Si bien durante el siglo XIX se pueden identificar ya publicaciones que incluían ya narraciones gráficas deudoras de la historieta que se estaba desarrollando en Occidente, como la egipcia Rawdat al-Madaris [1]1 — Elisabeth Kendall, Literature,Journalism and the Avant-Garde. Intersection in Egypt, New York et Londres, Routledge , no será hasta mediados del siglo XX que se produzca una mayor propagación del noveno arte en el mundo árabe, focalizada en las zonas del Magreb y el Mashreq [2]2 — De Blasio, E. (2020): Comics in the Arab world. Birth and spread of a new literary genre, en Anaquel de Estudios Árabes 31, 117-126. . El cómic que se desarrolla en estas épocas es fundamentalmente infantil, con un gran éxito liderado por publicaciones como Sindbad o Samir, pero todavía alejadas de un movimiento hacia el cómic adulto que llegaría en los años 80 con obras como Carnaval y Freud, de George Khoury (JAD). Una todavía tímida aparición del cómic adulto que tendría un reflejo paralelo con la importante ascendencia del humor gráfico político [3]3 — Douglas, Allen y Matli-Douglas, Fedwa.(1994) Arab Comics Strips: Politics of an emerging Class Culture. Bloomington: Indiana University Press , pero que no tendría un desarrollo importante hasta 2007 (excepción hecha del cómic de vivencias carcelarias del marroquí de Abdelaziz Muride On affame bien les rats y Le coiffeur a principios del siglo XXI) con la aparición de la revista coral Samandal en Líbano. La aparición del colectivo que crea esta revista pionera es un reflejo de una época, de una generación muy joven crecida en la época de internet, pero también del descreimiento de los ideales del panarabismo y los enfrentamientos que la Guerra Fría había alimentado en el mundo árabe. Son una generación que crecen en países que estaban saliendo de cruentas guerras civiles como el mismo caso de Líbano o Argelia o en el marco de dictaduras extremadamente controladoras como la Siria de Hafez el Asad o el Marruecos de Hassán II [4]4 — VV.AA. (2018) Nouvelle génération : la bande dessinée arabe aujourd’hui, Marsella, Alfibata Ed. . El desengaño con su propia realidad política no impide a estos jóvenes artistas estar estrechamente vinculados con su realidad social. Una realidad que pasa por entornos netamente urbanitas, ligados al crecimiento caótico de ciudades como El Cairo, Casablanca o Beirut donde se desarrollan buena parte de las historias de sus protagonistas [5]5 — Rojo, Pedro. (2017) El cómic árabe, de la propaganda estatal del panarabismo a la irreverencia actual, Quaderns de la mediterrània,24, 239-245 . Novelas gráficas como Le guide Casablancaies de Mohamed Amine Bellaoui (conocido como Rebel Spirit), que retrata en tono de humor y con una estética pop descarnada todo un elenco de personajes que habitan la parte más cercana al asfalto de la capital económica de Marruecos, o la argelina Fatma N’parapli de Mahmoud Benameur, con guion de Soumia y Safia Ouarezki, es un reflejo del espacio mágico y su entramado de relaciones y contradicciones que es la vida de la Casba de Argel, una historia atemporal cuidadosamente dibujada para que lo mismo pueda situarse en la Argelia de principios de siglo pasado o en la actualidad.

Arabización, Sonia Ben Salem

Pero si una ciudad tiene protagonismo en el cómic árabe actual esa es Beirut y no solo por ser como hemos comentado el germen de la nueva ola de creadores árabes de tebeos sino como marco de obras como la intimista trilogía de Barrak Rima (Beyrouth, Beyrouth Bye-bye y Beyroth Rewind), o la visión de la inagotable vida nocturna de la capital libanesa de Tracy Chahwan en Beirut Bloody Beirut. Pero como no podía ser de otra forma la guerra que ya forma parte indivisible de esta ciudad está reflejada en varias obras, como el diario del ataque israelí sobre Líbano de 2006 en la obra de Mazen Kerbaj Beirut Won’t Cry.

Pero si hay una autora que ha acercado la capital libanesa al lector europeo ha sido Zeina Abirached. Su obra puede parecer un aprovechamiento continuista de la famosa obra de la Marjane Satrapi, Persépolis (Norma Ed., 2002), pero un primer análisis permite descartar rápidamente esta argumentación. Es evidente que la autora libanesa aprovecha las enseñanzas de la iraní, pero su planteamiento alcanza pronto una personalidad propia y definida. Su tetralogía donde el recuerdo de Líbano es el protagonista, Beyrouth-Catharsis; 38, rue Youssef Semaani y traducidas al español El juego de las golondrinas (Sinsentido, 2008) y Me acuerdo (Sinsentido, 2009) componen un relato completo de vivencias que actúan como la memoria real, a modo de trazas fragmentadas que componen un recuerdo a través de los pequeños detalles [6]6 — Pons A (2018) Oriente Medio desde el cómic: de la reconstrucción de la memoria a los puentes entre civilizaciones, Quaderns de la Mediterrània, 26, 235-239 . El relato de los momentos más traumáticos de la guerra que asoló el país hasta principios de los años 90 del siglo pasado está ahí, pero a través de una cascada de sentimientos encontrados: el miedo, el terror, las impresiones más horribles se conjugan con olores, colores y formas que definen la realidad de una memoria reconstruida. La componente estética, fundamental como en la obra de Satrapi en su conexión con las raíces de su cultura, aporta también una interesante variación al establecer a través de la composición, el simbolismo o la diagramática, esa necesaria contradicción natural de las imágenes de la memoria. Imágenes repetidas, como impresiones profundas grabadas que, sin embargo, esconden diminutas diferencias, a veces simples gestos, que son fundamentales para el relato. Con El piano oriental (Salamandra Graphic, 2015) Abirached tiende puentes de vinculación entre su Líbano natal, y el mundo árabe en general, con la Francia donde reside. Una realidad también presente en otros autores árabes que escriben desde el exilio como Las amapolas de Irak (Astiberri, 2016), de Briggite Findakly y Lewis Trondheim, o que directamente han nacido en Occidente y suman su cultura familiar árabe como es el caso de la española Nadia Hafiz, autora de la minimalista pero impactante El buen padre (Sapristi Editorial, 2020). Este tipo de obras donde cabría también la personal visión de Libia y Siria de Riad Satouf en El árabe del futuro (Salamandra Graphic, 2015) define un género propio dentro de lo autobiográfico que se puede definir como «autoetnográfico», donde el lenguaje del cómic se convierte en elemento clave para la arquitectura de esa mirada reflexiva, fundamental en tanto el nivel textual y el visual corren en paralelo para desarrollar una relación profunda con el lector.

El recién llegado, Lena Merhej

No es casualidad que el número de autoras nombradas en este artículo sea numerosa, ya que la presencia de las mujeres es muy importante en el mundo del cómic árabe, tanto en la parte artística como en la gestión y dirección de los colectivos del mundo del cómic árabe [7]7 — Ghaibeh L (2015) Telling Graphic Stories of the Region: Arabic Comics after the Revolution. En IEMed. Mediterranean Yearbook. Disponible online. . Lena Merhej (Yogur con mermelada. O cómo mi madre se hizo libanesa, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2018) en Samandal o Noha Habaieb en el Lab619 son dos ejemplos de ello, o el colectivo egipcio Mazg, dirigido enteramente por mujeres y liderado por Sara Elmasry. Una presencia que también es temática: por ejemplo, la revista egipcia Sakmangiya, dedicó sus dos números exclusivamente a temas relacionados con reivindicaciones feministas, mientras que la serie Qahira de Deena Mohamed muestra una superheroína que campa por las calles de El Cairo haciendo justicia contra agresiones machistas y situaciones de injusticia que sufren a diario las mujeres egipcias. Incluso colectivos eminentemente masculinos como el egipcio Toktok hicieron un intento en su séptimo número de acercarse a temas de género, aunque hay que reconocer que con escaso éxito. Pero, sin duda, es la marroquí Zainab Fasiki la figura más conocida del mundo del cómic árabe por su lucha contra el patriarcado. Sus dibujos e historias son dardos frontales contra el corsé donde la sociedad más conservadora marroquí quiere encerrar el cuerpo de las mujeres. Su libro Hshouma, gestado durante una residencia en El Matadero de Madrid, busca alejar los extremismos y la religión fuera del debate sobre el físico y el cuerpo femenino. Habla de mujeres solteras, de aborto, de contraconcepción… Temas que, según ella misma reconoce, le hubiese gustado leer con quince años. A pesar de que el título del libro significa “tabú” en dariya (dialecto marroquí), el libro está escrito en francés porque cuando empezó a escribirlo en marroquí se dio cuenta de que las palabras referidas a estos temas tenían un significado peyorativo. Pero más allá de los desnudos que han llamado la atención de medio mundo, Fasiki reivindica figuras como Kahina, reina amaziga, a quien considera la primera feminista de la historia, u oficios históricamente desempeñados por mujeres como las hennayat, artistas del tatuaje con henna.

Las líneas rojas y los tabúes sociales entre los que tienen que trabajar los artistas árabes son volubles y muchas veces sorprendentes. Las mismas presentaciones del libro de Fasiki por Marruecos parecerían a priori algo impensable y se están dando sin mayor escándalo que algunos grupos de presión conservadores. Tampoco se prohibió el número especial de la revista Samandal sobre sexo, ni han sido censurados los dibujos con temáticas homosexuales de Joseph Khai, ni le ha impedido al artista egipcio Migo hacerse con el premio Mahmoud Kahil con una historia onírica de sexo con desnudos explícitos. Sin embargo fue un desnudo femenino lo que se usó de excusa en los tiempos del anterior dictador egipcio, Hosni Mubarak, para censurar y retirar de la circulación la novela gráfica Metro (2007), de Magdi al Shafai. Ya fuese esa la razón o evitar que un cómic muy crítico con la corrupción del sistema circulase libremente por las librerías, lo cierto es que estamos ante el primer ejemplo de censura en el mundo del cómic actual árabe, que se repetiría en 2015 en Líbano con una historia humorística de Lena Merhej que fue denunciada por ofender los sentimientos religiosos (católicos). Muchos artistas del tebeo árabe consideran que tienen mayor libertad porque es un arte minoritario, que a veces escapa de la censura por pura ignorancia, pero otras simplemente lo consideran marginal y por lo tanto no se le considera una amenaza al sistema establecido.

Double Glazing, Andeel

La energía y el margen de libertad que significaron las revoluciones árabes para toda forma de expresión cultural y artística incluye por supuesto el mundo de la viñeta. El exceso de entusiasmo de algunos análisis apoyándose en obras como 18 yaum, de Hanan Alkarargy, donde con un estilo muy cercano al manga narra los 18 días que duró la revolución egipcia hasta la caída de Mubarak, ha llevado a vincular de una forma exagerada a los ilustradores árabes con estas revoluciones: en realidad, no es difícil comprobar que el peso de estas temáticas en las obras actuales, incluidas las publicaciones de esos años de revistas como Toktok (cuyo primer número salió justo coincidiendo con el estallido de la revolución de Tahrir) no es más que una coincidencia en el tiempo. En general, la revolución no aparece como tema recurrente en los sucesivos números de TokTok, al igual que tampoco se encuentra en Lab619 en Túnez o Skefkef en Marruecos. Las inquietudes de estos colectivos y su libertad e imaginación transcienden la actualidad concreta para ahondar en cuestiones mucho más personales, cuya lectura puede tener una vertiente más interesante, al hacernos entender las razones y el sentimiento que llevó a tantos jóvenes a salir a la calle sin necesidad de narrar la acción en sí. Más comprometidas se pueden comprobar las Iniciativas online como Comics4Syria, lanzada en plena guerra civil por autores en su mayoría anónimos, que buscaban denunciar una situación constante de violación de derechos humanos pero al mismo tiempo se planificaban historias educativas que han sido usadas para mantener un mínimo de trabajo escolar entre los millones de niños sirios refugiados en distintos campamentos de refugiados diseminados por toda la región.

Sin embargo, la indudable irrupción del cómic árabe está todavía relegada a su ámbito geográfico. Pese a que el Oriente Medio se ha convertido en una temática recurrente del cómic europeo, fundamentalmente a través del cómic francés, la mayoría de obras que tratan estos temas han sido producidas desde Europa. El cómic producido en el mundo árabe sigue siendo un total desconocido desde el mundo editorial, más allá de iniciativas como las del editor Alifbata, que ha publicado en Francia las obras de Lena Merhej, Mahmoud Benameur, Barrack Rima o Abdelaziz Mouride. En el resto de países de Europa, la publicación de cómics de origen árabe es totalmente anecdótico. Afortunadamente, se están produciendo iniciativas que intentan darlo a conocer en el continente europeo: en Alemania, el Erlangen Comic Salon de 2014 dedicó una muestra al cómic árabe; la Fundación Al-Fanar organiza desde España la muestra itinerante Cálamos y viñetas. Cómic árabe en movimiento, que comenzó su periplo en 2016, mientras que el evento más importante europeo, el Festival de la Bande Dessinée d’Angoulême dedicó una espacio al cómic árabe en su edición de 2018 con la muestra Nouvelle génération, la bande dessinée arabe aujourd’hui. En 2019, el prestigioso Instituto Valenciano de Arte Moderno incluyó en su muestra sobre la artista argelina Zineb Sedira un amplio espacio dedicado a sus cómics.

Iniciativas todavía aisladas, pero que están marcando un camino decidido de visibilización y divulgación del cómic árabe.

Mule Woman, Zainab Fasiki

  • Referencias

    1 —

    Elisabeth Kendall, Literature,Journalism and the Avant-Garde. Intersection in Egypt, New York et Londres, Routledge

    2 —

    De Blasio, E. (2020): Comics in the Arab world. Birth and spread of a new literary genre, en Anaquel de Estudios Árabes 31, 117-126.

    3 —

    Douglas, Allen y Matli-Douglas, Fedwa.(1994) Arab Comics Strips: Politics of an emerging Class Culture. Bloomington: Indiana University Press

    4 —

    VV.AA. (2018) Nouvelle génération : la bande dessinée arabe aujourd’hui, Marsella, Alfibata Ed.

    5 —

    Rojo, Pedro. (2017) El cómic árabe, de la propaganda estatal del panarabismo a la irreverencia actual, Quaderns de la mediterrània,24, 239-245

    6 —

    Pons A (2018) Oriente Medio desde el cómic: de la reconstrucción de la memoria a los puentes entre civilizaciones, Quaderns de la Mediterrània, 26, 235-239

    7 —

    Ghaibeh L (2015) Telling Graphic Stories of the Region: Arabic Comics after the Revolution. En IEMed. Mediterranean Yearbook. Disponible online.

Pedro Rojo

Pedro Rojo

Pedro Rojo es Licenciado en Filología Árabe e Islam por la UAM y presidente de la Fundación Al Fanar para el Conocimiento Árabe. Ha residido en Egipto, Siria, Marruecos y Jordania. Es comisario de las exposiciones de cómic Cálamos y Viñetas. Cómic árabe en movimiento, Siria a través del cómic y Sendas del Cómic español (en árabe). Autor de diversos artículos sobre cómic árabe, coordina también proyectos como “Babili’s Home, trilingual comic and App for Iraq” (2012-2014), “Kif-kif, cómics por la inclusión” (2016-), Stop-Islamophobia (2018-2020), CoCo (2020-2022), Observatorio de la Islamofobia en los Medios (2017-) y “Twenty thousand leagues on the Intercultural Sea” (2016). Colabora con varios medios de comunicación y ha publicado libros y artículos sobre el mundo árabe.


Álvaro Pons

Álvaro Pons és Doctor en Física i professor de la Universitat de València. Ha realitzat una àmplia tasca de divulgació del còmic des de mitjans com El País, Cartelera Turia o Levante, així com des del seu weblog La Cárcel de Papel. Ha rebut nombrosos premis per la seva tasca de divulgació (Saló del Còmic de Barcelona, UNicómic, SPLASH). Ha comissariat diverses mostres sobre còmic en espais com el Festival de Angoulême, Octubre Centre de Cultura Contemporània, IVAM, Saló del còmic de Barcelona, Biblioteca Valenciana, La Nau Centre Cultural o Museo de Prehistoria. És director de l’Aula de Còmic del Vicerectorat de Cultura de la Universitat de València i director de la Càtedra d’Estudis del Còmic Fundació SM-Universitat de València.


Zainab Fasiki

Zainab Fasiki

Zainab Fasiki es dibujante de cómics, ingeniera mecánica y activista por los derechos de las mujeres. Desde muy pequeña, a los 5 años, ya sentía interés por el dibujo y la robótica. El 2014 obtuvo el Diploma de Técnica Superior en Mecánica, ocupando la primera posición del ranking de este ámbito en su país. Continuó su formación en la Escuela Nacional Superior de Electricidad y Mecánica de Casablanca, donde se graduó como Ingeniera Estatal de Mecánica en 2017. Gracias a su tableta gráfica y a su ordenador, a los 16 años comenzó a dibujar cómics. Ante la discriminación machista que impera en el campo de la mecánica y el acoso en la calle, descubrió que dibujar le servía de vía de escape: se dibujaba desnuda y compartía las ilustraciones con los usuarios en Internet para demostrar a todo el mundo el derecho a vivir en libertad. Tras colaborar en diversos proyectos artísticos, decidió dedicar su carrera al arte. Creó el colectivo Women Power, que anima a las mujeres artistas marroquíes a través de talleres y actividades. Además, creó el proyecto Hshouma , convertido también en un libro, que pretende romper tabúes en Marruecos y, sobre todo, cambiar la manera de ver la desnudez y las mujeres. El 29 de noviembre de 2018, Fasika fue homenajeada por Amnistía Internacional en el Día Internacional de las Mujeres Defensoras de los Derechos Humanos en Rabat, Marruecos.


Andeel

Andeel

Andeel es un dibujante de cómic que nació en Kafr al-Sheikh en 1986. Su tío le dijo que su abuelo paterno era un cineasta que hizo un largometraje llamado Caballos, que llevó al Festival de Cine de Berlín. Debido al racismo, la película no se tuvo en cuenta al otorgar el gran premio, aunque claramente lo merecía; en el barco de regreso a Egipto, tiró por la borda la única copia de la película y se retiró del cine. Cuando conoció esta historia, Andeel vio la necesidad de trasladarse a El Cairo y convertirse en caricaturista profesional a una edad muy temprana. También realizó cortometrajes (como "Who Knows?", un film noir psicodélico ambientado en el salvaje oeste), escribió guiones para televisión, diseñó periódicos, cofundó la revista de historietas "Tok Tok" y lanzó los proyectos "Radhio Kafril Sheikh el Habeeba" y "Big Brother".


Sonia Ben Salem

Sonia Ben Salem

Sonia Ben Salem es una ilustradora y diseñadora franco-tunecina nacida en Túnez en 1986. Después de conseguir su título de diplomada en Diseño Gráfico, enseguida se incorporó al taller de ilustración Glibett, con sede en Túnez. Esto le ha permitido evolucionar en el oficio de las ilustraciones y encontrar rápidamente su lugar. Le gusta transmitir su vinculación con el patrimonio a través de los proyectos artísticos, dibujando con humor escenas típicamente tunecinas.


Lena Merhej

Lena Merhej

Lena Merhej es ilustradora y artista gráfica, hija de madre alemana y padre libanés. Tras cursar estudios de diseño, se convierte ilustradora de libros infantiles y cómics y forma parte del grupo fundador del colectivo Samandal, reconocido internacionalmente como referente en la publicación de cómic en el Líbano. En 2015, defendió su tesis sobre la narración de la guerra en el cómic libanés en la Universidad Jacobs de Bremen. También ha sido profesora en las universidades estadounidenses de Beirut. Su película de animación, Drawing the War, ganó el Premio del jurado del Festival de Nueva York (2002). En 2009, su cómic Kamen sine recibió el Premio al mejor cómic al FIBD (Festival International de la Bande Déssinée de Alger); también fue premiada en este mismo certamen por su obra Mrabba w Labban, editada también en español. En 2019, su obra Salam se lleva el premio al mejor cómic Mahmoud Kahil.