¿De qué manera los episodios revolucionarios y los movimientos de base popular han reconfigurado el panorama sociopolítico en el Mediterráneo? ¿Y cuáles son los rasgos distintivos y las nuevas tendencias transversales que han dado forma a las políticas contenciosas en la región? En este artículo nos centramos en las complejidades de la revuelta del 2019 en el Líbano, comúnmente llamada thawra o revolución, y reflexionamos sobre su significado en el contexto más amplio de los conflictos políticos que han moldeado el Mediterráneo en las últimas décadas. En la conclusión, exploramos brevemente de qué manera la revuelta del Líbano y sus implicaciones de alcance más amplio nos dan lecciones clave para las nuevas alianzas cívicas en el partenariado euromediterráneo veinticinco años después.
La revuelta del Líbano o thawra
El 17 de octubre del 2019, un gran movimiento de protesta denominado thawra o revolución estalló en el Líbano. A raíz del anuncio de un impuesto sobre los WhatsApp, los manifestantes salieron a la calle en varias ciudades y pueblos en todo el país. La gente pedía la dimisión de todos los políticos, denunciando décadas de gobiernos corruptos. Al cabo de pocos días el gobierno del Líbano dimitió. Sin embargo, la dimisión no apaciguó el malestar permanente de la población causado por un sectarismo de los políticos del país que ha fomentado el clientelismo y ha ampliado la distancia entre la élite dominante y la ciudadanía. Los manifestantes se reunieron en las principales plazas de las ciudades del Líbano exigiendo la erradicación del régimen sectario y de sus instituciones. Debido a que las protestas estaban alimentadas sobre todo por un crac financiero, buena parte del descontento se dirigió contra los bancos y las instituciones financieras. De hecho, lo que perseguía la thawra era básicamente desacreditar la política económica de sectarismo que ha consolidado la codicia y la impunidad. A pesar de esto, pronto se creó un espacio de luchas transversales. Los manifestantes escenificaron acciones conflictivas que ponían el énfasis en la solidaridad y los agravios de la vida cotidiana [1]1 — Helle Malmvig, Tamirace Fakhoury (2020) «Tales of the Unexpected: Will the Lebanese Uprising Stay Clear of Attempts at Geopolitization?» Project on Middle East Political Science. . Además, como los sindicatos y los gremios son prácticamente inexistentes, las organizaciones feministas, dirigidas por jóvenes, y los movimientos populares lideraron algunas de las manifestaciones masivas de la revuelta. Las entidades feministas protagonizaron protestas en todo el país, y denunciaron el carácter patriarcal del sistema político, que protege su autoridad restringiendo los derechos de las mujeres. Los movimientos populares empezaron a convocar reuniones de ámbito nacional para debatir la creación de organizaciones colectivas que sustituyeran las asociaciones profesionales politizadas.
La dimisión del gobierno no apaciguó el malestar permanente de la población causado por un sectarismo de los políticos: los manifestantes se reunieron en las principales plazas de las ciudades del Líbano exigiendo la erradicación del régimen sectario y de sus instituciones
La lectura de los grafitis y eslóganes que utilizaron los manifestantes es clave para entender el último episodio revolucionario del Líbano. Todos los eslóganes tenían mensajes interseccionales con el objetivo de poner de relieve las consecuencias negativas del régimen político libanés sobre la vida de las personas. Estos eslóganes denunciaban a los partidos políticos, el sectarismo, la homofobia, la injusticia social y el sistema de “reparto del pastel” de inspiración sectaria. Al mismo tiempo, hacían referencia a la represión de las mujeres, al movimiento LGBT, a los refugiados y a los derechos de los trabajadores y los migrantes internos [2]2 — John Nagle y Tamirace Fakhoury, de próxima aparició. Resisting Sextarianism: Queer Activism in Postwar Lebanon, Zed Books, Londres .
Un elemento central de estas protestas fue el intento de reivindicar el derecho a la ciudad y a ocupar las calles y plazas públicas. En Beirut, los manifestantes asaltaron el famoso edificio del huevo, un cine abandonado en el centro de la ciudad. En las paredes interiores del viejo edificio se pintaron grafitis que reflejaban el malestar de los ciudadanos y que a su vez servían para difundir ideas para la revuelta. También asaltaron Grand Theatre en el centro de Beirut, un edificio emblemático abandonado desde hacía décadas. Con el asalto a estos espacios abandonados, los manifestantes pretendían reivindicar el centro de la ciudad, que ha sido un ejemplo del control de activos financieros y de la gentrificación neoliberal desde el final de la guerra civil (1975-1990). Por medio de esta reivindicación, los disidentes querían reapropiarse de los espacios urbanos creando nuevos imaginarios espaciales y geografías desvinculadas del poder del estado sectario.
Es en un contexto de euforia como este, mezclado con un sentimiento de animadversión hacia los gobernantes, que se desplegó la revuelta del Líbano. Cuando el episodio revolucionario se desató, un debate sobre su naturaleza y significado sirvió de caldo de cultivo para alentar a la población, a los estudiantes y a los ámbitos académicos. Las charlas y los comités de deliberación en el centro de Beirut eran un termómetro para comprobar si este conflicto era sorprendente o inevitable a la luz de los agravios acumulados. Académicos y activistas iniciaron debates de alto nivel para determinar si la revuelta del Líbano evolucionaría hacia una revolución histórica que representaría el desmantelamiento del sectarismo político, o si solo se trataría de un episodio efímero de descontento popular que pronto sería apagado por el régimen.
No hace falta decir que la opinión pública se polarizó, al inicio de las protestas, en dos bandos: quienes creían que la revuelta masiva del Líbano conduciría a un cambio, y quienes consideraban que los poderes gubernamentales pronto “secuestrarían” el nuevo escenario de protesta por medio de estrategias de cooptación y control. No obstante, quedaba claro que la llamada thawra del 2019 no había emergido de la nada y que se tenía que posicionar sobre los fracasos y abusos recurrentes del contexto de posguerra [3]3 — Tamirace Fakhoury (2020) «A Year On: An Academic Perspective of the October 17 Uprising – Part III | LAU News », Lebanese American University News. Disponible en línea. . De hecho, los agravios que acostumbran a inspirar episodios revolucionarios estaban presentes, en todo momento, en la vida diaria de los ciudadanos libaneses [4]4 — Tamirace Fakhoury (2019) «Lebanon protests: Why a WhatsApp tax sparked a political movement (politicalquarterly.blog)». The Political Quarterly. Disponible en línea. . Novelas, películas, blogs, poemas, conversaciones intelectuales en cafés o bares expresaban el gran descontento con la corrupción y la falta de acceso a servicios públicos como el agua o la electricidad. Desde el final de la guerra civil, el régimen político se ha mostrado reticente a llevar a cabo reformas políticas orientadas a debilitar sus infraestructuras de poder. No es exagerado afirmar que desde el final de la guerra no ha habido rotación de poder, puesto que las grandes élites gobernantes y sus aliados han monopolizado el acceso a las instituciones. Según muchas encuestas, los libaneses están entre los ciudadanos más descontentos de todo el mundo. Se sienten especialmente marginados por su clase política [5]5 — Tamirace Fakhoury (2019) «Power-sharing after the Arab Spring? Insights from Lebanon’s Political Transition.» Nationalism and Ethnic Politics. .
En este contexto, quedó claro que el modelo de sectarismo político del Líbano, que se reproduce gracias a un sector público corrupto, los puntos muertos del gobierno y los acuerdos politizados sobre internet, no solo es resistente al cambio, sino que además va en detrimento de las aspiraciones de los ciudadanos [6]6 — Nagle and Fakhoury, Resisting Sextarianism. . El deseo de emigrar en busca de oportunidades de trabajo una vez acabados los estudios superiores, el descontento por los servicios del estado y la distanciación respecto a la cultura predominante del clientelismo son agravios que la juventud libanesa ha expresado de manera recurrente [7]7 — Lebanese American University (2016) «Researching Arab Mediterranean Youth: Towards a New Social Contract; National Case Study (Lebanon)». Sahwa. Disponible en línea. .
Según muchas encuestas, los libaneses están entre los ciudadanos más descontentos de todo el mundo: se sienten especialmente marginados por su clase política
Sin embargo, esta vez el enorme agravio movilizador tenía a ver con el colapso económico que desacreditaba el llamado sistema sectario de “reparto del pastel”. Desde el final de la guerra civil, la élite política y económica dominante había concentrado en sus manos el poder redistributivo del Estado [8]8 — Tamirace Fakhoury (2020) «Political Parties and Redistributive Power in the Lebanese State.» LCPS. Disponible en línea. . De este modo, había ido extendiendo sus tentáculos a través de amplias redes de clientelismo que bloqueaban el acceso de los ciudadanos al estado del bienestar y a los derechos. El crac financiero conllevó la pérdida de más del ochenta por ciento del valor de la moneda libanesa en cuestión de meses. Esto, sumado al hecho de que la población perdía el acceso a sus ahorros bancarios y la élite política se enriquecía cada día más, permitió que los manifestantes identificaran una oportunidad: generar apoyo de base para un movimiento de protesta que tenía que transformar el sistema político del país.
Una trayectoria de protesta compleja en medio de crisis sucesivas
Sin embargo, la arquitectura de la oleada de protesta en el Líbano pronto cambió. En muy poco tiempo las fuerzas de seguridad desplegaron su aparato de control. Por otro lado, los llamados “esbirros” pertenecientes a algunos de los partidos de gobierno empezaron a desmovilizar las masas propiciando actos de violencia. El estallido de la pandemia de la Covid-19 y los consiguientes confinamientos hicieron que las protestas se redujeran, aunque nunca desaparecieron. Cuando el primer confinamiento a escala nacional se acabó en la primavera del 2020, los manifestantes volvieron a la calle. No obstante, las protestas fueron más fragmentadas y algunas manifestaciones adquirieron un carácter más violento. Indignados por el control de capitales no oficial, los recortes de los salarios y el paro endémico, algunos grupos atacaron bancos y tiendas de bienes de lujo.
En efecto, con la caída de la moneda libanesa y la disminución de los medios de subsistencia agravada por la posposición de las reformas políticas, no es de extrañar que la oleada de protestas inicial que esperaba hacer avances contra el régimen fuera sustituida por un proceso de desmovilización. En el corazón de este proceso de desmovilización había una profunda decepción hacia la élite dominante. Formado en enero de 2020, el nuevo gobierno del Líbano, que tenía la función de iniciar la transición política y poner fin a la crisis financiera, no pudo llevar a cabo ninguna reforma tangible. Las facciones políticas previeron un plan de rescate económico que se tenía que presentar al Fondo Monetario Internacional (FMI). Los partidos del gobierno discrepaban sobre el alcance de las pérdidas financieras que se tenían que someter a la consideración de la organización. Además, pronto quedó claro que el nuevo gobierno estaba supeditado a las presiones geopolíticas y sectarias.
Mientras el país intenta salir adelante inmerso en las sucesivas crisis causadas por el colapso económico y la destrucción de las infraestructuras y barrios enteros, más de la mitad de la población libanesa está “atrapada en la pobreza”
El 4 de agosto del 2020, en un escenario apocalíptico, dos explosiones en un almacén del puerto de Beirut que contenía 2.700 toneladas de nitrato de amonio provocaron la destrucción de distritos enteros de la ciudad, con el resultado de más de 200 personas muertas y más de 6.000 heridos. Atribuidas de manera bastante generalizada a la negligencia del poder político, las explosiones ejemplifican el fracaso del sistema sectario del Líbano y de la república de la posguerra, dominada por la cultura política de la impunidad y la falta de rendición de cuentas. Al mismo tiempo, la catástrofe ha hecho que muchos retos de las movilizaciones contra el régimen político se conviertan en una quimera. A consecuencia de las explosiones, la población está más preocupada por sobrevivir y reconstruir sus hogares, negocios y barrios destruidos. Mientras el país intenta salir adelante inmerso en las sucesivas crisis causadas por el colapso económico y la destrucción de las infraestructuras y barrios enteros, más de la mitad de la población libanesa está “atrapada en la pobreza” [9]9 — ESCWA (2020) «ESCWA warns: more than half of Lebanon’s population trapped in poverty». Beirut: United Nations Economic and Social Commission for Western Asia. . En este contexto, las políticas de rescate económico, ayuda y reconstrucción son las necesidades más urgentes.
Interpretando la revuelta del Líbano: más allá del binomio “episodio revolucionario fracasado o exitoso”
En este contexto de desgracias superpuestas, y un año después de la revuelta del Líbano del 2019, a continuación reflexionaremos sobre las repercusiones de las protestas. Muchas cuestiones nos vienen a la mente: ¿cómo podemos explicar el hecho de que las protestas –aunque fueran icónicas– no condujeran a la “caída del régimen” tal como los manifestantes esperaban en un principio? Y, después de un año de la revuelta, ¿el ciclo de protestas se ha acabado? [10]10 — Fakhoury. «A Year On: An Academic Perspective of the October 17 Uprising – Part III | LAU News». Disponible en línea. . La respuesta es compleja. Hasta ahora, la revuelta no ha sido capaz de derrocar un régimen extremadamente fuerte que con el paso del tiempo ha consolidado sus estrategias de control. En base a la asignación de cargos políticos de acuerdo con unas cuotas sectarias, el régimen fomenta la competencia entre coaliciones que se espera que coexistan en nombre de la unidad nacional [11]11 — Christiana Parreira (2020) «Another unity government won’t solve Lebanon’s crisis – The Washington Post.» Disponible en línea. . Los poderes gubernamentales fomentan las rivalidades en lugar de implementar reformas. Alentando la fragmentación, el sistema político afirma el poder del estado “sectario” a expensas del estado “social”. De este modo, crea una política tentacular de dependencia en la que los llamados seguidores esperan recompensas de sus líderes locales (Zu’ama) a cambio del apoyo electoral. Además, el sistema favorece la interferencia exterior, de modo que cualquier movimiento surgido en el país que quiera desafiar el sistema se convierte en rehén de los poderes exteriores [12]12 — Tamirace Fakhoury (2014) «Do Power-Sharing Systems Behave Differently amid Regional Uprisings?: Lebanon in the Arab Protest Wave.» The Middle East Journal. .
Para entender por qué las protestas del 2019, a pesar de no tener precedentes, no han permitido desmantelar el sistema, tenemos que tener en cuenta el conjunto de estrategias que la clase política ha utilizado para desmovilizar la revuelta. Las tácticas consisten en defender narrativas de guerra civil y desacuerdos, y a situar el colapso del Líbano en el marco de una “conspiración” instigada por agendas regionales o internacionales [13]13 — Helle Malmvig, Tamirace Fakhoury (2020) «Tales of the Unexpected: Will the Lebanese Uprising Stay Clear of Attempts at Geopolitization?». Project on Middle East Political Science. . Más importante que esto, a medida que nuevas formas de pobreza y de marginación surgen a consecuencia del colapso económico, los partidos políticos clave se reposicionan como los principales “gobernantes” y “salvadores” en tiempos de “soluciones nacionales dubitativas” [14]14 — Tamirace Fakhoury (2020) «Political Parties and Redistributive Power in the Lebanese State.» LCPS. Disponible en línea. .
Tenemos que entender la trayectoria de las protestas más allá de la óptica reduccionista de si la revuelta ha conseguido desmantelar el sistema o bien ha fracasado en sus objetivos: los episodios revolucionarios comportan transformaciones simbólicas que devienen fundamentales para comprender los cambios a largo plazo
No obstante, en la interpretación de la oleada de protestas del Líbano, tenemos que entender la trayectoria desde otra perspectiva que va más allá de la óptica reduccionista de si la revuelta ha conseguido desmantelar el sistema o bien ha fracasado en sus objetivos [15]15 — Fakhoury. «A Year On: An Academic Perspective of the October 17 Uprising – Part III | LAU News». Disponible en línea. . Tal como nos recuerda George Lawson, los episodios revolucionarios comportan transformaciones simbólicas que devienen fundamentales para comprender los cambios a largo plazo [16]16 — George Lawson (2019) Anatomies of Revolution. Cambridge University Press. . En el caso libanés, la oleada de protestas ha instigado transformaciones simbólicas y sociales profundas. Hoy, los movimientos populares trabajan activamente para crear plataformas y organizaciones colectivas que tienen a la población como razón de ser. Una miríada de medios de comunicación alternativos han desafiado a los grandes medios politizados y controlados por la élite [17]17 — Diala Lteif (2020) «The Lebanon Revolution Takes on The Media: A Resource on Alternative News Outlets (jadaliyya.com)». Jadaliyya. Disponible en línea. . Además, muchos activistas perciben la thawra libanesa como un estilo de vida que se tiene que prolongar en el tiempo independientemente de las victorias inmediatas [18]18 — Conversaciones informales con activistas. .
En resumen, esta oleada de protestas ha provocado un replanteamiento de la trayectoria de la construcción del estado del Líbano que ha hecho añicos el mito de que un pacto social edificado alrededor del reparto sectario del poder podía mantener e incrementar la prosperidad de sus ciudadanos. Hoy en día está muy claro que el Líbano tiene una necesidad perentoria de un nuevo pacto político inspirado por los ciudadanos más que no de un plan urdido por los guardianes sectarios o Zu’ama.
A modo de conclusión: repercusiones de alcance más amplio del caso libanés para un enfoque euromediterráneo
La revuelta del Líbano tiene unas repercusiones clave para poder entender las dinámicas transversales y complejas de las políticas de confrontación en el área euromediterránea. En los últimos diez años, el Mediterráneo ha sido testigo de una oleada de revueltas en cascada. Lideradas por activistas sociales, feministas y jóvenes, estas oleadas han tenido un amplio abanico de repercusiones [19]19 — Donatella Della Porta (2020) How Social Movements Can Save Democracy: Democratic Innovations from Below, Polity Press. . Instigadas por el descontento social y las expectativas falladas, han puesto en cuestión las “formas de hacer las cosas” predominantes tanto en el ámbito económico como político. No obstante, los episodios de conflicto han dado lugar a una pluralidad de desenlaces. Algunos de estos movimientos han conseguido, en parte, integrar sus propuestas en el sistema político. Otros han chocado con ofensivas contrarevolucionarias y autoritarias, y algunos han quedado en nada.
Al margen de los desenlaces inmediatos, sus temporalidades y espacialidades señalan la existencia de formas contrapuestas de políticas de confrontación en las dos orillas del Mediterráneo. En Europa, la desafección social hacia las democracias liberales y los pactos económicos fallidos han coincidido con las revueltas antirégimen en el Mediterráneo meridional. A la vez, estas oleadas de escenarios opuestos se han desplegado en el marco más amplio de revueltas y protestas en Asia, las Américas y Australia.
Los episodios revolucionarios han llevado a la primera línea a nuevos actores revolucionarios como los grupos jóvenes, feministas y LGBT que han sido sistemáticamente marginados de los ámbitos de la política y en la esfera pública
Estas oleadas se caracterizan por dos rasgos distintivos clave que están presentes en el caso del Líbano. En primer lugar, más allá de las movilizaciones en sí mismas, reflejan un compromiso práctico y experiencial con concepciones y prácticas democráticas. En segundo lugar, están fuertemente inspiradas por demandas socioeconómicas y socioculturales [20]20 — Geoffrey Pleyers (2018) «Más allá de los nuevos movimentos sociales: movimientos de las plazas y alteractivismo desde 2011», a Sánchez, José (ed.) Indignada editorial Milenio Lleida, 325-250. . Los episodios revolucionarios han reivindicado el ejercicio de los derechos de participación y grandes transformaciones que reviertan las múltiples políticas y legados económicos. Enmarcadas en crisis económicas y globales más amplias, han llevado a la primera línea a nuevos actores revolucionarios como los grupos jóvenes, feministas y LGBT que han sido sistemáticamente marginados de los ámbitos de la política y en la esfera pública.
En este contexto, una nueva visión para el partenariado euromediterráneo no puede obviar las interdependencias transversales que están detrás de estos movimientos y sus implicaciones en las formas de llevar a cabo la investigación y hacer política en la región.
En primer lugar, relegar las oleadas de confrontación a terminologías como “Primavera Árabe” o “movimientos antiausteridad” en Europa implica no abordar las cuestiones compartidas y las realidades contextuales que estos episodios ponen de relieve. Las movilizaciones globales, nacionales y locales están en proceso constante de interacción. Aquí se nos pide que rompamos con los enfoques estándares y los constructos terminológicos estáticos, y que tomemos en consideración el carácter interaccional, multiestatal y multiescala de estos procesos [21]21 — Pleyers. «Más allá de los nuevos movimentos sociales: movimientos de las plazas y alteractivismo desde 2011». . En este contexto, las oleadas informales de activismo cívico, orientado a la movilización local y comunitaria con el objetivo de cambiar (o de poner en práctica) condiciones democráticas han ganado terreno. Junto con ONGs establecidas en la región, han reformulado los acuerdos y las normas de la política. Un reto que surge es cómo construir puentes entre las formas tradicionales y nuevas de compromiso cívico para apoyar a los esfuerzos sostenidos para hacer posibles los cambios estructurales [22]22 — Intissar Kherigi (2019) «Civil society in a time of transition». Euromed Survey Civil Society and Social Movements in the Euro-Mediterranean Region. IEMed. . Los nuevos enfoques de la política tendrían que tener en cuenta las demandas complejas para una ciudadanía inclusiva y participativa en las sociedades locales. También exigen un apoyo flexible y adaptable del Euromed, junto con modelos complementarios para destinar fondos a la sociedad civil [23]23 — Richard Youngs (2019) «The Reshaped Civic Politics of Euro-Mediterranean Relations.» Euromed Survey Civil Society and Social Movements in the Euro-Mediterranean Region. IEMed. .
En segundo lugar, más que hacer hincapié en el desenlace inmediato de las revueltas, queremos explorar las trayectorias como laboratorios de tendencias sociales nuevas y en desarrollo. Queda por ver cuál será el impacto de estos movimientos en las relaciones sociedad-Estado a largo plazo. A pesar de que estos movimientos quizás no conseguirán desmantelar los sistemas políticos actuales como esperaban, los debates transversales y transformadores irán, sin duda, más allá de la política de la calle y devendrán demandas resilientes y duraderas [24]24 — Abdallah (dir) Saaf (2018) «Mutations polítiques comparées 7 ans après le printemps arabe». OCP Policy Center. Rabat. .
Nos hace falta un espacio cívico euromediterráneo dinámico que privilegie una concepción y una práctica de la democracia transcontextual y transnacional
Como varios académicos ya han demostrado, nuestra valoración de las transformaciones en el Mediterráneo tendría que transcender las definiciones reduccionistas que restringen los episodios revolucionarios al binomio democratización versus contrarrevolución [25]25 — Michelle Pace (2009) «Paradoxes and Contradictions in EU Democracy Promotion in the Mediterranean: The Limits of EU Normative Power», Mediterranean Politics. Rosita di Peri (2019) «Democracy and authoritarianism in the Arab world. The Evolution of a Long Debate», Rivista Nuovi Autoritarismi e Democrazie, NAD-DIS. . Las nuevas formas de activismo, como podemos ver en el caso del Líbano, son transcontextuales e interseccionales. Están ligadas a la reconceptualitzación de los derechos legales y a las luchas transversales entre economía y sociedad. Desde este punto de vista, si las miramos a través del prisma estrecho de fracaso versus éxito estaremos ignorando el amplio abanico de complejidades discursivas, simbólicas y prácticas que la democracia aporta. Prescindir de estos aspectos y concentrarnos en los procedimientos formales de la democracia puede eclipsar las transformaciones sustanciales que aspiran a modificar los antiguos legados políticos discursivos, institucionales y materiales.
Como nos recuerda la thawra, identificar y evaluar los impactos simbólicos y sociales de estas oleadas de protesta, así como sus implicaciones para las nuevas generaciones de activistas es una prioridad. Es precisamente este proceso de transformación social en curso el que hace que estos episodios revolucionarios sean únicos. En este sentido, hasta ahora las oleadas de protesta no solo han representado un reto para los políticos de turno, sino que también han forjado y alterado los valores sociales y las identidades [26]26 — Abdelwahab El Affendi (2017) «Overcoming Induced Insecurities: Stabilising Arab democracies after the springs», en Ibrahim Elbadawi and Samir Makdisi eds., Democratic Transitions in the Arab World, Cambridge University Press. .
Hacer un balance crítico de los valores complejos y transversales que emergen de las actuales oleadas de protesta tendría que ser un elemento esencial de las futuras relaciones entre Europa y sus vecinos del sur. El partenariado europeo tiene aquí la función de integrar a las dos regiones en sus narrativas políticas y ser un modelo para un concepto de democracia compartido y transversal que se defina como un reclamo, una práctica, y como una demanda personal que nos afecta globalmente como ciudadanos de un mundo globalizado e interdependiente [27]27 — Daniel Inneraty (2019) Una teoría de la democracia compleja. Gobernar en el siglo XXI. Galaxia Gutemberg, Barcelona. . Para hacer realidad una alianza mediterránea más inclusiva y transformadora, los partenariados regionales tendrían que ser tomados en consideración para los objetivos cívicos comunes y los ámbitos de cooperación relacionados con la transformación social. Este esfuerzo exige sustituir los enfoques de la vieja política que han mirado hacia Europa y su alrededor desde una perspectiva Norte-Sur dicotómica. Nos hace falta un espacio cívico euromediterráneo dinámico que privilegie una concepción y una práctica de la democracia transcontextual y transnacional.
Para concluir, durante los últimos veinticinco años, el enfoque Euromed ha priorizado la perspectiva Norte-Sur en la conceptualización de los conflictos políticos y la democratización en las dos orillas del Mediterráneo. Este enfoque Euromed ha sido víctima de los binomios y las paradojas, y tampoco ha tenido una gran presencia sobre el terreno. La UE se ha centrado en apoyar las transiciones democráticas en los países del sur del Mediterráneo, a la vez que promovía la estabilización y la seguridad. No obstante, los resultados de la agenda de la UE en la promoción de la democracia hasta ahora han sido modestos [28]28 — Silvia Colombo i Eduard Soler (2019) «A Half-Empty Glass: Limits and dilemmas of the EU’s relations to the MENA countries». MENARA Working Papers. . A pesar de su longevidad, esta agenda no ha representado un desafío para los regímenes políticos autocráticos vigentes. Al contrario, los ha reforzado. A esto se tiene que añadir que las prioridades de la política Euromed hasta ahora han posicionado a los jóvenes del Mediterráneo como actores clave del cambio social. A la práctica, sin embargo, el balance de la promoción de las estrategias de cooperación en temas de juventud ha sido bastante decepcionante [29]29 — Asuman Goksel i Senyuva Ozgehan (2019) «Euro-Med Youth Programme and Young people». Youth at the Margins. Perspectives on Arab Mediterranean Youth. . El proyecto Euromed afronta, por un lado, el reto de reconfigurar sus instrumentos multilaterales y bilaterales; y, por otro, un proceso de Barcelona reformulado ya no puede poner en práctica las mismas asunciones y concepciones de cambio social.
Para responder mejor a las realidades regionales y locales, el partenariado Euromed tiene que devenir reflexivo [30]30 — Maria Cristina Paciello i Daniela Huber (2019) «Towards a More Reflexive EU in the Mediterranean». Istituto Affari Internazionali. y transcontextual más que reactivo y construido sobre “silos” regionales. También tiene que estar más en armonía con las circunstancias cambiantes que construyen puentes más que muros entre las revueltas en el sur del Mediterráneo y los movimientos sociales en Europa.
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REFERENCIAS
1 —Helle Malmvig, Tamirace Fakhoury (2020) «Tales of the Unexpected: Will the Lebanese Uprising Stay Clear of Attempts at Geopolitization?» Project on Middle East Political Science.
2 —John Nagle y Tamirace Fakhoury, de próxima aparició. Resisting Sextarianism: Queer Activism in Postwar Lebanon, Zed Books, Londres
3 —Tamirace Fakhoury (2020) «A Year On: An Academic Perspective of the October 17 Uprising – Part III | LAU News », Lebanese American University News. Disponible en línea.
4 —Tamirace Fakhoury (2019) «Lebanon protests: Why a WhatsApp tax sparked a political movement (politicalquarterly.blog)». The Political Quarterly. Disponible en línea.
5 —Tamirace Fakhoury (2019) «Power-sharing after the Arab Spring? Insights from Lebanon’s Political Transition.» Nationalism and Ethnic Politics.
6 —Nagle and Fakhoury, Resisting Sextarianism.
7 —Lebanese American University (2016) «Researching Arab Mediterranean Youth: Towards a New Social Contract; National Case Study (Lebanon)». Sahwa. Disponible en línea.
8 —Tamirace Fakhoury (2020) «Political Parties and Redistributive Power in the Lebanese State.» LCPS. Disponible en línea.
9 —ESCWA (2020) «ESCWA warns: more than half of Lebanon’s population trapped in poverty». Beirut: United Nations Economic and Social Commission for Western Asia.
10 —Fakhoury. «A Year On: An Academic Perspective of the October 17 Uprising – Part III | LAU News». Disponible en línea.
11 —Christiana Parreira (2020) «Another unity government won’t solve Lebanon’s crisis – The Washington Post.» Disponible en línea.
12 —Tamirace Fakhoury (2014) «Do Power-Sharing Systems Behave Differently amid Regional Uprisings?: Lebanon in the Arab Protest Wave.» The Middle East Journal.
13 —Helle Malmvig, Tamirace Fakhoury (2020) «Tales of the Unexpected: Will the Lebanese Uprising Stay Clear of Attempts at Geopolitization?». Project on Middle East Political Science.
14 —Tamirace Fakhoury (2020) «Political Parties and Redistributive Power in the Lebanese State.» LCPS. Disponible en línea.
15 —Fakhoury. «A Year On: An Academic Perspective of the October 17 Uprising – Part III | LAU News». Disponible en línea.
16 —George Lawson (2019) Anatomies of Revolution. Cambridge University Press.
17 —Diala Lteif (2020) «The Lebanon Revolution Takes on The Media: A Resource on Alternative News Outlets (jadaliyya.com)». Jadaliyya. Disponible en línea.
18 —Conversaciones informales con activistas.
19 —Donatella Della Porta (2020) How Social Movements Can Save Democracy: Democratic Innovations from Below, Polity Press.
20 —Geoffrey Pleyers (2018) «Más allá de los nuevos movimentos sociales: movimientos de las plazas y alteractivismo desde 2011», a Sánchez, José (ed.) Indignada editorial Milenio Lleida, 325-250.
21 —Pleyers. «Más allá de los nuevos movimentos sociales: movimientos de las plazas y alteractivismo desde 2011».
22 —Intissar Kherigi (2019) «Civil society in a time of transition». Euromed Survey Civil Society and Social Movements in the Euro-Mediterranean Region. IEMed.
23 —Richard Youngs (2019) «The Reshaped Civic Politics of Euro-Mediterranean Relations.» Euromed Survey Civil Society and Social Movements in the Euro-Mediterranean Region. IEMed.
24 —Abdallah (dir) Saaf (2018) «Mutations polítiques comparées 7 ans après le printemps arabe». OCP Policy Center. Rabat.
25 —Michelle Pace (2009) «Paradoxes and Contradictions in EU Democracy Promotion in the Mediterranean: The Limits of EU Normative Power», Mediterranean Politics. Rosita di Peri (2019) «Democracy and authoritarianism in the Arab world. The Evolution of a Long Debate», Rivista Nuovi Autoritarismi e Democrazie, NAD-DIS.
26 —Abdelwahab El Affendi (2017) «Overcoming Induced Insecurities: Stabilising Arab democracies after the springs», en Ibrahim Elbadawi and Samir Makdisi eds., Democratic Transitions in the Arab World, Cambridge University Press.
27 —Daniel Inneraty (2019) Una teoría de la democracia compleja. Gobernar en el siglo XXI. Galaxia Gutemberg, Barcelona.
28 —Silvia Colombo i Eduard Soler (2019) «A Half-Empty Glass: Limits and dilemmas of the EU’s relations to the MENA countries». MENARA Working Papers.
29 —Asuman Goksel i Senyuva Ozgehan (2019) «Euro-Med Youth Programme and Young people». Youth at the Margins. Perspectives on Arab Mediterranean Youth.
30 —Maria Cristina Paciello i Daniela Huber (2019) «Towards a More Reflexive EU in the Mediterranean». Istituto Affari Internazionali.

Tamirace Fakhoury
Tamirace Fakhoury es profesora asociada de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad Americana Libanesa (LAU). Dirige el Instituto de Justicia Social y Resolución de Conflictos y también es integrante de la red de investigadores EuMedMi y de la Global Migration Policy Associates de Ginebra. Ha recibido varias becas de investigación como la Alexander von Humboldt del Instituto Alemán de Estudios Internacionales. Actualmente, es la investigadora principal del proyecto Carnegie "Resiliencia y gobernanza inclusiva en el paisaje árabe post-2011", que desarrolla en la Universidad Americana Libanesa, donde también forma parte del equipo de liderazgo de la red Rights for Time. Entre 2012 y 2016, impartió clases en la Universidad de California en Berkeley. Tiene una amplia carrera académica en los ámbitos de las migraciones euromediterráneas, las políticas migratorias y el rol de las comunidades de inmigrantes. Sus áreas principales de investigación son los conflictos etno-sectarios, la migración y gobernanza de refugiados en zonas de conflicto, las respuestas internacionales a la migración forzada y la política exterior de la Unión Europea.

Gemma Aubarell
Gemma Aubarell es responsable de Estrategia Mediterránea y Redes en el Departamento de Acción Exterior de la Generalitat de Catalunya. Licenciada en Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, tiene un Máster en Estudios Europeos por la Universidad de Bruselas. Ha sido directora del Departamento de Programas en el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed) y directora de la Unidad de Programas y Redes de la Fundación Anna Lindh en Egipto. Ha participado en iniciativas como la organización del I Forum Civil Euromed (1995) o el proyecto Forming Responsible Citizens (2017). Es profesora de la Facultad de Relaciones Internacionales y Comunicación de la URL e integrante del Grupo de investigación interdisciplinario sobre migraciones GRITIM-UPF. Es editora, coautora y autora de varios libros y artículos sobre sociedad civil, migraciones, diálogo intercultural y relaciones euro-mediterráneas como "Inmigración y cuestión nacional: minorías subestatales e inmigración en Europa" (2004) y "Migraciones y desarrollo. Estudio de dos casos particulares: Ecuador y Marruecos" (2004). Aubarell forma parte del comité de ética del proyecto Horizon 2020 TransGang.