Entrevista | Asun Lera St. Clair: «La idea de progreso en la cual están fundadas nuestras economías tiene que cambiar radicalmente»
El cambio climático es un riesgo sistémico cuyos potenciales impactos pueden alterar de forma dramática nuestro sistema socioeconómico y planetario. En 2015, se adoptó la Agenda 2030, un compromiso global asumido por 193 países para implementar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y su cumplimiento en 2030. En una entrevista con Àngel Castiñeira, director de la Cátedra LiderazgoS de ESADE, Asun Lera St. Clair, miembro del Comité de expertos en digitalización para la sostenibilidad en Future Earth, integrante del Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible (CADS) y miembro consejo de la Misión Horizonte Europa para la adaptación al cambio climático y la transformación social, evalúa la evolución de la opinión pública sobre el cambio climático en estos últimos años y la implementación de la Agenda 2030, así como su potencial transformador. La experta también hace un balance del impacto de la crisis sanitaria y de la emergencia climática, y aporta algunas reflexiones sobre la influencia de la digitalización y la inteligencia artificial en la sostenibilidad. St. Clair analiza, además, cómo los gabinetes de asesoramiento científico pueden contribuir con su conocimiento a la toma de decisiones informadas para el diseño de políticas públicas más resilientes y mejor adaptadas a las transformaciones que requiere la implementación de los ODS.
Evolución de la opinión pública sobre el cambio climático
Àngel Castiñeira: En 2014, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) elaboró el quinto Informe de Evaluación. El año siguiente se adoptó la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Fue también el año en que se adoptó el Acuerdo de París en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, conocida como COP21. ¿Cómo valora la evolución de este debate y la comprensión de la opinión pública sobre el cambio climático desde el año 2014-2015 hasta ahora? ¿Cree que, aunque estemos todavía en el ámbito de la concienciación, hay una verdadera visión y mayor sensibilidad por parte de los gobiernos, las empresas y la sociedad?
Asun Lera St. Clair: El período 2014-2015 fue un momento en el que se entendió que el cambio climático no era una cuestión solamente biofísica, sino que existe una relación directa entre los temas biofísicos, la degradación medioambiental, los temas socioeconómicos y las cuestiones de la economía. Los ODS son mucho más amplios que el cambio climático. Por otro lado, lo que sí creo que aprendimos fue la importancia de no solamente entender la información climática, sino de comprender cómo afecta a la sociedad. Si la sociedad es vulnerable, los riesgos del cambio climático se incrementan. Hemos avanzado mucho en comprender esa interacción entre los factores biofísicos y los factores sociales. El acuerdo de París y los ODS son parte de una misma agenda, no se puede tener uno sin tener el otro. Es imposible que no se cumpla el Acuerdo de París y sí en cambio los ODS, y ocurre lo mismo a la inversa. No es posible decir que hemos conseguido un desarrollo sostenible si al mismo tiempo no somos también resilientes al cambio climático.
El potencial transformador de la Agenda 2030
Àngel Castiñeira: Entendiendo, por tanto, que ha habido una mayor comprensión, un mayor conocimiento sistémico y una mayor concienciación, cuando este proceso lo trasladamos al ámbito de los resultados, de la acción, ¿considera que ha habido verdaderamente avances reales? O, por el contrario, ¿ha habido retrocesos o puntos muertos? En relación con el logro de los ODS y los objetivos establecidos en el Acuerdo de París, ¿cuál sería su particular balance personal?
Asun Lera St. Clair: Aquí la clave es el adverbio “verdaderamente”. Aunque hemos mejorado muchísimo en la comprensión y hay mucha más concienciación, no estamos todavía en el “verdaderamente”. Creo que faltan incentivos de políticas y de regulaciones que obliguen a internalizar el coste real de las emisiones de gases de invernadero y de la destrucción del medio ambiente. No solamente no tenemos un precio para el CO2, sino que no se da el valor suficiente a los recursos naturales o al deterioro medioambiental.
Al mismo tiempo, diría que tampoco tenemos una valoración real de instrumentos como las políticas sociales para proteger a ciudadanos en casos extremos. Esas políticas y esos mecanismos no están suficientemente valorados dentro del funcionamiento de la economía. Por tanto, no solo necesitamos un cambio del modelo de negocio para las empresas, sino que, además, necesitamos un cambio de mentalidad, y diría que un cambio de valores fundamental, donde podamos valorar el progreso como un modo de vida que no sea necesariamente consumista ni destructivo para el medioambiente. No hemos llegado aún a ese momento de normalización.
Necesitamos un cambio de mentalidad para valorar el progreso como un modelo de vida que no sea necesariamente ni consumista ni destructivo para el medioambiente
El ejemplo del COVID-19 es muy interesante, ya que nos ha demostrado que somos vulnerables, en este caso a un virus, y que las respuestas de los sistemas socioeconómicos, el comportamiento individual y el colectivo son fundamentales. Al mismo tiempo se habla de la vuelta de los años 20: ¿qué pasará cuando estemos todos vacunados y podamos volver a salir? Volverán los locos años 20. De ser así, no habremos aprendido demasiado. No quiero ser pesimista, pero sí realista. No estamos experimentando ese cambio de valores todavía.
Año 2021: ¿qué podemos esperar?
Àngel Castiñeira: Desde una perspectiva optimista, al frente de la Comisión Europea se sitúa una dirigente que defiende el Pacto Verde Europeo, el EU Green Deal. Y desde EE. UU., el presidente Joe Biden ha hecho también una apelación al Green New Deal. El pasado 22 de abril se celebró el Día Mundial de la Tierra, una cumbre internacional sobre cambio climático, y en noviembre de este mismo año tendrá lugar el encuentro en Glasgow de la COP26, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Son coyunturas y acontecimientos que sitúan estos temas en el punto de mira en 2021. Como diría Immanuel Kant, ¿qué podríamos esperar, y qué sería razonable exigir de estos grandes eventos?
Asun Lera St. Clair: Estos eventos son muy importantes y los cambios políticos que hemos visto ahora tanto en Europa como en Estados Unidos suponen una gran diferencia. Volver a contar con la participación de Estados Unidos en el Acuerdo de París es muy importante y la concienciación que emana de estas cumbres también lo es. Me gustaría, sin embargo, pedir lo siguiente, y me sirvo del ejemplo de los cambios que hemos visto en el último informe del Desarrollo Humano del PNUD lanzado el pasado enero. Creo que es momento de reconocer que hay puntos muertos entre los ODS y lo que realmente se tiene que hacer para reducir drásticamente las emisiones de gases invernadero. Lo que todavía tenemos que entender mejor son las contrapartidas entre los objetivos ecológicos, sociales y económicos. Estos son, creo, los problemas y retos que deben debatirse entre esas organizaciones. El Informe del Desarrollo Humano 2020 intenta precisamente evaluar estas contrapartidas. Además de medir solamente la economía, así como el nivel de educación, o el acceso a los servicios de salud en los distintos países, ahora ha sacado un índice, todavía es una iniciativa piloto, que se llama Planetary Pressures-Adjusted HDI. La idea es ver cómo pueden valorarse, no solo los avances en educación en el nivel de ingresos y en el producto nacional bruto, sino también las emisiones per cápita de CO2 o la desigualdad intergeneracional.
Esto nos lleva a darnos cuenta de que el modelo de desarrollo y la idea de progreso en la cual están fundadas nuestras economías tiene que cambiar radicalmente. Son temas complejos y cuando se habla de decrecimiento o cuando se habla de tener que reorientar el capitalismo salvaje, son cuestiones incómodas. Ciertamente, tenemos que cambiar el modo de valorar la economía y de contribuir a ella.
Otro punto que considero relevante es el de la transformación social como uno de los temas clave que se debe debatir a nivel global. Necesitamos una transformación social que sea al mismo tiempo local, nacional y global, ya que las naciones y los países siguen siendo un sistema en el cual estamos todos agrupados, pero la perspectiva debe ser también global. Ahí se pone de relieve la necesidad de la gobernanza multisectorial que creo que, en las conferencias de las COPS, no se ha entrado a discutir suficientemente todavía.
La transformación social es uno de los temas clave que se debe debatir a nivel global. Esta transformación tiene que ser al mismo tiempo local, nacional y global
Y, por último, quería destacar que lo relevante en estas grandes conferencias es reconocer que, aunque son importantes y la acción global y la parte multilateral es esencial, tenemos que contemplar la necesidad de acción de otros actores como las ONG, las organizaciones ciudadanas y el sector privado. Pese a estar representado en estas citas, la participación se ciñe casi únicamente a las grandes compañías. Este tema es más difícil para la mediana y para la pequeña empresa. Por tanto, tenemos que examinar cómo trasladamos los mensajes de esas grandes citas a la acción de otros actores también necesarios.
Àngel Castiñeira: Teniendo en cuenta lo que apuntaba sobre esta especie de contrapartidas que tendremos que tratar durante este año, ¿sería moderadamente optimista con relación a estos eventos, tanto de la cumbre del cambio climático, como del encuentro de Glasgow? ¿O va a ser “más de lo mismo” en el sentido de que todavía habrá más discurso, pero menos compromiso con la acción?
Asun Lera St. Clair: Creo que, tal y como están diseñadas las COPS, falta un sistema de comités que pueda realmente trabajar estos temas. He participado en varios eventos, hace dos años en Bonn, donde precisamente el tema era la confluencia entre los ODS y el Pacto de París. Considero que tenemos que ampliar el foco del debate, además de los instrumentos con los que se organizan estas grandes conferencias para que puedan asistir representantes de diferentes ámbitos de los gobiernos. En esas conferencias, asiste el negociador del cambio del clima. Son representantes de cada país y creo que lo que se necesita es un diálogo más horizontal, con diferentes sectores de los gobiernos, en el ámbito social, financiero y económico, y las oficinas de cambio climático.
Crisis climática: consecuencias sociales, políticas y económicas
Àngel Castiñeira: En sus últimos artículos insistía en disponer de una agenda integral y una perspectiva sistémica. Ponía, además, el acento en advertir contra el olvido de determinados puntos ciegos sobre la manera de entender la problemática del cambio climático y sus consecuencias, y también en no desvincular la visión de los problemas técnicos de la de los problemas relacionados con estructuras sociales, políticas y económicas. ¿Qué es aquello que le preocupa que no se está haciendo bien? ¿Cómo cree que vamos a resolver estos tres temas de forma óptima en los próximos años?
Asun Lera St. Clair: El tema del cambio climático sigue dominado por la parte técnica y es muy importante entender los modelos y el sistema biofísico de la tierra. Es fundamental para poder visionar qué es lo que está pasando, pero si no nos damos cuenta de que no existe planeta sin los seres humanos y que no existen seres humanos y grupos sociales sin estar involucrados en un sitio, en unas ecologías y territorios, no vamos a solventar el problema. No se trata de decir que todo se basa en el comportamiento humano, porque eso me parece una forma de esquivar la pregunta difícil y poner toda la responsabilidad en el comportamiento individual. Lo que sí tenemos que comprender es que nuestros sistemas socioeconómicos, nuestros modelos de negocio, nuestras formas de consumo, nuestras formas de distribución, el cómo organizamos nuestras ciudades… Todo eso es la parte fundamental donde tenemos que cambiar y adaptar para poder mitigar y adaptar al mismo tiempo. O sea, tenemos que ver la parte integral y sistémica del problema, donde están los aspectos socioeconómicos, juntamente con los biofísicos. En las ciencias sociales hablamos de sistemas socioecológicos, de hecho, son sociotécnico-ecológicos, porque la tecnología también está ahí.
La otra parte que creo que es fundamental, y que es muy difícil, pero muy importante, son las diferencias entre el norte y el sur: con los países en vías de desarrollo y la parte más vulnerable de la sociedad, en comparación con los países avanzados. Hoy en día muchos dicen que esa diferencia no tiene razón de ser. Las grandes desigualdades en el mundo son una de las barreras más importantes para poder hacer el cambio necesario. Ocurre como con la COVID. Imaginemos que a todos nos vacunan, en Barcelona, o en Cataluña, pero al resto no. No estamos en un estado resiliente, o somos todos o no somos nadie. Y aquí se trata de lo mismo por dos razones principales: La primera es que no podemos tener a una minoría adaptada, con un modelo de negocio y con una política de mitigación puesta en marcha, mientras que el resto todavía necesita hacer lo esencial para tener un mínimo de consumo y obtener su supervivencia básica. En segundo lugar, necesitamos una solidaridad y un sentimiento de ciudadanía global, que no tenemos. Las desigualdades son una barrera porque mientras existan estas desigualdades, la argumentación en favor de una ciudadanía global es una contradicción.
Las grandes desigualdades son una de las barreras más importantes para hacer el cambio necesario. Hay que combatirlas y reforzar el compromiso ciudadano y la democracia deliberativa
También tenemos que debatir sobre las contrapartidas, cómo los valoramos, cómo los sopesamos, qué voces se escuchan cuando se hacen esas valoraciones, tiene que haber un proceso democrático. Entonces, yo diría que la deliberación democrática y el involucramiento ciudadano es otra de las partes que creo que está bastante olvidada. Esto no es una cuestión solamente de los técnicos, o de los políticos, o de las grandes empresas, son temas que hay que debatir con la ciudadanía. Una de las grandes soluciones no es solo combatir las desigualdades, sino, además, reforzar la democracia deliberativa y alcanzar prácticas reales de compromiso ciudadano.
Afectación de la emergencia climática y de la crisis sanitaria
Àngel Castiñeira: La problemática que tenemos hoy, tanto de la emergencia sanitaria derivada de la pandemia como de la emergencia ecológica, no es un problema exclusivo del norte o del sur, sino que es un problema de todos. ¿Cree que la Agenda 2030 tiene en cuenta y puede contribuir a solucionar ese tipo de fenómenos que seguramente van a tener continuidad, como pueden ser los virus o las pandemias? ¿Hasta qué punto, de acuerdo con su conocimiento, cree que hay una relación directa entre ambas emergencias, entre lo que podríamos llamar las disrupciones medioambientales y la aceleración de problemáticas que afectan directamente al tema de la salud?
Asun Lera St. Clair: Creo que la crisis de la COVID nos ha enseñado que hay una relación directa entre la destrucción del medio ambiente y la vulnerabilidad a nuevos agentes ante los cuales no somos resilientes, y respecto a los cuales no tenemos ni siquiera protección. Aunque la ciencia se ha movilizado de una manera absolutamente fabulosa para producir vacunas en tiempo récord, esto es un aviso. Un aviso sobre el modelo de desarrollo que empezó después de la Segunda Guerra Mundial: el modelo del “más es mejor”, de construcción de grandes ciudades, de entrar en las zonas reservadas, de interactuar muy de cerca con el mundo animal sin darle espacio. Es un aviso de que este planeta no es solo para los seres humanos, este planeta tiene que ser también para otros seres vivos y tiene que haber espacio para todos para que podamos convivir en armonía. Creo que esa relación de armonía entre el ser humano, el mundo animal, el medio ambiente y los ecosistemas está, ahora, muchísimo más clara en la mentalidad de los expertos y del público en general.
El concepto de salud planetaria hace tiempo que se usa. La relación de los impactos del cambio climático en la salud es todo un campo de investigación con muchísimos avances. Hay una necesidad de convivir en el planeta de forma armónica con sistemas ecológicos, con sistemas de biodiversidad y con respeto para esos ecosistemas y sus habitantes. Creo que tenemos que poner más énfasis en entender su importancia. No lo teníamos tan claro en 2015 cuando se concibieron los 17 ODS.
Influencia de la digitalización y la inteligencia artificial en la economía
Àngel Castiñeira: Muchas veces, cuando desde el sector privado nos preguntan qué tipo de acciones se pueden llevar a cabo para contribuir a la Agenda 2030 y a la mejora del cambio climático, apelamos a procesos de descarbonización, a temas de economía circular y también hablamos de la importancia de la digitalización. Directivos tanto del sector privado como del sector público nos preguntan, en concreto, ¿cómo puede contribuir la digitalización a la mejora de la sostenibilidad? Para una persona que procede del campo inicial de la filosofía y de las ciencias sociales, con una aproximación a la digitalización y a la cuestión de la sostenibilidad, ¿qué luz nos aporta para la mejora de los próximos años?
Asun Lera St. Clair: Creo que hay una oportunidad enorme de hacer el bien al planeta y a los seres humanos, a las generaciones futuras, y, al mismo tiempo, generar empleo y tener crecimiento económico para las empresas. Las tecnologías digitales nos ofrecen hoy en día una capacidad de transparencia única que permite, por ejemplo, decir exactamente cuál es la huella de carbono de un producto desde el proceso de utilización de recursos naturales, la manufacturación, el transporte, hasta llegar al consumidor. Solamente con un código QR podemos educar a toda una generación para que conozca qué es lo que está comprando. Podemos utilizar sensores y controles con software e inteligencia artificial para usar, de manera mucho más efectiva, recursos naturales tales como el agua. Podemos utilizarlos para hacer agricultura de precisión donde producir productos alimentarios utilizando muchísimos menos recursos naturales.
Las posibilidades son inmensas y este es un tema que ha cogido fuerza en Future Earth, el network global en sostenibilidad que inició la “sostenibilidad en la era digital”. De ahí nació también una coalición más grande que incluye al PNUD, a la Agencia de Medio Ambiente de Alemania y al Consejo Internacional de la Ciencia (ISC). Esta coalición está empezando a crear para investigar todos estos temas en detalle. Para el sector privado esto son grandes oportunidades, y para los ciudadanos también.
En lugar de usar la inteligencia artificial para dar información a las grandes multinacionales, también la podemos usar para traducir información con los satélites sobre de dónde provienen las emisiones de carbono
En lugar de usar la inteligencia artificial exclusivamente para que nuestros datos den información a las grandes multinacionales sobre nuestras preferencias de consumo, también la podemos usar para traducir información con los satélites sobre de dónde, exactamente, provienen las emisiones de carbono en un lugar concreto. Este es un proyecto que está desarrollando la UE en la que el Barcelona Supercomputing Center (BSC) está involucrado. Tenemos tecnologías que permiten hacer cosas que no se podían hacer hace muy poco y que suponen un cambio geométrico y una transformación fundamental. Para mí, filosóficamente, significa que nos tenemos que preguntar cómo podemos coger estas tecnologías y aplicarlas a aspectos que den beneficio al planeta, beneficio al futuro y beneficio a la humanidad. Y en ese proceso, evidentemente, crear trabajos y generar beneficio económico.
El papel de los gabinetes de asesoramiento científico
Àngel Castiñeira: ¿Qué podríamos hacer desde el ámbito más propio nuestro, en relación con aquellas iniciativas digitales que se están aplicando fuera y que tal vez no hemos puesto en marcha todavía? ¿Está la ciudad de Barcelona, Cataluña o incluso todo España en el mismo nivel de velocidad de lo que está viendo en este tipo de organismos o plataformas internacionales? ¿Qué tipo de consejos podría darnos para finalizar?
Asun Lera St. Clair: Para finalizar, quisiera hablar un poco de algo que veo que nos falta en Cataluña y en España en general. Creo que se están haciendo unas inversiones importantes en digitalización, resiliencia al cambio climático y sostenibilidad. Pero lo que falta es que se haga de forma informada por la ciencia y de mejor manera.
Tanto Inglaterra, como Noruega, y alrededor de 30 países más, incluyendo Estados Unidos, tienen sistemas de asesoramiento científico que permiten a los gobiernos tener acceso a un grupo de expertos que les ayuda, no solamente a pensar las decisiones que tienen que tomar ahora, sino los temas en los que deberían empezar a pensar para el futuro. Creo que nos falta precisamente eso, tener un sistema de asesoramiento científico independiente que no esté asociado a un partido político, ni incluso a una administración; tiene que ser un sistema que continúe, aunque la administración cambie. Creo que se ha demostrado que eso ayuda a que las políticas sean mejores, a que estén mejor preparadas para imprevistos y que sean mucho más inclusivas.
El norte de Europa, en general, tiene mucha más tradición de ese asesoramiento científico del que tenemos en España. Es importante que esto no sea una iniciativa ad hoc, un comité para una política concreta, sino con un grupo de representantes específicos, no escogidos a dedo, totalmente independiente, y que forme parte de una institución con procedimientos permanentes, que pueda llamar la atención de los políticos sobre temas que no estén ante ellos en ese momento. Es muy importante porque nos movemos hacia un mundo con muchísimos más imprevistos. La COVID ha sido un ejemplo, pero si hablamos de cambio climático y de cascadas de riesgos biofísicos y sociales, creo que debemos estar mucho más preparados para esos imprevistos, y es importante que su identificación, toda respuesta, y su formulación, esté basada en la ciencia.
Àngel Castiñeira: Decía Naciones Unidas que estamos inmersos en la década de la acción. Tenemos este periodo de 10 años por delante para poder cambiar el mundo, para transformarlo. Le agradecemos, Asun, sus cometarios que nos ayudan a aportar visión, conocimiento y estrategia hacia ese camino.