de l’energia i la inflació. L’únic resultat durador de l’enfrontament energètic és que Putin ha de vendre el seu recurs més preuat a preus rebaixats al seu suposat aliat, la Xina. L’autor també subratlla que un triomf rus a Ucraïna hauria fomentat aventures agressives per part de la Xina, mentre que una Rússia debilitada serà un element dissuasiu, i probablement retardarà el seus plans sobre Taiwan. Finalment, considera que els Balcans també podrien obtenir una assegurança de pau com a conseqüència de la derrota de Rússia perquè si Putin hagués ocupat Kíiv, Sèrbia hauria estat més temptada de provar de fer el mateix al nord de Kosovo, que considera com el seu propi Donbàs.
It’s High Time to Prepare for Russia’s Collapse
En aquest article, l’autor expressa la seva sorpresa que després de gairebé un any de guerra, els polítics, analistes i periodistes no debatin sobre les conseqüències de la possible derrota de Rússia i afirma que es tracta d’una manca d’imaginació perillosa, tenint en compte el possible col·lapse i desintegració de Rússia. De fet, la combinació d’una guerra fallida a l’estranger i un sistema fràgil augmenta la probabilitat d’algun tipus d’implosió, i independentment de si això seria bo o dolent per a Occident, els responsables polítics se n’haurien d’ocupar. Existeixen diversos escenaris del que podria passar a Rússia després d’una derrota a Ucraïna. El més probable és que el president rus Vladimir Putin hagi d’abandonar el poder amb la qual cosa es desfermaria una lluita entre els nacionalistes d’extrema dreta que volen continuar l’esforç de guerra i destruir la jerarquia política existent, els conservadors autoritaris que tenen un interès en mantenir el sistema i un moviment semidemocràtic compromès amb posar fi a la guerra i reformar Rússia. No se sap qui guanyaria, però es pot preveure que la lluita pel poder debilitaria el règim i distrauria Rússia del que queda del seu esforç bèl·lic. Al seu torn, un règim afeblit, juntament amb una economia disfuncional, impulsaria els russos descontents a sortir al carrer, potser fins i tot amb armes, i animaria algunes de les entitats polítiques no russes que formen la Federació a optar per un major autogovern com ara en els casos de Tatarstan, Bashkortostan, Txetxènia, Daguestan i Sakha. En el cas que Rússia sobrevisqués a aquesta agitació, és probable que es convertís en un estat client feble de la Xina. Per consegüent, Occident hauria d’evitar repetir errors del passat, com ara intentar ajudar a sobreviure una Unió Soviètica clarament moribunda i prioritzar les necessitats de Rússia per sobre de les dels seus veïns.s veïns.
Russia at risk of becoming failed state, say foreign policy experts
Schwartz assenyala que gairebé la meitat dels principals experts en política exterior creuen que Rússia es convertirà en un estat fallit o es trencarà d’aquí deu anys, mentre que una gran majoria preveu que la Xina intentarà prendre Taiwan per la força, segons un informe del think tank Atlantic Council que preveu una tumultuosa dècada. El 40% dels experts consultats ha assenyalat que són altes les possibilitats que Rússia es trenqui degut a una revolució, una guerra civil o una desintegració política. Per la seva banda, els economistes creuen que la capacitat productiva de Rússia s’està degradant constantment com a conseqüència de les sancions, fent retrocedir el país dècades enrere. Fins i tot el propi president rus ha començat a reconèixer públicament que Moscou s’enfronta a contratemps a Ucraïna i que el conflicte durarà molt de temps, ja que els EUA i els seus aliats occidentals s’han compromès a donar suport a Ucraïna durant el temps que calgui. Tot i que Europa està vivint el major conflicte des de la Segona Guerra Mundial, la majoria dels experts enquestats no creuen que Rússia i l’OTAN s’impliquin directament en un conflicte militar durant la propera dècada. Tanmateix, el 70% dels enquestats considera que Beijing podria atacar Taiwan en els propers 10 anys i els comandants militars nord-americans han assenyalat com a possible data el 2027, coincidint amb el 100è aniversari de la fundació de l’Exèrcit Popular d’Alliberament de la Xina. Altres aspectes de l’informe alerten de la possibilitat d’un desordre global amb un increment dels arsenals militars i nuclears, i la continuació del declivi nord-americà, tot i que el 71% dels enquestats preveu que els EUA seguiran sent la potència militar dominant del món el 2033. En canvi, només el 31% creu que els EUA seran la primera potència diplomàtica i el 33% la principal economia.
Catalunya, España, Europa
Catalunya, ¿la tumba de Pedro Sánchez?
Enric Juliana argumenta que Catalunya ha estat en diversos moments de la història un motor de canvi a Espanya. De canvi i de convulsió. A Catalunya, juntament amb el País Basc, Astúries, Cantàbria, Màlaga, Alcoi i altres localitats disperses, es va iniciar la desigual revolució industrial espanyola a principis del segle XIX. A Catalunya s’han originat en els darrers dos-cents anys una sèrie d’iniciatives polítiques, de diferent signe, que han tingut fort impacte a la societat espanyola, provocant canvis i també aspres reaccions. Un militar liberal català, el general Prim va intentar un canvi inèdit a la segona meitat del segle XIX: va voler modernitzar la monarquia canviant de dinastia. Posteriorment, la Primera República, el primer assaig republicà a Espanya (1873), va ser popularment conegut com la “república dels catalans”. Un destacat polític català nacionalista, Francesc Cambó, va intentar salvar la monarquia quan a Alfons XIII amb prou feines li quedaven suports, mentre un nou moviment català republicà (Esquerra Republicana) se sumava al pacte de Sant Sebastià. Catalunya va ajudar decisivament a instaurar la Segona República i a Catalunya va ser frenat el cop d’Estat del 1936. A Catalunya semblava haver-se imposat Franco, fins que es va despertar un fort moviment d’oposició a la dictadura, que no va recórrer a la violència. Barcelona era la capital liberal d’Espanya als anys setanta. A Catalunya va ressorgir un fort moviment autonomista que va obligar Adolfo Suárez a adoptar una de les iniciatives més agosarades de la transició: pactar la reinstauració de la Generalitat i el retorn del president exiliat, Josep Tarradellas, abans que s’aprovés la Constitució. A Catalunya, la Constitució va rebre un suport fonamental en el referèndum del 6 de desembre del 1978 i sense proposar-s’ho inicialment, l’autonomisme català va actuar de locomotora de l’anomenat Estat de les Autonomies, provocant moviments d’emulació a la resta del país. Felipe González va trobar un ampli suport electoral a Catalunya i va culminar la seva presidència de catorze anys amb el suport dels nacionalistes catalans. José María Aznar va parlar català en la intimitat per obtenir el suport parlamentari de CiU i va prendre algunes decisions significatives com la supressió dels governs civils i la retirada de la Guàrdia Civil de les carreteres catalanes. Pedro Sánchez va arribar a la presidència del Govern el maig del 2018 a través d’una moció de censura en què va ser decisiu el vot de vuit diputats catalans, i ara pot ser que s’estigui jugant la reelecció amb les mesures adoptades per desinflamar el conflicte català. A Barcelona, aviat farà un any, es va sentir Alberto Núñez Feijóo parlar de la “nacionalitat catalana”. A Catalunya, a Barcelona, hi ha alguns dels principals suports del projecte Sumar, que encapçala Yolanda Díaz. En definitiva, el factor Catalunya ha pautat en bona mesura la política espanyola del darrer segle i mig.
Un nuevo relanzamiento europeo
A parer de l’autor, la Unió Europea està experimentant el seu impuls més important dels darrers dos decennis. Molt pocs esperaven un reforçament del procés d’integració després del llarg període d’europessimisme que va arrencar amb el fracàs del Tractat Constitucional, va continuar durant les crisis de l’euro i de les migracions, i va culminar amb la victòria del Brexit. Polítics, acadèmics i ciutadania en general havien perdut la fe en les institucions europees fins al punt de generar una resistència mental a identificar els èxits recents com un canvi de tendència. I, no obstant això, en els darrers tres anys s’han acumulat evidències indiscutibles. El 31 de gener del 2020 ―dia en què el Regne Unit va deixar finalment la UE i es van diagnosticar els primers casos de COVID-19 a Itàlia― podria ser la data simbòlica que marca l’inici d’aquesta nova era. Tot i ser un moment potencialment demolidor per al projecte supranacional europeu, la suma de perills es va transformar en font de fortaleses, en un moment on la Història ja havia dictat veredicte sobre l’error comès pels britànics de renunciar no només al Mercat Interior, sinó també a la seva pròpia versió més dinàmica i cosmopolita. Poc després, després dels titubejos i negociacions que antecedeixen tot avenç transcendental, la pandèmia va reforçar la Unió en diversos fronts: un ambiciós pla de solidaritat i modernització vehiculat a través dels fons Next Generation, una integració monetària més sòlida que ja no exclou l’emissió massiva de bons i, malgrat les febles competències de Brussel·les en salut, un programa conjunt de vacunació exitós. El contrast entre la dependència radical de material mèdic xinès durant les primeres setmanes de confinament i l’oferta de vacunes europees feta a Beijing fa poques setmanes és la millor expressió del camí recorregut. Aquest trienni ha estat també el del despertar geopolític. Ja abans que Rússia ataqués Ucraïna, l’Alt Representant comminava a avançar en l’autonomia estratègica davant de les potències no europees. Al llarg del 2022, les idees van començar a transformar-se en fets. Ningú no s’imaginava un grau d’unitat i determinació tan sòlid a l’hora de sancionar Moscou, desconnectar-se del seu gas, ajudar Ucraïna, acollir refugiats i reforçar la seguretat i defensa de tot l’espai euroatlàntic. Ha ressuscitat fins i tot la política d’ampliació de manera que l’horitzó més esperançador per al país agredit consisteix avui a unir-se als 27.
After ‘Qatargate’: how to protect democracy in the EU
En relació amb l’escàndol del Qatargate que continua sacsejant les institucions europees, els autors manifesten que els responsables polítics de la UE han estat confrontats de manera recurrent amb la qüestió ètica i els diferents casos de corrupció i conflicte d’interessos ja han generat reiterades advertències per part de la síndic de greuges europea, Emily O’Reilly, i revelen que la UE està mal equipada per afrontar el repte. S’ha menystingut el dèficit d’integritat pública a la UE i els seus costos difusos per a la democràcia. No es tracta principalment de danys a la reputació de les institucions (la Comissió o el Parlament Europeu) o de les persones (diputats i alts càrrecs). Més aviat, els autors consideren que perjudiquen la nostra capacitat col·lectiva per abordar els problemes als quals hem de fer front: guerra i pau, destrucció ecològica, desigualtats creixents, etc. Quins podrien ser, doncs, els pilars d’una nova estratègia en defensa de les institucions democràtiques i la presa de decisions? Primer s’ha de tenir un coneixement complet de la situació per a una comprensió de l’escala del problema. La comissió parlamentària d’investigació sobre el cas de Qatar hauria de tenir un ampli mandat per avaluar les amenaces sistèmiques i les xarxes d’interessos que pesen sobre les decisions públiques de la UE. Això hauria d’anar acompanyat per la creació d’un Observatori Permanent d’Ètica Pública, dotat dels mitjans per acumular el coneixement necessari per mapejar amb precisió les amenaces potencials cap a les institucions i els àmbits polítics. En segon lloc, la defensa de la integritat de la democràcia de la UE requereix deixar enrere la preferència pel secret, la soft law i l’autoregulació. Molts han proposat un nou òrgan d’ètica interinstitucional amb poders d’investigació i d’execució. La seva missió seria auditar la sinceritat i l’exhaustivitat de les declaracions dels funcionaris o dels grups de pressió i dictaminar l’admissibilitat del pas per portes giratòries. Això posaria tots els actors implicats en la presa de decisions de la UE sota el mateix escrutini públic.
NATO sign cooperation pledge, tone down strategic autonomy talk
En aquest article, Alexandra Brzozowski explica que la UE i l’OTAN van signat el 10 de gener el compromís de cooperació, un nou acord de 14 punts que enforteix l’autonomia estratègica un any de l’esclat de guerra a Ucraïna. Segons els diplomàtics de l’OTAN, la idea inicial era que rebés l’aprovació a la cimera de l’OTAN a Madrid el juny del 2022, però la signatura es va frenar per les tensions entre Turquia i Xipre. Les dues parts han subratllat que el seu objectiu és portar la seva aliança al següent nivell. Brzozowski destaca que la nova versió continua sent poc precisa a l’hora de precisar amenaces o compromisos pràctics, tot i que pretén abordar la creixent competència geoestratègica, protegir les infraestructures crítiques i fer front a les amenaces de les tecnologies emergents i a l’espai com a àrees importants per a una cooperació més profunda. La nova declaració deixa clar que l’OTAN continua sent la base de la defensa col·lectiva dels seus membres i de la zona euroatlàntica més àmplia. També afirma, però, que reconeix el valor d’una defensa més forta i capaç que contribueixi positivament a la seguretat global i transatlàntica i sigui complementària amb l’OTAN.
A Troubled Constitutional Future: Northern Ireland After Brexit
L’Acord del Divendres Sant de 1998 semblava resoldre dècades de conflicte entre nacionalistes i unionistes a Irlanda del Nord. La UE havia contribuït molt per avançar en aquest acord constitucional, no només oferint un fòrum per a discussions informals, sinó també reduint la importància de les fronteres sobiranes, permetent a la gent moure’s amb facilitat a través de la frontera entre Irlanda del Nord i la República d’Irlanda. No obstant això, el Brexit ha posat en dubte aquest acord pacífic. El llibre de Mary Murphy i Jonathan Evershed A Troubled Constitutional Future: Northern Ireland After Brexit (Agenda, 2022) ofereix una explicació de com i per què s’ha desenvolupat aquesta situació complexa que desconcerta els estrangers en gran part perquè implica un oportunisme partidista. La majoria dels partits polítics d’Irlanda del Nord s’havien oposat al Brexit, però el Partit Unionista Democràtic va aprofitar el seu paper essencial en la majoria parlamentària de l’antiga primera ministra britànica Theresa May per vetar compromisos que haurien permès a Irlanda del Nord adoptar determinades regulacions de la UE i evitar així haver d’erigir una frontera al mar d’Irlanda. Però el successor de May, Boris Johnson, va trair el DUP i va acceptar el Protocol anglo-irlandès de 2020, que estableix controls fronterers de manera efectiva al mar d’Irlanda i permet que Irlanda del Nord romangui subjecta a les regulacions de la UE, suavitzant la resta del camí del Regne Unit cap a un Brexit dur. Tot i que és poc probable que la població d’Irlanda del Nord doni suport a la reunificació d’Irlanda a curt termini, és probable que aquests la situació actual porti a la renegociació de l’acord de 1998.
Fifty years after joining the European Communities, Britain still doesn’t know what it is or wants
Jeremy Cliffe analitza les diferents posicions actuals sobre el Brexit: d’una banda, els que pensen que el Regne Unit ja no és el que era i s’hi troben a gust. No obstant, també hi ha qui creu que el Brexit ha estat un desastre nacional i que Gran Bretanya hauria pogut exercir una influència més gran a Europa des de dins. Cliffe destaca que el que uneix la Gran Bretanya del 1973 que va adherir a la Comunitat Econòmica Europea (CEE) amb la del 2023 és la melancolia postcolonial, tal com la va descriure el teòric Paul Gilroy. Anglaterra continua fracturada pel que fa a la seva identitat en un moment on la identitat d’Escòcia, Gal·les i Irlanda del Nord gaudeixen de més assertivitat. Cliffe argumenta que la clau per posar fi al descontentament actual de Gran Bretanya és superar la melancolia postimperial que està desestabilitzant el seu paper en l’ordre continental i que Anglaterra, les seves institucions i la seva identitat han de reviure i trobar una “anglesitat” inclusiva i progressista.
A realistic path to a better relationship between Britain and the EU
The Economist afirma que Brexit ha infectat la política britànica amb el verí d’un pensament màgic destructiu. El mateix iniciador del projecte, David Cameron, va ser-ne una de les primeres víctimes, quan va sobreestimar la voluntat de la UE de canviar els seus principis fonamentals per adaptar-los a Gran Bretanya. Els partidaris del Brexit també ha acabat veient com resultaven falses les expectatives sobre els guanys que es podrien obtenir amb la sortida de la UE o la frontera al Mar d’Irlanda. L’article argumenta que hi ha un camí cap a una millor relació amb Europa, ja que un nombre creixent de britànics consideren la decisió d’abandonar la UE com un error. Però prendre aquest camí requerirà acabar amb el pensament màgic. Serà un procés lent i progressiu, no impulsiu i revolucionari. Significarà fomentar la confiança i el consens, en comptes de fer referèndums on el guanyador s’emporta tot i presentar ultimàtums a Brussel·les. Per als Brexiteers, això significa reconèixer el dany que ha fet el Brexit. El Banc d’Anglaterra ha estimat que el Brexit ha fet disminuir la inversió gairebé un 25% durant els últims cinc anys. Un grup de reflexió calcula que l’economia seria més un 5% més gran si Gran Bretanya s’hagués quedat a la UE. No obstant això, entre els partidaris del Brexit dir la veritat encara és una heretgia. Per als Remainers, realisme significa deixar de banda la idea de reincorporar-se a la UE perquè la reincorporació seria vetada pels governs de la UE fins que hi hagués un consens polític i social sòlid a favor de l’adhesió. Si les enquestes suggereixen que els britànics volen reprendre una relació més estreta amb la UE, hi ha molt menys entusiasme per Europa com a projecte d’integració política. Així doncs, tornar ara a la qüestió de la pertinença reanimaria la polarització tòxica dels anys del Brexit. El camí pragmàtic cap a una millor relació amb Europa inclouria tres etapes: normalitzar, construir, reimaginar. En primer lloc, Gran Bretanya ha de normalitzar els seus vincles amb Brussel·les. Rishi Sunak, el nou primer ministre, ja mereix algun crèdit en aquest aspecte: s’està duent a terme una major cooperació en temes com la frontera al Mar del Nord o els migrants. Després, cal construir. L’Acord de Comerç i Cooperació (TCA) negociat per Boris Johnson s’ha de revisar el 2026 i aquesta és una bona oportunitat per millorar-ho i desenvolupar-ho. El Partit Laborista, que podria estar en el poder aleshores, ha proposat afegir una sèrie d’acords clau, principalment per facilitar la circulació de persones i productes alimentaris. Finalment, s’ha de començar a treballar per reimaginar la relació Gran Bretanya-UE. L’opció de Noruega —ser un membre sense vot del mercat únic— semblava una posició assenyada per a Gran Bretanya quan va decidir sortir de la UE. Però un acord d’aquest tipus és molt menys adequat per a una economia gran i inestable basada en serveis com la Gran Bretanya. Més prometedor és el terreny esbossat per Theresa May després de la votació del Brexit: aprofundir l’accés al mercat en àmbits com els béns i l’agricultura a canvi de l’adopció de la legislació de la UE, alhora que es manté l’autonomia en els serveis.
North Kosovo: time to turn to civil society
La relació entre Kosovo i Sèrbia s’enfronta a la seva prova més dura des del 2011, quan les barricades al nord de Kosovo reflectien una situació que amenaçava de descontrolar-se. Tot i les esperances de cara a obtenir un acord que permeti, més o menys, normalitzar les relacions entre ambdues parts, per complementar aquest camí cap a una pau durable, la UE ha de plantejar-se com pot implicar millor les veus constructives de la societat civil fins ara en gran mesura desateses. Els últims esdeveniments han tornat a posar de manifest un element que falta en el diàleg Belgrad-Pristina: el compromís substantiu de la societat civil a Kosovo i Sèrbia. Fins ara el procés ha estat liderat per l’elit, amb negociacions realitzades en gran part en secret. Hi ha poca transparència. El contingut definitiu dels acords continua sent discutit i obert a interpretacions. Fins i tot 20 anys després del final de la guerra, poques vegades les preocupacions dels ciutadans passen en primer lloc. Mentrestant, Kosovo i Sèrbia s’enfronten a un repte comú: la crisi demogràfica provocada per l’emigració dels sectors més joves i dinàmics. D’altra banda, les veus crítiques s’han marginat intencionadament tot i que les figures influents de la societat civil són vitals per ajudar a preparar les comunitats per quan s’arribi a un acord. La desestabilització derivada d’una possible ruptura del diàleg tindria un impacte profund en diverses comunitats de Sèrbia i Kosovo. Per tant, és imprescindible invertir recursos en els líders de la societat civil capaços de gestionar els conflictes a les seves localitats i construir estructures resistents a influències negatives. Construir una pau autèntica i duradora en un context tan desafiant i sovint desfavorable requereix que el diàleg Belgrad-Pristina s’obri a veus constructives de la societat civil. Són elles les que poden representar de veritat les seves comunitats i articular una visió de futur, sense lligar-se a les necessitats diplomàtiques de Brussel·les.
Democracia, diversidad y cultura
Guerra do séc. XX e desafios do séc. XXI
L’autora considera que la invasió d’Ucraïna per part de Rússia ha recuperat les maneres del segle XX amb enfrontaments violents entre diferents règims polítics i amb un imperi que intenta ampliar la seva àrea vital amb la força militar, ignorant les regles bàsiques de l’ordre global. Tanmateix, tot això no hauria de retardar una resposta més contundent als reptes del segle XXI als quals ens enfrontem. Són un nou tipus de repte perquè tenen una escala global i només es poden afrontar amb una major cooperació internacional. Vam començar amb una crisi financera mundial del 2008, la pandèmia de 2020-2022 i una crisi climàtica, la qual cosa no ha fet més que eixamplar les desigualtats socials dins dels països, entre països i entre generacions. Malgrat moltes incerteses i riscos, les perspectives per al 2023 mostren clarament que estem en plena transició cap a una nova era històrica que canviarà profundament la relació de cadascun de nosaltres: amb el planeta i la natura, amb uns límits que cal respectar d’acord amb els principis de sostenibilitat; amb la resta de la humanitat, amb una àgora global emergent i nous pols afirmant-se, especialment a la Xina, l’Índia i el Sud Global; i amb la realitat de les nostres vides transformada radicalment per la seva dimensió digital i virtual en ràpida expansió. A més, ens trobem en una cruïlla històrica pel que fa a les alternatives polítiques: d’una banda, una contrareacció impulsada per líders populistes que afirmen que la protecció nacionalista liderada per un estat autoritari/paternalista és el millor enfocament per respondre a les preocupacions de la gent sobre l’ocupació, els costos de vida, la salut i la seguretat; de l’altra, un enfocament progressiu basat en una major cooperació, solidaritat i una intervenció més forta d’un estat democràtic, així com un sistema multilateral actualitzat.
Governing the World Without Government
En el seu llibre Governing the World Without Government (Verso, 2022), Mangabeira Unger reflexiona sobre els problemes de la governança mundial en uns moments de convulsió global on es repensen nous grans esquemes per governar el món com per exemple a través de les propostes d’ampliar el Consell de Seguretat de l’ONU o crear un nou Consell de Regions. Unger argumenta que el principal defecte d’aquestes propostes és que amenacen amb transferir la sobirania cap a una autoritat centralitzada precisament quan els estats busquen protegir la seva sobirania i defensar les seves formes de vida. Al seu entendre, l’única manera d’aconseguir una cooperació efectiva entre països sense aquestes transferències de sobirania és mitjançant coalicions fluïdes d’estats creades ad hoc. Aquestes iniciatives s’exemplifiquen millor en el marc de la Conferència de les Parts organitzat sota els auspicis de l’ONU, un enfocament que s’utilitza actualment per fomentar la cooperació pel que fa al canvi climàtic. Unger preveu un futur en el qual operarien diferents tipus de coalicions per generar accions col·lectives. Però l’èxit d’aquest enfocament de la governança global dependrà també de si les grans potències poden gestionar les seves rivalitats i no permetre que la seva enemistat faci impossible la cooperació internacional.
Human Rights for Pragmatists: Social Power in Modern Times
Al seu darrer llibre Human Rights for Pragmatists: Social Power in Modern Times (Princeton University Press, 2022) Jack Snyder ofereix una explicació audaç de per què, com i quan les societats avancen en l’expansió dels drets i llibertats polítiques. Normalment, la història de l’apogeu i la difusió dels drets humans s’ha explicat com una lluita moral, legal i ideològica, centrada en la promulgació de normes i tractats i els esforços de grups activistes per assenyalar avergonyir els qui infringeixen aquestes normes. En canvi, Snyder considera que són les forces de la modernitat liberal les que expliquen millor els èxits, fracassos i contratemps de la revolució dels drets. I els sistemes de drets polítics només poden prosperar quan les societats es modernitzen, amb classes mitjanes en ascens i institucions democràtiques. Examinant els alts i baixos del moviment pels drets humans durant els darrers dos segles, Snyder demostra que els avenços s’han produït principalment quan sorgeixen grans coalicions per impulsar drets polítics com a part d’agendes més àmplies de reforma econòmica i social. En les societats modernitzades, els drets humans s’abracen no per les seves virtuts ètiques intrínseques o pel treball de petits grups d’idealistes, sinó perquè serveixen als interessos de la coalició política dominant d’un país.
Pope Benedict XVI: A man at odds with the modern world who leaves a legacy of intellectual brilliance and controversy
Amb motiu del traspàs del Papa emèrit, Mathew Schmalz argumenta que Benet XVI deixa un complex llegat com a papa i teòleg. Per a molts observadors, Benet era conegut per criticar el que considerava el rebuig del món modern cap a Déu i a les veritats intemporals del cristianisme. Però com a estudiós de la diversitat del catolicisme mundial, l’autor considera que és millor evitar les representacions simples de la teologia de Benet, que probablement influiran l’Església catòlica durant generacions. Encara que sens dubte la brillantor d’aquest llegat intel·lectual perdurarà, també s’haurà d’enfrontar a les ombres de les nombroses controvèrsies que van marcar l’època de Benet com a papa i, més tard, com a papa emèrit. Després de la seva elecció, el papa Benet XVI va haver d’enfrontar-se al creixent escàndol d’abusos sexuals a l’Església catòlica. Mentre era cardenal, havia minimitzat públicament l’abast i la gravetat de la crisi. Sota el seu lideratge la Congregació per a la Doctrina de la Fe va decidir no retirar Lawrence C. Murphy del sacerdoci, malgrat que Murphy havia estat acusat d’abusar de més de 200 nens en una escola catòlica a Wisconsin. No obstant això, com a papa, Benet va prendre algunes mesures enèrgiques que el seu predecessor, Joan Pau II, no havia pres. La més significativa va ser el càstig a Marcial Maciel, un bígam incestuós, pederasta i fundador dels Legionaris de Crist, una important ordre religiosa catòlica, i li va retirar el permís per predicar o celebrar missa públicament. També va criticar els bisbes irlandesos per la mala gestió de la crisi dels abusos sexuals. Més enllà d’aquesta crisi, el pontificat de Benet va tenir altres polèmiques com quan durant una conferència a Regensberg el 2006, va criticar la visió islàmica de Déu i el llegat del profeta Mahoma, provocant protestes a l’Orient Mitjà i al sud d’Àsia. Com a papa, Benet va continuar els seus escrits teològics i va produir tres importants encícliques. La primera, Deus Caritas Est, defensa la caritat com a amor que es dóna lliurement. La caritat no és simplement una bona acció, sinó un acte que canvia tant qui la dóna com qui la rep. La segona encíclica, Spe Salvi, reflexiona sobre l’esperança que Déu dóna als éssers humans en un món que sovint sembla desesperançat. A la tercera, Caritas in Veritate, Benet sostenia que la caritat està fonamentalment relacionada amb la justícia. I quan es tracta de qüestions de progrés i realització humana, no es pot dipositar la confiança a l’Estat-nació o a les economies de mercat perquè “sense Déu, l’home no sap quin camí seguir, ni tan sols comprèn qui és”. En definitiva, els escrits de Benet XVI seran rellevants durant molt de temps, però el seu pontificat estarà inevitablement associat a controvèrsies. Pel que fa al seu llegat personal, probablement estarà definit per la qüestió que més preocupava Benet: com l’Església catòlica pot seguir marcant la diferència en el món modern.
La revitalización de las derechas autoritarias: Europa, Estados Unidos, América Latina
El número 132 de Revista CIDOB d’Afers Internacionals, titulat “La recuperació de tradicions autoritàries: processos, actors i xarxes”, s’inscriu en els esforços per repensar les dretes autoritàries en la conjuntura actual, amb l’afany de complementar les mirades i els enfocaments d’altres autores i altres autors respecte als trets polítics, socials i culturals de la revitalització de pràctiques, discursos i imaginaris conservadors a països ubicats a banda i banda de l’oceà Atlàntic. Els recents èxits electorals d’actors de dreta radical i ultradreta a diferents regions del planeta han impulsat una discussió al voltant de diferents temes: les causes del seu creixement, els diversos trets i les estratègies, les motivacions dels electorats o la influència de la dreta en un bon nombre de societats. Els autors proposen alguns eixos per sistematitzar aquest debat i destacar claus de lectura que permetin comprendre l’auge de les dretes en realitats nacionals tan diverses i heterogènies. També proposen recuperar una conceptualització constructivista de la noció de tradicions autoritàries per analitzar els comportaments, les articulacions i les estratègies de mobilització de les dretes des d’una perspectiva que en destaca el caràcter dinàmic i innovador. Aquest enfocament permet (re)pensar l’autoritarisme com a resultat de pràctiques simbòliques i discursos que són acoblats, (re)inventats i actualitzats per complir diferents propòsits. Davant la relativa abundància d’anàlisis regionals o estudis de cas centrats en aquesta nova onada de la ultradreta, aquest volum reuneix estudis que busquen transcendir i complexitzar el debat al voltant d’aquest tema d’estudi, en dos plans. En primer lloc, transcendint els “nacionalismes metodològics”, mitjançant una perspectiva transnacional que permet aprofundir en les condicions de possibilitat, factors d’èxit, estratègies i idees de la ultradreta. En segon lloc, tenint en compte que, si bé és cert que ens trobem davant d’un fenomen que respon a les condicions de possibilitat pròpies del període actual, no és menys cert que hi ha també importants continuïtats respecte de tradicions, pràctiques, idees i sistemes de creences sorgits prèviament.
Economía, bienestar e igualdad
The Gospel of Deglobalization
L’autor assenyala que segons nombrosos experts l’era de la globalització sembla haver arribat a la seva fi. La relació entre les exportacions mundials de béns i serveis i el PIB mundial va assolir el seu màxim l’any 2008 i des d’aleshores han mantingut una tendència a la baixa. Segons el Banc Mundial, la inversió estrangera directa va assolir el màxim el 2007 amb el 5,3% del PIB mundial i va baixar fins a l’1,3% el 2020. Les dues principals economies, la Xina i els Estats Units, s’han tornat cada cop més hostils, intentant reduir la seva dependència mútua en matèria de béns i serveis. No són els únics. Des de la crisi financera mundial del 2008, s’han promulgat cinc vegades més mesures proteccionistes a tot el món que no pas de liberalitzadores. I, per descomptat, la immigració continua sent un tema important a molts països, amb els partits nacionalistes que es comprometen a tancar fronteres per mantenir fora els estrangers. La desglobalització doncs sembla estar en marxa tot i que el món necessita acords globals per fer front a problemes com el canvi climàtic. Però de vegades aquests acords van massa lluny. La globalització passa per sobre dels desitjos de moltes persones quan les grans corporacions pretenen assolir la uniformització als països on operen. Les grans empreses animen els governs a concloure acords globals intrusius que facin complir l’homogeneïtat sense el consentiment directe d’aquells que es veuran afectats per aquests acords. De la mateixa manera, dins d’un país, l’imperatiu de crear un mercat nacional condueix a polítiques nacionals que desposseeixen de competències els governs regionals i locals. D’altra banda, però, no es pot obviar que la desglobalització té molts costos, alguns dels quals ja són evidents, com ara l’augment del cost dels béns i serveis, ja que la producció ja no té lloc als llocs més eficients, la pèrdua d’economies d’escala a mesura que la producció es fragmenta, l’augment del poder dels oligopolis nacionals a mesura que es restringeix la competència mundial, la disminució de l’aprenentatge ja que les corporacions multinacionals ja no difonen les millors pràctiques, i l’augment de les pressions inflacionistes a mesura que els desequilibris locals entre l’oferta i la demanda ja no es veuen temperats per un mercat global.
Corporations Can’t Ignore Geopolitics Anymore
En aquest article publicat a Foreign Policy, Elisabeth Braw adverteix que les multinacionals es veuen afectades per la divisió geopolítica actual. Un nou informe documenta el que molts sospitaven: els països s’estan alineant en dos blocs, un liderat per Occident, i un liderat per la Xina. Les empreses fins ara han pogut operar globalment des del final de la Guerra Freda, però s’hauran d’acostumar a un món on la neutralitat corporativa ja no és una opció. 300,000 treballadors d’Apple a la planta de Zhengzhou han fabricat el 85 per cent dels iPhones de la sèrie Pro, a més d’altres productes, però sembla ser que Samsung, la seva rival, ha traslladat part de la seva producció a Vietnam. L’informe de risc polític 2022 de la corredoria d’assegurances mundial WTW assenyala que molts executius estan preocupats pel risc polític a la regió d’Àsia-Pacífic mentre que una enquesta publicada l’estiu passat per la Cambra de Comerç de la Unió Europea a la Xina, revela que el 23 per cent de les empreses afirmen que tenen previst traslladar-se fora del país. Les empreses responen mitjançant el friendshoring, un procés de reconducció de la seva fabricació, cadenes de subministrament i vendes a països menys conflictius. Segons Braw el problema no són els governs en si, sinó el fet d’haver de fer front a un estat autocràtic en el moment d’hostilitat geopolítica actual que fa que la indústria de venda i producció no sigui segura.
Democracy and the future of work
En aquest article, l’autor argumenta que ni les societats democràtiques europees ni els EUA gaudeixen actualment del nivell de benestar col·lectiu que va caracteritzar els 30 anys gloriosos que van seguir el final de la Segona Guerra Mundial. Des que la paraula “crisi” va passar a formar part del vocabulari quotidià als anys 70, l’atur massiu —generat per una recerca de competitivitat basada en la reducció dels costos laborals— ha persistit a l’hemisferi nord. Tot i que la taxa d’ocupació ha millorat significativament des d’aleshores, la majoria dels ingressos s’ha estancat. Als països caracteritzats a partir de 1945 pel que s’anomenava el “compromís socialdemòcrata”, la institució del treball s’ha desvinculat del vector de la solidaritat. La riquesa ara es deriva en gran part de la propietat i les accions. D’una banda, la diversificació dels règims ocupacionals contribueix a la fragmentació del paisatge social i dels territoris nacionals. Els darrers 30 anys poden semblar una història d’èxit per a l’enginyer de programari urbà, però aquesta ha estat una època de decadència constant per al treballador de les fàbriques de petites ciutats. De l’altra, els baixos ingressos que generen la majoria dels llocs de treball constitueixen un obstacle ideològic, si no material, per compartir i agrupar les despeses en el context d’un estat del benestar clàssic. En aquest entorn, definit per un trastorn en l’estructura de les rendes nacionals, la precarietat i la inestabilitat ja no porten la gent només en la direcció, analitzada per Robert Putnam, de la individualització de la vida, sinó més aviat cap a la guerra de tots contra tots tal com la va concebre Thomas Hobbes al segle XVII. La xenofòbia que apareix al voltant de certes discussions sobre polítiques comercials és només un aspecte d’aquesta qüestió. Les campanyes electorals ja no són moments de diàleg sinó d’enfrontament. L’èxit dels partits tendeix a dependre, una vegada més, de l’assertivitat dels seus líders i de la violència de les seves paraules. De la mateixa manera, tot i les garanties que ofereixen els procediments legals i el rigor matemàtic del recompte, fins i tot els resultats electorals es disputen amb virulència. Fins fa poc, això era excepcional a Europa i Amèrica del Nord, encara que ja habitual a les fràgils democràcies de l’hemisferi sud però tot el que ha succeït als EUA després de la victòria de Joe Biden revela que això ja no és així. Si volem trobar una solució al malestar col·lectiu dins de societats que han perdut els referents històrics d’una prosperitat econòmica mesurable, així com d’unitat cultural, és necessari mirar més enllà de la crisi de la democràcia representativa. Un enfocament més contemporani seria la pèrdua de la sobirania econòmica. Perquè la desafecció de sectors sencers de la població per la democràcia representativa només està arrelada en part a la impugnació dels procediments electorals o la seva suposada corrupció. També, i potser sobretot, es basa en la convicció que els sistemes polítics nacionals, ofegats en la globalització, ja no poden garantir el control dels recursos de producció econòmica necessaris per a la vida quotidiana.
How China's reopening will disrupt the world economy
Durant la major part dels darrers tres anys, la Xina ha estat tancada al món però la reobertura de les seves fronteres des del 8 de gener tindrà conseqüències substancials arreu del món. Primer, l’abandonament de la política de COVID zero ja està comportant que a la Xina desenes de milions de persones caiguin malaltes, ja que el govern no es va preparar adequadament emmagatzemant medicaments, vacunant més gent gran i adoptant protocols per decidir quins pacients tractar en prioritat. Segons el model de predicció de The Economist, si el virus es propaga sense control, uns 1,5 milions de xinesos podrien morir en els propers mesos. La resta del món també es pot preparar per als efectes econòmics del gran gir en la política del Partit Comunista. L’economia de la Xina es podria contreure durant el primer trimestre de 2023, sobretot si els funcionaris locals inverteixen el curs de la política i tanquen les ciutats per mantenir baixos els casos de contaminació. Però es preveu que posteriorment l’activitat econòmica repuntarà bruscament, juntament amb la demanda xinesa de béns, serveis i matèries primeres. La reobertura de la Xina serà l’esdeveniment doncs econòmic més important del 2023. Alguns economistes consideren que el PIB xinès dels tres primers mesos del 2024 podria ser una dècima superior al del primer trimestre de 2023. Un repunt d’aquest tipus en una economia tan enorme significa que la Xina sola podria impulsar gran part del creixement mundial durant aquest període. La recuperació de la Xina però tindrà efectes secundaris dolorosos. A gran part del món podria generar una inflació més alta o un increment dels tipus d’interès. Els bancs centrals ja estan pujant els tipus a un ritme frenètic per lluitar contra la inflació. Si la reobertura de la Xina augmenta la pressió sobre els preus, hauran de mantenir una política monetària més estricta durant més temps. Per a Europa, la reobertura de la Xina és un altre motiu de preocupació de cara al subministrament de gas ja que una forta recuperació a la Xina suposarà més competència per a les importacions de gas natural liquat. Per a la mateixa Xina, la normalitat posterior a la pandèmia no suposarà un retorn a l’statu quo anterior, ja que després del canvi sobtat de política, moltes empreses d’inversió ara veuen la Xina com una aposta més arriscada. Les empreses estrangeres tenen menys confiança que les seves operacions no es veuran interrompudes i molts estan disposades a pagar costos de producció més elevats per fabricar en altres països considerats ara com més segurs.
Le déclin de l’OMC, une menace pour la stabilité mondiale
L’editorial del diari Le Monde alerta que l’Organització Mundial del Comerç (OMC) s’enfronta a una crisi existencial. Des de la seva creació el gener de 1995, la institució ha contribuït a una expansió sense precedents del comerç internacional, fent més fluid el comerç gràcies a la rebaixa de les barreres duaneres i la convergència d’estàndards entre països. L’adhesió de la Xina a l’organització l’any 2001 va accelerar dràsticament aquest procés de globalització, que prometia una major prosperitat econòmica i estabilitat geopolítica per a tothom. Però, al cap d’uns anys, la maquinària comença a donar senyals de fatiga. Crisi financera del 2008, mobilitzacions polítiques contra la desindustrialització als països desenvolupats, auge del sobiranisme, desafiament a l’hegemonia del poder nord-americà per part de la Xina i finalment el debilitament de les cadenes de subministrament provocat per la pandèmia de COVID-19: els motius que porten a qüestionar la globalització s’han multiplicat, amenaçant l’OMC amb la obsolescència. Si encara no s’ha escrit el certificat de defunció de l’OMC, la seva centralitat en la coordinació del comerç mundial està sent àmpliament qüestionada. Les qüestions de seguretat i geopolítics tenen prioritat ara sobre les interdependències econòmiques. Es tracta d’un pendent perillós, que corre el risc de portar a l’estat de la llei del més fort, en el pitjor moment. La desacceleració del creixement global, l’ampliació de les desigualtats entre el Sud i el Nord i els reptes agrícoles i ambientals no es podran superar si cadascú només mira pels seus propis interessos. Més enllà del destí de l’OMC, el que està en joc és l’estabilitat mundial.
Sostenibilidad y cambio climático
An annual check-up for the climate movement
May Boeve procedeix a a Social Europe a un balanç anual en relació amb el canvi climàtic. Respecte l’any passat, la invasió russa d’Ucraïna ha desfermat una crisi energètica global, que continua afectant la vida i els seus mitjans de subsistència de milions de persones, la qual cosa ha posat de manifest la urgència de reduir la nostra dependència dels combustibles fòssils i remodelar els nostres sistemes energètics, juntament amb les onades de calor sense precedents a Europa, Àsia i Amèrica del Nord i les devastadores inundacions a Pakistan. Tot i així, considera que s’han fet avenços que obrem la porta a l’esperança. L’aprovació al Estats Units de la Llei de reducció de la inflació, la major inversió en reduccions d’emissions de la història del país, és tot un assoliment històric. Això no obstant, l’autora afirma que els lobbys dels combustibles fòssils estan pressionant els governs d’Àfrica i d’altres llocs perquè inverteixin en gas natural en resposta a la crisi energètica. Molts projectes recents serien autèntiques bombes de carboni, que emetrien més de mil milions de tones de diòxid de carboni al llarg de la seva vida útil. També considera que la COP27 va ser un moment important per al moviment climàtic, gràcies als activistes i portaveus del sud global, que ha permès arribar a un acord per establir un fons per compensar els països més vulnerables al canvi climàtic. Finalment, destaca altres desenvolupaments positius en relació a la política climàtica com el llançament de Just Energy Transition Partnerships a Indonèsia, Sud-àfrica i Vietnam, amb l’objectiu d’ajudar els països a superar els combustibles fòssils, La comunitat internacional també ha fet avenços per tal de protegir la natura ja que la conferència de biodiversitat de la ONU (COP15) va adoptar el Marc global de la biodiversitat que molts equiparen a la fita de l’acord climàtic de París del 2015 i que té per objectiu protegir el 30 per cent de totes les àrees terrestres i marítimes el 2030.
Las urgentes agendas ambientales de América Latina en 2023
Amèrica Llatina té alguns dels països més diversos del món. Tot i això, la seva riquesa ambiental es veu afectada cada any per activitats extractives agressives com la mineria, la desforestació, i la ramaderia extensiva, entre altres activitats depredadores. Els autors consideren doncs que al 2023 les principals nacions llatinoamericanes haurien d’implementar decididament polítiques actives per impedir que la regió es degradi encara més. Segons un nou informe del Banc Mundial (BM), l’acció climàtica és urgent a la regió per aconseguir accelerar una transició efectiva cap a economies resilients i baixes en emissions de carboni. L’informe, intitulat Full de ruta per a l’acció climàtica a Amèrica Llatina i el Carib 2021-25, afirma que els desastres i fenòmens relacionats amb el clima com sequeres, esllavissades i inundacions, entre d’altres, seran cada cop més freqüents i intensos, i que per tant la regió és una de les més vulnerables a l’avenç destructiu del canvi climàtic. El BM estima que els costos causats per aquests desastres en matèria d’infraestructura, energia i transport equivalen a l’1% del PIB regional i fins al 2% en alguns països centreamericans. L’informe, a més, mostra que al 2030, només a Amèrica Llatina fins a 5,8 milions de persones podrien caure en la pobresa extrema com a resultat dels efectes del canvi climàtic i que al 2050 hi hauria 17 milions de desplaçats climàtics. Després dels resultats insuficients de la COP27, queda clar que si els països de Llatinoamèrica no creen plans d’acció climàtica coordinats i estructurats, no podran pal·liar una crisi que ja està tenint efectes irreversibles en la destrucció de l’hàbitat de moltíssimes espècies, inclosa la humana.
How reforestation can create prosperous futures for global communities
Els efectes de la desforestació són catastròfics perquè contribueixen de manera important al canvi climàtic, ja que els arbres retenen el CO2, el principal gas d’efecte hivernacle que causa el canvi climàtic. Refreden la superfície terrestre, proporcionen oxigen i creen hàbitats saludables. La desforestació doncs comporta una devastació social i econòmica incalculable, l’escassetat d’aliments, la desertificació, l’erosió del sòl, les inundacions i la pèrdua d’espècies animals, la qual cosa suposa uns reptes seriosos per a les comunitats i els pobles indígenes. El ritme de la desforestació està sent molt ràpid, amb 437 milions d’hectàrees de massa arbòria perdudes des de l’any 2000. I ha empitjorat recentment, passant de 13,4 milions d’hectàrees de massa arbòria perdudes el 2001 a 25,3 milions d’hectàrees només el 2021. Reforestar el planeta és per consegüent una solució clau i un component dels objectius climàtics de l’ONU, però abordar el problema no es pot fer de manera aïllada. La reforestació és una manera rendible i altament eficaç de mitigar el canvi climàtic; també pot protegir les comunitats de riscos futurs. Però cal un front unit per assolir el repte que tenim davant. L’ús efectiu de la investigació, les dades i la tecnologia, i un enfocament dirigit per la ciència, juntament amb la participació local, poden ajudar a crear progrés en la tasca urgent de protecció del clima. A tot el món, la Priceless Planet Coalition s’ha associat amb Conservation International i World Resources Institute per replantar 100 milions d’arbres ja que centrar-se en la reforestació a les zones que no només tenen la major necessitat, sinó també amb el major potencial d’afectar el canvi de clima, biodiversitat i comunitat, pot conduir a un futur més fort i més resilient per a tothom.
Climate change is likely to increase migration
L’article informa que l’Àfrica subsahariana, l’Àsia oriental i el Pacífic i el sud d’Àsia són les regions més afectades per les migracions causades pel canvi climàtic i alerta que cada vegada més persones es veuran forçades a abandonar les seves llars per culpa de fenòmens meteorològics extrems agreujats per l’augment de les temperatures globals, com ara les devastadores inundacions al Pakistan a l’agost i setembre del 2022, que van comportar el desplaçament de 33 milions de persones. Als països pobres, l’acumulació de catàstrofes elimina els recursos i fa que cada desastre sigui més perjudicial que l’anterior. L’escalfament global és doncs un factor multiplicador agreujant altres motors de la migració com la pobresa o els conflictes bèl·lics. El Banc Mundial preveu que l’any 2050, fins a 143 milions de persones a l’Àfrica subsahariana, Àsia del Sud i Amèrica Llatina seran desplaçades internament per factors climàtics. Contràriament a les afirmacions realitzades des del nord global, la gran majoria d’aquests migrants, tres de cada quatre, es quedaran dins de les seves pròpies fronteres. Així doncs, els seus països d’origen exigiran cada cop més que la migració es tingui en compte en el finançament de pèrdues i danys en concepte de reparacions pagades pels països rics més responsables de les emissions.
Five options for restoring global biodiversity after the UN agreement
Henrik Svendäng analitza cinc opcions per restaurar la biodiversitat global després de l’acord de l’ONU, un acord signat per gairebé 200 països. L’acord Kunming-Montreal no és legalment vinculant, però requereix que els països informin del seu progrés. En primer lloc, doncs, l’autor presenta la opció d’evitar polítiques que subvencionen la sobreexplotació per salvar la biodiversitat. Un estudi ha demostrat que acabar amb els subsidis de combustible i manteniment reduiria l’excés de pesca. En segon lloc, la protecció a alta mar, on nombroses espècies de peixos s’encarreguen indirectament de la protecció atmosfèrica, d’aquí la necessitat d’acords internacionals vinculats a la seva protecció. En tercer lloc, la prohibició de la pesca d’arrossegament de fons per evitar l’emissió de gasos d’efecte hivernacle i també prohibir la tala d’arbres. També recomana empoderar els defensor de terres indígenes, ja que gràcies a ells conservem, per exemple, molts primats. Per acabar, cal aturar els objectius de produccions, pràctiques que a la llarga no són realistes com el criticat rendiment màxim sostenible (RMS) i que ha tornat a posar-se de moda.
Innovación, ciencia y tecnología
ChatGPT: pourquoi tout le monde en parle?
El llançament de ChatGPT el 30 de novembre de 2022 suposa una nova fita en el desenvolupament de tecnologies de processament del llenguatge. És, en tot cas, la primera vegada que un sistema d’IA, fruit directe de la recerca, desperta aquest entusiasme i l’autor analitza les raons d’aquest ressò i perquè les capacitats de ChatGPT s’allunyen de les tecnologies anteriors capaços de generar text. Destaca que ChatGPT ha permès un salt qualitatiu: és capaç de respondre, de manera sovint rellevant, a gairebé qualsevol consulta formulada en llenguatge natural. GPT2, després GPT3 -els models de llenguatge anteriors desenvolupats per OpenAI- ja eren molt bons per generar text a partir d’unes poques paraules o frases donades com a inici (el que s’anomena “prompt”): sovint parlem de “lloros” (lloros estocàstics), tal com van proposar Emily Bender, i molts altres investigadors crítics amb aquestes tècniques. Efectivament, es podria dir que aquests sistemes produïen text a partir de fragments d’oracions extrets dels immensos corpus al seu abast. ChatGPT adopta aquestes característiques, però la part de “xat” afegeix una dimensió completament diferent, i sovint impressionant. Paral·lelament, OpenAI també es beneficia de la gran publicitat que li aporta la seva eina, i de totes les interaccions dels usuaris. Si un usuari informa que una resposta no és bona, o demana a l’eina que reformuli la seva resposta tenint en compte un element addicional, el sistema emmagatzema aquesta informació i pot reutilitzar-la per refinar la seva resposta a la sol·licitud o en una petició similar. Per tornar al propi sistema, la part de chat és, per tant, el que fa la força i la particularitat de ChatGPT (en comparació amb GPT3 per exemple). Ja no és un model lingüístic “simple” capaç de generar text “al quilòmetre”, sinó un autèntic sistema de diàleg. Probablement s’ha beneficiat de milions o milers de milions d’exemples avaluats per humans, i la fase actual -on centenars de milers d’usuaris “juguen” amb el sistema gairebé de manera gratuïta- permet millorar-lo contínuament, ja que es registren totes les interaccions. En canvi, un dels inconvenients és que actualment ChatGPT només es pot utilitzar en línia i també cal plantejar-se quin impacte tindrà ChatGPT en el futur, quines aplicacions se’n derivaran i cap a quin model econòmic tendeix l’empresa OpenAI (i Microsoft, el seu principal inversor).
El metaverso: pasado, presente y futuro
En aquest article, els autors argumenten que si prenem en consideració el fet que el metavers està compost per un entorn virtual que serveix d’extensió digital de la vida real en totes les seves dimensions (socials, polítiques i econòmiques), això no comporta que la realitat virtual (VR) passi ara a canviar de nom. Segons el professor de la Universitat d’Indiana Bloomington Edward Castronova, perquè una experiència virtual sigui considerada metavers ha de complir els requisits següents: 1) ser interactiva: permetre la comunicació en temps real entre els usuaris interconnectats i amb els continguts i les experiències virtuals desenvolupades; 2) procurar la corporeïtat: cada usuari estarà representat virtualment mitjançant un avatar dissenyat segons la seva conveniència i desig; i 3) ser persistent: el metavers sempre està connectat i en evolució independentment dels usuaris connectats en un moment determinat. Qualsevol plataforma digital que procuri interacció i experiència de món obert, on els individus tenen lliure albir per fer servir diverses eines i recursos, és part d’aquesta etapa inicial del metavers. El metavers és un símptoma més del que s’ha anomenat “la nova internet” o web 3.0, on conflueixen els sistemes descentralitzats (tecnologia blockchain), les criptomonedes (bitcoin, etherium, etc.) i els actius digitals (NFT). Tots aquests elements són perfectament compatibles amb una proposta virtual oberta. Els autors també destaquen que tot aquest procés d’innovació hauria d’anar acompanyat d’una tasca d’alfabetització digital. És cert que la generació Alfa i fins i tot els centennials tenen un avantatge en l’adopció i la comprensió d’aquest nou context, però altres segments de la població corren el risc de quedar-ne al marge. D’altra banda, pel que fa a la comunicació i l’acció de marques i empreses, aquestes han de reforçar el seu màrqueting relacional i les seves estratègies de màrqueting d’atracció (inbound marketing) que els permetin explotar de manera òptima les possibilitats interactives i socialitzadores que ofereix la virtualitat del metavers. Igualment, la indústria ha de reforçar la vida real els seus equips de treball i el seu capital humà amb perfils que permetin el disseny i la programació d’aquest tipus d’entorns alternatius. El metavers està en etapa inicial i encara queda molta feina per fer i molt camí per recórrer. Tot i això, la seva penetració en la nostra vida diària en els propers anys és inqüestionable. En darrer terme, la indústria tecnològica encara té el gran repte d’aconseguir la interoperativitat entre els diversos metaversos, ja que actualment cada entorn virtual funciona de manera independent.
War in the time of digital platforms
En aquest article l’autor reflexiona sobre com les plataformes digitals han passat a primer pla en la guerra d’Ucraïna. L’aturada que es va produir l’octubre de 2022 a la plataforma Starlink, sistema de satèl·lits que proporciona accés a Internet a civils i personal militar, gairebé va posar en perill una operació militar decisiva. Un mes després, es va especular sobre si Elon Musk, ara propietari de Twitter i Space-X, havia parlat amb el president rus Vladímir Putin abans de tuitejar el seu pla de pau. Per la seva banda, Amazon Web Services va revelar que el dia que va començar la invasió el 24 de febrer de 2022, va reunir el personal tècnic amb representants del govern d’Ucraïna per debatre la incorporació de maquinari d’emmagatzematge d’Amazon per transferir dades del sector públic i privat al núvol. També Microsoft es va comprometre a proporcionar tecnologia a Ucraïna a través del seu núvol. La pregunta que formula l’autora és saber si estem assistint a una privatització de la guerra. Si d’una banda, els estats nació continuen sent els principals actors de la guerra, de l’altra el paper actiu d’un grapat de plataformes digitals marca una discontinuïtat important amb el passat. Les plataformes tenen un poder tecnoeconòmic que encara ha estat poc estudiat. Els estats difícilment poden perseguir els seus objectius sense control tecnològic. Aquestes plataformes es converteixen en els ulls i les orelles dels estats mitjançant núvols i cables submarins, però també en interlocutors quan els estats abusen de la interdependència armada en les relacions internacionals. La dependència mútua entre plataformes i governs reforça doncs el poder econòmic de les plataformes. En darrer terme, d’acord amb les investigacions de Lucas Maaser i Stephanie Verlaan, l’aparell militar nord-americà depèn cada vegada més de la tecnologia, el coneixement i les infraestructures de les plataformes. També revelen que més del 80 per cent de les patents relacionades amb la IA estan en mans de plataformes nord-americanes i xineses.
Spatial: la souveraineté européenne menacée
L’ambició de l’Europa espacial de mantenir-se en la carrera contra els nord-americans i els xinesos està seriosament qüestionada. El seu model de funcionament també, ja que l’espai, un domini reservat durant molt de temps a les grans agències nacionals, ha estat sacsejat pels projectes d’Elon Musk. Amb SpaceX i els seus coets Falcon, el multimilionari nord-americà fa deu anys que hi imposa les seves regles. Tot és més ràpid, més barat, i els seus coets són reutilitzables. L’editorial de Le Monde destaca que aquesta agilitat contrasta amb la pesadesa dels processos europeus, sovint font de retards i costos addicionals. Davant l’ofensiva de SpaceX, l’Agència Espacial Europea (ESA) va reaccionar llançant, el desembre de 2014, els programes Ariane-6 i Vega-C. Però ho va fer sense canviar la seva organització i sobretot mantenint la seva regla del “retorn geogràfic”, una pràctica que consisteix a reasignar a cada Estat una càrrega industrial equivalent a la seva aportació financera. Així, un país pot aconseguir que una de les seves empreses participi en un projecte, encara que no sigui la més eficient en el seu camp. Aquesta norma és cada cop més feixuga davant els múltiples projectes de les start-ups i sobretot dels multimilionaris nord-americans Elon Musk i Jeff Bezos. Sobretot perquè les iniciatives es multipliquen i requereixen reaccions ràpides. Per mantenir un calendari molt ajustat que preveu la posada en marxa d’aquesta constel·lació a partir del 2027, Brussel·les ha decidit renunciar al “retorn geogràfic” de l’ESA en les seves convocatòries, a favor de la competència tècnica dels fabricants, la innovació i l’eficiència. Una iniciativa que ha de ser imperativament un èxit i convertir-se en l’estàndard aplicable a tots els programes espacials. La sobirania europea està en joc.
Inevitable Outbreaks. How to Stop an Age of Spillovers From Becoming an Age of Pandemics
En aquest article, els autors reflexiona sobre les pandèmies que han anat afectat el món en diferents èpoques, centrant-se al Estats Units. La COVID-19, però, ha estat un fenomen mundial que ha afectat gran part de la població. La veritat és que factors com el creixement de la població, la urbanització o un major consum de carn han fet que el risc d’una pandèmia augmentés constantment, i juntament amb la industrialització i la modernització han fet que el risc s’estengui més ràpidament. Però els avenços moderns també han donat noves eines per prevenir i contenir els contagis. Els autors destaquen que el que provoca l’augment dels brots de salt d’espècie és la modernitat, i que factors de riscos en relació amb el canvi climàtic agreugen aquests problemes, ja que provoquen una major convivència entre d’animals i persones. El salt d’espècie viral és com comencen ara les pandèmies. No obstant, teòricament la propera pandèmia podria sorgir des d’un laboratori, ja que els agents infecciosos es poden propagar a través de plaques de cultiu. I aquest és un debat sobre si el SARS-CoV-2 podria haver-se escampat a partir d’un laboratori. Ara la pregunta és: quina serà la propera? El més probable és que sigui un virus que es transmeti de forma natural del contacte humà amb animals. Destaquen dues famílies. Els primers són els coronavirus, que tenen un període d’incubació curts i muten dividint-se en variants i tipus. D’altra banda, hi ha els virus influença, agrupats per dues proteïnes a la superfície del virus, l’hemaglutinina i la neuraminidasa. Hi ha altres malalties transmeses per vectors, les infeccions d’una categoria de virus anomenats arbovirus que els transmeten els artròpodes als humans. No obstant, gràcies a Internet les innovacions en la vigilància dels virus zoonòtics poden alertar i prevenir noves pandèmies, a més d’advertir més ràpidament la resta del món davant una nova amenaça mundial. Per evitar propagacions, cal que els governs aturin el comerç il·legal de fauna exòtica i que estableixin estàndards internacionals als laboratoris. La cooperació és un element clau per la mitigació de riscos. Els països que puguin permetre’s equipament, subministraments i personal necessaris haurien de col·laborar amb els països d’ingressos baixos i mitjans. En el moment en què una epidèmia traspassa les fronteres ja és massa tard per a la prevenció. No obstant això, la comunicació pot minimitzar el seu impacte.