En septiembre de 2015 la práctica totalidad de estados del el mundo, reunidos en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobó la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, una hoja de ruta compartida para lograr un futuro mejor y más sostenible para todo el mundo, abordando retos globales como la pobreza, la desigualdad, el clima, la degradación del medio ambiente, la prosperidad y la paz y la justicia.

La resolución “La Agenda 2030: transformar nuestro mundo” [1]1 — “Transformar el nostre món: l’Agenda 2030 per al
desenvolupament sostenible”. Resolución disponible en línia en la página web del CADS.
contiene un llamamiento directo a los gobiernos a formular respuestas ambiciosas para facilitar el logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el horizonte del año 2030. Asimismo, establece que el logro de los ODS es una responsabilidad compartida con un amplio conjunto de actores y, parafraseando la Carta de las Naciones Unidas, declara que “somos nosotros, los pueblos, “quienes emprendemos una transición global hacia el 2030 donde tienen que recórrer el camino juntos los gobiernos, los parlamentos, el sistema de las Naciones Unidas y otras instituciones internacionales, las autoridades locales, los pueblos indígenas, la sociedad civil, las empresas y el sector privado, la comunidad científica y académica y el conjunto de la población”.

Los ODS son una hoja de ruta para la humanidad. Tienen en cuenta casi cada aspecto del bienestar humano y planetario y, si se logran, garantizarán una vida estable y próspera para todo el mundo y asegurarán la salud del planeta [2]2 — “COVID-19 and the SDGs How the ‘roadmap for humanity’ could be changed by a pandemic”. Artículo interactivo disponible en línea. .

Los datos muestran adelantos en el logro de algunos de los ODS durante los últimos años. El año 2018, el progreso logrado en todo el mundo, a pesar de ser tímido y desigual, puso de manifiesto los beneficios de la acción conjunta: por primera vez había un número superior de personas que vivían mejor que en los diez años precedentes, se había reducido casi tres veces la proporción de las familias trabajadoras que vivían bajo el umbral de la pobreza, y se había producido una reducción del 50% en la tasa de mortalidad de los niños menores de cinco años. En el año 2019 el mundo no estaba siguiendo el camino marcado por la Agenda 2030 , haciéndose más evidente que nunca la necesidad de actuar de manera más firme para poder lograr los ODS en 2030.

Sin embargo, en 2020 el mundo está viviendo en una situación de emergencia climática y ambiental muy grave, que amenaza el presente y el futuro del planeta y de los millones personas que viven. Las desigualdades sociales y económicas –entre los países, pero también dentro de estos– continúan creciendo. Como señalan las Naciones Unidas en su Informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2020 [3]3 — Naciones Unidas (2020). The Sustainable Development Goals Report 2020. Informe disponible en línea. , las “las mejoras en la salud maternal e infantil, la expansión del acceso a la electricidad o el incremento de la representación de las mujeres en el gobierno fueron contrarrestados con el aumento de la inseguridad alimentaria, el deterioro del medio ambiente natural y las desigualdades persistentes y generalizadas”.

Cinco años después de la adopción de la Agenda 2030 por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas el mundo está experimentando una pandemia sanitaria con grandes impactos económicos y sociales, que ha interrumido el progreso en la consecución de los ODS

El 2019 fue el segundo año más cálido, y se estima que las temperaturas globales habrán subido hasta 3.2 °C cuando llegue el año 2100. A nivel global, dos mil millones de hectáreas de sol experimentan procesos de degradación y esto tiene efectos sobre 3.200 millones de personas e intensifica el cambio climático. Más de 31.000 especies están en peligro de extinción. Cada día, 100 civiles son asesinados en conflictos armados. A pesar de que hay mejoras, la plena igualdad de género sigue sin lograrse. El progreso continúa en muchos ámbitos, pero necesita acelerarse.

Cinco años después de la adopción de la Agenda 2030 por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas –que coincide con el 75º aniversario de su creación– el mundo está experimentando una pandemia sanitaria con grandes impactos económicos y sociales. La COVID-19, que no puede separarse del desequilibrio ambiental global, ha desencadenado una crisis sin precedentes que ha tenido un impacto en todos los segmentos de la población (y que sobre todo ha afectado a los más vulnerables), todos los sectores de la economía y todas las áreas del mundo. También ha interrumpido el progreso en la consecución de los ODS, y en algunos casos ha revertido décadas de mejoras.


Una agenda para una emergencia planetaria

Hoy en día, la sociedad humana está en riesgo como consecuencia de la degradación de los sistemas naturales, que posibilitan la vida en la Tierra. Desde los arrecifes de coral que se echan a perder en los océanos, hasta las selvas que desecan para convertirse en sabanas, la naturaleza se está destruyendo a un ritmo que tiende a ser cien veces más elevado del que lo ha sido de media durante los últimos 10 millones de años. La biomasa de los animales salvajes ha caído un 82%, los ecosistemas naturales han perdido aproximadamente la mitad de su superficie y un millón de especies se encuentran en riesgo de extinción. Todo esto, como resultado de la acción humana.

Estos mensajes están incluidos al Informe de Evaluación Global sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos publicado en mayo del 2019 por la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) [4]4 — IPBES, Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (2019). “The global assessment report on biodiversity and ecosystem services”. Informe disponible en línea. –la primera evaluación intergubernamental sobre la biodiversidad desde la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio [5]5 — Guide to the Millennium Assessment Reports. Recurso disponible en línea. de la ONU publicada en 2005. El informe aporta pruebas sobre las diversas amenazas a la biodiversidad, que se han intensificado desde los informes previos, y concluye que el uso sostenible de la naturaleza será vital para adaptarse y mitigar la peligrosa interferencia antropogénica con el sistema climático, así como para lograr muchos de nuestros objetivos de desarrollo más importantes.

El Global Biodiversity Outlook 5 (GBO-5), publicado por la Convención sobre la Diversidad Biológica (CBD) en septiembre de 2020 [6]6 — El Global Biodiversity Outlook (GBO) es la publicación de la Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB). Es un informe periódico que resume los datos más recientes sobre el estado y las tendencias de la biodiversidad y saca conclusiones relevantes para la posterior aplicación del Convenio. El GBO-5 está disponible en línea. , ofrece un resumen global del progreso hacia las metes de Aichi para la Biodiversidad. De acuerdo con los resultados de este informe, la Secretaria Ejecutiva de CBD, Elizabeth Maruma Mrema, afirmó que “el ritmo de la pérdida de la biodiversidad no tiene precedentes en la historia humana y las presiones se están intensificando. Los sistemas vivos de la Tierra están siendo amenazados. Cuanto más explotamos la natura de maneras insostenibles y hacemos menguar sus contribuciones para la gente, más hacemos menguar nuestro bienestar, seguridad y prosperidad”.

Además, el GOB-5 hace un llamamiento a alejarse del modelo del “business as usual” en varias actividades humanas y destaca ocho transiciones que reconocen el valor de la biodiversidad, la necesidad de restaurar los ecosistemas de los cuales depende la actividad humana y la urgencia para reducir los impactos negativos de esta actividad. El informe también argumenta que los gobiernos tendrán que dejar atrás las ambiciones nacionales para apoyar al nuevo Marco mundial para la Diversidad Biológica post-2020 y asegurar que todos los recursos necesarios son movilizados y que el ambiente que lo facilita queda reforzado. También enfatiza que los países tienen que poner la biodiversidad en el centro de los procesos de toma de decisiones y lo tienen que incluir en las políticas públicas de todos los sectores económicos.

Los países tendrían que fortalecer sus regulaciones ambientales; adoptar una perspectiva de “Una Única Salud” en la toma de decisiones que reconozca las interconexiones complejas entre la salud de las personas, animales, plantas y nuestro medio ambiente

El mundo se enfrenta a una crisis sin precedentes en la histórica reciente. Como ha apuntado recientemente el IPBES [7]7 — IPBES, Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (2020). “IPBES Guest Article: COVID-19 Stimulus Measures Must Save Lives, Protect Livelihoods, and Safeguard Nature to Reduce the Risk of Future Pandemics”. Artículo disponible en línea. , “las futuras pandemias se producirán de manera más frecuente, se extenderán más rápidamente, tendrán un impacto económico más grande y matarán más personas si no somos extremadamente cuidadosos con los posibles impactos de las decisiones que tomamos hoy”. El IBPES también ha recordado que las pandemias recientes son una consecuencia directa de la actividad humana y “particularmente de nuestros sistemas globales económicos y financieros, basados en un paradigma limitado que premia el crecimiento económico a cualquier precio.

Los países tendrían que fortalecer sus regulaciones ambientales; adoptar una perspectiva de “Una Única Salud” (“One Health”, en inglés) en la toma de decisiones que reconozca las interconexiones complejas entre la salud de las personas, animales, plantas y nuestro medio ambiente compartido; y apoyar a los sistemas sanitarios de los países más vulnerables donde los recursos son escasos. Cómo menciona el artículo previo del IPBES, “esto no es simple altruismo, es una inversión vital en el interés de todo el mundo para prevenir futuros brotes”.

LOS ODS y las alianzas multe-actor, oportunidades para impulsar un cambio sistémico

La crisis de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la falta de preparación de los sistemas públicos de salud, la fragilidad de las economías de muchos países y ha provocado la desaparición de un gran número de empresas, el paro masivo y un elevado coste social entre aquellos que se encuentran en peor situación. Si añadimos además los problemas derivados de la emergencia climática, se hace evidente la necesidad de poner sobre la mesa reformas radicales, que modifiquen la dirección política predominante de las últimas décadas. Inevitablemente, las instituciones mundiales y regionales y los gobiernos tendrán que asumir un papel más activo en la sociedad, la economía, la sanidad y el medio ambiente.

Ante una situación sin precedentes en nuestra historia reciente, las instituciones mundiales han insistido en reclamar que la magnitud de la respuesta tiene que coincidir con su escala. Ningún país podrá salir de esta crisis por sí solo ni ningún sector tendrá la capacidad para conseguirlo. Las sociedades enteras se tienen que unir y cada país tiene que avanzar con los sectores público, privado y cívico, colaborando en alianzas desde el principio. Cómo reclamaba el pensador Yuval Noah Harari [8]8 — Yuval Noah Harari (2020). “The world after coronavirus”. Artículo publicado en el Financial Times el 20 de marzo de 2020. Disponible en línea. , la situación de emergencia mundial exige una acción política coordinada, decisiva e innovadora por parte de las principales instituciones y economías del mundo, y el máximo apoyo financiero, científico y técnico para los más vulnerables. Desde su aprobación, el mensaje de fondo de la Agenda 2030 es que al avanzar en una hoja de ruta global y compartida por todos los países es más fácil responder mejor a crisis como la de la pandemia.

La cuestión clave es, pues, como actuaremos al inicio de la fase de recuperación. Volveremos al “business as usual”? Las decisiones económicas que decidamos tomar durante el año 2020 establecerán el rumbo para los esfuerzos internacionales de cambio climático y biodiversidad en las próximas décadas.

La crisis de la Covid-19 actúa de catalizador para la transformación del mundo en muchos sentidos; la ciudadanía ha aceptado la intervención de los gobiernos y ha aceptado medidas sin precedentes. ¿Es posible lograr el mismo grado de conciencia social con la Agenda 2030?

Sin embargo, el compromiso renovado de algunas empresas y el nuevo protagonismo de las administraciones públicas en la gestión de la crisis también abre una nueva posibilidad para impulsar una transición baja en carbono y promover modelos de cogestión de recursos y espacios naturales. La crisis de la Covid-19 actúa de catalizador para la transformación del mundo en muchos sentidos, hacia donde se dirija este cambio, dependerá de la conciencia y el compromiso de nuestras sociedades y sus instituciones. La ciudadanía ha aceptado la intervención de los gobiernos ante la crisis sanitaria y económica y ha aceptado medidas sin precedentes, como por ejemplo cierres y distanciamientos sociales. La responsabilidad social y colectiva ha sido y sigue siendo imprescindible en la lucha contra la pandemia. Hacer frente a los retos de la Agenda 2030 requiere el mismo grado de responsabilidad y urgencia. Es pertinente preguntarnos si es posible lograr el mismo grado de conciencia social con la Agenda 2030, o si los gobiernos son capaces de adquirir el mismo grado de determinación para evitar el desastre del cambio climático, el colapso de los sistemas naturales y la crisis social. También es imprescindible interpelar al mundo económico y empresarial y preguntar si sabrá reorientar su funcionamiento y objetivos teniendo en cuenta la gravedad del momento.

Según Kemal Derviş i Sebastián Strauss [9]9 — Kemal Derviş, Sebastián Strauss (2020). “What COVID-19 Means for International Cooperation”. Artículo publicado en Project Syndicate el 6 de marzo de 2020. Disponible en línea. , las crisis globales importantes a menudo abren el espacio político para reformas radicales favorables al multilateralismo. En este sentido, afirman que hay un claro paralelismo entre la pandemia de la COVID-19 y el cambio climático: “Los dos presentan emergencia, dependencia de ruta, bucles de retroalimentación, puntos de inflexión y no linealidad. Los dos implican riesgos catastróficos de cola gruesa regidos por la incertidumbre radical y exigen evitar el análisis tradicional de coste-beneficio, que se basa en distribuciones de probabilidad conocidas, a favor de una mitigación drástica para reducir la exposición. Y, lo que es más importante, los dos destacan la necesidad de una cooperación internacional mucho más próxima y con visión de futuro para gestionar las amenazas globales.”

Tanto la gestión de la pandemia como la situación de emergencia climática y de pérdida de biodiversidad requerirán niveles inusuales de cooperación global. Los tres retos exigen cambios en nuestros comportamientos cotidianos en nombre de reducir el sufrimiento de mañana. No podemos pensar que “volveremos a la normalidad”, porque las cosas ya no eran normales antes. ¿Podría, por lo tanto, la experiencia de la COVID-19 ayudarnos a comprender el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y los retos planteados en la Agenda 2030 de manera diferente y seguir activando nuestras energías para evitar las peores consecuencias?

A causa de la medida, el alcance y el ritmo de la pandemia, y las considerables salidas de capital de los países en desarrollo, Naciones Unidas advierte que hay un riesgo significativo de que la respuesta a la misma absorba la mayor parte del capital político y los recursos financieros limitados y se desvíe de la implementación de las contribuciones determinadas en el ámbito nacional para lograr los objetivos climáticos, de biodiversidad y los ODS. Por este motivo, es vital que, en la respuesta a la crisis, los países mantengan los objetivos de desarrollo sostenible y los compromisos climáticos y de parar la pérdida de biodiversidad en su foco de acción para mantener los pequeños éxitos ya obtenidos y, para que cuando se inicie la recuperación, puedan hacer inversiones que nos impulsen hacia un futuro más inclusivo, sostenible y resiliente.

Si queremos reducir nuestra vulnerabilidad y construir sociedades más igualitarias e inclusivas que sean más resistentes frente a las pandemias, el cambio climático y al conjunto de desafíos a los que nos enfrentamos, ya sabemos cómo es debido proceder. Disponemos, desde septiembre del año 2015, de una hoja de ruta mundial para el futuro aprobada por la totalidad de países: la Agenda 2030, con sus 17 ODS, y el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y, cuando la pandemia lo permita, la COP 15 del CBD tendrá que aprobar el nuevo marco legal Post 2020 para la biodiversidad. Los países firmantes tendrían que estar determinados a avanzar en la implementación de estos compromisos comunes, especialmente en las inversiones en personas, en sistemas de salud y protección social, y aprovechar la oportunidad de avanzar hacia una economía más ecológica e inclusiva. Estos objetivos pueden y tienen que dar forma a nuestra respuesta y recuperación, estableciendo las bases para conseguir personas resilientes y sociedades sostenibles.

Las lecciones aprendidas de los primeros cinco años de Agenda 2030 señalan que, para superar los retos, hay una necesidad de transformación sistémica; tanto la gestión de la pandemia como la situación de emergencia climática requerirán niveles inusuales de cooperación global

El mundo post-COVID puede servir para activar una unidad de propósito que dé respuesta a nuestros problemas comunes y del planeta. Sin embargo, para que esto sea posible, los acuerdos sociales y ambientales internacionales no pueden depender de lo que el premio Nobel de economía William Nordhaus denominaba [10]10 — William Nordhaus (2020). “The Climate Club: How to Fix a Failing Global Effort”. Artículo publicado en Foreign Affairs en la edición de mayo/junio de 2020. Disponible en línea. “el síndrome de la conducción libre” sino que requiere una coordinación internacional robusta. Es este tipo de gobernanza la que está reclamando el mundo.

Hay un resquicio de esperanza: la situación actual destaca y abre el camino hacia la oportunidad. Las lecciones aprendidas de los primeros cinco años de Agenda 2030 señalan que, para superar los retos, hay una necesidad de una transformación sistémica que tiene en su núcleo una perspectiva de pensamiento global, con soluciones de políticas públicas que empiecen de cero y perfilen los ambientes sociales, a través de un enfoque integral del gobierno y la sociedad. Los cambios estructurales son cruciales para la actividad económica, la movilidad, los patrones de consumo y producción y las tecnologías más verdes como centro de la recuperación económica.

El compromiso de Catalunya

En el año 2016 el Govern de Catalunya se comprometió a elaborar un plan nacional para la implementación de la Agenda 2030 y elaborar un sistema integrado de objetivos e indicadores para evaluar el nivel de cumplimiento de los ODS. Aprobado el 25 de septiembre de 2019, el plan recoge los compromisos del Gobierno para contribuir a lograr los ODS y está concebido como un instrumento dinámico para garantizar la coherencia de las políticas para el desarrollo sostenible. El plan tomó como referencia el informe “La Agenda 2030: transformar Catalunya, mejorar el mundo” [11]11 — Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible (2016). “L’Agenda 2030: transformar Catalunya, millorar el món. Els reptes per a l’assoliment dels Objectius de Desenvolupament Sostenible a Catalunya”. Informe disponible en línea en la página web del CADS. , elaborado por el Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible de Catalunya (CADS), aprobado un año antes, donde se identificaban los retos que el Gobierno tenía que abordar para lograr los ODS.

Destaca también el compromiso del Parlament de Catalunya: el 9 de noviembre de 2018 aprobó una moción mediante la cual se comprometía a integrar los ODS en su actuación legislativa e instaba al Govern a priorizar la Agenda 2030 en la elaboración de sus políticas y continuar la elaboración del plan para la Agenda 2030 velando por la integración transversal del desarrollo y la defensa de los derechos de las mujeres y la diversidad sexual y de género. La moción impulsaba la rendición de cuentas en el Gobierno a través de una comparecencia semestral del CADS en sede parlamentaria y de la presentación de un balance del grado de logro de los ODS por parte de los miembros del Gobierno en sus comparecencias periódicas en comisión parlamentaria.

Respondiendo al mandato dado por esta misma moción, el febrero de 2020 el Govern aprobó el Acuerdo nacional para la Agenda 2030, elaborado con la participación activa de un grupo de actores públicos y privados fuertemente implicados, de forma pionera, en impulsar el logro de los ODS, con visión transversal, voluntad transformadora y desde la comprensión de la complejidad de la Agenda 2030. El Acuerdo [12]12 — Acord nacional per a l’Agenda 2030 a Catalunya. Generalitat de Catalunya. Disponible en línea. define una visión compartida sobre cómo avanzar en la consecución de los ODS y define el rol y el compromiso que tienen que adquirir los diferentes agentes sociales de Catalunya para crear “un futuro que no deje a nadie atrás y no supere la capacidad de carga de la naturaleza”, y “hacer de Catalunya y el mundo un lugar mejor en 2030”.

En Catalunya, el Acuerdo nacional para la Agenda 2030 es una gran coalición de país abierta a toda la ciudadanía

El Acuerdo está abierto a toda la ciudadanía y todos aquellos actores públicos y privados que se adhieran, con compromisos concretos para lograr los ODS, se podrán integrar en la Aliança Catalunya 2030, una gran coalición de país para compartir información, recursos y buenas prácticas, así como impulsar iniciativas para acelerar el logro de los objetivos. Las bases y los acuerdos están sobre la mesa, la transformación y el trabajo todavía está casi toda por hacer: ¿tendremos la capacidad como país de cumplir los ODS que nos hemos determinado a lograr?

El porqué de este volumen monográfico

Mientras el mundo empieza a planear la recuperación postpandemia, las Naciones Unidas están instando a los gobiernos a aprovechar la oportunidad para reconstruir mejor (“build back better”) a través de la creación de sociedades más sostenibles, resilientes e inclusivas. “La crisis actual es una advertencia”, afirmó el Secretario General António Guterres. “Necesitamos convertir la recuperación en una oportunidad real para hacer las cosas bien para el futuro”.

En este contexto, la Agenda 2030 es más relevante que nunca. El progreso hacia el logro de los ODS ha sido, hasta ahora, desconcertadamente lento. Sin embargo, continúa siendo un marco para la acción extraordinario, donde toda la Comunidad internacional tiene la oportunidad –y la responsabilidad– de contribuir. Es en este contexto que el Centre d’Estudis de Temes Contemporanis (CETC) y el Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible (CADS) quieren unirse a los esfuerzos de la Comunidad Internacional, en el marco de la Década de la Acción para los ODS, con el lanzamiento de un número especial de la Revista IDEES sobre la Agenda 2030.

En los meses próximos, este monográfico presentará varias perspectivas y reflexiones sobre cómo acelerar el camino hacia el desarrollo sostenible.

  • REFERENCIAS

    1 —

    “Transformar el nostre món: l’Agenda 2030 per al
    desenvolupament sostenible”. Resolución disponible en línia en la página web del CADS.

    2 —

    “COVID-19 and the SDGs How the ‘roadmap for humanity’ could be changed by a pandemic”. Artículo interactivo disponible en línea.

    3 —

    Naciones Unidas (2020). The Sustainable Development Goals Report 2020. Informe disponible en línea.

    4 —

    IPBES, Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (2019). “The global assessment report on biodiversity and ecosystem services”. Informe disponible en línea.

    5 —

    Guide to the Millennium Assessment Reports. Recurso disponible en línea.

    6 —

    El Global Biodiversity Outlook (GBO) es la publicación de la Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB). Es un informe periódico que resume los datos más recientes sobre el estado y las tendencias de la biodiversidad y saca conclusiones relevantes para la posterior aplicación del Convenio. El GBO-5 está disponible en línea.

    7 —

    IPBES, Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (2020). “IPBES Guest Article: COVID-19 Stimulus Measures Must Save Lives, Protect Livelihoods, and Safeguard Nature to Reduce the Risk of Future Pandemics”. Artículo disponible en línea.

    8 —

    Yuval Noah Harari (2020). “The world after coronavirus”. Artículo publicado en el Financial Times el 20 de marzo de 2020. Disponible en línea.

    9 —

    Kemal Derviş, Sebastián Strauss (2020). “What COVID-19 Means for International Cooperation”. Artículo publicado en Project Syndicate el 6 de marzo de 2020. Disponible en línea.

    10 —

    William Nordhaus (2020). “The Climate Club: How to Fix a Failing Global Effort”. Artículo publicado en Foreign Affairs en la edición de mayo/junio de 2020. Disponible en línea.

    11 —

    Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible (2016). “L’Agenda 2030: transformar Catalunya, millorar el món. Els reptes per a l’assoliment dels Objectius de Desenvolupament Sostenible a Catalunya”. Informe disponible en línea en la página web del CADS.

    12 —

    Acord nacional per a l’Agenda 2030 a Catalunya. Generalitat de Catalunya. Disponible en línea.

Puri Canals

Puri Canals

Puri Canals Ventín es Doctora en Ciencias Biológicas y consejera del CADS, el Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible de la Generalitat de Catalunya. Se licenció en Biología por la Universidad de Barcelona en 1986, y desde que completó su licenciatura ha combinado la actividad profesional en los diferentes ámbitos del conocimiento de las ciencias biológicas con el compromiso social en temas ambientales y de conservación de la naturaleza. Es profesora en la Universidad Rovira i Virgili y, desde el año 2009, es presidenta de la Red Mediterránea de Áreas Marinas Protegidas (MedPAN). También fue presidenta de la Liga para la Defensa del Patrimonio Natural (DEPANA) entre 1994 y 2010, y vicepresidenta de Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). En 2020 fue galardonada con el premio Creu de Sant Jordi.


Angel Castiñeira

Àngel Castiñeira

Àngel Castiñeira Fernández es director de la Cátedra de Liderazgos y profesor del Departamento de Sociedad, Política y Sostenibilidad en ESADE. Es Doctor y licenciado en Filosofía y Ciencias para la Educación por la Universidad de Barcelona. Se ha especializado en filosofía social y política, así como en pensamiento geopolítico, ética aplicada y valores, cambios del entorno social y cultural y gobernanza democrática. Fue director del Centre d’Estudis de Temes Contemporanis durante el periodo 1998-2004. De sus publicaciones, destacan Catalunya com a projecte (2001); Societat civil i estat del benestar (2002); Catalunya, reptes ètics (2006) e Immigració a estats plurinacionals: el cas de Catalunya (2007).


Eva Jané

Eva Jané Llopis

Eva Jané Llopis es directora de Salud y Desarrollo Sostenible en ESADE y consejera del CADS desde el año 2019. Tiene un doctorado en Ciencias Sociales y un Máster en Liderazgo Global. Fue directora de programas de Salud en el Foro Económico Mundial y tiene una trayectoria de 20 años de experiencia internacional con cargos seniors en la OMS, las universidades de Maastricht y Nijmegen, CAMH Toronto y en el World Economic Forum. Es asesora de organizaciones internacionales como la OMS y la Comisión Europea, donde es miembro de la Plataforma Multisectorial de Alto Nivel sobre ODS. Ha liderado proyectos internacionales de investigación y think tanks y es autora de más de 80 publicaciones en libros y revistas científicas.


Arnau Queralt i Bassa

Arnau Queralt i Bassa

Arnau Queralt ambientólogo y director del Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible de Catalunya (CADS), adscrito al Departamento de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia de la Generalitat de Catalunya. Desde enero de 2015 preside la Xarxa Europea de Consells Assessors en Medi Ambient i Desenvolupament Sostenible (EEAC). Es miembro del consejo de dirección de la Xarxa Mediterrània d’Experts en Canvi Climàtic i Ambiental (MedECC), y ha sido miembro del consejo de gobierno y del consejo académico del Instituto Universitario de Estudios Europeos y también ha sido el presidente del Colegio de Ambientólogos de Catalunya. Es licenciado en Ciencias ambientales por la Universidad Autónoma de Barcelona, tiene un máster en Gestión Pública del Programa Interuniversitario de Gobierno y Gestión Pública (ESADE, UAB y UPF) y es diplomado en Asuntos Europeos para la Escuela Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación y el Patronat Català Pro Europa, del que fue director.


Pere_Almeda

Pere Almeda

Pere Almeda es director del Institut Ramon Llull. Anteriormente era director del Centro de Estudios de Temas Contemporáneos y de la revista IDEES. Jurista y politólogo, tiene un Dilpoma de Estudios Avanzados (DEA) en Ciencia Política y un posgrado en Relaciones Internacionales y Cultura de Paz. Es profesor asociado de Ciencia Política en la Universidad de Barcelona. Ha trabajado y colaborado con distintas instituciones como el Parlament de Catalunya, el Parlamento Europeo o el Departamento de Asuntos Políticos de la Secretaria General de Naciones Unidas. Ha sido el coordinador del proyecto internacional de Sant Pau, así como director de la Fundación Catalunya Europa, donde lideró el proyecto Combatir las desigualdades: el gran reto global.