En este breve ensayo, Baogang He explica por qué y cómo la política interna china, y en particular sus identidades socialistas, han limitado la ambición de liderazgo mundial de este país. Las preocupaciones de Occidente sobre la ambición de liderazgo mundial de Pekín se han exagerado mucho, puesto que no han tenido en cuenta el hecho de que China tiene una infraestructura intelectual pobre e inadecuada que obstaculiza la capacidad de liderazgo. De hecho, se podría decir que el proyecto de liderazgo mundial de China casi tiene tanto peso como una burbuja que estalla en el momento en que su ambición de liderazgo choca con obstáculos a nivel operacional o interpersonal.

¿El ascenso del liderazgo mundial de China?

Durante los primeros años del siglo XXI, el debate sobre China en los círculos de relaciones internacionales generalmente se centraba en torno a una inminente e inevitable transición económica que provocaría que pasara de ser un país en vías de desarrollo a un país desarrollado. Un punto de vista habitual, que casi se podría considerar sabiduría convencional, preveía que la aparición de una clase media china facilitaría la osmosis del liberalismo desde el ámbito económico hasta el político, con la ayuda del compromiso y el aliento internacional de Occidente. Pero a medida que Pekín destinaba su nuevo poder económico a modernizarse militarmente, los expertos se empezaron a cuestionar si la futura superpotencia china tendría un carácter revisionista o si consistiría en uno nuevo imperio. ¿Una vez China llegara al mismo nivel que los Estados Unidos, buscaría también un papel de liderazgo mundial que fuera proporcional a su poder? ¿Y, en caso afirmativo, qué es más probable, que interrumpiera o que derribara el orden internacional existente?

Al cabo de dos décadas desde que empezó el “siglo asiático”, un análisis a posteriori sugeriría que la narrativa de la socialización era incorrecta. Cada vez es más evidente que Pekín, en particular con Xi Jinping al frente, no sólo no está satisfecho con el lugar que China ocupa en el orden internacional erigido por Estados Unidos, sino también con elementos de este mismo orden. Por eso, Pekín ha buscado y alcanzado roles de liderazgo en la gobernanza regional y mundial, especialmente en el ámbito económico, con el fin de intentar configurar un orden internacional diferente. Ha creado nuevas instituciones, algunas de las cuales se consideran paralelas a otras existentes, como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras y el Banco Asiático de Desarrollo. China también ha ejercido su influencia en el ámbito de las normas internacionales, especialmente buscando dar forma al discurso sobre derechos humanos en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Hay un patrón perceptible segon el cual Pekín aprovecha su nueva base de poder económico con el fin de promover su modelo de desarrollo autoritario a escala internacional. Esto puede resultar atractivo para países en vías de desarrollo que busquen inversiones sin “condiciones” occidentales; así como para otros regímenes autoritarios que busquen apoyo moral. No obstante, entre los países democráticos liberales, la voluntad de China de defender este modelo preocupa y provoca resistencia. Les preocupa que el autoritarismo de Pekín se imponga internacionalmente y dé lugar a un orden alternativo y paralelo dirigido por China, o que contribuya al desorden internacional, o los dos.

Pekín ha buscado y alcanzado roles de liderazgo en la gobernanza regional y mundial, especialmente en el ámbito económico, con el fin de intentar configurar un orden internacional diferente

Estos miedos se basan en el supuesto de que el liderazgo mundial chino es el resultado final lógico de la estrategia y el comportamiento de China. Pero la evidencia sugiere que ni el comportamiento ni la estrategia de este país con respecto de la consecución de un papel de liderazgo mundial son duraderos ni flexibles. De hecho, hay elementos del comportamiento y las prácticas chinas que han sido decididamente contraproducentes en este sentido. La ambición no se tendría que mezclar con la capacidad, y la capacidad de China para movilizar recursos considerables no hace que su liderazgo mundial sea un hecho inevitable. El propósito de este artículo, por lo tanto, es explorar las restricciones internas en las ambiciones de liderazgo mundial de China. En última instancia, la calidad del liderazgo chino mundial está determinado por su política interna.

Las cuatro escuelas de pensamiento del liderazgo mundial de China

El grado en que China busca el liderazgo mundial ha sido fuente de muchas conjeturas en las décadas anteriores. Durante la mayor parte del periodo posterior a la “apertura” de China a finales de los años setenta, el liderazgo de Pekín obedeció cuidadosamente el famoso “esconderse y esperar” de Deng Xiaoping; por lo tanto, determinar con precisión las aspiraciones de liderazgo mundial de China, si es que existía tal cosa, no era una cuestión clara. De hecho, los líderes chinos rehuyeron explícitamente temas como el liderazgo mundial y la hegemonía, y su intención en los asuntos internacionales es notoriamente difícil de precisar en circunstancias normales. A medida que su poder aumentaba y la diferencia de poder entre este país y Estados Unidos disminuía, sin embargo, los analistas difícilmente podían ignorar la posibilidad de que China pudiera buscar un papel de líder mundial.

En el simposio de seguridad nacional del Partido Comunista Chino (PCC) de 2017, Xi Jinping señaló que “es necesario [que China] se una a la comunidad internacional y la oriente para configurar un nuevo orden internacional más justo y juicioso” y “para mantener la seguridad internacional”. Las declaraciones de Xi mostraron la nueva ambición de liderazgo mundial de China y cogieron impulso a nivel populista. Un grupo de patriotas fanáticos chinos lo consideró una oportunidad para promover la “Guan Xue” (‘teoría de la entrada’). Esta “teoría de la entrada” surge en el ascenso de los yurchens, en el siglo XVII. Después de haber soportado durante mucho tiempo la opresión de la dinastía Ming, los yurchens se infiltraron en la muralla por el paso de Shanhaiguan para establecer a la dinastía Qing. Los fanáticos creen que China ya está preparada para “entrar por un nuevo paso”, establecer un nuevo orden internacional y sustituir pronto el dominio de EE.UU. para erigirse como el nuevo legislador del mundo.

Una serie de análisis dio lugar a cuatro escuelas de pensamiento: la escuela del poder parcial, la escuela de la sustitución, la escuela del liderazgo compartido y la escuela de la nueva guerra fría. El libro de David Shambaugh de 2013, China Goes Global, analizó seis dimensiones del poder mundial chino, no obstante, todavía consideraba que Pekín era una “potencia emergente confusa y en conflicto”, como máximo una “potencia parcial” [1]1 — Shambaugh, D. (2013), China Goes Global: The Partial Power, Nova York: Oxford University Press, p. 252. . Hugh White encarna la escuela de sustitución. En su artículo de 2017 “Without America” en la revista Quarterly Essay, White declaró que “América perderá y China ganará. Estados Unidos dejará de tener un papel estratégico e importante en Asia, y China ocupará su lugar como potencia dominante” [2]2 — White, H. (2017), Without America: Australia in the New Asia, Melbourne: Black Inc., p. 1. .

Por otra parte, hay una tercera escuela que defiende un G2 cooperativo en el que EE.UU. y China “acuerden compartir el liderazgo” [3]3 — Bergsten, C. F. (2018), “China and the United States: the contest for global economic leadership”, a: China & World Economy, 26(005), 12-37. . La nueva escuela de la guerra fría es similar a la escuela del liderazgo compartido, en la medida en que ni EE.UU. ni China son el único líder mundial. Pero, en lugar de una suma con resultado positivo, o al menos de suma nula, fruto de la cooperación parcial y la convergencia de intereses entre los dos países, como su nombre indica, la nueva escuela de la guerra fría prevé una era gélida de competencia.

La capacidad de liderazgo de China a nivel operativo

Las escuelas de pensamiento sobre el liderazgo mundial de China llevan a cabo sus análisis a nivel macro y utilizan un “telescopio” para localizar el objetivo final de la visión y la ambición de liderazgo de China. Metodológicamente, los análisis se basan en métodos agregativos para evaluar el poder mundial de China. Aunque en este sentido son fuentes valiosas de análisis e información, pasan por alto los micromecanismos relacionados con la capacidad operativa del proyecto de liderazgo mundial de China. En este ensayo, adopto un enfoque intramural, y me centro en varios aspectos de la política interna china y en cómo afectan e interactúan con aspectos de las aspiraciones de liderazgo mundial de China.

Las respuestas a la forma que tomará el liderazgo de China no se encuentran en el curso de la política mundial, sino que provienen de la propia China. En el enfoque intramural se utiliza un “microscopio” para identificar los problemas relacionados con el proceso de implementación de las ambiciones de liderazgo de China. De naturaleza fundamentalmente no agregativa, este enfoque se pregunta cómo, o incluso si, los líderes individuales de China (ya sean diplomáticos, funcionarios, académicos, etc.) ejercen el papel de líderes en su ámbito (este tipo de cuestión es particularmente pertinente, puesto que los líderes de otras partes del mundo suelen ser reconocidos como pioneros en su ámbito).

Mi punto de partida es que un buen liderazgo toma forma a nivel interpersonal a través de foros, conferencias, talleres o reuniones. Si China tiene que ser un líder mundial, éste es el lugar en el que se desarrollarán los atributos personales de los líderes de cualquier ámbito. La atracción, la persuasión o el carisma de un verdadero líder es uno de los aspectos resultantes de su capacidad para ganar seguidores o partidarios a través de las convenciones que han establecido y de su capacidad para articular un buen razonamiento. Normalmente, si un líder no consigue adeptos o simpatizantes tendría que significar que se cuestiona su papel de liderazgo. La ausencia de cualidades de liderazgo a nivel interpersonal es precisamente el punto en el que el liderazgo chino a escala mundial es más débil, y eso se debe en gran parte a una infraestructura intelectual pobre e inadecuada.

El ascenso de China es rápido, pero la falta de dominio en el ámbito del liderazgo individual y la falta de infraestructuras intelectuales que le den apoyo hace que no pueda seguir el paso

El ascenso de China es rápido, pero la falta de dominio en el ámbito del liderazgo individual y la falta de infraestructuras intelectuales que le den apoyo hace que no pueda seguir el paso. A menudo los líderes chinos no dominan idiomas extranjeros y tienen pocas habilidades analíticas a causa, principalmente, de la ausencia de explicaciones teóricas y sistemáticas innovadoras con que contar. Aunque China ha establecido centenares de think tanks para hacer frente a la escasez de infraestructuras intelectuales, todavía existen problemas inherentes que impiden la creación de capacidades para el liderazgo mundial chino.

Hill identificó la brecha de capacidades-expectativas en la aspiración europea de liderazgo mundial. Argumenta que las ambiciones de liderazgo mundial de la Comisión Europea en la práctica eran inalcanzables a causa de capacidades insuficientes en tres áreas clave: recursos, instrumentos y cohesión de las políticas [4]4 — Hill, C. (1993), “The capability‐expectations gap, or conceptualizing Europe’s international role”, Journal of Common Market Studies, 31:1, p. 305-328. . En el contexto chino contemporáneo, también existe una brecha de capacidades-expectativas. China, a diferencia de la UE, posee los recursos requeridos (derivados de su poder económico), los instrumentos (en forma de política económica) y la cohesión política (derivada de su sistema político centralizado) para superar la “brecha capacidades-expectativas” que sufre Europa. No obstante, Pekín todavía no ha alcanzado sus ambiciones de liderazgo mundial. ¿Por qué? Los problemas de capacidades de China provienen de micromecanismos en los niveles operativos subejecutivos y de implementación de políticas, y de la falta de infraestructuras institucionales e intelectuales necesarias para difundir y alimentar un proyecto de liderazgo mundial duradero.

Examinamos algunos ejemplos a partir de la participación de este autor en las conferencias de China en los últimos cinco años. En una conferencia a la cual asistí en 2016 en Guangxi sobre las relaciones entre China y la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN, según la sigla en inglés), me sorprendió que el organizador chino celebrara una cena especial para complacer a los líderes nacionales y locales chinos, y que organizara otra cena, más sencilla, para los participantes del ASEAN, cosa que hizo que los huéspedes no se sintieran bienvenidos y que incluso se enojaran. En una conferencia sobre la iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda (BRI, según la sigla en inglés) en Yunnan, en 2018, la mayoría de los ponentes elogiaron el éxito de la BRI y transmitieron que el resultado sería muy positivo para los países receptores de la iniciativa, pero nadie se atrevió a criticar ni a plantear problemas reales a los que se tiene que enfrentar esta iniciativa.

El hecho de que los académicos chinos no puedan abordar abiertamente los problemas asociados a la BRI en un ambiente intelectual como éste indica que es probable que el liderazgo de China en los países receptores se vea perjudicado. En una conferencia sobre los países del Pacífico en Sanya, en 2019, los participantes chinos ni siquiera abordaron el tema de la conferencia, que trataba sobre cómo se podía desarrollar y fomentar la cooperación entre Australia y China. En lugar de eso, leyeron artículos previamente aprobados que promovían el compromiso de China con las naciones del Pacífico. Cuando se les preguntó por qué, los participantes nos dijeron en privado que no querían cometer ningún error en su presentación.

¿Con este control ideológico, cómo podemos esperar que los académicos chinos se expresen con capacidad de liderazgo personal en las conferencias internacionales? En todos los ejemplos anteriores, los académicos o funcionarios académicos chinos fracasaron, a nivel personal, a la hora de ejercer su influencia. Es probable que aquellos que asistan a reuniones, foros y conferencias internacionales organizados por chinos, ya sean diplomáticos, empresarios, académicos, periodistas o ciudadanos corrientes extranjeros, no ofrezcan ningún apoyo al liderazgo chino mundial. En todos los acontecimientos anteriores, a los que asistió este autor, los participantes no chinos sentían un gran escepticismo sobre los roles de liderazgo de China. Los asistentes se miraban el comportamiento general de los organizadores chinos con una mezcla de consternación y humor. Las conferencias supusieron un fracaso lamentable a la hora de conseguir el papel de liderazgo mundial de China.

El caso del golpe militar de Myanmar

El 1 de febrero de 2021, el jefe militar de Myanmar, el general Min Aung Hlaing, lideró un golpe de estado y detuvo a los líderes políticos elegidos. Eso impidió que el parlamento se reuniera y se nombró a personal militar como responsables de diferentes departamentos gubernamentales. El Global Times de China lo ha calificado de “reorganización del gabinete”. La falta de principios morales que hay en la posición de China sobre el golpe militar de Myanmar es una de las razones que ha contribuido todavía más a la percepción que tiene la gente de Myanmar de China como un país que siempre da apoyo a los militares de Myanmar y se opone a la democratización. Los académicos y funcionarios de Myanmar que conozco están muy descontentos con la descripción de China del golpe militar como una reorganización de gabinete.

Si China quiere convertirse en un líder regional o mundial, tanto el conjunto del país como sus líderes tienen que forjar una nueva identidad mundial y tienen que demostrar más coraje moral en cualquier ámbito. Su respuesta al reciente golpe militar de Myanmar tiene que ser, abierta y decisivamente, “no”; éste sería un comienzo audaz en el camino para que China consiga una nueva identidad mundial. En el siglo XXI, confiar sólo en el poder para derrocar un gobierno elegido democráticamente demuestra falta de principios. Si China se relaciona con un régimen militar que no tiene principios ni legitimidad, sólo saldrá perjudicada la imagen ética de China y no será propicio para el desarrollo del soft power de éste país. La idea de aprovechar la oportunidad para obtener beneficios puede resultar tentadora, pero a largo plazo no es propicia para el desarrollo de China. Si nos fijamos en el resto del mundo, los regímenes militares en África y Asia se han hundido uno tras otro.

Si China quiere convertirse en un líder regional o mundial, tanto el conjunto del país como sus líderes tienen que forjar una nueva identidad mundial y tienen que demostrar más coraje moral en cualquier ámbito. Pekín tiene que replantearse su posición sobre el régimen militar en Myanmar y explorar nuevas tácticas

Pekín tiene que replantearse su posición sobre el régimen militar en Myanmar, explorar nuevas tácticas en la nueva era y desarrollar la nueva idea de que el ascenso pacífico de China tiene la misión histórica de acabar con el régimen militar en Myanmar. Ello requiere una ética nueva y la formulación de una nueva política exterior. En particular, China ha empezado a ajustar su política de “no interferencia en asuntos internos”. Y dentro de los think tanks del país hay una variedad creciente de voces, algunas de las cuales argumentan que Pekín tendría que condenar públicamente el régimen militar, proporcionar una solución práctica, e incluso trabajar con países occidentales para encontrar una solución consensuada. Sin embargo, las voces alternativas de China pocas veces llegan al público internacional, ya que son silenciadas por la censura oficial. Una característica sorprendente de los think tanks en China es que a menudo los intelectuales independientes que quieren presentar alternativas políticas a los máximos líderes chinos no pueden hacerlo a causa de la política de los mismos think tanks. Básicamente, el interés nacional de China y su identidad nacional han prevalecido en la posición de Pekín sobre Myanmar.

¿Cómo limitan las identidades socialistas el liderazgo mundial de China?

La visión de liderazgo mundial de China requiere una nueva identidad mundial formada y desarrollada mediante el abastecimiento de bienes públicos mundiales y prácticas concretas que aborden y ayuden a resolver problemas globales. Es algo que deberían interiorizar líderes, funcionarios, académicos y ciudadanos chinos. Es evidente que la falta de habilidad de Pekín para abordar y/o gestionar una transición de la vieja identidad socialista a esta nueva identidad mundial ha limitado su ambición de liderazgo mundial.

Actualmente, la ideología socialista de China no puede proporcionar un método viable para ocuparse de Corea del Norte y Vietnam, porque cada uno de estos países promueve su propia versión del socialismo y no reconoce el liderazgo ideacional de China en la gobernanza mundial. De eso se deduce que la ideología socialista china choca con más problemas con respecto al ejercicio del liderazgo mundial cuando se relaciona con países no socialistas. Desgraciadamente, la identidad socialista de China está profundamente arraigada entre sus líderes, y los convence para buscar soluciones mediante la renovación de su ideología socialista y su control ideológico.

El profesor Jia Qinguo, de la Universidad de Pekín, presentó una carta de petición a la Asamblea Popular Nacional de China en marzo de 2021. En la carta, mostró cuatro ejemplos sobre el endurecimiento del control ideológico en este país. En primer lugar, afirmó que en 2001 el Ministerio de Educación había otorgado, como un proyecto piloto, ciertos derechos de aprobación a seis universidades clave, incluida la Universidad de Pekín, para celebrar conferencias internacionales en China. No obstante, Jia señaló que, a partir de 2007, el Ministerio de Educación volvió a ser el único que podía aprobar conferencias internacionales, después de desposeer a las seis universidades de aquellos derechos. En segundo lugar, mencionó que las universidades habían tratado de endurecer sus propios requisitos de aprobación para los expertos y académicos que quisieran participar en conferencias internacionales. Y ahora, después del estallido de la Covid-19, la participación en línea también tiene que pasar por el procedimiento de aprobación.

En tercer lugar, señaló que este requisito ahora también afectaba a los intercambios externos de expertos y académicos, de manera que se requiere que tengan que solicitar aprobación para reunirse y comunicarse con sus homólogos en el extranjero o con medios de comunicación de otros países. El cuarto punto que expuso fue el endurecimiento de las condiciones de los intercambios extranjeros entre expertos y académicos. Cuando se producen estos intercambios, se estipula que un extranjero tiene que ir acompañado por más de dos académicos chinos. Posteriormente, se tiene que presentar un registro detallado de la reunión. Además, señala, se estipula que el académico o experto implicado no se tiene que reunir con el mismo extranjero más de dos veces al año [5]5 — Jia Qinguo (2021), “Proposal on improving the management of foreign exchanges between experts and scholars”. Disponible en línea. .

La identidad socialista y el control ideológico de China han afectado a la calidad de su estrategia de implementación para su proyecto de liderazgo mundial. El control ideológico hace difícil que los funcionarios y los ciudadanos chinos puedan estar al día de las últimas novedades del mundo, además, también afecta a la calidad de los análisis de los expertos y los académicos sobre cuestiones internacionales y las recomendaciones políticas posteriores que realizan.

Tomemos en consideración a la escuela del marxismo, que está presente en todas las universidades de China, y que recibe financiación especial del gobierno. Los expertos en esta doctrina a menudo organizan talleres o foros internacionales para promover y debatir su investigación en la teoría china del marxismo. Sin embargo, la realidad es que eso perjudica el soft power de China porque los expertos perpetúan un análisis de clase de la política mundial marxista y obsoleta, que es producto de la mentalidad de la guerra fría y que es opuesta al tipo de liderazgo mundial necesario. También perjudica la integridad intelectual de los académicos en el escenario mundial, especialmente cuando exhiben deliberadamente la bandera del Partido Comunista Chino en conferencias internacionales. No obstante, es probable que se elogie a los mismos académicos a nivel nacional, e incluso que sus líderes les concedan más financiación.

En términos más generales, a causa del control ideológico, en las universidades chinas no hay ningún sistema de evaluación global para las ciencias sociales; es un sistema cerrado que no depende de la evaluación independiente de un experto externo. Por lo tanto, aquellos que forman parte del sistema buscan financiación complaciendo a los líderes políticos. Puesto que en un sistema cerrado como este hay falta de competitividad, hay pocos alicientes para cultivar habilidades de líder, y mucho menos para ejercer un papel de liderazgo.

Algunos funcionarios académicos reconocen que hay tensiones crecientes entre aquellos que cultivan identidades mundiales recientemente adquiridas y aquellos que se han quedado atrapados en las viejas identidades socialistas, pero a la hora de tratar este tipo de problemas y contradicciones los funcionarios académicos mantienen estratégicamente la ideología y las identidades socialistas del Partido Comunista Chino. El verdadero objetivo del proyecto de liderazgo mundial de China es proporcionar una justificación legítima al gobierno del Partido Comunista Chino, ya que Pekín puede hacer declaraciones falsas sobre su liderazgo mundial, y satisfacer una profunda necesidad psicológica de China según la cual se ve a sí misma como el futuro líder mundial legítimo. Desgraciadamente, la verdadera cuestión sobre su capacidad para ser un líder mundial se considera un asunto de segunda fila.

  • Referencias

    1 —

    Shambaugh, D. (2013), China Goes Global: The Partial Power, Nova York: Oxford University Press, p. 252.

    2 —

    White, H. (2017), Without America: Australia in the New Asia, Melbourne: Black Inc., p. 1.

    3 —

    Bergsten, C. F. (2018), “China and the United States: the contest for global economic leadership”, a: China & World Economy, 26(005), 12-37.

    4 —

    Hill, C. (1993), “The capability‐expectations gap, or conceptualizing Europe’s international role”, Journal of Common Market Studies, 31:1, p. 305-328.

    5 —

    Jia Qinguo (2021), “Proposal on improving the management of foreign exchanges between experts and scholars”. Disponible en línea.

Baogang He

Baogang He es catedrático de Relaciones Internacionales y profesor Alfred Deakin en la Universidad de Deakin, en Australia. Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Nacional de Australia, es ampliamente conocido por sus trabajos sobre democratización y política chinas, en particular la política deliberativa en China. A lo largo de su trayectoria ha publicado 10 libros, 15 capítulos de libro y más de sesenta artículos académicos en inglés y en chino, que han aparecido a varias revistas internacionales de prestigio como el British Journal of Political Science, Journal of Peace Research, Political Theory, Chinese Journal of Philosophy y Perspectives on Politics, entre otros. Baogang He también ha sido investigador y profesor visitante en centros como la Universidad de Stanford, la Universidad de Cambridge, la Universidad de Columbia, Leiden y la Universidad de Sussex.