El impacto social y económico de la COVID-19
¿Cómo afectará la crisis del coronavirus en nuestras sociedades? ¿Cuáles son las consecuencias sociales y económicas de la pandemia? La primera sesión del ciclo de debates virtuales sobre la Covid-19, impulsado por el Centre d’Estudis de Temes Contemporanis en colaboración con el CADS y el Departamento de la Vicepresidencia, Economía y Hacienda, analizó el impacto social y económico del coronavirus a través de la visión de personas expertas del mundo económico. Los ponentes remarcaron la necesidad de fortalecer el sector público para mitigar la desigualdad económica provocada por la crisis, la importancia de articular una buena política económica y el hecho de que esta pandemia podría ser una oportunidad para cambiar el modelo tecnológico, energético y social.
El consejero de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia, Bernat Solé, inauguró la sesión. En sus palabras, destacó la necesidad de reflexionar sobre los posibles recorridos que podrían ayudar a largo plazo a superar con resiliencia una crisis que es multidimensional. “Queremos liderar la reflexión sobre el mundo post-Covid, con mirada larga e inclusiva”, aseguró. Solé también remarcó el compromiso del Gobierno de la Generalitat con el abordaje de la situación desde una mirada inclusiva, centrada en la vulnerabilidad, y desde el trabajo en red, que permita evitar los errores que se cometieron en la gestión de la crisis de 2008.
Pere Almeda, director del Centre d’Estudis de Temes Contemporanis y de la revista IDEES, presentó el resto de sesiones del ciclo, que abordarán el impacto de la pandemia en el ámbito de la salud planetaria, los escenarios de futuro y las respuestas económicas y sociales, la democracia, los derechos de la ciudadanía, la crisis climática o el contexto geopolítico. “Es importante que hacemos las preguntas pertinentes y escuchamos la pluralidad de respuestas en un mundo cada vez más complejo”, aseguró Almeda. Por su parte, Marta Curto, directora general de Análisis Económico, moderó la conversación e hizo referencia a la necesidad de adaptarse a la situación de incertidumbre y empezar a pensar en una recuperación que evite volver al modelo económico y social insostenible que había antes de la crisis.
La incertidumbre: el elemento central
Durante el debate, director de estudios de Caixa Bank, Oriol Aspachs, subrayó la gran incertidumbre del momento actual, lo que se ha convertido en un elemento fundamental en el análisis económico, y habló de la dificultad a la hora de valorar el impacto económico exacto de la crisis sanitaria, aunque remarcó que será, sin duda, un impacto histórico. Aún así, quiso aportar un apunte de optimismo al destacar que “desde que se empezó a relajar la dureza de las medidas de confinamiento, se observa un cambio de tendencia notable en el gasto”.
Albert Carreras, catedrático de Historia Económica de la Universidad Pompeu Fabra, aseguró que hay que tener en cuenta que esta crisis no nace de la propia dinámica del sistema económico, sino de una emergencia sanitaria. “Esta crisis la han decidido las autoridades públicas por un asunto de salud pública; no tiene nada que ver con el funcionamiento de la economía. Esto también nos obliga a pensar respuestas diferentes “, explicó. Carreras defendió la capacidad de endeudamiento de los estados para mitigar el impacto económico y social de la pandemia, y subrayó la necesidad de un comportamiento virtuoso por parte de la ciudadanía, tanto individualmente como en el ámbito colectivo, como elemento clave para poder volver a la normalidad y mitigar los daños hasta el momento en que llegue la vacuna.
La directora de la Fundación ISEAK, Sara de la Rica, centró su intervención en el mercado laboral y valoró positivamente que se haya podido suspender temporalmente el empleo gracias a los ERTE, así como el hecho de que se haya podido implementar el teletrabajo. La experta destacó la importancia de respetar el distanciamiento físico entre personas para poder reactivar progresivamente la economía y, basándose en lo que dicen la mayoría de fuentes, pronosticó que a finales de año “habrá una deuda pública del 120% del PIB y una tasa de paro del 20%”. A pesar de las cifras, Sara de la Rica argumentó que la situación actual es una oportunidad para emprender dos transiciones: la transición energética, por un lado, y la transición tecnológica, por otro, enfocada en el I + D + A, donde la letra A se refiere a la adecuación de las personas trabajadoras. “Estamos viviendo de manera insostenible con el planeta y hay que replantearse lo. Esta crisis es una especie de acelerador que, al mismo tiempo, abre posibilidades”.
Preguntada sobre si los ERTE podrían provocar un cambio en la cultura empresarial que conduzca a menos temporalidad, Sara de la Rica comentó que estos mecanismos han contribuido a aumentar la flexibilidad interna dentro de las empresas, pero criticó que la normativa actual haga que las personas con contratos temporales no puedan beneficiarse. La experta destacó la importancia de evitar que los ERTE terminen convirtiéndose en EROS y las empresas quiebren, y por ello apostó por una mayor flexibilidad y adaptabilidad de este tipo de expedientes para poder aplicarlos a las personas con contratos temporales. Sin embargo, también se mostró muy crítica con la generalización de la temporalidad y apeló a la necesidad de limitarla tanto política como a través de un cambio en la cultura empresarial.
Por último, Judit Vall, profesora de Economía de la Universidad de Barcelona, centró su intervención en los efectos de la pandemia en la salud mental de la población, provocados en gran parte por las medidas de confinamiento, y citó estudios anteriores sobre el impacto del Ebola y el SARS. Valle destacó que los sanitarios y las familias con niños son los colectivos más vulnerables, que pueden tener secuelas psicológicas prolongadas en el tiempo, tanto a corto como a largo plazo. El economista habló de un estudio que ha investigado el impacto de la Covid-19 en una muestra de la población española, y que concluye que la situación actual está teniendo efectos a corto plazo muy negativos en la salud mental, sobre todo de personas en situaciones económicas inestables, que podrían permanecer si no hay una intervención política contundente y si no se refuerza el sistema de salud pública. “Si no hay una voluntad política y unas políticas públicas que vayan dirigidas a recuperar la salud mental de la población, por sí sola no volverá a los niveles pre-Covid”, afirmó.
La sesión continuó con intercambios de opiniones entre los ponentes sobre diferentes cuestiones. Por ejemplo, sobre si la crisis económica podría desembocar en una crisis financiera. Aspachs lanzó un mensaje de calma y comentó que la situación actual a nivel bancario no tiene nada que ver con la crisis de 2008. Sin embargo, según Aspachs, la situación es grave y existe la necesidad de una solución muy contundente en el ámbito de política económica. El experto alertó que “estamos volviendo a cometer el error, en el ámbito europeo, de confiar toda la respuesta a la crisis en el Banco Central Europeo”, y que es necesario un plan de reestructuración fiscal a nivel europeo que permita solucionar los problemas de arquitectura institucional que tiene la UE.
Lecciones de anteriores crisis
Para analizar qué lecciones podemos aprender de crisis anteriores, Albert Carreras explicó las semejanzas y diferencias de la crisis actual con otros episodios, entre los que destaca la peste negra. En este sentido, el confinamiento como solución es la misma reacción que se podía haber tenido en la época medieval, cuando no se tenía conocimiento biológico sobre la infección. Sobre la gripe española de 1919, Carreras afirmó que es un precedente en el que no se tomaron medidas de salud pública debido a la falta de información y la falta de contacto entre continentes. También hizo una comparación entre la pandemia y las guerras, en las que se produce la desmovilización de la capacidad productiva, como ha pasado hoy. El catedrático de Historia Económica destacó la singularidad de todos estos eventos, que generan miedos que cambian las conductas y la organización social de manera permanente. “El confinamiento es un evento extremo. Cualquiera que lo haya vivido lo recordará. Hay muchas cosas que cambiarán y que no derivan de la voluntad de crear un nuevo mundo después de la Covid-19, sino de la proyección de los miedos que tenemos ahora”.
También se habló del rol esencial del sistema sanitario y de cómo ésta situación ha hecho que la población sea mucho más consciente de la importancia del sistema público de salud. Judit Vall afirmó que hay que dotarlo de mayores recursos para que esté más preparado para futuras crisis como la actual, e hizo referencia a un estudio dónde ha participado, según el cual “el 58% de los encuestados creen que la sanidad es la política pública más importante, y estarían dispuestos a pagar más impuestos”. En este sentido, Sara de la Rica reivindicó el papel de los cuidados y la tarea de todo el personal médico y sociosanitario. “Los aplaudimos cada día a las 8 de la tarde. Desde un punto de vista laboral, hay que tratar mejor a aquellos que se ha demostrado que son tan importantes”, afirmó. En la parte final de la conversación, también se alertó de la posibilidad de que las mujeres sean las más perjudicadas en las desigualdades crecientes del nuevo mundo post-Covid debido a la mayor carga que soportan en el ámbito de los cuidados.
Mayor fiscalidad y refuerzo del sector público
Todos los ponentes coincidieron en que unas políticas públicas que constituyan una buena respuesta a la crisis serán aquellas que refuercen el sector público, sobre todo la sanidad y el sistema educativo. Sólo así se conseguirá mitigar las desigualdades sociales que irán agravándose durante los próximos meses, y que el mercado por sí solo no corregirá. “Claramente ha habido ganadores de esta crisis, como las grandes empresas tecnológicas”, afirmó Carreras. Según el punto de vista de todos los ponentes, será inevitable una mayor fiscalidad, que deberá articularse a nivel europeo.
En la parte final de la sesión, los expertos respondieron a las preguntas del público, que habían llegado a través del chat en directo de Youtube y también vía Twitter, con el hashtag #IdeesCovid19. En las respuestas, los ponentes aseguraron que el momento actual puede ser una oportunidad para redefinir muchos elementos estructurales del sistema y emprender proyectos comunes en el ámbito español, europeo y mundial. También se habló de la capacidad de las pequeñas empresas de invertir en tecnología, de los principales fallos del sector público catalán y español, de la sostenibilidad de las finanzas públicas de países como España, Italia o Portugal, de la idea de decrecimiento y de la transición hacia una economía más sostenible.