El 10 de enero de 2018, Hamza, Bourich Omar y Ahmed, tres bailarines de hip-hop, subían a un avión en Casablanca para hacer un viaje que tenía que ser decisivo para sus carreras: iban a Eindhoven (Países Bajos), donde tenían previsto participar en un concurso internacional de hip-hop. Hacía meses que el viaje estaba preparado y dos semanas antes tenían los visados garantizados. Hamza y Omar ya habían estado en Europa para participar en otros concursos. Para Ahmed, este era su primer viaje. Transcurridas las pocas horas de vuelo que separan las dos ciudades, los tres jóvenes se disponían a vivir la misma pesadilla.

En las 24 horas siguientes los interrogaron, registraron e interrogaron de nuevo antes de cargarlos en una furgoneta y trasladarlos a 200 km. Finalmente, los llevaron a un centro de detención para inmigrantes indocumentados en las afueras de la ciudad de Róterdam. Hamza y Omar se quedaron cinco días y Ahmed, siete, y después los llevaron de nuevo al aeropuerto de Eindhoven y los cargaron en un avión de vuelta a Marruecos, más concretamente a Marrakech, a unos 250 km del puesto desde donde habían salido. A la llegada, revivirían de nuevo el proceso que acababan de pasar: la policía los esperaba en la puerta, serían escoltados fuera del aeropuerto, hasta la comisaría de Marrakech, e interrogados, una vez más, antes de ser puestos en libertad. Durante todo el calvario, Hamza reiteraba: “no soy un criminal, soy un artista”.

Es posible que los lectores conozcan la historia de los bailarines por la campaña que dirigió las semanas siguientes Maria Daïf, gestora cultural independiente y experiodista establecida en Casablanca. El alegato de Hamza se convirtió en el título de un artículo publicado por Daïf en openDemocracy.net, que circuló ampliamente por las dos orillas del Mediterráneo y más allá, dentro de las redes culturales pero también fuera [1]1 — Maria Daïf, “I am not a criminal, I am an artist” (No soy una criminal, soy una artista), openDemocracy.net, traducido por Lara Bourdin, publicado el 6 de febrero de 2019. Disponible en línea. Último acceso: 7 de noviembre de 2020. . No hay duda de que se compartió de manera tan amplia por su inherente valor efectista, por la acumulación de abusos que constituyen su arco narrativo. Pero es igualmente cierto que la difusión de la historia se debe, al menos de igual manera, al factor opuesto: a su cotidianidad, a sus semejanzas con tantas otras historias que llenan cada día nuestras noticias, nuestras conversaciones y nuestras vidas profesionales.

Por descontado, la historia de Hamza, Omar y Ahmed encuentra resonancia en la de innumerables artistas y operadores culturales que cada año se enfrentan al proceso (generalmente) largo, complejo y fatigoso de solicitar un visado Schengen, para acabar viendo cómo deniegan o ignoran esta petición o, como en el caso de los bailarines marroquíes, se genera un verdadero alud de humillaciones y maltratos. El año anterior, Maria Daïf había firmado una carta abierta denunciando el proceso que había tenido que sufrir durante su intento de viajar a Bruselas por invitación del Moussem Nomadic Arts Centre. En aquel momento, era directora de la Fondation Touria et Abdelaziz Tazi y del centro cultural L’Uzine, una importante plataforma para las artes contemporáneas en Casablanca. El Moussem organizaba un evento de una semana centrado en la metrópoli y la había invitado a moderar una mesa. Se le concedió el visado, pero sólo después de someterse a un proceso que incluía, entre otros pasos absurdos, la justificación de la totalidad de sus nóminas, que se remontaba veinte años atrás. La acumulación de excesos burocráticos provocó que Daïf renunciara a participar en el evento y publicara una carta abierta explicando su decisión. Tal como concluía en su escrito: “¿Cómo puede estar presente Casablanca en Bruselas si nosotros, los artistas y los trabajadores culturales, no somos bienvenidos?” [2]2 — Véase Dylan Kuperblum, “Raso-le-bol contre le ‘durcissement’ des procedures de visa Schengen”, Tel Quel, 8 de febrero de 2018. Disponible en línea. Último acceso 11 de noviembre de 2020. .

La pregunta de Maria Daïf se dirige a la multitud de contradicciones que constituyen la esencia del Euromed y, en particular, su política cultural. La noción de movilidad se ha convertido en una palabra clave de la lengua vernácula del sector político y cultural, y se hace pública inequívocamente como un objetivo que se tiene que procurar cumplir. El 5 de julio de 2017, el Parlamento Europeo votó una resolución que reconocía que “la movilidad es parte esencial de las relaciones culturales internacionales de la UE y, por eso, requiere el establecimiento de mecanismos para facilitar el acceso a los visados hacia y desde terceros países para los profesionales de la cultura” [3]3 — Parlamento Europeo, “Towards an EU strategy for international cultural relations” (Hacia una estrategia de la UE para las relaciones culturales internacionales), Estrasburgo, 5 de julio de 2017. . Mientras tanto, los artículos 14 y 16 de la Convención de la UNESCO de 2005 sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales recogen la obligación de los firmantes de los países desarrollados de “facilitar el acceso a sus territorios para actividades culturales y conceder un trato preferente a los artistas y otros profesionales de la cultura de los países en vías de desarrollo” [4]4 — UNESCO, Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales, Pariera, 20 de octubre de 2005. .

A pesar de la multitud de contradicciones que constituyen la esencia del Euromed y su política cultural, la noción de movilidad se ha convertido en una palabra clave del sector político y cultural, y se hace pública inequívocamente como un objetivo que se tiene que cumplir

Estas políticas existen porque los viajes siguen formando parte de las aspiraciones de los artistas, más todavía en una época en que Internet y las redes sociales generan conexiones que sólo esperan a ser materializadas. Además, aunque brotan eventos, espacios y redes importantes a lo largo de las costas sur y este del Mediterráneo, el norte sigue siendo un importante elemento de atracción para artistas y operadores a causa de su concentración más elevada y consolidada de instalaciones, recursos y eventos.

Y si bien los documentos políticos de la UE y el Euromed exaltan las virtudes del intercambio y la cooperación, la normativa sobre la cooperación planteada parece mantenerse firmemente a manos de Europa. Incluso cuando la “bilateralidad” y la “multilateralidad” se consagran como marcos de intercambio deseables, no se pueden fundamentar en nada si una parte niega el derecho de la otra a moverse. Estas contradicciones proyectan una sombra en torno a las políticas y declaraciones oficiales que se han hecho a favor de una mayor movilidad en el Mediterráneo.

Hacia la fortaleza

Los impedimentos a la movilidad se han vuelto tan frecuentes en los últimos años que han empezado a naturalizarse en el imaginario colectivo, pero es importante recordar que la situación no siempre ha sido tan tensa. Los artistas y los operadores que empezaron su carrera antes de la década de 1990 recuerdan una época en la que era relativamente fácil atravesar el espacio europeo [5]5 — India Stoughton, “Freedom of Expression: Report from the IETM Beirut Satellite Meeting” (Libertad de expresión: informe del IETM Beirut Satellite Meeting), IETM, octubre de 2016, p. 26. . Esta época de “euforia”, como algunos la han llamado [6]6 — Ibid. , empezó a desvanecerse a finales de los años noventa y entró en un pronunciado declive en el nuevo milenio, con la aparición a partir del año 2001 de la era de la securitización y la aceleración del conflicto armado en varios países de la zona MENA. La degradación de las condiciones de la movilidad se ha manifestado especialmente en el Levante mediterráneo, donde las rutas terrestres y las redes ferroviarias solían enlazar con seguridad las principales ciudades, desde el Cairo hasta Bagdad y Estambul. La aceleración de la ocupación de Palestina, la ocupación de Irak y la guerra en Siria han diezmado las infraestructuras y han puesto fin a muchos circuitos existentes.

Los problemas generados por las políticas del visado Schengen son numerosos y su impacto puede ser devastador en los ámbitos económico, profesional y psicológico. Es más, parece que afectan de manera desproporcionada a los ciudadanos de la zona MENA. En su estudio de 2012 sobre el impacto de las restricciones de visados en artistas y profesionales culturales no europeos, la red de información sobre movilidad cultural On the Move concluyó que la mitad de los encuestados a los que se había rechazado el visado sin explicaciones provenían del Oriente Medio o de África del norte; lo mismo pasaba con el 40% de los que habían tenido dificultades para comunicarse con las autoridades que gestionaban las solicitudes y los que habían tenido un proceso de obtención del visado más largo de lo previsto [7]7 — Elena Di Federico y Marie Le Sourd, ‘Artists’ mobility and visas: a step forward. Final report of On the Move’s workshop on artists’ mobility and Schengen visas” (Movilidad y visados de artistas: un paso adelante. Informe final del estudio de On the Move sobre movilidad de los artistas y visados Schengen), On the Move, diciembre de 2012, p. 39. Para obtener una visión general de los tipos de problemas que se producen durante los procesos de solicitud de visado, ved las páginas 10-27. Se pueden encontrar otras visiones útiles en el libro blanco de Hans Hjorth y Ole Reitov del 2008 titulado Visas: the discordant note (Visados: la nota discordante), publicado por Freemuse, el ECFA y el EMCF; como también en mi estudio de 2019, titulado Retracing Roots and Tracing New Routes: Mobility and Touring in North Africa (Recuperando raíces y trazando nuevas rutas: movilidad e itinerancia en África del norte) y publicado por el fondo de movilidad Art Moves Africa. .

Estas estadísticas dan credibilidad a la afirmación del historiador y filósofo político camerunés Achille Mbembe de que las políticas de visado se dirigen más a “clases de poblaciones” que a “individuos en particular” [8]8 — Achille Mbembe, “Les Africains doivent se purger du désir d’Europe”, Le Monde, 11 de febrero de 2019. Disponible en línea. Último acceso: 5 de noviembre de 2020. . Hoy día, los hombres con pasaportes de la zona MENA de entre 18 y 35 años aproximadamente son particularmente sospechosos: a la acusación genérica de “probabilidad de no retorno” se añade la amenaza que se percibe de posibles actos terroristas.

Las restricciones de movilidad son particularmente difíciles de soportar para los artistas cuando se producen en el marco de esfuerzos de cooperación bilaterales o multilaterales o en el contexto de iniciativas diseñadas para centrar la “atención” en la producción artística de diferentes países y/o ciudades de la zona MENA, como fue el caso del festival del Moussem de 2018 en honor de Casablanca. Los vínculos bilaterales son especialmente fuertes en los casos de antiguas colonias o protectorados, como es el caso de Marruecos y Francia, por ejemplo. Instituciones culturales como el Institute Français, el British Council, el Goethe Institut, Pro Helvetia, el Instituto Cervantes y otros han tenido un papel importante en el apoyo a la formación y la exposición de artistas y profesionales de la cultura en los lugares donde trabajan y, también, en la creación y la financiación de oportunidades de movilidad [9]9 — Fanny Bouquerel y Basma El Husseiny, “Towards a strategy for culture in the Mediterranean Region. EC Preparatory document. Needs and opportunities assessment report in the field of cultural policy and dialogue in the Mediterranean Region” (Hacia una estrategia para la cultura en la región mediterránea. Documento preparatorio de la CE. Informe de evaluación de necesidades y oportunidades en el campo de la política cultural y el diálogo en la región mediterránea), noviembre de 2009, p. 63. Por ejemplo, el fondo Moving MENA del Goethe Institut ha facilitado los viajes entre países de la zona TIPO y también hacia Alemania. .

Los artistas que participan en proyectos financiados por estas instituciones generalmente se benefician de procedimientos más fáciles para obtener visados gracias al acceso que tienen las instituciones a las autoridades de inmigración correspondientes. Sin embargo, esta realidad sólo acentúa la sensación de que el terreno de juego es radicalmente desigual, especialmente en países como Marruecos, Túnez, Jordania y el Líbano, donde los ciudadanos europeos disfrutan de entrada sin visado. Dicho de otra manera, si bien los programas autodenominados de intercambio pueden canalizar a los artistas europeos hacia los países de la zona MENA para “compartir su cultura” sin necesidad de hacer ninguna comprobación, éstos mismos programas conservan el monopolio de la facilidad de viaje únicamente para los artistas europeos.

Si bien los programas que se autollaman de intercambio pueden canalizar a los artistas europeos hacia los países de la zona MENA para “compartir su cultura”, conservan el monopolio de los viajes simplificados para los artistas de estos mismos países

Zineb Haddaji, gestora de proyectos culturales establecida en Casablanca, resume el sentimiento compartido por muchos de sus compañeros y artistas con quienes trabaja: “Hay un impulso real para buscar intercambios en Europa, pero el clima político reduce este impulso. Hay una forma de doble discurso de los políticos europeos: las instituciones culturales adoptan una postura de apertura hacia el mundo, pero después los Estados rechazan el visado” [10]10 — Entrevista con la autora, 16 de diciembre de 2018, publicada con permiso y traducida del francés. Cita original: “Il y a une soif d’aller faire des échanges en Europe, mais la conjoncture politique coupe l’envie. Il y a un double discours de la part des politiques en Europe. Les institutions culturelles adoptent un discours d’ouverture sur le monde, mais après les États refusent le visa”. . Esta realidad empobrece sin duda las nociones de “intercambio” y “asociación” y da más peso al hecho de que la cooperación bilateral tiene más que ver con el interés propio de las instituciones europeas que con una auténtica apertura o voluntad de trabajar hacia un contexto equitativo de diálogo e intercambio [11]11 — Elena Di Federico, “Étude sur le Profil des Professionnels Artistiques et Culturels à la Méditerranée non europénne” Roberto Cimetta Fund, diciembre de 2007, p. 24. Ved también Khadija El Bennaoui, “Surviving the paradox of mobility” (Resistiendo la paradoja de la movilidad), en: UNESCO Global Reporte 2018: Reshaping Cultural Policies (Informe global 2018 de la UNESCO: reconsiderando las políticas culturales), UNESCO, 2017, p. 118. . Para empeorar las cosas, los artistas y los profesionales de la cultura se quejan de que las relaciones de trabajo con las instituciones culturales suelen estar marcadas por el paternalismo, que se puede expresar en el trato verbal que se da a los artistas, las miserables tarifas que se pagan o la reticencia a financiar programas en lugar de proyectos [12]12 — Véase Lara Bourdin, Retracing Roots and Tracing New Routes: Mobility and Touring in North Africa (Recuperando raíces y trazando nuevas rutas: movilidad e itinerancia en África del norte), publicado por Art Moves Africa, octubre de 2019. .

Entre las orillas y más allá, nuevos muros

En este paisaje de acentuación de las restricciones a la movilidad hacia el norte, muchos artistas y profesionales de la cultura vuelven la vista hacia los países vecinos de la región y hacia el sur. Paralelamente a este cambio, una gran cantidad de iniciativas e infraestructuras independientes han dado apoyo a la movilidad entre los países de África del norte y del Oriente Medio, especialmente en los últimos treinta años, y se ha adquirido una nueva dinámica y un nuevo propósito a partir del año 2011. El acceso transfronterizo a estas oportunidades se ha reforzado con fondos de movilidad como el Arab Fund for Art and Culture (AFAC), el Culture Resource (Al Mawred Al-Thaqafy), el Young Arab Theatre Fund (ahora Mophradat), Anna Lindh Foundation, Roberto Cimetta Fund y otros, como el Art Moves Africa.

Sin embargo, el régimen de visados también se ha hecho más difícil en la región y ha instalado de manera efectiva los mismos tipos de barreras que existen entre el norte y el sur/este del Mediterráneo. Aunque algunas barreras existían mucho antes del aumento del clima de seguridad post-2011, como es el caso de Marruecos y Argelia, muchas son relativamente nuevas. Basem Abuarab, agente de contratación establecido en el Cairo, ha tenido que cancelar numerosos conciertos a causa de las restricciones de visados impuestas por la embajada egipcia. “Incluso en la región árabe es complicado obtener visados”, afirma. “Por eso, ni siquiera puedo pensar en términos artísticos: tengo que pensar en términos logísticos, y eso es irritante” [13]13 — Entrevista con el autor, 25 de febrero de 2019. Cita publicada con permiso. .

La entrada en Egipto se ha vuelto particularmente difícil en los últimos años, a causa de la afluencia de libios que huyen de la guerra. Mientras tanto, para los artistas y profesionales de la cultura libios, la movilidad se ha convertido en algo parecido a un espejismo. Abdul Mohamen Zarty, gestor cultural y fotógrafo de arquitectura establecido en Trípoli, resume el estado de la movilidad de los artistas de su país: “En los últimos nueve años, todos los países han cerrado la puerta y ahora exigen un visado de entrada que se tarda demasiado en obtener. [Por ejemplo,] antes no íbamos a Egipto con un visado de entrada. Lo mismo con Marruecos. Antes podíamos ir a buscar el visado en el aeropuerto. Ahora nos es más fácil obtener un visado Schengen que obtener uno del Reino de Marruecos” [14]14 — Entrevista con el autor, 7 de marzo de 2019. Cita publicada con permiso. .


¿Un nuevo visado para sustituirlos todos?

Ante la creciente escalada de los impedimentos relacionados con los visados y las políticas de inmigración, el sector del arte independiente ha hecho llamamientos para instituir disposiciones especiales para artistas y profesionales de la cultura [15]15 — Véase por ejemploElena Di Federico, “Étude sur le Profil des Professionnels Artistiques et Culturels en Méditerranée non europénne”, p. 23. . Estas han tendido a consolidarse en torno a la idea de un “visado cultural” o “pasaporte” que otorgaría privilegios especiales a artistas y profesionales de la cultura que viajen con el objetivo de participar en eventos, formaciones y otras oportunidades culturales.

Las instituciones europeas no han hecho oídos sordos ante estos esfuerzos defensivos. En su Informe de 2012 sobre las dimensiones culturales de las acciones externas de la UE, el Comité de Cultura y Educación pide “la creación de un visado cultural para ciudadanos, artistas y otros profesionales del ámbito cultural de terceros países, en la misma línea del Programa de visados científicos existente desde el 2005”. Este llamamiento también se puede encontrar en la resolución del Parlamento Europeo de 5 de julio de 2017, Hacia una estrategia de la UE para las relaciones culturales internacionales.

Uno se puede preguntar si un visado es realmente la respuesta en un mundo dónde “los visados son un instrumento central de la cultura de control de fronteras de la UE”, citando a la politóloga Nora El Qadim

Sin embargo, tal como señalan Elena di Federico y Marie Le Sourd en el informe de 2012 sobre visados para ciudadanos no europeos de On the Move, estas peticiones siguen siendo controvertidas en varios frentes [16]16 — Elena Di Federico y Marie Le Sourd, ‘Artists’ mobility and visas: a step forward” (Movilidad y visados de artistas: un paso adelante), p. 28. . En un frente pragmático, requerirían un consenso sobre quién se califica como artista, un objetivo que parece difícil de alcanzar, como señalan a Di Federico y Le Sourd, “vista la falta de acuerdo sobre el estatus del artista incluso en la UE” [17]17 — Ibid. . Esta falta de consenso político es todavía más generalizada en el sur y el este del Mediterráneo y se agrava por la falta de datos cuantitativos necesarios para reforzar la defensa [18]18 — Made in the Mediterranean: the Challenges of Artistic Exchange in the Mediterranean (Hecho en el Mediterráneo: los retos del intercambio artístico en el Mediterráneo), editado por Judith Neisse y publicado por Roberto Cimetta Fund y la Fondation René Seydoux, 2007. . A un nivel más filosófico, la petición de un visado cultural se ha encontrado con la resistencia al principio mismo del trato preferencial para los artistas. En la medida en que los factores que suelen causar más a menudo problemas de visado a los artistas (pruebas insuficientes de recursos, requisitos burocráticos, plazos cortos) se aplican también a viajeros de todo tipo, se puede argumentar que la batalla para obtener un visado cultural está injustificadamente limitada y puede crear jerarquías dentro de la sociedad civil cuando tendría que haber igualdad y solidaridad [19]19 — Ibid., p. 27. .

Para avanzar un poco más, uno se puede preguntar si un visado es realmente la respuesta en un mundo dónde “los visados son un instrumento central de la cultura de control de fronteras de la UE”, citando a la politóloga Nora El Qadim [20]20 — Nora El Qadim, “The symbolic meaning of international mobility: EU-Morocco negotiations on visa facilitation” (El significado simbólico de la movilidad internacional: negociaciones UE-Marruecos sobre facilitación de visados), Migration Studies, vol. 6, nº 2, 2018, p. 282. . ¿Se servirá realmente a la causa si los artistas pueden evitar las colas en la embajada y pasar los primeros en el aeropuerto, mientras las mujeres y los hombres con diferentes tipos de trabajo, o aquellos que buscan nuevos horizontes profesionales y personales, permanecen detrás o, peor aún, en las embarcaciones, en los campos y en las prisiones?


Más allá de los visados

Los dilemas que rodean el visado cultural pueden, de hecho, poner de relieve la profundidad de los problemas que enmarcan la movilidad cultural en el Mediterráneo y sus vínculos inextricables con el contexto más amplio de la “segregación planetaria” que se despliega hoy día, citando Mbembe una vez más.

Los sectores de la sociedad cultural y civil han presentado multitud de recomendaciones para aportar soluciones a los impasses y a las paradojas que existen en la actualidad, tanto a corto como a largo plazo. En su capítulo sobre la movilidad para el Informe global de la UNESCO de 2018, Khadija El Bennaoui (directora de Art Moves Africa y jefa de la Unidad de Artes Escénicas del Abu Dhabi Cultural Foundation) argumenta que el sector independiente se encuentra en una posición única para dirigir nuevos esfuerzos, basándose en su experiencia, a “rellenar los vacíos entre los marcos, las políticas y las realidades institucionales sobre el terreno” [21]21 — Ibid., p. 120. . Los artistas y los operadores, particularmente, nos pueden recordar que la movilidad también tiene que ser una herramienta para fortalecer y dinamizar circuitos culturales independientes en el sur y en el este. Este objetivo es esencial para revertir las tendencias que han convertido a Europa en el principal centro de atracción de proyectos culturales, tanto de hecho como, fundamentalmente, en el imaginario colectivo. Un sector cultural más fuerte en el sur y en el este, conectado a través de redes profesionales, asociaciones y lobbies, no sólo puede trabajar para crear nuevas oportunidades, sino también para traspasar las restricciones existentes y emergentes [22]22 — India Stoughton, informe “Freedom of Expression” (Libertad de expresión), p. 26; Khadija El Bennaoui, “Surviving the paradox of mobility” (Resistiendo la paradoja de la movilidad), p. 120. .

En este panorama, las plataformas artísticas independientes y los fondos destinados a la movilidad sur-este y sur-sur tendrán con toda seguridad un papel muy importante. La aparición de fondos como Africa Art Lines, que conecta Marruecos con el resto de África usando recursos provenientes íntegramente del continente, y el recientemente anunciado lanzamiento de una iniciativa similar en Argelia son señales prometedoras en esta dirección.

Aunque estas recomendaciones e iniciativas proporcionan un plan esencial e inspirador para dar pasos concretos hacia un nuevo paisaje para la movilidad, los mismos artistas dan continuamente vida y sentido a las llamadas a la acción existentes. Por ejemplo, en 2018, la bailarina marroquí Hind Benali estrenó una nueva creación titulada M’Safir (Viajero). En el libreto de prensa escribió:

Ciudadanos del mundo
De fronteras abiertas
De colores valiosos, de pasaportes ilimitados, un pueblo soberano.
Futuros llenos de abundancia
Viajeros libres.

Ciudadanos del sur
Límites inalcanzables
Identidades ignoradas, riquezas subestimadas, religiones estigmatizadas
Futuros predeterminados. Migrantes potenciales. Una amenaza.

No, tú no eres yo [23]23 — Traducido del francés. Cita original: “Citoyens du monde / Des frontières ouvertes / Des couleurs valorisées, des passeports passe-partout, un peuple souverain / Desde avenirs d’abondances / Des voyageurs libres. / Citoyens du Sud / Des limites infranchissables, des identités bafouées, des richesses sous-estimées, des religiones stigmatisées / Des avenirs par défaut. Des migrants potentiels. Une menace. / Non. Tu n’es pas moi”, en: Libreto de prensa de M’Safir, disponible en línea.

Al crear un retrato de estas dos realidades coexistentes, Hind Benali aspiraba no sólo a confrontar a los espectadores con la flagrante injusticia que comporta el contraste. También quería conjurar una figura demasiado a menudo ignorada: “el viajero, el simple viajero” y su “simple deseo de viajar”. “Qué pasa”, se pregunta, “cuando eres una ciudadana del sur y simplemente quieres viajar?” [24]24 — Entrevista con la autora, 20 de diciembre de 2018. .


Más allá de los muros, nuevas fronteras

Estas cuestiones parecen más urgentes en un momento en el que la movilidad es un tema clave en los dilemas surgidos de la pandemia COVID-19. En el momento de escribir este artículo, grandes segmentos de la población mundial se encuentran, efectivamente, inmóviles y la circulación de obras se ha ralentizado a un ritmo y un alcance disminuidos.

En las raras iniciativas que se han hecho para invitar creadores del extranjero, los mecanismos habituales de restricción y exclusión siguen dominando en las fronteras. El bailarín belga-tunecino Mohamed Toukabri se encuentra entre los que han vivido personalmente esta situación. Su nueva producción, titulada The Power of the Fragile (El poder del frágil), es un dúo con su madre, Maimouna Lhatifa Khamessi. En primavera se tenía que presentar en el centro de arte Beursschouwburg de Bruselas. Ya se ha aplazado dos veces: primero, a causa del confinamiento y, más recientemente, porque las autoridades belgas han denegado el visado a su madre. Las nuevas preocupaciones vinculadas a la pandemia se entrelazan con las inquietudes habituales sobre la invasión extranjera y los posibles ataques. Tal como escribieron los gerentes del Beursschouwburg en la web del centro: “Los conflictos coloniales, el racismo estructural y los sistemas violentos de exclusión se hacen más evidentes que nunca con la COVID-19. ¿Qué sistemas ayudan al movimiento y cuáles lo impiden? ¿Qué permite que una persona viaje y otra no?” [25]25 — La cita se puede encontrar en la página de Vimeo del Beursschouwburg. Véase el vídeo. Último acceso 9 de noviembre de 2020. .

Estas preguntas no son nuevas: la crisis simplemente nos obliga a volver a luchar, con nuevas coordenadas y nueva información. Pero la pandemia también puede profundizar en nuevas líneas divisorias. En un comunicado publicado en la web del Beursschouwburg, Mohamed Toukabri señala una posible nueva permutación de la fortaleza, especialmente para los artistas y trabajadores culturales. Se le invitó, como muchos de sus compañeros con programas cancelados los últimos meses, a subirlo en línea, como una forma de eludir las restricciones a la movilidad de su madre y preservar el espectáculo. Su respuesta fue negativa. ¿“Por qué”, pregunta, “tendría que compartir la presencia de mi madre en los países donde se le prohíbe la entrada?” [26]26 — Véase el enlace de Vimeo a la nota al pie de página 25 o léase aquí la transcripción. .

La decisión de Mohamed Toukabri de no subir su programa a internet puede ser una de las primeras de este tipo, en la nueva excepción que tenemos encima. Ahora nos preguntamos: ¿cuántos actos de resistencia más serán necesarios para evitar que la presencia virtual se convierta en una cómoda alternativa a la unidad?

  • Referencias

    1 —

    Maria Daïf, “I am not a criminal, I am an artist” (No soy una criminal, soy una artista), openDemocracy.net, traducido por Lara Bourdin, publicado el 6 de febrero de 2019. Disponible en línea. Último acceso: 7 de noviembre de 2020.

    2 —

    Véase Dylan Kuperblum, “Raso-le-bol contre le ‘durcissement’ des procedures de visa Schengen”, Tel Quel, 8 de febrero de 2018. Disponible en línea. Último acceso 11 de noviembre de 2020.

    3 —

    Parlamento Europeo, “Towards an EU strategy for international cultural relations” (Hacia una estrategia de la UE para las relaciones culturales internacionales), Estrasburgo, 5 de julio de 2017.

    4 —

    UNESCO, Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales, Pariera, 20 de octubre de 2005.

    5 —

    India Stoughton, “Freedom of Expression: Report from the IETM Beirut Satellite Meeting” (Libertad de expresión: informe del IETM Beirut Satellite Meeting), IETM, octubre de 2016, p. 26.

    6 —

    Ibid.

    7 —

    Elena Di Federico y Marie Le Sourd, ‘Artists’ mobility and visas: a step forward. Final report of On the Move’s workshop on artists’ mobility and Schengen visas” (Movilidad y visados de artistas: un paso adelante. Informe final del estudio de On the Move sobre movilidad de los artistas y visados Schengen), On the Move, diciembre de 2012, p. 39. Para obtener una visión general de los tipos de problemas que se producen durante los procesos de solicitud de visado, ved las páginas 10-27. Se pueden encontrar otras visiones útiles en el libro blanco de Hans Hjorth y Ole Reitov del 2008 titulado Visas: the discordant note (Visados: la nota discordante), publicado por Freemuse, el ECFA y el EMCF; como también en mi estudio de 2019, titulado Retracing Roots and Tracing New Routes: Mobility and Touring in North Africa (Recuperando raíces y trazando nuevas rutas: movilidad e itinerancia en África del norte) y publicado por el fondo de movilidad Art Moves Africa.

    8 —

    Achille Mbembe, “Les Africains doivent se purger du désir d’Europe”, Le Monde, 11 de febrero de 2019. Disponible en línea. Último acceso: 5 de noviembre de 2020.

    9 —

    Fanny Bouquerel y Basma El Husseiny, “Towards a strategy for culture in the Mediterranean Region. EC Preparatory document. Needs and opportunities assessment report in the field of cultural policy and dialogue in the Mediterranean Region” (Hacia una estrategia para la cultura en la región mediterránea. Documento preparatorio de la CE. Informe de evaluación de necesidades y oportunidades en el campo de la política cultural y el diálogo en la región mediterránea), noviembre de 2009, p. 63. Por ejemplo, el fondo Moving MENA del Goethe Institut ha facilitado los viajes entre países de la zona TIPO y también hacia Alemania.

    10 —

    Entrevista con la autora, 16 de diciembre de 2018, publicada con permiso y traducida del francés. Cita original: “Il y a une soif d’aller faire des échanges en Europe, mais la conjoncture politique coupe l’envie. Il y a un double discours de la part des politiques en Europe. Les institutions culturelles adoptent un discours d’ouverture sur le monde, mais après les États refusent le visa”.

    11 —

    Elena Di Federico, “Étude sur le Profil des Professionnels Artistiques et Culturels à la Méditerranée non europénne” Roberto Cimetta Fund, diciembre de 2007, p. 24. Ved también Khadija El Bennaoui, “Surviving the paradox of mobility” (Resistiendo la paradoja de la movilidad), en: UNESCO Global Reporte 2018: Reshaping Cultural Policies (Informe global 2018 de la UNESCO: reconsiderando las políticas culturales), UNESCO, 2017, p. 118.

    12 —

    Véase Lara Bourdin, Retracing Roots and Tracing New Routes: Mobility and Touring in North Africa (Recuperando raíces y trazando nuevas rutas: movilidad e itinerancia en África del norte), publicado por Art Moves Africa, octubre de 2019.

    13 —

    Entrevista con el autor, 25 de febrero de 2019. Cita publicada con permiso.

    14 —

    Entrevista con el autor, 7 de marzo de 2019. Cita publicada con permiso.

    15 —

    Véase por ejemploElena Di Federico, “Étude sur le Profil des Professionnels Artistiques et Culturels en Méditerranée non europénne”, p. 23.

    16 —

    Elena Di Federico y Marie Le Sourd, ‘Artists’ mobility and visas: a step forward” (Movilidad y visados de artistas: un paso adelante), p. 28.

    17 —

    Ibid.

    18 —

    Made in the Mediterranean: the Challenges of Artistic Exchange in the Mediterranean (Hecho en el Mediterráneo: los retos del intercambio artístico en el Mediterráneo), editado por Judith Neisse y publicado por Roberto Cimetta Fund y la Fondation René Seydoux, 2007.

    19 —

    Ibid., p. 27.

    20 —

    Nora El Qadim, “The symbolic meaning of international mobility: EU-Morocco negotiations on visa facilitation” (El significado simbólico de la movilidad internacional: negociaciones UE-Marruecos sobre facilitación de visados), Migration Studies, vol. 6, nº 2, 2018, p. 282.

    21 —

    Ibid., p. 120.

    22 —

    India Stoughton, informe “Freedom of Expression” (Libertad de expresión), p. 26; Khadija El Bennaoui, “Surviving the paradox of mobility” (Resistiendo la paradoja de la movilidad), p. 120.

    23 —

    Traducido del francés. Cita original: “Citoyens du monde / Des frontières ouvertes / Des couleurs valorisées, des passeports passe-partout, un peuple souverain / Desde avenirs d’abondances / Des voyageurs libres. / Citoyens du Sud / Des limites infranchissables, des identités bafouées, des richesses sous-estimées, des religiones stigmatisées / Des avenirs par défaut. Des migrants potentiels. Une menace. / Non. Tu n’es pas moi”, en: Libreto de prensa de M’Safir, disponible en línea.

    24 —

    Entrevista con la autora, 20 de diciembre de 2018.

    25 —

    La cita se puede encontrar en la página de Vimeo del Beursschouwburg. Véase el vídeo. Último acceso 9 de noviembre de 2020.

    26 —

    Véase el enlace de Vimeo a la nota al pie de página 25 o léase aquí la transcripción.

  • Bibliografía

    Estas fuentes no se citan explicitamente pero fueron consultadas durante el proceso de escritura del artículo:

    1. Alioua, Mehdi, “Un monde en mouvement, du transit à la transmigration,” in: Nadia Khrouz and Nazarena Lanza (ed.), Migrants au Maroc: Cosmopolitisme, présence d’étrangers et transformations sociale [En línia], Rabat : Centre Jacques-Berque, 2015, p. 1-5. Disponible en línea. Último acceso: 5 de Noviembre de 2020.
    2. Benali, Hind, “M’Safir – Voyageur,” Press booklet. Disponible en línea. Último acceso el 9 de noviembre de 2020.
    3. Bourdin, Lara, Retracing Roots and Tracing New Routes: Mobility and Touring in North Africa, publicado por Art Moves Africa, octubre 2019. Disponible en línea. Último acceso: 7 de noviembre de 2020.
    4. Bouquerel, Fanny and Basma El Husseiny, “Towards a strategy for culture in the Mediterranean Region. EC Preparatory document. Needs and opportunities assessment report in the field of cultural policy and dialogue in the Mediterranean Region,” Noviembre de 2009.
    5. Daïf, Maria, “I am a criminal not an artist,” translated by Lara Bourdin, net, publicado el 6 de febrero de 2019. Disponible en línea. Último acceso el 7 de noviembre de 2020.
    6. Di Federico, Elena, “Étude sur le Profil des Professionnels Artistiques et Culturels en Méditerranée non europénne,” Roberto Cimetta Fund, Diciembre de 2007.
    7. Di Federico, Elena and Marie Le Sourd, “Artists’ mobility and visas: a step forward. Final report of On the Move’s workshop on artists’ mobility and Schengen visas,” On the Move, Diciembre de 2012.
    8. El Bennaoui, Khadija, “Surviving the paradox of mobility,” in: UNESCO Global Report 2018: Reshaping Cultural Policies, UNESCO, 2017, p. 107-124. Disponible en línea. Último acceso el 4 de noviembre de 2020.
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    10. Heisse, Judith (ed.), Made in the Mediterranean: the Challenges of Artistic Exchange in the Mediterranean, Roberto Cimetta Fund and Fondation René Seydoux, 2007.
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Lara Bourdin

Lara Bourdin

Lara Bourdin es escritora, investigadora y traductora de arte independiente. Tiene un máster en estudios portugueses y brasileños por la Sorbonne-Université y un máster en Historia del Arte por la Universidad de Montreal. Sus investigaciones se centran en las prácticas de arte contemporáneo en África y en Brasil, con un interés especial por las cuestiones relacionadas con la migración (forzada) y la movilidad. Actualmente trabaja como responsable de investigación y publicaciones de Arte Moves Africa y es integrante independiente de la red internacional de movilidad cultural On the Move. Es ex alumna de la Academia Arts-Rights-Justice 2018, organizada por la Cátedra UNESCO de Política Cultural de la Universidad de Hildesheim, Alemania. Además de su labor en el campo cultural, ha trabajado con organizaciones de apoyo a refugiados y nuevos migrantes en Mozambique y Canadá desde el año 2010. Sus últimos proyectos de investigación se centran en el concepto de hospitalidad en el arte, el cine y la literatura contemporánea.